Partida Rol por web

La contestación de la diosa no era cierta, la debian haber educado con aquella creencia, de unos seres omnipotentos, sabios que gobernaban el mundo. Y sin embargo, Kayla había visto la forma infantil que tenía Shiva de actuar, buscando saciar su antojo de diversión y dejando al desastre el destino del templo que la reverenciaba. Para sabía que aquello era una discusión perdida, la guardiana se seguiría creyendo superior y posedora de la verdad.

Pero sus cavilaciones fueron interrumpidas cuando algo cortó el viento a su lado, y se clavó cerca de la mujer que estaba sentada en el arbol. No se sorprendió ante la actitud de Hack, aunque fuera una princesa, nunca encajaría en una corte, no se comportaba como una noble debía, y era eso lo que más la atraía de ella. Si hubiera tenida la nariz apuntando hacia arriba seguramente no sería amiga suya. Cosa contraria de la guardiana, que se creía en una posición superior a la de los allí presentes y por ello se comportaba de la forma que lo hacía. Sonrió ante la cara de ultraje que puso.

Y como no era capaz de imponer su ley con palabras, pues actuó sobre las muchachas.

La maga no preevi otro ataque,que ya era el segundo recibido. Dos visitas al templo y dos veces que aquella mujer la¡e atacaba... lo pagaría, pero la venganza se servía mejor fría.

Sintiendose izada en el aire y arrastrada se encontró bajo una cascada de agua. Kayla no pudo más que reir ante aquello. Cuanto más fria se volvía el agua, más se relajaba su cuerpo. Extendió sus brazos hacia los lados, abarcando lo que pudiera, antes de que la guardiana decidiera que ya habian tenido suficiente. La posaron sobre el suelo, y rechazó la manta que le ofrecían. Era más facil que el agua que mantenía su piel humeda fuera absorbida.

Mientras Khan daba el informe que su guardiana le exijía, Kayla miró hacia Hack. Aquella ducha improvisada seguramente no la hubiera sentado igual que a ella. La guerrera sobreviviría, quizas se resfriara, pero eso era un mal menor.

¿Acaso importaba que miembro de la orden era? Acabarían llegando al templo del agua y ocurriría lo mismo que en el de las sombras. Era mejor que se dirijieran al templo del que les había hablado la valkyria, a lo mejor allí tenian más suerte y por fin encontraban a una guardiana inteligente y no tan tozuda. 

¿Y que ocurriría con Khan? Ya había concluido su misión. Que siguiera con ellas seria bueno, pero entendía que tuviera que quedarse ya que el templo era su hogar y debía protegerlo para cuando llegara la orden.

En poco tiempo, la joven ya estaba seca, se sentía refrescada y tan solo las puntas de su cabello estaban aun humedas. 

Solo cuando Khan pronunció el nombre de Alberich pudisteis ver en la Guardiana algún signo de debilidad en tu fuerte temperamento. El desafío de Hack sólo la había pillado desprevenida puesto que nunca había conocido mortales que se rebelasen así ante la autoridad. Pero ella no contrajo su rostro hasta que el paladín no le contestó quedándose ausente por unos momentos, siendo observada por todos los presentes.

- Alberich... Alberich...

Apoyaba los dedos sobre el puente de su nariz. Con este gesto no quería recordar el nombre sino más bien todo lo contrario. Ese nombre le causaba dolor y aun así no cesaba de pronunciarlo. Mas ese momento de debilidad se esfumó y la Guardiana volvió a adoptar la misma pose de siempre: altanera, temperamental y muy segura de sí misma.

- Habeis tenido suerte de econtraros con Alberich y escapar con vida. Sentiros afortunados; los dioses os protegen. Por desgracia, la Orden ha empezado a mover sus fichas y no tenemos tiempo que perder. Por ello os encomiendo una nueva misión. - La Guardiana baja de su trono y se pone junto al paladín que encontraba a un lado de ella y que hasta el momento había permanecido en silencio. - Debeis emprender el camino hacia el Templo del Viento y avisar a la Guardiana Celestial del Viento de que la Orden planea atentar contra las llaves. Nosotros nos encargaremos de proteger nuestra llave y ponernos en contacto con el Templo de las Sombras con la esperanza de hallar alguna solución mientras tanto. - Pone la mano sobre el paladín y lo empuja de manera que tuviera que dar un paso hacia adelante. - En esta misión Alastor os acompañará. No vendría mal que el grupo sea numeroso.

En un abrir y cerrar de ojos volvió a su trono  de bambú. Os examinó de nuevo a todos uno a uno, leyendo en vuestras auras. Sabía que había posibilidades de oír una negativa pero que una vez cumpliriáis sus deseos.

- Sois los elegidos para esta misión delicada y el hecho de conocer a uno de los miembros más temibles de la Orden os pone en esa precaria posición. Partid y tened suerte. Yo os estaré velando. - La Guardiana se dirige hacia su segundo. - Sir Alastor, acompáñales hasta donde tiene que ir para llegar al templo.

