Partida Rol por web

No abandonéis el sendero

Capítulo 2: El límite del Reino del Bosque

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25/03/2020, 19:10
Director

El límite del Reino del Bosque

La compañía avanzaba por un terreno tranquilo y seguro, siguiendo el camino que transcurría junto al río del Bosque a través de praderas y cruzando alguna que otra aldea que los hombres del Lago tenían como avanzadilla para recoger las mercancías que comerciaban con los elfos. Surcando las aguas de aquel río pudieron ver numerosos botes de las gentes de Esgaroth, habilidosos navegantes según se decía de ellos. Aquellas barcazas estaban muy bien niveladas, y eran excepcionalmente fáciles de manejar, lo cual no era de extrañar teniendo en cuenta que se trataba de un pueblo que vivía en el mismísimo lago. Conforme avanzaban por el sendero, la gran masa de árboles que se extendía ante ellos iba volviéndose más y más grande hasta que finalmente terminaron por alcanzarla.

Al anochecer del tercer día, se encontraban acampados en un pequeño recodo del camino que daba acceso directamente al río junto al lindero del bosque. Era el lugar donde, según les dijo Baldor, había acordado el encuentro con los elfos. A pesar de que habían disfrutado de buen tiempo durante todo el viaje, aquel día había permanecido nublado. Una ligera bruma flotaba sobre las aguas del río mientras una hoguera les espantaba el frío. Poco después, escucharon un ligero chapoteo en el agua y pudieron ver como tres almadías emergían de las brumas del rio. Figuras altas y espigadas cubiertas de mantos de color verde las empujaban mediante largas pértigas hasta la orilla.

Los elfos saludaron cálidamente a Baldor y también al resto de la compañía, el mercader les era muy conocido como pudieron comprobar, bastó su presencia para que los elfos hicieran extensible su hospitalidad a todos ellos. Sin embargo, el joven Belgo levantó mucha curiosidad entre ellos, se mostraron extrañados y fascinados por su presencia: había pocos niños entre ellos en esos días, les llegaron a explicar. A continuación, la carreta fue empujada a las almadías, los animales se mostraban inicialmente preocupados ante el hecho de tener que subir a las embarcaciones, pero uno de los elfos susurró unas palabras a la oreja de cada poney e instantáneamente se tranquilizaron por completo, incluso subieron trotando alegremente a las almadías para después permanecer inmóviles en el centro de las mismas.

-Lindar no ha podido venir. -Le dijo uno de los elfos a Baldor. - Pero os aguarda a nuestra llegada. ¡Vamos, no seáis holgazanes! El río no espera a nadie. - Bromeó dirigiéndose al resto del grupo.

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25/03/2020, 22:58
Mungo Bolguer

Somnoliento y todavía algo mareado, Mungo miró con cierta irritación a los elfos. En otras circusntancias, habrían despertado su curiosidad, pero tres días de viaje por el río habían agriado su habitual buen humor.

Fantástico, más agua —refunfuñó mientras preparaba sus cosas y apuraba una de sus raciones.

Le había cogido cierto respeto a viajar en bote desde la última vez que regresó a la Ciudad del lago. El lago es agradable, el agua apenas se mueve. Pero el río era otro cantar.

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26/03/2020, 11:18
Droul

El trayecto por el camino que discurría paralelo al río fue muy relajado para Droul. Acostumbrado a caminar campo a través, trepando por colinas y examinando túneles, recorrer ese camino bien cuidado en compañía de otras personas era más un pasatiempo que un trabajo bien pagado. Aprovechó para conocer más íntimamente, primero a Lain y Kurdrim, pero luego al resto. Incluso se permitió escuchar la historia de ese mediano. ¿Era quizás el primero que conocía? No era muy frecuente verlos más allá de sus agujeros Hobbit, pero éste parecía disponer de la valentía — y bravuconería — que carecían los de su pueblo.

Primero a las rodillas, siempre —le explicaba a Belak cuál era la mejor forma de enfrentarse a un Troll. Esas peligrosas y crueles criaturas no tenían piedad, y nadie esperaba que la tuvieras con ellos —Machácaselas y luego salta sobre su espalda. Así no podrá alcanzarte.

Cuando llegó la hora de recibir a los elfos, Droul no pudo evitar sentirse inquieto. Se repetía silenciosamente que eran aliados, y que incluso Baldor apostaba por ellos. Pero ya en el pasado habían decidido cambiar de opinión sin mediar palabra, y por eso los suyos no las tenían todas consigo cuando se trataba del pueblo de los bosques. Sin embargo, la forma en que saludaron al humano y luego a ellos, le resultó tan cercana y amigable que el enano se sintió culpable y estúpido. Cuando pasabas tanto tiempo a solas con tus pensamientos, era comprensible ver fantasmas en todos lados.

