Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Bukavu

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23/05/2008, 16:21
Obed Semanza

Todos son sospechosos. Incluso el propio Nsabimana: a Mentzele le gusta hablar claro...cuando quiere hacerlo. También le gusta decir lo justo. Sin inconveniencias, sin errores..., quizá por eso haya llegado a viejo. Quizá por eso pueda estar en todas partes.

No puedo evitar este inmenso alivio cuando "el diablo" se pierde de mi vista. Los hombros dejan de punzar y la tensión comienza a desvanecerse al tiempo que Bekele se aproxima. Lo escucho, aún sentado, sin mirarle: mis ojos van desde el cadáver de Saró hasta la barra donde Sylvain prometió aguardar. Trago saliva.

Tienes razón, esto no era parte del trato.- musito entre dientes, negando con la cabeza. Miro ahora al tabernero, despreciándole como me desprecio a mí mismo. ¿Viste quién lo mató?. ¿Sabrías identificar al hombre que le ha reventado la cabeza a este chiquillo?. ¿Tienes las agallas para hacer una declaración jurada en las dependencias de la Guardia?

Mi cara vuelve hacia Jacques. Bekele ni debería molestarse en contestar: conozco demasiado bien las respuestas.

Hay un agente muerto en tu garito, tabernero. Desde luego, tienes un problema.

Me incorporo y levanto el cuerpo inerte de Saró: es liviano. Lo que pesa es la culpabilidad: un lastre del que ni puedo ni quiero desprenderme nunca.

Sin mirar atrás, salgo al exterior con mi compañero en brazos, bajo la lluvia. Sin lágrimas en los ojos, camino lentamente hacia el cuartel.

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26/05/2008, 12:12
Director

Bekele no contesta, es obvio claro, ni siquiera se inmuta cuando lo amenazas, nadie ha visto nada, nadie implicará a Mentzele, aunque también dudas mucho de que puedas implicar de alguna manera al tabernero, joderlo ya era otra cuestión.

El camino es largo, mucho más que a la ida, aunque no lo suficiente, no sabes bien para que, pero si que no es lo suficientemente largo, el cuartel aparece, dos guardias metidos en aquellos cuatro palos coronados por una lona y una chapa que parecen hundirse bajo el peso del agua de lluvia, uno de ellos, Amobandi, es un joven prometedor, ya ha llegado a ser jefe de patrulla, es un buen muchacho, sabes que cuando termina su turno se va a su casa con su joven mujer, es consciente de lo que sucede, y tampoco es partidario de ninguna acción, simplemente quiere vivir su vida, como la gran mayoría.

Al verte llegar levanta la mirada y da muestras de reconocerte, y al fijarse en el muchacho muerto en tus brazos, abre los ojos en una expresión de sorpresa, e incluso dolor, es gratificante saber que hay alguien capaz de sorprenderse por algo, todavía. Sale de su puesto y te mira interrogante, mientras su compañero simplemente se queda en donde está, no te conoce, podría ser una emboscada o una estratagema de asalto, o simplemente no tiene interés alguno por ayudar.

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27/05/2008, 11:32
Obed Semanza

Un expediente intachable, una hoja de servicios ejemplar, un hombre trabajador, honesto, sin pretensiones. Padre abnegado...y un asesino. Ese soy yo.
¿Esconderme y mentir? "Eres dueño de tus actos y responsable de sus consecuencias", eso solía decir Padre. No traicionaré su memoria como me he traicionado a mí mismo, pero...si Nsabimana está con Mentzele...Emil está muerto.

Han disparado a Saró.- digo a Amobandi con voz recia, sin dejar de andar.Llama a Nsabimana. Estaré en la enfermería.

La cabeza de Jacques cuelga y oscila conforme le llevo. La tormenta cae sobre él, y siento la necesidad de taparlo, secarle toda esa humedad, de quitarle el frío y arroparle bajo las mantas de una cama caliente. Pero no está dormido.