Después de una charla de lo que había pasado en el templo de las sombras, y unos castigos a aquellas que no le habían hablado en el tono “indicado” a la guardiana, comenzó a pensar en el nombre del miembro de la orden que le dio el que parecía ser un paladín del agua, y cuando lo recordó, les dio lo que parecían ser felicitaciones, por haber sobrevivido a aquel sujeto, y prosiguió dándonos una advertencia que la orden se estaba movilizando. Continúo bajando de su trono y dándonos el objetivo de la misión, el cual prevenía, porque se me había comentado antes de llegar a esta sala, pero ahora que ella lo dijo, me había quedado más claro. Pude sentir como puso su mano sobre mí, y luego me empujó para adelante

-solo ocupaba pedírmelo.

Para cuando pensé eso, la guardiana ya estaba en su trono, sin duda era bastante rápida. Por ultimo, dijo que éramos los elegidos para la misión y que sir Alastor nos acompañaría hasta donde teníamos que ir para llegar al templo.

-finalmente, ya estábamos tardando mucho para la misión. Bueno, supongo que seremos compañeros en este viaje, será un placer ayudarles en esta misión.

La guardiana no estaba en su derecho de responsabilizarles de una nueva misión. Tal vez aquella mujer no lo supiera dada su altanería, pero Hack y ella eran totalmente libres de elegir, a diferencia de Alastor y Khan que estaban obligados a obedecer a su protegida.

El templo al que les enviaba era el mismo sobre el que Athenea había hablado. Lo que no tenía sentido era que les enviara a ellos a avisar a la suma sacerdotisa, ya que el viaje entre los templos usando los cristales les debía librar de tener que usar emisarios. Había algo raro en todo aquello.

Primero la insultaba y ahora le exigía su ayuda a Kayla. Al menos aquella vez, tuvieran éxito o no en la misión, si es que se decidían a emprenderla, lo que estaba claro era que no iba a volver a aquel templo para informar a aquella arrogante mujer. Por lo que se adelantó:

-Bien sabeis que no os servimos, por lo tanto la princesa y yo necesitaremos algo de tiempo para meditar sobre la misión que nos pides- dijo usando la palabra "pedir" en vez de la verdadera palabra que contenía la petición de la suma sacerdotisa "exigir" - mientras tanto nos iría bien un buen baño, un largo descanso, y una buena comida, hasta entonces no tendras una respuesta- finalizó mientras sonreia.

Pensaba que estábamos listos, pero todo fue interrumpido por aquella elfa, “pidiendo” algo de tiempo para meditar, al igual que pidió una buena comida y otras exigencias

 Si esto sigue así, perderemos más tiempo, y no planeo que eso suceda

-Disculpe, pero podemos decir que no he tenido una misión… hace mucho tiempo, ahora que tengo una, usted se niega aceptarla por un berrinche ocasionado por recibir el castigo merecido por discutir con la guardiana del agua. Ella tenia todo el derecho estar molesta, una misión fallida, en mi opinión es como un pecado, y ni siquiera le explicaron la situación con detalles hasta el final, y no lo hicieron ustedes, lo hizo el paladín del agua. Pero bueno ¿quieren tiempo para poder meditar, tener una buena comida, un buen baño y un largo descanso? Pues bien, hagan lo que quieran, aunque claro, solo espero que la orden no aproveche el tiempo y llegue primero, para que ocurra un trágico final en que las frías manos de la muerte se lleven más vidas. Y no creo que podamos ir sin ustedes, ya que podría ser algo peligroso, porque no niego que las necesitaremos si algún peligro aparece. En fin que sea su decisión, no me vean con odio en sus ojos, yo solo quería hacer mención al resultado que pueden llevar sus acciones si no vamos ahora.

La Guardiana después de su rapapolvo y su muestra de prepotencia nos pide que vayemos ahora al Templo de Viento. Entre tantas visitas parece que están buscando que Kayla y yo nos unamos a la causa de uno. Por un lado no me apetecía tener que buscar de nuevo a otra Guardiana; me apetecía algo más de acción que hacer de mensajero pero no soy una mujer de estar de brazos cruzados.

Nos presenta a un nuevo acompañante para este viaje. Su nombre también es Alastor como el paladín pedante pero da la impresión de ser un poco más seco. Después de tratar con tres, creo que esa es la cualidad necesaria para estar en el Templo del Agua. De todas formas iba a presentarme cuando Kayla me dejó sorprendida. No estaba dispuesta a ayudar a esa; o mejor dicho, su orgullo no quería cometer la nueva misión que nos pedía. La miré de arriba a abajo incrédula; nunca había imagina que Kayla se hubiera vuelto tan comodona.

- Hablarás por tí, mona. ¿Desde cuando soy mujer que necesita un baño y relax? Anda, no te hagas tanto de rogar si sabes que donde voy yo, vas a venir tú. Si hace falta te levanto y te llevo sobre mis hombros. - Con los brazos cruzados y muy seria por la sorpresa de sus palabras me puse frente a ella. No quería sonar amenazadora, simplemente esa no era la Kayla que conozco de siempre. - Además, tengo la corazonada de Karin estará allí. - Y sin dejar responderla me voy hacia Alastor y le tiendo la mano. - Soy Hack, princesa de Gaibet. Y te acompañaré en esta misión.

