Partida Rol por web

Poco a poco deshicieron el camino. Salas con luces, cuevas, botes en ríos, más cuevas y finalmente el exterior. La luz de sol.

Sorprendidos, verificaron que el sol se asomaba en el horizonte justo cuando el grupo emergía de la cueva. Casi-el-Mar no estaba lejos. Tres o cuatro horas caminando.

Tras buscar al caballo durante un rato, debieron darse por vencidos. No estaba, aunque al no encontrar restos del cabestro que habían utilizados pudieron suponer que no lo había matado ningún animal. Probablemente algún viajero lo había visto y, al no ver al dueño, había decidido "adoptarlo"

Sin embargo, estaban acostumbrados a caminar y hacerlo bajo la luz del sol era una agradable novedad, por lo que disfrutando del calor sobre sus cuerpos se encaminaron al pueblo, dispuestos a descansar aunque sea un día antes de vengar a Dramir.

Finalmente antes del mediodía vieron el pueblo. Era tal cual lo recordaban, después de todo no habían pasado más que dos o tres días. La plaza central, la taberna, el templo y, en una callejuela lateral, la tienda de Loren.

Arza observaba el pueblo, mientras cargaba con parte de los objetos que habían conseguido; sin duda a un precio demasiado alto.
- Lo mejor será quitar de delante los negocios, con tantas cosas que llevamos no podría descansar bien si tenemos que guardarlas hasta mañana.
- Después podríamos tomar unas cervezas y ... brindar en memoria de Dramir.

Arza no trataba de animar al grupo, simplemente le parecía lo mejor tanto para no preocuparse por el tesoro que llevaban como para terminar de despedir a Dramir, que sin ser de los más locuaces del grupo (aunque él mismo tampoco era de lo más hablador) era alguien con quien se podía contar en los momentos dificiles que habían tenido.

El camino de salida resultó igual de tenso que la entrada, al menos para Rakas que esperaba que nuevos inquilinos hubieran poblado el lugar, pero por suerte no parecía que hubiera ocurrido así. Los cuerpos de los enemigos seguían donde los habían dejado y aunque podía apreciarse cierta descomposición, aun no había pasado el tiempo suficiente como para que este fuese realmente notable y el ambiente insoportable. Quizás a su regreso si se encontraran con un problema de ese tipo o lo más probable es que los carroñeros dieran buena cuenta y los superviviente limpiaran relativamente el lugar.

Reencontrarse con aquel amanecer fue un bálsamo que todos agradecieron, librase del ambiente opresivo y enrarecido de aquella cuevas y dejar que el leve calor del sol se derramase sobre ellos un merecido premio, el bárbaro levantó la cabeza y tras dejar caer su carga, aspiró con fuerza todo el aire que pudo contener, aquel aire limpio y puro. En un instante sus ánimos mejoraron y se descubrió riendo alegremente. - Hemos logrado salir y sobrevivir a ese antro, hemos acabado con más de 40 enemigos y a cada cual más peligroso, ese Thazarrr debería estar preocupado, porqué pienso acabar con él igual que lo hice con sus guardianes.- Aquella era una clara declaración de intenciones, Rakas pensaba regresar y era más que probable que no tardara más de un día.

Cuando llegaron al pueblo su aspecto era impresionante, cargados con armas, armaduras y multitud de artilugios, con algunas heridas, ropas ajadas y manchadas de sangre ya seca y las miradas de quienes han sobrevivido a un gran peligro, de quienes en poco tiempo han madurado años. - Lo mejor será ir a dejar todo esto donde Loren, que vaya tasando y pensando que puede darnos, mientras podremos tomar algo en la taberna, refrescarnos en el río e ir a hablar con Galezas, esta noche pienso darme una gran fiesta y mañana cerraremos nuestros tratos con Loren y volveremos a por Trazhar.

Ciertamente la luz solar fue una bendición. El gnomo se salvó por poco de marchitarse, su potencial dentro de esas cuevas bajó considerablemente. Su humor, al igual que el de Rakas, mejoró instantáneamente al tocar la tierra y el pasto del exterior. El dolor ya no era tan fuerte, lo que le permitió pensar en otras cosas y caminar con una sonrisa hacia Casi el Mar.

