Partida Rol por web

Cada paso que daba hacia la aldea se le hacía más pesado. Aún así seguía a Hiroto sin rechistar pues confiaba en él ciegamente. Lo que la kunoichi tenía claro es que tendrían que informar a la aldea oculta de la hierba pasase lo que pasase y, para eso , estaría prevenida.

- Ni rastro.- Susurró al líder del grupo.- Quizá debiéramos comenzar a buscarlos por la torre del silo. Pero antes...- Okazaki se mordió la yema del dedo índice para provocarse sangre a la vez que, con un rápido movimiento, sacaba un pergamino de convocación.- Kuchiyose no Jutsu.- Una pequeña hamaki apareció tras una nube de humo que se desvaneció al instante. Tras darle las órdenes dejó que emprendiera el vuelo abriendo el camino.- Dejemos que vaya primero.

En contraposición al preocupante panorama que Hiroto había podido contemplar en la distancia, no se toparon con nada más que con los silenciosos restos de la aldea. Con mirada atenta, el espadachín observaba a su alrededor mientras Oka le hablaba. Tan solo se distrajo cuando la estratega realizó una invocación, una versión mucho más reducida que la última vez, eso sí. -De acuerdo.- Convino con su compañera. 

De nuevo el shinobi volvió a su actitud vigilante mientras la pequeña cigarra hacía de discreta avanzadilla. Aquella situación se estaba volviendo realmente tensa, pues no podían precipitarse en sus movimientos pero tampoco podían tardar demasiado en dar con la impetuosa Osha. Definitivamente el tiempo jugaba en su contra...

Poco a poco ambos se adelantan por la periferia del pueblo hacia el silo, con una pequeña cigarra apenas mayor que una normal, adelantándoles. Atraviesan un par de casas derruidas, la plaza con el pozo y la ominosa estatua, otra casa… Momento. La estatua.

Una mirada al pasar de la figura… Tiene un aire. Uno que se vuelve cada vez más incómodo si se mira fijamente. Es difícil pensar porque la dejaron tanto tiempo o tan a la vista. No debió ser el lugar favorito de juego de los niños, a menos que fueran unos bien especiales

La mole maciza es de piedra, bien tallada, pero descolorida por el tiempo. Debe llevar mucho tiempo aquí a la intemperie. Y sin duda, se parece al oni. Si se la observa incluso pueden notarse los rasgos que pretenden representar el aura de llamas…

CRUNCH, CRUNCH.

Mientras cor´rían en dirección a su objetivo , hiroto podía sentir cómo Okazaki masticaba una píldora soldado para recuperar las agotadas fuerzas.

La kunoichi abrió los ojos como platos al fijarse más detenidamente en la estatua. ¿Desde cuándo estaba esa figura ahí? Okazaki se paró en seco junto a la estatua para examinarla detenidamente. Pasó la mano pro la superficie para ver si había algún tipo de inscripción grabada en ella. Mientras lo hacía miraba con preocupación a Hiroto y dejaba que la cigarra sobrevolase alrededor vigilando y explorando el camino hacia el silo en llamas.

En su tenso caminar, la aldea parecía tan desolada y devastada como lo había estado hasta ahora. Tan solo el masticar de Oka rompía ligeramente el incómodo silencio. Justo en aquel momento pasaban al lado de la estatua que ya había visto antes. No fue hasta este preciso momento en el que reparó en el preocupante parecido con el Oni al que acababan de enfrentar. -No entiendo...- En su última ronda de vigilancia tan solo le había parecido una obra de mal gusto, pero el encontrar una referencia al modelo resultaba todavía más desconcertante. ¿Qué significaba aquello? ¿Acaso los aldeanos habían rendido culto a un demonio sin saberlo? -Oka, ¿qué es lo que te dijeron aquellos aldeanos cuando te confundieron con un superviviente?- ¿Pudiera ser que fuesen los aldeanos los responsables de su propia desgracia?

Mientras esos y otros interrogantes ganaban presencia en la mente del shinobi, un recuerdo acudió a él. -¡El túnel!- Exclamó en un susurro. Entre la espera por sus compañeros y la aparición de Hamachi y Valea, Hiroto había pasado por alto el extraño descubrimiento. -Junto a la estatua, mira.- Hiroto le señaló a Oka una brecha en el suelo, cerca de la estatua, donde la superficie parecía haberse desmoronado dejando a la vista un túnel vertical construido bajo tierra. -Ahora que veo el parecido, puede que tenga algo que ver con la aparición del Oni. Quizás Osha se haya fijado en eso...- Expresó el espadachín barajando la posibilidad de que la impetuosa kunoichi se hubiera internado en el oscuro pozo. También estaba preocupado por Nade y Sunauto. Tan solo esperaba que hayan podido escapar sin ningún problema.

