Partida Rol por web

La habitación no era demasiado grande y la pared, de piedra gris e insulsa, estaba llena de desconchones, una ventana con una reja, a través de la cual el sol del atardecer se despedía despacio, como siempre en este lugar, dejando tiempo para pensar en la noche que se aproximaba, reflejando sus últimos rayos en una puerta entornada a través de la cual se escuchaba música, el sonido de unas notas que se mezclaban con la voz de un hombre que las acompañaba por encima del reproductor.

Hacía calor, mucho, no corría aíre y el ambiente era agobiante, no dudabais en que se superaban los treinta grados y con bastante holgura, lo cual significa una especial tortura para la austríaca, aunque tampoco era para nada fácil de soportar para el cuerpo de La-Roux, quien es la primera en abrir los ojos y presenciar lo descrito anteriormente, la joven se mueve y su cuerpo le informa de su situación, la cual tampoco es demasiado mala, visto por la situación que ha pasado.

Un vendaje en su brazo izquierdo, en el lugar donde se produjo el corte, el dolor en el pecho producido por los golpes de su secuestrador ha desaparecido casi por completo, y el chichón en la parte trasera de su cabeza es sólo un doloroso recuerdo, sigue vestida tal y como se encontraba en la Iglesia, pero sin el abrigo, está completamente empapada en sudor, y desde luego, por el olor y la sensación, una ducha no le vendría nada mal, así como otro tipo de ropa menos calurosa.

La cama en la que se encuentra tumbada es apenas un colchón de espuma sobre un armazón de hierro oxidado, que ha chirriado al revolverte y mirar a tu derecha, donde otra respiración se escuchaba. Casi le cuesta trabajo reconocer a la chica que había visto en aquella plaza, una aparatoso vendaje le cubría parte de la cabeza, incluyendo su ojo derecho, que quedaba totalmente cubierto por él, la nariz estaba torcida hacia la izquierda, y dos grandes moratones la flanqueaban, la parte derecha de su boca estaba inflamaba y el labio aún seguía con una costra de una herida que comenzaba a cerrar.

El gesto de la joven se contraía con una leve muestra de dolor cada vez que su pecho bajaba al exhalar aire, también estaba sudada, y una camiseta y una especie de chándal cubrían su cuerpo, totalmente sudado también, sus miradas se encontraron, confusas, volviendo a la realidad, abandonando el mundo de los sueños, el suave abrazo de la inconsciencia, que seguramente terminarían echando de menos.

La puerta de la habitación se abre por unos momentos, y hombre entra en ella, mira de manera rutinaria en vuestra dirección, pero cuando ve como la francesa tiene los ojos abiertos, su rostro muestra sorpresa, y desaparece con celeridad por el mismo lugar por el que ha entrado, sin que haya demasiado tiempo en fijarse en él, aunque desde luego no era el Buscador.

- Hhhhmmmmm... - gruñió un poco a causa del asfixiante calor, apoyando los codos sobre el colchón para levantarse poco a poco... Tras ver que estaba perfectamente, o por lo menos mucho mejor, contempló el terrible estado de su compañera y enarcó las cejas con preocupación, levantándose con cuidado de la cama para evitar moverla demasiado... Los gestos de la joven francesa eran débiles y apagados, y su mirada clara denotaba cierta tristeza y pesar...

- Lo siento... - musitó sentidamente, sintiéndose enormemente culpable por lo ocurrido... Tragó saliva al ver al hombre desconocido, pero se le hace demasiado corta la intervención de éste como para decirle algo. Volvió la vista a la muchacha, que estaba sin dudas peor que ella... - No te muevas de aquí, ¿vale? Ahora vuelvo... - se acercó a la puerta, abriéndola con cuidado, incluso bajando la cabeza, para investigar quién había fuera...

