Partida Rol por web

Mutant Chronicles - Familias - Hermandad de Armas

RUTA HACIA LA GLORIA

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28/06/2016, 15:14
Vestal Simeone

Un nuevo puñado de reclutas había llegado. Vosotros estábais en la formación, con unos pantalones rohidos, que llegaban por poco a las rodillas, unas botas de caña alta, y un ridículo gorro militar de infantería. Un chambergo. Con los torsos desnudos pocos se atrevían a moverse para disfrutar del paisaje de los lindos pechos de las dos mujeres que también formaban con el resto. Una docena escasa había llegado. Los otros 50 no sabíais que les había acontecido, pero en aquella miserable jungla, podía haber sucedido de casi de todo.

Era una simple empalizada, de cañas de bambú, entrelazada con monofilamentos de acero y algo más que no os había dado tiempo a identificar, pero brillaba de una forma sospechosa. Dentro de aquel "fuerte" 20 edificios luchaban por permanecer en pie y no sucumbir al barro, calor, humedad, bichos y el inexorable avance de la jungla. Algunos destacaban más que otros, y en el que parecía estar en peor estado, una casucha de no más de unos escasos metros cuadrados una mujer encapuchada, os observaba desde el pórtico. Desde el quicio de la puerta. Tenía un pequeño porche donde dos mecedoras de madera se movían con el escaso viento que corría por allí y os hacía una pizca más soportable vuestros maltratados y vapuleados cuerpos. Os parecía mentira que hacía una semana la Hermandad os había alojado en un suntuoso hotel y os habían agasajado con las mejores viandas y con las más ostentosas pompas que se podían conseguir con dinero ... e influencias. Tras eso, y sólo un día de disfrutar de aquellas maravillas, os metieron en un ruidoso trasporte. Os presentasteis voluntarios para pertenecer a una Hermandad de Armas. Aquello os colmaría de gloria, purgaría vuestros viejos delitos y os mantendría protegidos de enemigos internos ... y de alguno externo. Pero eso requería un sacrificio. Luchar. Combatir por la humanidad. Habían sido 5 días de correr, de escapar, de huir y sobrevivir. Sólo los más rápidos habíais llegado, los más inteligentes, los que habían tenido mejor suerte o los que habían exprimido sus facultades al máximo para llegar.

No había tiempo, pero había que llegar. La jungla era un reloj. Una cuenta atrás y vuestra vida escapaba como los granos de arena de un viejo reloj. La ropa que tenéis ahora es la misma que cuando salísteis, pero en mucho mejor estado y con unas camisetas mimetizadas, con el parduzco de la jungla. Igual que los pantalones, que entonces eran largos y nuevitos. Ahora mostraban un verde pálido y triste que nadie diría que era en origen.

Un viejo inquisidor os esperaba en el acceso. Le acompañaba otra vestal, que vestía una armadura plateada inmácula. Además, un par de soldados de élite hacían guardia con sus armaduras en ese mismo acceso. No era una gran obra. La empalizada estaba rodeada por un foso de tierra de unos tres metros de ancho y profundo, en el que el barro decoraba el fondo, junto con algunos palos ... y puede que algunos huesos. Desde fuera os recordó a una fortificación Romana. De los viejos libros de historia de muchos años atrás. La época del inicio de los imperios y las civilizaciones, cuando un palo con punta de metal, una espada de bronce y un escudo de hierro era tecnología punta. Hay unos trasportes aéreos tras las casas, y no muy lejos se escuchaba el entrechocar característico de las armas de la Guardia Furia y los Guerreros Sagrados; pero nadie parecía echarles cuentas.

Formados en un cuadro de 3 X 4, luchabais por respirar, contra el cansancio y el sueño, pero el orgullo os ayudaba. Habíais llegado y estábais vivos. Cosa que algunos dijeron que sería todo un milagro. Algunos incluso eran de los que no habían aparecido aún.

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28/06/2016, 15:43
Instructor Inquisidor Marisfas

Otro inquisidor daba vueltas en torno vuestro. Parecía ansioso, cabreado y muy ocupado, pero no decía ni hacía nada más que andar a poca distancia de donde formábais.