-Dijo que se alegraba de que el monstruo no hubiese matado a todos y que así dejaba alguno para él. Luego me dijo  que era una de los asesinos...- Contestó así a Hiroto. Después acudió hacia donde su líder señalaba. ¿Había allí un túnel e Hiroto no les había dicho nada? El joven parecía haber relacionado todo ahora. Con un movimiento de la mano, Oka indicó a la pequeña Hamaki que fuera a investigar por la abertura.

La pequeña cigarra desaparece rápidamente en la oscuridad del pozo indicado por Hiroto. Este se encuentra dentro de una profunda grieta, aunque es clara la diferencia entre las piedras que lo conforman con la de la tierra que le tapaba. Incluso en la oscuridad se aprecia el gris platinado de las rocas talladas, similares a las de un pozo de agua.

Debe tener unos 3 metros de lado y sin dudas es muy hondo, sin el menor rastro de un fondo. Mientras el jefe del grupo piensa su respuesta y medita sobre la estatua, el sonido de la hamaki se hace más y más pequeño, hasta desaparecer. El silencio de la aldea parece mas pesado a medida que tarda en volver...

- ¡¡¡¡Corre!!!! - grito. ¡¡No te pares!!

- Haz lo que quieras conmigo. - digo extendiendo los brazos sabedor de que mis Jutsus son inútiles contra el Oni y de que es inútil seguir corriendo pues en mis condiciones no podría llegar a ningún lado.

- Veamos si puedo ganar tiempo para que Nadeshiko escape. - pienso.

- Evasión de las 7 sombras. - musito en un hilo casi imperceptible de voz.

- Venga maldito engendro. ¡¡Atácame!!

- Nadeshiko, mi amor, perdóname por no poder estar más tiempo a tu lado. - pienso mientras miro desafiante al Oni.

La pequeña cigarra se internó en el pozo hasta desaparecer en la negra oscuridad. Incluso el sonido de sus frenético aleteo, al principio potenciado por el eco, termina por perderse en la profundidad aparentemente infinita. Un nuevo dilema se hacía sitio en la apretada lista de prioridades de Hiroto. Todavía no habían encontrado a Osha, no sabían nada de Nade y Sunauto y tampoco había rastro del Oni... Ahora también se sumaba la posible relación entre el demonio, la estatua y el túnel*.

Con aire pensativo, se giró hacia Oka. -Quizás deberíamos investigar. Pero tenemos que conseguir algo de luz para poder ver ahí abajo.- Sugirió el espadachín mientras dirigía su mirada hacia la espesa negrura del túnel. -¿Qué opinas? No es que sea una decisión fácil, pero me parece demasiada coincidencia el parecido de esa estatua.- Añadió para luego dedicarle a su compañera una sonrisa cansada. No solo se había enfrentado al Oni para luego escapar corriendo por el bosque, si no que también se enfrentaba al estrés que le provocaba la incertidumbre y el temor de escoger la opción equivocada...

Okazaki no lo quería decir en alto pero no comprendía cómo aquel túnel se les había escapado en la primera exploración.

- No puede ser una coincidencia. Hay que ver que hay ahí abajo.

la huida no sirve de mucho, Sunauto  estaba muy herido como para poder escapar con ella, y aquella criatura de nuevo se ponía entre los dos, pero esta vez, Sunauto era el que deseaba salvarla, Nadeshiko se detiene de golpe, viendo como aquel chico tonto quería de nuevo sacrificarse por ella. Nadeshiko queda con la voz entrecortada, no puede  reaccionar, se encontraba paralizada. "no... no lo hagas..."...

Detrás de ella quedaba aquella criatura, se había dado cuenta que los ataques de agua parecían servir. Juntó sus manos,debía salvarlo... el chacra se juntó en su boca, y de ella salieron distintos ataques contra e oni que estaba pendiente de Sunauto.

Con el rostro pensativo, Hiroto miró hacia el tenue destello rojizo que impregnaba la noche. -Quizás podamos improvisar algo con el fuego que hay en el granero.- Sugirió regresando su vista hacia Oka. -Bastará con buscar una madera que no esté carbonizada.- La decisión de la estratega había disipado las dudas que albergaba. Todavía estaba preocupado por sus compañeros y por la impetuosa Osha. Pero también tenía un deber que cumplir como shinobi de Kusagakure.

