Partida Rol por web

Nieve Carmesí VII

La Mansión

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18/03/2009, 22:53
Grigori

Grigori era un superviviente, normalmente se caracterizaba por mantener la mentre fría para calcular todas las posibilidades y así salir más o menos airoso. Esta vez había algo diferente. Ver a los rudos y temibles soldados alemanes nerviosos y sin un mando claro no le acababa de convencer. Pues sabía que sin la discplina de la cadena de mando qualquier soldado se podía dejar llevar por bajas pasiones.

-Espero que cuando nos asentemos se calmen un poco y nos dejen un poco de espacio.-

Pensó cansado. Pues no había cosa que lo pusiera de más mal humor que no poder moverse por allí dónde le placiera. Y en ese momento lo que más le placía era sentarse cerca de un fuego y dormir hasta que pasara la tormenta.

Miró de reojo como la devota campesina se santiguaba. Por un momento pensó en pedir ayuda también a Dios, aunque recapacitó. Pues su relación con Él siempre había sido un poco distante, protocolaria incluso. Bién sabía que no le ofrecía sus escasos triunfos, y por lo tanto, encontraba de mal gusto pedirle favores. Grigori no era un descreído como los bolcheviques, incluso mantenía alguna antigua tradición religiosa, sobretodo de carácter rural, aunque se había apartado por voluntad propia del rebaño cristiano.

Al pasar por la puerta de la biblioteca se maravilló del trabajo de carpintería que exponía su lujo, un lujo que siempre estaría vedado a los de su clase, por mucho que gritaran algunos.

-Los polacos siempre han sido refinados, ¿verdad?-

Le comentó a Alexeva para animarla y que no pensase en la oscuridad que tenían delante, que hasta a él, que había vivido muchas noches sin una mísera vela para alumbrarse. Que se jactaba de no temer a la falta de luz. Esa oscuridad le empezaba a poner nervioso, y eso no le gustaba.

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19/03/2009, 00:38
Pieter Müller

Pieter escuchó cuidadosamente las instrucciones de su sargento. Mostró su aprobación con un -¡Sí mi sargento!!-. Pero Pieter Muller sabía que no estaba completamente de acuerdo, las medidas eran muy exageradas. Sabía que esto perfectamente podía ser una emboscada, pero talvés se podrían tomar medidas distintas, no tan organizadas, la libertad de movimiento les podría salvar el pellejo en algún momento, y las posiciones estáticas eran peligrosas. Sin embargo, no quería desafiar la autoridad del sargento Karl Ziegler. Luego de demostrar una falsa aprobación, se puso en las posiciones que le ordenaron, a la espera de la orden de partida.

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19/03/2009, 23:31
Karl Ziegler

Poco a poco avanzaron hacia la biblioteca, sin prisas pero sin pausa. A pesar de que la habitación no estaba demasiado lejos, el camino se le hizo un mundo al sargento ya que, aunque de momento no habían encontrado ningún peligro en la casa, la tensión flotaba en el ambiente, tanto que casi se podía tocar.

El sargento sabía que sus hombre no estaban a gusto y eso no era bueno. Lo que no tenía muy claro era el por qué, si por la muerte del teniente, por la situación en sí, por sus decisiones, por la aquella casa o por un poco de todo. El caso es que la situación no se había vuelto muy favorable.

Las palabras de Grüber le distageron momentáneamente de sus pensamientos.

Grüber:

- Señor, con su permiso y cuando tengamos oportunidad, me gustaría echarle un vistazo al diario del teniente, lo más probable es que sea un simple diario personal pero cabe la posibilidad de que vengan reflejadas sus órdenes o sus intenciones. -
 
El sargento miró de reojo al joven médico con expresión comprensiva.

- Yo no lo haría. Le dijo que se lo entregara a alguien. Habrá que averiguar quien es. Supongo que será alguna despedida, si hubiese algo que nos pudiese ayudar... supongo que se lo habría dicho...-
 
Ya casi habían atravesa el gran recinidor, la biblioteca estaba cerca.
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20/03/2009, 01:54
Hans Müller

Desde el instante que tuvo su revelación, algo había cambiado en la mente de Hans Müller. De algún modo, lo veía todo más claro. Y en el escaso tiempo transcurrido desde entonces, en su discurrir hacia la biblioteca, fue como si un velo se rasgara haciéndolo sentirse más seguro de sí mismo que nunca, sin miedo a hablar o a actuar.

