Partida Rol por web

"Minutos antes del amanecer.
1 hora antes de la llave.
6 Días sin dormir."

V
No sé donde está el reloj. Ya qué importa. Se oye ruido en otras habitaciones, es un ruido sordo, como si no quisieran llamar la atención de los demás, como si los demás estuviésemos dormidos. Tiene gracia, todos fingimos dormir por la noche mientras trabajamos en nuestras obras. Y todos fingimos trabajar por el día cuando nos esforzamos por dormir...
¿Pero quién lo logra? ¿Quién duerme en este desierto de demonios? Pues al parecer Aaro D'Laurentis es el único que duerme, y bien lejos por cierto. Hace al menos 3 semanas que el director del centro no se pasa por aquí, y a decir verdad tanta libertad de creación nos está ahogando. A mí al menos. A todo el mundo se le llena la boca con eso de influirse los unos a los otros con el arte, pero hace tiempo que nadie entra en el cuarto de nadie. Bueno, excepto Laín en el de Aria, ellos se pasan horas "compartiendo influencias". Diablos, ni siquiera Daan puede entrar en el cuarto de su hermana...

De hecho hace tiempo que la música de Daan
no recorre los pasillos, ahogándolos con acordes rotos.
Ese chico ha muerto, como el resto de nosotros...

Quizás habría que hablar sobre lo que nos está pasando. Pero ¿y si fuera cosa mía? ¿y si realmente no hay nada extraño en todo esto y sólo soy yo el que necesita que pase algo en su vida?

Laín
No veo su rostro, estamos tapados por completo y no hay absolutamente nada de luz, pero entonces ella enciende su móvil y puedo verla totalmente desnuda a mi lado. Tiene los pies entrelazados y estira y encoge los dedos, no puedo evitar sonreír, tiene las piernas encogidas y está enroscada casi como un bebé que ha decidido que no es su momento aún, o quizás no es el bebé el que lo ha decidido. Quizás hay una especie de fuerza que nos mantiene en éste útero de sábanas. Somos hermanos, de alguna manera para alguien que nos observa y nos maneja ahora mismo estamos cometiendo incesto, más bien hace rato, aunque no me importaría volver a cometerlo de nuevo. Sé que ella no puede, no ahora, ella no puede seguirme el ritmo.

Su rostro devora la luz del móvil, y entre esa luz azulada y el blanco de las sábanas de repente todo parece demasiado aséptico...Parece que a Aria le faltara algo. Ella deja su móvil y me mira, no sonríe, lo deja bajo la almohada y se acerca encajando su cuerpo en el mío...
-necesito dormir-parece una niña asustada, ella lo lleva peor. De pronto ha vuelto el miedo, se aferra a mi espalda como si yo pudiera protegerla. No puedo, no puedo hacer absolutamente nada más que quedarme ahí plantado pensando en otra habitación.

Noto algo húmedo cerca de mi cuello...está llorando. Que Aria me use para lo que quiera, sólo puedo pensar en aquello que su sangre puede darme.

Aria
No veo nada, rebusco bajo la almohada en busca de mi móvil mientras me voy encorvando sobre mí misma. Desbloqueo el móvil y enciendo la luz. Sigue ahí, Laín está bajo la sábana junto a mí y no estamos solos, noto manos que rozan la espalda, noto alientos que nos rodean y no tardo en huir al pecho de Laín, enrosco mis piernas en las suyas, entierro mi cabeza en su cuello, encojo mi mano derecha en mi pecho y acerco a Laín con mi izquierda haciendo fuerza en su espalda, no quiero que pasen entre nosotros...

Él no lo entiende, yo no tengo miedo, yo no necesito un refugio ni un escudo. Me volvería y cortaría todas y cada una de las manos que me tocan, les arrancaría la misma tráquea para que sus alientos no me hicieran retorcerme...pero no hay nadie. No hay manos, no hay bocas. Yo no necesito un refugio, lo único que me pasa es que no sé cómo luchar. Bueno, quizás tenga algo de miedo, pero Laín no va a calmarlo, él parece una niña asustada.
-Necesito dormir-digo cansada. Es lo único que se me ocurre, necesito oír su voz. Necesito que me saque de esta locura, porque si esas manos no desaparecen...Realmente no sé qué puede pasar si no desaparecen. Realmente no sé una mierda. Y lo peor es que él no habla, se ha ido. Ya no está conmigo, está en su mente.

En qué cojones pensará cuando le ocurre eso.

Arabel
Se ha vuelto a oír algo. ¿qué ha sido? Me incorporo en el suelo y pego la oreja a la pared. Es un sonido continuo... ha vuelto a tocar. Se oyen notas suaves, está tocando sin púa. Suena precioso, creo que conozco la canción. Daan está tocando y eso hace que de alguna manera me relaje al fin. Ya pasó todo. Daan ha salido de éste aura que nos ha atrapado a todos. Si él ha salido poco a poco el resto también lo haremos...ha sido una mala racha. Espera un momento, esa canción, esa melodía, ¿dónde la he oído? Creo que tenía más instrumentos, había una batería y...

*clang*

Se oye un sonido fuerte, metálico y roto. A Daan se le ha roto una cuerda, y cómo si ese sonido significara el fin del mundo me escurro tocando la pared y una lágrima se me desliza. No ha acabado...jamás va a acabar. Las piernas me tiemblan, no tengo pulso ni aguante para poder bailar. No puedo ensayar. Jamás saldré de aquí. 

Después se oye un grito y un estrépito desmorona mi conciencia. Suena a roto, pero a un roto más seco, diantres ha sonado un acorde desafinado muy fuerte, o un armario se ha caído...o...su guitarra.
Me alejo despacio con ojos como platos, me pongo de pie y sin perder la pared de vista voy alejándome cada vez más.
Su guitarra se ha roto, Daan ha muerto. ¿Quién es el siguiente? 

Alan

¿Dónde está? ¡Mierda! Tiene que estar por aquí. Hundo los dedos en los cientos de bolas de papel que plagan mi suelo, me pongo a cuatro patas y extiendo un brazo bajo la cama, y voy sacando bolas. 
No.
No.
Esta tampoco.
¡No! ¿ésto de hace cuánto es?