Con el cuerpo empapado de Saró a cuestas, paso junto a las garitas, y el nudo en mi garganta casi no me deja respirar. Cara o cruz: me juego la vida de mi hijo en una tirada inevitable. A Jacques Saró ya no le quedan monedas.

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28/05/2008, 09:39
Mehese

La enfermeria es un edificio de cemento situado anexo al cuartel, es de lo más sólidos y está en bastante buen estado, Mehese, el responsable, ha hecho un gran trabajo con ella, y no sólo atiende a militares, sino a otro tipo de gente, aunque no hace las veces de hospital para ellos. El ruandés se ha movido bien y está bien provisto por la Cruz Roja y alguna que otra ONG, de hecho, fue él quien te presentó a la señorita Djokovic, un recuerdo que se te antoja ahora demasiado lejano.

Al entrar en ella, un chico joven te reconoce, y sin que medies palabra, te abre la puerta y te comunica que va a avisar a Mehese, que vive en el propio edificio, su mujer y su hija no lo consiguieron, fue lo habitual. Depositas el cuerpo sobre una fría camilla metálica que sabes que está destinada para los que ya no siente frío, y en ese momento, Mehese entra por la puerta, a pesar de no ser amigos, ambos habéis compartido algunas palabras, coincidiendo en la gran mayoría de las opiniones de todo lo sucedido en vuestro país.

¿Qué ha pasado? es una pregunta obvia, tanto como que sus servicios como médico no parecen que vayan a ser necesarios, se termina de colocar sus gafas, no hay rastro de sueño en sus ojos, no parece un hombre que duerma mucho, también eso es habitual aquí.

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28/05/2008, 15:45
Obed Semanza

Sentado en una de las sillas de la enfermería, con los codos sobre la fría camilla en la que reposan los restos de Jacques Saró, me muerdo las uñas de los pulgares. Giro la cabeza al ver aparecer a Mehese, y, tras una pausa, respondo con otra pregunta.

¿Se ha llegado usted a acostumbrar a...esto?- los ojos de Jacques están cerrados, pero sé que, desde algún lugar, me está viendo velar su cuerpo.- Quiero decir,...¿ cuántos "niños" hace falta ver morir para que no te afecte, para que tu cerebro pueda...tolerarlo?.

Es un hombre bien relacionado: pelear contra la precariedad y la falta de medios, contra el control de fondos que ejerce el Cuerpo Interno para la Seguridad, contra los intereses particulares..., es algo que debe curtir. Y tener éxito - las más que decentes instalaciones médicas son prueba de ello -, habla mucho en su favor. Sé positivamente que Mehese se codea, colabora o combate (según el caso) con todos los estamentos políticos, militares y financieros de Bukavu. Y consigue lo que quiere. Qué diferente de Mentzele...o de mí mismo.

¿Y sabe lo peor? Lo peor es que esto no ha hecho más que comenzar...

Me levanto de la silla, sin poder quitar la vista mi tormento hecho carne con la cabeza destrozada.

Aún hoy me pregunto por qué me puso en contacto con la Señorita Djokovic. Creo saber la respuesta, pero nunca he hablado con usted de ello. No al menos con la calma que me hubiese gustado.

Empapado, con un dolor de cabeza bestial, derrotado y principal sospechoso de un asesinato del que nadie hablará si no es para hacerlo en mi contra, veo en Mehese una última oportunidad para encarar de otra forma la inevitable conversación que mantendré con Nsabimana.

Creo que odia Bukavu tanto como yo, y por eso siente que está moralmente obigado a denunciarlo. Que ahí fuera, los hombre blancos que deciden, sepan qué ocurre aquí...

También creí que podríamos conseguir algo, pero somos unos ilusos, Mehese. Djokovic hizo su trabajo, me consta, pero estamos abandonados. Tenemos el cáncer dentro y nadie de fuera vendrá a extirparlo.

