Partida Rol por web

El grupo estuvo listo en un rato, con equipación para el frio, comda enlatada en el coche y otras provisiones, además de las armas, linternas, pilas y el resto del etcétera. Eran demasiados años haciendo lo mismo como para que se dejasen algo.

El desvío hacia el viejo hotel lo tomaron cuarenta minutos después de salir, ya cerca de la una del mediodía, y aunque sabían que el camino solía ser malo, estaba ahora en un estado pésimo tras los años de lluvia y mantenimiento nulo, lleno de maleza y el camino practicable solo por el duro cuatro por cuatro del servicio de guardia forestal.

El viaje llevaba habitualmente entre tres horas y tres y media, pero en ese estado podría alargarse un rato más, por lo que llegarían casi al ocaso, que en noviembre llega sobre las cinco y media o seis. Era realmente un lugar muy apartado, casi en el interior de la cordillera.
Por supuesto hacía frio, pero por ahora con cinco personas y cuatro perros en el coche eso no se notaba demasiado.

Lo que se notaban eran los baches, que estaban dejando el culo dolorido a los ocupantes.

A las 17:15, el jeep llegaba delante del viejo hotel. Tan solo el runroneo del motor antes de apagarse y los jadeos de los perros, ansiosos por salir, rompían el silencio sepulcral que rodeaba esa porción del bosque.

Junto al porche había un todoterreno, de los chavales, uno de esos modelos 4x4 "de ciudad", y a pesar de que empezaba a faltar luz natural, no había ninguna encendida en el hotel.

Sus prisas no eran para nada infundadas. Tenían que haber salido temprano por la mañana, pero al tener que esperar a la agente, se habían quedado sin horas de luz. De noche, en el bosque y en aquella época del año, la temperatura bajaba enormemente. Cuando Arlene detuvo el vehículo, bajó de él poniéndose el sombrero, por que quitaba más frio del que cabía pensarse. El terreno estaba embarrado, así que caminó hacia el maletero, dando un par de golpes amistosos en la chapa del chásis.

-Fin del trayecto, damas y caballeros.

Abrió el maletero y cogió una de las linternas, después de ponerse los guantes. Luego miró en dirección al viejo hotel, que le traía buenos y malos recuerdos.

-Vamos a comenzar a indagar por los alrededores, en grupos de dos. Canal 5 en la radio, y no os alejéis más de 30 minutos a pie. Diane, tu conmigo.

Miró luego a la federal.

-Y usted podría comenzar a registrar el hotel. Quizá durmieron allí el primer día, y creo que usted se desenvuelve bien investigando bajo techado. Lleve una linterna y si va a subir las escaleras, tenga mucho cuidado. Están viejas, y a veces dan alguna "sorpresa" indeseada. El año pasado partí un escalón al subir, con eso se lo digo todo.

Dicho lo cual comenzó a explorar hacia la derecha del hotel, por los alrededores, comprobando que Diane le seguía.

Diane se puso los guantes enseguida. Odiaba el frío. No es que tuviese otra alternativa: la verdad era que lo odiaría en casa tanto como en el monte. Pero no se le ocurría ningún buen motivo para perderse allí en pleno noviembre. Esos chicos, si estaban vivos, debían de haber acabado como los de Viven.

Escuchó las instrucciones de Patterson y asintió. Para variar, la requería a ella. Probablemente fuese a darle un par de lecciones mientras trabajaban, cosa que a ella le agradaba. A pesar de la severidad aparente del hombre, era muy competente. El tipo de persona de la que puedes aprender mil cosas.

-Sí, señor. Cuando quiera.

Como un perro fiel, Diane siguió a Patterson atenta a todos los pequeños detalles que se le pudiesen haber pasado.

Arlene había conducido mil veces por aquel terreno. Le encantaba sentir el frío cortante en el rostro, así que siempre llevaba la ventanilla unos dedos bajada, ignorando las posibles quejas de los demás...

Finalmente habían llegado al hotel. Arlene detuvo el jeep y bajó para poder estirar un poco las piernas. Se subió bien la cremallera del anorak y sacó los guantes que llevaba en el bolsillo trasero, rara vez conducía con ellos puestos.

Asintió ante las indicaciones del jefe Patterson, y cogiendo su transmisor lo sintonizó para poder estar comunicados.