Al poco rato llegó un soldado, ataviado para el combate. Le entregó una carta y tras abrirla y leerla, la destruyó en su puño. el polvo y la ceniza caía de entre sus dedos y despidió con un gesto desagradable al mensajero.

Ya fuera de vuestra vista el cartero, el inquisidor habló: - Hermanos, esperó un poco de más, y en su pausa uno de los compañeros cayó al suelo desmayado. El inquisidor no le prestó atención. han conseguido llegar, y desde este momento son miembros de la Hermandad de Armas Mummerson. Se acercó al "caído" y con la puta de su bota, movió al cuerpo. Tras un gesto agresivo aparecieron dos soldados y lo movieron a una casa que parecía más alta que las otras. Tenía unos carteles dentro y por lo que se veía tras sus ventanas, igual, sólo igual, era la enfermería. - Los once que habéis llegado habéis demostrado cierto interés. Os mostraba desprecio y eso os hacía indicar algo. pero eso no me dice nada. Ahora os tenéis que ganar la armadura, y hasta entonces no saldréis de la empalizada. Señaló hacia otro de los edificios que tenía más pinta de barracón militar que otra cosa y comentó. - Duchaos, lavaros bien, os miraba con asco, a pesar de no haberse retirado el casco, y luego comed algo. Regresó el cartero con otra nota, y mientras un trasporte de tropas imperial se escuchaba a lo lejos. Esos aparatos voladores eran muy escandalosos, pero eran famosos por su fiabilidad y por lo querido que eran por sus dotaciones. Os disteis cuenta que los "aparatejos" voladores que se vislumbraban tras los edificios también eran de esos. Vuestra disciplina militar no os dejaba moveros, y el miedo que infundía la gente y el lugar tampoco, pero era la prudencia la que aconsejaba no mover un ápice hasta que no os dieran permiso.

Esta vez la nota no fue destruida. La firmó y se marchó.

El soldado y vosotros seguíais allí. El pobre ordenó, tras un rato de espera, y ya cuando ni se escuchaban los chapoteantes pasos sobre el barro del inquisidor: - ¡Rompan Filas!

Notas de juego

Poned el nombre del personaje.

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28/06/2016, 17:21
Raphael Murdoth

Estaba acostumbrado a la calor. Pero a la calor seca. Había sufrido temperaturas de más de 50º, pero nada era comparable con esta calor húmeda. No podía respirar, me sudaba todo el cuerpo, me sentía desganado, se me pegaba la ropa al cuerpo y las ideas en el retrete. Era insoportable. Pero tenía que mantenerme recto, tenía que mantenerme atento, despierto. Necesitaba una ducha. Sin pensar en nada más que en la Hermandad, y lo bueno que aquello era para mi. Era fuerte, de eso no había duda, pero no podía más con su alma.

Aquel Rompan filas sonó como música en mis oídos. Mis piernas se relajaron, y mi cuerpo descendió varios centímetros. El sudor corría por mi cabeza como si ya estuviese bajo la ducha. Una ducha, que no tardaría en tomarla. Miro a mis compañeros, con aprecio, y sobretodo al que había caído desmallado. Lo conocía desde que había llegado aquí, y le había cogido cariño. Sabía que no llegaría lejos, dudaba en situaciones críticas, y pensaba demasiado en la familia. No sobreviviría mucho tiempo aquí. 

Cuando me alejé un poco del Inquisidor, giré mi cabeza a mis compañeros.

- Me voy a la ducha, no se vosotros que tenéis pensado hacer. Estoy muerto, tíos.

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28/06/2016, 22:40
Manfred Von Leopold

Manfred se sentía eufórico y destrozado a partes iguales. Sentía el pecho como si le fuera a estallar en mil pedazos, le quemaban los pulmones como el napalm y parecía que no había forma de aspirar suficiente aire en aquel ambiente húmedo y plomizo.

Entre respiración y respiración buscaba con la mirada compañeros perdidos, hacía cuentas, recordaba gestos y comentarios, incluso echaba alguna mirada a la entrada del campamento esperando ver nuevos reclutas acercándose exhaustos y heridos. Pero nadie nuevo llegó.

