Partida Rol por web

Freyr había tomado en cuenta las consideraciones, asi que tomando un poco de tierra,ensució sus ropajes para parecer un viajero andrajoso, un pordiosero de los caminos, entre sus ropajes habia conseguido una daga, y la llevaba escondida, prefería moverse ligero en esas misiones sin cosas que le estorbaran por si habia que poner pies en polvorosa.

Habían llegado cerca de un punto en el que se divisaba a lo lejos una empalizada, cuando la mujer que respondía al nombre de Fenja inició una extraña danza. Al punto y como si fuera vomitada de la misma tierra, una densa niebla comenzó a rodearlo todo, el muchacho se encogió cuan pequeño era aún lado de Sveinn, nunca antes habia visto a nadie usando hechicería, y la verdad es que todas las cuestiones que salieran de "lo normal", le causaban cierto espanto, había sido criado con la ideología de gigantes de hielo, elfos y demás criaturas bromistas y perversas.

Levanto ambas cejas asombrado y señalando a Fenja sin poder contenerse exclamó.-Solo espero que no seas Loki en uno de sus disfrazes.- luego guardó silencio y añadió con tranquilidad.

-Si gustan podría aventurarme hasta la entrada de la empalizada, soy el más pequeño, puedo fingir que soy un mendigo y estoy muerto de hambre, una vez adentro, intentaré buscar la mejor forma de hacerlos pasar, estoy seguro que esa fortificación tiene un punto flaco.- dijo el chico rascandose la barbilla, mirando de reojo la espalda de Sveinn.

Si el hijo de Gudröd había pasado por allí con un grupo de acompañantes, ¿por qué no habrían de hacerlo ellos que además contaban con la oportuna niebla para ocultarles. Le gustaba la propuesta de Freyr pero para un poco más adelante. En esta primera etapa debían apresurarse. Por el momento bastaba actuar con sigilo.

Dirigió una mirada al resto del grupo y se llevó el dedo índice a los labios para indicar que actuasen en silencio a partir de ese momento.

Se puso la capa oscura, se oscureció el pálido rostro y las manos con tierra, cogió una cuerda y sin más preámbulos avanzó hacia el punto de la empalizada señalado por María. Eso sí, avanzó encogiéndo el cuerpo y con el mayor sigilo que pudo.

Ásgeir crispó los puños ante la reprimenda de Áslak, sin embargo enseguida se relajó y agachó la cabeza.

—Ha sido Odín, sin duda, pero nunca antes lo había visto con mis propios ojos.

Iba a añadir algo más, pero no era el momento. Le echó una mirada intensa a María y apoyó una pesada mano en el hombro de Freyr.

—Más tarde nos hará falta, al otro lado.

Y siguió a Sveinn, agachado y lo más sigiloso posible. Llevaba la capa puesta y la cuerda por dentro enrollada en un hombro.

—Cuando estemos dentro, sería bueno que vaya delante alguien que hable algo el idioma de nuestros enemigos. 

Se giró hacia Áslak.

-Zalamero... -murmuró en respuesta a las palabras del hombre, haciéndose la dura aunque sus labios se habían curvado en una sonrisa y sus mejillas se habían encendido levemente.

"El Mirlo" pareció ofenderse con las palabras de Ásgeir. Fenja le frenó agarrándole del hombro.

-Muchos temen la magia, eso no es nada nuevo. Ni malo. Hacen bien en temerla, pues en malas manos puede ser terrible. -dijo en tono conciliador- Y en realidad yo no he atraído la atención de los dioses... ellos ya llevan observándonos desde ayer. -miró alrededor con aire misterioso- Los gatos de Fenja estuvieron presentes en la fiesta de anoche. Los dioses están intranquilos. Algo va a ocurrir, lo presiento...

Fenja miró de reojo a María, pese a la respuesta de la mujer, seguía siendo demasiado conveniente que una ciudad bajo asedio dejase un acceso desprotegido.

-Una mujer del norte jamás dependería de su marido para la supervivencia. Es una lástima, pero los cristianos tratan a sus mujeres libres peor que a los thralls. -escupió al suelo- ¿Cómo murió tu hombre?

Y ante la reacción de Freyr, Fenja soltó una carcajada.

-Bueno... si fuese Loki no te lo diría. ¿No crees? -dijo guiñándole un ojo.

Luego escuchó el plan del muchacho mientras se rascaba distraídamente el brazo derecho.

-Te has ensuciado... pero no hueles a cristiano. Necesitarías meses para hacer creíble tu disfraz. -le dijo con una media sonrisa- No obstante puede ser buena idea para más tarde... Aunque... -sacó un pequeño saco- Aquí llevo un ungüento que haria pasar desapercibido incluso al más torpe... ésa sería yo. -aclaró sonriente, y no en vano, Fenja era de las personas más torpes al caminar que había en el campamento, sus pies parecían tener voluntad propia- También podría, más tarde, marcar vuestras armas runas de poder para ayudaros en el combate...

