Partida Rol por web

Mientras degusto el caro vino aprecio el paisaje que me ofrece el campo. Deleitándome con el momento pierdo momentáneamente la noción del tiempo. Pese a que soy aficionado al tenis siempre me ha gustado venir por aquí. Territorio neutro, como decía mi padre…

Cuando recupero la noción del tiempo miro a mi alrededor, atento por si llega el señor Townsend. Y, en efecto, lo veo acercarse. Esbozo una agradable sonrisa mientras dejo la copa y me levanto para saludarle. Mientras le estrecho la mano respondo a su jovial saludo. –Lo mismo digo Townsend. Ya tenía ganas de que nos viéramos.

“Cada cosa a su tiempo” decía mi padre, “los negocios son operaciones complicadas a las que hay que dedicarse cuidadosamente”. Siguiendo el útil consejo de mi padre y apreciando el sol que hace le propongo a Stefan que iniciemos un partido. –Ey, hace un día espléndido. ¿Te apetece que vayamos ya a jugar? Tengo un palo nuevo de los buenos, ya verás, quedarás impresionado.

Pues  yo he venido practicando  desde un tiempo, esperemos que sea una buena racha... Y mira con arrogancia al encargado.. Nuestro Cadis ya estan listos?... escuchas  que le contestas afirmativamente y le informan que los estan esperando en un carrito de golf  adecuado para la tarea el cual los lleva al primer hoyo.

Y como van los negocios Richard?

Me limito a sonreír mientras responde. La verdad es que yo no suelo practicar mucho, va a ser un partido entretenido. Cuando le pregunta al encargado por nuestro Cadis no puedo evitar sentirme algo divertido. ¿Así es como se me ve a mí cuando miro a mis empleados?

Sigo a Townsend hasta el carrito de golf que nos lleva a nuestro primer hoyo. Con delicadeza extraigo mi nuevo palo de golf de la bolsa. Sonrío mientras hago gala de él. –Bueno, los negocios van como siempre. Siempre se encuentran buenas oportunidades, o farsantes que quieren colarte una estafa.- Dejo ir una carcajada mientras saco el tee de la bolsa junto a la bola.

-Por lo principal me van bastante bien, supongo que gracias a lo que me enseñó mi padre.- Pienso jugar primero, pero en estas situaciones me conviene más ser cortés. –Stefan, tú primero.- mis palabras vienen acompañadas de una agradable sonrisa, ensayada durante bastante tiempo. -¿Y qué tal te van a ti, los negocios?

 Oh perfectamente, en realidad el mundo de los negocios es una jungla Richard, una jungla pero me siento que navego como tarzan en ella...jajaja, se ríe, los hombres de negocios venimos de cuna y de una buena formación, créeme es cierto...no cualquiera puede lograrlo.

Hagamos una apuesta Richard,  el que pierda invita al otro a cenar en el restaurante del club.. que dices?... y luego podremos hablar de negocios... sonríe de oreja a oreja y  comienza a jugar golf.

Me río con él ante el comentario del Tarzán por la jungla. –La verdad es que nunca me lo había planteado así, Stefan. Es una idea bastante recurrente, me gusta.- Observo como coloca la pelota sobre el tee, después efectúa un lanzamiento de una técnica envidiable.

Alzo las cejas cuando me propone lo de la apuesta. Mi mirada divertida viene acompañada de una sonrisa. –Acepto la apuesta. Estaré encantado de que me pagues una buena cena, Stefan- le digo, bromeando. –Tiempo al tiempo.- murmuro mientras me preparo para hacer mi lanzamiento.

Cuando acabamos de jugar exhibo una sonrisa triunfal. He ganado por poco, pero he ganado al fin y al cabo.

Jajaja Richard, parece que me debes una cena... vamos al restaurante, no sabes como he disfrutado el día de hoy tubiste unos muy buenos tiros y por casi nada me  ganas... dice el hombre alegre

-Vaya, parece que no me ha ido tan bien como esperaba. Aunque claro, contigo de rival la cosa se ha puesto fea desde el primer momento.- Comento, riendo.

-Quizá la próxima vez tenga más suerte, venga, vayamos a comer algo.- Le digo mientras guardo el palo que he usado en el último hoyo en mi bolsa. –Debería jugar más a menudo.

Comienzo a dirigirme junto a Stefan al club. Ahora viene lo bueno.

El restaurante del lugar es como siempre regido desde los mas grandes estandares, la comida es famosa por su calidad y por sus buenos vinos. El lugar se puede decir que se divide en dos partes, una parte es el restaurante para el común, pero hay una segunda parte al fondo donde reunen a los clientes mas exclusivos y por supuesto tu estas ahí.

