Partida Rol por web

Centro económico y social de la zona. A pesar de ello, no deja de ser un pintoresco pueblo de Virginia Oriental, capital de provincias enclavada en medio de una tierra de barrancos y colinas verdes.

Elizabeth conduce hasta el centro del pueblo, cerca de la estación de tren. Aparca en una zona de carga tras un viejo almacén de ladrillo rojo. Una vez bajáis del coche, Se acerca a una escalerilla metálica que lleva hasta la pequeña puerta verde, a metro y medio del suelo.

- Es aquí...

Abre la puerta y os espera.

La sigo, mirando a nuestro alrededor no sin cierto recelo. Llego a la puerta, y entro, tocandome con disimulo el hombro, para no tener la mano demasiado lejos de mi arma... nunca se sabe

Yash penetra en la estancia con cierto recelo, observando los recodos y las sombras, en busca de algo anómalo. Una vez dentro, se relaja ligeramente y mira a Yan y, acto seguido, a Tucker.

Tan excesiva seguridad me tiene intrigado. Aunque después de lo de Irak... - Por un instante su rostro se torna sombrío, cabizbajo, cuando saca la cajetilla de lucky strike y el zippo de White Label, alzando la cabeza y dirigiéndose a la bella Tucker.

Se permite fumar un cigarrillo ? - Dice seriamente.

El lugar es apartado. Pero con menos gente. Sigo a Yash y Yan

- Francamente, preferiría que esperase a que llegásemos a mi oficina.

Elizabeth os conduce al interior del viejo almacén. La escasa luz que entra por las claraboyas amarillentas desdibuja en sombras el fondo de la nave. Apenas será más grande que una cancha de baloncesto, un espacio amplio y vacío, con el techo sostenido por dos hileras de columnas de hierro negras junto a las paredes. Las columnas se curvan gracilmente y se abren en nervaduras que sostienen el tejado, casi como una catedral, aunque recuerda más a la Torre Eiffel.
La nave es un espacio vacío de dos plantas, y en la pared contraria a la puerta se encuentra la escalera que asciende a una oficina construida sobre una plataforma cerca del techo. El andamiaje de hierro que la sostiene tiene el mismo aspecto ligero y elegante del techo.
El almacén, ahora que os fijáis bien, no es oscuro: Es negro. Las paredes de ladrillo y el suelo son completamente negros, de un color aterciopelado que parece absorber la luz, y provoca que los bultos y cajas que se apilan ordenadamente en el suelo destaquen como si fueran diamantes sobre terciopelo: Dos enormes mesas de madera rojiza tallada, un mueble profusamente decorado con querubines y ángeles en las esquinas, sillas de tapizado floral, dos piezas de mármol con cenefas esculpidas, del tamaño y apariencia de una lápida, y algunos otros objetos ocultos bajo sábanas y telas (Quizás un piano de cola, o una mesa de billar, quién sabe). Mientras cruzáis el almacén, veis que debajo del despacho se almacenan, ordenados en estanterías, rollos de papel craft, embalaje de burbujas, gomaespuma, cajas de cartón y material de embalar.

Subís al despacho por al escalera, apoyándoos en un pasamanos pulido y suave para salvar los escalones, más altos de lo habitual, hasta llegar a la habitación acristalad del final. Tucker abre la puerta y os invita a pasar. El interior huele a ambientador floral, y es sorprendentemente moderno: Paredes blancas, muebles funcionales de metal, sillas cómodas y seis ordenadores instalados en círculo en una gran mesa, junto con teléfonos inalámbricos y un más que notable puesto de trabajo con varias pantallas y una silla de oficina de aspecto antiguo, en la que se sienta Elizabeth mientras os invita a hacer lo propio frente a ella.

Enciende las pantallas y se coloca un auricular-micrófono de teléfono.

- Bien... ¿De qué se trata esta vez?

Como acostumbro, voy directa al grano, sin rodeos

-Que sabe de la casa de Spooner Avenue?

- No tengo ni la menor idea. ¿Dónde está?

Ante la respuesta de Tucker, miro a Yash y a Yale. Se que saben lo mismo que yo, pero quiero ver las expresiones de sus caras, antes de continuar

-Si no sabe nada de la casa... creo que no nos va a ser de mucha ayuda de momento. Me coloco el abrigo, como si estuviera a punto de levantarme

Elizabeth parpadea con un gesto de sorpresa.

- Eeeeeeh... No sé que se supone que espera exactamente de mí, Agente, pero si me da un poco más de información, a lo mejor puedo encontrar algo en mis bases de datos... a menos de que sea algo secreto, claro.

La miro sin inmutarme por su reacción, con gesto neutro, y vuelvo a acomodarme en la silla para seguir

-Investigamos el... miro a los chicos ...cual era el numero?

Yash advierte el silencio y la mirada de Yan ante tal muestra de incapacidad de recordar el número.
Anted de decir nada, y a sabiendas de la espera de que tanto él como Yale les dé la repuesta, vuelve a dirigrse a la bella Tucker.
Qué hay de ese cigarrillo ? - Dice casi cómicamente.

Tras ello, vuelve la mirada hacia Yan, sentada al lado suyo, y le susurra... 1206. Tras ello, sonríe.

- Yo no fumo, pero si usted quiere, adelante.

Yash vuelve a reir en gesto de complicidad con la muchacha y saca su ansiado filter, encendiéndolo con su zippo y cerrando éste con un chasquido que inunda la sala por un momento.

Observo lo que acaba de suceder
Que "demonios" esta pasando. Otra ves la palabra. Que clase de contacto es este.

Miro a Yash encendiendo un cigarrillo. Camino hasta hacia una de las ventanas que da a la al galpon vijilando atravez de ella.

Veamos como la afloja Yan.

Me acerco a Yash cuando me susurra el número, y continúo

-Eso es, el 1206 de Spooner Avenue. Toda la información que pueda conseguir puede sernos útil, sobre todo la concerniente a personas relacionadas con ese lugar

Elizabeth teclea en su ordenador.

- Mmmmmmm... es una casa de principios de siglo. La tengo catalogada, buscaré que hay. Mi especialidad no es buscar personas, si no muebles y antigüedades, pero seguramente podré rastrear a los propietarios a través de subastas. Denme un día... - Su gesto se torna duro, y clava una mirada fría en YAN - ¿No habrá ninguna sorpresa como la última vez, verdad? Aún me quedan dos injertos de piel para recuperar la movilidad completa del codo.

La miro, entre soprendida y extrañada. No tiene pinta de ser de las que se meten en lios... Pero me gusta. Mientras no se acerque a la casa no deberia tener problemas. Cojo un papel, y escribo algo.Aqui tiene mi numero. Llameme cuando tenga algo Me levanto, tendiendole la mano. Tenga cuidado, aun no sabemos lo grave que puede ser esto, y camino hacia la salida, esperando por los chicos

- Bien, en cuanto sepa algo... pero sería de gran ayuda tener algún nombre o alguna fecha. Esas casas de más de un siglo suelen tener mucha historia que rebuscar, y a veces puede ser difícil encontrar algo útil.

Se levanta también, acompañándoos hasta la puerta y metiéndose en la furgoneta tras cerrar la puerta del almacén.