Lo perdí, para siempre. Lo perdí y lo tengo delante. Había conseguido escribir algo bueno, era un gran principio para la novela y de repente...lo tiré. Creía que una palabra no encajaba, qué se yo, el caso es que ahora me gusta. Creo que toda la cafeína que llevo encima me está afectando demasiado. Llevo encima cuatro cafés y dos redbulls en poco más de una hora. Al fin y al cabo ya da igual, no iba a dormir de ninguna manera...

¿Eso...es...?
Aparto unos cuantos papeles de mi moqueta verde. ¿Qué demonios? Eso son hormigas. Poco a poco voy siguiendo la fila de hormigas, y la sigo a gatas por la habitación apartando las bolas hasta llegar debajo del escritorio. Están en la papelera, donde comenzó este desastre de tirar papel. La papelera está boca abajo y cuando la levanto veo un ratón muerto. Me alejo instintivamente y contemplo la escena. No son hormigas, son demonios. Devoran lo que queda del animal, me devorarían a mi si pudieran porque si ellas son demonios...nosotros somos los reos de una especie de infierno con forma de residencia.
Qué curioso parece que el ratón se ha muerto con algo en la boca, una especie de hilo rojo, no se ve bien por la cantidad de hormigas que hay. Diablos, tengo que limpiar este cuarto.

Daan
Cuántas horas llevo intentándolo? creo que han sido cinco. Pasa el tiempo y sin embargo sigo aqui acurrucado junto a esta guitarra blanquecina sin poder dormir, sin poder tocar, sin poder escribir. Mi cabeza está repleta de letras y canciones que no puedo tocar yo sólo. En Swallowing Fire todo era más fácil, uno llegaba, entraba en el estudio, tocaba y poco más había que hacer. Tan solo salir al escenario y correr, gritar...

Y la gente. A veces oigo los gritos de la gente coreando canciones o chillando nuestros nombres. Las chicas del back-stage, el productor, el representante...todo eso ya no está y por más que busco una manera de recuperarlo escribiendo una mísera canción, no me sale.
Sólo me quedan mis canciones antiguas. Me siento en mi cama, y miro por mi ventana mientras cojo la guitarra. "Vamos, dame algo, maldita" Pero por más que lo pienso no pasa nada. Mis dedos tocan las mismas notas, las notas de la última canción que toqué con mi grupo. Pero de pronto,
...Lo estoy logrando... he escapado de aquella canción, esto es nuevo, ¿cómo lo estoy haciendo? ah vale, subo a una cuarta...cambia a subdominante y rápido de nuevo...si, es genial, funciona. Cómo era aquella letra que compuse, puede pegar.
-No es verdad. /Sólo es un sueño / Entiérrame otra vez / en éste hurac...*clang*

Y se hace silencio sepulcral. El silencio que se guarda en los entierros. Me he cortado en el dedo corazón.

No...
Justo ahora no...
¡NO!- mi grito me rasga la garganta... lo he perdido. Se ha roto una cuerda de la maldita guitarra y lo he perdido para siempre. la maldita guitarra.
Mi cuerpo se mueve presa de la rabia, no puedo creer lo que estoy haciendo, jamás me lo voy a perdonar pero no puedo pararme. ¿Qué acabo de hacer? La madera se esparce por el suelo, las cuerdas se han quedado ligadas del trozo de madera que solía ser el mástil a la caja. Está completamente destrozada. Acabo de reventar la guitarra contra el suelo. 

Puede que fuera efecto de la falta de sueño, pero el caso es que permanezco un rato observando aquella escena y dejando que mi mente vague por extraños vericuetos, estableciendo símiles y símbolos de forma caprichosa. Tanto es así, que acabo relacionando aquel cadáver de roedor, salido de mi tumba de papeles, con la muerte de mi propia inventiva, y las hormigas los demonios de mi mente que la incapacitan, la destruyen, la devoran. Un símil retorcido y cruel, un caprichoso morboso de mi mente cansada sin duda... Eso quiero creer. Lo lógico sería deshacerme de aquel ratón y proceder con una limpieza a fondo ya mismo...

Pero sigo ahí parado.

Y mi mente sigue saltando de un concepto a otro, de una idea a otra. Y yo la dejo hacer, porque así es como creo. Cuando ella es atrapada por algo más grande que la obliga a saltar de un símbolo a otro, me obligo a no inmiscuirme, por temor a que, como si de una mariposa se tratase, rompiese su trayectoria al tratar de alcanzarla.

La fugaz idea de la causalidad se relaciona con la anterior sobre el deceso de mi creatividad. No sé si creo o no en ella, en que todo tiene una causa, un motivo. Sin embargo dejo que la idea coquetee conmigo. Si es así, ¿qué ha de ofrecerme aquel símbolo desalentador?, la respuesta tal vez esté en aquello que le sobresale de la boca. La creación que precede a la muerte. La luz en la oscuridad. La idea creadora...

Es ridículo. Estoy cansado y esos pensamientos son un simple juego mental... Joder, tengo que limpiar con urgencia antes de que empiece a oler. Y sin embargo, me encuentro cogiendo un papel y apartando cuidadosamente las hormigas que rodean la boca del pobre e infeliz animal para tratar de acceder a aquel hilo.

Que la excusa sea la curiosidad entonces. Ya procederé después a limpiar todo aquello.

Antes de hacer nada, decido coger de la mesilla de noche un porro arrugado que al parecer había dejado la noche anterior. ¿O lo había dejado hecho en otro momento? Daba igual, el caso es que ya estaba hecho. Una vez fumado me traería un poco de calma en este caos que tenía por mundo.

Me llevo una punta de mi objeto de placer a la boca, ya puedo sentir su aroma inundando mis pulmones y siento placer por lo que va a venir a continuación. Comienzo a buscar ciegamente en la mesilla el encendedor. Sin suerte.

"Maldita sea, nunca están las cosas donde deben estar cuando las necesito"

Despacio, muy despacio, me yergo sobre la cama y busco con la mirada aquel instrumento tan necesario actualmente en mi vida.

Mi vista erra en la oscuridad de mi cuarto. No se cuanto tiempo llevo sin dormir, pero desde luego pasa factura. Joder, no tengo ganas ni de masturbarme, menos mal que en breves encontraré lo que busco.

Por fin pongo la mirada en un bulto de mi vaquero. la prenda está tirada en un rincón de la habitación.

Demonios, ¿Cuando me había quitado el pantalón?