Miró a Ásgeir, y, dejando de rascarse por un momento, mostró su arco.

-El sabe hablar el idioma cristiano a la perfección. Con una sola nota puede zanjar cualquier discusión... -se señaló el cuello- mas o menos a ésta altura. -agregó con una sonrisilla traviesa.

Sonrió con fiereza ante lo dicho por Fenja y luego mostró una de sus dos hachas de mano.

—Ésta también sabe, y si dices que con las runas hablará mejor, bienvenidas sean. Pero también saber la lengua de los cristianos puede ayudarnos, yo la conozco un poco. Podemos enterarnos de cosas que ayuden a encontrar a Ubbi, o esquivar a las patrullas, si es que tienen —escupió con desdén y luego señaló a María—. Y prefiero que ella no vaya delante, mejor que la controléis en la retaguardia.

Tocó en el brazo a Olaf, que parecía dudar. Vendría bien que fuese adelante, con Sveinn y el propio Ásgeir. En fin, que hiciesen lo que les dictase el sentido. Después, sin más preámbulos, caminó cauteloso hacia la pasarela.

Olaf no conocía a aquellos compañeros, apenas de vista y hoy se veía obligado a compartir con ellos su misión y poner en sus manos su vida. No era la misma sensación que parecía haber entre aquella desigual pareja que se lanzaban elogios mútuamente.

Pasando a un lado de ellos se volvió a encaramar rápidamente a la cuerda y empezó a treparla siguiendo a su compañero tartamudo. La aspereza en sus manos le trajo rápidamente el recuerdo de las bridas que sujetaban la vela de las embarcaciones que utilizaba su familia para comercializar. -El hogar. Pensó mientras subía a toda velocidad.

Empezáis a avanzar hacia la empalizada ocultos entre la niebla. Los primeros eran Svein, seguido de Asgeir y seguido de cerca por Olaf. El resto no tardarían en sumarse a ellos. Aunque parecía que todavía tenían cosas que aclarar con María y entre ellos. Svéin ya estaba lanzando la cuerda. La afianzó y se dispuso a subir.

Por otra parte María respondió a la pregunta de Fenja apesadumbrada, recordando- Murió de unas fiebres, había abrazado la fe de Cristo hacía poco y vivíamos felices. Entónces la mala suerte se cebó sobre nosotros, contrajo unas fiebres y poco a poco se fué marchitando hasta que murió. Fué lento y doloroso.-María hace un esfuerzo por contener las lágrimas.

Sveinn estaba empezando a subir cuando escuchó las palabras de María.

había abrazado la fe de Cristo hacía poco

-¿Cómo?

Esta vez no tartamudeó su lengua pero lo hicieron sus pies cuando estaba en lo alto de la empalizada y calló al otro lado quedándole un pie enganchado lo que le provocó una dolorosa luxación.

A Sveinn le corrieron dos lagrimones por las mejillas mientras apretaba los dientes para no gritar. Se sentó y se masajeó la rodilla mientras sus compañeros saltaba la empalizada.

Muy concentrado, Ásgeir se acercó y se dispuso a empezar a subir. Miró hacia Sveinn, que ya estaba en lo alto, y...¡dejó de verlo de repente! Escuchó un alarmante sonido de roce y caída.

No dijo nada, esperaba que el compañero no se hubiese partido el cuello. Se impulsó y...

¡Al llegar arriba resbaló y se dio de narices contra el borde. Un hilo de sangre resbaló ominosamente por su rostro magullado.

—¡Cuervos de Odín! —dijo en un susurro y escupió con rabia.

Se reunió con Sveinn y apoyó la espalda contra la empalizada, para recuperar el aliento. Veía lucecitas danzar alrededor de sus ojos entrecerrados.

María no parecía que mintiera o al menos sabía actuar bastante bien, parecía bastante afligida al hablar de su esposo.

Murió de unas fiebres, había abrazado la fe de Cristo hacía poco y vivíamos felices. Entónces la mala suerte se cebó sobre nosotros

Se le ocurría una respuesta a aquello - Por adorar a un falso Dios le castigaron. -  Pero se mordió la lengua, por un instante miró de reojo a Fenja, estaba seguro que ella habría pensado algo parecido, pero desconocía el tacto que pudiera tener al hablar. Después de lo del arco asumía que no demasiado.

Al llegar al muro se adelantaron los mas fuertes. - Vamos allá. - Ya había escalado otras veces, aunque con una mano no era tarea fácil y siempre había preferido evitarlo. De niño desarrolló su propio estilo, pero hacía ya tanto de aquello. Empezó a subir por la cuerda de Sveinn una vez el ya había terminado, con la esperanza de que en lo alto le echara una mano, rodeó una de las piernas en la cuerda para servirse de apoyo con la otra, hacía el mayor esfuerzo con ellas para subir, empleando el brazo solo para sujetarse prácticamente. Con buen ritmo consiguió llegar arriba, pero no encontró a nadie. - ¿Dónde se han metido? - Apoyó la mano en el borde solo con un último impulso estaría arriba, pero los nervios o los dioses le jugaron una mala pasada, el pié que apoyaba sobre la cuerda resbaló y ahora no tenía la mano sujeta a nada. Trató de agarrar la cuerda de nuevo en vano y llegó al suelo de espaldas produciendo un golpe seco, llevándose ésta la peor parte.

