Partida Rol por web

- Gracias - termina diciendole Noreen a Gliadel mientras sus padres siguen con su escena de abrazos y besos - Será un buen recuerdo -

Sin embargo, la tabernera, ha escuchado al fiel sirviente de Pelor y entre caricias y sollozos contenidos le comenta - Si, si, iremos a agradecerle al templo. Un tal Galezas ha llegado ayer, luego que Uds se fueran y parece que tiene intención de quedarse -

Mientras el padre sigue callado, más emocionado de lo que el mismo quiere reconocer la mujer les insiste - Y traigan a sus compañeros, se han ganado nustro mejor servicio. La misma Noreen les servirá la mesa -

YYYUUUPIIIII!!!! ARREEEE, SOOOOO, ARREEEEEE, SOOOOOO, JAJAJAJAJAJAJAJA WISKIEEEE, WELLAAAOOOOOO, RIIIIIIIICHINAAA, RIIIIIICHINAAAAA!!! MUY BIEN SRA.RESTOS MUY BIEN!!! Toma un puñadito de bayas ¡Qué leches, toma dos!-Menzo estaba emocionado; la cabra obedecía todas sus órdenes: corría, frenaba, se detenía, giraba, todo a la perfección. Le había costado mucho trabajo, pero por fín tanto esfuerzo tenía su recompensa. El golpe en los talones para girar era acompañado por sus manos, pues estas agarraban los retorcidos cuernos de la cabra. La felicidad de Menzo se veía refleajada en su rostro. Era curioso ver el culo del mediano botar encima de la cabra cuando ésta tomaba velocidad. La Sra. Restos cruzaba los ojos y sacaba la lengua lateralmente cuando tomaba impulso como si de un caballo de guerra semental se tratara. Era un momento épico. Menzo solto las manos de los cuernos y puso los brazos en cruz mientras se sujetaba con fuerza con las piernas (como en bailando con lobos) y sintió el viento en su cara, sintió el olor...de...el olor de... el TUFO de su CABRA que era único y especial.

¿Cómo podía ser?, ¿tenía un nudo en la garganta?, no sin duda era mi boca que estaba reseca.- Mientras observaba la escena saqué mi botella de hidro miel y apuré los últimos tragos antes de dar una palmada en la espalda de Gliadel.- Deben agradecerle a mi amigo el rescate de su hija, él nos guió.- Una enorme sonrisa surcaba mi rostro mientras hablaba. - Vayan preparando unos buenos platos de comida, Menzo es capaz de comer tres veces su peso, afortunadamente es un mediano. ¡JAJAJAJAJA!

Una vez devuelta Noreen a sus padres, y seguros en el pueblo, la tensión acumulada se diluía dando paso a una alegría exultante, disfrutarían de una buena comida y bebida, y tras descansar podrían visitar a Loreen para recibir una recompensa más material acorde a su trabajo.

Galezas. Al oír el nombre su cuerpo se pone tieso como accionado por un resorte. - ¿Galezas? ¿Ha dicho Galezas? - Interroga a la tabernera aunque sabe la respuesta de antemano. - ¿Está usted segura? ¿Galezas está aquí?

El sueño…- dice para sí, muy flojito, como cuando reza que piensa que no le escuchan. Se queda unos instantes quieto, sin saber que hacer. Una mezcla de sentimientos: alegría, intimidación (después de todo había huido de su monasterio), excitación, miedo… recorre sus piernas. Su cara, pletórica hasta hace un momento, se vuelve pálida y en el último momento, antes de echar a correr, dice. - Tengo que irme - Sin volver la vista atrás corre con todas sus fuerzas hacia la capilla de Pelor. GALEZAS, el nombre suena con fuerza en su cabeza.

Aun estaba sosteniendo la botella vacía de hidromiel cuando Gliadel salió corriendo tras pronunciar el nombre de Galeazas. En algún lugar había escuchado ese nombre, ¡claro!, ¿no era uno de los superiores de su amigo en el templo que dejó?. Tras recordarlo salí tras mi compañero, aquel encuentro prometía ser interesante, además el ambiente en la taberna comenzaba a resultar demasiado ñoño y emotivo para mi estomago.

- Gliadel, espera, ¿no era ese tal Galeazas tu maestro?, por los nueve infiernos que esto si es una coincidencia increible.

Mientras el mediano jugueteaba orgulloso con su nueva montura, haciendo las delicias de un grupo de rapazuelos que lo miraban asombrados, la puerta de la taberna se abrió bruscamente y el generalmente tranquilo clerigo de Pelor salió corriendo de la misma.

