Partida Rol por web

Miré a Critter confundido. Me conocía, pero ¿de qué? Si estaba reviviendo todo aquello, si lo que había vivido atrás fue un sueño... esa clase no existió... era la que nos daría ahora y... no debería conocerme. ¿O tal vez sí? ¡Mierda! Aquello acabaría por volverme loco.

- Buenos días señor Critter. Sí... sí puede ayudarme... verá... necesito su ayuda en la biblioteca... tenemos un problema allí y... - ¿Cómo explicarle nada a aquel hombre? ¡Dios! Era idéndico al hijo de Krueger, pero no quería escándalos en el pasillo y en la biblioteca estaría respaldado por Sam. - ... tengo un problema allí con... - Bajé la voz.

- Mi pasajero oscuro. - Le susurré. Quizás eso le motivase a venir o puede que nada de aquello se hubiese dado aún y no fuese la mejor de las ideas. Estaba perdido, pero debía hacerle ir... y fue lo mejor que se me ocurrió para atraerle.

Le di tal ostia a DeShawn que la marca la iba a ver desde lejos en la misma noche.

Solo fue un guantazo. Y que diera gracias a dios, porque en mi bolso tenía una navaja de esas de tía chunga y una lima de uñas (que la monería no queda reñida con la rebeldía roquera) y podría haber hecho una escabechina.

Me di la vuelta y seguí mi camino al interior tal y como lo había pactado con Revok, hacia la biblioteca, pero estaba cerrada.

-Cawen su puta madre, para una vez que la necesito y está cerrada.- Balbuceé mirando a todos lados.

 Miré a todos lados, esperando el cambio de turno para poder hacer de las mías sin ser vista, cuando el timbre sonara y los alumnos se metieran en sus clases. Saqué a lima de uñas para ver si podía forzar la cerradura. Y si no lo conseguía, rompería el cristal de la puerta ara meterme dentro. A estas alturas no me importaba que me pillaran, solo que me dejaran investigar lo justo para saber la verdad.

Ya inventaré una excusa creíble, a poder ser.

DeShawn perdió el equilibrio y a punto estuvo de caer al suelo, gracias a la hostia que le propinó Sam, que sin darle tiempo a reaccionar, lo dejó plantado en el sitio y se marchó hacia la biblioteca.

El hecho de que estuviese cerrada no le extrañaba demasiado, pero tampoco estaba dispuesta a dejarlo pasar, así que sacó su lima de uñas y simplemente, forzó la cerradura con habilidad. Cuando sonó un crack, dudó un instante en si había sido la lima  o la cerradura... 

Al sacar la lima, se dio cuenta de que lo había hecho bien. Giró el manillar y abrió, casi con éxtasis... para encontrarse delante de... ¿nada?

En lugar de la biblioteca, solo había una extraña oscuridad que parecía ser lo mismo que una jodida noche sin luna, farolas o cualquier cosa que pudiese iluminar una mierda. Vamos, que estaba más negro que el culo de un camello visto desde dentro.

Era como si la puerta condujese a... ninguna parte.

Critter se quedó casi impertérrito mientras esperaba tu respuesta. No dejaba de mirarte fijamente, como si te atravesara el cerebro, pero otro lado, no parecía el mismo que la última vez. No sabías si era el mismo día o uno diferente, o simplemente lo habías soñado y nada había sido o era real.

Asintió al oírte hablar de la biblioteca, siguiendo tu conversación con facilidad.

-La biblioteca. ¿Y para qué exactamente necesita mi ayuda exactamente? -te preguntó con total normalidad.

Y entonces, bajaste la voz, por lo que Critter se acercó inconscientemente a ti para poder seguir oyéndote. Cuando por fin hablaste, de tu pasajero oscuro... puso una cara extraña.

-Su... pasajero oscuro, ya veo. Todos tenemos uno, desde luego, no es usted el único, pero no alcanzo a comprender que tengo yo que ver con eso. Aún no hemos tenido una clase y por lo tanto, solo lo conozco del listado de alumnos, así que no comprendo a qué se refiere exactamente. ¿Qué... está buscando?

Su rostro era la imagen de la inocencia. Parecía, a Ed al menos, que no tenía ni pajolera idea de nada.

-Me temo que necesitaré que me proporcione algo más de información si desea que le ayude, señor Revok.