El nombre surge de mis labios sin ninguna intención especial, carente de emoción y amortiguada por la cavernosa y metálica acústica de mi molesto casco de Paladín. Sin embargo, puedo ver el efecto que produce en alguien de la talla de la Guardiana del Templo del Agua. Alguien acostumbrada al poder y la responsabilidad, capaz de tratar como títeres a quienes considera por debajo de ella, como bien ha demostrado hace bien poco con las dos mujeres a las que he custodiado. Y considera que todo el mundo está bajo ella.

Entonces ¿Que tiene ese Alberich para provocar tal sensación de debilidad en alguien así? ¿Tal es su poder?

Su compostura regresa, pero el detalle queda anotado. La Guardiana le teme. Puede tratar de disimularlo, pero es tarde ya.

Una nueva misión, eso me gusta. Cualquier cosa que me aleje de estas paredes de las profundidades es bien acogida. Además, ser enviados a ese Templo del Viento es curiosamente algo que nos viene muy bien. ¿Se trata de una casualidad? Es posible, o puede que no. Sigo sin conocer detalle alguno acerca de cuanto sucede, y parece que nadie a mi alrededor tiene intención de subsanarlo, de modo que habré de acostumbrarme a ello y aceptarlo. No será la primera vez que lucho sin conocer a mi enemigo, asesino sin conocer a mi víctima, o cumplo una misión sin conocer los motivos.

Mi honor es mi vida. Cumplir con él es mi sustento.

Enarco una ceja al escuchar el ofrecimiento, si es que algo de cuanto esa mujer dice puede considerarse así, de que seamos acompañados por ese tal Alastor. ¿Quién es? ¿Paladín o... quizás algo más? Cuando me envió a mí junto a ellas, a merced de la suerte de encontrarme lo bastante cerca para ser elegido, fui presentado simplemente como un Paladín. Este hombre, en cambio, es presentado por su propio nombre ¿Que mérito ha cosechado para recibir un tratamiento tal por parte de la Guardiana?

¿Que puedo esperar de él, para bien o para mal?

El desconocido habla, pero no le respondo. Mi silencio habla por mí. No soy hombre de palabras inútiles, y aún no tengo motivos para confiar en él. Además, la lanzadora de hechizos toma la palabra.

Orgullo. Desafío.

Mi casco oculta aquello que mi máscara guardaría en otra ocasión. Una sonrisa. Me agrada la actitud de la hechicera, su claro desafío a la Guardiana, mostrándole, por encima del poder de cada cual, que no es una simple marioneta bajo sus hilos. Sus exigencias no son descabelladas, pero dudo que la Guardiana se las tome de buen humor.

Me pregunto como reaccionará. 

Sin embargo, mi sonrisa pronto desaparece, sobrepasada por un ceño fruncido y una mueca de desprecio. El desconocido Alastor recrimina su actitud a Kayla, en lugar de su señora. Mi señora. La señora de todos los Paladines del Agua. No me gustan aquellos tan pagados de sí mismos que llegan los últimos y osan tomar la palabra ante aquellos que no conocen. Y menos aún me agrada cuanto dice.

Comienza hablando de sí mismo, del tiempo que lleva sin cumplir una misión, de su ansia por comenzarla.

Egoismo. Orgullo. Impropio de un miembro de tan prestigiosa institución.

Continúa despreciando las exigencias de la hechicera, tachándolas de berrinche, como si hablara de una niña caprichosa. He visto mucho más capricho en la actitud de la propia Guardiana que en la de esta valerosa mujer. Pero no es la objetividad quien habla, sino el deseo. Deseo de comenzar con sus deberes, cosa que yo comprendo. Mas yo se controlar ese deseo, pues el honor es más importante.

Finalmente se atreve a hablar de derechos. Los de la Guardiana, por supuesto. No los de ellas, que no tienen ninguna obligacion hacia aquello que representa este Templo. Yo aún no se siquiera cómo o por qué se han visto involucradas en esta empresa, y él tiene la osadía de cuestionarlas como si tuvieran los mismos deberes que él.

Que nosotros.

La condescendencia que sigue es gratuita, por supuesto, un alegato sentimental que me parece patético, a pesar de que mucha gente lo usa con éxito. Peor aún me parece ese último deseo de confraternidad. ¿Puede uno echar un rapapolvo así y esperar quedar bien? Se duro o se amigable, pero no recorras ambos caminos, o perderás el rumbo.

Incluso sin desearlo, mientras una parte de mi mente me implora que no lo haga, me giro hacia Alastor, dispuesto a responderle. A ponerle en su lugar. A preguntarle donde se encontraba él mientras estas mujeres combatían las trampas de Shiva, a los Paladines de las Sombras, y al propio Alberich. A recordarle que no son miembros de nuestra orden paladinesca, y que deben ser tratadas como aliadas, y no como siervas de nuestra señora.

Contengo mi lengua en el instante en que me doy cuenta de que mi mano reposa ya en la empuñadura de mi espada. Me sobresalta darme cuenta de este hecho. Sin siquiera pensar en ello, mi instinto me guiaba ya hacia el combate. A reforzar mis argumentos con el filo de mi espada.

