Partida Rol por web

Nieve Carmesí III

La Mansión

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14/04/2009, 19:18
Director

Necesitamos vuestra ayuda...

Por favor...

Os lo rogamos...

Os lo pedimos...

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14/04/2009, 19:24
Alexeva

Alexeva miró a todos tratando de aparentar una calma que estaba lejos de tener. Los alemanes estaban completamente desorientados, acababan de quedarse sin jefe. Y los rusos.... bueno, no estaban mejor.
La rusa sentía las miradas sobre ella, y comenzó a susurrar, más que a decir, algunas palabras:

-Necesitamos comunicarnos mejor entre nosotros, la niña no era más que una manifestación de la casa, pero el peq...- y se detuvo en seco, poniendose aún más pálida, abrió los ojos como si fuesen a salírsele de las órbitas y mientras se llevaba las manos a los oídos casi gritó: -Las voces en mi cabeza....LAS PUTAS VOCES EN MI CABEZA.-sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

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14/04/2009, 20:27
Pieter

Pieter había observado vagamente los movimientos de los prisioneros, pero tras todos los acontecimientos que habían ocurrido, lo que menos le importaba era el paradero de aquellos prisioneros, aunque ahora el intento de mantener con vida a Alexeva había crecido rápidamente, ya que era la persona que más sabía de todo aquello, en ese lugar.

Observando como Karl, agarrado de la mano de aquel fantasmagórico niño, había traspasado la puerta sin ningún problema, abrió los ojos como platos mientras miraba al resto de compañeros que permanecían vivos y cuerdos.

Cuando estaba a punto de mencionar una frase sobre lo que debían de hacer ahora...Alexeva comenzó a tocarse la cabeza, diciendo que escuchaba voces...

Una intuición voló la cabeza de Pieter durante algunos instantes:

¿Y si Alexeva nos está engañando a todos con todo esto de la mansión? al fin y al cabo no sería la primera vez que miente... aunque no creo, las cosas que están pasando no parecen ser que tengan que ver con algo natural o planeado.- pensaba Pieter, contradiciéndose sucesivas veces.

Acercándose a Alexeva, la cogió de los hombros y zarandeó:

-¿Estás bien? ¿qué te pasa?Cuéntanos que estás escuchando.- dice Pieter bastante nervioso.

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15/04/2009, 01:49
Grüber

-¡Tenemos que ayudarlos!

Grüber levantó la voz pero no gritó, lo que estaba viendo era horroroso, algo increíble pero lo que escuchaba era infinitamente peor. Cerró los ojos unos instantes e intentó calmarse, respirar profundo y luego, como si hablara con un amigo, preguntó:

-¿Qué podemos hacer por ustedes? ¿De qué manera podemos ayudar?

Estaba convencido de que no había perdido la razón, aún cuando su propia voz le parecía lejana.

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15/04/2009, 03:01
Alexeva

Ver a aquél que hacia poco le había disparado preocupándose por ella tuvo en Alexeva un efecto balsámico. Trató de serenarse y calmó un poco su respiración, sus músculos se relajaron visiblemente al punto que casi cae al piso, pero se sobrepuso irguiéndose y se dirigió a todos con una voz temblorosa pero al menos medianamente calmada:

-Están pasando cosas que no entiendo, esto es como ir recordando viejas historias o como cuando alguien pasa por un sitio y en ese momento recuerda que ya había estado allí.- tomó aire y continuó -Lo que hemos visto han sido dos cosas diferentes. La niña fue una manifestación de la casa, lo sé porque el sargento vió una morena y yo vi a Katerina, que es rubia. La casa toma cosas de nuestras mentes y las usa en nuestra contra.- aquí se detuvo para tomar aire una vez más, y continuó -EL niño, en cambio, es Dimitri, al verlo lo recordé de las historias, y es uno de los habitantes originales de este lugar.... creo que nos conviene comentar las apariciones que veamos, porque si todos vemos lo mismo probablemente sean los que se quieren comunicar con nosotros, y si no es casi seguro que sera cosa de esta Casa.- en este punto Alexeva calló unos minutos como para que todos entendiesen bien lo que estaba diciendo, y porque no sabía si iba a ser bueno decir lo que venia a continuación:

-Y debo agregar que Dimitri me está hablando... está pidiendo ayuda.-

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15/04/2009, 16:01
Octavius

Octavius había caído finalmente al suelo, exausto por la intensa actividad a la que le había llevado el pánico. Permanecía sentado en el suelo con la espalda contra la columna, con los ojos cerrados, respirando lentamente y en el estado de atontamiento que precede al sueño, por lo que no fue consciente de la desaparición del sargento. Sin embargo lo que sí llegó hasta su consciencia fue el mensaje que la rusa había gritado: "las voces en mi cabeza" , que le hizo despabilarse un poco.
De modo que no estoy loco, o eso o es que todos estamos locos... en fin.
Decidido a hacer algo, susurró con una voz rasposa: yo también escuché una voz, de la niña esa pero pensando que nadie le oía, repitió más fuerte ¿Me oís? Os digo que yo también oí una voz dentro de mi maldita cabeza,la voz de la niña esa del fuego, sea quien sea! y volviendo a susurrar añade Aunque hubiera sido mejor no haberla oído nunca, sigh

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15/04/2009, 16:59
Grüber

Grüber escuchó con atención a Alexeva, se alegró de no ser el único que había escuchado aquella voz del pequeño y estaba de acuerdo con ella en cuanto a contarse lo que veían y así lo expresó.

-Ella tiene razón, será mejor que estemos bien enterados de lo que vemos unos y otros, quizás eso haga nuestra fuerza y también, deberíamos ayudar a la pequeña alma. El pequeño parece desesperado, yo lo estaría o lo estoy... En fin.

Con aquello dejaba claro que él también había visto a Dimitri y que más que miedo, ahora sentía por él una especie de pena; rodeado de aquellas almas que lo aterrorizaban día y noche, sólo así se atrevería a pedir ayuda a unos quizás igual de desválidos que él.

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15/04/2009, 18:19
Hans

Aún petrificado Hans contempló con rostro desencajado cómo el sargento era conducido por el niño através de la puerta. Y lo ilógico, lo irreal de la situación por fin le hizo reaccionar. Temblando, acunando el rifle entre sus brazos como si se tratase de un bebé se volvió hacia el resto de sus compañeros y tragó saliva ruidosamente.

-¿Co...co...cocómo....?-intentó hablar pero era incapaz. Era como si no lograse que sus pensamientos se formasen en palabras, como si algún tipo de conexión se hubiese roto en el interior de su cabeza. Furioso sacudió la cabeza y no logró decir nada hasta que los gritos de la rusa se dejaron oir por todo el pasillo.

-¿Voces? ¿Qué voces?-el artillero no entendía de qué demonios estaban hablando pero le daba igual. Hacía sólo unos segundos el que había sido hasta ahora el pilar sobre el que se sustentaba su vida acababa de esfumarse através de una puerta firmemente cerrada, y aquello era suficiente como para hacer enloquecer a cualquiera. El hecho de que en vez de avalanzarse en busca del sargento estuviesen discutiendo sobre las visiones de uno y otro le pareció súbitamente un tanto surrealista. Avanzando unos pasos se acercó a su hermano y al médico.

-¿pero qué hacéis?-les increpó sacudiendo la cabeza al tiempo que señalaba hacia la puerta-tenemos que ir en su busca...no pretenderéis que nos quedemos aquí hablando al aire ¿no?-incrédulo les miró por turnos negándose  a admitir de que la posibilidad de ir en busca del sargento le aterrorizaba. Qué más da, morir ahora o dentro de un rato...no podemos dejarlo...

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15/04/2009, 20:47
Director

La puerta de la habitación donde había desaparecido el Sargento se abrió lentamente con un chirrido sepulcral.

Dentro, la música que todos habiáis escuchado en la planta baja, sonaba muy despacio, como si la cajita musical estuviera metida entre muchas mantas.

La música continuó sonando por un rato más y después paró.

Todos los que se encontraban fuera pudieron ver al sargento sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra una de las paredes, mientras que los dos niños, jugaban en un rincón con sus juguetes.

La niña jugaba con una de sus muñecas mientras que el niño, hacia rodar por el suelo una especie de cochecito de madera, con ruedas de madera, las cuales hacian un sonido peculiar cuando arañaban los viejos listones de madera de los cuales estaba echo el suelo.

Ahora todos podían verlos... y allí estaban, tranquilos, jugando entre ellos como si nada ni nadie existiera a su alrededor.

De repente, la niña giro su cabeza en cientoochenta grados, quedando esta en una posición completamente antinatural. Sus ojos brillaron como dos ascuas mientras que el niño no dejaba de jugar con el cochecito, haciendo que vaya de un lado a otro.