El Inquisidor no parecía amigo de nadie pero Manfred no era estúpido, venía de una familia y una corporación de tradición militar. Formaba parte del juego.

Tras un discurso poco inspirador, el hombre de acero giró sobre sus pies y se alejó de la pequeña compañía.

- Me voy a la ducha, no se vosotros que tenéis pensado hacer. Estoy muerto, tíos.

Manfred giró la cabeza hacia el muchacho que había hablado a su derecha.

- Raphael, ¿verdad?- pareció reconocerlo- No es mala idea. Necesitamos recuperarnos y descansar. Este sitio es un maldito infierno.

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29/06/2016, 00:55
Vestal Simeone

La atenta mirada de la vestal no dejó entrever sentimiento alguno. Parecía una estatua de mármol. Ya dentro del edificio, pudisteis encontrar un comedor para unas 30 personas o así, con su línea de mesa caliente y una persona encargada de servir. Había suficiente comida para recupera los quilos que habíes perdido de esfuerzo en el camino. 

Los dos más disciplinados fuisteis directos a la ducha, pero el resto fue a rellenar los carrillos con lo que mejor pinta tenía.

Tras el comedor había un pequeño y estrecho pasillo que flanqueaba dos oficinas, luego un sollado, alojamiento o compañía que tenía 30 literas y 60 taquillas. Encima de cada litera había un petate con ropa y los enseres habituales del uniforme. Sólo 12 tenían nombre, y además allí había un soldado, haciendo de cuartelero, y estaba retirando uno de los nombres. Se guardó el cartelito en el bolsillo de la guerrera y os miró con cierta alegría. Señaló el acceso que daba a los aseos.

 

Notas de juego

¿Habéis visto "full metal jaket"/"La chaqueta metálica"? Pues es un barracón parecido al que tienen los marines cuando los están adiestrando, y el aseo es idéntico a donde se suicida el Recluta Patoso.

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29/06/2016, 08:41
Raphael Murdoth

Asentí varias veces a mi compañero con mi cabeza. No podía ni hablar del cansancio. Y prefería no hablar para no respirar más ese puto aire caliente que era peor que el tabaco de Velta. Y volví a asentir cuando comentó que era un infierno el lugar. Y lo miro. Parecía abatido, con el corazón roto. Era el más disciplinado de todos, el que más conocimientos militares tenía, pero a pesar de ello, cada muerte le dolía como si de un familiar se tratase. Y aquello le sorprendía. No perdía de vista aquellos ojos cada vez que tenían una baja. Era más doloroso verlo que sentir la perdida de un compañero.

Perdido en sus pensamientos, llegaron hasta el aseo, saludando levantado su mano al soldado que estaba ordenado nuestros petates. No quería ahora una charla con él. Estaba agotado, y aunque le gustaba y disfrutaba las bromas que le gastaban, ahora prefería tomar una ducha y tomar algo en el comedor. Antes de que aquellos cabrones se lo coman todo. 

Entre en las duchas, tiré la ropa al suelo (luego la recogería, no podía permitirse el lujo de dejar algo tirado), y abrí aquel grifo de agua, pensado si esta vez, soltaría barro en lugar de agua. Siempre esperaba aquel momento como en un sueño. Una vez que el agua empezó a empaparlo, ya no identificaba si lo que tenía sobre el cuerpo era el sudor de la selva, el agua del grifo, o más sudor que ahora desprendía. Era inaguantable. Quería gritar, pero sabía que no era prudente.

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29/06/2016, 09:00
Manfred Von Leopold

Manfred buscó su nombre entre los cartelillos de las literas, exhausto. Se permitió el lujo de dejarse caer rendido, unos segundos, para recuperar el resuello. El camastro era probablemente uno de los peores que había probado pero le pareció un hotel de cinco estrellas en su situación.

Al rato, se incorporó sobre sí mismo y dejó caer los pies por el lateral, hasta quedar sentado frente a Raphael. Como dos autómatas se dirigieron a las duchas y dejaron que el agua caliente se llevase el sudor, el barro y el agotamiento.