Junto a él me siento y me lo pongo. Realmente no se porque lo hago, "Bah, me habré vuelto loco" A continuación sacó el mechero del bolso de atrás y por fin lo enciendo frente a mi.

Succiono el aire con maestría y me quedó allí sentado, viendo como las motas de polvo bailan entre los tenues haces de luz que cruzan mi lúgubre cuarto desde la ventana. Otra calada. El leve dolor que tengo en la cabeza en breve se me pasa.

Expulso el humo, y analizo como éste se une a la danza del polvo.

"La danza del polvo... Somos polvo y en polvo nos convertiremos... somos vida y somos como motas de polvo, que cn el tiempo, en mas polvo nos convertiremos... Al final todo se resumía a una gran danza de polvo cósmica"

Intercalo mis pensamientos con mas caladas y mis ojos se posan en una estatua de escayola que tengo a 1 metro de mi. "Pff, para un aprobado justo" La estatua representa a una mujer con el pelo y la ropa moviéndose en un huracán de viento. Mientras la estaba haciendo, despertó muchas pasiones en mí. 

Ahora, no era mas que un cacho de escayola muerto.

Termino el porro, y apago la punta contra la cara de la mujer.

"Estas muerta para mí, ya no importa"

"Ya va siendo hora de asomar de este cuarto..."

Hace tan solo un momento estaba apoyada en esa puerta escuchando a Daan, sintiendo a Daan, disfrutando de Daan. Ahora estoy a varios metros de ella mirándola como si estuviera viendo la recién descubierta tumba de alguien a quien creía vivo, con quien quizás había estado hablando hasta hacía unos minutos.

Siento cómo las lágrimas surcan mis mejillas y cómo mi corazón galopa al ritmo de la mezcla de tristeza, miedo y ansiedad que me inhundan. Ya no estoy alejándome, me he quedado petrificada. No puedo moverme ni puedo apartar la vista de la puerta. Daan ha muerto. Ha sido el primero, o al menos eso creo. De cualquier forma el siguiente no tardará en llegar. Este lugar nos enferma.

Daan ha muerto

Posiblemente Aria y Laín resistan un poco más. Ellos al menos se tienen el uno al otro, pero el resto estamos solos. Queremos estar solos, o si no lo queremos de todos modos no podemos evitarlo.

Daan ha muerto

Esa idea me resulta intolerable. No debe ser así. Si no fuera por él, yo también hubiese caído hace ya bastante. Pero no, él me ha ayudado y yo lo ayudaré. Nos salvaremos mutuamente, como debe ser, como hacen los amantes.

Sin pensarlo doy un paso hacia adelante. Luego otro, y otro. Sacando fuerzas de algún lado terminé corriendo hasta la puerta de la habitación y la golpeo con fuerza, sin preocuparme por el dolor en mi mano.

¡Daan, vamos, abre! No permitiré que mueras, Daan. Aún podemos salvarnos, aún estamos a tiempo. Vamos, abre la puerta.

¿Qué te ocurre criatura? Pienso mientras la rodeo con mi cuerpo. Yo te libraré de los monstruos, pero no quiero ni puedo librarte de mi. ¿O tal vez sí?

Me incorporo y me levanto de la cama. Camino con paso firme y decidido hacia la puerta. Sé que si cruzo esta puerta no volveré a entrar, otra puerta me está llamando. Se me encoge el corazón, mi estómago se hace un nudo. No deseo perderla, pero tengo que ir a la otra habitación, NECESITO ir... ¿O la necesito más a ella? A ella la amo y la deseo, pero lo que me espera en otros lugares es sólo pasión. Pasión que, por otro lado, no sé si será correspondida. Pasión que puede matarme. Nunca lo sabrán. Salgo o me quedo. Me giro y la observo. Se ve tan delicada entre esas sábanas, tan frágil... Pero su mirada grita que no teme a nada ni a nadie. Necesito este momento.

Busco mi cámara y me acerco a mi criatura. Mi criatura... No puedo llamarla "mi", no me pertenece. Tan sólo me pertenece lo que siente por mi. Si yo tengo corazón suficiente para ambicionar a dos personas, ella también. No te muevas, la susurro al oído. No me dejes sin esto. Me alejo un poco y disparo. Esto si que es arte. Ella, la habitación... El conjunto es una armonía. Es sexo, es salvaje, es delicado, es confusión. Ella proporciona luz, calidez, provocación. La habitación está llena de oscuridad y de sombras. Fantasmas que nos acechan y que nos envidian por lo que nosotros podemos hacer y ellos no. Nos comen con los ojos. Pues mirad, no me dais miedo. No le tengo miedo a nada.

Definitivamente no puedo salir de esta habitación, su aura me llama y me pide que vuelva a amar a Aria una vez más. Te necesito. Necesito sentir su fuego, su furia. Cierro los ojos, espiro y me acerco a la cama.

Necesito que me vuelva a arañar la espalda.

Los trozos rotos sobre el suelo. El mástil astillado… colgando de las astillas un amasijo informe que hacía solo unos segundos había formado un conjunto de seis cuerdas no muy bien afinadas… y ese era uno de los problemas…

En los últimos tiempos los 440 Hz que indicaba puntualmente el afinador tras tocar la quinta cuerda no sonaban a “la”. Pero tampoco sonaba a otra nota diferente… es más, cada vez que tocaba esa cuerda sonaba una nota distinta.

Era desquiciante, enfermizo.

Lo he pensado siempre… JODER!   Si las putas guitarras no tuvieran que afinarse no empezarías cabreado a tocar! para que encima el hijo de puta del bajo no haya afinado y…

Pero el problema no es ese…

y es otra vez lo mismo… ESTAMOS ENCERRADOS EN ESTE PUTO SITIO!! Tratándonos a nosotros mismos como una fábrica de arte y no puede ser así! La inspiración no llega cuando tú quieres, y si la esperas sin otra cosa que hacer que situar los dedos sobre los trastes tampoco llegará.

Arabel… es mi manera de centrar la cabeza… bueno, lo era. Ya no lo es. Recuerdo la sensación de tranquilidad a su lado. Junto a ella las cosas se veian más definidas. Como con más sosiego. Incluso la música se hacía más evidente en mi cabeza. Y después de estar con ella era tan fácil componer…

-¡Daan, vamos, abre! No permitiré que mueras, Daan. Aún podemos salvarnos, aún estamos a tiempo. Vamos, abre la puerta.