Natasha volvió a colocar la cabeza en su posición, al mismo tiempo que comenzó a cantarle una cancioncilla a la muñeca, la cual apretujaba entre sus frágiles bracitos de niña buena.

Mientras cantaba, Natasha hacia bailar de forma muy graciosa a su muñeca, tanto que al final de la canción todos pudieron oir una especie de risilla dulce que provenía de su boca.

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16/04/2009, 00:59
Alexeva

Justo cuando el alemán que había estado callado terminó de decir que había que buscar a su sargento las puertas por donde éste había desaparecido se abrieron de par en par a modo de respuesta, y todos pudieron ver lo que allí ocurría.

Ahora que Alexeva veía con más claridad a la niña comprendió su error: no se trataba de Katerina.
Probablemente los nervios le habían jugado una mala pasada, de todas maneras no iba a reconocerlo frente a los alemanes.

Aunque cada vez pensaba un poco menos en "los alemanes" y "los rusos" y se estaba enfocando en pensar "nosotros".

-Soldado...- dijo la rusa a Pieter, a quien tenía al lado -... no creo que sea buena idea que entremos allí, trate de llamar al sargento con el tono más marcial que le salga, a ver si responde.-

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16/04/2009, 03:39
Karl

Karl no recordaba nunca haber sentido semejante frío. Era diferente a todo lo conocido, sobrenatural como todo en esa casa y le calaba hasta los huesos lo mismo que el intenso dolor. Si el sargento hubiese tenido que explicar en palabras lo que estaba sintiendo difícilmente iba a poder conseguir las palabras adecuadas, porque... ¿Cómo se puede explicar que de tan profundo e intenso que eran frío y dolor daba la sensación que éstos en lugar de actuar de afuera hacia adentro lo hacían en sentido inverso? Y es que así era. Karl sentía que el frío de esa mano no penetraba su piel sino que emanaba desde la propia médula de su huesos con lo que el dolor era intenso, enloquecedor.

Consiguió zafarse de malévola mano infantil que tanto daño y confusión le estaba causando. Torpemente intentó alejarse, retroceder, poner distancia entre ese niño y él. La imagen de su pequeña hija vino a su mente, cálida, incitándolo a resguardarse en esos recuerdos de familia, un modo de escape, un bunker que su propia mente creaba para salvaguardar la cordura o definitivamente enterrarla.

El niño volvió a acercársele, a pedir ayuda. Lo cogió de la mano, pero esta vez a diferencia de cuando ocurrió el primer contacto no sintió dolor y podría decirse que tampoco ese frío lacerante. Se dejó guiar, sin oponer resistencia o quizás es que no podía hacerlo, no sabía cómo hacerlo, se sentía contrariado.

Entonces pensó en la petición de ayuda del niño y se preguntó por qué lo había elegido a él para pedírsela. ¿Sería acaso que el hecho de ser padre lo hiciera diferente? No tenía una respuesta concreta a esa interrogante. Podía ser que sí, pero sería sí sólo en el caso que los demás, incluyendo los prisioneros, no tuvieran hijos... Parpadeó, aquello no tenía sentido. ¿Se estaba volviendo loco?. Se aferró a la idea de que existía una razón para que ese niño acudiera a él, descartó, más por amor propio que porque estuviera convencido de ello, el que lo eligiera por ser débil y apretó la mano del pequeño tal y como apretaría la mano de su propia hija justo cuando ambos comenzaban a atravesar la puerta.

Notas de juego

No escribí antes porque dado que había escrito el día 04 de Abril, osea 1 día después de pausarse el torneo, opté por retomar 1 día después también para compensar.

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16/04/2009, 03:57
Karl

Ingresó a la habitación, la puerta había quedado atrás. La mano del niño seguía sujetando la de Karl. El aire estaba enrarecido y podía oírse una música que casualmente o no resultó ser la misma que escuchara mientras estaban en la planta baja.

La habitación no estaba sola, allí estaba también la niña que viera minutos antes al final del pasillo aparecer entre las llamas. Apenas y frunció el ceño pese a la extrañeza que le causó ver a la niña, sin embargo no hizo nada, mucho menos dijo nada. El niño lo guió hasta el fondo de la habitación, cerca de una de las paredes y le soltó la mano. Karl no se movió, miraba a la niña que jugaba en el rincón opuesto y con aparente inocencia a las muñecas.

Recordó lo que la niña dijera en el pasillo o lo que él creyó entender decía. "Tú también tendrás que morir". La frase comenzó a repetirse incesante en su mente, apoyó la espalda en la pared y comenzó a deslizarse por ésta hasta quedar sentado en el suelo, cada vez más convencido de que cuando la niña habló se dirigía a él.