Gracias por vuestra hospitalidad —se obligó a decir, mientras subía a las barcazas sorprendido por la facilidad con que habían convencido a los ponis.

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26/03/2020, 12:26
Kurdrim

Paseando. Paseando y allanado el camino para quienes vinieran detrás. Aquello era lo que se le antojaba a Kurdrim que estaban haciendo mientras "escoltaban" a Baldor hacia el encuentro con los elfos. (De este modo, poco o ningún renombre adquiriré, se lamentaba el enano en un hosco silencio). Él no había dejado la comodidad de Erebor para aquello... buscaba acción, enfrentarse a enemigos, vencer males que le reportaran notoriedad... no seguir el paso cansino de dos ponies guiados por un crío

Pese a todo, Droul tuvo a bien amenizar el viaje con preguntas sobre cómo pasaba el día, cuando no estaba con él llenándose de polvo las botas, indagando sobre el guerrero. Él, por su parte, se limitaba a frases cortas y concisas dado su agriado humor por la falta de actividad y la monotonía del camino, hecho que cambio cuando los bosques se convirtieron en una barrera física más que notable ante ellos

- Genial. Primero bordeamos el maldito río y ahora acampamos a la sombra de árboles a la espera que esos besa flores de orejas picudas vengan a recogernos... brrrr- se quejó, a nadie en particular, mientras se encaminaba a buscar leña. Al menos así ejercitaría un poco el cuerpo

Poco después los elfos hicieron acto de presencia en sus esmirriadas barquichuelas, que más parecían ir a naufragar que ser capaces de soportar el peso conjunto de todos los presentes, incluidos los animales quienes, con mejor tino que los presentes, se hacían de rogar para subir a aquellos trozos de madera

- Si, si. Hola a todos y esas cosas... ¿teníais que venir en barquitas?¿No había un buen y fiable barco- dijo a modo de saludo, no queriendo ser grosero... o no mucho, al menos. Miró entonces a los equinos, que se mostraban reacios a proseguir por el río y esbozó una medio sonrisa

- Estos animales son de mi parecer... si los dioses hubieran querido que surcáramos las aguas nos habrían dado aletas y escamas, no piernas fuertes y vigorosas- se volvió a quejar subiendo, no obstante, a la embarcación - Puedo solo, señor elfo, gracias- dijo secamente ante el ofrecimiento de ayuda de uno de los elfos para subir

Notas de juego

Que bien... por río, en barquitas y con elfos... si es que solo nos falta un mago >_<'

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26/03/2020, 13:09
Lain

El trayecto del camino fue bastante plácido para Lain. El enano se dedicó a comentarles a sus nuevos compañeros acerca de la geografía de la región, distancias, climas, alturas de los picos más conocidos, ciertos animales a tener en cuenta, afluentes cercanos y de utilidad, etc. Era la materia de la que más disfrutaba hablar y el tiempo muerto durante el recorrido era una oportunidad excelente para despuntar el vicio, además, se había cansado de copiar mapas ajenos y era mejor hacer el suyo propio, por lo que viajar por los caminos, y también fuera de ellos, era lo que necesitaba para realizar un retrato fiel de la región. Cada tanto, hacia una nota en su libreta, ayudamemorias de distancias y avistamientos más que nada. Al ser rodeados por la arbolada fue cuando más anotaciones hizo en el cuadernito.

-Escucha a Droul con atención, joven Belak, los enanos no hablamos sin razón. Pero si quieren una segunda opinión sobre cómo derrotar a un troll, pueden preguntar a nuestro compañero Mungo, jaja- intervino en la charla del enano y el hombre del bosque.

La llegada de los elfos tomó al cartógrafo como a cualquiera de su pueblo, con cierta desconfianza y algo de desprecio. Si bien su actitud no fue como la de Kurdrim, tampoco les agradeció como lo hizo Droul. Se mantuvo en silencio mientras ellos subían a los animales a las barcazas, algo que contrastaba con lo hablador que estaba antes de su llegada.

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27/03/2020, 21:36
Mungo Bolguer

Mungo escuchó de refilón la conversación mientras terminaba de empaquetar de nuevo sus cosas —le había dedicado una larga y sentida mirada a su bolsa de tabaco de pipa, algo húmedo por tanto viaje en barca— y, aunque no estaba de humor para sacar pecho, decidió intervenir de todas formas.

Oh, sí —comentó—. El truco está en no ponerte en la trayectoria de sus garrotes o sus manazas. Y flechas. Muchas flechas.