Es Arabel… sus palabras no suenan ahora como lo hacían antes. Me alegro de haber jodido la puta guitarra... es más, podría haberla lanzado por la ventana o haberla reventado contra la puerta, así se hubiera oído más.

Sin pensarlo más abro la puerta. Necesito aire. Encuentro la mirada de Arabel que miraba a través de la madera de la puerta con la boca enteabierta y la mirada perdida. Exhausta. Tiembla.

¡Ya está!, lo ha vuelto a hacer, se ha ido... Quien sabe cuándo volverá, quien sabe con quién esta o en qué rincón de sus propios infiernos se encuentra. Lo único que sé es que lo ansiaba y lo necesitaba para que me rescatara de mi propio infierno y ahora no es más que un cascaron hueco, como una de esas tortugas que se quedan atrapadas bajo un sol abrasador, con ese calor que las cuece vivas dentro de su caparazón, que las consume y las apaga. La única diferencia es que esas tortugas luchan por su vida hasta el último aliento y Laín solo espera pacientemente a consumirse, es lo que me desespera de él, que no luche.

Se… se está moviendo, ha vuelto al fin. Ha podido estar segundos en su estado catatónico pero ha sido una eternidad para esas manos y esas bocas que tratan de aferrarme y arrastrarme con ellas a la locura.

Lo veo levantarse y herir a una mujer como solo un hombre sabe hacerlo, se va, sin una palabra, sin un beso ni una caricia ni tan siquiera una mirada. La ira inunda cada recoveco de mi ser, me seco las lágrimas con el antebrazo y me incorporo en la cama en una postura desafiante, dispuesta a volcar sobre Laín toda mi furia.

Justo antes de salir de mi habitación, ya con la mano sobre el pomo se gira para mirarme y le veo entrar en estado. En ese estado que entramos todos cuando una idea brillante nos viene a la cabeza, cuando nos visita nuestra musa. Veo a Laín como busca su cámara por todo mi cuarto, está lleno de energía y esboza esa bonita sonrisa que tiene. Se acerca a mí y al fin me habla, es solo un susurro, pero logra que todo mi ser se estremezca. Me pide que no rompa el momento, y no pienso hacerlo, soy totalmente consciente de lo transcendental que es para él.

Veo el enorme placer que le ha causado lograr esta foto, “Te necesito” me dice “Me tienes si no te vuelves a acercar a esa puta puerta.” Respondo aun inundada de ira, pero confusa al mismo tiempo por el amor que siento por él.

Él regresa a la cama y yo arrastro junto a mí de un empujón. Le agarro del pelo y hago que se tumbe sobre mí, ahora estoy entre la cama y Laín, a salvo de esas manos y bocas espectrales. Ya no existe nada a mí alrededor, él y yo somos uno y nada más importa. Vuelco sobre él toda la rabia que me ha provocado, araño su espalda hasta hacerle sangrar, le golpeo y le muerdo causándole moratones. Más que sexo ha parecido una batalla, pero es justo lo que yo necesitaba para poder relajarme una vez mas.

"Hora del amanecer.
minutos antes de la llave.
1 Hora antes de la puerta
6 Días sin dormir."

Alan
Por un momento el hilo se asemeja a lo que se hace en teatro para representar la sangre. Cuelga como si el pequeño ratón estuviera echando la vida por la boca. Agarro el hilo y veo cómo la metáfora cambia, el hilo pertenece a un pequeño lazo, y el lazo obstruye por completo su garganta. El ratón murió asfixiado. A medida que tiro de él la metáfora cambia, no es vida, es el alma. En el momento que termine de sacar el lazo, las hormigas tendrán un lugar clave para entrar y terminar su trabajo. Pero el lazo no sale, el lazo se ha bloqueado y no hay manera de tirar de él sin que el cadáver se mueva.

¡Qué demonios? me están esperando...las...las hormigas se han quedado quietas, se han apartado del ratón y menean sus antenitas quietas en su sitio, esperando que lo saque. Jamás había visto una hormiga quieta, nunca lo había pensado, ¿las hormigas se paran? Pues sí, Alan, parece que sí. Aunque verlas paradas se me hace antinatural.
La curiosidad me puede, agarro el cuello del ratón con la derecha y tiro con mi zurda. Noto pasar algo grande, tengo que estar reventando el interior del ratón pero...¿cómo rayos a entrado esto aqui?

Es...una llave, antigua pero limpia. De hecho, acaba de salir del cuerpo de un ratón y está impecable, y el lazo también.
 

V
Justo un instante antes de girarme hacia la puerta me ha parecido...no. Me vuelvo hacia la estatua. ¿Qué cojones?
Esto...es...
Acerco un dedo a uno de sus ojos, y noto la humedad. Miro al techo esperando ver alguna gotera que explique cómo demonios ha caído una gota en el ojo de mi escultura. Sigo el rastro que ha dejado al deslizarse y hostia puta, ya sería casualidad que hubiera caído justo en el lagrimal. La miro fíjamente esperando un cambio. 
Y lo veo. ¡Joder! ha pestañeado, juro que lo ha hecho. De hecho... miro la estatua. No es ella. No es lo que yo había esculpido...¿o si? ¿Acaso he sido tan obvio? Madre mía es Arabel, es igual. 

Entonces lo veo claramente, abre la boca y grita:
...vamos, abre! ¡No permitiré que mueras...Aún podemos salvarnos, aún estamos a tiempo. Vamos, abre la puerta.
Me quedo mirando su rostro, qué curioso.

¿Quién me vendería esta mierda? Miro la chusta que he tirado al suelo. 

Arabel
¿Y quién es éste? ¡Madre mía! ni siquiera parece él. Estos 6 días le han machacado, veo la horrible escena detrás de él, los trozos de madera, las cuerdas desangeladas, ya no encuentran su su sitio en el mundo ahora que no hay mástil. Son una cruda metáfora de nosotros mismos, desamparados, tirados en un cuarto que no ve la luz del sol.