Apelo a su orgullo, a sus principios, a sus valores morales,..., en definitiva, a todo aquello de lo que yo mismo he renegado esta noche en la taberna de Bekele. Y, por ello, me siento aún más vil si cabe. Sin embargo, aunque sé que jamás podré reparar lo que he hecho, entiendo que son los pasos necesarios para poder pedirle a Jacques perdón sin agachar la cabeza.

Se prepara una revuelta...y hay gente que la apoya desde dentro.- sentencio directamente, mirando de reojo la puerta por la que debería aparecer en cualquier momento mi superior.

No crea que le tomo por estúpido, Mehese. Sé que usted, por diferentes cauces, está al corriente. Solo espero que me ayude para que no vuelvan a traerle más niños muertos a su enfermería.

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29/05/2008, 09:35
Mehese

Mehese abre uno de los cajones de un pequeño armario detrás de la camilla mientras te escucha, de ella saca una sábana limpia, y la deposita cubriendo el cuerpo de Saró, ocultándolo de su vista, de la tuya, un muerto más, un nombre más, un suspiro al escuchar tu primera pregunta, ¿Acostumbrarme?, tanto como a que me peguen una patada en los genitales, dice mientras busca un bolígrafo y una hoja de la mesa junto a la puerta.

Toma nota de unos cuantos datos, hora, características del chico, tu nombre al ser la persona que lo has traído, sus archivos, aunque a la mayoría de la gente le parezcan inútiles, están bien hechos, Hay enfermedades, que tras una larga agonía, siempre desembocan en la muerte, no tienen cura, mi obligación como médico, es hacer todo lo posible para mejorar la calidad de lo que le pueda quedar de vida a mi paciente te tiende una silla, la única de la sala, aunque algunas veces, lo mejor sería proporcionarle una muerte rápida, creame, hace tiempo que perdí la esperanza en el “nunca se sabe, puede que se recupere”, camina de nuevo hacia el armario de las medicinas, del cual extrae un par de tabletas.

Me halaga que crea sinceramente que puedo hacer algo por evitar lo que va a suceder, la violencia engendra más violencia, el odio más odio coloca las pastillas en la mesa frente a ti, y luego llena un vaso de plástico de una fuente de agua, de esas con las botellas recargables, tiene mucho mejor aspecto que la que te sirvieron en el bar y lo deposita junto a los medicamentos eso ha sido así a lo largo de la historia, no es usted un hombre estúpido, lo sabe también como yo, se apoya en la mesa mirándote.

La gente de fuera no intervendrá, aquí en Bukavu, no hay nada que le interese, afila la mirada, sopesando Hay decisiones que no se deben tomar a la ligera Obed, yo no tengo nada que perder, este edificio es mi lucha, mi amor, lo único que me queda, ¿Cuánto quiere implicarse?, ¿Se da cuenta a lo que quiere jugar?, no puedes abandonar cuando te salgan malas cartas, y nunca conseguirá una buena mano

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29/05/2008, 18:04
Obed Semanza

Alzo las cejas al escuchar aquello último. Mehese parece tratar de autoconvencerse de su propio pesimismo, pero escucharle hablar de su la enfermería me hace ver en él un brillo de ilusión inconfundible.

¿Por qué lo hizo, entonces? ¿ Por qué yo ? ¿Por qué me puso en contacto con Djokovic?.- miro las pastillas, pero no las toco. En realidad,...ni siquiera sé lo que quiero con respecto a Bukavu. Si las milicias hutus toman finalmente Kigali, usted tendrá un hospital a su disposición en la capital, medios y competencias para trabajar.

Se lo ha ganado,...siempre y cuando la Interahamwe olvide su... moderación...

La sábana cubre el cuerpo de Saró. Paso las yemas de los dedos por uno de sus remates, lentamente, traspasándola con la mirada perdida.

