Partida Rol por web

Roux lo acompañó sin decir nada más, enjugándose las lágrimas ella misma y dejándose llevar por el Buscador, mientras daba mordiscos a la mazorca...

Mismo viaje de siempre. Nunca dejaba de sorprenderla... Pero aquel lugar resultaba hermosísimo a sus ojos, y el sonido de los pájaros era gratificante para el cuerpo y la mente... Dió un par de pasos hacia delante para integrarse en aquel maravilloso paisaje, esbozando una ligera sonrisa al mirar al cielo, al ver los árboles, las casitas de techumbre oscura, cubiertas de nieve...

Se giró hacia el asesino, algo más seria, indicándole el camino que suponía debían tomar...

Cuando llegaron a lo que ya era el pueblo en sí, la joven incluso correteó al tener de cerca aquel colorido entorno, sonriendo ilusionada (o quizás desquiciada) al encontrarse en un lugar tan bonito, cubierto de nieve... Demasiado tiempo en Nueva York...

No tardó demasiado en encontrar aquel último edificio... La iglesia de aquel pequeño paraíso, el lugar dónde recordaba lo predicho en sus sueños. Borró su sonrisa, volviendo a la realidad y recordando por qué estaba ahí... Le señaló la edificación a su acompañante, algo más seria.

- Es aquel... La Iglesia - anunció, mientras lo dirigía hacia el lugar... Cuando ya estaban cerca, se encontraban situados en una pequeña plaza, rodeada de casonas y protagonizada por el edificio eclesiásto.

A aquel hombre todo parecía serle indiferente, miraba aquel paisaje de la misma forma que la tienda abandonada, o de la misma forma que a ti, por lo menos casi siempre, pues lo habías visto perder cierto control no hace mucho.

Te sigue en silencio, mirando constantemente a ambos lados, vigilante, es un hábito, empiezas a comprender que no puede comportarse de otra manera, que nunca será capaz de caminar con despreocupación que tu misma has hecho al entrar en el pueblo, aunque solo hayan sido unos instantes.

Asiente cuando confirmas el lugar, y busca un lugar discreto, el pórtico semioculto de la iglesia es el objetivo al que os encamináis, el pueblo parece ir despertando, lentamente, como la nieve lo hubiera adormecido, al llegar, te agarra del brazo, la delicadeza sigue brillando por su ausencia, Callada y sin moverte, si hubiera algún peligro, no te muevas de aquí, dice mientras casi te arrincona contra las puertas de madera que permanecen cerradas.

No hacía falta ni decir que la francesa ya se había habituado al mal temperamento del Buscador y a su forma de tratarla...:

- ¿"Peligro"...? - preguntó ella, escudriñando el pueblo con sus ojos, confundida. Que ella supiera, el único peligro que había en aquel lugar era él mismo... Y eso reconfortaba de forma extraña. Asintió como siempre intimidada, arrebujándose en su abrigo de plumas y sin moverse de dónde él la había dejado, con los párpados caídos y aire preocupado...

Una furgoneta blanca se acaba de parar en la parte derecha de la plaza, entre la iglesia y la casa que luce el cartel de médico, de ella salen dos figuras, vestidas con unos grandes abrigos de color blanco, una de la parte trasera y otra del asiento del copiloto, y se detienen mirando hacia esta última casa…

De ella acaban de salir dos personas, una mujer rubia, delgada, de aspecto frágil, va embutida en una anorak de plumas azul claro, a juego con el color de sus ojos, lleva un vendaje en su mano derecha y cojea ligeramente al caminar, junto a ella, otro hombre, vestido también con un abrigo largo, pero este negro, cuando la mirada de este último se cruza con la de los recién llegados, hace a la joven una señal para que se detenga, pero él sigue avanzando un poco con aire decidido, al encuentro de unos de ellos que se adelanta del resto.

Eran demasiados, pero si lograban ocultarla en aquella furgoneta, puede que no tuviera otra oportunidad, confiaba en que se acusaran unos a otros, y puede que mi luz se apague, no tenía claro cuanto resistiría.