Tras ordenar y bromear acerca del juego, el hombre te mira seriamente mientras toma una copa de vino de 500 dolares. Bueno Richard, conozco algo de tu trayectoria, y se que esta reunión la teniamos pendiente hace un tiempo... que buscas de mi compañía. Este hombre va directo al grano.

Esbozo una franca sonrisa, ha llegado la hora de darlo todo. La verdad es que pocas relaciones en mi vida no están basadas en los intereses, aunque eso es quizá exagerar el número de las que no lo están. Cuando digo pocas me refiero a casi ninguna. Mis padres y poco más…

Junto las manos sobre la mesa, entrelazando los dedos. Mi típica postura cuando me preparo para hablar. Estoy algo nervioso, pero no es mi primer negocio, ni el último.

-Verás, Stefan. Como sabrás, el negocio del petróleo es algo en cierto modo complicado. Continuamente aparecen nuevas propuestas y nuevas energías. Hay que combatir contra ello, pero no podemos ver mermada nuestra productividad.- Hablo con cierta elocuencia, tratando de sumergir a Stefan en mi relato.

-Los números suben y bajan, y eso es algo peligroso para el negocio, ya sabes. Lo que busco de tu empresa es apoyo, social y económico. Verás, estamos planeando subir los precios. Sí, subirlos, pues el petróleo comienza a escasear y, en estos tiempos, el petróleo lo mueve todo.- No comienzo a dar ejemplos de los usos del petróleo porque supongo que Stefan ya sabe de qué hablo.

-Cuando todo suceda va a haber presión por parte de las otras petroleras, sus beneficios comenzarán a verse mermados, y se darán cuenta de que también necesitan subir los precios. Pero entonces les estaremos esperando, compraremos las petrolíferas que podamos. Pero una sola empresa no puede abarcarlo todo…

Y ya llegamos al grano. La última pieza que falta para que mi plan encaje correctamente, un plan que hará que mi padre se sienta tremendamente orgulloso, y considere notablemente mis servicios…

-Stefan, sé que tu empresa tiene influencias. Y sé que puede derribar, no sin esfuerzo, a varios colosos del mercado. Lo que te estoy pidiendo no es ni más ni menos que un pacto. Tu empresa nos ayuda con nuestra cruzada del petróleo, y los beneficios se reparten entre las dos. Así de simple.- Sonrío, finalizando propuesta. –Sería interesante, ¿no crees?

Cojo mi copa con delicadeza y me la llevo a los labios, catando el carísimo vino, mientras observo la reacción de Stefan.

Mmm . Stefan se queda pensando y te sonríe. En realidad el mercado es versátil y las empresas fuertes deben aliarse frente a la competencia y más desde que el mercado de los carbonos se ha visto amenazado por los cambiantes valores económicos , escucho tu propuesta de tu pacto, Mi compañía  Richard tiene solvencia, en realidad sabes bien que hemos sido los primeros en el mercado durante años, y en realidad queremos ser los mejores ...pero me pregunto que puede hacer tu compañía en concreto para que  podamos sobresalir, que me ofreces?. Stefan no es tonto, sabe ver una buena oportunidad.

El momento decisivo ha llegado, ahora es apostar a todo o nada. Un pacto con una empresa tan poderosa no es algo precisamente fácil. Tienes que tener algo que ésta precise, y creo que la de mi padre puede poseer algo apropiado.

-Verás Stefan, los que nos dedicamos al mundo del petróleo somos ambiciosos. Los yacimientos del preciado oro negro están dispersos por el mundo, pero ya comenzamos a extender nuestras redes. A parte, tenemos varios expertos trazando un nuevo plan para la producción. A parte de una magnífica propuesta de márquetin.- sonrío recordando a Cristine.

-Vosotros podéis barrer a nuestra competencia, y nosotros a la vuestra. Los domos somos felices y no somos acusados de monopolio. Aunque claro, deberíamos mantener la… confidencialidad.- Finalizo mi propuesta con un gesto severo.

Observas que nada más y nada menos Cristine ha entrado a la sala, acompañada de un sujeto un poco mayor que ella que se ve muy elegante.

Jajajajaj se ríe el empresario con ganas. Eso es lo que me gusta de ti Richard sabes cuáles son tus prioridades.  Sonríe. Es muy posible que lleguemos a un acuerdo.

En ese momento mira lateral y hace un gesto de sorpresa.

No puedo creerlo, sabes quien acaba de llegar?

Se me escapa una leve risa cuando Stefan se pone a reír ante mi iniciativa. Parece que todo sale según lo planeado…

Pero entonces algo irrumpe en mi perfecta escena. Algo que distorsiona completamente mis sentidos durante unos instantes. Stefan hace un gesto de sorpresa, y veo a Cristine. Pero no va sola, va acompañada por un hombre algo mayor, muy elegante.