Vale, las palabras de Critter confirmaban que aquel día no había pasado realmente o que había pasado pero que habíamos regresado atrás en el tiempo o que todo había sido un sueño premonitorio... Mierda. Era todo un jodido lío. Al ver que me reconoció pensé que era porque si habíamos tenido aquella clase y... hablé de más, pero al menos reconoció que todos teníamos ese pasajero oscuro dentro.

Tenía dos opciones. O sacarle el recorte del periódico y preguntarle quien era realmente o dar un solo nombre.

- Freddy Krueger. - Dije al fin. - Es quien me ha traído hasta aquí, hasta usted, Critter... y solo hablaré en la biblioteca. Aquí es peligroso y cuando suene la campana no podré estar en el pasillo...

Estaba nervioso, me lo estaba jugando todo a aquella carta, aunque aún me guardase otra en el bolsillo del pantalón, esperaba no tener que sacarla. - No se que quiere de mí... pero me busca.

¿Nada?

¡No podía ser! ¿Acaso estaba soñando de nuevo? No podía ser otra cosa más que eso. O bien que Fredy estuviera fusionando la realidad con los sueños, pero...¿cómo lo hacía?

Miraba aquella nada como si pudiera decirme algo pero no era capaz de entender demasiado más allá. Era como si alguien nos hubiera metido en un juego donde las puertas no llevan a ningún sitio y tienes que seguir por el lugar marcado, ya que, más allá de eso… no hay nada.

Cerré la puerta de forma bastante sonora y malhumorada y me llevé las manos a la cabeza. Di un par de vueltas pateando las paredes hasta que me apoyé pesadamente sobre una de ellas y me dejé caer, deslizándome abatida hasta caer sentada.

¿Qué podíamos hacer?

Entonces me asusté. Un ligero escalofrío recorrió mi espina dorsal tensándome de golpe. Si estábamos metidos en una caja de zapatos sin salida, entonces… el profesor Critter era en realidad...

- Oh, Mierda!- Dije levantándome de golpe y yendo hasta la clase, en busca de Ed. Tenía que avisarle

Miré por el cristal de la puerta en busca de Ed y de Critter, y ver si podía hacerlo salir antes de que fuera demasiado tarde.

Oír el nombre de Freddy Krueger tuvo por fin una reacción en Critter, que hizo una pequeña mueca de sorpresa y después, se echó ligeramente hacia atrás. 

En ese momento precisamente

En ese momento, mientras Ed hablaba con Critter, llegó corriendo Samantha, con gesto medio descompuesto. Algo le había sucedido mientras estaba en la biblioteca y en cambio, Ed, estaba trabajando en algo muy diferente. Por de pronto, había descubierto que Critter sabía quién era Freddy Krueger.

Lo que desconocía era qué relación tenía con él y por lo tanto, cómo debía comportarse, si podía o no confiar en él o por lo contrario, suponía una amenaza. ¿Con qué criterio debía actuar?

Samantha se detuvo respirando con dificultad y todos os mirasteis.

Que Critter reaccionase así me decía lo evidente: sabía de quien hablaba. Eso era bueno y malo a la vez, puesto que no se pronunció y no sabía por donde iba a salir.

Por otro lado ocurrió algo que no me esperaba: Sam. Su rostro descompuesto anunciaba algo malo. Pero mi preocupación giraba en torno de una sola persona en aquel momento.

Sam.

No tardé en tomarla de la mano y pone mi otra mano sobre su hombro. Si acaba cayendo al suelo, al menos llegaría a tiempo a cogerla. - Tranquila, respira... - Le dije tratando de calmarla un poco. - Estás a salvo... - O no. Necesitaba saber de Krueger y Critter. - Estás entre amigos, ¿vale?

Quizás esa era la mejor baza, dejar que Critter pensaba que confiaba en él. Pero lo cierto era que no le conocía y que los recuerdos que tenía de él alentaron a que liberase a "mi pasajero oscuro". El mismo dijo que "dejó libre al suyo"... nadie había escuchado hablar de Krueger, solo él y su reacción...

- ¿Y sí...?

- No hables... solo respira. - Le dije a Sam, esperando que me hiciese caso y entendiese por donde iba, porque aquella idea que tenía en mi cabeza era la más extraña y rara del mundo. Pero viendo como iban las cosas... ¿Y si Critter era realmente Krueger y aún no había ocurrido nada de aquello en el pueblo? ¿Y si él estaba empezando a liberar a su pasajero oscuro ahora y ese artículo del periódico era una especie de premonición y estábamos viendo lo que ocurriría dentro de un año? Pero el hombre del recorte del periódico tenía la edad similar a la de Critter...