- ¿Sabes?- le dijo- siempre supe que esto no sería un camino de rosas, sabía que sería duro y habría bajas pero...- levantó la cabeza un instante- ahora veo claro que a la primera señal de relajación estaremos fuera.

El aguar seguía corriendo, con un repiqueteo constante y salvajemente impersonal, preciso, insensible al dolor, los pensamientos o los problemas del mundo. Por un momento se le vino a la cabeza la comparación con la frialdad de Cybertronic, la mecánica quinta megacorporación, y una sonrisa se dibujó en sus labios.

- No hay piedad, no hay fatiga, no hay descanso en la lucha contra la oscuridad- recitó de memoria uno de los primeros pasajes del Libro de la Ley mientras se vestían. Su mente vagaba en modo automático y sus palabras, aunque compartidas con Raphael, eran más para sí mismo.

Hoy, esas palabras habían cobrado un nuevo significado y supo enseguida que se habían quedado grabadas en su interior para siempre.

- Vayamos a comer algo antes de que nos dejen sin nada- propuso.

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29/06/2016, 11:39
Raphael Murdoth

Escuché las palabras de mi compañero, con la cabeza gacha y el agua golpeando mi cabeza, recorriendo mi cuerpo. Apago el grifo de la ducha y durante un momento me quedo parado allí. Estaba molido, pero aquella sensación me agradaba de alguna manera. Me seco con cuidado y recojo mi ropa del suelo. Cuando termino, lo miro.

- No vamos a relajarnos. No vamos a morir. No vamos a dejarnos sobrepasar por la Oscuridad. 

Estaba tan seguro de ello, que eso podría ser un problema. La seguridad y la confianza podría jugarme una mala pasada, pero era así. Eran buenos y lo habían demostrado. Me giro sobre mis pies y me dirijo a mi cama para vestirme.

- Apoyo tu moción de censura sobre la comida. Corramos.

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29/06/2016, 13:54
CRONISTA

Ya en el comedor, con lo que habéis tardado, el resto ya no podía comer más. Alguno incluso se había repantigando en las sillas y se habían puesto cómodos. Otros, luchaban con su cuerpo por conseguir ponerse en pie y marchar a ducharse. Sólo uno había ganado esa batalla. El de la línea os esperaba con una bandejas de metal repletas de comida, por si acaso sucedía lo que ambos temíais. Que se acabara la comida. Nada, no había manera de acabarse todo aquello y aún quedaba más de la mitad de lo que pudisteis ver al entrar.

Uno de los incluso escapó a todo correr, pasó entre vosotros y a medio dormitorio, no llegó al aseo, se puso a vomitar.

No le prestáteis más atención. No era agradable, pero el cuartelero no dudó en chillarle hasta desgañitarse y se escucharon algunos golpes y un doloroso quejido. Tras eso, algo se desplomó sobre el suelo.

 

No era con vosotros el asunto. El de la Mesa Caliente os acercó las bandejas que tenía preparadas, y luego, cuando ya las teníais, comenta: - Pueden servirse lo que quieran. Siéntense libres. Miró por encima de vuestros hombros, entre vosotros, intentado enterarse de lo que pasaba allí, en el sitio de las camas. Durante un momento hizo un gesto como si un pellizco de monja le hubiera dado una vieja con muy mala leche y os encaró otra vez a vosotros. - Las bebidas están al fondo. Aclaró, y luego se puso a tapar las cosas, para que ni bichos ni nada contaminase aquellos alimentos. Aún quedaban mesas libres, y en las que estaban ocupadas (sólo tres) había espacio de sobra para vosotros. Realmente no conocíais a nadie más, pero en el hotel de salida, os "tropezasteis alguna que otra vez". No es que se entablase amistad, pero erais los únicos de la Hermandad en aquel lujoso palacete, reconvertido en hotel. Las chicas cubrían sus pechos son discreción disimulada con los brazos, y poco después de tomar las bandejas, una de ellas se tapó con una bandeja similar a las vuestras, pero vacía y manchada. Fueron las primeras en marcharse, poco antes de que llegáis a las mesas. Las mujeres estaban solas y la mesa quedó despoblada. Las otras, tres compañeros en cada una de ellas, yacían repletas de comida sin tocar y otra mucha devorada a medias.