A sus espaldas, la silueta del bárbaro se dibujó en la puerta, mientras Gliadel atravesaba el sendero a toda velocidad, dirigiéndose, aparentemente al templo al que sus compañeros aún no habían entrado

El mago mira la escena con una sonrisa en la cara -Bien, bien, bien esto si que es raro, un burro montando una cabra, llegará un día en que la señora Restos se revelará y te montará a ti-
Un movimiento a sus espaldas hace que el Ecthelion se gire para ver como el clérigo se acerca corriendo hacia ellos, su cara cambió de expresión al momento -esperad, parece que algo le pasa a Gliadel-

Menzo detuvo su montura en seco y desde la distancia observó la situación -¿Qué pasa?

Ignorando las voces de sus compañeros corre como si la vida le fuera en ello en dirección al templo, perdiéndose en las calles del pueblo.

Una anciana con ocas, niños que son llamados a comer, labradores que vienen de la huerta… el clérigo pasa entre ellos recortando el máximo camino posible hasta el templo de Pelor. Con cada paso, la sangre bombea con fuerza creciente sus piernas, ayudándolo en la carrera. GALEZAS.

Se para en seco, sus piernas tiemblan. El templo queda a 15 metros de él, casi puede sentir a su antiguo mentor. Esto no es lo que Gliadel había esperado. Esperaba una especie de reencuentro épico con su maestro. Quizás una procesión a caballo hasta el monasterio donde se crió, rodeado de fieles que le siguen y un centenar de campesinos tirando flores por donde su sagrada presencia pasaba.

Sin embargo su mentor iba a encontrarse con un chico semidesnudo, totalmente indefenso y extenuado… Más maduro y fuerte, eso si.

Decide ir acercándose poco a poco, lentamente, para darse tiempo a recobrar el aliento… Y pensar.

Arza iba acompañando al grupo que iba hacia la posada, y se queda sorprendido con los demás al ver a Gliadel echar a correr.
¿Y ahora qué sucede? Un pensamiento más de cansancio que de derrota es lo único que tiene Arza; ya estaba pensando en el botín y en una buena siesta, pero no parece que eso fuera a ser posible.
Con la ballesta, cargada como cuando salió de la guarida de Elzid, en la mano izquierda usó la derecha a modo de sombrilla para intentar ver a dónde se dirigía Gliadel, o más bien por qué corría de esa manera; aún así, no fue capaz de ver nada raro.

A unos quince metros de la puerta del templo la agitada carrera del clerigo se detiene. Respirando profundamente observa con especial atención el lugar tratando de juntar fuerzas para finalmente entrar

A sus espaldas, el picaro eleva su ballesta, apuntando hacia el frente del templo, mientras los chiquillos que juegan en la plaza, asustados comienzan una lenta retirada.

Corriendo llegó a la altura de Arza, posando sobre su hombro mi mano para hacer que baje la ballesta.- No hay peligro, al parecer nuestro amigo va a reencontrarse con su antiguo maestro. Lo mejor será dejarle solo, en el templo no encontraremos nada para nosotros.

Dicho esto dejo que Gliadel se dirija solo hacia el templo y su reencuentro, dandome la vuelta sonriente animo a todos a entrar en la taberna. - ¡Venga amigos vayamos a la taberna y celebremos nuestro regreso, el tabernero nos invita a la comida y bebida, y por los siete infiernos que no pienso dejar pasar esta oportunidad.!- Pasando el brazo sobre el cuello del pícaro mientras comienzo a caminar hacia la casa.

¿Que..?
Gliriel reacciona en último lugar, y cuando lo hace se monta en Kuznak y se dirige junto con sus compañeros para ver que sucede.

¿su maestro? debe ser muy fuerte... Si es maestro de Gliadel.
El gnomo quería ver al maestro de Gliadel, por lo que se desepcionó al escuchar que no sería posible. De todos modos, la cerveza (un arma peligrosa para Gliriel) le resultaba igual de interesante.

Bien, bien, ¡vamos!

nos invita La palabra sonó en la cabeza del mediano como un eco de bendición. Se dio cuenta de que llevaban muchas horas sin comer y su estómago reaccionó ante las palabras del bárbaro como si se anticipara a su cerebro en la capacidad de reacción. -No nos demoremos más ¡Comida y bebida para todos! Para tí también habrá algo rico querida.-le espetó a su bien amada cabra.

Mientras el clerigo se decidía a entrar, muy lentamente, al templo, el resto siguiendo la iniciativa de Rakas se dirige nuevamente a la Taberna.