- ¡Mierda!

Solo había una manera de saber quien estaba delante nuestro, si el padre o el hijo. - Su apellido es Krueger, ¿verdad? - Pregunté a Critter armándome de valor. - No Critter. Solo quiero saber quien está delante mío, si el padre o el hijo, pues solo puedo confiar en uno de los dos... - Sentía como mi corazón se aceleraba, al igual que mi pulso pues temía la respuesta de aquel hombre.

Seguía sin soltar a Sam, esta vez por si teníamos que salir por patas de allí por tener al padre, a la bestia, delante nuestra.

La llegada de Samantha en aquel estado de excitación sorprendió tanto a Critter como a Ed, que la miraron con los ojos muy abiertos

Critter actuaba como si no comprendiese bien la situación y todo aquello fuese de lo más surrealista, pero dejó hacer a Ed, que intentaba tranquilizar a su amiga, y con cierto grado de éxito al parecer.

Y entonces, cuando parecía que todo estaba normal, Ed se volvió de nuevo hacia Critter con acusaciones.

¿Krueger? ¿Quién es Krueger? ¿Pero qué…

Y entonces, algo entró en su mente, algo que desconocía y que hasta ahora no había visto o sentido jamás. Ese nombre significaba mucho más d elo que él sospechaba, de lo que nadie sospechaba, y una especie de luz se hizo en su interior, dentro de su pecho y llenado cada fibra de su ser. Critter pareció ausente por unos segundos, invadido por la confusión y al mismo tiempo, la emoción del descubrimiento, y solo después de una eternidad, o un tiempo que pareció una eternidad, su boca se curvó primero en una pequeña sonrisa y a continuación, en una mueca de horror que él mismo hizo por ocultar con su propia mano.

-¡Oh, dios mío!

Entonces miró a Samantha y a Ed, como si aquella fuese la primera ocasión en la cual los veía.

-Yo… no sé quiénes sois… cómo sabéis algo de esto. Mi nombre… sí, soy Krueger. Me llamo Fred Krueger, pero no soy él. No soy él completamente. Lo acabo de recordar. Soy…

Emma apareció entonces de repente, como si siempre hubiese estado allí, pero oculta detrás de una cortina. No, no era el mago de Oz, pero estaba claro que algo de magia sí que había a su alrededor y todavía nadie lo entendía completamente. Pero Emma sonreía y su mano agarraba el brazo de Critter, no de mala manera, sino para intentar tranquilizarle, puesto que parecía estar poniéndose cada vez más nervioso.

-Sí, ahora lo entiendes,¿verdad? Eres Krueger... y no lo eres. Pero este es el paso necesario para acabar con él. 

Emma se volvió hacia Sam y Ed.

-¿Lo entendéis, verdad? -os preguntó, aunque al ver vuestra confusión, pasó a explicarlo mejor -. Krueger es un alma condenada al infierno que vaga por donde no debe, pero como toda alma, una parte de ella aún retiene toda la bondad que fue capaz de acumular en su vida, aunque fuese únicamente durante algunos pocos años. Critter es la representación de esa parte de su alma, la parte buena. Solo entre todos podremos acabar con él, porque si hay algo que odia, con toda su fuerza, es aquello que le recuerda cómo podía haber sido, lo que ve en vosotros y también en sí mismo. Pero si no vencemos, estaremos condenados y él podrá vagar por donde quiera.

Emma se volvió y sus ojos parecieron mirar asustada el pasillo, que ante vuestros ojos pareció perder su forma, como si de pronto estuviese hecho con algo blando y las paredes, el techo y el suelo, estuvieran cambiando su estructura y ondulando.

-Pero hemos de darnos prisa. Él... lo sabe. 

No entendía nada. ¿Cómo podía ser Krueger y no serlo? Pero aquello no fue lo más raro. Quien menos me esperaba que apareciese por allí lo hizo: aquella vieja que sabía tanto de toda aquella historia. Observé como agarró su brazo y escuché sus palabras y entonces recordé la "lección" que me quiso dar Critter después de aquella maravillosa clase.

- Por eso me dijo que liberase a mi pasajero oscuro, que usted había liberado al suyo y... no volvió a encerrarlo. Simplemente le dejó campar a sus anchas y usted quedó libre de él. - Genial, acaba de confesar que dentro de mí tenía algo que me hacía tener el impulso y la necesidad de matar.