-Daan ¿qué has...?-Me dejo caer en su pecho pero Daan parece débil, o al menos no se esperaba que me lanzara así porque se ha tambaleado. Agarro el cuello de su chaqueta con mis manos y casi me cuelgo. No se me ocurre qué hacer, qué decir. Apoyo mi cabeza en su hombro y cuando le doy un beso en el cuello veo cómo un único hilo de luz cruza por la persiana bajada de Daan y se apoya en el suelo. Más rápido de lo que esperaba el hilo se mueve, su recorrido no toca ni un solo objeto de la sala, camina entre los pedazos del alma de Daan que se aposta rota en el suelo. y parece que se para, sobre algo brillante, el brillo se proyecta en mi ojo derecho y tengo que taparme.
¿Qué brilla?
-¿Guardabas algo dentro de la guitarra?

Daan
Ella siempre tan dramática. Es mi mayor fan, no fan de mi música fan de lo que soy, fan de...

...un momento. "Fan"...

Ya he vivido esto antes. ¿Arabel ya había estado en mis brazos antes? La aparto un instante. Y por un momento me duele el pómulo como si me hubieran sacudido fuerte con un látigo. Pero no ha pasado nada, nadie me ha golpeado. Lo único que noto es que Arabel se ha acercado a mi cuello y me ha dado un beso. Y ahora me mira con los ojos brillando. No.

No son sus ojos los que brillan, es un reflejo. 
-¿Guardabas algo dentro de la guitarra?-me lo dice y su vista me guía hasta las ruinas de lo que fue.
¿Qué brilla? Me separo de Arabel a regañadientes y me acerco, noto cómo me sigue.

Mientras camino hacia el brillo, un montón de escenas, de recuerdos de solapan con la realidad.
Escena. Camino. Recuerdo. Camino...Casi me marea esta sensación. 
La realidad parece que se está resquebrajando y a ratos oigo el mismo ruido de una radio desintonizada.
Camino. Ruido. Escena. Ruido. Realidad. Ruido. Escena. Ruido. Camino. 

Y al fin...la luz. Es una llave. Una llave enterrada en los pedazos de mi guitarra, una llave con un lazo rojo. Tiro suavemente del lazo, y veo dos, dos llaves, dos lazos unidos y atados entre si con un nudo simple.
-Nunca guardaría esto en mi guitarra.

Laín
Adoro la manera en que me demuestra que soy suyo. Aunque no lo sea, al menos no del todo. La pelea ha acabado y aún asi seguimos pegados, nos besamos pero cuando miro a Aria, ella me mira con los ojos que yo debía tener cuando estaba sacando la foto. Dejo de cargar mi cuerpo contra el suyo y apoyo los brazos en la cama y cargando mi peso en la rodilla que acabo de doblar a su derecha.

-¿quieres salir?- Me pone un dedo en la boca, parece que no quiere que nada interfiera, sé lo que es eso. Un mínimo cambio en el ambiente y la inspiración se va. Así vivimos, mucho estábamos tardando en enloquecer con este ritmo de vida. Busco en la habitación algo con lo que pueda dibujar, sólo veo un permanente en la mesilla, pero no hay papel... Que dibuje en las sábanas, o en la pared. Pero no dibuja allí, y lo que empieza a hacer, me excita...

...otra vez.

Aria
Adoro la manera en que Laín cambia cuando lo hace conmigo. De repente no le importan los golpes, ni los arañazos. No le importa que le muerda, no le importa sangrar. Sigue luchando hasta el final.
Antes de acabar siento una necesidad irrefrenable de dibujar, no sé el qué, ni se qué haría. Lucho por mantener el momento hasta terminar. Laín se ha unido al juego hace rato y como siga así me va a matar. Siempre he sido incapaz de aguantar su ritmo en la cama, y quizás esa sea una de las cosas que más me atraen de él, es el único que me puede seguir y pasar de largo, y ya no sólo en la cama.

Me mira a los ojos. Lo sabe. 
-¿quieres salir?- No, Laín, es justo ésto lo que hace que quiera dibujar. Me ofrece un rotulador y se pone de rodillas sobre mi. 

Cojo la sábana y muerdo el tapón del permanente, lo saco de cuajo y lo escupo a un lado. Agarro a Laín y lo coloco cerca de mi. Ahora está sentado encima de mi con las piernas a los lados y empiezo a dibujar.

Dibujo una flecha enorme que va desde su ombligo hasta su pecho. Justo debajo de su ombligo escribo, y justo en su pecho también.

"Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar."
Antonio Machado
 

Me llevo unos dedos al ceño. Mi dolor de cabeza ha remitido, mas no mi estupor. Me dijeron que esta mierda era buena, pero jamás me había pasado algo así con la maría.

Sin saber porqué cojo la estatua y la dejo encima de una mesa, "¿Quizá volviera a generarme emociones? ¿Se trataba de eso?" La vuelvo a mirar el rostro. Aún tiene cenizas, y eso hace que me sienta extrañamente culpable. Cojo una camiseta de las muchas que tengo tiradas y con cuidado le limpio el rostro a la estatua.

No se lo merecía, no era mas que un fragmento de mi mediocridad, un fracaso mas en mi largo historial de fracasos. ¿Por qué sencillamente no la tiraba a la basura?...

Termino de abrocharme el pantalón y me pongo la camiseta en la cabeza, a modo de turbante. Sigo sin saber porque hago esas cosas, pero... ¿acaso importaba?

Me abro paso por mi cuarto y deslizo suavemente la puerta. Mis pies descalzos besan el suelo frío del pasillo. 

Siento un breve escalofrío. Lo disfruto. Entre la estatua y el porro el mundo me resulta irreal ahora mismo. Irónicamente un jarro de realidad es bienvenido.

Vuelvo a mirar al interior de mi habitación, exactamente a la estatua. Diantres, ahora la sentía como una desconocida para mí. Había nacido fruto de mis pasiones y pese a ello, ahora era se presentaba como una completa desconocida ante su creador... Como si se rebelase ante mi anterior indiferencia, queriendo llamar mi atención.

Me quedo junto al umbral de la puerta, dubitativo, pensativo. Aplasto mi rostro contra el marco mientras mis manos se aferran a las paredes. Me hallo dividido entre salir y explorar lo que sucede, o encerrarme dentro de mi habitación y permanecer observando a la estatua de forma indefinida.

Devorando las emociones que ella me generaba. Hasta que como siempre, no quedara ninguna.

Estas son algunas de las escenas que ve mientras camina.

