Una vez mas, Fudo fue capaz de leer entre línea y comprender, con apenas unas cuantas palabras, qué te sucedía.
En cualquier caso, no había mucho más que hablar por teléfono. Era mejor hacerlo en persona, y Fudo lo entendió, por lo que evitó hacerte más preguntas. Después de todo, ya estabas cerca, y... de hecho, no tuvo que esperar mucho más antes de que tuvierais contacto visual el uno con el otro.
Fudo estaba con la espalda apoyada en un árbol, pero al verte se despegó de él y comenzó a caminar hacia ti.
Caminaba pausadamente, con rostro ligeramente serio. A decir verdad, su forma de andar transmitía paz: sin ningún tipo de prisa o tensión, como quien pasea por la playa en un día de verano. Aunque, en este caso, ni era verano ni estabais en la playa...
Cuando llegó a ti, te tendió un refresco. En su otra mano sostenía uno más.
—Cogí un par de la nevera antes de salir —se explicó.
Siempre que había problemas, ya fuera con tus padres o con asuntos como éste, Fudo te traía bebidas para tomar juntos mientras hablabais. Sabía que contar algo personal sosteniendo algo en las manos era mucho más fácil que hacerlo sin sujetar nada. Parecía una tontería, pero... en cierto modo acertaba. Además, después de la caminata rápida de quince minutos, debías admitir que te venía bien beber algo.
Fudo no dijo nada más, simplemente te hizo un gesto con la cabeza en dirección a un banco. Sería un buen sitio donde sentarse. Luego esperó pacientemente, a que tú decidieras el momento adecuado para contarle lo que había pasado.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, lograste evadir la tentación que suponía coger el diario y echarle un vistazo a lo que había escrito en su interior. Por el contrario, y tras dedicar una última mirada a todos los misterios que guardaba la habitación de Ayumi, decidiste volver con ella.
...
Ayumi estaba terminando de secar los cuencos recién fregados con un pequeño trapito. Su ropa se había mojado ligeramente debido a algunas gotas de agua que habían salido disparadas, con mucho acierto, hacia ella. Todo el que ha fregado al menos un plato en su vida sabe que es un riesgo al que hay que enfrentarse durante las duras sesiones de limpieza de la cubertería del hogar, especialmente cuando se tratan de objetos cóncavos... Ayumi seguía siendo humana después de todo.
Cuando fue consciente de que te estabas acercando, cerró el grifo y te miró.
—Gracias por quedarte a ayudarme, Izumi-kun —dijo finalmente a la par que dejaba el cuenco en su sitio y se secaba las manos.
Tras ello, se quedó quieta, mirándote... A vuestro alrededor se hizo nuevamente el silencio.
...
Parecía estar buscando el instante adecuado para decirte algo que, debido a esa pausa dramática, podías entender como importante. Sin embargo, el silencio no tardó en romperse... pero, lejos de ser la voz de Ayumi la que lo rompiera, se trataba del ruido de un coche aparcando. Luego llaves y, finalmente...
—Ya estoy en casa.
Era la voz de la madre de Ayumi. Nunca la habías visto en persona, pero... decían los rumores que se trataba de una mujer extremadamente sexy. En definitiva, una MILF en toda regla; y... ahora que podías verla cara a cara... quedaba confirmado que los rumores no fallaban... ¿Sería Ayumi así cuando tuviera su edad? Ahora era guapa, pero estaba a medio desarrollar después de todo...
Cuando la madre te vio, se quedó ligeramente sorprendida, aunque rápidamente sonrió con una sonrisa discreta pero realmente preciosa...
—No sabía que teníamos visita hoy —dijo ella, con cierto tono divertido—. Encantada de conocerte. Soy Kaori, la madre de Ayumi.
Además de guapa, vestía realmente bien. Destacaban en ella numerosos adornos que a simple vista se podían clasificar como caros, y su indumentaria era muy pero que muy-muy-muy formal. Ya entendías de quién había sacado tu amiga aquella forma de vestir. Eso sí, quedaba en ella realmente bien, al igual que pasaba con Ayumi.
En cualquier caso, y a pesar de la sonrisa diplomática, notaste que te escudriñaba de arriba a abajo analizándote como si fueras... el posible futuro esposo de su hija.
—Es Masuda-san —explicó Ayumi rápidamente—. Un amigo del instituto. Te he hablado de él antes...
Su madre pareció ligeramente decepcionada ante aquella noticia...
—¡Ah! ¿No es tu novio? Qué pena...
En ese momento... quedó claro que el destino quería que, con gran dosis de ironía, se volviera a retratar de manera casi idéntica aquella foto que habías visto momentos antes; aunque en esta ocasión no era Hikaru quien estaba frente a vosotros, ni Ayumi llegó a exclamar nada, aunque sí que abrió la boca... De haber sido tu amigo, estaba claro que ahora estaría lloviendo improperios a diestro y siniestro.