Y es algo que no me puedo permitir, aquí y ahora.

Afortunadamente, la guerrera toma la palabra e interrumpe cualquier acción que pretendiera llevar a cabo. En un acto que me sorprende, acepta la misión por ambas, con un lenguaje de lo más campechano y cordial. Incluso me parece incopncebible que hace apenas unos minutos estuviera en manos de un tentáculo de agua de la Guardiana a la que ahora acepta recibir órdenes sin rechistar. Sin duda, esta mujer nunca deja de sorprenderme.

Incluso se presenta formalmente al Paladín, en un acto que me pregunto si no hará que su amiga se sienta ninguneada. Realmente se poco de las relaciones sociales. Siempre he sido demasiado solitario, y no recuerdo haber tenido a nadie lo bastante cercano como para llamarle amigo.

Y desde luego, este Alastor no lo será. Él y yo terminaremos teniendo esa conversación que ahora no podremos...

Al decirle mis palabras a la elfa, pude percatarme que aquel paladín del agua, se me quedo mirando de una forma no muy confortable, supuse que era por haberle hablado de tal forma a su compañera, y quizás muchos más ojos como esos se me quedarían observando por mi comentario… igual, no tengo arrepentimiento alguno, ella escuchó lo que yo tenia que decir, aquella misión no se me arrebataría de mis manos. Algo que me sorprendió, fue que la guerrera me apoyó, me provoco una sonrisa casi invisible de notar al ver que uno de ellos entendió mi punto de vista, al menos eso creo, al menos, creo que con eso la misión no tendría más retrasos. Después aquella mujer me tendió la mano, y se presento como la princesa de Gaibet, cosa que no me esperaba, supongo que debo estudiar un poco más de historia actual y no quedarme solo con la del pasado.

 -Un placer

 Y al decir eso, lentamente extendí mi mano a la que ella había tendido primeramente, aunque aun así, no dejaban de incomodarme los ojos de aquel paladín

Y como no, el que tuvo que contestar en lugar de la guardiana fue una de sus mascotas, que claramente parecía bien adiestrada. La joven se dispuso a esperar alguna respuesta de la mujer que lo manejaba, obviando a aquel hombre que hablaba sin saber, cuando ocurrió algo que no se esperaba.

No era una de las subditas que Hack había dejado en su pais, había decidido ser su guardaespaldas por iniciativa propia, por la forma en como se conocieron y la creciente amistad que surgió desde entonces. Parecía mentira que en el tiempo que llevaban juntas no hubiese llegado a conocer mejor a la maga. Tras una misión como la del templo de las sombras, donde no sabian cuanto tiempo habian pasado y del cual habia vuelto casi muerta... y ahora pretendian que volviera a obedecer las ordenes de la guardiana, como si fuera una de sus esclavas, sin dejarla descansar. No era una mujer resistente, no era como la princesa que podia aguantar tanto sin cansarse. La reacción de Hack le habia sentado muy mal, ni siquiera el nombre de Karin la animó.

En resumidas cuentas, cansada, tenía que obedecer los designios de la valkyria y las ordenes de una guardiana, que la enviaban a morir frente a la orden sin poder defenderse, y con su amiga que no era capaz de comprender sus necesidades. Al menos Khan seguía con ellas, él si parecía una piedra en la que poderse apoyar, y sin conocerle, estaba segura que él nunca fallaría a quien confiara en él.

Como un perro con el rabo entre las piernas, se marchó de aquella sala, para seguir a Sir Alastor hasta su destino. Si no moría en aquella misión, las cosas cambiarian...

Dando en asunto por zanjando y asumiendo que los tres aventureros iban a acompañar a Alastor en la nueva misión, la Guardiana Celestial desaperece de vuestra vista. Lo último que podeis ver de ella es la mueca de su sonrisa. En ese momento Sir Alastor pide que le sigan para poder salir del templo y llegar al Templo del Viento. El grupo avanza a lo largo del templo del agua hasta llegar a unas escaleras de caracol. SirAlastor comunica en momento la manera de salir de allí:

- Debemos subir las escaleras que componen el torreón hasta llegar a la cima donde se encuentra una celda que usamos como muelle en cual hay algunos kayuko para unas diez personas. Una vez arriba, la torre ascenderá hasta llegar a la superficie y allía ya podreis desembarcar. No os preocupéis por el manejo de la embarcación, ya que gracias al divino poder de la Guardiana se mueven sin que nadie tenga que hacer de timonel.

Todos, con el paladín a la cabeza suben por las escaleras y llegan al fin a la cima. Efectivamente tal como ha dicho Sir Alastor lo que veis allí es un muelle con algunas embarcaciones acladas. En una de ellas se encuentran un par de sacerdotisas metiendo un par de sacos pequeños en la popa. Todos llevan el emblema del templo del agua.

- Debeis caer en gracia de la Guardiana ya que gozais de sus favores. Nunca antes se había tomado tantas molestias con unos extrajeros. - Dice el paladin con ironía. - En esos sacos encontrareis víveres para el camino y utensilios necesarios en el viaje.

