Partida Rol por web

La llegada de una alumna nueva a la clase traerá consecuencias en las relajadas vidas de Eiji e Izumi...

Lo siento, no quiero interrumpir vuestra conversación...

Nada de interrumpir, siéntate con nosotros Sukeroku-san.

Ayumi asintió con la cabeza, conforme con que se sentara con ellos.

¿Por cierto, tus padres a qué se dedican?

¿Mis padres? Hum... son médicos. Se dedican a investigar nuevas vacunas contra enfermedades infecciosas. ¿Por qué lo preguntas?

A Hikaru se le cambió completamente la cara en cuanto dijo aquello.

Aunque ahora mismo vivo con mi abuela. Mis padres se han tenido que quedar en Osaka.

Izumi incluso creyó ver, desde aquella posición tan extraña, que los ojos de la chica descendían ligeramente hasta posarse en sus... ¿labios? La sonrisa se había desdibujado ligeramente de su rostro...

A pesar de todo, aquello duró... demasiado poco. La chica pareció percatarse de que estaba haciendo u aflojó la fuerza con la que apretaba a Izumi y miró rápidamente para otro lado, tratando de disimular lo que fuera que le había pasado.

Sin embargo, cuando tras haber desviado el rostro durante unos segundos, Izumi volvió a clavar su mirada en los ojos de ella... hubo una extraña reacción. La aproximación física, el estar en contacto además con roces... juguetones, la intensidad de su mirada... la revelación de que Izumi se había sentido atraído por el físico de ella...

Ayumi dudó un momento... e incluso aflojó la fuerza de su tortura, hasta acabar por separarse del chico dando por terminado el estiramiento. Luego le tendió la mano para ayudarle a levantarse.

—Te toca ya la otra pierna...

Estaba claro que aquello lo había dicho para tratar de hacer pasar por desapercibido el gesto.

—Pues claro que lo digo en serio. ¡Este año ganaremos el campeonato! 

Hikaru volvió a sonreír y le dio un codazo de amistad a Izumi. 

—¿No te gustaría apuntarte a atletismo? Te ha fallado el arranque, pero eso se aprende practicando. Tu esprint final, sin embargo ha sido muy bueno. Y eso se tiene o no se tiene. 

¿A pesar de haber quedado penúltimo, te estaba intentando convencer para wue te apuntaras a atletismo? Parecía broma, pero no lo era. De hecho, conocías a Hikaru y sabías que eso último que te había comentado lo decía de todo corazón.

—Piénsatelo, ¿vale? —luego, cuando estuvieron cerca de las chicas, bajó el tono de voz para wue sólo él pudiera escucharle—. Además está Konatsu.

Sonrió, te dio un último codazo por si no habías pillado la indirecta, y saludó finalmente a las chicas con un gesto con la mano. Konatsu devolvió el gesto, aunque permanecía apoyada en sus rodillas. Parecía realmente cansada... Incluso respiraba profundamente tratando de recuperar el resuello. Ayumi, por el contrario, permanecía a su lado con los brazos cruzados. Apenas  parecía cansada. 

—No te preocupes, Izumi-kun —respondió ella con respiración agitada a tu disculpa—. Para la próxima ganaremos nosotros.

Ayumi, por el contrario, observó la sonrisa de gallito que tenía Hikaru y las miradas que le dedicaba para que le dijera algo. ¡Cómo no! Aún así, tras suspirar y negar molesta con la cabeza, Ayumi acabó cediendo...

—No esperaba menos de ti —dijo, aunque luego miró a Izumi—. De ti sí esperaba más, pero el esprint final no ha estado nada mal.

Ella también opinaba igual que Hikaru? Y eso que no se habían puesto de acuerdo entre ellos. Y Ayumi no era de las que metían para evitar hacer sentir mal a la otra persona... más bien al contrario: era muy directa... demasiado. Incluso Konatsu, que ya estaba erguida, sonrió y asintió con la cabeza.

—Ha sido un esprint muy bueno, Izumi-kun.

Al final... tal vez deberías creérmelo. 

Ayumi también estaba roja. Y, aunque al principio parecía haber querido contradecir a su madre como hizo con Hikaru, finalmente había optado por volver a cerrar la boca y mirar al suelo.

La madre, al ver vuestras dos expresiones, sonrió con cierta picardía.

—Ajam... ¿amigos, eh? ya veo, ya veo —dijo con cierta sorna la madre—. Discúlpame, Masuda-san.

Estaba claro que no pensaba que fuerais amigos... pero, ¿no era demasiado abierta? Es decir, cualquier otra madre te hubiera cacheado al instante.

...

—Gracias por ayudarme a recoger, Izumi-kun —sin embargo, antes de que te fueras, te dedicó unas últimas palabras de lo más inesperadas—. Yo también pienso que... nosotros encajamos bien.

Cuando Ayumi e Izumi se queden solos en medio del bosque... escena divertida en la que acaben los dos tirados en el suelo el uno encima del otro y... OSOOOOO! xD

Sabía que debía dormir durante el viaje si quería aguantar durante la guardia... pero, ¿quién podría dormir en una carreta en movimiento atestadas de cajas que amenazaban con derrumbarse sobre nuestras cabezas cuando el maldito pajarraco aceleraba más de la cuenta? Quizás mis compañeros sí pudieran, pero yo no pude ni dar una pequeña cabezada... Por el contrario, cuando finalmente entendí que no podría domir y cedí en mi intento, fui hasta el filo posterior de la caravana y me senté allí, con las piernas colgando, para observar el paisaje.

El viento mecía suavemente mi pelo, acariciando mi rostro... A menudo, algún mechón de mi flequillo tendía a moverse libremete más de la cuenta, provocando que llevara mi mano a él para volver a colocarlo con delicadeza en su sitio. Mientras los esceneraios cambiaban de unos a otros, yo me abstraje en mis pensamientos... al menos hasta que escuché al Rhea hablar...

Hay que quemarlos...

A pocos metros de nosotros se estaba llevando un funeral... presumiblemente de un miembro de un grupo de aventureros.

Lloraban, mientras el humo negro comenzaba a alzarse en el cielo. Perder a alguien siempre es difícil... nunca estamos preparados, al igual que tampoco lo estamos para morir. Pero ese momento siempre llega. Es algo contra lo que no podemos luchar. Todo lo que nace, muere...

Tanukime estaba especialmente silencioso, lo que me hizo fruncir el ceño. A decir verdad, prefería que estuviese calladito... al menos siempre y cuando no le hubiera preguntado yo algo antes. En cualquier caso, fue capaz de desencajar la puerta de las bisagras oxidadas y poder abrirla sin apenas ruido, lo cual nos haría movernos con más sigilo, por lo que lejos de echarle la bronca, asentí conforme con la cabeza.