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29/06/2016, 16:43
Manfred Von Leopold

Manfred no hizo el tonto. Contestó con una leve sonrisa y un asentimiento al ofrecimiento del camarero mientras asía la bandeja. La vomitera y la lección de su compañero eran una clara advertencia. Contención. Después de un esfuerzo tan grande pegarse un atracón es, con seguridad, un problema para después.

Echó un vistazo a lo que había disponible y se decidió por aquello que tuviera menos posibilidades de estar en mal estado. También tuvo la prudencia de llenar poco sus platos. A veces el inconsciente era más fuerte que la razón y temía pasarse sin quererlo.

Se acercó a coger una de las bebidas embotelladas y colocó una botella de agua en su bandeja. En esas cosas también estaba el entrenamiento.

Cuando terminó, se fue a sentar en una de las mesas vacías y empezó a comer, con trozos pequeños y masticando con calma, tratando de dominar el ansia y el hambre que le invadía. El autocontrol era una parte clave del adiestramiento de un hermano.

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29/06/2016, 17:14
Raphael Murdoth

Arrastro mis pies lo menos posible por aquél comedor. Mis hombros caídos y mis ojeras eran visibles desde la selva. Si aquello no acababa con él, sería alguna enfermedad cogida en aquellas aguas pantanosas. Volvía otra vez a sudar. Y eso me ponía de los nervios. Cojo la bandeja metálica y comienzo a ver la comida. Tenía hambre, pero era metódico. Primero un vistazo a los platos y luego seleccionar. Cogí algo de patatas fritas, patatas cocidas con alguna salsa, patatas cocidas con sal y pimienta, y algo de fruta. No le apetecía nada de carne, y eso que allí ponían la carne más sabrosa que había probado en ningún lugar. Pero hoy le apetecía patatas. Patatas con patatas. ¿De donde sacan tanta comida y tan variada? Es la pregunta que siempre me hacía. Seguro que allí hay gente trabajando fuera de estas instalaciones, con sus huertos, animales y demás. 

Cuando tenía la bandeja llena, levanté la mirada, había perdido a Manfred. Lo localicé rápidamente en el comedor, y me fui hacia allí. Coloqué la bandeja enfrente suya, separe una silla y me senté en ella. Tras hincar el tenedor sobre las patatas asadas y con un buen puñado de las fritas en la boca, intento entablar un poco de conversación.

- ¿Como has visto el día de hoy?

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29/06/2016, 18:15
Manfred Von Leopold

Manfred levantó la vista y le dirigió una sonrisa cínica.

- Duro- dijo- terrible y mortal. Creo que lo echaremos de menos dentro de muy poco. Si vivimos para contarlo, en unos meses esto nos parecerán unas vacaciones.

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29/06/2016, 18:18
Raphael Murdoth

Asentí mientras lo escuchaba. Entretenido con mis patatas asadas y el nudo que se estaba generando en mi garganta. 

- Sobreviviremos a esto. Y no tenemos por qué tener miedo a lo que venga. - Le comenté sin levantar la cabeza del plato. - A veces, me acuerdo de mi madre, y a mi hermano. Aunque a decir verdad, no estaría aquí por ellos. - Me encogí de hombros. Tenía nostalgia, pero sabía lo que había pasado. Aquello había sido pensado como un castigo, una salida, pero desde hace mucho tiempo, había notado que llevaba aquello en la sangre. No dejaba sus atuendos aunque la Hermandad no le forzase a llevarlos. Se sentía orgulloso de ser un Hermano. - ¿Tu has dejado familia atrás?

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29/06/2016, 18:47
Marcus

Al comedor entró un hombre alto. Musculado, a pesar de vestir una hermosa armadura mimética y ... algo os sorprendió.

 

¡¡¡Tenía 4 brazos!!!