A una señal de las sacerdotisas el paladín os pide que entreis en el kayuko y una vez que están los cuatro acomodados como buenamente se puede allí comienza la ascensión. Se hace de forma rápida pero sigilosa puesto que solo hay señales de tal ascensión cuando el nivel del agua del muelle sube y la luz del exterior entra en él.

- Partid en paz y que los dioses os acompañen en el viaje. - Es lo que oís mientras la embarcación sale de hacia el exterior.

El viaje podia ser tranquilo sin más preocupación que la de llegar al destino cosa que con la magia de la guardiana no os teneis que preocupar puesto que ya está fijado de antemano. Hay víveres y según Alastor enseres útiles por lo que tampoco hay una falta de recursos. Después de tanto tiempo sin ver la luz del sol, la mayoría de la compañía añora el sentir sus rayos sobre la piel y sentirse renacer pero los poderes del astro se ven nublados por un acontecimiento inesperado.

Escuchais gritos que de una manera u otra os hace volver a la realidad haciendo olvidar los recuerdos del templo y la conversación con la Guardiana. Mirais a todos lados cuando descubrís que trozos de madera caen del cielo y es Khan quien descubre primero lo que sucede: el torreón en su ascenso ha atravesado un galeón y en el fatal accidente la embarcación está suspendida en el aire haciendo que pasajeros y madera por igual se precipiten hacia el agua.

Uno de los gritos se hace más latente de todos los que escuchais. Parece ir hacia donde se encuentra el Kayuko. Es entonces cuando Hack ve como alguien va a caer sobre ellos y en un acto reflejo estira los brazos y gracias a su fuerza consigue retener el impacto de su acto. En ellos ha caido un humano de tez morena y cabellera rebelde con vestimentas de cuero. Está consciente pero ahora en brazos de Hack se encuentra algo desorientado.

A pesar de todos sus esfuerzos por mantenerse en la embarcacion, el barco se tambaleaba cada vez más y en uno de sus agitados movimientos, Tenebrae pierde el equilibrio y se precipita hacia el mar. Debería reaccionar dignamente como un paladín que se precie pero ante esas circunstancias el instinto d supervivencia supera a la razón y lo único que haces es gritar mientras  cae y sus gritos aumentan de volumen cuadno descubre que justamente puedes estrellarte contra aquella pequeña embarcación  que has visto. No se sabe si presa del miedo contra el impacto o para avisar de la inminente llegada pero Tenebrae grita con ganas.

Al parecer has sido alertado puesto que los miembros de la embarcación mira hacia arriba pero con tanto caos parecen que están más confundido que el paladín. Son dos hombres y dos mujeres. Tenebrae cierra los ojos por instinto esperando su final. Cuando los abre su confusión va en aumento al descubrir que sigue vivo, en aquella embarcación que vio antes desde arriba y en los brazos de una de las mujeres que por su constitución y la facilidad con la que te sostiene deduces que es una guerrera.

Tenebrae cuando veia aquella pequeña embarcacion pensaba que estaba al fin sobre una superficie solida, pero antes de lo esperado ya caia nuevamente y esta vez no parecia haber nada abajo que amortiguara su caida. En cierta forma mientras un grito alertador y desesperado salia de su boca, el no pudo evitar pensar "estaba mejor con los drows" antes de cerrar los ojos.

La clama se volvio absoluta pero no porque estaba muerto, algo detubo su caida y cuando Tenebrae habia los ojos veia que estaba en los brazos de lo que parecia ser una guerrera, la humillacion que sentia en aquel momento no tenia forma de medirse... pero al menos seguia vivo, entre extraños pero vivo.

No le importaria dejarme apoyar mis pies?

Terminaba hablando con un tono frio de voz mientras trataba de incorporarse y librarse de los brazos de la guerrera, cuando lo lograba miraba en silencio a los presentes antes de mirar los alrededores en busqueda de su mandoble. Estaba claro que no recibiria paga alguna de los mercaderes y que estaba perdido, solo le faltaba estarlo sin tener nada con que defenderse, pero al menos no estaba solo.

Mi nombre es Tenebrae Drash...era un merenario, les importaria decirme quienes son y que hacen en este lugar?

Les preguntaba algo inquisidor luego de alisar sus vestimentas de cuero y recuperar su arma, un mandoble culla empuñadura y hoja estaban finamente trabajados dandole tonalidades rojisas.

Después de salir de ese cuarto, comenzamos a crusar por unas escaleras de caracol, Sir Alastor nos comentó las instrucciones que debiamos seguir. Al subirlas, llegamos a un muelle con sacerdotisas colocando metiendo unos sacos en la popa, preseguimos a colocarnos en el cayuko, aunque preferí colocarme un poco más apartado de los demás. De pronto, escuchamos unos gritos, y se debian a que el torreón había atravesado un galeón, y se supone que nosotros somos los buenos. De pronto, un sujeto cayó al cayuko, pero Hack detuvo su caída sosteniendolo en sus brazos, y sin pasar mucho tiempo, se reincorporó y después nos preguntó si quienes eramos, y que haciamos en este lugar

Hmp, y yo pensaba que la orden era el verdadero peligro -dije sarcasticamente- Mi nombre... es Alastor, y que hacemos en este lugar... ¿Por qué deberia responder eso? no creo que sería muy conveniente decirtelo, hasta saber que es algo seguro hacerlo

Cuando surgimos a la superficie, el calor del sol sobre mi cuerpo me resulta reconfortante. Es cierto que, con mi especialidad profesional, me desenvuelvo mejor en las sombras. Sin embargo, una parte de mi herencia racial se siente a gusto reposando bajo los rayos del astro rey. Incluso, durante un breve instante, estoy a punto de retirar caso y máscara para sentir sus rayos en mi rostro.