Negro, todo negro, una dolorosa vuelta a la realidad. Nunca he sentido tanto dolor, no consigo distinguir a que zona de mi cabeza corresponde. Abro los ojos, pero sólo puedo abrir uno, oh, estoy vendada, un gemido, no voy a soportar este dolor. ¿Dónde estoy? DOLOR ¿Qué hago aquí? Thomas, Thomas en el…. DOLOR. Giro apenas quince grados la cabeza, mirando a la muchacha que me habla, con mucha pena en sus ojos, ella estaba allí, con él, me estremezco, él, estoy con él…. La escucho, pero no puedo ni plantearme hablar. DOLOR. Un ruido de una puerta cercana. DOLOR Y MIEDO. Se va, levanto la mano débilmente, por favor no te vayas, demasiado tarde….

Empiezo a sentir algo más, calor, mucho calor. Mi cuerpo totalmente empapado. Me incorporo lentamente gimiendo de nuevo, estoy sola, imposible saber donde. Agradezco separarme del contacto del colchón. Que calor, que tristeza, que abandono, llevo la mano izquierda a mi cabeza y al contacto con el vendaje, por inercia, QUE DOLOR. Me toco la nariz, dios mío, la tengo partida… Annek… Veo medio borrosa la habitación cuando consigo quedarme sentada. La familiar angustia, el miedo a morir, de nuevo así y sin saber si Thomas está vivo, todo igual otra vez… pero muy diferente. Empiezo a notar la respiración algo más rápida, mis ojos van humedeciéndose, despacio…. Ojalá nadie entre por esa puerta nunca más….

La joven francesa se acerca a la puerta con alguna dificultad, pues al principio se mareó un poco al salir de la cama de manera brusca, bueno, brusca para alguien en su estado, justo cuando comienza a abrir la puerta y asomarse para ver si venía alguien, un nuevo golpe en el cuerpo de la francesa, aunque no demasiado violento, haciendo que esta caiga de espaldas sobre el suelo, pues ha sido empujada por el impulso de la puerta que se ha abierto de repente…

Joder se oye decir al hombre que ha provocado el incidente, una botella de plástico cae a el suelo, y esta persona entra en la habitación, pelo largo, barba de unos cuantos días, parece joven, unos veintipocos, va sin camiseta y sólo unos cuantos pañuelos atados en el cuello y en los brazos, también lleva en la cintura una especie de capa, que parece preparada para de alguna manera, cubrirse el cuerpo por completo en caso de que sea necesario, Lo siento, no te había visto, dice tendiendo una mano a la joven para ayudarla a levantarse, su acento es parecido al del Buscador, incluso más marcado que este, y os cuesta entenderlo un poco.

Cuando por fin La-Roux está de pie, el desconocido se agacha de nuevo para coger la botella, parece agua, aunque no esta todo lo limpia que debería, pero parece fría, sonríe cuando vuelve a miraros, no está demasiado limpio, polvo y sudor recorren su cuerpo, aunque tampoco difiere mucho de cómo os sentís vosotras, Soy Needle, me alegro de que estéis despiertas, os mira alternativamente, entrega el agua a Solaine y se acerca a la posición de Karin, no, no, nada de incorporarse de esa manera, su tono es cordial, y una expresión de ternura al ayudarte a tenderte de nuevo, Pronto podrás levantarte luego se separa para miraros, ¿Cómo os llamáis?

Tras caer al suelo con el golpe, Cavaliê gateó hacia atrás de espaldas cual animal asustadizo al ver entrar a un hombre desconocido. Recorrió al tipo con la mirada. Parecía vestir al mismo estilo que el Buscador, o por lo menos pertenecer al círculo de éste, ya que su acento resultaba similar y su higiene brillaba por su ausencia...
Cuando el joven le tendió la mano ésta tardó en cogérsela, no muy convencida, ayudándose a levantarse... Recibió la botella de agua en sus manos, pegándosela incluso en la mejilla. El calor era infernal...

- Ro... Roux... - contestó tímidamente, sin dejar de observarlo. Se percató entonces en la canción que escuchaba de fondo... ¿Estaría de nuevo en aquel horrible lugar? - ¿Dónde estamos...?

Estoy muy mareada al incorporarme, veo regular lo que ocurre entre ellos, el dolor no cesa, se acerca el desconocido, NO, terror en la mirada, NO, que no me toque… no puedo evitarlo…. pero me… me está ayudando…. las lágrimas siguen resbalando mientras veo su rostro al tenderme… tumbada es peor, noto más lo indefensa que estoy, lo realmente mal que va todo, hasta aumenta el calor que hace….