En cuanto al padre de Ayumi, no había ni rastro aún. Debía trabajar hasta tarde quizás...
He intentado recortar la imagen y ponerle un fondo, pero... se me da fatal el photoshop, xD Siento si canta demasiado que son fondo e imagen diferente.
EDIT: he modificado un poco el post.
Si bien tras haber terminado la llamada siento un inmenso alivio, ahora que está Fudo allí en el parque es como regresar a mi zona de confort. Así que tras saludarlo con un asentimiento de cabeza, sigo sus pasos hasta el banco donde estaremos sentados.
—Muchas gracias. Lo necesito...
Y así comienzo mientras me acomodo en el lugar con las piernas separadas, los antebrazos apoyados sobre los muslos y entre las manos tengo la bebida. No sé de qué manera soltar todo, así que inhalo profundo mientras el paisaje que tengo allí mismo tan urbano, tan lleno de vida, es el motivo de mi inspiración. Los líos con mujeres son así, difíciles y ahora qué he metido la pata un poco, a ver como salgo de esta.
—Mira, he besado a Aki porque me dejé llevar por el momento. Todo el día fue un agobio el instituto, entre la discusión con Izumi, Konatsu con su intensidad. Estaba un poco perdido—confieso—. Ella me acompañó, escuchó y estuvo para mí durante esas horas y me hizo sentir muy bien. No sé, querido. No tenía esa sensación horrible de incomprensión y soledad.
Luego abro la lata y bebo un poco, aún sin mirar a Fudo.
—Luego surgió lo del regalo del hermano, así que me ofrecí a hacerle un dibujo pero cada momento de cercanía más tentado me veía de ir más allá. Supongo que por mis carencias, más allá de que me parece bonita... —digo y ahora centro mis ojos en los suyos—. Surgió, me gustó... Pero me tiene tonto perdido Akiko.
Niego con la cabeza, confundido.
—No hay de qué —respondí, con un tenue cabeceo, justo en el instante en el que nuestras miradas se encontraron una vez más.
Silencio. Parecía que ambos estuviéramos esperando la oportunidad para romperlo, y a la vez no termináramos de atrevernos a hacerlo. Lo cual era... extraño, especialmente viniendo de ella. Si normalmente era tan directa... ¿por qué en esta ocasión parecía que la costaba tanto decidirse a decir algo? Tenía que ser algo verdaderamente importante...
Y el silencio se rompió... solo que sin la intervención de ninguno de nosotros dos.
Nunca antes había visto a la madre de Ayumi, así que con la oportunidad presente empezar a hacer comparaciones era inevitable. Más allá de toda duda era muy guapa, así que eso era algo que tenían en común... y que conseguía que el futuro de Ayumi pareciera especialmente brillante. También explicaba el por qué la forma de vestir de mi amiga era tan compleja: Venía de familia. Sin embargo, había una cosa en la que no eran parecidas en absoluto.
En la gran mayoría de las situaciones y momentos Ayumi era seria. Muy seria. Rara vez sonreía porque sí. Pero su madre parecía ser... todo lo contrario. Tenía un tono de voz distendido, simpático, y una bonita sonrisa se había hecho camino hasta sus labios sin ningún esfuerzo. Hasta parecía que tenía un poco de sentido del humor.
—Encantado, Maruyama Obasan —Me incliné en su dirección, intentando causar una buena impresión. Seguro que eso sumaba puntos si algún día hacíamos aquel viaje que Konatsu había propuesto—. Hemos estado estudiando y me he quedado un poco más para ayudar a Ayumi-san a recoger.
Me sentí escudriñado por su mirada, pero intenté mantenerme firme, como quien no tiene nada que ocultar. ¿Qué le habría contado Ayumi a su madre de mí? Yo también había hablado a los míos de Hikaru y ella, claro, aunque nunca había entrado en muchos detalles. Tampoco solían tener tiempo como para escucharlos, de todas maneras. De todas formas, lo que no me esperaba era la respuesta que Kaori iba a dar a eso.
Debió ser como si la escena de la fotografía se repitiera. Esta vez, el rubor en mis mejillas no era ligero. Era un rubor marcado, de estos que hasta consiguen que te ardan las orejas. Mis ojos también se quedaron muy abiertos (O, al menos, más abierto de lo normal) y mis labios se torcieron ligeramente hacia abajo. Si hubiera dejado caer ese comentario cualquier otro día, quizá habría acertado a responder con algo más de acierto, pero justo ese...
—A-ah... no... bueno. A-ahora también estaremos juntos en el club de literatura... —¿Qué tenía que ver eso? Que un Shinigami me salve de mi sufrimiento, por favor—. Está... haciéndose un poco tarde. Creo que debería ir yendo antes de que mis padres se preocupen...