Pero reprimo hacerlo.

Nadie jamás ve mi rostro.

Nada más salir del embarcadero, siento que algo va mal. Miro el agua a nuestro alrededor, y rápidamente me percato de que hay trozos de madera flotando a nuestro alrededor. Mi mano ya destaca sobre la empuñadura de mi espada, para cuando me doy cuenta de que son los restos de todo un barco. ¿Un naufragio? ¿Qué podría haber destrozado...?

Entonces lo veo, el propio barco al completo, coronando la torre del templo, que parece haber surgido bajo su quilla. Hay escasas probabilidades de que algo así suceda, dada la inmensidad del mar, pero ¿Es que desde el templo no toman precauciones antes de hacer surgir la torre?

Demasiado torpe para gentes que se creen tan superiores al resto...

Un grito me saca de mi ensimismamiento. De los cielos... más bien del propio barco que se encuentra suspendido practicamente sobre nuestras cabezas, desciende un hombre a gran velocidad. La guerrera lo coge como si no fuera más que un niño, a pesar de que parece un adulto resuelto. Sobre el suelo de la ambarcación caen también algunas cosas, entre las que destaca -al menos para mí- una extraña espada de fina empuñadura rojiza.

Cuando Hack deja al hombre en el suelo, y éste comienza a explicarse, solo oigo una cosa: mercenario. Instintivamente, me avalanzo sobre la espada, para evitar que la recupere. Sin pensar, por instinto, por entrenamiento. Un soldado de fortuna apareciendo sin más en nuestra embarcación, desde un barco siniestrado... Demasiada casualidad. ¿Como sabemos que no ha tenido nada que ver en lo sucedido? No se me ocurre como, pero el barco podría haber estado esperando, sin que su tripulación lo supiera, a que la torre surgiera. Eso demostraría un amplio conocimiento por parte de la Orden. O de cualquier otro que tuviera interés en infiltrar a alguien en nuestro grupo.

Sin embargo, no llego a tiempo, y el mercenario coge su espada antes de que me de tiempo a cogerla. En el instante en que la veo en sus manos, la hoja de mi propia espada surge de su funda, empuñada con una sola mano y apuntando a su cuello.

• No eres tú quien hace las preguntas, mercenario -Pongo un especial desdén en esa palabra. Los soldados que venden su espada acostumbran a ser hombres sin honor ni lealtad, capaces de cambiar de bando en medio de una batalla. Nunca me han inspirado más que desprecio- Eres quien debe responderlas. Y deberías comenzar por explicar que hacías en ese barco, y qué hacía éste parado justo en este lugar -Me la juego con ese dato. Es posible que no estuviera detenido, pero las probabilidades de haber sido pillado de forma fortuita son bastante bajas. Su reacción puede decirme si fue de una manera o de otra- Responde ahora, pues tu vida depende de ello.

Aunque mis compañeros no lo saben, puedo matar por menos. Si alguien es un riesgo para mi misión, mi deber es eliminarle. Así es la senda de aquellos que viven para arrebatar la vida a otros. Los remordimientos no son una opción.

El ojito derecho de la Guardiana nos guía a través del templo hasta llegar a unas escaleras de caracol. Allí nos dice como vamos a salir de allí y llegar al Templo del Viento. El medio me parece algo rebuscado pero creo que la culpa también la tiene mi imaginación puesto que me imaginaba llegar a tierra firme en una burbuja o a lomos de alguna criatura marina. Los cuentos que de pequeña leía parece que están haciendo efecto ahora en mi imaginación.

Subimos las escaleras hasta llegar al muelle que antes nos habló el paladín y nos enseña la embarcación que tomaremos los cuatro. Es amplia y robusta; si no surgen contratiempos el viaje no será muy largo. Todos subimos a bordo en silencio, nadie ha pronunciado palabra alguna desde que salimos en la sala principal. De Khan no me sorprende; su carácter reservado y calculador le hace ser una persona reservada. A Alastor acabo apenas de conocer como para emitir un juicio sobre él. Quien de verdad me preocupa ahora es Kayla; sé no que no le ha hecho gracia que le hablase así.

Mientras montamos Sir Alastor tiene la valentía de decir que la Guardiana nos aprecia. No sé si lo ha hecho para provocarnos o romper la tensión del momento pero desde luego no me ha dejado indifernte. Si de verdad nos apreciase no nos trataría de esa forma tan despectiva. Pero no hay nada que lamentar, ahora vamos a salir de allí.