- Sargento. ¿De verdad los campesinos deben ir en la vanguardia de la formación? - preguntó en un tono no exento de cinismo -. Lo digo porque son civiles y no creo que el mejor proceder sea el de usarlos como escudo para entrar en una sala en la que tal vez haya alguien armado y que pueda dispararnos. Es cierto que eso evitaría que alguno de nosotros resultara herido, pero no me parece especialmente procedente, sobretodo si partimos del hecho de que están desarmados. Y también quisiera preguntarle por un detalle que no tengo muy claro. Cuando el Teniente Diederick murió yo estaba bastante confuso, con lo cual probablemente me esté equivocando, pero... alguien recogió sus armas y munición. Si se hizo, me callo, pero si no se hizo, no creo que sea buena cosa dejar ahí tirado su armamento para que cualquiera pueda hacerse con él, al margen de que no creo que andemos sobrados de material. Si le parece, antes de entrar en la biblioteca, mi hermano y yo podríamos acercarnos rápidamente a la entrada, recogerlo y regresar.

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20/03/2009, 08:17
Director

Grüber eschó un vistazo rápido a su botiquín mientras sus compañeros debatían que hacer y comprobó que todo estaba correcto. Tenía suficiente como para hacer dos curas de emergencia, desinfectar heridas, morfina para el dolor...

El eco resonaba en toda la casa devolvíendoles sus propias palabras con un timbre hueco, casi fantasmal, mezclado con el rumor de la tormenta, que aún les llegaba, acallado por la estructura de la casa. La noche comenzaba a caer y pronto quedaron en penumbra. La única luz que les alumbraba provenía de forma difusa de algunas habitaciones cercanas.

Karl comenzaba a dar órdenes, que eran atendidas por el resto de forma ejemplar. Se disponían a entrar en la biblioteca cuando Hans planteó algunas cuestiones que hicieron que el grupo se detuviese por un momento.

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20/03/2009, 09:48
Octavius Dietrich

¿Cómo? ¿Salir a buscar las armas del teniente?
Aquello podía ser una muy mala idea, y Ocatvius lo sabia, pero el resto, al parecer no. Se habían detenido a escasa distancia de la biblioteca y la razón no era otra que la idea que había propuesto Hans. El soldado parecía decidido a recuperar el armamento del Teniente Diederick, y si bien tenia razón en su razonamiento y no había sido muy buena ida dejarlo en el exterior, la verdad es que el aura, eso, podía seguir ahí fuera, y de ser así, tanto él como su hermano podían sufrir un accidente en ese pequeño intervalo de tiempo que podían tardar en recuperarlo.

El soldado Dietrich estaba seguro de que no era buena idea y su mente trabajaba a destajo en busca de alguna buena razón que pudiera echar al traste con semejante posibilidad, pero la tensión del momento parecía bloquearlo, y apenas logro abrir la boca un par de veces sin llegar a pronunciar palabra alguna. No había mucho que decir, la distancia era apenas insignificante y ciertamente andaban escasos de armas y munición, por lo que suponía que el sargento estaría de acuerdo y permitiría que los hermanos Müller salieran de nuevo al exterior. Abrió la boca por tercera vez, y en esta ocasión las palabras si surgieron.

Quizás no sea buena idea, sargento. Cabe la posibilidad de que haya enemigos ahí fuera o puede que en las ventanas. Si los soldados salen podrían ser un blanco fácil, y, con su permiso, creo que al teniente no le habría gustado que se malgastase su vida arriesgando la de otros hombres para volver a salir al exterior.

Las últimas palabras eran osadas, quizás demasiado para un soldado de su rango, pero Octavius debía arriesgarse, lo mejor era que nadie se separara, que nadie más muriese, y si para ello debía enfrentarse a todos los presentes, al menos lo intentaría.

Aseguremos la casa, señor, si hay enemigos nos libraremos de ellos, y entonces podremos salir a por las cosas del teniente... sin correr tantos riesgos.