Las ganas de sentirme poderoso, de ver el terror en los ojos de mis víctimas, de oírlas gritar y suplicar por sus vidas, mientras que, simplemente les hacía pequeños cortes en la piel, alguna amputación de algún dedo y les daba algo de esperanza a la que acojerse antes de acabar con ellas. Disfrutando cada segundo de cada una de mis acciones, de cada uno de sus llantos, sus ruegos y sus vagas promesas que les llevarían a una certera muerte.

Yo podría ser el próximo Freddy Krueger. ¿Realmente quería eso para mí?

- Sí. Lo entiendo perfectamente. - Reconocí agachando la cabeza. Yo quería para mí algo bueno también. Sam era un imposible, pero quizás Alex... y una familia... y disfrutar de una vida, porque podía sentir amor. Quería a mi madre por encima de todos, quería a mi padre, me había enamorado de Sam... no podía ser tan malo en el fondo. ¿O sí?

- Pues no perdamos más tiempo. - Respondí a la mujer al sentir como el pasillo se retorcía ante nosotros. Dudé, pero agarré la mano de Sam igualmente y tiré de ella. Teníamos que correr, pero... - ¿A dónde vamos?

Cuando llegué hasta Ed y le vi con ese tío... no pude articular palabra.

- Es...es...- Balbuceaba. Estaba preocupada por Ed, que ese ti le hiciera algo o al menos que lo fuera a matar engañándole con mentiras porque él era...

- Krueger.- Mencioné justo en el momento en el que él mismo lo decía.

Incluso apareció la vieja, de la que creía que estaría muerta o bien había sido producto de nuestra imaginación. Nos explicó las cosas tal y como parecían ser.

- Así que hay dos Krueger ahora mismo?- pregunté sin mucho tino. - ¿Es por eso que la realidad se está mezclando con los sueños?

Me giré a Ed, que parecía preocupado por algo y le cogí el rostro con las manos para hacerle que me mirara.

-Ed... esto no es un sueño! Pero lo controla la jodida parte mala de Krueger. Es como si no existiera en realidad. ¡No te dejes convencer por él!- Algo le había dicho el puto asesino ese para hacerlo dudar de si mismo.- Tu no eres como él. Te conozco desde pequeña, Ed. Tú no eres un asesino. No dejes que te haga eso.

Ed no era mala persona en realidad, aunque yo me esforzara por verlo como un idiota. Como a todos los del instituto en realidad. Eso en parte era bueno porque significaba que en el fondo me importaba, aunque no quisiera admitirlo.

- Al cementerio de Springwood.- Dije mirando a los tres. - ¿No dijo que teníamos que quemar el cuerpo? Pues no creo que dejen los cuerpos en las heladerías, vieja.- Dije con cierto cinismo.- Pero Krueger lo tendrá protegido. Al igual que la biblioteca... Ed, la biblioteca no estaba. No había nada… es decir...nada, un gran agujero negro. ¡Nada!

El rostro de Emma al oír las explicaciones de Samantha no se inmutó, salvo por un leve gesto que podía interpretarse de muchas maneras. Pero todavía había mucho que hacer y poco tiempo disponible para conseguirlo.

-El cementerio no es el lugar. Es la fábrica. Allí es donde están enterrados sus huesos. Pero debemos tener confianza en nosotros mismos porque cada paso que demos será una lucha contra su voluntad.

Después, se volvió hacia Critter y colocó su mano sobre el hombro del profesor.

-Debe ser muy valiente. Solo usted puede detenerlo el tiempo suficiente como para conseguir la salvación de todos. ¿Lo entiende?

Critter pareció mirarla sin comprender muy bien lo que estaba diciendo. Era todo... demasiada información, mientras a vuestro alrededor, todo se movía como si se hubiese producido un terremoto.

Alex apareció de repente con el rostro asustado, corriendo a través del pasillo y mirando hacia todas partes. Cuando se encontró con todos vosotros, os miró sin comprender nada de nada.

-¿Qué está ocurriendo? ¿Hay un terremoto? Profesor, tiene que ayudarnos. Los demás... todos estamos asustados. Tiene que venir a la clase y ayudarnos -le pidió a Critter, agarrando una de las mangas de su chaqueta y tirando de ella hacia el otro lado del pasillo, en dirección hacia las aulas.

Pero Critter estaba como paralizado, incapaz de moverse. En su cabeza se agolpaban demasiadas cosas y recuerdos, buenos... pero también malvados, y eso era como tener un ancla que tiraba de él hacia los infiernos.