Hiroto busca madera en el granero que aun arde, no tardando en encontrar los restos de una que sirven para improvisar una antorcha, no muy duradera pero funcional, y regresar junto a Okazaki.

En el ínterin, esta espera, pero la hamaki no regresa. La llegada de la luz no aclara mucho más la situación. El fondo está muy lejos de ser visible con la iluminación provista por la antorcha. Tendrán que arriesgarse si quieren bajar, saltar al vacío o escalar por la pared hasta el fondo… 

El oni extiende la garra directamente al pecho de Sunauto, pero el último jutsu de este es la evasión definitiva, y rápidamente consigue apartarse de la trayectoria del impacto.

Nadeshiko aprovecha para atacar por la espalda, pero la criatura no está desprevenida desde el último ataque conjunto, y salta casi al mismo tiempo que ataca. Logra esquivar así 3 de las bolas! Solo dos impactan en su cola, aunque ambas arrancan siseos humeantes al dar contra el aura ardiente, la cual disminuye un tanto...

-Ah… la usssuaria de agua. +susurra, en tono pensativo, mientras vuelve a asentarse. Sus garras cambian de objetivo… +Deberiaisss dejar de ressisstir… sseria lo mejor para amboss

- No ha regresado aún.- Le dijo a Hiroto preocupada. Realmente no pensaba que hubiera podido pasarle algo al pequeño insecto. Su tamaño era tan pequeño que dudaba que hubiese activado alguna trampa. Aún así deberían irse con cuidado - Avancemos con  precaución. Déjame a mí ir delante.- Que el insecto no hubiese regresado aún podía bien significar que el camino era largo, lo cual no les perjudicaba demasiado pues la luz de la antorcha podría delatarlos.

Okazaki se aventuró primero en el pozo confiando en su mejor visibilidad y preocupada por la hamaki que no regresaba. Mantuvo los ojos y oídos bien abiertos, atenta a cualquier signo de peligro.

Hiroto asintió con rostro serio al ofrecimiento de Oka. -Ten cuidado.- Le dijo con voz grave aunque no fue capaz de ocultar la preocupación que sentía por su compañera. Esperó a que ella descendiese primero para darle algo de ventaja. Se asomó al pozo para ver como la kunoichi desaparecía en la oscuridad del fondo y, después de unos segundos, comenzó a bajar el mismo.

Se descolgó por la pared vertical quedando sujeto con una mano el borde. Cogió impulso con las piernas y saltó describiendo una trayectoria oblicua y descendente para apoyarse en la pared de enfrente. Concentrando su chakra en manos y pies, Hiroto intentaba asegurar el apoyo que necesitaba para ir descendiendo gradualmente saltando en zigzag para poder controlar la caída y así evitar que la antorcha improvisada se apagase por la velocidad del salto. 

Dejar de pelear, sí, era una verdadera opción, de todas formas, estaban ya lejos del molino, y habían ganado tiempo, Nadeshiko miró a su compañero, él ya no podría pelear, y ella, sus ataques, aunque eran bastante efectivos contra la criatura, se daba cuenta que era la segunda oportunidad que el Oni les daba para no morir, ¿le temía acaso a la muerte?.  No, pero tampoco quedaban muchas más opciones, incluso un escape haría que ella sólo tuviera más chances de arrancar que Sunauto. Nadeshiko cayó de rodillas.

- perdonale... la vida.. por favor...- suplicó de nuevo.- no lucharé más, sólo te pido que le perdone la vida..- no era muy honorable que seguir peleando, pero ya no habían muchas opciones para pelear. 

Ninguno de los dos encuentra como un paseo la bajada del oscuro pozo. Okazaki apenas logra sujetarse a las resbaladizas piedras,  manteniéndose aferrada prácticamente con las uñas en algunas partes. Y no parece que vaya a ser un pasaje corto hacia abajo.

Hiroto no lo pasa mejor. Su técnica de ir saltando parciamente agarrado encuentra la misma dificultad, y aunque funciona al principio, a medida que gana impulso en la caída comienza  hacérsele más difícil. Apenas ha pasado a su compañera unos metros cuando finalmente resbala en el agarre… y cae a pleno hacia el fondo. Su figura se hace pequeña, acompañado por la antorcha… hasta que impacta contra el suelo que aparece de improviso debajo de él, un porrazo que retumba por todo su ser. Al menos... ha llegado abajo.