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30/03/2020, 21:40
Director

A los elfos pareció hacerle gracia el carácter agrió y protestón de Kurdrim, y se tomaron con bastante humor sus quejas. Pero al contrario de lo que pudiera parecer, o de la sensación que transmitían las embarcaciones de los elfos, éstas aguantaron completamente el peso de todo el grupo y apenas se balancearon cuando fueron subiendo a bordo. Parecían tan bien equilibradas que incluso podían moverse de un lado a otro sin temor a que zozobraran, al menos entre quienes de verdad se atrevían a darles su confianza como así hacían los elfos. Mientras utilizaban las largas pértigas para alejar la almadía de la orilla del río comenzaron a cantar una canción jocosa a costa del enano.

El enano gruñón no quiere mojarse la barba, oh, oh.
Pero si se hunde la barca, oh, oh.
Querrá cambiarla por aletas y escamas, oh, oh.
Tendremos que remar para que no se moje la barba, oh, oh.

Una vez zarparon las embarcaciones pudieron comprobar el buen manejo con el que los elfos las dirigían, con mano experta contra la corriente del río del Bosque. Tras varios días de lento viaje a pie por el camino que cruzaba las praderas próximas al linde del bosque, se adentraron finalmente en la espesa madeja de árboles del bosque Negro. El terreno a ambos lados de las embarcaciones comenzó a ascender y se volvió más pedregoso y boscoso a medida que se iban internando en él. Pronto, las ramas de los árboles cubrieron sus cabezas y se entrelazaron por encima de ellos como un oscuro dosel. Pasaron toda la noche sobre las embarcaciones de los elfos, y aunque algunos no pudieron pegar ojo por culpa de la inseguridad que les daba el movimiento de las almadías contra la corriente del río, el viaje fue tranquilo hasta que llegó el amanecer. La compañía pudo divisar altas colinas hacía el norte, entre los escasos huecos que dejaban las hojas de los árboles al ser agitadas por la brisa. Poco después, llegaron a una zona donde se abría una ensenada, y unas cuantas cabañas se arracimaban en una playa de cantos rodados. Los elfos dirigieron las almadías corriente arriba por un arroyo que fluía de un cañón rocoso cuyos muros se volvían cada vez más altos hasta que terminaron pasando por debajo de un rastrillo, y de repente se encontraban en las cavernas del rey Elfo.

Los enanos se sorprendieron de que aquellos elfos del bosque no vivieran precisamente en los árboles, como habían oído hablar, y sin embargo vivieran bajo la roca, como hacían los propios enanos. Aunque a decir verdad, se encontraban entrando en las bodegas del rey, a través de aquel arroyo que parecía surgir de las profundidades de la roca y que discurría por el túnel excavado en la piedra que cruzaban en aquellos momentos.

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30/03/2020, 21:40
Lindar

El arroyo continuaba adentrándose en la roca por una pequeña apertura que, al contrario que la anterior no había sido trabajada de ninguna manera. A partir de allí las embarcaciones no podían continuar, y únicamente pudieron ver una compuerta de madera en el techo de la roca que debía ser la que daba acceso a las cavernas del Rey Elfo. En la orilla del arrollo había una especie de atracadero natural donde se encontraba un elfo alto y de oscura melena que observaba la llegada del grupo con el ceño fruncido. La primera impresión que les dio fue que distaba de ser tan amigable como los dicharacheros porteadores de las almadías, pero en cuanto vio a Baldor su expresión cambió y mostró una amplia sonrisa para darle la bienvenida.

-¡Baldor, amigo mío! ¡Qué alegría verte por fin! - Exclamó el elfo fundiéndose en un abrazo con el mercader cuando este se apeó de la embarcación. -¡Oh, y este debe ser tu pequeño. Belgo, si mal no recuerdo. Ha crecido mucho desde la última vez que lo vi. - Belgo miraba fascinado al elfo, como había hecho durante todo el trayecto, pues a pesar de que su padre parecía un estrecho amigo de los de su especie, el niño no parecía haber tenido el placer de conocerlos hasta aquel momento, o más bien, no lo recordaba. La última vez que Baldor hizo tratos con los elfos fue más de cinco años atrás, antes del despertar de Smaug y la consiguiente desgracia que trajo para los hombres del Lago. Y por supuesto, para aquel entonces, Belgo era un niño muy pequeño. 

Baldor recibió a su amigo con la misma alegría y complicidad, ahí descubrieron que se trataba del mencionado Lindar, a quien los elfos de la almadía se habían referido con anterioridad. Lindar miró al grupo volviendo a endurecer el gesto y frunciendo el ceño cuando vio a los enanos descender con pie pesado de la embarcación. Volvió la mirada a Baldor, como si se preguntara que clase de compañía había elegido como escolta y lanzó una pregunta a todos.