 

¿Era un mutante? Lo dudasteis, pero los compañeros que aún estaban en las mesas, pensaron que si. Se aprestaron a defenderse y tanto el Crucifer como los 4 Guerreros Sagrados que los acompañaban no os prestaron siquiera el educando y atento saludo. Si os hubierais cruzado en su camino os hubieran pisoteado como si no existierais o fuerais invisibles. El repostero de la Mesa Caliente estaba más ocupado en su trabajo que otra cosa, y no les hizo más que un saludo relajado. Los visitantes ni le contestaron. Fueron directos al alojamiento y se escuchó entre tartajear y balbucear al soldado/cuartelero. Enseguida salieron con el que había vomitado, arrastrando por una pierna. Los Guerreros Sagrados hacía de "Guardias de Honor" formando un cuadro entorno al Crucifer y su "víctima". El "Guerrero Misterioso" portaba una espada Mortis en la mano derecha superior, como la de los mortificadores, y además en la otra superior una Némesis. Las manos inferiores las tenía libres. Bueno, libres. Una arrastraba al pobre desgraciado, que no se movía un ápice y la otra mano parecía que la usaba como apoyo (Abrir puertas ...) Además aquella mole tenía algo más. Su presencia os hacía presagiar un extraño poder, no como un Guardián del Arte o un Gran Inquisidor, ... sino diferente. Su cuerpo, ataviado para el combate, tenía más armas colgadas, enfundadas o guardadas, como granadas. Estaba listo para entra en batalla.

Se marcharon igual de discretos y poco educados que como entraron. Sus pasos se podían escuchar, pero nada que pudiera daros una pista de lo que había sucedido. La puerta de doble hoja que daba al exterior se cerro tras los últimos G-S, que sí tenían sus subfusiles típicos y su Avenger correspondiente. Y ahora que lo pensáis, también portaban sus hornamentadas armaduras de combate. Os extrañó, que una Guardia Interior portase semejante demostración bélica. Ahora que lo pensáis, el cuartelero también vestía ataviado para la guerra.

Se hizo un extraño silencio y los que quedaban se marcharon a vestir. Nadie murmuraba, pero todos temían el destino del "vomitador".

Estáis solos con el camarero. Este, se acerca con amabilidad. Os ofrece una cestita con sobres de diferentes salsas. Es tan colorido que cuesta elegir. Incluso hay algunas exóticas, como grimantes venusianos picantes (es una mostaza extraña, dulce y muy sabrosa con un picor ... tolerable), mobana (la favorita del Cardenal Durand XVI. Es como una mahonesa, pero con sabores afrutados, muy peculiares, y que cambian con cada movimiento de la boca) y algunas más que no sabíais ni que existían. Os deja allí el mimbre con todo aquello y se marcha.

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30/06/2016, 15:31
Manfred Von Leopold

En medio de la conversación, un grupo de hermanos fuertemente armados irrumpió en la sala como salidos de la nada. Manfred analizó rápidamente la situación aunque había aprendido bien durante la instrucción que su labor era mirar y callar. Si lo hacía bien, llegaría su oportunidad.

Se llevaron al pobre diablo de la vomitera sin mediar palabra y en la mirada de todos los presentes estaba el miedo por ser los siguientes. Era evidente que no se toleraba ni la más mínima demostración de debilidad. Lo anotó mentalmente para el futuro. Podría salvarle la vida.

El espectáculo había sido suficiente para que, los pocos que quedaban en las mesas, se levantaran y se pusieran en movimiento.

El camarero se acercó con unos sobres de salsa que Manfred se aprestó en rechazar con un gesto educado. Las salsas las cargaba el diablo.

- Será mejor que nos pongamos en marcha- dijo a Raphael- no sé que nos tocará después pero intuyo que no será nada bueno si somos los últimos en aparecer.

Notas de juego

Como imagino que ya estaremos vestidos, mi idea es volver al patio a echar un vistazo. Me da a mí que este no es un sitio en el que esperar tranquilamente a que te llamen. Van a suceder cosas y más vale que estés en el sitio adecuado en el momento adecuado.

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30/06/2016, 15:58
Director

...imagino que ya estaremos vestidos,...