Sin darme apenas cuenta llegamos a la superficie y nuestra barca sale al exterior. Después de tanto tiempo entre tinieblas, entrecierro los ojos por la fuerte luz que despide el sol pero sólo por un momento. El olor a mar, la nueva aventura y las ganas de estar en exterior me hace olvidar de toda molestia. Además, nuestro pequeño crucero será muy relajante después de las emociones vividas por lo que me dejo caer sobre la barca pero mi idea de relax se ve empañada por unos gritos.

- ¿Qué es eso?

Extrañada me incorporo y miro a los demás; ellos también lo han oído y nos ponemos a buscar. Khan fue quien los encontró y cuando vi donde señalaba no me lo podía creer: justo encima de nuestras cabezas, la torre-muelle en su ascenso había atravesado un navíoy ahora todos sus tripulantes gritaba pidiendo auxilio. Me quedé por un momento paralizada sin saber qué hacer cuando uno de esos gritos se hacía más cercano. ¡Alguien se precipitaba contra nuestra barca! Capaz de caer en ella y hacerle un agujero así que confiando en mis reflejos avanzo un poco, estiro los brazos y ¡bingo! Rescaté a una de las víctimas.

Iba a preguntarle si se encontraba bien cuando él de forma cortante me pidió que le soltase. Así que simplemente abrí mis brazos soltándolo, si cayese de culo no es culpa mía. En ese momento se presenta; su nombre es Tenebrae pero no dice nada más: ni da las gracias, ni cuenta lo que ha pasado allí arriba... solo se limita a preguntar nuestros nombres. Eso es educación.

- Soy Hack. Princesa de Gaibet.

Tenebrae al poder incorporarse apenas podia disimular su desorientacion, aunque estaba agradecido no sabia con que clase de personas tubo la desgracia de cruzarse. De todas formas su atencion se habia centrado en aquel sujeto que trato de arrebatar su preciada arma, pero porsuerte logro ponerla en sus manos antes que terminara esgrimida por aquel hombre.

A tan solo unos metros de Khan notando como este habia desenvainado rapidamente su arma mientras el apoyaba el mandoble sobre su propio hombro, Teenebrae se mantenia de perfil ante al agre mientra escuchaba sus palabras y la de sus compañeros.

Aun el paladin oscuro se encontraba perdido notando recien que estaba en una especie de fortaleza, sabia que estaba rodeado y poco podria llegar hacer si se derrama sangre. Pero de todas formas el no se mostraria sumiso ante aquellas personas que parecian ser los causantes de que su plan se "undiera".

Primero lo mas importante señores...y señoritas, alguien aqui me debe mil cien gains... tambiem me debe un trasporte y sobre todo, un guia hacia Arisu.

Les decia a todos a pesar de que el dinero no era importante para el, pero con aquel dinero el podria equiparse mejor para seguir con su busqueda. Ademas aquel barco mercante lo dejaba realmente cerca a su destino y ahora solo dios sabia en donde estaba...bueno aquellas personas tambiem.

Y los unicos que deben explicaciones son ustedes, aquel barco ahora lleno de cadaveres, era una embarcacion mercante al cual yo debia proteger de piratas y ahora nadie me pagara...

El sabia bien que arriesgaba mucho su cuello al comportarse asi, pero ni siquiera cuando fue esclavisado por drow permitio que su voluntad se viera diesmada. Antes de dejar que dijeran nada mas, Tenebrae volvia hablar dirigiendose a Khan que aun tenia su arma apuntando a su cuello.

OH noble caballero acaso soy una amenaza para su integridad? Debe saber que poco me importa entablar una confrontacion en este momento, pero si un duelo desea con gusto aceptare ya que ustedes mataron a los que yo cuidaba... y razones para morir vengandolos no me faltan.

Le terminaba diciendo usando ese mismo tono despectivo retrocediendo un paso para prepararse ante un eventual cruce de espadas, pero su animo termina por calmarse al fin cuando recordo la presentacion  de aquella mujer que evito su final. Ignorando a Khan termina apollando el mandoble en el suelo para luego realizar una elegante reverencia, el aun recordaba como debia comportarse ante una dama noble a pesar de la situacion.

Perdone mi comportamiento Princesa, pero hoy ha sido un dia lleno de caidas y aquella embarcacion me ayudaria bastante en mis objetivos personales. De todas formas, ahora que todo para mi esta perdido, sobre todo la paga, es tanto su deber aceptar en su grupo, como el mio servirle hasta que estemos cerca de Arisu... si es que pasan algun dia por alli.

La voz del mercenario se suabisaba esta vez mostrando mas educacion, al incorporarse de nuevo tomaba una vez mas su mandoble para terminar apoyando la hoja sobre su hombro. Aquella arma no era para llevarla al cinto ya que hacia su desenvaine demaciado complicado en el caso de una emergencia. De todas formas con aquellas palabras el simplemente hacia lo que todo miembro de su clan debia hacer  cuando algo en su camino no salia bien, adaptarse y servir hasta retomar el camino principal...sin mencionar que una princesa algo de dinero debia tener.