Sus ojos eran de profunda tristeza y su cuerpo había adoptado sin duda, actitud de derrota.

- Si estuviese en el cementerio el artículo del periódico no tendría sentido, Sam. Sus restos descansarían en paz y no lo están haciendo. - Le dije a la joven y miré a la vieja y luego a Critter. Se había bloqueado.

Luego suspiré. Si Sam supiese lo que hacía con los animales en el bosque. Como los cazaba y les hacía sufrir hasta que les daba muerte... si tan solo hubiese podido imaginarse lo que sentí al pinchar a Don Perfecto en el abdomen con mi navaja o el placer de amputarle la mano al maldito negro que me tenía esclavizado haciendo sus deberes, ver el terror en sus ojos... oler su miedo... no pensaría de mí que no soy un monstruo.

En el fondo lo era. Solo estaba esperando el momento  para salir y ya le había dejado una vez y disfrutamos... los dos. No. Sam no me conocía como pensaba. Solo yo sabía lo que se escondía en lo más profundo de mi alma.

En ese momento llegó Alex y sentí que el corazón me daba un vuelco. Desde luego que sí, me había pillado por aquella chica. Pero me obligué a mi mismo a recordar que lo que vivimos en la clase de Critter no fue real, que no hubo contacto con ella, no hubo conexión... no había nada. Menos incluso que con Sam.

Reclamaba al profesor y nosotros le necesitábamos también con urgencia. Más incluso que ellos. Además, en cuanto saliésemos de allí, el terremoto pararía o al menos eso esperaba, porque todo era el poder de Fred contra nosotros cuatro. - Sam, encargaros de Critter. - No podía partirme en dos.

Cogí a Alex por los hombros, con más firmeza y seguridad de la que jamás había tenido. - Escúchame Alex, no pasará nada. Vuelve a clase, diles a todos que se metan bajo las mesas, a cuatro patas, con el cuerpo bien pegado y que se cubran la cabeza con los hombros y los brazos. Que no salgan de ahí hasta que esto no pare. No tardará en detenerse, te lo prometo.

Miré a la joven a los ojos. Si fuésemos a otro lugar más seguro sin duda la hubiese llevado conmigo, pero sentía que íbamos a ir directos a las puertas del infierno. No se de donde saqué el valor, quizás de pensar que no volvería a verla porque algo me decía que no saldría vivo de allí. Acaricié su rostro con ternura antes de dejarla ir y me atreví a darle un sencillo beso en los labios. Luego la sonreí.

- Lo siento. Mi primer beso, debía ser robado. Ahora corre. Ya tendrás tiempo de abofetearme cuando nos volvamos a ver. - La sonreí como hacía tiempo que no sonreía a nadie en la escuela y me giré para ver como iban Sam, la mujer y Critter, no podíamos perder más tiempo.

Las palabras de Emma elevaron el ánimo de Critter, que al menos por un instante, supo entender lo que estaba en juego y algo que era mucho más importante.

Quién era él.

Lo mejor de Fred Krueger estaba en su interior, pero también, además del fragmento más noble de su alma, también había otros elementos que no eran tan buenos, como indecisión, modestia, ingenuidad... y todo aquello que empujaba a una persona a pensar bien de los demás e infravalorar su capacidad.

-Yo... no sé qué debo hacer. Él... es muy fuerte, es... demasiado fuerte.

El Critter que estabais viendo era casi como una sombra, algo así como si hubiese ido perdiendo trozos de sí mismo hasta debilitarlo tanto, que resultaba casi imposible verlo como alguien capaz de oponer resistencia.

Ed parecía haber entendido perfectamente la situación. Estaba claro que el espíritu de aquel malnacido no estaba en paz. Cómo estarlo, si no hacía más que buscar víctimas para acallar su propio tormento interior, algo de que él mismo, Edward Revok, sabía demasiado.

Y encima, tenían a ese Critter que no parecía servir para nada más que lamentarse o esconderse. Fred era cruel e implacable, y Critter, en cambio... parecía un muñeco al que le hubiesen cortado los hilos. ¡Menudo equipo!

La llegada de Alex alteró completamente el frágil equilibrio en el que se encontraban. Parecía que Madam Gabor estaba allí únicamente como guía y que todo tendrían que hacerlo ellos, pero Critter no parecía ser capaz de nada más que echarse al suelo muerto de miedo y Alex... ella era solo una pobre chica asustada que no entendía nada de lo que estaba sucediendo.