El pequeño se acercó hasta el lugar en que se encontraba la pequeña y comenzó a jugar. Extrañamente ambos se veían felices. 

-¿Cuáles son sus nombres? ¿Cómo te puedo ayudar? -quizo saber, pero ni siquiera estuvo seguro de que las palabras consiguieran salir de su garganta o que si lo habían hecho fuera con la fuerza suficiente para ser audibles.

Sus ojos estaban clavados en esos dos infantes, parecía hipnotizado, como abstraído de la realidad.

Notas de juego

Me tomé la libertad de relatar más o menos lo que había ocurrido en el lapso de tiempo transcurrido hasta que se abrió la puerta a los demás. Espero no haberme excedido y que lo hecho esté acorde con lo planeado para la trama.

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16/04/2009, 11:54
Octavius

Tras sus anteriores palabras, Octavius abrió los ojos y se fijó en sus compañeros. Por un momento todos parecieron callarse a la vez y mirar hacia el mismo sitio, mientras una musiquilla empezaba a oirse. Giró la cabeza hacia allí y descubrió que una de las puertas de la sala ahora estaba abierta y que el sargento había entrado por ella y se había sentado en el suelo, en una posición parecida a la suya propia. - ¿qué ahce ahí el sargento? ¿por qué le habrá dado por meterse ahí? ¿no tenía otro sitio para sentarse? En fín, parece que los locos vamos aumentando - Pero un instante después de ver al sargento,vio también a la niña, la niña del fuego, pero sin fuego, y además ahora había otro niño, un niño pequeño, de una edad parecida.
Echando mano del resto de sus fuerzas, Octavius se levantó y avanzó tambaleante hacia sus compañeros. - ¿Veis todos lo que yo veo O es sólo mi imaginación? La niña del fuego, jugando como si tal cosa, y encima ahora un niño jugando también. Tengo que estar loco, o eso o estoy soñando, esto no es posible. -
Escuchó lo que decía la rusa sobre evitar entrar en la sala y no pudo estar más de acuerdo. Por nada del mundo se acercaría a esa niña diabólica, y menos aún después de haber visto girar su cabeza, pensó mientras un escalofrío recorría de nuevo su cuerpo. Respirando lentamente esperó a ver qué decían los demás.

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16/04/2009, 16:24
Grüber

De pronto todo se hizo silencio, Grüber comprendió que había cosas más importantes que ver en aquel momento que contestar a lo que él y la rusa decían. Sintió un viento frío, más si se podía, posarse en su cara y casi cortar, estaba temblando levemente pero temblando.  Su corazón se detuvo unos instantes en que dejó de trabajar, mirando hacia el fondo de la habitación donde el sargento mantenía sus espaldas como una especie de juguete más. Hubiera corrido a sacarlo de allí, hubiera pero el hubiera no existe y antes que pudiera siquiera ordenarle a sus piernas que se movieran, la voz de Alexeva retumbó en sus oídos pero por breve espacio de tiempo.

-Debo estar soñando, debo estar soñando...

Sin embargo, en el fondo de su corazón, sabía que no lo estaba. Todo volvió, ruidos, música, niños, sonrisas y las voces quasi petrificadas de sus compañeros; casi da un salto hacia atrás cuando la pequeña giró su cabeza de aquel modo pero lo dicho, no podía moverse. Lo único que no hizo fue mirarla a los ojos, concentrarse en el ruido del carrito que el chiquillo jugaba pero claro, la realidad era que había dos pequeñas almas sin consuelo y al médico no se le ocurría qué podía haber sido lo que aquellos inocentes hicieran para merecer tal castigo. Lo de ellos era entendible quizás, pues en el cumplimiento de su deber, habían acabado con vidas, vidas como las de ellos pero dos niños no podían más que haber hecho sonreír a una madre o un padre. Grüber se encomendó a su dios de nuevo.

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16/04/2009, 20:44
Pieter

Pieter estaba frente a aquella puerta, por la que instantes antes Karl había sido arrastrado por Dimitri hacia el interior.

Parado, sin apenas mover un hueso, con los ojos clavados en la imagen que se presentaba ante él en aquel momento.

¿Cómo podía estar el sargento sentado en el suelo como si jugara con aquellos niños? Minutos antes habían mostrado cosas horribles, mientras que ahora, parecían dos niños dulces jugando con sus juguetes.