Voy a vomitar, que dolor siento al apoyar la cabeza de nuevo, un gemido…. ¿mi nombre?…. Me…. Karin… un hilo de voz, angustiado, casi no me reconozco…..

Tranquila Karin, no te muevas dirige la mirada a la francesa, sonriendo cuando la ve acercarse el agua a la cara, Si, aquí hace un calor de mil demonios, y eso que esta ya atardeciendo, no hay más remedio que acostumbrarse, pásame la botella, debe beber cuando la recibe, desenrosca el tapón y ayudando a la austriaca a incorporarse lo justo para que beba, el líquido tiene un sabor un tanto peculiar, como si hubieran dejado dentro un trozo de hierro durante un tiempo, pero está frío y es un alivio sentirlo recorrer tu garganta, aliviando tus incipientes deseos de vomitar.

Luego vuelve a tapar la botella y se la devuelve a Solaine cuando se asegura de que Karin no quiere más, mirándola, Dawe, un oasis en medio del desierto voz teatral, tristeza en sus ojos, Un lugar muy diferente del que provenís, a pesar de ser el mismo. un esbozo de sonrisa

Bienvenidas al futuro de la humanidad, andaremos por el año dos mil cincuenta más o menos parece dudar un poco al seguir hablando, y muchos piensan que vosotras tenéis una gran responsabilidad en lo que sucedió, que dicho sea de paso, nadie tiene muy claro que fue exactamente no hay rencor ni odio en sus palabras, no parece creer que hayáis sido capaz de hacer aquello de lo que se os acusa.

La joven francesa tendío inmediatamente el agua cuando éste la pidió, observando con gesto preocupado a su compañera, tragando saliva...

- ¿Qué? ¿Estamos en el... futuro? - frunció el ceño. No parecía en absoluto convencida, de hecho negó un par de veces con la cabeza... - No puede ser... No se puede viajar en el tiempo - negó de nuevo, observando a aquel lugar...

Pero... Eso explicaría su manera de actuar...

Agachó un poco la cabeza. No parecía sentirse cómoda en absoluto... - Yo no he hecho nada... Y estoy segura de que ella tampoco... - dijo, tristemente, volviendo a hacerse con la botella, bebiendo un poco - ¿...Es usted médico? ¿Sabe si se pondrá bien?

Me fío de él y bebo de la botella que me tiende, no tengo más opciones, agua por fin… el sabor metálico no hace que deje de beber, tengo muchísima sed, me calma el estómago y un poco el calor. Otra vez tumbada. Veo a ambos sin tener que mover la cabeza.

No puedo pensar en lo que dice, me duele mucho más…. ¿Qué fecha ha dicho? Dios mío, esto es una locura… pero Annek te dijo algo así…. Sí, dijo que yo puedo…. me apresuro a decir No…. yo tampoco… de verdad... Lo miro asustada. NO HE HECHO NADA. Y no lo haré nunca. ¿Qué esto es el futuro y es nuestra responsabilidad? Están todos locos…. Otro dolor, no es físico pero contrae mi rostro, Thomas….

Karin, todo lo que ha pasado últimamente, TODO, te confirma que lo que nos acaba de decir este hombre es cierto. Ay, mi cabeza… Los miro, esperando que conteste a Roux sobre mi estado… trago saliva, todavía hay gusto a oxidado en mi boca….

Needle se encoje de hombros, a mi no me tenéis que convencer, no es mi problema lo que hicierais o dejarais de hacer, soy de la opinión de los que el pasado no se pueden cambiar, y que más vale afrontar lo que queda por delante, se aleja de la cama en dirección a la puerta, es alto, cerca del uno noventa, y está bastante fuerte.

Soy “médico” si, pero no esperéis hospitales ni nada por el estilo, desde luego no como vosotros los habéis conocido, os mira medio disculpándose, se pondrá bien, espero que si, el golpe ha sido muy fuerte, pero por lo que parece, se acuerda de todo, nuevamente camina hasta llegar a la chica postrada, ¿Puedes mover todo tu cuerpo?, o sea, las piernas, las manos, los dedos… pregunta, cuando confirmas que si que puedes, sonríe, No puedo hacer mucho más, aunque sinceramente, ese ojo, no se si volverás a ver con la misma claridad que antes

Ahora está más serio, ¿Tenéis hambre?, preguntan intentando animarse de nuevo.