Un sonido que cuesta identificar rasga el aire, sordo y poderoso, y al instante, el rojo comienza a dominar el paisaje, la cabeza del hombre que había permanecido de pie junto al vehículo, estalla por el tremendo impacto, su cuerpo cae al suelo, inmóvil, de entre las sombras del pórtico de la iglesia una figura corre veloz hacia la posición de los dos que quedan en pie, aún sin reaccionar ante lo que acaba de suceder…

Es alto, dos metros como mínimo, viste con una amplio abrigo de cuero, pero bastante extraño, al igual que el resto de sus ropajes, en su mano izquierda una pistola, algo diferente a las normales, y en su mano derecha una enorme espada de casi metro y medio de hoja, sujetada como si fuera un pequeño cuchillo de cocina, no emite ningún grito, ningún gesto, nada en los ojos ocultos parcialmente por un curioso sombrero también de cuero.

Su abre camino esquivando la fuente que gobernaba el centro del lugar, su mirada en la chica que acaba de salir, su arma apuntándola…

Thomas, el chico del abrigo negro, es el más rápido en reaccionar, un gesto de terror en su rostro al darse cuenta de la situación, introduce la mano con rapidez en el interior de su abrigo y extrae una pistola mientras retrocede para interponerse en la trayectoria que separa a la joven de aquel desconocido que corre con velocidad y determinación.

El disparo resuena como un trueno, una gran bandada de pájaros abandona su lugar de reposo, provocando que la algarabía aumente la confusión de la escena, el cuerpo del buscador se contrae ligeramente por el impacto en el pecho….

Apenas parece sentir el dolor, sólo le ha retrasado unas décimas de segundo, el objetivo ahora es menos claro, no le importa lo más mínimo eliminar a quien se ponga por delante de su objetivo, busca la cabeza de la chica, pero al disparar, el brazo de aquel entrometido desconocido recibe el brutal impacto.

La casi ausencia de sonido al disparar hace mas temibles aún las consecuencias, Thomas grita de dolor, la mano del chico, la que sujetaba la pistola, prácticamente se desintegra entre sangra, músculos y huesos, la pistola casi calcinada cae al suelo, sin tener aparentemente ninguna utilidad.

La distancia entre ambos se ha recortado, cazador y víctima un poco más cerca.

Tras el primer estruendo del arma, una joven parece asomarse de súbito por el pórtico de la Iglesia. Tiene un aspecto deplorable, ya que aunque vista con gran abrigo de plumas color crema, parece sucia, con los leotardos rotos manchados de sangre, al igual que sus manos... Amén de unas extensas ojeras, y cabello rubio despeinado.

Ésta contempla a la pareja llevándose las manos a la boca, horrorizada al ver que su secuestrador ha recibido la bala de su víctima, y vicebersa. ¿Serían pareja? ¿Quizás un matrimonio? ¿Tendrían familia...? Parece llorar desde la escasa lejanía, dejando caer al suelo lo que parecen restos de mazorca... Y sale de lo tendría que haber sido su escondite, visiblemente desesperada, con la respiración acelerada...

- ¡¡¡¡NOO!!!! - exclamó atormentada, negando desde su posición - ¡¡¡VUELVE!!! - le rogó entre lágrimas al hombre del sombrero, antes de que ambos acabasen matándose mutuamente... - ¡¡¡¡¡VUELVE, POR FAVOR!!!!!

¡¡Mike...!! ¡¡Lo siento tanto... TANTO...!!!

Todo iba rápido, muy rápido, los gritos de la joven francesa eran tan desgarradores como los del hombre herido, pero el efecto que parece causar en el gigante es el mismo, indiferencia total y absoluta, el hombre que más había tardado en reaccionar finalmente se mueve.

No es tan rápido como sus antecesores, pero también porta un arma, algo que está a la orden del día en esta inesperada reunión de combatientes, unos voluntarios, otros forzosos, pero todos víctimas al fin y al cabo, otra detonación, por un momento parece que el impacto ha alcanzado su objetivo, pero lo único que cae al suelo es el sombrero del asesino.