Me quedo en silencio, un creciente sentimiento de propiedad comienza a recorrer mi cuerpo. En cierto modo miro, arrogante, al hombre que la acompaña. Un pensamiento recorre mi consciencia, raudo. Cristine es mía…

Pero no puedo mostrarme tentado, no puedo mostrarme débil ante Stefan. Hago como que no le doy mucha importancia, tratando de mantener el control. –Sí, sí… Es Cristine Diggs, nos vimos esta mañana. Tiene muy buenas propuestas de márquetin.- Digo mientras la vuelvo a mirar, tratando de identificar al tipo que la acompaña. Pero tratando de no ser descubierto, por supuesto. 

Oh no..jajaja ... sonríe mientras ríe, la mujer no, el hombre que la acompaña.. Es Robert Ross, multimillonario, todo lo que toca ese hombre se vuelve dinero. Sonrie bajando la voz. No se si recuerdas  M.U.T Corporated, había quebrado, y el la compro, y en menos de dos semanas ya tenían ganancias de 4 millones de dólares...  murmura Ese hombre tiene sangre para los negocios... jajaja la mujer nunca en la vida la había visto, aunque tiene un buen trasero.. jaja

Escucho con atención el relato de Stefan. Ahora que lo pienso, me parece que también he oído hablar de ello alguna vez. –Sí que parece que tenga potencial…

Frunzo el ceño, ver a Cristine con ese tipo tan… elegante. Por unos instantes siento como algo oscuro me corroe por dentro. Quizá por un sentimiento posesivo hacia Cristine. ¿O quizá es por envidia? Envidia de ese tal Ross. Envidia de su patrimonio. Envidia de su potencial empresario. Envidia de que haya ido a cenar con la mujer en la que pienso cuando…

-Uh…- murmuro levemente. Me vuelvo a girar hacia Stefan, esperando no haber estado demasiado tiempo inmerso en mis pensamientos. Me ha parecido oír algún comentario final acerca de Cristine, pero no alcanzo a oírlo. Sus últimas palabras se funden en las risas que profiere.

Sonrío, y comienzo a reír con él, más que nada por conveniencia. –Sí, y que lo digas.- mis últimas palabras no son más que una tapadera de mi verdadera situación. Realmente no le he prestado atención. Ha sido ese Robert Ross, el que convierte en dinero todo lo que toca.

Respiro hondo, tratando de calmarme y ocultar mis verdaderos pensamientos. Vuelvo a llevarme la copa de vino a los labios mientras formulo un último comentario.

-Vaya, ese Ross parece una leyenda… ¿Qué más milagros empresariales ha obrado?- trato de conseguir algo de información del tipo a través de Stefan, aunque indirectamente. El pensamiento posesivo sigue rondando mi cabeza desde hace un rato. Cristine es mía…

Ohh cantidades, en realidad tengo entendido que tiene acciones en los Ángeles, Hong Kong y Arabia...  tuve la oportunidad de conocerlo en una cena en Paris hace 4 años, un hombre muy elegante sin lugar a dudas, aunque he de decirte que es algo extraño, pero bueno.... que multimillonario no lo es.

Mira de la lado... si lo deseas puedo presentártelo.

Alzo las cejas ante su propuesta. Realmente sería algo muy, muy interesante…

-Oh, ahora que lo dices estaría bien. No me vendría mal conocer a alguien más en este mundillo que son las empresas…

Muestro media sonrisa, complacido. En pocos momentos todo el complicado sistema nervioso que constituye mi cerebro comienza a trabajar a gran velocidad. No puedo evitar pensar en manipuladoras estratagemas y en maneras de arrebatarle a Cristine de sus garras.

Trato de serenarme, si voy a plantarme frente a ese tipo debo mantener el tipo.

Tu interlocutor Llama a un mesero,  le entrega una tarjeta con una nota y este se la entrega. El hombre la lee, sonríe, y en ese momento te das cuenta que la mujer se da cuenta que estas cerca, ella sonríe de manera encantadora. El mesero recibe una especie de indicación del multimillonario y se acerca hacia ustedes y dice “el señor Ross le encantaría que lo acompañaran en su mesa”.

Ustedes se acercan y el hombre los recibe muy amistosamente.

Gracias por su invitación  señor Ross,  supuse que me recordaría de la reunión en la embajada norteamericana en París, déjeme le presento él es Mathew Richard Dawson, Bicepresidente de las compañías  D.J Energy. Es un gusto volverlo a ver y conocerla señorita.