Había dicho... ¿qué pena? Eso significaba... ¿que la madre de Ayumi pensaba que yo sería buena pareja para su hija...? La miré de reojo, intentando ver disimuladamente la reacción que había tenido ella, y después me moví para recoger mi mochila, mirando a las dos. Si nada me retenía, estaba preparado para despedirme y hacer el camino de vuelta hasta mi casa... o tan preparado como podía estarse, en una situación así.
Porque la verdad es que no podía dejar de repetirlo en mi cabeza. «Qué pena».
Si no lo hubieras comentado, te juro que ni me habría dado cuenta. ¡No me creo eso de que se te da fatal! xD
Fudo te escuchaba en silencio. Sostenía su bebida con una mano, aunque no la había abierto siquiera. Por el contrario, te miraba atentamente mientras le hablabas. La suya no era una mirada curiosa, ni una mirada de esas que incomodan... en absoluto. Transmitía calma y paz. Casi de igual manera que había ocurrido momentos antes cuando andaba.
A veces podía ser un cotilla, pero... cuando sabía que su amigo lo estaba pasando mal como ahora, era el mejor apoyo con el que se podía contar.
—Te entiendo, Eiji-kun —dijo con voz suave en cuanto terminaste—. Estás confundido... y es normal.
Luego hizo una pequeña pausa que se tomó para dejar la bebida sobre el banco, y mirar al cielo. Ya era de noche, y... pese a la contaminación lumínica de la ciudad, algunas estrellas luchaban por destacar y mostrarse brillantes incluso a miles de kilómetros.
—Aki-san es muy empática —continuó—. Estoy seguro de que se dio cuenta de que te sentías sólo y quiso ayudarte. Mira... hoy no hagas nada, simplemente intenta descansar un poco, ¿vale? Mañana, sin embargo, tómate un tiempo para pensar las cosas y aclarar lo que sientes: si te gusta Aki, no le des más vueltas y disfruta al máximo con ella; pero si por el contrario crees que lo que sientes por Akiko no va a cambiar... habla con Aki lo antes posible y lucha por conseguir a Akiko.
Después de todo, si no hablabas con Aki sería como jugar con sus sentimientos. Y eso, teniendo en cuenta de que era alguien que siempre había buscado apoyarte, sería demasiado cruel...
—Estoy seguro de que Aki lo entenderá —añadió finalmente, tratando de evitar que te sintieras mal—. Incluso... te puedo asegurar que valorará que se lo comentes. Pero no dejes pasar mucho tiempo, ¿de acuerdo?
Por último, sonrió ligeramente tratando de infundirte confianza, y te dio una palmada en la espalda.
—Todo irá bien, ya verás.
Lo cierto es que, a pesar de algunos hechos más que evidentes en el físico y la forma de vestir, madre e hija no podían guardar más diferencias: mientras Ayumi rara vez sonreía, su madre esbozaba a una agradable sonrisa en su rostro; mientras una era aparentemente elitismo puro, la otra incluso bromeaba con la posibilidad de que su hija hubiera traído a casa a un novio;...
Quizás el físico lo hubiera sacado de Kaori, pero en la personalidad estaba claro que no se parecían en nada...
En cuanto a su reacción ante las palabras de su madre, Ayumi, por supuesto, también estaba ruborizada. Y, aunque al principio parecía haber querido contradecir a su madre como hizo con Hikaru, finalmente había optado por volver a cerrar la boca, resignarse y mirar a su madre mientras hablaba. Parecía estar mandándole mensajes de STOP que su madre no era capaz de leer.
Y es que, respecto a precisamente ésta última, al ver vuestras expresiones (y especialmente tu «explicación») sonrió con cierta picardía.
—Ajam... ¿amigos, eh? Ya veo, ya veo —dijo con cierta sorna—. ¿Ya te vas, Masuda-San? Bueno... puedes volver en otra ocasión, ¿de acuerdo?
Y tras decir eso, le guiñó un ojo a su hija quien no pudo aguantar más y soltó un bufido. Estaba claro que Kaori no pensaba que fuerais amigos... pero, ¿no era demasiado abierta? Es decir, cualquier otra madre te hubiera cacheado al instante. Aunque, por su mirada cuando te inclinaste y cuando le hablaste, podías suponer que habías ganado puntos con ella.
—¡Qué mono! Gracias por ayudar a mi hija. Nos vemos pronto, Mas...
No le dio tiempo a terminar la frase antes de que Ayumi te agarrara de la mano, y tirara de ti para afuera decidida a alejarte lo antes posible de su madre...