-Vaya, ¿y quiénes acompañan a mi buen amigo?

Notas de juego

Ahora vamos a dar comienzo a un Encuentro. Os explico más en el off-topic.

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01/04/2020, 23:28
Iwgar "El terco"

El viaje estaba siendo apacible y tranquilo para el bueno de Iwgar, quién a pesar de desconfiar en primera instancia de que aquellas embarcaciones soportasen el peso de toda la comitiva y las mercancías, resultaron realmente confortables y seguras, siendo manejadas con gran maestría por los elfos mediante las pértigas. Pocos habían sido los encuentros que había tenido el beórnida con la raza de los orejas picudas, pero sí sabía que Béorn el cambiaformas, líder de su clan, les tenía en alta estima tras haber combatido codo con codo en la Batallas de los Cinco Ejércitos. Sonrió al ver como eran capaces de apaciguar a los ponies con solo un susurro, un don que también Iwgar había visto a muchos de su raza pero que al menos él no tenía desarrollado. ¿Quizá llegase a necesitar aprender algo como aquello para ser un buen líder de su clan? ¿Desarrollaría algún día la habilidad de cambiaformas como Béorn, que antaño manifestaron la mayoría de sus antepasados, pero que con el tiempo se había ido desvaneciendo? 

Sumido estuvo en sus pensamientos y observando el paisaje durante prácticamente toda la travesía, manteniendo una mínima conversación en momentos puntuales, hasta que finalmente llegaron hasta las cavernas del Rey Elfo. Iwgar no esperaba aquel extraño acceso hasta el embarcadero subterráneo, ni un recibimiento como aquel, que en un primer momento denotó desconfianza y miradas escrutadoras, en especial hacia los enanos. No obstante, el tal Lindar se mostró francamente amigable y cordial con el mercader y su pequeño, lo cual relajó un poco la tensión creciente del momento, lo cual aprovechó el beórnida para alzarse portavoz del grupo.

- Le acompaña Iwgar, guardián beórnida del Vado Alto y la Carroca, en la parte alta del Anduin al oeste del Rhovanion - comentó de forma determinada pero respetuosa, alzándose en toda su colosal estatura, para posteriormente señalar a sus compañeros de viaje -y estos son mis compañeros; un pequeño pero valeroso Hobbit de la Comarca, un hombre del Bosque, un hombre de Lago y tres respetables enanos de las montañas. Somos su escolta personal, para garantizar su protección y seguridad en el viaje emprendido - y tras aquello, se cruzó de brazos, aguardando una respuesta por parte del elfo a sus palabras. ¿Con quién tengo el gusto de hablar?

No era un entendido en el arte de la etiqueta y formas, pero esperaba haber sido lo suficientemente cordial y respetuoso tanto con el elfo que les interpelaba, como con sus nuevos amigos. Todo parecía indicar que el mercader gozaba de buen trato y reputación, por lo que confiaba recibir una bienvenida favorable.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada superada, tránsito éxito ;)

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02/04/2020, 10:20
Droul

Para distraer las náuseas que empezaba a sentir a causa del movimiento de la barca sobre el agua, Droul dejó la mente en blanco y se limitó a observar el interior del Bosque Negro. Era la primera vez que se internaba en un lugar tan mágico y peligroso al mismo tiempo, pero no tardó en quedar desencantado. Era un bosque, nada más. Un bosque donde tenía su reino el Rey Thranduil, uno de los más antiguos de su raza, según decían, pero un bosque. Carecía del encanto de una buena fortaleza enana, con sus túneles cuidadosamente diseñados y su trabajo de cantería. Eso le hizo acariciar con delicadeza la cabeza de su piqueta.

Añoraba trabajar.

Por fortuna, el viaje por río terminó en, sorprendentemente, la entrada de una zona montañosa —Ahora sí que lo he visto todo —mencionó, entre dientes. ¿Que no era que los elfos vivían entre árboles en casa de caña? Este viaje me va a enseñar más que ningún otro.

La amigable recepción por parte del elfo de rostro adusto — Drould no sabía que podían tener una expresión tan fiera — desterró cualquier amago de duda sobre la relación de Baldor con el pueblo de los bosque. Y mientras el enano se bajaba de la embarcación con sumo cuidado, el beórnida decidió presentarles a todos.

Aunque pareció olvidar un importante detalle.

MungoBelak, Harvald, Kurdrim, Lain y yo, Droul. —fue señalando alternativamente a uno y otro a medida, siguiendo el mismo orden que Iwgar había utilizado. Luego le dedicó una significativa mirada al grandullón que parecía decir "¿Eres el único que tiene nombre?"