Las palabras de Kristana, tan duras y sentidas. Me despido con ellas aún resonando en mis oidos, no sé si soy así, no quiero saberlo, veo a Thomas al salir, no, no debo averiguarlo…. Una tímida sonrisa a su rostro, estamos juntos Thomas, vamos a lo desconocido, pero unidos. La luz de la mañana nos ilumina, ¿será una buena señal? La furgoneta y sus ocupantes, siento miedo pero atiendo a su gesto, asiento, aquí me quedo querido Thomas. A lo que venga.

¿Qué?.... ¿QUÉ? Un disparo estoy segura, una cabeza desplomándose, OTRA VEZ, NO PUEDE SER, el mismo terror, la misma indefensión, miro hacia el lugar del que proviene, dios mío, también viene a por mi, lo veo en su mirada. Mi cara se contrae con el mismo pánico en mis ojos, paralizada…. Josef no me dice que corra…..

Thomas se pone delante, no, Thomas no… dispara al hombre, no puede estar pasando de nuevo, ES IMPOSIBLE. Mis ojos solo lo intuyen, estoy mirando su pistola, su pistola apuntánd……..brinco hacia atrás por el estruendo ¡NOOOO! No me duele, por dios, ¿POR POR QUÉ NO ME DUELE? ¡¡THOMAS!! Por puro instinto me acerco a sujetarlo, las lágrimas casi no me dejan ver, una voz que le suplica al criminal, una presencia similar a un recuerdo….. parezco yo hace una semana…

Otro disparo, pero nada cambia, sus ojos fijos en mi con la misma determinación… tengo que alejarme de él, salgamos de aquí, YA, temblando empiezo a correr, ¡¡Thomas, vamos a la furgoneta!!… mirando y suplicando para que venga, no me iré sin ti…. él, que esté pendiente de mi….

La mano, no la siento, no hay nada, le he disparado en el pecho y apenas se ha inmutado, no quería matarme, a mi no, y esa certeza hace que vuelva a abrir los ojos, que me incorpore de nuevo, ¿Quién eres?, ¿Por qué quieres matarla?, no puedes, no puedes… pero se que eso no es la realidad…lo va a hacer, ayudadla, no puedo ir Karin, sabes que no puedo, lo sabes.

Me lanzo en dirección a aquel hombre, un gesto inútil, un intento desesperado, una oportunidad.

El hombre lo ve venir, pero quizás se confía en exceso, y el cuerpo de Thomas se estrella con el brazo que tenía extendido apuntando a Karin, evitando que el disparo alcance su objetivo, la sorpresa inicial se torna en una mirada, ¿resignada?, empuña la espada, demasiado rápido para que un desequilibrado Thomas tenga tiempo de reaccionar.

El golpe es fuerte, el cuerpo del chico sale disparado, impactando violentamente contra el borde de la fuente de piedra, pero no hay corte, la cabeza continúa pegada a su cuerpo, algo impensable vista la dirección de la espada, la confusión asoma a aquellos ojos que se cruzan con los de la joven Solaine, sólo es un segundo, un breve instante, después echa a correr en dirección a Karin.

Otro estruendo. Ésta vez es el sombrero el que cae hondeando junto al asesino, ileso éste, descubriendo con ésto que el hombre de la bata había sacado otra arma. Todos, incluso ella, iban armados. ¿Qué estaba ocurriendo...?

Roux se llevó una mano al pecho. El movimiento de éste y de sus hombros dejaba entrever una respiración acelerada... Demasiado estrés, demasiada ansiedad para un cuerpo tan endeble y pequeño. El corazón comenzaba a quejarse... Cayó al suelo, de rodillas sobre la nieve, tras cruzar la mirada con su secuestrador... Tenía miedo. Se sentía completamente indefensa, culpable, sola, arrepentida... Contempló al espadachín acercarse a la joven que acompañaba al chico, pero no dijo nada. Estaba completamente bloqueada, su mundo, su entorno, se volvía cada vez más silencioso... Y sólo los alaridos de hombres y armas rompían la quietud...