Con la ropa nueva de los petates. No os lo he dicho, pero el cuartelero todo lo viejo lo está tirando. Las botas podéis intentar recuperarlas, pero ... tenéis nuevas, mejores ... y mucho más limpias.

 ..mi idea es volver al patio a echar un vistazo....

A rolearlo toca.

 

...Me da a mí que este no es un sitio en el que esperar tranquilamente a que te llamen. Van a suceder cosas y más vale que estés en el sitio adecuado en el momento adecuado...

Joer, creo que la fama me precede. Si habéis entrado en una partida mía para que os de un respiro, empezar a tomar aire profundamente y que os dure. En una partida de Battletech, a unos mercenarios, tras una ... sangrienta, ruidosa, accidentada, inhuman y nada aburrida batalla ... en el botín, consiguieron unas Timbiquis. Son unas cervezas de algo, muy alto standing, caras y ... las mejores de toda la esfera interior. Uno de los jugadores abrió la lata y se la "cepilló" de un trago. Dijo algo así, ... "Antes de que suene la alarma".

De todas maneras no padezcáis, si tiene que explotar, lo hará sin vosotros, con vosotros o como sea. Explotará.

Y la risa de ultratumba que sonó después se escuchaba aún unos minutos después.

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30/06/2016, 16:54
Raphael Murdoth

La conversación que había intentado llevar con mi compañero, se había truncado por la entrada, silenciosa, pero a la vez ruidosa, de los cuatro Guerreros Sagrados junto a su Crucifer. Era increíble como actuaban, como se movían, como al entrar aquí sabían que ellos tenían el poder, y que nosotros somos mierda. 

Olvidada ya la conversación, asentí ante su propuesta de salir al patio. Estaba demasiado cansado como para pensar, y aquella propuesta me sacó de sus pensamientos, de mis añoranzas. Me levanté dejando allí las salsas que también les vendría a las últimas patatas cocidas que me quedaban en el plato, pero ya estaba lleno y no era bueno estar pesado para trabajar. 

- Vamos.

Asentí con la cabeza mientras lo seguía hacia el exterior.

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30/06/2016, 19:35
Vestal Simeone

La chica de la túnica marró seguía en el mismo sitio que cuando marchásteis. El único movimiento era acercarse a la boca una pipa de la que no sale humo. Cualquiera diría que era una de las maniquíes aquellas que ponen en los escaparates en Luna para hacer de propaganda de algo, como de tabaco, de pipas de lujo o dios sabe que. Era una pipa femenina, de esas laaaargas y finas. En la punta, un destello parpadeante y estroboscópico os hipnotiza durante unos isntantes. Istantes que se ven truncados por el tableteo de unas armas automáticas, y por lo que parece, es justo fuera, por donde habéis entrado. El sonido es característico. Una, por lo menos, es un fusil de asalto "Volcano" y su prima "Eruptor", y las ametralladoras "Justifer y Purifer". El tiroteo es tremendo. Se escuchan algunos disparos más, que no podéis identificar y entre medias, alguna voz que llegáis a entender que es en vuestro mismo idioma, dando órdenes. Es una voz de mujer, que además solo es apagada cuando estalla una granada.

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05/07/2016, 15:57
Manfred Von Leopold

Manfred no pudo evitar sorprenderse ante los primero tiros. No porque hubiera disparos, que eso no le extrañó, sino por su procedencia. Venían del exterior y aquello, por alguna razón, no le pareció un entrenamiento. Y había aprendido a fiarse de su instinto.

Una explosión vino a confirmar sus sospechas. Una granada entre el martilleo de fusiles y ametralladoras empezaba a parecer algo serio.

- Esto no me gusta- le dijo a su compañero sin apartar la mirada de la Vestal. Su reacción podía decirles más que cualquier explicación compleja. Los años de experiencia hablarían a través de su cuerpo.

Notas de juego

Iba a continuar pero prefiero ver cómo reacciona la Vestal antes de decidir.

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05/07/2016, 19:33
CRONISTA

Notas de juego

Iba a continuar pero prefiero ver cómo reacciona la Vestal antes de decidir.

Ló imaginaba. Yo voy a esperar a tener un post de los dos.