- Venga, movamos el culo... - Le dijo a Scott y cogiendo una linterna empezó a caminar en dirección contraria a donde habían ido los otros.

Alexandra bajó del coche subiéndose el cuello peludo del chaquetón de cuero hasta la mandíbula, luego metió las mansos en los bolsillos y observó el ruinoso hotel. En la oficina hacía un frío criminal durante el invierno pero al menos no hacía viento y aquello hacía que la sensación térmica bajase aberrantemente.... no obstante, la joven no se quejaba.

Sopló el aire ociosamente y provocó una nubecita de vaho, luego miró a Patterson.

—No se preocupe, me adapto rápido a los ecosistemas—bromeó. Al utilizar la palabra "ecosistema" acentuaba el hecho de que pareciese que estuviese hablando de un bicho sacado de su hábitat, es decir, se reía de sí misma pero la parte en la que se adaptaba deprisa a las situaciones por suerte no era mentira—aunque preferiría que registrásemos esto en parejas, siempre es más seguro.

En todo cuerpo de la ley, los agentes iban siempre mínimo en grupos de dos para poder cubrirse mutuamente las espaldas y aquello parecía algo que tenía muy presente. Eran cinco aunque Carson... bueno, Carson tenía un séquito entre el que elegir más que considerable para guardarle las espaldas.

Entre que le daban o no la respuesta, sintonizó el canal 5 de la radio, lo primero que pensaba hacer antes de nada era echarle un vistazo al todoterreno.

Carson salió del jeep y se cerró en su ropa, incluidos los guantes, se aseguró de tener las "chuches" para los perros a mano, y salió a abrirles.

¡Vamos! Abajo chicos... Toca buscar, va.
Soltó a los animales, les acarició la cabeza y les quitó los bozales. Aunque deberían llevarlos, se los quitaba, porque estaban en mitad del monte y podría hacerles falta.

Miró tímidamente al resto a ver qué planteaban hacer, mientras instruía a los perros para que no se alejaran de él por ahora.
Si quieren ir por parejas... Bueno, yo con los perros puedo contar como una pareja, y la federal que entre con alguien... o algo así, no sé... Mira, que decidan los jefes que para eso son jefes...

La sugerencia de la agente le hizo reflexionar. Pensó en la luz ambiental, sobretodo, que ayudaba enormente a la hora de explorar. Luego consultó el reloj.

-Bien, entonces hagamos esto. Revise primero el coche. Luego venga con Diane y conmigo a explorar por la derecha. Cuando se nos acabe la luz, volveremos a revisar la casa todos juntos. De cualquier modo, ya debe estar oscuro ahí dentro, desde hace bastante tiempo.

Dió una palmada, como apremiando. El tiempo, y la luz, valían su peso en oro.

Sí jefe, nosotros nos movemos... vamos a echar ese vistazo, chicos? Preguntó a los perros, y se puso a hacer la ronda al hotel con ellos. Algo le daba mala espina, pero no sabía decir el qué. Bueno, a decir verdad, desde "aquello", cada vez que las cosas no iban completamente normales, todo le daba mala espina, así que estaba aprendiendo a ignorar sus propios temores infundados.

Alexandra miró de soslayo hacia arriba un momento frunciendo ligeramente el ceño como si estuviese calculando algo mentalmente. Al cabo de unos segundos asintió y se dirigió al todoterreno pero a penas llevaba como cinco minutos cotilleándolo cuando habló por radio al grupo.

—Esto cada vez se pone más curioso... Arlene, creo que voy a necesitar que me eches un cable aquí. El motor tiene dos impactos de bala desde un costado y va a haber que desmontar unas cuantas piezas para poder llegar a ellas.

Se escucharon un par de sonidos rasposos como si rebuscase algo.

—Debieron de venir preparados para algo porque aparte de los papeles del coche, en el maletero hay una mochila vacía y dos estuches de rifle abiertos dejados de cualquier manera—hizo una pequeña pausa—Oh, y una bolsa de ganchitos, pero no nos han dejado ninguno.

Escuchó la voz de la agente desde el coche, y se fijó entonces en los árboles. La corteza estaba dañada, y había algo raro en eso. Parecían... impactos de bala. Además, varios rastros nacían desde allí. Ahora era preciso discriminar el rastro correcto del resto, y eso no era tarea fácil.