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20/03/2009, 11:11
Franz Grüber

Franz observaba a sus compañeros mientras hablaban, entendía sus dudas ya que él mismo las tenía. Esperó pacientemente a que todos expusiesen sus dudas antes de dar su opinión y que no pareciese un gallinero.

Es normal que se nos pasen cosas, no solo hemos perdido a nuestro lider sino que aún debemos estar en shock por la explosión - Dijo mirando a los ojos de los presentes - Si hemos entrado tan apresuradamente, sin dar siquiera sepultura al teniente Diederick es por que fuera corremos peligro a cada segundo. No creo que sea buena idea que nadie salga.

Respecto a poner a los prisioneros delante - Dijo volviendo la cabeza a ellos - Comprendo vuestros reparos, pero ahora mismo no sabemos de donde va a venir el peligro, tal vez quien corra más riesgos es quien va en retaguardía. En todo caso y respetando la vida humana, mejor ellos que nosotros.

Ahora dirigiendose al sargento dijo con voz firme - Señor, usted decide, seguiremos sus órdenes pero creo que la mejor opción es que nos asentemos en la biblioteca y aseguremos la posición. Una vez hecho esto podremos decidir cual debe ser el siguiente paso.

Antes de que empezara todo esto Grüber tenía unas fuertes convicciones morales, pero desde que fue enviado a la guerra lo que lo movía por encima de todo era su instinto de supervivencia.

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20/03/2009, 14:33
Hans Müller

Hans Müller se volvió hacia Franz Grüber con una mirada extrañamente fría.

- ¿Y tú te haces llamar médico? ¿Acaso las vidas de esos dos campesinos valen menos que las del resto? Una actitud repugnante en quien se supone ha hecho un juramento para salvar vidas, Franz Grüber. Sargento Karl, los campesinos simplemente podrían ir en medio del grupo, ni en vanguardia ni en retaguardia. Y los flancos seguirían estando protegidos por nosotros dos - señaló refieriéndose a su hermano Pieter y a él mismo -. E insisto, no me parece buena idea dejar las armas y la munición del Teniente ahí fuera. Pero usted tiene la última palabra.

Al menos, por el momento.

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20/03/2009, 15:10
Franz Grüber

Grüber no tenía intención de discutir, pero los nervios y el no dormir provocaron que no pudiese contenerse - Usted no es nadie para cuestionar mi forma de actuar - Dijo en voz alta encarándose con Hans Müller - No soy hombre de armas, pero no dudaré en usarla si con eso ayudo a mis compañeros y a mi mismo para salir de aqui con vida.

Si tanto le preocupa la salud de los prisioneros, pongase usted delante - Poco a poco iba recuperando la tranquilidad y esto último lo dijo más bajo y en tono despectivo.

Como el sargento no ponga orden pronto vamos a tener problemas con Hans y su maldita moral.

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20/03/2009, 15:23
Hans Müller

- No es su salud la que me preocupa - respondió con un tono seco -, sino su vida. Algo que a ti, desde luego, no parece importarte lo más mínimo. De hecho, viendo nuestro comportamiento más hubiera valido abandonarlos en la tormenta o ejecutarlos y que murieran rápidamente. Pero no lo hemos hecho, ¿verdad? Tal vez que se trate de civiles desarmados ha tenido algo que ver. Y que me pidas ocupar la vanguardia... - la frase quedó suspendida en el aire, mientras Hans esbozaba una sonrisa cargada de intención. Solo él sabía en qué estaba pensando.

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20/03/2009, 16:01
Alexeva

Parados a escasos pasos de la biblioteca, los alemanes discutían el curso de acción a seguir. Alexeva dirigió sus ojos a lo alto, suspirando para sus adentros. Si todos los soldados alemanes se comportaran de forma tan indisciplinada y nerviosa la guerra ya no duraría mucho más tiempo - pensaba.