Cuando vio como aquella niña giraba la cabeza de forma antinatural, la sangre volvió a helársele como antes. No había duda de que aquellos niños no eran normales, aunque ahora lo aparentaran.

Pieter trataba de pensar que era lo más correcto hacer en aquel momento, cuando la rusa le dijo que lo mejor sería llamar al sargento, ordenándole salir . Pieter, ante la inexistencia de otra idea diferente, aceptó, y alzando la voz, con tono seco dijo:

-¡Karl! Levántese del suelo, y venga aquí inmediatamente.- gritó Pieter sin quitar los ojos del sargento, manteniendo una postura erguida.

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16/04/2009, 21:05
Director

Dimitri dejó de jugar con su cochecito durante solo un minuto, sólo para levantar la mano hacia atrás, y señalar, sin girar la cabeza, una estantería con algunos libros desordenados.

Todos, el Sargento y los que estaban fuera, pudieron ver lo que sucedió dentro de la habitación de los niños.

Los libros comenzaron a temblar, a temblar junto con la balda de madera oscura que los sostenían. Uno a uno fueron cayendo al suelo, todos siguieron con la vista cada uno de los libros en su recorrido desde la balda hasta el duro piso de madera.

Todos cayeron, menos uno...

Un libro infantil, el que quedó sin caer, comenzó a flotar por el aire siguiendo los movimientos del dedo de Dimitri, el cual parecía que estaba dirigiendo una orquesta.

Después, de repente, Dimitri continuó jugando con el coche y el libro cayó al suelo... cayó al suelo abierto de par en par...

 

 

 

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16/04/2009, 21:26
Director

Traducción para los Rushkis:

Mi papá me mima,

mi mamá me ama,

mi abuela me quiere,

mi hermana me calma.

Montañas nevadas,

picos helados,

criaturas aladas,

hijos amados.

Estando colgados,

vemos venir,

a los seres alados,

deseando morir.

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17/04/2009, 01:30
Karl

La voz que lo llamaba sonó lejana, como si se la estuviera imaginando, sin embargo pese a esa aparente lejanía pareció distinguir algo familiar en ella. ¿La conocía?

Miró en dirección a la puerta, pero su mirada parecía vacía. Fue como si no viera a las personas que estaban apostadas en la puerta o es que su razón se hallaba aletargada; fuera lo que fuera lo que le estaba ocurriendo al sargento, éste no reaccionó como todos esperaban. Se movió, sí, pero no lo hizo para acercarse a la puerta y salir de la habitación aprovechando la aparente distracción de los niños que se veían bastante concentrados en otros menesteres. No. El sargento se movió pero para acercarse a los niños, mejor dicho gateó hasta al libro que Dimitri había sostenido en el aire y que ahora se hallaba en el suelo, al igual que todos los de la estantería.

Karl tomó el libro abierto, estaba ahora de rodillas en el suelo, y observó sus páginas. Parecía ser un libro de cuentos.

-¿Quieren que se los lea? -preguntó a los niños pero no esperó respuesta alguna. Comenzó a leer... o a intentarlo.

La sensación de miedo e incertidumbre no había pasado, pero algo, no sabía qué, lo impulsaba a intentarlo. El pequeño, esa alma en pena pedía ayuda, todavía no sabía de qué modo podría ayudar, ni siquiera sabía si seguía vivo o había pasado a engrosar la lista de ánimas prisioneras de la mansión.

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17/04/2009, 09:55
Alexeva

-¿Pero qué clase de libro es éste?- murmuró Alexeva al ver por donde el libro se había abierto, giró brevemente la cabeza encarando al grupo y tradujo:

-Lo que dice este libro es:Mi papá me mima, mi mamá me ama, mi abuela me quiere, mi hermana me calma. Montañas nevadas, picos helados, criaturas aladas, hijos amados. Estando colgados, vemos venir, a los seres alados, deseando morir.- toma aire y agrega, mientras se vuelve hacia la habitación -Y no tengo idea de lo que quiere decir...-

Luego de unos segundos parece ocurrírsele algo y le dice a Pieter: -Usted siga tratando de comunicarse con el sargento, que yo voy a hacer lo mismo con esos críos.-

Alexeva se concentra en el niño, mirándole fijamente, y suelta una parrafada en ruso que más parece una pregunta, por el tono en que la dice.

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17/04/2009, 10:04
Alexeva

Lo que Alexeva dice en ruso:

-¿Qué le ha pasado a nuestro amigo? Decidnos como podemos ayudaros.-