Durante el recorrido hasta el muelle, Kayla se mantuvo callada. No sabia cuando la habia dejado de gustar perder el control de los acontecimientos. Nunca habia sido así. Antes de conocer a Hack, no conocía nada de la vida, tantos años tras la huida de su aldea y aun asi hasta el encuentro con la guerrera había seguido siendo una cria. Desde allí, poco más de año y medio, habia empezado a cambiar. Por fin había encontrado un lugar al que pertenecía, había encontrado amigos y un objetivo. Y poco a poco, sin apenas darse cuenta, tambien fue cambiando su caracter...

Dejó atras el pasado, pensando en el presente, igual que las profundidades del oceano iban quedando lejos y la luz, por fin natural, se filtraba por la capa que aun les quedaba por atravesar.

Confusión cuando emergen. Gritos que resuenan y una horrible imagen de un barco empalado en la torre que a la maga le cuesta enfocar. Tanto tiempo sin notar el sol y tanta luminosidad la dolía.

Como si de un pescado se tratase, Hack pesca a una forma que cae que resulta ser un hombre. La princesa se comporta de acuerdo a su manera desenfadada y abierta, el paladin arrogante imprime un tono de sospecha en su voz, y Khan a la defensiva, seguramente protegiendo a sus compañeras más que preocupandose por si mismo. A Kayla ni le interesaba aquel que se habia presentado como Tenebrae, ni la apetecía entablar relaciones sociales o ser testigo de una disputa de hormonas.

Lo que había ocurrido el aquel momento, claramente culpa de la guardiana, la encendió. Habia estado rumiando su mala suerte al haber elegido el templo del agua en vez del que estaba localizado en el desierto a donde fueron Alexia, Kendra y Drake cuando se habian separado. Y ahora estaba molesta por la poca importancia que los demas pasajeros del Kayuko daban a la tragedia allí ocurrida.

Por lo que la joven se dedicó a buscar algun superviviente o alguien que necesitara ayuda, fuera mágica o de otra forma.

¿Quiere dinero? Pues en buen sitio viene a pedirlo si practicamente estamos viviendo de prestado. ¿Y esa forma de amenzar a Khan? Amigo, si quieres continuar en el barco con vida más vale que pienses bien antes de hablar.

Muy peculiar es el nuevo tripulante. Comprendo por un lado lo inusual y confundida que debe ser la situación: su barco naufraga por culpa del Templo del agua, se libra de una dura caída al caer en brazos de una extraña y luego recibe el familiar saludo intimidatorio de Khan... A lo mejor se le está prejuzgando pero parece osado y que se tiene en demasiada estima. Encima se atreve a echarnos la culpa del naufragio dedicándonos palabras muy duras; porque que te acusen de asesino son palabras mayores.

Curiosamente su tono se calma cuando se dirige a mí. Pone mucho cuidado en llamarme princesa y disculparse ante su comportamiento. No puedo evitar sonreír; siempre me pasa lo mismo cuando conocen mi condición de pricesa. Soy consciente de mi apariencia y las consecuencias que ello conlleva, por eso hago saber mi condición de princesa a posta: el trato automáticamente cambia desconociendo que no soy una princesa común y corriente.

- No tienes por qué dar explicaciones de tu comportamiento. Usted espera dinero, ¿no sé por qué? pero yo espero simplemente un agradecimiento y si acaso una narración de los hechos ocurridos ahí arriba. - Con uno de mis brazos señalo lo que queda del navío. - Nada más. No quiero saber nada más. Aunque no lo creas, también estamos muy confundido. Crees estar en tu derecho de hablar en un tono inadecuado a mi compañero sólo por protegernos... porque si usted, señor Tenebrae desconfía de nosotros, nosotros también estamos en las mismas circunstancias. - Tomo aire para seguir hablando. - Y la verdad me parece muy fácil venir a reclamar dinero e insultarnos por algo que no hemos hecho. Si de verdad le importa la vida de los que están en el navío déjese de charlas, atrevase a confiar su arma y lánsese al mar a rescatarlo... y si no estás de acuerdo siempre puedes entrar en esa torre y pedir explicaciones a la Guardiana del Templo del Agua.

No sé qué me pasa pero estoy demasiado irascible. Quizás el baño de agua fría en el Templo ha empeorado mi humor pero no consiento que nadie me de clases de ética cuando no predica con el ejemplo. Instintivamente miro a Kayla y sonrío. Hemos pasado tanto tiempo juntas que puedo adivinarle el pensamiento con sólo ver su rasgos preocupados. Ella tiene razón y le debo una. Así que me acerco a ella y me pongo a otear el horizonte: con suerte hay víctimas con vida, le apriento un hombro y le guiño mientras sonrío. Acto seguido me acerco a Khan y le hago entrega de mi espada: cuanto menos peso lleve encima mejor podré nadar y él es el único con fuerzas para sostenerla.

- ¿Estás bien? - Sé que Khan es reservado, desconfiado por naturaleza y muy meticoloso pero también es leal, tiene los pies en el suelo y servicial puesto que en ningún momento nos ha dejado solas. Por eso me molesta que lo juzguen de esa forma.

Acto seguido me tiro al mar.