- Tiradas (1)
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02/04/2020, 18:04
Lindar

-Saludos, Iwgar, guardián beórnida del Vado Alto y la Carroca. - Dijo el elfo realmente impresionado con el porte y la grandeza que mostraba el beórnida. -Y saludos también para tus compañeros: MungoBelak, Harvald, Kurdrim, Lain y Droul. - Añadió con una sonrisa mirando al enano, no se le había pasado por alto el detalle en su mirada y aquello pareció hacerle gracia al elfo. -Mi nombre es Lindar, soy el encargado de custodiar las bodegas del Rey. - Dijo presentándose a sí mismo a continuación. Mas la presencia de un beórnida en el grupo le había asombrado.

-Es sorprendente ver por aquí a uno de los discípulos de Beorn. ¿Qué tal está vuestro señor? Tengo un buen recuerdo de él. -

Lindor no tuvo inconveniente en escuchar algunas noticias sobre Beorn y el pueblo que estaba reuniendo en torno a la Carroca, parecía que Iwgar había despertado algo de curiosidad en él. Pero tras escuchar al beórnida se giró hacía Baldor y le apresuró a dirigirse a interior de los Salones del Rey Elfo.

-Os espera una gran bienvenida mi amigo, con música y un festín de comida. Por supuesto vuestro hijo también está invitado. Supongo que el resto de la compañía esperará en la bodega para vigilar los suministros que lleváis. En un par de días os podremos escoltar hasta el límite del reino, mientras tanto ellos pueden permanecer en las cuevas, os prometo que se les enviará algo de pan y vino.

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03/04/2020, 11:15
Droul

Espera, ¿qué? Tampoco es que Droul esperase que los suyos tuvieran un recibimiento de reyes en los Salones de los elfos. ¿Pero quedarse en la bodega como si fueran perros, comiendo un mendrugo de pan y vino picado? Casi que prefería salir al exterior y buscarse la vida, cazar una pieza y calentarla a un buen fuego alimentado con uno de sus preciados árboles. Y yo que pensaba que estábamos equivocados con ellos. Pero no. ¡Un enano no te dejaría a un lado! ¡Un enano te invitaría a tu mesa y te pondría la ración más sabrosa! Y encima un par de días. ¿Y mientras qué iban a hacer? ¿Mirarse las uñas de los pies?

Eh, Lindar, ¿verdad? ¿Quieres que el resto nos queremos en las bodegas custodiando los suministros? —separó las manos con fingida sorpresa mientras se volvía a sus compañeros —Da la impresión de que temes que alguien asalte la fortaleza de tu Rey. ¿De verdad necesitamos proteger los bienes de nuestro querido Baldor?

Dejó escapar un chasquido con la lengua, como si se sintiera decepcionado.

- Tiradas (1)
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03/04/2020, 11:29
Iwgar "El terco"

Iwgar se quedó sorprendido de que Lindar, después de haberle dedicado unas palabras amables e interesarse por la presencia en la comitiva de un discípulo de Béorn, incluso preguntar directamente por su señor, quién había sido pieza fundamental en la victoria en la Batalla de los Cinco Ejércitos, ahora le menospreciase junto al resto de la escolta de Baldor, indicándoles que debían permanecer en las bodegas del Rey Elfo.

Para Iwgar, y por las miradas también para el resto de los presentes, aquello era prácticamente una afrenta y humillación. ¿De veras ese era el trato que recibían los invitados de Thranduil? Su mirada apacible y todo el interés que hasta entonces había mostrado el beórnida con Lindar se diluyó, torciendo el gesto y cruzando los brazos visiblemente contrariado. Él no sabía disimular sus emociones y sentimientos, su raza era honesta, directa e iban siempre con la verdad por delante, por lo que sus palabras quizá fueron más duras de lo que se había propuesto.

- Creí que la hospitalidad del Rey Elfo era digna de su fortaleza y valor en batalla, pero puede que mi señor estuviese equivocado, si nos deja aquí encerrados en una sucia bodega. - sabia que sus palabras podían no sentar bien a Lindar, pero no iba a quedarse callado tras escuchar aquellas palabras que le habían menospreciado - Sea pues, Iwgar "el terco" recordará el trato recibido por los elfos del bosque, y así le hablará a Béorn el Cambiaformas tras llegar a mi poblado. - 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Pues como no sé si hay posibilidad de arreglar este resultado, posteo dando la impresión de estar fuertemente contrariado y decepcionado por el austero recibimiento. 