...Pero otro campo, esta vez tutsi, se abrirá en el Norte al mismo tiempo que todo esto desaparezca. Y, en medio, hambre, un par de corbatas hutus....y cadáveres.- ¿por qué confiar en Mehese? ¿Porque es la última opción? ¿Por eso? Desde luego, no podría empeorar las cosas. No eres un héroe, Obed. Tú lo sabes..., y Mehese también.

Ya no sé ni de qué lado estoy, doctor. No entiendo de maniobras políticas, ni de incursiones militares a gran escala. Sólo soy un...chófer que ingresa el La Guardia para salvar la vida de su hijo.

Él tiene razón: la mano nunca será buena. Los faroles se pagan, y no hay ases en la manga. De todas formas, si no hubiese empezado con la partida, tarde o temprano, acabaría sin nada.

Mejor perder arriesgando, que no jugar...y perder de todas formas.

Voy a salir de Bukavu antes de que todo esto estalle. Y no lo haré por mí: lo haré por Emil, mi hijo. Pero necesito ganar tiempo, Mehese, y para ello he de saber en quién puedo confiar.

¿Puedo confiar en usted?- digo, mirando la fría camilla.

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30/05/2008, 09:28
Mehese

¿Apela a mi confianza Obed?, puedo contestarle que si y engañarle tranquilamente, eso se estila en este sitio, no se puede confiar en nadie, todo el mundo tiene un precio, deja su apoyo en la mesa para desplazarse un par de pasos alejándose de tu dirección Porque sé eso, tengo este lugar te mira con gesto cansado, puede que no seas el primero que le haya pedido ayuda.

Le elegí a usted porque es inteligente, y me parece un hombre íntegro, que sabía escoger bien sus opciones queda frente a ti, brazos en jarra, yo no puedo intervenir, no quiero intervenir, soy mucho más valioso desde mi posición neutral mira las pastillas que aún siguen en la mesa evitarán que pille una gripe por enfriamiento, no es mi estilo drogar a mis pacientes sonríe pesadamente, no tengo miedo Obed, la política tampoco me importa, y no quiero salir de Bukavu, por lo que soy un hombre peligroso para mucha gente suspira, su mirada se pierde en uno de los estantes durante unos momentos.

Yo sólo era un médico en un barrio de clase media, no era especialmente bueno, mi gran mérito ha sido sobrevivir, vaya éxito, vuelve a buscar tus ojos, Nsabimana es un buen hombresuspira, Un buen hombre de Bukavu

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30/05/2008, 12:53
Obed Semanza

Cita:

Le elegí a usted porque es inteligente, y me parece un hombre íntegro, que sabía escoger bien sus opciones...

También yo lo creía así...- las pastillas en mi mano izquierda, vaso de plástico en la derecha. Me acerco a Mehese, primero mirando al suelo..., y luego alzando los ojos hasta encontrarme con los suyos. "La cara es el espejo del alma", decía Padre. Su voz podría mentirme: su mirada no.

..., pero nos equivocamos los dos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Cita:

Nsabimana es un buen hombre

¿Qué hay de verdad en eso?

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30/05/2008, 19:55
Director

Notas de juego

joder, se quedo fuera una parte de mi post...una de la más importantes.

XDDDD

edito

la tirada te la guardo para el siguiente, pero parece sincero cuando habla.

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02/06/2008, 12:53
Obed Semanza

Escruto los ojos de Mehese desde una distancia algo más corta de lo prudente. Quizá sea por un cúmulo de acontecimientos, o porque mi intelecto ya no dá para más..., pero una sombra de irritación aparece en mi cara, márcando los músculos de la mandíbula y tomando aire por la nariz: estoy cansado. Muy cansado.

Las medias verdades y los jeroglíficos nos han llevado a donde estamos ahora, Mehese.- digo tras un pausa, tomando finalmente las pastillas y ayudando a bajarlas con el agua."Un buen hombre de Bukavu"...: eso, doctor, no significa absolutamente nada.