• Daan recuerda una marea de gente coreando su su nombre, recuerda los nervios antes de oír al batería pisar el bombo. Recuerda las guitarras rasgueando poco a poco.
• Ve a Arabel cerca suyo, está preciosa. Pero no cuadra nada, no debería estar allí, ese pasillo... Ella nunca estuvo en Japón con ella, y ese es el escenario que Swallowing Fire montó para el concierto de Japón. Era un escenario circular,y de él salían 2 largos pasillos que iban entre el público. Ahora el estadio estaba vacío y el y Arabel estaban muy cerca... a punto de besarse...
• La gente se vuelve loca al escuchar "Asesino" una de las canciones más populares de SF, la gente no deja de corear y Daan alza el micro. Todos hacen los coros mientras el se vuelve a acercar el micro y comienza a cantar. La música avanza y cuando las guitarras eléctricas rasguean con fuerza Daan se arroja a la marea de gente y se queda clavado en la valla que separa al público del grupo, los guardias de seguridad le intentan agarrar pero no pueden. Ya es tarde, Daan ya nada entre la gente, mientras todos luchan por tocarle. Es un dios, es Dios mismo. Se deja llevar por cientos de manos que portan de un lugar a otro, nadie deja de cantar. Podrían dejarle caer, pero nadie lo hace, porque existe una relación de confianza inquebrantable entre él y toda esa gente, así como una relación de adoración. Harían lo que fuera por él. 

Está peor de lo que esperaba. Luce mal y apenas se mantiene en pie. Pero no caerá porque yo soy su bastón. El se apoyará en mi todo el tiempo y todas las veces que lo necesite y yo me apoyaré en él. Porque lo amo. Y el me ama. O lo hará, lo esperaré.

Lo abrazo y beso su cuello, no se me ocurre otra cosa para hacerlo sentir mejor. Entonces una luz me cega, una luz que sale del alma de Daan. En realidad es la luz del sol, que en la oscuridad de la habitación parece tener más fuerza que nunca. La luz del sol se refleja en algo que se encuentra en el alma de Daan.

Se lo hago notar y se aparta de mi. ¿Acaso ya no quiere estar conmigo? ¿Me veo tan mal como él y ya no quiere estar junto a mi? No, va a revisar la guitarra. Es una llave. No, dos llaves. Dos llaves unidas por un lazo rojo.

Miro las llaves con curiosidad pero no me atrevo a estirar la mano para tocarlas. Al fin y al cabo son de Daan, estaban dentro de su alma, le pertenecen. ¿O no?

-¿Como llegaron allí entonces? ¿Tienen alguna inscripción?

Ahora vuelvo a estar en Paz, fuera del alcance de la tormenta de emociones de la que he sido presa hace un momento. Solo queda el dulce abrazo del cansancio, en el cual me acurruco a la espera de que el sueño gane esta batalla solo por unas horas al menos.

Le dedico una cansada sonrisa a Laín, primero observo su hermoso rostro y luego bajo la mirada lentamente por su pecho hasta su ombligo. “No temas el fuego, Mithra.” y “Provehito in Altum.”, ¿Sabrá Laín lo que significa?
-…Seguramente sepa lo mismo que yo.- Digo sin querer, completando en voz alta mis pensamientos.

Le miro ligeramente avergonzada y me echo a reír. –No me mires así capullo, no estoy tan loca como te crees, y a parte, te podía haber pasado a ti también.- Digo dándole un golpe en el hombro y guiñándole un ojo. – Creo que leí algo sobre Mithra últimamente, pero lo del fuego no sé de donde viene.- Digo mientras me lo quito de encima a empujones y rebusco por mi habitación buscando un libro o una revista donde haya podido leerlo. Luego vuelvo a la cama y me siento entre sus piernas y lo abrazo apoyando mi cabeza sobre su hombro. Adoro estar junto a él, hace que no desespere entre estas 4 paredes, me mantiene activa, en la lucha, preparada para todo. Le miro y no puedo resistir el lanzarme a sus labios en un apasionado beso que dura una eternidad, me detengo cuando veo que se está emocionando demasiado y termino el beso mordiéndole el labio. - Y lo de Provehito in Altum significa algo así como lanzarse desde lo alto o hacia lo profundo o algo así, no lo recuerdo bien.-

Mithra es un antiguo dios que más tarde se confundiria con Mitra un dios de un panteón diferente. Ambos son dioses del sol, del fuego.

Más tarde algunos griegos llamarían al famoso Ave Fénix con su nombre, ya que ellos ya tenían un dioses para el sol.

Mithra es el conocido Ave Fénix. 

Estoy arrodillado en el suelo. Que cojones hace esto aquí… esto no es mío. Estoy agotado.

A ver, pongamos la mente en orden.

Al igual que Arabel no encaja dentro de Japón, estas dos llaves unidas con un lazo no tienen sentido aquí. Esto está fuera de lugar…

Durante unos segundos, tras romper la guitarra me he sentido bien, liberado… ahora estoy otra vez confuso…

Intento buscar al culpable de todo esto. Tal vez sea la mierda que fuma V, el humo ha llegado hasta aquí y he respirado tanto esa basura que ahora estoy flipando. También puede ser de mi hermana… joder… Aria…

Pensar en Aria siempre me entristece. Sé que tengo la suerte de vivir cerca de mi hermana pero… no en estas condiciones.

En realidad creo que soy el más cuerdo de todos. Se me escapa una carcajada.

Me siento un poco mejor. La situación ha cambiado un poco… no. Las llaves siguen en mi mano.

Me giro a Arabel:

-Pero que coj…?- toso, no quiero parecer brusco. Hago un esfuerzo y suavizo mi tono.

-Esto es tuyo?

-Lanzarse a lo profundo- al ver que no sabe de que le estoy hablando sonrío y encierro su cara entre mis manos- Provehito in Altum significa lanzarse a lo profundo, ir de lo más alto a lo más profundo. No temer saltar. Es de un libro que te dejé hace mucho tiempo. Antes de que todo se volviese inconexo. Antes de que empezásemos a huir. -¿Por qué estamos huyendo? Dímelo, por favor, dímelo. ¡Necesito saberlo!

Me encantas. Me encanta lo que haces. Dentro y fuera de la cama. Aunque hace tiempo que me pregunto algo: ¿Tu sonrisa es arma o escudo?.