Tendido, las palabras de Fenja volvieron a su mente: "Los dioses están intranquilos. Algo va a ocurrir, lo presiento... " empezamos bien. - Se levantó pesarosamente, para lo aparatoso de su caída no parecía que se hubiera hecho demasiado daño, la espalda le dolía pero se podía mover bien, parecía que algo o alguien le había amortiguado la caída.
 

Una muerte por enfermedad era la muerte más deshonrosa que podía tener un hombre del norte. Por supuesto, Fenja en esto al igual que pensó en lo mismo que Áslak. Pero ella no se callaba.

-Jamás debió haber rechazado su fe. -afirmó muy seria mientras seguía rascándose el brazo- Sin la ayuda de sus dioses su cuerpo se debilitó... y por supuesto, el débil y cobarde dios cristiano jamás haría nada por evitarlo. -agregó, pero ella también tenía un corazón bondadoso, y por mucho que María fuese cristiana, no pudo evitar ablandarse y ponerle una mano en el hombro mientras le dirigía una mirada apenada- Siento mucho lo que ocurrió. Pero fuiste afortunada por compartir un tiempo con él. Atesóralo y recuérdalo con el cariño que merece. -se giró para alejarse, pero se detuvo de nuevo para mirar a la mujer- Y aprende la lección. -dijo antes de volver a dirigirse al muro, donde los hombres ya se apresuraban para escalarlo.

Allí, sin dejar se frotarse el brazo, Fenja observó el lugar por donde debían subir. Seguía siendo una buena subida... y la humedad del ambiente no lo hacía más fácil. Siendo ella tan torpe para aquellas cosas, no le valía la pena arriesgarse demasiado...

Mientras los hombres comenzaban su ascenso, ella sacaba una pequeña figurita de un skogkatt fabricada con la piel de uno de los animales. La acunó en sus brazos mientras murmuraba algo para sí misma. Unos minutos más tarde, abrió los ojos y frunció el ceño. No parecía que su animal totémico estuviese por la labor... no sentía su presencia. Quizá era por esa maldita sensación en el brazo que no la dejaba concentrarse... Volvió a rascarse con furia tras guardar la figurita en silencio y se acercó a ayudar a levantarse a los heridos.

Ella ni intentó trepar, sabía dónde iba a terminar y no le valía la pena.

Sintió una ligera oleada de vertigo cuando observo el lugar por el que tenian que comenzar a escalar, vertigo que incremento cuando escuchó el golpe seco y sordo  que se llevo Asgeir al caer pesadamente en el suelo, Freyr ayudo a Fenja con los heridos, una cosa era trepar arboles y otra trepar porpendientes escarpadas como esta.

El muchacho se rasco la cabeza nervioso como si tuviera liendres, y apoyo sus manos con firmeza en la cuerda dubitativo de si intentarlo o no.

La empalizada se mostraba más difícil de subir de lo que parecía en un principio. Uno a uno fuísteis intentando subirla...menos Fenja que estaba jugueteando con una figurita intentando invocar sólo Odhin sabe qué. Y uno a uno fuísteis cayendo. La muchacha cristiana se llevó las manos a la cabeza y negó con la misma ante tal inoperancia. ¡Ni uno sólo de vosotros había logrado subir por una cuerda! Si dependía de vosotros se puede decir que la gente de Santiago podía dormir tranquila. La muchacha se dirigió a la cuerda y subió con una agilidad felina, donde los potentes músculos vikingos nada pudieron lo hicieron las fibrosas carnes de la cristiana, que en nada estaba en lo alto de la empalizada. No sin cierta sorna dijo-Que suba uno de vosotros y podémos ayudar a los demás a subir. Yo sola no tengo fuerza para subiros, pero entre dos podémos intentarlo.- y allí, encima de la empalizada, a horcajadas sobre ella la muchacha os ofrecía su ayuda.
 

Sveinn era terco como una mula. Pero la fuerza de voluntad no servía para subir.

Ouch! Uf! Arg!

Con el orgullo herido tras observar impotente como Maria subió sin complicaciones, volvió a intentarlo, sin ningún resultado. Tras 2 buenas caídas desistió, el cuerpo ya le dolía más que el orgullo.

PATAFFFF

Aquel golpe fue menos aparatoso que el anterior pero le hizo desistir de aquella estrategia, aún debía estar de resaca para ser capaz de por sus propios medios lo que le estaba terminando de avergonzarle del todo.