Aunque apretaba con su mano al agarrarte, notabas la suavidad de su piel. Claramente, Ayumi se cuidaba... Su piel era blanca, lisa y sin imperfecciones. Sus manos no podían ser de otra forma. Y, aunque fuera simplemente para huir, vuestras manos estuvieron entrelazadas por algunos segundos hasta que salisteis por la puerta. Entonces la retiró lentamente... luego suspiró y te miró al rostro
—Lo siento, Izumi-kun. Mi madre a veces puede ser desesperante —se disculpó en voz suave, para que su madre no pudiera escucharos, sin embargo... antes de que te fueras, te dedicó unas últimas palabras inesperadas—. Gracias por ayudarme a recoger. Yo también pienso que nosotros... encajamos bien.
¿Espera? ¡¿Qué?!
—Te veo mañana...
Sin darte tiempo a contestar, entró de nuevo en casa y cerró la puerta... ¡en toda tu cara! Desde luego... hoy era un día de sorpresas... Finalmente, te pareció escuchar desde dentro un sonoro...
—¡Mamá...!
Sin duda, era la voz de Ayumi en un tono que mezclaba resignación y recriminación a partes iguales.
Jajaja, si te fijas bien en los hombros y el pelo, se nota tela en realidad. ¡Pero gracias por tus palabras! Seguiré practicando con el photoshop a ver si puedo llegar algún día a tu nivel de proísmo, xD
Te dejo un post más antes de pasar al siguiente día. Si quieres, narra tu vuelta a casa, si hablas con tus padres y tal. Tienes libertad absoluta, incluso para hacer llamadas con el móvil. En mi siguiente post cerramos escena y abrimos una nueva. (A no ser que hayas escrito algo que requiera de más post, claro).
Por cómo me estaha hablando la madre de Ayumi... me daba la sensación de que estaba convencida de que entre nosotros había más de lo que habíamos dicho, lo que consiguió que yo me pusiera todavías algo más rojo. ¿Es que... lo parecía? En cualquier caso, asentí vagamente cuando comentó que podría volver, y cuando llegó el momento de la despedida...
—Nos vemo-... —el tirón de Asumi me cortó y dejé la frase a medias, así que para compensarlo alcé vagamente la mano que tenía libre como despedida. Para cuando quise darme cuenta, ya estaba más allá del umbral de su puerta, mirando directamente a Ayumi. Ni ella era capaz de ocultar por completo el bochorno del momento—. Los padres son siempre desesperantes.
Expresé aquello como si fuera algo apodíctico, rematado con un grave asentimiento. Y después... después me quedé pasmado con su respuesta. Yo también pienso que nosotros... encajamos bien. Tuve que agradecer que no me diera tiempo a contestar, porque no habría sabido qué responder de todas maneras. De hecho, me quedé mirando la puerta durante un instante, escuchando las voces que se perdían al otro lado.
Y solo pasado un momento conseguí darme la vuelta.
Lentamente, comencé a recorrer el largo camino de vuelta a casa, disfrutando se la suave brisa que se colaba entre las calles de la ciudad. Si se miraba en un mapa podía parecer que mi casa y la de Ayumi estaban bastante cerca, pero en realidad había que caminar cerca de treinta minutos. Y treinta minutos dan para mucho.
Después de todo, el día había dado muchísimo en lo que pensar. Había sido largo y, más que ninguna otra cosa, extraño. Había empezado en ese momento en el que había visto a Eiji salir pitando por la puerta principal del instituto, y había terminado con la puerta de Ayumi cerrándose después de que me dijera que ella también pensaba que encajábamos bien. Y entre medias, todo lo demás, que no era poco: La llegada de Konatsu, el encontronazo con los matones, los problemas con Eiji, la relación de este con Aki...
Era imposible no recordar esa maldición china que decía algo así como "Ojalá vivas en tiempos interesantes". Todavía no tenía claro si era mejor el cambio o la monotonía, pero iba a ser una decisión difícil.
Había al menos un misterio que quizá sí que podía despejar antes de dormirme. Todavía no se me había olvidado que había algo que los otros dos Wabi-sabi sabían y para lo que yo estaba ciego. Así que saqué mi teléfono del bolsillo, abrí la conversación de Hikaru en LINE y tecleé sin dejar de caminar.
Oye, Hikaru-kun. ¿Qué te tenía tan preocupado antes? Estabas muy serio.
Después de enviar ese mensaje, volví a guardar el móvil y seguí cavilando, sin demasiada prisa por llegar a casa. Tampoco es que tuviera hambre de todas maneras, porque nos habíamos hinchado mientras estudiabamos.
Yo también pienso que nosotros... encajamos bien
¿Eso significaba que... le gustaba? ¿O simplemente que eramos buenos amigos? Con el contexto, quería pensar que lo primero era más probable, pero... era Ayumi. Y había dejado pasar la oportunidad de ojear su diario, así que no parecía que fuera a tener una respuesta clara por el momento. Además, también estaba lo de Konatsu. ¿De verdad me encontraba atractivo? ¿O eso había sido Ayumi tanteando para ver cómo reaccionaba...?