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03/04/2020, 12:11
Kurdrim

El viaje por el río a bordo de aquellos árboles vaciados no fue, ni por asomo, agradable debido al bamboleo de aquellos trozos de madera flotantes, por mucho que los elfos se menearan de aquí para allá como arañas en su tela... justo! así se sentía Kurdrim cada vez que uno de aquellos afeminados tipos le pasaba cerca, y la cosa no fue mejor cuando empezaron con la cancioncita en su honor, haciendo que el gesto habitualmente hosco se transfomara en uno de verdadero fastidio, llegando incluso a rechinar los dientes en un par de estrofas

- Dejad de aguijonear mis oídos con vuestras sandeces y llevadnos a tierra firme de una maldita vez- mascullé aguantando una arcada cuando la barca se meneó nuevamente

La llegada al bosque, y posteriormente al reino de Thranduil, logró distraer el guerrero de su particular periplo sobre las aguas haciendo que la entrada a las cuevas se le antojara algo inaudito y totalmente fuera de lugar; al mirar a sus compañeros comprobó que no era el único en sorprenderse de no ver casas colgando de ramas, autoconvenciéndose que por fin había cedido ante la verdad absoluta: no había nada mejor que una buena fortaleza en la dura y fiable roca en vez de casuchas de madera en árboles raquíticos... pese a todo, se preguntó que más guardaban aquellos besa árboles para sí, manteniéndose ojo avizor

El recibimiento en las cuevas, donde estaban las bodegas, le hizo relajar ligeramente el semblante pues parecía que aquello empezaba a encauzarse pero, tras la cordialidad inicial el chasco llegó al fin, tal y como esperaba.

Se había estado mordiendo la lengua en la embarcación, a la llegada y las posteriores presentaciones... pero aquello ya excedía en demasía su tolerancia

- ¿Acaso nos has tomado por ladrones, maleantes o asesinos? Somos gente noble, orejas picudas, y no dejaré que elfo alguno me relegue a permanecer como un preso mientras ellos se dan un festín, sin haber cometido afrenta alguna - dijo malhumorado y molesto - Si no se nos trata como a Baldor me marcharé por donde he venido y esperaré fuera. No pienso alimentarme de las migajas que tu rey decida cedernos

Notas de juego

Lo siento chicos pero esto es demasiado para el talante de mi enano >:-/ 

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03/04/2020, 13:56
Lindar

Las palabras de Lindar, sobre que el resto de la comitiva que acompañaba a Baldor debían esperar en las bodegas, había causado revuelto entre sus miembros, quienes no se habían tomado nada bien que Lindar sugiriera aquello. Droul intentó ser el más diplomático de los que expresaron sus opiniones contrariadas al respecto, y con bastante mesura y tranquilidad planteó si acaso Lindar temía que alguien pudiera colarse a robar algo, con lo bien protegida que parecía la fortaleza.

-Hace cinco años tuvimos un problema con ciertos saqueadores*, pero ahora es mucho más difícil entrar, y sobre todo salir, sin que nosotros lo queramos. - Y tampoco era fácil por aquel entonces, a decir verdad.

Iwgar no fue tan sutil y delicado como el enano y arremetió contra la hospitalidad del Rey Elfo y la apariencia de sus bodegas, asegurando también que recordaría aquello como una afrenta y se la haría llegar a su señor Beorn.

-Las bodegas de Thranduil no son sucias y harapientas; hay reyes que tienen en peor estado sus propios salones. - Replicó el elfo. - Mas decidme, Iwgar del Vado Alto y la Carroca, ¿acaso vuestro señor permitiría la entrada a sus tierras de completos desconocidos sin más? Según tengo oído, Beorn el Cambiaformas es también un celoso guardián de sus dominios.

Pero antes de que Lindar pudiera continuar con una explicación del motivo que le llevaba a no poder permitirles el paso a las estancias del Rey, Kurdrim explotó y comenzó a soltar sapos por la boca completamente disgustado y malhumorado. Las palabras del enano sonaron impertinentes en los oídos de Lindar, que frunció el ceño y borró su sonrisa. Alzó una mano hacía el lugar por donde el grupo había llegado, señalando el arroyo que cruzaba la roca hasta allí.

-Marchad pues por donde habéis venido. - Le replicó. - Espero que vuestra barba crezca lo suficiente a remojo para que podáis sujetaros al rastrillo hasta que decidamos abrirlo de nuevo.

Llegados a ese punto, un preocupado Baldor trató de mediar entre Lindar y el resto del grupo para que aquello no terminara en una absurda pelea. Intentó convencer a Lindar para que permitiera el paso del grupo e incluso le dijo que les debía la vida.

-Lo siento, Baldor. Pero son las normas. - Contestó el elfo, luego se giró hacía Kurdrim tratando de sonar más cortés. - Sabemos que no sois maleantes ni nada peor, maese enano, e incluso os respetamos. Tened en cuenta que el mero hecho de viajar con Baldor os ha permitido llegar hasta aquí, algo que no hubiéramos consentido de ninguna otra manera. Pero Baldor es un amigo entre nosotros, y cuenta con la gratitud del Rey. Nadie puede entrar sin su invitación expresa. No os faltará comodidad ni comida o bebida durante vuestra estancia en la bodega. - Les aseguró.