Vuelvo a la silla, con el vaso de plástico vacío aún en la mano. Me derrumbo en ella y apoyo los codos sobre las rodillas, mirando al suelo.

Usted, por ejemplo, es exactamente eso: un buen hombre de Bukavu. Nsabimana también. Y Mentzele- alzo la mirada tratando de percibir la reacción de Mehese ante ese nombre - lo es igualmente. Pero cada uno a su manera.

El agotamiento mental es más intenso aún que el físico. No soy capaz de continuar: cualquier cosa que diga en este estado podría resultar un inconveniencia peligrosa. Bajo de nuevo la mirada y me muerdo el labio.

Entiendo su postura, Mehese. Hasta ahora le ha ido bien haciendo equilibrios en mitad de la balanza..., pero entienda usted la mía: necesito ayuda y cada segundo que pierda tratando de convencerle... es un segundo menos de vida para mi hijo.

Usted sabe perfectamente lo que quiero saber. Así que, o me lo dice sin rodeos o...ruego me permita velar a solas el cuerpo de mi compañero hasta que llegue mi superior.

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12/06/2008, 11:59
Mehese

Te devuelve la mirada, no es desafiante, simplemente parece prestarse al escrutinio al que le estás sometiendo, te escucha, y se mantiene inmóvil hasta que bajas la vista, luego se mueve un paso hacia atrás, pasando la mano por su cabeza, sus ojos han perdido cualquier rastro de sueño que pudiera haber en ellos.

Me pide mi ayuda para salvar a su hijo, lo entiendo, se apoya en la mesa, con gesto cansado, Pero, ¿a cuanta gente va a poner en peligro?, sus motivos son nobles, no lo dudo, quiere evitar un derramamiento de sangre, una nueva revolución, una nueva guerra, algo que seguramente será inevitable por un momento sus ojos brillan, venganza, por un momento esa idea cruza por su rostro.

Aún así, cada acto, tiene una consecuencia, nadie merece vivir como lo hacemos nosotros aquí, y mucho menos por los motivos por los que estamos confinados, vuelve a buscar tus ojos, ha recuperado su indiferencia habitual, donde se siente más cómodo, Nsabimana es un hombre duro, puede ser un cabrón, y permitir ciertas cosas a los guardias, pero no quiere una guerra, si está dispuesto a enfrentarse a Mentzele, es algo que no puedo asegurarle menciona ese nombre con respeto, bajando un poco la voz, es obvio que sabe quien es, todos aquellos que asoman un poco la cabeza por encima del resto, lo conocen.

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12/06/2008, 18:37
Obed Semanza

No lo entiende.- digo a la pared y aprieto los labios. Al fin, un pequeño haz de luz al final del túnel: Mehese no miente, lo veo en sus ojos.
Esta enfermería, su posición, su...rutina...La "isla" de paz en la que vive no es real. Se acabó, Mehese: más temprano que tarde, en Kigali se hartarán de incursiones débiles y arrasarán Bukavu. Todos lo saben.

Y si finalmente se produce un levantamiento, y esa rebelión tiene éxito...los primeros en caer seremos precisamente nosotros, doctor. La Interahamwe no olvida, pero yo tampoco: cada día, convivo con los asesinos de mi familia. Con mis "hermanos hutus": ahora ya sabe por qué me presenté voluntario a la Guardia.

Con Nsabimana no queda más opción que confiar en él. Pero ¿y Mehese?. Si fuese capaz de...de convencerle, de hacerle inclinarse un poco en la balanza...El caso es que hay un "pero": el que, antes de todo esto, compartiésemos ideas y estuviéramos de acuerdo en la mayoría de ellas no significa que tengamos la misma condición. Quizá Mehese es hutu puro. Quizá albergue en su interior el ansia oculta por recuperar lo perdido..., y a lo mejor, condicionado por eso, titubeo ligeramente al hablar.

De una u otra forma, su burbuja se rompe, Doctor. A partir de aquí, no hay más camino que la huída...o la muerte inútil. Y quién dude un segundo estará condenado.