Y también estaba el tema del club de literatura. ¿En qué me había metido?
Con todas esas preguntas y unas cuantas más llegué a la puerta de casa. Nuestro piso era uno de los más altos del bloque, pero aun así subí por las escaleras, alargando más y más el tiempo antes de llegar a casa.
—Ya estoy en casa —anuncié cuando entraba por la puerta—. Me he quedado estudiando con Ayumi-san, Hikaru-kun y una chica nueva de clase.
Pasé al comedor. Mis padres solían hablar durante la cena, aunque la mayoría de las veces era sobre cosas que no me interesaban demasiado, aunque de vez en cuando me pidieran mi opinión, o intentaran que fuera yo el centro de atención. Teniendo en cuenta que había mencionado a una chica nueva, no descartaba que ese fuera a ser uno de esos días... y también tendría que contarles que su hijo por fin pasaría a formar parte de un club.
Pero la verdad es que, una vez cenara, tardaría bien poco en excusarme para volver a mi cuarto. Estaba agotado y había pocas cosas que me apetecieran más que dormir... y comprobar si Hikaru me había respondido.
Hala, ¡que me sacas los colores! Si yo también tengo la tira que aprender jajaja
He resumido un poco cómo habría podido ir la cosa con sus padres para no obligarte a extenderlo más :p He aprovechado para resumir un poco todo lo que Izumi tiene en la cabeza durante el post.
Al escuchar las primeras palabras de Fudo, el alivio se transmite desde las expresiones de mi rostro hasta en la forma en que tengo agarrada la lata. Si bien soy un caos en persona, el hecho de que me entienda ya es un gran avance para mí.
—Lo estoy. Muy confundido.
Es una confesión y cuando miro a sus ojos, intento transmitir aquello con toda la verdad que implica el sentirme así. Luego cuando escucho su consejo, asiento a sus palabras y me quedo meditando sobre lo dicho. Si bien puedo intentar con Aki, el asunto es lo que me sucede con Akiko. Lo cual no es fácil de manejar porque una sola mirada de su parte y me derrito entero.
—Es empática, muy dulce y buena conmigo. No es mi intención hacerle daño y por un lado siento que podría intentarlo con ella, pero no estoy enamorado... Ni sé lo que es el amor, pero precisamente no sé cómo manejarlo—respondo y suspiro—. Ver a Akiko, es mi perdición... Pero sé que es un imposible, ella es popular y puede tener a quien se le antoje. Yo no soy el tipo de chico en el que ella se fijaría y por eso, quizás es mejor no aspirar a tanto. ¿No?
Esa es mi conclusión, no quiero que mi amiga sea el segundo plato y sé que debo hablar con ella.
—De acuerdo... Lo haré—digo al mirar sus ojos—. ¿Y tú? ¿Algún lío amoroso?
Fudo frunció un poco el ceño, aunque no demasiado, cuando te escuchó decir que «quizás era mejor no aspirar a tanto». No parecía de acuerdo con esa afirmación. Aun así guardó silencio por unos segundos en los que abrió su refresco y le dio un sorbo.
Finalmente, tras esa pausa, te miró al rostro.
—Ella es popular, pero yo no creo que sea inalcanzable, Eiji-kun. Si no quieres seguir adelante con Aki, es más que comprensible... pero entonces lo más justo para ella y para ti sería que realmente intentaras conseguir a la persona a la que realmente quieres. En este caso: Akiko.
Te miró y volvió a sonreír. Después de todo, sólo tenía que dar el primer paso...
—Piénsalo: si lo intentas y sale bien, conseguirás lo que más quieres y estarás con Akiko —hizo una pequeña pausa y continuó—. Y si sale mal... al menos no tendrás el remordimiento de no haberlo intentado siquiera, y entonces... estoy seguro de que te será mas fácil empezar una relación con una persona diferente a ella.
Después de todo, llevabas tanto tiempo obsesionado con Akiko que el resto de chicas casi habían desaparecido de tu alrededor. Quizás Fudo tuviera razón y el problema era no saber realmente si ella podría estar interesada en ti o no. Si dieras el primer paso... esa duda desaparecería para siempre...
En cualquier caso, cuando le preguntaste por sus líos amorosos, la sonrisa de Fudo se tornó un poco amarga.
—Bueno... sí... tal vez —dijo, mirando para otro lado—. Me gusta alguien... alguien que conoces. Pero no es como yo. Quiero decir. No le gustan los chicos. Además, está enamorado de... bueno, otra persona.
Sonrió y se levantó de su asiento. Luego dio un último buche a su refresco hasta vaciarlo.
—Se hace tarde... ¿te acompaño a casa?