Notas de juego

Kurdrim ha restado un punto a la Tolerancia. XD

*Un tal señor Bolsón y trece enanos metidos en botes.

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05/04/2020, 21:28
Mungo Bolguer

Mungo rió por lo bajo cuando Lindar mencionó a los "saqueadores". Había oído con deleite las hazañas de Bilbo y, aunque había hecho buenas migas con uno en sus viajes anteriores, todavía seguía sin fiarse demasiado de los elfos.

No obstante, procuró evitar meterse en la conversación. Todavía se sentía algo mareado y temía decir algo inapropiado. De hecho, se sintió algo avergonzado por la risotada, aunque poco podía hacer ya por remediarlo más que terminar de preparar su equipaje y ayudar a los enanos a cargar el bote.

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06/04/2020, 09:37
Droul

Droul lo único que pudo hacer fue suspirar, poner los brazos en jarras y negar lentamente mientras Iwgar y Kurdrim echaban por tierra cualquier intento por no quedar relegados a simples peones de bodega. Al menos el elfo había dejado claro que la razón era exclusivamente la falta de confianza, y ante algo así no podían hacer otra cosa que resignarse.

Te agradezco la intención, Baldor —palmeó su hombro para que el mercader no se sintiera culpable y esbozó una sonrisa —Ve con tu hijo, disfrutad. Y tú, pequeño. Toda buena nota de todo lo que veas para que luego puedas hablarme de los Salones de los elfos, ¿de acuerdo?

Al menos, bebida sí que no les iba a faltar. En la bodega había estanterías repletas de botellas de vino, y aunque él fuera más de cerveza — como buen enano — no iba a perder la oportunidad de poner a prueba su paladar.

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06/04/2020, 09:46
Kurdrim

-¿¡Que me qué!? Te voy a enseñar lo ....- empezó a mascullar mientras su cara se congestionaba ante la respuesta del elfo, dando un par de pasos en su dirección con claras intenciones de agarrarlo del pescuezo y echarlo al agua, para que él mismo se pusiera a remojo, cuando Baldor intervino intentando suavizar el ambiente, seguido de un comedido Droul

Clavando una dura mirada en el elfo, Kurdrim se dió media vuelta alejándose de aquel acaricia hierbas, rechinando los dientes y mascullando

- Malditos amantes de árboles, besa flores y lame líquenes; se creen que todos son igual de ladinos como ellos. Un enano de verdad jamás rompería la palabra dada, y menos para intentar rebuscar entre las posesiones de acaparadores de corteza... menuda mamarrachada... mejor! así al menos no acabaré oliendo a perfumes y portando ropitas vaporosas cual doncella- siguió refunfuñando entre dientes mientras se alejaba rumbo al final de aquella estancia, escuchándose de él un constante y malhumorado ronroneo que a duras penas se podía discernir del gruñido de un tejón

(Quieren hacernos este desaire, bien, que lo hagan... pero pienso beberme toda la bodega de ese rey esmirriado y estirado como me den ocasión de ello, aunque sea mojado en pan, pensó con enfado)

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09/04/2020, 20:54
Iwgar "El terco"

Aunque tratase de excusarse aquel elfo llamado Lindar en sus formas y el trato que les daban, dejándolos confinados en una mugrienta bodega, alegando a su vez que también Béorn era celoso custodiando sus dominios, la verdad sea dicha, el trato que ofrecía el pueblo beórnida con los extranjeros que sorteaban el paso del Vado Alto y La Carroca siempre había sido hospitalario y cercano. Nunca les negaban una buena cena al lado de una buena hoguera, ofreciendo rica hidromiel casera o probar las exquisitas empanadas y lembas, recetas secretas transmitidas de generación tras generación. Las charlas siempre se alargaban hasta la madrugada si era menester y grata la compañía, y en caso de que los forasteros quisiesen un trato más solitario o distante, al menos en respeto les ofrecían un buen alojamiento o comida para que pudiesen proseguir su viaje al día siguiente. 

Iwgar hubiese querido refutar a Lindar y dejarle en evidencia, pero fueron las palabras de Baldor el que refrenó aquello, no queriendo perjudicarle tras las que volverían a ser unas palabras cortantes e hirientes. El beórnida se cruzó de brazos, miró con seriedad al elfo y se limitó a ignorar cualquier otro comentario. Si le permitían permanecer en las bodegas encontraría un rincón donde poder descansar y comer de sus propias provisiones en silencio, y si les echaban del lugar, ya se las apañaría a la intemperie, como no habría sido ni la primera ni la última vez. Un beórnida siempre sabía encontrar su propio sustento y descanso...

