Partida Rol por web

La sala del palacio ducal comienza a llenarse poco a poco. Los dos grupos principales rápidamente se polarizan en los extremos de la sala arrastrando a varios nuevos seguidores reclutados durante la anterior reunión. Khadijah y Anna pasean solas por la sala, nadie apoya las proposiciones de paz de las dos vampiresas, incluso algunos de ellos les niegan el saludo.

La entrada de Narses y su lugarteniente se demora casi dos horas tiempo suficiente para que todos, hasta los menos madrugadores, puedan llegar. Narses, al igual que la anterior noche, proclama con toda la etiqueta y boato necesario el inicio de la segunda reunión. Confío en que hoy se pueda alcanzar un acuerdo con el que zanjar este asunto.

Tomaso va a iniciar su discurso cuando airadamente Lanzo pide la palabra. ¡Hay algo más importante que tratar antes de decidir el rumbo de las cruzadas! Los murmullos se extienden en la sala. Incluso Narses se acerca a su lugarteniente para preguntarle al oído. ¡Hoy mi ayudante, Roland du Roeher, ha sido asesinado! ¡Su vitae se ha convertido en polvo! El murmullo aumente en intensidad y las acusaciones empiezan a recorres la sala. Muchas de las acusaciones, algunas de ellas totalmente absurdas, señalan a  Tomaso el oponente más acérrimo de Lanzo, y por tanto, su mayor enemigo en ese momento.

Guillermo da un paso al frente y golpea el suelo con la vaina de su espada a modo de báculo. El golpe seco y estridente se extiende por toda la sala. Los murmullos y gritos acusadores se paran un momento, tiempo que Guillermo utiliza para recuperar el control de la asamblea. ¡Señores, no somos barbaros que se desmiembran con acusaciones infundadas! Se realizará una investigación del suceso con todas las garantías posible. Mientras se desarrolle la investigación nadie abandonara esta sala. Sentencia finalmente.

Como primera medida de la investigación Narse, ordena que traigan el cuerpo a la sala. Quiere llevara la investigación en público para así evitar más acusaciones infundadas. Los sirvientes de Lanzo tardan poco más de media hora en traer el cuerpo rígido y seco de Roland, el cual se sitúa en una mesa en el estrado.

El cuerpo de Roland ofrece una vista espantosa. Su piel está gris y cenicienta, inusual incluso para un Cainita. Sus rasgos están hundidos y esqueléticos. Difícilmente se acerca al hombre vigoroso que parecía ser en el concilio. Todavía más perturbador es su boca, nariz y orejas que están llenos de un fino polvo negro, como si fuera ceniza volcánica pero sin olor sulfuroso alguno. También le faltan dos dedos de su mano derecha. Parece que han sido arrancados en vez de cortados.

Karmen se había unido a las dos solitarias vampiras para demostrarles que no estaban solas, aunque antes de hacer otra cosa que intercambiar frases educadas confiando en que hubiéramos pasado un buen día estallan las acusaciones y el mismísimo Príncipe Narses se ve forzado a intervenir personalmente para que baje el tono de los improperios que se lanzan.

Me acerco como casi todos a observar al que ha sido llevado a la muerte definitiva. Aunque percibo algunas cosas no me detengo ya que no quiero unirme a ninguno de los dos bandos deseosos de la guerra, simplemente por que sea lo mas destructiva posible, sin importarles los Santos Lugares simplemente liderarla.

La segunda sesión prometía ser más crispada que la anterior, las posturas parecían estar claramente definidas pues incluso fisicamente parecía que las ideas se agrupaban en las diferentes partes de la sala.

Pero el debate no se inició donde acabo el día anterior, una inexperada muerte pareció sacudir los objetivos de la cruzada. Las acusaciones no se hicieron esperar y el plato fuerte del juició improvisado fue llevado hasta el centro de la habitación a la vista de todos.

El cadaver sin vida y sin su no vida permanecía a la vista de todos, mientras los murmullos se expandían por toda la instancia, Francesco observó al cuerpo mientras negaba con la cabeza ligeramente en señal de desaprovación o decepción por lo sucedido.

Me quedo fuera del círculo de curiosos. No soy médico, ni ocultista. No me interesa si le mató un fantasma, un hombre lobo o un hombre del saco. Me interesa mucho más saber si alguien a si alrededor siente su muerte y, más concretamente, si no la siente. Busco culpa y alivio. Puede que esta muerte sea solo una casualidad, pero en la guerra que existe en esta sala no espero casualidades.

Akos acudió a la reunión. Aun tenia curiosidad por ver como funcionaba la sociedad vampírica de las ciudades, aunque sospechaba que iba a ser una noche aburrida e incomoda para él. ¿Cuantas veces en su existencia no se había sentido fuera de lugar? Tres o cuatro que le viniesen a la mente.

Pero aquella noche el lujoso salón  guardaba una sorpresa inquietante. El estomago se le hizo un nudo. Era la primera vez que veía a un vampiro muerto. Así que aquello era como la primera vez que vio una persona muerta. Un recordatorio de que la existencia no era eterna. Ni siquiera la de los inmortales.