El clerigo entró con miedo y casi ni miró la ornamentación del templo. Su mirada estaba fija en el hombre que trabajaba, acomodando unos bancos frente al altar. Al darse vuelta, este lo distinguió y lo reconoció - Vaya, pero si es el hermano Gliadel - comentó sorprendido - no esperaba encontrarte aquí, aunque... -

Era el mismo clérigo que tantas veces había corregido la posición de sus armas y le había enseñado los secretos de la lucha con la maza.

La reacción fue extraña - Los caminos de Pelor son extraños, pensé que me encontraía un grupo de aventureros, eso parecía indicar nuestro sueño, pero os veo a vos. Bienvenido, que la paz de Pelor sea contigo - saludó educado.

- Supongo que ese grupo que combatirá el mal en el fondo de la tierra vendrá más adelante... mientras tanto, contadme de vuestras aventuras. Todos necesitamos salir a recorrer el mundo, y parece que lo habeis hecho bien. Por lo menos estais vivo - la sonrisa fue contagiosa. Evidentemente Galezas ya no os consideraba un novicio, sinó un compañero en la senda de Pelor.

Sin embargo pese a sus amables palabras, sus permanentes miradas hacia la puerta del templo daban cuenta que estaba esperando a alguien. Ante la pregunta del clérigo no dudó en contestar.

- En el monasterio hemos tenido una visión de Pelor. Aparentemente hay algo creciendo en la zona que no es del agrado de nuestro señor - le explicó - No tengo muchos datos, los sueños han sido poco claros, pero entendimos que un grupo de aventureros se presentaría aquí y podrían poner fin a eso, por eso los estoy esperando. Quizás entre todos podamos entender que es lo que sucede -

- Es muy curioso, no parece ser un problema del bien o del mal, simplemente parece que la locura se quiere inmiscuir en nuestro mundo y a Pelor no le agrada la idea. No sabemos bien donde lo hará, pero espero que los aventureros lo sepan... y puedan impedirlo - el clerigo parece preocupado y no tiene problema en reconocerlo - sabemos que esa locura a afectado a algunos enanos de las profundidades, a algunos orcos y, si los sueños fueron correctos éstá al acecho de algún licántropo -

- Realmente es muy curioso, pero no sabemos por donde empezar a buscar, sin embargo la órden me envió aquí y me pidió que apoyase a quienes se animan a intentar eliminar esa locura con lo poco que puedo hacerlo... de hecho tengo algunas pociones y un par de objetos que creo a cualquier grupo le interesarán. Solo debo asegurarme que realmente cumplan la voluntad de Pelor -

Más allá de su aparente buena voluntad sabes que Galezas no es alguien fácil de engañar y probablemente antes de dar nada que pertenezca a la órden pedirá algúna prueba de la buena voluntad del grupo que lo intente. Quizás deberías averiguar con tus compañeros si les interesa la misión que parece que tu iglesia les puede dar.

Con el resto de amigos entraron en tromba en la taberna, aunque cansados, la tranquilidad y seguridad de poder descansar y de un trabajo bien hecho, me daban energías suficientes como para querer algo de juerga.

- ¡Aquí estamos dispuestos a saborear tu mejor comida y bebida, celebremos esta dia de reencuentros, mojando bien el gaznate y llenando nuestros rugientes estómagos.!- Descargando mi mochila y armas cerca de una de las paredes tomé asiento con un sonoro suspiro.

El trato frío del antiguo maestro hacia Gliadel le hace sentirse extraño, entre decepcionado y honrado, confuso. Por un lado Gliadel había querido como a un padre al hombre que tenía delante, y deseaba abrazarle como hubiera hecho hace un par de años, pero por otro lado… Ahora era tratado como un clérigo de Pelor, hecho y derecho. De ley. Y tenía que comportarse como tal. Entre el abrazo y el lloriqueo y seguir como si nada, decide lo último y mantener la dignidad labrada hasta ahora. Devuelve el saludo educado a su igual y escucha sus palabras… A cada cual más sorprendentes. - Yo… Galezas. Yo también tuve un sueño. Salías tú, y un enorme sol…Pero todo se volvía oscuro, había orcos y lobos extrañísimos, como deformados. En seguida me di cuenta de que era algo especial, un mensaje divino. Lo curioso es que el grupo con el que viajo, también han tenido sueños parecidos. ¿Podría ser? - Con un gesto de magnificencia deja llegar solo a Galezas a lo que estaba pensando. -

- Tu también... y dices que otros integrantes de tu grupo tambien han tenido estos sueños. Vaya, quizas sería bueno que hablaramos todos juntos. A lo mejor podemos entender cual es, realmente, el mensaje divino
-

Tras pensarlo un poco agrega - A lo mejor son Uds, a los que estaba esperando. Cuando puedais, por favor, traedlos a este templo El mensaje de Pelor no habrá sido muy claro, pero es seguro que es urgente -