Y con esto, vamos concluyendo la primera escena. Tienes un post más, donde puedes hacer preguntas o lo que quieras a Fudo, así como volver a casa. Siéntete libre de narrar lo que pasa en casa a tu vuelta. En el siguiente post mío te contesto a lo que hayas escrito y pasamos a un nuevo día.
Tus padres te saludaron al entrar, aunque rápidamente siguieron con su conversación habitual: una de ésas en la que tú apenas prestabas atención. Ni siquiera el hecho de que hubieras conocido a una chica nueva, ni que hubieras estado hasta tarde fuera de casa, parecía haberles hecho prestar un mínimo de interés. Debían estar discutiendo algo importante relacionado con los negocios de tu padre...
Así pues, en cuanto cenaste, fuiste directamente a tu habitación. Justo al mismo tiempo, tu móvil vibró...
¿No te ha contado nada Ayumi-kun? ... ¿Recuerdas lo que pasó justo antes de la clase de Historia? Cuando Tanaka-san se acercó a Ayumi-kun para susurrarle al oído, era para citarse con ella mañana.
Hubo una pequeña pausa, en la que Hikaru mandó ese primer mensaje y escribía el siguiente.
Le insistí para que no vaya. O al menos que no vaya ella sola, sino con nosotros. Pero ya sabes cómo es Ayumi... Ni siquiera me ha dicho a qué hora ni dónde le ha citado.... Sólo que si no iba... Yamagawa te iba a destrozar a ti, y Tanaka le iba a hacer la vida imposible a Konatsu-san.
De nuevo una pausa de unos segundos. Aunque ya, con todo lo que te había revelado, daba para hacerse una idea de dónde iban los tiros, y entendías por qué Hikaru había estado tan preocupado...
¿Qué hacemos, Izumi-kun? Ayumi... está convencida de que si no va, será peor para todos. Pero a mí esto no me da buena espina...
Justo en ese momento, cuando Hikaru te mandó aquel último mensaje, el móvil vibró avisándote de que te había llegado un nuevo mensaje entrante de otra persona. No era Hikaru, ni tampoco Ayumi... ¡sino Konatsu! Hasta entonces no te habías fijado en su foto de perfil, pero... salía realmente preciosa. Incluso en un momento de tensión como éste, eras capaz de apreciarlo.
Hola, Izumi-kun. ¡Quería agradecerte todo lo que has hecho por mí en el día de hoy! Ha sido especial, y entre Sato-san, Maruyama-san y tú habéis hecho que me olvide de los problemas. ¡Gracias! (〃ω〃) ¡Nos vemos mañana~! ヾ(^∇^)
En ese momento, las palabras de Ayumi respecto a lo que podía sentir Konatsu sobre ti sobrevinieron a tu mente. ¿Estaría en lo cierto? ¿O aquello no era sino un mensaje de agredicimiento sin más?
Tienes un post más, xD
La escena de Eiji se ha alargado un poco. ¡Qué difícil es llevar dos escenas diferentes tratando de mantener la misma línea temporal! Para el siguiente, ya sí que sí, será nuevo día.
—Pero perderé a una amiga, dudo que Aki se tome bien esto—respondo—. Ella es una chica muy bonita, dulce, pero no es Akiko y lo tengo claro. Aún así, me gusta como se ve y eso... No conozco tanto a Akiko. ¿Y sí después es una decepción?
Surgen preguntas porque fluyen de forma natural cuando hablo con Fudo y es normal que esto suceda, me siento cómodo en esta conversación y sé que me entiende en demasía. Gracias a ello cojo la lata y bebo un poco de té mientras desvío la mirada hacia las calles, los transeúntes y la nada en sí, pensativo. Podría dar marcha atrás todo, ir por Akiko y ver que sucede, aún así el miedo que tengo y mi poca autoestima no está ayudando mucho en esto.
—Me tienes mucha fe, demasiada Fudo.
Es que lo ve de una forma tan viable y yo tan imposible, que no sé si estará bien. No obstante me quedo callado, sé que imagina de alguna manera lo que estoy viviendo porque es una confusión total. No está entre mis planes herir a Aki, pero lo otro siento que es tan inalcanzable.
—Lo intentaré... Aunque Aki me odie—digo y bajo la mirada al suelo—. No quiero perder su amistad.
Por suerte el tema de conversación se desvía hacia su lado y me ayuda de alguna manera a desviar la atención de mi hacia mi amigo que seguramente lo necesita. Somos muy parecidos en ciertos aspectos y esta amistad es muy bonita, una de las pocas cosas que me ha dado el instituto dentro de todo buenas. Ante su realidad, mi mano se apoya sobre el hombro en señal de apoyo mientras busco su mirada.
