Partida Rol por web

Pequeño establecimiento de 20 habitaciones, cerca de la interestatal. Habitaciones ndividuales con baño y una pequeña cocina, TV por cable y una biblia del Rey Jaime en la mesita de noche. Parquing privado, piscina y máquinas de bebidas en el recibidor.
Woodrow Percival es el gerente, poco hablador y propenso a olvidar recados y llamadas. Julieta y Sara son las limpiadoras, dominicanas, bastante eficientes. Alaysha Grestone hace el turno de noche de recepción.

23 de Mayo, 2005 - 11:27

El Mayflower no es el mejor Motel del mundo, pero es cómodo y limpio, lo cual es fundamental tras dos horas de carretera desde la Oficina del FBI en Pittsburg, Pennsylvania.

Estás invitado a una Noche en la Ópera.

El mensaje llegó a primera hora, un sobre de cartón de FedEx normal y corriente, a la atención del Agente Especial Jacob I. Stuyvesant, Federal Bureau of Investigation,
3311 East Carson St, Pittsburgh, PA - 15203. Pasó los controles de explosivos y rayos x y lo dejaron en la bandeja de tu oficina.

El remitente, Iago Greene, con dirección de un apartado de correos en Washington DC, te puso sobre aviso. Revisaste los informes urgentes, atendiste varios asuntos y derivaste todo lo posible a otros Agentes y departamentos. Terminaste el cuestionario trimestral sobre evaluación general y cerraste la puerta. Descolgaste el teléfono, te sentaste, dejate las llaves sobre la mesa y abriste el sobre. Contenía una hoja mecanografiada y un viejo teléfono móvil Motorola.

Antes de que te diera tiempo de llamar a la Agente NANCY para que alguien moviese los hilos adecuados, Kevin Deegan, el asistente del Agente Especial al Cargo Rodríguez, te llamó para cancelar tus asignaciones actuales. Al parecer, había una posible identificación de un terrorista islámico en Meadowbrook, Virginia Oriental. Dado que era una pista poco consistente, te asignaban a una becaria del Departamento Forense para realizar una identificación de huellas y ADN de los posibles sospechosos. Ella llegaría esa misma tarde al Aeropuerto Central, en Charleston, así que pensaste podías ir adelantando trabajo de calle.

Stuyvesant se afloja la corbata y mira por la ventana de su habitación en el motel. Estima que aún falta tiempo para que llegue el resto de su equipo, así que enciende un cigarrillo mentolado -el tabaco más fuerte le causa tos- y medita bien su primer paso.

Está claro que en esa casa ocurre algo. Y no demasiado bueno. Pero sería suicida entrar en ella sin tener ningún tipo de información previa. Para que una organización que no se caracteriza precisamente por la longevidad de sus agentes pida que extrememos las precauciones, debe tratarse de una trituradora de carne con ventanas...

-Veamos si el tal Garret dejó algo para nosotros...

Y aún con el cigarrillo en la boca, toma su maletín, su americana y sale de la habitación en dirección al Store It de Meadowbrook.

Pequeño establecimiento de 20 habitaciones, cerca de la interestatal. Habitaciones individuales con baño y una pequeña cocina, TV por cable y una biblia del Rey Jaime en la mesita de noche. Parking privado, piscina y máquinas de bebidas en el recibidor.
Woodrow Percival es el gerente, poco hablador y propenso a olvidar recados y llamadas. Julieta y Sara son las limpiadoras, dominicanas, bastante eficientes. Alaysha Grestone hace el turno de noche de recepción.

Antes de entrar en el hotel sugiero a mis compañeros que lo mejor sera registrarse cada uno por separado, cosa que deduzco que ya saben, y quedar en el comedor, donde nos veremos con la otra celula a la hora de cenar

Una vez dentro, me registro con el nombre de Elisabeth Rogers, y pregunto por el comedor, donde pido un zumo de tomate, me siento en la barra y espero

El pequeño comedor del Motel está vacío a estas horas, apenas una de las empleadas de limpieza que te señala la máquina de bebidas y refrescos del fondo. "Comedor" quizás es una palabra excesiva... más bien, una sala con ocho mesas y varias máquinas expendedoras que huele a lejía.

Pintoresco el lugar.
Sonrió. obserbo los alrededores mientras se registra Yan.

Oakley cruza la puerta del motel acompañado de Olaya y Oliver. Cuando ve gente junto al mostrador de recepción, decide acercarse a comprobar si son las personas que está esperando.

