Partida Rol por web

Entonces otra voz se alza en la sala. Yo también os acuso de matar a Roland du Rocher. Era la voz de Tommaso, el enemigo acérrimo de Lanzo. Hasta este momento Tommaso y Lanzo habían chocado en todas las decisiones y afirmaciones. Si uno decía que las manzanas eran rojas el otro, rápidamente, afirmaba que eran verdes.  ¿Cómo los dos rivales podían ponerse de acuerdo? La disyuntiva hizo que la sala estallara en murmullos, y más asistentes os acusaran también abiertamente siguiendo el ejemplo de Tommaso y de Lanzo. 

El murmullo y las tensiones iban creciendo sin parar, retroalimentándose. Las palabras, lógicas, a las cuales acudíais para argumentar vuestra inocencia no servían de nada. La turba no atendía a razones, solo quería ver sangre. 

Como hizo en la anterior reunión,  Guillermo da un paso al frente y golpea el suelo con la vaina de su espada a modo de cayado. ¡Señores! El Dux no permitirá la arbitrariedad ni la injusticia en sus dominios. Murmullos de aprobación recorren la sala. Estos señores serán juzgados de acuerdo a la ley y tendrá tiempo de preparar sus defensas.

Ahora pasareis a estar bajo la custodia del Dux, por favor acompañarme y no tratéis de resistirlos. Os dice mientras indica una puerta de roble tras el estrado. Los murmullos en la sala siguen creciendo y algunos de los presentes empiezan a lanzar rumores infundados. La defensa lógica es inútil contra la obcecación de la masa. La masa ha elegido su presa, ahora quiere su sangre.

El desafio de Lanzo no tardo en llegar, y este fue rápidamente respaldado por Tommaso lo cual resultó no poco extraño... en el fondo podrían tener razón, Francesco acababa de conocoer al resto de miembros de la rosa y desde luego no pondría en la mano en el fuego por ninguno aunque lo veía bastatne improbable... más bien parecía que ambos lideres buscaban una cabeza de turco a quien culpar.

Francesco miró desafiante a Lanzo Espero que seáis capaz de demostrar vuestras mentiras, pues sino lo hacéis seréis vos quien cumpla sentencia.

Tras aquello miró a Guillermo asintiendo para ponerse a su disposición.

Mientras recorro con la mirada a los presentes de pronto, sin ser plenamente consciente, mis ojos se fijan en una joven al lado de Tommasso. ¿Sera la misma que me ofreció la flor?

Antes de poder llegar a una conclusión hay la respuesta a los desafíos lanzados por algunos de los que la llevábamos. Es evidente que no han atemorizado a Narses, sino obligardo a restablecer su autoridad.

Niego con la cabeza, mientras pongo los ojos en blanco, mientras algunos de los que también llevaban una flor entran en el juego de quien tiene mas autoridad. Finalmente, el segundo de Narses, espada en mano recuerda a todos quien manda en este lugar.

Resignara, consciente de que no tengo los recursos, ni los contactos para intentar eludir el quedar recluida con los demás me dirijo hacia la puerta indicada mirando las caras de los que quedan en la sala.

¿Es la florista?

Sabes que no es la misma persona, o a lo menos no ha utilizado maquillaje o medios mundanos. Aunque tienes poderes para ver lo oculto (Auspex) no estas segura si ha podido utilizar algún poder para ello, tus conocimientos en esta materia no son muy buenos.

¿Nos creen culpables?

Hay algunos que si os creen culpables como por ejemplo: Lanzo. Otros no, solo se dejan llevar por la turba o lo están utilizando para algo como por ejemplo: Tommaso

Yo les sigo. Ya he dicho que considero que la acusación no está fundada, pero que es natural que se agarren a ese clavo ardiendo.

Si no fuera por la gravedad de la situación, habría estallado en carcajadas. Era tan sumamente obvio, que caía por su propio peso. La ausencia de Diego era lo único que nos ponía en riesgo a todos y confiaba en que el resto supieran callar. Me mantengo al margen de lo que se va desgranando. Porque, curiosamente, sólo uno de los vampiros en la sala sabe qué es lo que ha matado a Roland. Y el resto, lo secundan, dan por buenas sus palabras. Pero ahora mismo no es buena idea atizar más la situación. Más, teniendo en cuenta que ahora el garante de nuestra seguridad es el Dux.

—Acepto vuestra hospitalidad, mi señor-indico simplemente con una gentil reverencia.

Guillermo al llegar a la sala contigua os tranquiliza. No os preocupéis. El caso de Lanzo no se sostiene, y lo más seguro es que no triunfe. Como forasteros, sois los chivos expiatorios perfectos para un crimen tan atroz. Sin embargo, el Dux Narsés no puede dejar pasar tales cargos, no importa lo frívolo que sea.

Ahora el Dux os juzgara en su sala de audiencias. Dicho esto Guillermo continuo guiándoos por los corredores del sótano del palacio.