—Te entiendo, sé que puede ser distinto. Pero nunca se sabe que puede pasar con los sentimientos, yo soy un desastre Fudo... Aún así, hay que intentarlo. Tú lo dices—luego de sonreír con cierta calidez, pregunto—. ¿Es Goro?
Puedo imaginar por donde vienen los tiros en esa situación, aún así no tengo idea de quién puede gustarle. He perdido ese rastro de mi amigo o lo tiene bien guardado. Aún así comprendo que en la situación de Fudo, todo es más difícil porque hay un mundo prejuicioso delante y esto puede ser doloroso. Yo lo aprecio como es y siempre voy a apoyarlo porque se merece ser feliz y encontrar su amor.
—Venga, vamos. Igual, te lo digo a diario... Pero siempre estaré.
Y tras darle unas pequeñas palmadas en su hombro, me incorporo también.
—Si. Gracias por estar y pues, si nos sale mal hacemos un club de corazones solitarios—digo y hago un gesto burlón, para quitar el hierro—. Todo saldrá bien.
El camino de regreso fue relativamente corto, si bien hablamos de tonterías para obviar los asuntos que a ambos nos deja en estado de confusión. Intenté que durante esos pocos minutos todo sea risa, bromas y quizás esa normalidad de chicos que aprenden de esta vida con lo que tienen. Una vez llegamos a mi casa, me despido de él con otros "muchas gracias por todo" e ingreso a mi casa, ya un poco tarde. Como es de esperar mi madre pregunta sobre lo que hice durante el día, le comento algunas cosas y ya después viene la cena, no es mucho lo que como porque necesito estar en mi cuarto a solas. Sin embargo entiendo que ella luego de un día prácticamente sola, quiera estar con su hijo así que compartimos una charla, el postre y miramos una película juntos.
Intento estar presente, al menos en esos ratos donde mi padre es un perfecto desconocido. Ya cuando se hizo muy tarde, me despido de ella y en la soledad de mi pequeño rincón, le doy una mirada al móvil sólo para mirar la foto de Aki que ha subido al instagram.
Suspiro...
Y apago el teléfono, música y que el sueño se adueñe de mi esta vez. ¿Para qué pensar un poco?
Leí el primer mensaje de Hikaru mientras me dejaba caer sobre la cama, sosteniendo el móvil con los brazos estirados sobre mi cara. Espera... ¿para citarse con ella? Sentí una punzada de ansiedad en el pecho. Eso... no sonaba bien. ¿Era para pelearse con ella? Quizá si fuera otra persona podría confiar en que al menos sería una pelea justa, pero... estábamos hablando de Tanaka. Siendo ella, podía esperarme que estarían todos sus amigos, y más que una pelea se trataría de una paliza.
Eso si iban por ahí los tiros. Quizá su intención era humillar o burlarse de Ayumi de alguna otra manera. En cualquier caso, lo que era más que evidente es que no podía ser nada bueno. Ni en un universo alternativo podría la reunión limitarse a una charla civilizada y diplomática entre las dos. Tragué saliva y esperé a que Hikaru siguiera enviando mensajes antes de cada contestar.
Y con cada uno que llegaba, peor pintaban las cosas. No sabíamos la hora, ni dónde... pero sí las consecuencias de que Ayumi decidiera no acudir a la cita. Tristemente, tenía que admitir que Yamagawa podía destrozarme si le apetecía, y el grupo en general había demostrado que podían hacer un infierno de la vida escolar de cualquier persona si se lo proponían, y más aún de Konatsu-san, que aún tenía que adaptarse al instituto.
Me quedé con la mirada perdida en la pantalla, pensando exactamente en qué hacer. Si Ayumi no iba, seguro que las cosas iban a ser peores a la larga... pero dejar que fuera sola era dejar que se sacrificase por nosotros. Era dejarla tirada. Y tampoco era una garantía de que todo fuera a salir bien después, de todas maneras.
Estaba a punto de empezar a escribir cuando me llegó otro mensaje. Pero este... era de Konatsu. El corazón me pegó un latidito más fuerte mientras lo leía y recordaba todo lo que Ayumi me había dicho, pero antes de contestarla a ella decidí escribir a Hikaru.
La he preguntado, pero no ha querido decírmelo por más que insistiera. No podemos dejarla sola. Los Wabi-sabi siempre nos apoyamos unos a otros... ¿no?
Envié y seguí escribiendo.
Incluso si eso significa mantener un ojo sobre ella todo el día... (T_T)
Sabía que Ayumi no daría su brazo a torcer con facilidad, pero eso no iba a quitar que fuéramos a intentar ayudarla con todo lo que teníamos. Por descarte, si el encontronazo no ocurría por la mañana... ¿tendría que ser por la tarde? Pero era día de club, así que seguramente tendría que ser incluso después de eso. Al menos eso significaba que pasaría una buena parte del día con ella...