-Diane, fíjate. Creo que hubo un tiroteo mientras escapaban de alguien, o de algo.

Raspó la superficie del árbol con la mano, intentando ver si había casquillos, y más o menos cual era la trayectoria de los disparos.

-Creo que han huído. Alguien iba a por ellos, o se encotraron con alguien. Hay que encontrar su rastro, debe de estar por aquí...

Dicho esto, se sumió en el análisis de las pisadas, caminando despacio mientras las bordeaba, fijándose donde ponía los pies para no confundirse. A esa hora, lo único bueno del atardecer era que las sombras se alargaban. Entonces, era más sencillo ver el relieve de las pisadas.

Arlene se había alejado siguiendo a cierta distancia a Scott. Desde que ocurrió aquel incendio que se había llevado la vida de Jake, ella había procurado siempre mantenerse alejada lo máximo de los bosques. Le traían recuerdos dolorosos que prefería mantener enterrados. Y siempre se quedaba en el cuartel, preparándoles el equipo y manteniéndolo en perfecto estado. Pero ella misma se había dicho que ya estaba bien, que tenía que superar todo aquello y tirar adelante. Así que aquella misma mañana le había dicho al Jefe Patterson que contara con ella. Además, necesitaban una buena conductora, y modestias aparte, ella era de las mejores. Una sonrisa irónica se pudo apreciar en sus labios, aunque en aquel momento no había nadie que pudiera verla y pensara que estaba mal de la cabeza.

En aquel momento escuchó como la federal la llamaba por la radio. Despertó de sus recuerdos y se llevó el aparato a los labios. - Ahora mismo voy... Scott voy a ver qué ocurre. - Dijo esto último apartando la radio y dirigiéndose a su compañero que iba unos metros por delante. No sé para qué me preocupo, ni se había dado cuenta de que iba con él...

Llegó nuevamente a la altura de Wright - ¿Dónde está? - Le preguntó dirigiendo su mirada hacia el motor. Cuando la federal le enseñó los agujeros se puso manos a la obra para poder encontrar aquellas balas perdidas.

Cuando uno de los perros se giró para mirar a Arlene, Scott dio un respingo al verla, realmente no se habia dado demasiada cuenta.
Uh... ah hola. Creo... que han encontrado algo interesante. O al menos... al menos algo que les interesa.

Los perros estaban cerca de los "dianazos" en los árboles, y parecían excitados.

Qué es esto... Se dijo Scott agachándose a recoger algo. ¡Eh, he encontrado un casquillo! Dijo al jefe.

Los perros empezaron a dar vueltas tratando de hallar el origen del olor... pero pronto se quedaron quietos, mirando alrededor.
¿Qué? ¿Por donde fueron? Mmm?

Los perros parecían de lo más tranquilos, aunque un poco avergonzados, tal vez no tuvieran rastro que seguir.

Scott se rascó la cabeza mirando a Arlene. Quizá alguna prenda de los chicos ayude...

-¿De algo, jefe? ¿De algo como qué?

Jabalíes, ya lo habían dicho en comisaría. Pero no, no creía que fuesen tan osados como para acercarse. Los animales le daban respeto, pero no tanto como los de dos patas. Quizá, si había más huellas de las que debería, pudiera ceriorarse de su primera impresión.

Estaba intentando encontrar el rastro cuando escuchó las voces a lo lejos, y alzó la vista con las manos todavía apoyadas en los muslos. Con su barriga, era una visión algo cómica. Parecía una especie de oranguntán que caminaba sobre dos patas. Pero la verdad es que ellos ya estaban acostumbrados a verle hacer esos gestos cuando estaba siguiendo un rastro.

-Pues parece que tenemos dos opciones. La primera es que les atacara un animal y huyeran disparando en esta dirección, y de ahí los impactos al coche por fallar tiros. La otra opción, en vista de que Carson parece haber encontrado un casquillo en el otro lado, es que hayan huido en dos grupos... o que les hayan recibido a tiros desde ese lado, y hayan escapado por este. En tal caso, les estarían esperando al llegar.