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20/03/2009, 21:40
Pieter Müller

Pieter esuchó la conversación del médico y su hermano con un semblante serio, puesto que le disgustaba la forma de pensar de su hermano. Pieter sabía que eran militares, y su hermano no tenía el pensamiento de uno.-¡Hans, somos militares! No estamos acá para salvar las vidas de campesinos del bando contrario. Eres muy piadoso y eso te hace débil. Los militares estamos hechos para matar al enemigo. Si piensas de una manera tan piadosa, ¿Para que te hiciste militar y viniste a la guerra? ¿Para que llevas tu armas? Si piensas que no debemos hacer nada con los prisioneros es mejor que los liberemos, ya que si no los usamos para nuestra conveniencia serán un estorbo. No piensas como un verdadero militar. ¡Si vas a seguir pensando como un cobarde entonces lárgate, retira tus medallas y armas y vuelve a Berlín con mamá!- Dijo Pieter, enfurecido con la manera de pensar de su hermano. Luego de unos segundos tomó aire y volvió a hablar.-Me da vergüenza tener un hermano tan afeminado como tú- Dijo Pieter, con una cara de enfado que sus compañeros no le habían visto nunca. Acto seguido le dio la espalda a su hermano.

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21/03/2009, 02:40
Hans Müller

Una extraña expresión cruzó el rostro de Hans Müller al escuchar a su hermano y su mirada se volvió mometáneamente oscura. 

- Dudo que cualquiera de los presentes se alistara para matar a campesinos, hermano - dijo con voz suave -. Ni que el Ejército alemán nos llamara a filas para ello. Confundes piedad con debilidad, con cobardía y crueldad con fortaleza, con valentía. Vives en una mentira que te conviene Pieter, pero esa es tu decisión, tu elección. Y si tan valiente y masculino te sientes, dime, ¿por qué abandonaste el campo de batalla en lugar de cumplir con tu deber de soldado?

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22/03/2009, 22:21
Dieter

-No sé ustedes, pero yo me alisté en el ejército para servir a mi país-dice Dieter irrumpiendo en la conversación con vehemencia-. Y solo me han enseñado a servirlo de una forma; ¡matando a sus enemigos!. Además, no me cabe la menor duda que cualquiera de estos dos piojosos nos volarían la tapa de los sesos si tuvieran un arma a mano, así que no pretendais que me apiade de ellos. Debimos matarlos hace tiempo. Hasta ahora no han hecho más que estorbar. Es hora de que sean útiles, aunque solo sea como escudo humano.

El soldado les dirigió una mirada de desprecio a los dos campesinos y por un momento, parecía que iba a agredir a Alexva, a medida que aumentaba el tono en su discurso, pero finalmente consiguió contenerse y recuperar la compostura.

-En cualquier caso, como oficial al mando, es el sargento el que debe decidir que hacer. Yo por supuesto, acataré sus órdenes.

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22/03/2009, 22:18
Karl Ziegler

El avance hacia la biblioteca iba bien, no parecía que ningún enemigo estuviese emboscando la entrada. De pronto Hans Müler detuvo el avance y lanzó un par de cuestiones que hicieron detenerse y distraese a todos comprometiendo sus seguridad.

Karl ya se estaba empezando a acostumbrar al recurrente tema de los campesinos, pero no tenía ninguna duda sobre su actuación en ese caso. Hasta ahota no había hecho nada que los comprometiese seriamente y no tenía intención de hacerlo, pero tampo les daría ningún trato favorable con respecto a sus hombres. Probablemente cada uno de los soldados que formaban el grupo habría hecho una cosa distinta con aquellos dos campesinos pero no podían pararse a discutir todo y para eso precisamente estaba la cadena de mando.

Sin embargo lo de las armas del teninete si que fue un duro golpe para el sargento, más incluso de lo que pudiese parecer, tanto que quedó momentáneamente en trance. - ¡¿Cómo pude pasar eso por alto?!... ¡¿Cómo se me pasó?!.... Debería haber estado más atento... A esto es alo que se referían.... - Karl apenas prestó atención a lo que pasaba a su alrededor en ese momento, a las voces que se dirigían a él y las que se dirigían a otros destinatarios, pero nadie parecía darse cuenta.

El creciente volumen de la discusión que se había montado en un suspiro devolvió al sargento a aquella habitación. En segundo su mente le informó de lo que había ocurrido en el escaso tiempo en el que su subconsciente había tomado el control de sus pensamientos y se puso serio y firme.