Cambié la conversación y abrí la de Konatsu. Mi lado fisgón me impulsó a mirar mejor su foto de perfil, y la verdad es que salía... muy muy bien. Con toda la tensión del momento, no se me ocurrió qué responder al momento, pero esa es una de las ventajas de escribir mensajes. Que te lo puedes pensar un poco más sin que quede raro.
¡No me agradezcas eso >.<! Es genial que te lo hayas pasado bien con nosotros, Konatsu-san. Yo también, y además voy a deberos una muy grande a ti y a Ayumi-san si al final apruebo el examen del malvado oni-sensei :D... ¡Nos vemos mañana de camino al instituto!
Releí varias veces el mensaje. Era gracioso, porque mis mensajes podían llegar a ser mucho, mucho más expresivos que yo en persona... en cualquier caso, al final lo envié y apagué la pantalla del móvil, dejándolo sobre la mesilla y después descansando los brazos sobre el pecho, cerrando los ojos.
Sí que podían cambiar las cosas en un solo día...
Era Goro. No hacía falta decirlo con palabras. La expresión de Fudo cuando lo dijiste hablaba por sí sola:
El chico se puso rojo al instante, casi la misma tonalidad roja que el color de pelo de la persona que le gustaba. Luego miró para otro lado y negó con la cabeza rápidamente. Aunque finalmente te miró de reojo, dándose cuenta de que por mucho que negara, ya estaba al descubierto.
Así pues, suspiró resignado y asintió...
—Sí, es él...
En cuanto a lo de perder la amistad con Aki, Fudo no lo veía así. Desde su punto de vista, Aki sería capaz de entenderlo si hacías las cosas bien. Aunque claro, para ello había que hacer las cosas bien y no era tan fácil como parecía. ¿Sufriría? Pues claro... después de todo, la chica había estado desde siempre enamorada de ti, pero... ¿lo entendería?
—Aki es una chica madura a pesar su apariencia frágil —dijo él—. Estoy seguro de que lo entenderá.
Sin embargo, Fudo se dio cuenta de que ya estaba en una encrucijada. Al decirte que lo intentaras con Akiko, él ya estaba expuesto a que tú le dijeras que lo intentara con Goro. ¡En qué lío se había metido él sólo! En cualquier caso, asintió cuando le dijiste que podía contar contigo, y sonrió ante tu broma de los corazones solitario.
—Está bien —sentenció finalmente—. Yo lo intento con Goro-kun y tú con Akiko-san. ¿De acuerdo?
De esa forma no sería tan... intimidante, y podrías contar con él tú también si algo no iba bien... Con Fudo de tu lado, todo sería más sencillo...
...
La vuelta a casa fue tranquila. No tardaste nada en llegar, y el ratito en el que estuviste con tu madre fue distendido y relajado. Mejor sin tu padre cerca. El problema fue la foto de instragram... Aunque en la foto Aki apenas sonreía, había estado tan faliz contigo que era difícil sacarse la imagen de su rostro ruborizado cuando te besaba... Aun recordabas su expresión, así como el contacto de sus labios...
¿Cómo harías para aclararlo todo sin hacerle daño a ella?
Seguimos en el Capítulo 2 ~ En el epicentro de la tormenta.
Hikaru leyó tu mensaje al momento, y te contestó en menos de unos segundos. Estaba claro que tenía la conversación abierta en esos momentos... y no era para menos. La situación requería que los dos miembros restantes del Wabi-Sabi planeara algo para ayudar al miembro en problemas.
¡Claro que debemos apoyarnos! No le quitaré ojo en todo el día. Ni siquiera cuando vaya al baño, incluso aunque sea ella a mí quien me deje el ojo morado y no el gorila de Yamagawa-san.
Era difícil averiguar cuándo ocurriría todo. ¿Tal vez por la mañana? ¿Por la tarde? ¿Durante las clases?
Ehm... bueno, durante las clases tal vez no. Después de todo, «gracias» a Ayumi, Tanaka había sido expulsada del instituto durante una semana entera. Ya deberían haberse puesto en contacto con los padres para notificarles la noticia, por lo que probablemente mañana no la vieras ni a ella ni a ninguno de los implicados en lo que pasó con Konatsu. Pero eso significaba algo peor...
¿Y si Tanaka se había enterado de que Ayumi estaba detrás de su expulsión?
Las consecuencias y la ira de Tanaka podían ser aún mayores...
En cualquier caso, pensar en ello era como tratar de parar un huracán con tus propias manos: agobiante e inviable. Tal vez lo mejor sería descansar y, mañana, estar atento a cada movimiento de Ayumi. Después de todo, si no descansabas bien, tal vez pasaras por alto algún detalle importante que te ayudara a protegerla.
Seguimos en el Capítulo 2 ~ En el epicentro de la tormenta.