Pensaba en que, mediando un tiroteo, la oficina del sheriff debería involucrarse. Él y sus hombres tenían armas, si, pero eran armas de caza o pensadas para lanzar tranquilizantes para animales y poder marcarlos con señalizadores electrónicos para hacer el seguimiento de los nichos de cada especie.

Alexandra había tomado una foto para que quedase patente la trayectoria de entrada de las balas, cuando Arlene se acercó la dejó que trastease en el motor mientras observaba el pequeño revuelo que tenían los perros. Pareció pensar un momento, luego cogió la mochila y se acercó a Carson.

—No es una prenda—dijo levantándola ligeramente con una mano mientras con la otra hurgaba en el bolsillo interior de la cazadora—pero puesto que estaba en su coche y la llevaban ellos debería poder servir para seguir el rastro de al menos uno.

Se había visto obligada a bajar un poco la cremallera del chaquetón y el frío se le colaba en los huesos así que se apresuró todo lo que pudo en sacar una pequeña bolsa rectangular y transparente que cabía en la palma de la mano, tendiéndosela abierta a Scott al sujetarla con dos dedos.

—Se la cambio por el casquillo—dijo sonriendo de lado con picardía, era evidente que se trataba de una broma ya que no estaban "cambiando cromos" ni nada por el estilo—nos consta que tenían un rifle Remington 700 del .338 pero en el todoterreno hay dos estuches. Faltan piezas por encajar.

Esperó a que lo metiese dentro de la bolsa y en su lugar le entregó la mochila para luego cerrar rápidamente la cremallera del chaquetón. Miró el casquillo al principio como si lo observase "a trasluz", cosa curiosa porque evidentemente no era transparente pero debía de ser alguna especie de modus operandi o algo así...

—¿Pero qué... —enarcó una ceja con extrañeza, incluso encogió un poco el cuello hacia atrás como si alguien le hubiese soplado de golpe en la cara, luego observó trozo de metal más de cerca, girándolo para verlo tanto de lateral como de frente—... narices?

Parpadeó y levantó la vista para mirar a Patterson que también se había acercado antes.

—Añada la opción de que se dedicaron a jugar a los indios porque esto es muy curioso... de entrada, sí, este casquillo pertenece a un rifle pero a falta de ver las balas del motor estoy bastante segura que se trata de uno muy antiguo, del segundo cuarto del siglo XX. Segunda Guerra Mundial, o incluso anterior... el Remington es un modelo moderno.

Evidentemente lo primero era un chascarillo, lo segundo iba totalmente en serio, de hecho se le había borrado la sonrisa de la cara. Giró un momento la cabeza mirando al todoterreno.

—Al parecer este es del arma que disparó al coche—volvió a mirar al forestal—¿cree que por los impactos en el árbol se podría intuir más o menos la trayectoria de las balas? si encontramos un casquillo del arma que disparó al tronco seguramente nos de más pistas.

Hay casquillos de otros tipos de arma cerca del porche y del coche. Buscando bien, encuentras 9 casquillos cerca del coche, pertenecientes a un arma militar (se pueden vender en USA) y 5 cerca del porche, de un rifle de caza, puede que del Remignton. Al rascar los troncos encuentras las balas chafadas así que no sirven de mucho, pero da la sensación de que desde los árboles les dispararon dos tiros al coche, y desde el coche y el porche dispararon contra los árboles. No hay sangre, al menos que pueda verse, así que los tiradores o eran muy malos o dispararon de noche.

A juzgar por las pisadas y rastros, hace ya un par de días del tiroteo, pero por aquí fuera no hay mucho más que sacar al respecto.

Durante un buen rato Arlene estuvo concentrada, desmontando la parte del motor y buscando aquellas balas perdidas. Pero tras un buen rato tan sólo había conseguido sacar el alternador. Hacía frío y sentía las manos heladas y bastante torpes.

Con el alternador en la mano se acercó a Alexandra Wright y se lo mostró.

- ¿Te sirve esto? - Preguntó mostrando el agujero de bala. - Se puede ver perfectamente la trayectoria de la bala. Podré recuperarla pero voy a tardar bastante más. Tendremos suerte si ha quedado en las bobinas de cobre ya que se encontrará en buen estado - . Le explicó y tras dejarle el alternador se volvió manos a la obra nuevamente.