- Tiradas (1)
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13/06/2008, 09:47
Mehese

El doctor continua en la misma posición, ahora sin moverse, Quizá tenga razón, quizás toda esta burbuja desaparezca, pero no seré yo el que provoque esa ruptura se encoge de hombros, Mi trabajo es curar a los heridos, ya sean hutus, tutsis o blancos, eso no me importa, o no debería importarme, ahí reside mi fuerza, mi “poder”, si elijo a quien ayudar, entonces sólo puedo tomar un arma y ponerme a disparar dice con convicción.

Sinceramente, te deseo la mejor de las suertes en tus intentos de hacer lo que crees correcto, y no dudaré en apoyarle, mientras no ponga en peligro mi situación se levanta de su punto de apoyo, Piense que soy un cobarde, o piense lo que quiera, al igual que usted, yo creo estar haciendo lo correcto dice buscando de nuevo tus ojos.

Unos pasos hacen que su mirada se desvíe hacia la puerta, son rápidos y firmes, y a los pocos instantes, el rostro no demasiado contento de Nsabimana irrumpe en escena, tiene las ropas mojadas y tras echar un vistazo al cadáver, luego te echa una mirada, pidiendo explicaciones.

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13/06/2008, 17:46
Obed Semanza

Instintivamente, casi por deformación prfesional, me levanto de la silla al ver a Nsabimana en el umbral. Saludo con un ligero movimiento de cabeza, sin marcialidad alguna. No es momento de protocolos: ni siquiera el apretón de manos que le doy a Mehese lo es.

Gracias, Doctor.- la mano recia y mirando a los ojos. No hay ni rastro de formalidad o etiqueta. Solo eso, agradecimiento. Me gustaría hablar a solas con mi superior. Espero que lo comprenda.

No hay mejor sitio que la enfermería para la charla con Nsabimana. Salir al exterior, el cuartel, su oficina...Docenas de ojos pendientes. Además, el cadáver de aún caliente de Saró es el mejor testigo: aquí, en su presencia, comenzaré a recorrer el camino que lleva a la expiación...y a la venganza.

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13/06/2008, 18:20
Paul Nsabimana

Responde a tu apretón con un movimiento afirmativo de la cabeza, luego Mehese abandona la enfermería tras intercambiar una mirada con el militar, seguramente no es la primera vez que se lo piden, el eco de sus pisadas se mezcla con el incesante sonido de la lluvia y la tormenta en el exterior.

Nsabimana sigue sin moverse, dio dos pasos al cruzar la puerta y ha permanecido inmutable en esa posición, solo el movimiento de sus ojos evaluando la situación lo separan de parecer más una estatua que una persona, El chico estaba preocupado cuando me ha venido a buscar Obed al hablar, su cuerpo también reacciona y hace un movimiento con el cuello, como si lo desentumeciera, enarca una ceja sin perderte ahora de vista.

¿Qué me tienes que contar?, no me hubieras molestado si no hubiera algo gordo, no eres ningún crío, y eso me preocupa Obed, me preocupa dice intentando no alterarse.

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15/06/2008, 20:26
Obed Semanza

Hoy han asesinado a uno de sus hombres, señor. Se llamaba Jacques Saró y bien podría ser nieto de quién le disparó en la cabeza.- digo tras una larga pausa. En parte, me asquea la frialdad con la que Nsabimana encara el asunto: ha visto el cadáver y, aunque Jaques lleva sus ropas civiles, debería haberlo reconocido como Guardia. Y, qué demonios, se trata de un crío! Ni siquiera Mehese pudo evitar una mueca al ver el cadáver.
No. Aquella reacción no es producto de la "costumbre": es una condición humana. O al menos, eso quiero creer.

Se prepara un levantamiento, pero no a medio plazo: se trata de algo inminente.- digo acercándome a la camilla. Van a haber muchos Jaques Saró, jefe.