- ¡SILENCIO TODOS!, Desde luego si alguien no se había dado cuenta de nuestra presencia ya lo debe tener claro. ¡Nadie saldrá hasta que YO lo diga!. Y ahora sigamos hasta la puñetera biblioteca. - Karl finalizó haciendo un gesto con la cabeza en dirección a la habitación de destino y empujando ligeramente a los campesinos para que continuasen.

El estilo del sargento nunca había sido tan autoritario y desde luego no le gustaba lo que había tenido que hacer. Podía comprender y aceptar que los soldados hablasen y opinasen libremente debido a la peculiaridad de la situación pero no podía permitir fisuras o rencillas dentro del grupo. Sus posibilidades de supervivencia se basaban en gran medida en la confianza mutua y eso era algo que fácilmente podía desaparecer... que quizás ya lo había hecho... o que quizás nunca existió. En cualquier caso su deber era tratar de fortalecerla.

El sargento siguió su camino concentrado para evitar males mayores, pero su mente andaba un tanto perdida. Era la primera situación seria a la que debía enfrentarse sin la presencia de ningún superior y esperaba salir airoso por lo que tenía que pensar bien sus decisiones.

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23/03/2009, 11:31
Octavius Dietrich

Octavius había escuchado toda la discusión en silencio, sin participar en ella ni desmarcarse hacía una u otra opinión acerca del trato con los campesinos o la masculinidad o no del soldado Hans Müller, pero si tenia clara una cosa, aquellos hombres estaban descentrados y preocupadamente nerviosos. Y aquello no era bueno. Si querían resistir, sobrevivir a aquel lugar y lo que fuera que lo habitara, necesitaban serenarse, por lo que cuando el sargento Ziegler alzó su voz, autoritaria, el soldado asintió mientras se ponía de nuevo en marcha. Aquel hombre había actuado con más o menos firmeza y, de momento, su mando había dado al traste con la discusión.

Dietrich tan solo deseaba y esperaba que Karl lograra mantenerse así de firme en el futuro y quizás, de esa manera, los hombres lograran alcanzar la calma que necesitaban para enfrentarse a la situación en la que estaban sumidos, por lo que, en aquel mismo instante, decidió que el sargento tendría su total apoyo a partir de ese momento. Su deseo era que la unidad no se rompiera, que todos remaran en la misma dirección, y de momento, Hans, y su moral, eran la primera tormenta a superar. El artillero parecía más preocupado por los campesinos que por su propia vida o la del resto, y eso, eso solo era un error. Si alguien era prescindible en aquellos momentos eran los prisioneros, por lo que los argumentos del soldado no tenían base alguna. Sus palabras solo incitaban al conflicto, el desconcierto y sobre todo a la desunión. Octavius no lo sabía con certeza, pero cualquiera habría pensado que el soldado Müller estaba sembrando dudas acerca del sargento y sus órdenes, y aquello estaba desestabilizando y dañando la poca calma que existía entre los hombres. El sargento debía ponerle fin, y rápido, atajar a aquel soldado y sus ideas, frenar su moral y su buen hacer para con los prisioneros, hacerlo entrar en razón y ganarse así al resto de los hombres que ahora tenia bajo su mando. Debía actuar con mucha más firmeza, hacerse con el control de la situación y no permitir que nadie le contradijera de aquel modo. Solo así el grupo sería fuerte y tendría alguna opción de salir con vida de aquel lugar. Y el soldado Dietrich pensaba que era capaz, solo deseaba no equivocarse, pues de ser así, aquello podría convertirse en un grave problema, y ya tenía suficientes como para enfrentarse a la insurrección de alguno de ellos.

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23/03/2009, 12:45
Franz Grüber

Una vez se hubo calmado todo, gracias a la intervención del sargento, Grüber siguió con el grupo rumbo a la biblioteca.

Abre la puerta - Dijo en ruso dirigiendose a los prisioneros.

Más le vale a Hans no ponerme a prueba. Pienso volver a casa y ni él ni los rusos se interpondrán.