El chico al que le habían volado la mano había salvado a la joven, era su guardian, estaba claro, ella debía venir con nosotros, estos pensamientos cruzaron la mente de aquel hombre vestido de blanco, nuevamente alzo el arma dispuesto a abrir fuego sobre aquel asesino que acababa de matar a aquel muchacho.

Corre hacia la furgoneta, se dirigía a Karin, no había lugar a duda, apenas reparo en la otra joven caída en el suelo, abrió fuego, impactando esta vez si sobre la pierna de aquella mole, que detuvo su carrera, doblando la rodilla por un momento.

¿Por qué no noto la presencia de Thomas corriendo conmigo hacia la furgoneta? ¿No será qué…. Me giro y veo su…… su cuerpo cayendo, yo, sigo corriendo por inercia pero…. empiezo a disminuir la velocidad, veo al horrible hombre, mirándome de nuevo, está cada vez más cerca, dios mío VIENE… vuelvo a correr…..…. CORRE….escucho al que ha vuelto a disparar, se puede caer el mundo que no me iré sin él. Me esconderé detrás de la furgoneta hasta que lo mate, que lo mate ya por favor…. Sigo corriendo para cruzar la línea de fuego….

Rodilla en tierra, unos breves instantes, se levanta de nuevo, sólo parecen retrasos de lo inevitable, aquel hombre se ha quedado cerca, demasiado, la espada vuela sesgando el aire con fuerza y velocidad, y también, para la desgracia del adversario, precisión, un surco rojo cruza su inmaculado vestido a la altura del pecho, haciendo que se tambalee, luego aprovecha la superioridad para disparar sobre su enemigo a bocajarro.

La rodilla es completamente destrozada, el hombre cae al suelo retorciéndose, aferrando la pierna con ambas manos, Karin resbaló en el momento del disparo, no pudiendo aumentar la distancia con su oponente, entre ambos, ya nadie se interponía, tres ataques sólo dos muertos.

El hombre era el Buscador, no se volvió, no debía hacerlo, quizás erraron con su nombre, Asesino hubiera sido mucho más apropiado, su mundo lo había vaciado, demasiadas noches en vela, demasiadas muertes, ya no le quedaba nada que perder.

¡¡Esta desarmada!! ¡¡No tiene por qué hacerlo...!! ¡¿¿¿Por qué quiere matarla...???!

- ¡¡¡NOOOOO!!! - aulló desesperada su acompañante en el momento en que vió a la joven caer frente al asesino - ¡¡...NO, POR FAVOR!! - Sus ojos, colorados al igual que sus mejillas, suplicaban por una piedad que resplandecía por su ausencia en la mirada de aquel depredador... Aferró la mano a su pecho, encorvando la espalda sobre sí misma, sollozando en silencio... - No la mates, por favor... Por favor... - cerró los ojos con fuerza, apretando los dientes con rabia e impotencia...

Ya había visto cómo había atacado a ambos hombres sin uná pizca de compasión... ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Por qué a esa mujer que resultaba ser la menor amenaza...?

Un intento fallido de escapar, el impacto en el suelo no me despierta de la pesadilla. Ha matado a ese hombre, y…. ahora vas tú, Karin. Angustia en esa voz, yo también supliqué…. con estas personas no sirve….

Intento levantarme, el mismo propósito, salir de aquí hacia la furgoneta para esconderme y que nos lleven, ya no parece tan malo el destino que escuché….

Aquel hombre iba a matarla, se veía en sus ojos, sólo una pequeña sombra de duda, puede que fuera suficiente, no sabía lo que estaba haciendo, matarla no la ayudaría, nada puede cambiarse, tiene que entenderlo.

No la mates, no cambiará nada, ya lo intentaron antes los gemidos de dolor se mezclan con las palabras que apenas alcanza a susurrar el hombre que yacía en el suelo, Él quiere terminar con toda posibilidad de que podemos cambiar las cosas, mírala, es la llave, si la matas…

Su tono era una mezcla de súplica y amenaza, Han elegido a un estúpido, a alguien que ha sufrido demasiado, pensad porqué lo hacéis la voz se perdía en la inconsciencia que terminó por apoderarse de él.