Cierro los ojos y me deleito con su aroma. Miro el rotulador. Me excita el modo en el me utiliza como lienzo. En el fondo sabemos que ahora no somos más que meros objetos. Acéptalo, Laín, eres un puto objeto. Todos lo somos. Pero creo que soy "feliz" o, al menos, todo lo feliz que alguien puede ser en nuestro estado actual. Sinceramente, no necesito mucho para ser feliz. De hecho mi felicidad se basa en dos cosas: Aria y el sexo. El sexo y Aria. Por ahora se complementan perfectamente. Aunque no negaré que no estaría mal añadir a alguien más al sexo.

Miro mi cuerpo. Ella sabe que escribir. Es capaz de sacar a la luz las cicatrices de mi alma y de traer a mi mente ideas maliciosas.

Me levanto de la cama y busco nuestra ropa. Cojo dos camisetas y me giro hacia la cama. Mi corazón late con más fuerza, como dándome la bienvenida. Sonrío pícaramente. Aria me mira. Sabe lo que quiero. Sé que por un rato ella no podrá jugar junto a mi. Pero puede jugar conmigo. Vuelvo a la cama.

-Átame. Átame y sigue dibujando. Me has vuelto loco.

Una llave...¿una jodida llave, en serio? ¿Cómo coño pudo aquel animal tragarse tal objeto?

Aunque aquella revelación parece querer romper mi juego mental, una parte de mi cerebro sigue coqueteando con el juego de los símiles. Una llave para una puerta. Una llave para buscar una salida a tu situación de mierda.

Y es en ese punto cuando el juego deja de ser divertido. Cojo asqueado el ratón, con cuidado de que las hormigas no trepen por mis extremidades, seleccionándome como un nuevo plato del menú, y lo introduzco en la papelera, dándole sepultura entre papeles arrugados con fragmentos muertos de lo que pretendía ser mi próxima obra. A continuación recojo la papelera y me preparo para salir de la habitación después de mucho tiempo, con afán de limpiar todo aquello.

Y de limpiarme a mí mismo.

La jodida llave, para la jodida puerta. Y es entonces cuando me doy cuenta de que, durante todo ese proceso, en algún momento, inconscientemente he guardado la llave en el bolsillo de mi pantalón.

Una llave para mi situación de mierda. Para mi creatividad muerta, para mi condición de ermitaño en aquella habitación, para mi relación (o falta de la misma) con Aria...¿Para cual de todas?

...Aria...

Mierda...

Prefiero no mirar atrás, a aquel campo de batalla de párrafos y capítulos difuntos que es mi habitación, para que no me escupa una respuesta acusadora más a la cara.

Siempre adelante. Mirar siempre hacia adelante. El arte siempre había sido mi maestro de vida, y su lección más importante era esa: estancarse es morir, una muerte lenta y jodidamente desalentadora. Aunque te estés pudriendo por dentro, obliga a tu cuerpo y a tu mente a moverse. La escritura es como la vida, de cientos de palabras que puedan salir de una mente agonizante, en ocasiones, un par de ellas pueden esconder el puto Santo Grial.

Y yo he de ser el jodido Galahad, me obligo a pensar mientras pongo mi mano en el picaporte, dispuesto a romper aquella reclusión.

"Pasado el amanecer.
Llave en mano.
Media hora antes de la puerta
6 Días sin dormir."

"Un loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo. Todo, menos la razón."
Gilbert Keith Chesterton

V
Salgo. Estoy cansado de quedarme atrapado en esa jodida cárcel. Y si la estatua llora, que llore. Y si caen goteras pues bien. Cierro la puerta tras de mí, y contemplo el pasillo. No es lo que esperaba, no es un lugar desierto e inhóspito. La habitación de Daan está abierta y veo como Arabel se lanza a abrazarle. Después él se zafa de ella, y ambos entran sin cerrar la puerta. Alan está de pie y sale de la habitación con una expresión en el rostro tan parecida a la mía que incluso me asusta. Ha salido pero no sabe por qué, se queda alli parado sin saber muy bien qué hacer. 
Realmente yo tampoco sé por qué he salido pero creo que era el momento de desterrar una parte de mi y recluirla dentro de mi cuarto. Creo que necesito salir.

Saco un pitillo (no pienso volver a probar más hierba hoy, esa cosa me ha levantado dolor de cabeza). Cuando rebusco buscando el mechero noto algo suave en mi pantalón, como un trozo de tela fino. Lo saco y compruebo que es un cordel rojo...atado a una llave mas bien vieja. Mantengo el cigarro en la boca, él está esperando que lo prendan, a él no le importa la llave, el dolor de cabeza, la oscuridad del pasillo, ni le importa que Alan se me haya quedado mirando como un idiota. Los niños de papá se sorprenden de cualquier cosa, acaso no puedo fumar en el put... un momento. Él no mira el pitillo, está mirando la llave.

-¡Eh! ¿Esta llave es tuya? Te juro que no se que coño hace en mi pantalón tio.

Laín
Dejo que Aria vaya jugando conmigo y me sorprendo cuando nos veo de nuevo enredados en la cama. El segundo asalto es quizás menos romántico que el primero, y poco a poco la acción se va desplazando al suelo. Aria suelta un quejido debajo de mí y cuando arquea la espalda mete la mano en el túnel de carne y alfombra que ha creado y saca una llave con un lazo que arroja encima de la cama. Si no tirara las cosas por ahí no pasaría eso.
Seguimos luchando. 
Apoyo mis manos en el suelo y fuerzo más la batalla, no falta mucho para que ella cambie las tornas y quiero aprovechar mi tiempo en el poder. Algo se me clava en la mano, la levanto un momento y veo como una llave se me ha pegado a la palma, sin pensarlo agito la mano sobre la cama. 

-En serio, recoge tus llaves del suelo o nos vamos a matar en el intento.

Aria
Joder, Laín no da tregua. No es que yo me queje, cuántas tías matarían por tener lo que tengo, pero esque no han pasado ni cinco minutos. Deje que tome el mando, pero en cuanto se descuide yo mandaré, y lo sabe. Y no sé si lo de atarle lo ha dicho de broma o no, pero que se ande con cuidado.
-¡Agh! Espera- digo. Algo me pincha la espalda. Laín podía tener la delicadeza de no tirar sus cosas por el suelo, siempre hace lo mismo. 
En un momento, él comienza a forzar mucho la situación y se necesita apoyarse en el suelo para hacer más fuerza.