Roux asintió mirando al suelo... Desviando entonces los ojos al hombre, al tiempo que se pasaba la mano por el brazo vendado...:

- Gracias... - dijo por lo bajo, perdiendo la vista en la habitación. El reposo se había hecho posible, pero las vivencias no se curaban con simples vendas... Quizás por eso la joven parecía un poco autista.

Ay, que mueva mi cuerpo, que miedo, antes me incorporé…. Con los pelos de punta por el recuerdo del golpe y preocupación intento mover los pies, sí, gracias al cielo, sí, las manos también las he movido… el dolor del impacto se hace presente de nuevo… ¿QUÉ? Mi ojo, me llevo la mano al vendaje del mismo ¿Puedo dejar de ver con él? Niego levemente con la cabeza, es imposible que lo pierda, he llorado, eso tiene que ser una buena señal, TIENE QUE SERLO, miro a ambos, con un solo ojo Karin, tiene que servir para algo que llore tanto, sí…. ¿Pero… me puedo… quedar... ciega? aprieto los labios, sigo negando con la cabeza…. Su mano…. mi ojo… la nariz…. al final, la desgracia que le traigo a los demás, me ha alcanzado a mí también…

¿Comida? Da igual que tuviese hambre hace un momento, se me ha quitado. Musito débilmente No, yo no… ni siquiera puedo darme la vuelta para mirar a la pared y llorar, dolería demasiado.

El hombre suspira, No, no creo que te quedes ciega, a lo mejor ves algo peor, pero no ciega luego se vuelve a la francesa Es lo mínimo que puedo hacer, y tenéis que comer, lo siento, sino con este calor, os encontraréis aún más débiles, espero que un par de días estéis algo mejor, vuelve a abrir la puerta, Os traeré algo de comida, os gustará dice mientras sale de la habitación.

Antes de perderse de vista se gira, Por cierto, podéis salir y caminar por la casa, no sois prisioneras, pero, no os aconsejo que salgáis fuera hasta que no estéis más restablecidas, y aparte de mi, en la casa viven Truck y Raisa, deben estar a punto de regresar, se alborota un poco el pelo mientras desaparece.

Cavaliê respiró más tranquila al saber que su nueva compañera no se quedaría ciega, y pestañeó cuando el joven médico les aseguró que no eran prisioneras... Era lo último que se esperaba después de lo vivido. Una auténtica pesadilla...
Asintió con una sonrisa de MonaLisa, desviando la mirada a Karin y acercándose a ésta, pasándole suavemente la mano por el brazo, conciliadora...

- Voy a... Salir a ver cómo es el alrededor, ¿vale...? Vuelvo en seguida... No tardaré nada, estaré contigo enseguida, "Karin"... No te muevas, descansa cuanto puedas... - dejó la botella junto a ella, esbozando una ligera sonrisa que ni aún así iluminaba sus ojos tristes... Y salió por la puerta, cerrando...

La joven francesa abrió la puerta, adentrándose en un mundo desconocido, quizás ansiosa por descubrir algún consuelo, quizás deseosa de no encontrarlo, caminaba pesadamente por un angosto y corto pasillo sin ninguna puerta en el mismo, sólo el final del mismo podía poner fin a este caminar por el infierno, secundado a la perfección por el terrible calor que reinaba, mareándola ligeramente.

La música seguía sonando, pero cada vez más lejana en su cabeza, que la arrinconaba inconscientemente, un nuevo sonido acudía a sus oídos, uno típico de alguien trabajando en una cocina, tan rutinario, tan común, y sin embargo ahora se le antojaba irreal. Cruzó por fin el umbral sin puerta y allí estaba Needle, trasteando con unos cuantos utensilios y sirviendo lo que parece una especie de zumo de tomate pero algo más rosado en unos cuencos, al verte entrar te brinda una sonrisa, la claridad que hay aquí te molesta, demasiados días en la oscuridad.