Cuando se moría prematuramente un mortal se perdían 30 o 40 años. Pero el asesinato de un vampiro. ¿Cuántos siglos por existir y cuantos siglos de recuerdos se habían ido con él? -¿Así es como acabamos?- No hablaba, sino que pensaba en un murmullo. -¿No se puede hacer nada? quizá bañarlo con sangre o enterrarlo con algún componente mágico ¿Es realmente el fin?

La idea de la eternidad se derrumbó en su cabeza. Ahora solo podía pensar en que algún día el también terminaría. Todos terminarían. Y entonces tendría que ir ante Dios y explicarle porque había bebido sangre de inocentes. Quizá por eso se tomaban aquellos vampiros las cruzadas tan en serio. Como una forma de comprar su entrada en el cielo. "El miedo a la muerte, algo que los mortales e inmortales tenemos en común".pensó

Descubren una diminuta incisión en el cuello de Roland, posiblemente el orificio de entrada de una daga fina.

Descubren una diminuta incisión en el cuello de Roland, posiblemente el orificio de entrada de una daga fina.

Notas un dolor inmenso. El dolor lo enturbia todo impediente sentir nada más… fue una muerte violenta, un asesinato.

Guillermo señala una pequeña incisión en el cuello, y en ella un residuo pegajoso y rojizo. Con la punta de su propia daga Guillermo, con cuidado de no tocar la sustancia, analiza la sustancia con detenimiento. Pasa unos minutos mirando la muestra, seguramente usando algún tipo de disciplina o recurriendo a sus conocimientos. Finalmente sentencia. Fue asesinado con veneno de sanguinaria.

Los Cainitas presentes miran a Guillermo en completa ignorancia. No conocen la sanguinaria. El teniente de Narsés explica que la sanguinaria puede usarse para crear una toxina que es mortal para los vampiros. Tiene su origen en el norte de África e Iberia. En su estado natural es una flor roja cuyos largos pétalos están nervados en blanco. Todas las miradas se centra en el tercer grupo que se había formado en la sala. Vosotros. Vosotros habíais llevado en la anterior sesión del concilio la misma flor colgada de la solapa.

Los murmullos no se hacen esperar, al igual que algún que otro dedo acusador. Poco a poco en rumor va in crescendo, pronto comenzaran los gritos acusadores.

Eso prácticamente nos señala como inocentes - opino -. Nadie sería tan torpe de acudir a una reunión con un arma tan específica y mostrarla a todos. Aunque para alguien con esos conocimientos sí sería muy útil fijarse en algo así para procurar hacer uso de esa herramienta. El escenario llama más a sospechar de quien tiene esos conocimientos que de aquellos que portan una flor sin conocer su naturaleza.

Me encojo de hombros.

Sin embargo supongo que la lógica no será suficiente para demostrar nuestra inocencia y que en una reunión tan tensa las pruebas circunstanciales serán suficientes para al menos constituir base para una acusación. Por mi parte pido un juicio para demostrar mi inocencia y la de mis compañeros. Ya que algo me dice que todos acudimos a esta reunión con la flor, sin conocer su función, como cabezas de turco para este crimen.

Miro a los demás, esperando una respuesta.

Había visto la pequeña incisión, pero creía que la habían usado para matarlo con ella llegándole al cerebro. Negando en silencio para mi misma, desconozco todo lo respectivo a los venenos. Puede que algunas de las plantas que nos prohibían tocar lo fueran, pero simplemente tengo ese recuerdo esa no se toca aquella planta sí que sirve para… Nada que necesite ahora que soy una cainita.

Las acusaciones en aumento me sacan mi abstracción. Me quedo observando si mantienen las mismas alianzas de ayer o estas se han modificado. Poco a poco voy recordando que ayer llevé una flor así, y no fui la única. Creí que era una identificación para acceder al Palazzo ya que nadie me pregunto quién era.

Maldita sea, no hay mayor indicio de criminalidad que alguien que da explicaciones sin haberselas pedido.

Francesco dio un paso al frente al escuchar las palabras del caballero Don Diego mientras negaba con la cabeza...

NO, no hay necesidad de demostrar nuestra inociencia pues no hay acusación alguna sobre nosotros. O ¿alguien en esta sala se atreve a realizar tal acusación? La muerte del cainita es un hecho sin marcha atrás, pero ¿a quien beneficia esta muerte? El monje lanzó la pregunta al aire sin esperar respuesta sino para que cada uno sacara sus propias conclusiones. Si se ha utilizado un veneno, será mejor rastrear el origen del mismo.

La mayoría de los Cainitas presentes escuchan la explicación de Guillermo sobre la sanguinaria en completa ignorancia. Salvo la joven que acompaña a Tommaso, en su mirada se intuye que no hay un total desconocimiento.

Las palabras de Don Diego, razonadas y totalmente lógicas, cayeron en saco roto. El murmullo seguía acrecentándose, la turba no atendía a razones lógicas había encontrado un chivo expiatorio y lo perseguiría hasta saciar su sed de venganza.

¿alguien en esta sala se atreve a realizar tal acusación?

Yo os acuso de matar a Roland du Rocher, mi ayudante. La voz de Lanzo cae como una losa acallando momentáneamente la sala. No sé cuáles son las razones, pero estas serán esclarecidas y vuestra sangre lavara los oprobios contra mi casa.