¿Aquello era el juego que se traían entre manos? ¿Matarse entre ellos y colgarle el muerto al primero que pasaba por alli? ¿Esa era la alta política?

-Gracias por la información- pensó. Pues el nombre y aspecto de aquella planta se habían quedado gravados en su memoria para siempre.

Por supuesto no iba a hacer ninguna locura, aunque como se les ocurriera sentenciarlo a muerte, no se iba a ir sin llevarse a alguno por delante. Pero para eso aun quedaba mucho baile.

Camino con los compañeros, con los que sentía una renovada afinidad. Y al escuchar las palabras de Guillermo no supo que pensar: O era una persona sensata que veía como se habían pasado con los nuevos... o todo aquello era parte de un plan. Primero los asustamos, y luego nos mostramos amables con ellos, su única mano amiga. Algunos de los otros acusados parecía mejor dado a las artes sociales que él, todos posiblemente. Así que seria un miembro más del grupo. Lanzo se había ganado nuevos enemigos aquella noche, ¿para obtener nada?

El que nos conduzca hacia los sótanos no me gusta nada ya que me trae recuerdos del castillo de mi Voivoda, donde era llevada si cometía una falta. Allí no había mas que los que aguardaban turno para la cámara de torturas sufriendo la de oír lo que les aguardaba.

Me voy quedando atrás hasta situarme casi la última susurrando sin poder evitar algún estremecimiento anticipando lo que posiblemente nos aguarda.

En voz lo más baja posible susurro a los más cercanos sin detenerme. – Había una niña oculta detrás de Tommaso, estaba aguardando verla bien disimuladamente cuando comenzaron las acusaciones. ¿Alguno la visteis bien?

Si. Contesta por primera vez en mucho tiempo el vampiro extranjero. No es más que una chiquilla, una neonata recién creada. No tiene el poder necesario para enfrentarse a un vampiro como Roland.

Tras la pequeña charla, Guillermo, que se había adelantado para no interrumpir vuestra charla, indica que le sigáis.

La sala de audiencias de Narsés es mucho más opulenta que la utilizada en el cónclave, los mosaicos que cubren las paredes y el suelo están salpicados con oro, y estatuas de mármol adornan el salón. El propio Narsés está sentado en un trono episcopal elaborado con madera de nogal y decorado con incrustaciones de marfil, madreperla, madera coloreada y piedras preciosas. El príncipe está vestido con una túnica roja que se parece a las del patriarca bizantino, incluyendo un báculo de oro que descansa a su lado

Con su voz grave y pausada, Narsés pide que lleven a los acusados ante él. Guillermo avanza hasta el centro de la sala y pide por gestos que le sigáis. Los acusadores también se adelantan, Lanzo da un paso adelante, al igual que Tommaso. Surge un murmullo en la sala cuando los antiguos adversarios coinciden en una misma acusación.

Desde su trono Narsés pregunta a los acusadores si alguno vio a los acusados con aquellas flores. Los dos contestan que si, que vieron a los acusados con dichas flores en el cónclave. Luego el Dux les pregunta si se pueden presentar pruebas más sustanciales, a lo que contestan que no. Es extraño ver como dos altos cargos, Lanzo y Tommaso, apoyen unos cargos tan pobres en un juicio.

Después de varios minutos de preguntas baladíes. Narsés se levanta de su trono y se dirige a toda la sala. Como Dux de Venecia no puedo permitir que un asesinato quede sin sanción, es algo muy grave, y por tanto, los autores deben ser encontrados y castigados. Pero sobre todo, debe haber justicia. ¿Ahora es el momento de las respuestas complicadas o de las soluciones rápidas?
 

Con estas palabras la sala estalla en una discusión. Lanzo le grita al príncipe, implorándole que no deje marchar indemnes a los asesinos de su compañero. ¡No puede dejar un crimen sin castigar!

Guillermo acalla a la sala y Narsés vuelve a hablar. No tengo intención de dejar ir a los acusados, no aun. Aunque las evidencias contra ellos son circunstanciales e insuficientes, son las únicas que hay, y les implican. Sin embargo, he de ser justo, y ofrezco a los acusados una oportunidad de probar su inocencia.

Narsés se gira hacia vosotros. Os concedo tres noches para descubrir las evidencias que os exculpen. Estas evidencias han de ser claras e inequívocas. Narses aclara que no tenéis que encontrar al verdadero asesino, pero os sugiere que sea una prueba inequívoca de vuestra inocencia. Narsés también explica que tendréis libertad total para actuar como deseen durante esas tres noches. No obstante, cualquier intento de huir de la ciudad incurrirá en la admisión de culpabilidad, y se declarará una caza de sangre, tal y como manda la tradición. Narsés recalca que no tolerará más muertes en sus dominios, sean mortales o Caini

Lanzo grita en protesta, pero Narsés lo ignora. El Dux ha hablado, y usted esta en sus dominios. Contesta Guillermo enfatizando que el Dux ha hablado, y que ya se ha tomado una decisión. Suerte con vuestra búsqueda. Tenéis tres noches, ni más, ni menos.