Supongo que los informes que semanalmente he ido redactando le dan empaque a mis palabras. Nsabimana me sabe preocupado por el asunto y, de alguna manera, implicado en su investigación.
Sé que me aprecia. Me tutea, me habla de forma inusualmente familiar...pero la gente poderosa en Bukavu tiene un punto de imprevisibilidad, de ausencia de empatía...que los hace impermeables. Sea como fuere, él es mi última opción. Mi última carta por jugar,...y estoy a punto de ponerla sobre la mesa.

Tomo aire y levanto la parte de la sábana que cubre el rostro de mi compañero. Tras mirarlo de nuevo - un instante más - giro el cuello a mi superior. Es hora de valorar de qué pasta está hecho, sus verdaderas intenciones, su motivación, sus agallas, su posición ante el infierno ya desatado...Es hora de enfrentarlos a los dos, conmigo en medio.

Fué Mentzele.

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16/06/2008, 10:03
Paul Nsabimana

Siempre era Mentzele, eso parecían decir los ojos del jefe de la guardia que apenas ha mostrado sorpresa por tu revelación, vuelve a mirar el cuerpo, un pequeño gruñido y por unos momentos, es como si aquel hombre hubiera envejecido diez años, todos sus rasgos se reblandecen, incluso su musculoso cuerpo parece volverse débil, todo menos sus ojos, que tienen el efecto contrario.

Sabía que esto iba a pasar, no soy estúpido Obed, vuelve a centrar su atención en tu figura, Mucha gente apoyaría una revuelta, más de los que lo admitirían abiertamente, y sabes lo que pienso, que no podemos permitirla, con esas palabras vuelve a aflorar el Nsabimana que todas las mañanas organiza a unos pocos veteranos inteligentes y a unos demasiados jóvenes impetuosos, el que consigue, que a pesar de todo, trabajen en equipo de una manera más que aceptable, y te diré porque, no por los malditos tutsis, que se pudran todo ellos en el infierno, sino porque si consiguen organizar esa revuelta, será nuestro fin, primero nos mataremos entre nosotros, decidiendo que es lo más correcto, si vengarnos o intentar mantener la calma en espera de una ayuda que no llegará, y luego, lo que quede, será devorado por nuestros enemigos con facilidad,

Se dirige a la mesa, al lugar donde antes se encontraba el médico, pero esta vez sin buscar apoyarse en la misma, Mentzele, una vez estuvimos frente a frente, se cree intocable, inmortal, y en cierta manera, lo es, lo que representa lo es, si él cae, otro se pondrá en su lugar, lo cual no significa que no deba hacerlo, su voz es firme, hay determinación en ella, lo mismo pasa conmigo Obed, otro ocupará mi lugar, somos hombres sin miedo, o tal vez todo lo contrario, pero el caso es que no tenemos nada, sólo a nosotros mismos, te mira ahora despacio, evaluándote sin ningún reparo.

Te conozco, repite se que tienes un hijo, y sabes que Mentzele lo matará si te opones a él, pero, eso es lo que quieres hacer, sino no me habrías contado nada, ¿eres un héroe Semanza?

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16/06/2008, 16:32
Obed Semanza

¿Un héroe?. La pregunta de Nsabimana me descoloca y, durante un momento, callo sin saber bien qué responder.

¿Los héroes huyen?. ¿Tienen miedo?. ¿Son egoístas?. ¿Renuncian a sus principios?. ¿Mienten?. ¿Juegan con la vida de inocentes?. Un héroe...Nunca lo he sido, ni quiero serlo. Un héroe habría salvado a su famila, habría sabido llegar a tiempo...

Nsabimana, al igual que Mehese, vive una ilusión: Bukavu tiene las horas contadas. Es la única posibilidad, la única variable que no contemplan, que se les escapa. No va a durar. Los blancos saldrán corriendo con el sonido de los primeros morteros y nos verán morir desde el sofá, entre los deportes y la información meteorológica. O pudrirnos mientras aguantamos un día más en este estercolero.
Y Emil morirá conmigo..., y si logra sobrevivir, algún malnacido le atiborrará de opio y le dará un AK47. No hay más salida que huir.