Detrás de él, hay una puerta que da a otra estancia, que parece una especie de comedor, en ella hay una televisión apagada, una de pantalla de plasma, grande, así como la cocina, que es también algo inadecuada para una casa normal. A su derecha otra puerta más que da al exterior, esta abierta, pero una cortina impide el paso del sol, un amplio ventanal domina la parte izquierda, grandes rejas similares a la de la habitación donde estabas lucen en la ventana sin cristal, a través de la cual puedes ver el exterior, sólo polvo y solitario y desvencijado columpio, por lo menos en la cercanía, pues una valla metálica parece rodear el perímetro de la construcción.

¿Necesitas algo? pregunta el hombre mirándote.

Contemplándolo todo con la misma parsimonia, y cerrando un poco los ojos con la molesta luz, La-Roux negó a la pregunta de Needle, observando con curiosidad aquel extraño zumo de tomate que el desconocido preparaba... ¿Cuándo las habían traído a ese lugar? ¿Dónde había quedado el asesino...?

- Curiosidad - fue lo único que dijo como respuesta a su pregunta - ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

El chico seguía con sus quehaceres mientras contestaba a la pregunta de la chica, Creo que este es el decimocuarto día, hace memoria, Sí, aunque tu te has despertado varias veces, pero sólo delirabas, tenías fiebre, no sabía si sobreviviríais, ese gesto más serio cuando se refería a sus “competencias profesionales”.

La otra chica llegó con un golpe horrible en la cabeza, pero por suerte el cráneo no se fracturó, o por lo menos no de manera peligrosa, pero tú tenía fiebre y veneno, y aquí no tenemos los mejores medios para trataros, es un milagro que lo hayáis superado suspira y vuelve a alegrarse un poco.

Pruébalo, coge un poco del zumo y vierte un poco en un vaso metálico puede que después de todo, si seáis especiales

- Dos semanas... - musitó, más para ella que para el resto... No parecía demasiado asombrada ni asustada por haber estado al borde de la muerte. Quizás dentro de unas horas habría preferido perder el pulso en aquella cama destartalada. Y pensar que hacía unos días estaba ansiosa por recibir a su marido de vuelta...

Mikael...

La mujer entornó la vista al suelo, con los ojos humedecidos y abatida... Pero alzó la vista cuando el agradable médico le tendió aquel extraño zumo y se acercó a recibirlo, husmeándolo un poco al principio pero... finalmente probándolo. Si era bueno, genial. Si era veneno... Igualmente bien...

¿No me quedaré ciega? Que se cumpla… algo de alivio en este infierno, le creo, es un desconocido pero necesito creerle, veré. Su mano. Me duele todo tanto… no quiero comer, no quiero nada. Otra vez secuestrada en una casa en la que no soy prisionera, es surrealista. Aquélla congelaba y ésta quema.

Siento su contacto, agradable al ser en una parte que no me duele, también me llega la pena que tiene en sus bonitos ojos, está mejor que yo físicamente pero ha sufrido mucho, se le nota. La miro, con mirada perdida, asiento un poco, De.. acuerdo… Su figura cada vez más lejana, luego, nada.

Silencio alrededor, tomando conciencia de mi misma, de mi situación. No quiero enfrentarme a mis pensamientos, al dolor, es una soledad tan triste. ¿En el dos mil cincuenta? No puede ser verdad. Si pudiera desaparecer, irme de este infierno, despertar al lado de Thomas y…. mejor que dejes de pensar estas cosas Karin, sólo sirven para que llores más.

Sobrevivir, superarlo, todo eso que se supone que debo hacer, lo que Annek me decía, por ellos, por ellos, pero sólo quiero morirme. No quiero estar aquí, no puedo volver a ver a ese hombre, no lo resistiré. Comienzo a temblar...

Me iba a Zaire con él, queriéndonos… era lo único que tenía, nuestro amor, ahora no tengo nada… absolutamente nada. Con la mano izquierda limpio las lágrimas del ojo, en el otro noto el contacto del vendaje húmedo, me quiero morir.