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23/03/2009, 12:33
Hans Müller

Hans Müller volvió su rostro hacia el oficial dirigiéndole una vacua mirada que pareció atravesarlo, como si su cuerpo hubiera perdido toda sustancia, como si ya no se encontrara allí. El grito y las órdenes del Sargento habían puesto fin a la posible respuesta de Pieter, si es que este siquiera se había planteado darle una, y le confirmaron lo que más temía.  Aquellos seres eran víctimas de la ira, de la violencia, del miedo. Fugitivos de una guerra que se mentían a sí mismos en un desesperado intento por negar una realidad cada vez más evidente a ojos del artillero. Sí, habían perdido todo rastro de humanidad sofocando cualquier gesto de compasión que pudiera redimirles y devolverles su perdida condición humana. Eran animales, seres irracionales sedientos de sangre, asustados ante la muerte y que no dudarían en acabar con aquello o aquellos que amenazaran su posición, su inestable seguridad basada en la fuerza de las armas. Cuerpos sin mente que seguían las directrices de sus instintos más primarios y que necesitaban un líder de manada que les diera lo que más necesitaban, lo que más les urgía, en un proceso involutivo dictado por la guerra. Y el Sargento parecía cumplir ese papel a la perfección.

Hans guardó silencio, volvió su mirada y se dispuso a seguir al grupo.

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23/03/2009, 17:52
Grigori

Grigori no daba crédito a lo que estaba pasando, pues lo que menos esperaba de los alemanes, aún en situaciones límite, era de racionalidad y orden. Esta súbita discusión, y el tajante grito del sargento retumbaban por las estancias vacías de la sala. Así que quién estuviese allí dentro, en esa sala iluminada, no tardaría en salir a ver que pasaba.

Cita:

Abre la puerta - Dijo en ruso dirigiendose a los prisioneros.

Ante la seca orden del soldado, el campesino se acercó lentamente unos pasos hacia la puerta. Una vez allí puso su mano en el frío picaporte metálico y lo hizo girar, con todo el cuidado del mundo para no hacer demasiado ruido.

-No sé porqué hago esta pantomima si a diez millas a la redonda nos deben haber oído.-

Empujó la puerta hasta que pudo pasar la cabeza entre el marco y la puerta e inspeccionar un poco lo que había allí dentro. Abrió bien los ojos y agudizó su oido a qualquier señal de gente que pudiese escuhar.

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24/03/2009, 09:15
Director

El picaporte giró, algo recio. Grigori tuvo que hacer fuerza para mover la puerta que parecía ligeramente atascada, pero acabó cediendo con un sonoro "Ñiiiiieck" provocando que algunas esquirlas de metal oxidado caían de los goznes.

La puerta daba paso a una gran sala en penumbra, llena de estanterías y al fondo, entre las sombras se podía distinguir un piano y un arpa.

En las estanterías y bajo el polvo acumulado, se podían distinguir multitud de libros de todo tipo, tamaño y color. En algunas estanterías los libros habían sido ordenados meticulosamente, pero en otros, se amontonaban sin que se apreciase ningún criterio en su colocación.

Intercalados entre las tres grandes estanterías de la pared frontal, según entraron, pudieron ver dos portentosos retratos a cuerpo completo. Se trataba de un hombre y una mujer, ambos con porte regio y elegantes ropajes. Él permanecía de pié, apoyado en bastón ornamentado. Su mirada estaba llena de orgullo y solemnidad. Ella, sentada sobre una silla alta, adoptaba una pose más relajada, mientras que suy mirada se tornaba más amable y cálida.

Bajo los retratos se podían percibir sendas inscripciones, pero desde donde estaban, no podían acertar a leerlas.

Al fondo, a la derecha, pudieron ver una puerta entreabierta por la que entraba alguna claridad.

Y entonces, aquella melodía comenzó a sonar.

http://www.goear.com/listen/4552d3d/Eyes-Wide-Shut...

Procedía del piano, pero el manto de sombras que recorría la habiación no permitía ver quien la tocaba.

Notas de juego

No sé que pasa con el enlace. Lo arreglaré en cuanto pueda. Mientras tanto, tendreis que conformaros con eso. :-(