No voy a esperar ni voy a quedarme quieto mientras otros manejan el destino de mi hijo.
Si querer vivir como un hombre libre es ser un héroe...,
...entonces, Jefe, lo soy.

Camino hacia la ventana de la enfermería y echo un vistazo al exterior.

Cuando le dije que fué Mentzele quién asesinó a Jacques, no me refería a sus hombres, o a cualquier tipo pagado por él. Me refería a Mentzele,...en persona. Él disparó, y lo hizo como quien pisa una colilla.- oigo de nuevo el disparo y casi puedo oler la sangre de Saró empapando mi camisa. Mordiéndome el labio, me giro a Nsabimana.

A Jacques y a mí nos interesaba el asunto. Fuimos tirando de la cuerda y llegamos hasta el Gran Hombre. Una entrevista personal: fingimos estar a disgusto con nuestra situación y al tanto de los movimientos que hacían las mafias y otras facciones rebeldes. Propusimos trabajar para él, ser sus ojos en la Guardia. Y Mentzele aceptó..., usando a Saró para dejar las cosas claras: sé el peligro que corre mi hijo, Paul.- por primera vez en mi vida llamo al Jefe por su nombre de pila.

Ahora estoy dentro. ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Podría invistigar a fondo, desde las mismas tripas de la revuelta. Mentzele tiene agentes de la Guardia en nómina, estoy seguro de que lo sabes, y debo ser cuidadoso...más de lo que he sido hasta ahora.

Con toda la determinación que pueden expresar unos ojos, encaro al Jefe. Lo necesito: sin su consentimiento, jamás podría tener acceso a las armas. Él nunca podría sacar a Emil de Bukavu.

Voy a cazarlo, Paul. Es ya algo personal. Y me da lo mismo quién se ponga en su lugar después de muerto...

Una partida, dos barajas, tres jugadores...y la vida de mi hijo sobre la mesa. Ni siquiera me pregunto de qué lado estoy: es algo que he tenido claro desde el principio, y ahora más que nunca.

Tengo un plan y voy a ponerlo en marcha. Sólo espero que quieras escucharlo.

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17/06/2008, 09:30
Paul Nsabimana

El militar te observa con expresión grave mientras hablas, ¿Así que cara a cara con el gran hombre?, eso significa que le interesaba a él también el asunto, porque sino hubiera mandado a dos matones para liquidaros, no le resultaría complicado haberlo hecho el ruido de la tormenta no parece cesar nunca, el tiempo está acorde con la situación, a veces pasa, o simplemente es nuestra mente la que así lo interpreta.

Sacar a Emil de Bukavu despertaría sus sospechas, debemos intentar que todo parezca casual la mente de Nsabimana parece que empieza a moverse con rapidez, de esa parte me encargaré yo si tu plan me convence no baja la voz, parece seguro en el lugar en el que os encontráis.

Me caes bien Obed, no quiero que te maten inútilmente, pero, antes de que me cuentes tu idea, quiero dejar clara una cosa se dirige a tu posición, quedando muy cerca, no es más alto que tú, ni más fuerte, pero aún así intimida su manera de mirar, diferente a la de Mentzele, pues aquella parecía querer traspasarte, leer en tu alma, mientras que esta lo que hace es permitirte penetrar en la suya, olvídate de venganzas personales, ¿me oyes?, ahora esto pasa a ser un asunto de unos pocos, todos con un mismo objetivo, que es evitar que esas armas lleguen a donde no deben, no quiero a “héroe” jodiendo el asunto por su afán de meterle una bala a Mentzele entre ceja y ceja, se que lo entiendes, pero quiero que me lo confirmes. no había jefe, no para esto que pretendíais.