-En serio, recoge tus llaves del suelo o nos vamos a matar en el intento.-Le miro muy seria. 

-Yo no tengo llaves con un puto lazo rojo, son tuyas, idiota.- le sonrío. Qué cojones más da de quien sean. Le aprieto el trasero con las uñas y le muerdo un labio para que vuelva a encorvar la espalda. Ya discutiremos luego quién va tirando sus cosas por dónde.
 

Daan
Miro detalladamente las llaves. "Morto aŭ frenezo" Reza con un grabado impecable y preciso en letras cursivas.
-Parece latín. Algo de...¿muerte? y... ¿frenesí? -¿Quién metería esas llaves en mi guitarra?

No tardo en escuchar a alguien hablar en el pasillo. De repente todos estamos saliendo de nuestra reclusión. Y me empieza a dar miedo. Ver a Arabel es algo bueno, pero empezar a ver a más gente me da un cierto respeto. El cansancio empieza a apoderarse de mi. Pero no hay sueño en mi cansancio, nunca hay sueño.

Esa voz me suena, es Victor V. Hacía mucho que no le oía. Bueno, no es cierto, hace tan sólo 6 días que no le oía, pero aun así parece una eternidad. Realmente no debería estar tan cansado ¿o si? ¿cuánto se supone que puede aguantar una persona sin dormir?
Espera...¿han dicho algo de una llave?

Salimos corriendo, y cuando veo la escena Arabel me coge la mano. En parte me molesta su mano ahi, ya me zafaré mas tarde. ¿Por qué me molesta su mano? La quiero, pero... Miro la única puerta que está después de la mía.

Laín... 

...Aria...

¡La llave! céntrate en la llave.
 

Arabel
¿Latín? Me acerco a leerlo, ¿Muerte y frenesí? No entiendo mucho, pero en parte me alegra oír más voces. Cierro los ojos y oigo como una puerta se cierra tras de mi. No es la de Daan, es la habitación justo en frente a la de Alan. Y otra puerta. Una a una se van abriendo y dan lugar a voces. Qué curioso, no sabía que necesitaba oír a otras personas. V habla de una llave y Daan y yo nos miramos como acto reflejo. 

Corremos hasta el pasillo y miramos como Alan y V se miran...Esa llave...Miro la mano de Daan que sujeta las dos llaves entrelazadas. Tiembla. Paso una mano por su muñeca,y entrelazo mis dedos con los suyos agarrándole con firmeza. No tengas miedo. 

Alan
Salgo de mi habitación. Qué ligero está el aire aquí fuera. Incluso corre una leve brisa. Bien, estoy fuera y...ahora qué. 
No tardo mucho en recibir respuesta. Veo salir a Victor de su cuarto, se enciende un cigarro a pesar de que sabe que está prohibido, a veces es como un niño tratando de llamar la atención. Mete su mano en el bolsillo y...

...saca una llave. Idéntica a la de la rata muerta. No puedo evitar pensar que es toda una ironía que la llave haya salido de la boca de un ratón muerto y de un chico cuyo rostro es una calavera. Qué macabra es la vida a veces. Cómo le gusta mostrarnos lo que nos quiere mostrar. Qué sutil, y qué ganas tiene siempre de convertirlo todo en poesía.

Todas esas voces... ¿Qué es lo que está ocurriendo? Hace días que no escuchaba hablar así en este lugar, quitando tan vez los gritos de placer de Aria y Laín. Es increíble en lo que se ha convertido esto. Hemos llegado al punto en que escuchar la voz de cualquier otro se siente como si un muerto se levantara de su cajón y comenzara a parlotear.

Salimos corriendo al escuchar sobre una llave. Daan tiembla. Lo tomo de la mano, se sentirá seguro conmigo. ¿Qué hace V con esa llave en la mano?

¿A qué están jugando amigos? ¿Quién organizó esto de las llaves y qué es eso de "muerte y frenesí"?

Dios, qué mal se ven.

-¿Mía? Joder, te iba a preguntar exactamente lo mismo...-digo mientras saco lentamente la llave de mi bolsillo, como si se tratara del objeto más peligroso del mundo.

Y luego allí me quedo, embobado ante la visión de aquel cordón rojo. Recuerdo una historia japonesa que leí hace mucho que decía que un hilo rojo invisible conectaba a aquellas personas destinadas a encontrarse, en cualquier tiempo o lugar, un hilo imposible de ser destruido...

Ahí vamos de nuevo. Incluso cuando las circunstancias requieren que se centre en el momento presente, mi mente siempre tiende a divagar y a buscar excusas para emprender sus viajes inciertos y desconcertantes... Centrémonos joder.

Escucho entonces la voz de Arabel. Al parecer todos hemos elegido este preciso momento para salir de nuestros refugios de soledad. Los Dioses de este Olimpo devaluado y enfermo se reúnen una vez más... Bueno, excepto Hades y su Perséfone, que por lo visto siguen en su placentero retiro...

...mierda otra vez...

- Arabel, tranquila.- digo tratando de componer una sonrisa reconfortante.- Supongo que esto es algún tipo de prueba por parte de los profesores, o algo así...-(si claro, sigue diciéndote eso... ¿una llave dentro de una puta rata?)- ¿Y qué es eso de "muerte y frenesí"?

Si las llaves no son de Aria y mías tampoco... Eso significa que alguien ha estado aquí. Alguien ha invadido nuestro templo. ¿Cómo no nos hemos dado cuenta?. Rápidamente me incorporo y me comienzo a vestir.

Me enfurece que entren en mi territorio sin consentimiento. Me siento vejado. Y que encima dejen huellas de su invasión. ¿O están aquí a propósito? ¿Es posible que alguien nos quiera decir algo? ¿Qué cojones...?

Todo el mundo está haciendo lo que quiere, ¿Por qué tienen que molestarnos a nosotros? A mi pequeña y a mi. Cada cual se autodestruye como quiere. Unos con ego. Otros muchos con drogas. Yo uso mi mente y el sexo. Y creo que no molesto a nadie. Y si alguien tiene envidia que se una, pero que no venga jodiendo con estupideces...

Acabo de vestirme y me siento junto a Aria. Suspiro.

-Voy a ver de quien es esto.

Salgo al pasillo sin buscar a nadie en concreto. Cualquiera valdrá para paliar mi ira.