Ya cuando estuvieron a solas, aunque al menos habiéndoles permitido alojarse en las bodegas, Iwgar les habló a sus nuevos compañeros.

- Nunca imaginé que el trato que recibiríamos del rey Elfo sería tan frío y precario. Me afrenta en demasía que haya hecho comparación con mi pueblo, y juro por mis ancestros que si algún día llegáis a los dominios de mi señor Béorn, el trato favorable que recibiréis no será ni pizca comparable. Yo mismo abriré un buen barril de la mejor cosecha de hidromiel, vaya que sí... - asintió varias veces, relamiéndose al imaginar el banquete que se darían degustando aquellas exquisiteces. Como sea, procurad descansar.

Y sin más, el gigantón sacó unas mantas acomodándose lo mejor que pudo. Esperaba que el tiempo que permaneciesen en aquel lugar fuese el mínimo posible, y que el trato con los elfos durante aquel lapso de tiempo fuera el menor posible para no volver a tener otra discusión. Sin duda alguna, Béorn se equivocaba con aquella raza y probablemente se debiese a que no había visto lo celosos y reservados que eran en lo referente a lo suyo.

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10/04/2020, 13:04
Director

Si bien era cierto que, desde los sucesos de la Batalla de los Cinco Ejércitos a esta parte, Beorn había decidido acoger en sus territorios a todo aquel hombre o mujer del Norte que quisiera seguirle y se había convertido en un gran jefe que atendía con hospitalidad y profundo amor a todos aquellos que eran acogidos por su incipiente pueblo; pero también era cierto que el aislamiento y la desconfianza hacia los extranjeros habían sido la nota predominante en la actitud de Beorn hasta aquel momento. Sin duda, Iwgar había vivido únicamente aquella primera actitud por parte de su ahora líder, pero los elfos eran longevos y vivían varias vidas de hombre y su memoria era vieja y antigua. A Beorn nunca le gustaron los enanos, ni tampoco aquellos a los que denominaba pedigüeños, que no eran sino el resto de viajeros que cruzaban sus tierras. A pesar de que su gente acogía a los viajeros con mayor o menor hospitalidad, Beorn raramente invitaba a extraños a su casa. Esa desconfianza había ido contagiándose entre el resto de los miembros de su pueblo y en consecuencia nadie podía entrar o salir de las tierras de los beórnidas sin al menos ser interrogado.

Como quiera que fuera, aquella desconfianza generalizada y el hecho de que los elfos no les permitieran la entrada a sus salones demostraba que, pese a la victoria en la reciente y significativa batalla, las relaciones entre los Pueblos Libres de la Tierra Media no eran todo lo idílicas y cordiales que cabría esperar tras una alianza como aquella. Los recelos y la desconfianza se seguían manteniendo, y cada pueblo se blindaba de los extraños a su manera y se sentían ofendidos cuando otros recelaban de ellos.

Finalmente, la discusión terminó y Lindar acompañó al grupo a las bodegas del Rey, una estancia tallada en la roca que había expandido el ya de por sí vasto tamaño de la caverna natural en la que se había construido. Era un lugar fresco y nada incómodo para tratarse de una bodega, y los elfos habían sabido tallar la roca con mano hábil para sorpresa de los enanos que se preguntaban como de espectaculares serían el resto de estancias de los Salones del Rey Elfo. Las bodegas estaban llenas de hileras de barriles de vino, tanto llenos como vacíos, que los elfos comerciaban con los hombres de la ciudad del Lago. Otros barriles también contenían otras mercancías que iban o venían de Esgaroth. También había estanterías con mermeladas de diferentes frutas, aceites y gran cantidad de alimentos de lo más variado. Habían preparado unos pequeños lechos para ellos, que a pesar de su simpleza resultaban de lo más cómodos, y en ningún momento se les olvidó bajarles algo de comida caliente, pan y vino para alimentarles.

Baldor lamentó que los elfos no permitieran la entrada de sus acompañantes a los Salones del Rey, pero siguiendo el consejo de Droul acompañó a su hijo para que éste pudiera disfrutar de la hospitalidad que los elfos sí mostraron con el mercader y su hijo. Ambos pudieron disfrutar de la música y las canciones de los elfos, así como de sus mejores camas. Para el resto del grupo, aquellos días no fueron tan entretenidos y no les quedó más remedio que solventar el aburrimiento conociéndose mejor y contando historias. 

Notas de juego

Pues como no habéis tratado de convencer al elfo, damos el encuentro por finalizado.

Os dejo un par de días para responder como turno libre y resuelvo de nuevo.