Yash deja su equipaje en el único armario disponible en la habitación, echa una ojeada al cuchitril y se echa la mano al bolsillo para sacarse un Lucky.

He estado en lugares peores. - Piensa recordando el desierto de Irak.

Pegando una calada entra en lo que podría ser el comedor del motel y ve a Yan en una de las mesas, donde se dirige.

No han llegado aún. - Por la forma de decirlo parecía más una afirmación que una pregunta.

Olaya entra después de OAKLEY cargando con su pesada maleta, observa a las demás personas, esperando que su jefe hable.

Será esta gente la otra célula?

Mientras bajo de mi habitacion veo entrar a tres personas. Miro en el comedor a Yan y a Yash. Una media sonrísa se esboza en mi cara cuando pienso.
"Dios, apestamos a federales jejeje"

Me dirijo al comedor sin saludar a ninguno y saco un Capuccino de una de las maquina expendedoras de cafe.
Me siento en una mesa vacia

"¿Habra que seguir el juego de que no nos conosemos?".

Bebo un poco del capuccino y hago una mueca desagradable al sentir lo malo del sabor.

-Demonios que se supone que es esto. Mirando el vaso de plastico que tiene el supuesto capuccino. Mi cara de asco se tranforma en una cara de preocupasión.

Otra vez la Palabra con "D". Tengo que dejar de nombrarla en este lugar.

Distraido por mis pensamiento y por haber dicho de nuevo "La Palabra con D"
tomo otro trago del capuccino. Me aguanto la mueca de asco mirando si alguno de los demas sea percatado de lo sucedido.

En respuesta a Yash, aunque no estoy muy segura de si es una pregunta, digo, mientras le hago un gesto a Yale para que venga a tomarse su horrible cafe junto a nosotros

-Pues parece que no han llegado... pero seguro que lo haran pronto

Me levanto un momento para echarle un vistazo a las maquinas expendedoras, volviendo a sentarme con las manos vacias

Me acerco a la mesa donde se encuentran Yan y Yash. Al sentarme veo que Yan se dirige a las Maquinas expendedoras.

-No deberían sacar nada de ahí. Mirando a Yash.
-Ni siquiera cigarrillos. Sonrío.

Cuando Yan se sienta. Los miro a los dos.
-Quizás sea idea mía pero me parece que apestamos a federales.

Oakley se acerca al trio de recién llegados que hablan junto a las máquinas expendedoras. Observa con detenimiento el vaso de café que uno de ellos sostiene con cierta resignación y dice, de la manera más casual que le permite su acartonamiento habitual:

-Este sitio es acogedor, pero su café no pasará a la historia como el mejor del mundo. -Hace una pausa. Luego parece observar la máquina de café con detenimiento, mientras juguetea con algo metálico en su bolsillo. Al rato, aún de espaldas a ellos, dice:

-Aunque desde luego, el resto del pueblo es maravilloso. Supongo que habrán venido para ver la ópera, ¿no es así?

Al escuchar las palabras del extraño hombre, Yash lanza una rápida y furtiva mirada hacia Yan, encogiéndose de hombros.

Le pega una calada a su Lucky y sonríe, exhalando el humo en un hilillo fino y duradero.

Doy un paso adelante, hacia el recien llegado y le tiendo mi mano

-Asi es, parece que seremos compañeros de asiento... Miro hacia una de las mesas. Comemos algo, mientras nos ponemos al dia?

Oakley mira con fijeza los ojos turquesa de la mujer alta que se le ha acercado. Dos segundos después, estrecha la mano que ella le ha tendido. Evidentemente, esta es la situación en la que una persona normal sonreiría. Si supiera.

En lugar de eso, Oakley responde:

-Bien, creo que ya que compartiremos asiento, es mejor que me presente: soy Oakley Shamrock. Y estos son mis amigos... -señala, tras él, a un hombre atractivo, desgarbado e impecablemente vestido- Oliver -su mano se orienta ahora a una chica joven y vestida con vaqueros que espera rezagada- y Olaya.

Después, se dirige hacia la mesa que ha señalado su interlocutora.

-Un placer.-Dice Olaya desde detrás de Oakley y camina cargando con el maletín hacia la mesa.

En cuanto la Agente OLAYA abre la boca, notáis un instane de dentera: Tiene el mismo tono de voz agudo e insufrible de las adolescentes pijas de las teleseries, mezclado con un deje extraño del acento...