Cuando se colocó delante de ella, Ed actuó como líder, el único capaz de hacerlo, y su caricia y el beso que le dio, no eran sino una demostración de que él tenía sentimientos también, que podía amar y sentir como cualquier otro y que al igual que Krueger, en su alma habitaban dos personas diferentes, el monstruo... y el hombre que deseaba ser pero que debía luchar a cada paso que daba.

Samantha observó la escena con sorpresa, sin poder decir nada, y siguió con la mirada a Ed mientras éste se marchaba. Pero al girar la cabeza, el rostro de Alex cambió.

Una enorme sonrisa cruzaba su rostro y de sus labios salió una voz familiar.

-Sí, vete corriendo, mi querido Edward. Seguro que llegas a tiempo -te dijo Alex, hablando como Fred Krueger.

Tras soltar una estruendosa risa, se giró hacia Emma y lanzó su puño hacia su vientre, atravesándola completamente de lado a lado. La boca de Emma se abrió en un gesto de sorpresa, mientras la mano de Alex/Krueger chorreaba sangre en dirección al suelo y Critter se aplastaba, asustado, contra la pared.

Me quedé pasmado cuando vi a quien había besado realmente. Mi primer beso... a un psicópata, feo y gay... genial. Mi fama iría en picado si se enteraban en el instituto, si es que podía caer más.

Pero de golpe, al alejarme, vi a Freddy matar a la mujer y me quedé pasmado, mirando la sangre brotar por su cuerpo. Era... excitante. Me hizo recordar el poder que me dio Fred en el sueño anterior. Quería más... lo sentía dentro de mí. Sin ser capaz de apartar la vista de tan espeluznate imagen, que me atraía con tanta fuerza, grité a Sam. - ¡Corre! ¡Yo sacaré a Critter!

Critter... se había quedado chafado y acobardado contra la pared, mientras yo me seguía deleitando con aquella escena de sangre y muerte. Miré al profesor y me acerqué a él, dándole una sonora bofetada le hice despertar y mirarme. - Corra, corra con Sam. Yo ganaré tiempo.

Y cuando me quedé a solas con Fred, le hablé.

- Ya sabes a donde vamos, la vieja fábrica. Tú tienes cuentas pendientes con él y yo con ella. No he olvidado nada... - En mi mano comenzó a aparecer el guante con las cuchillas. - Pero no puedo delatarme aún. Tienen que confiar en mí. Te alimentaré con su miedo, pero seré yo quien la mate...

Dicho esto, tuve que hacer un enorme esfuerzo para evitar que el guante siguiese allí y salí corriendo detrás del profesor. Era viejo y lento, no tardaría en alcanzarle y unirme a ellos en la calle.

Genial y ahora tenía que soportar una escena romántica entre Ed y la mojigata de Alex.

Bueno, por un lado prefería que fuera ella que no la cerda de su otra amiga. De hecho, ayer había contribuido precisamente a ese encuentro con un inapropiado empujón. Sonreí como si fuera una celestina satisfecha... aunque solo a medias. Puede que estuviera con Dave, todo un macho. Pero ver a Ed tomar las riendas de la situación, debo reconocer que me ponía un poco.

Si tan solo le gustara Kiss quizá le miraría de otra manera.

Negué con la cabeza ese pensamiento, intentando olvidarlo. Además, la vieja mencionó lo de la fábrica, algo más acertado que el cementerio. Mientras tanto el palurdo de Critter se encogía como una esponja sin agua, sabiendo que era la parte buena de Krueger y la más débil.

Cuando apareció Krueger, al malo de verdad, bajo la forma de Alex, sentí miedo y pena por Ed. ¡Su primer beso y se lo había dado a ese cabrón! Solo pude coger el brazo a Critter, viendo como las vísceras de la vieja se desparramaban cerca de nosotros.

- Vamos, Critter!!- Tiré tan fuerte de él que casi lo hago caer o al menos sacarle el brazo del sitio.- Tenemos trabajo y no pienso ir sola.- Además, si ambos eran el mismo, tenía cierta idea.- Muévase o le juro que le araño la cara!!

Cada vez más lejos quedaba Ed y el Krueger malo, cosa que en mi interior no me gustaba nada.

- Ed. No hagas el gilipollas!!- Grité desde lejos. Esperaba que tuviera un plan porque no me apetecía tener que enterrar yo sola a todos.