Si, estoy de acuerdo, no puedo esperar para alivianar un poco la carga que hemos estado llevando. Y aunque menos aún puedo esperar para probar una espumosa cerveza, prefiero perder un poco de peso. Y ganar otro poco quizá, quien sabe. Luego quizá vaya a bajar otro poco de peso quitándome esta mugre que llevo encima. Y de paso Kuznak podra beber algo por fin.

Caminaba un poco mas atrás viendo como el grupo estaba mas animado pese a no haber logrado su objetivo, sin duda el sol y el aire libre animaba el espíritu de aquellos que no estaban acostrumbrados a vivir bajo tierra. Sopesando la situación habían tenido suerte de que solo hubiesen perdido a Dramir en su encuentro con las arpías, pero el echo de volver al pueblo, significaba que tazar Rho sabría lo que había pasado y esta vez sería mas dificil acabar con el. Al mago no le había convencido la idea de volver al pueblo pero no quería enfrentarse al grupo sobre todo tras la muerte del hechicero. Sigguió al resto y dejó que decidiesen a donde querían ir primero, no se había metido antes en la decisión y no lo iva a hacer ahora, pero sin duda la idea de la cerveza no sonoba nada mal.

Menzo hizo todo el camino de regreso preocupado por su amiga cornuda. Pese al hechizo de curación, el animal aún estaba muy débil y verla en ese estado no hacía más que acentuar el sentimiento de culpa del explorador.- Definitivamente una cabra no era un animal preparado para las aventuras. Ella estaría mejor pastando y correteando por los prados. Dar leche y no recibir leches. -Su animal de compañía había sido una excelente mula de carga, pero Menzo siempre se había preocupado de mantenerla lejos del peligro y la primera vez que cambió aquella idea, casi le cuesta la vida a su animal. Nunca más , nunca más. –se dijo.

Al divisar el humo de las chimeneas de la aldea, el mediano respiró aliviado; no habían tenido percance alguno en su camino de regreso y pudieron llegar a su destino sin tener que preocuparse de preparar ninguna pira funeraria más. Los rostros de todos denotaban cansancio y la idea de ir a la taberna resultaba más que tentadora, tanto que casi podía oler desde aquella distancia, los excelentes y apetitosos guisos de la obesa tabernera y oír el crepitante sonido de la espuma de la cerveza recién servida en enormes jarras de barro frío. Pero Rakas tenía razón, era preferible acercarse primero a la tienda y dejar en depósito las riquezas conseguidas. Habían conseguido lavar la imagen que tenía la madre de la chica sobre los héroes con aquella misión de rescate totalmente altruista y aparecer en la taberna con oro, guantes enjoyados y demás lindezas, no haría otra cosa que tirar por tierra la simpatía conseguida con la tabernera. Además Loren parecía un comerciante de honor y seguro que guardaría a buen recaudo el tesoro sin ponerle la mano encima hasta que pudieran hacer negocios. –Sí, que nos guarde Loren el tesoro durante unas horas y vayamos a beber y comer en honor de nuestro amigo caído.

Al abandonar la cueva, los rayos del sol cayeron como una bendicion sobre mi piel. - Contemplad la grandeza de mi Dios. - Digo mientras me arrodillo para saludar al rey astro en todo su explendor. - Y el celo con que nos guarda desde el cielo. - Dirijo una breve oracion a Pelor que acabo dedicando al hechicero para confirmar que ha llegado sano y salvo al cielo. Un aguila cruzando por delante del sol me confirme el augurio, por lo que me levanto satisfecho. Es extraño, es como si despues de toda la aventura mi amor por Pelor hubiera salido reforzado con todo esto.

Una vez en el pueblo parece que todos quieren ir a dejar las cosas en la tienda. - No me parece mal, pero yo antes voy a ir a ver a Galezas. Si no os alcanzo en la tienda se que os encontrare en la taberna remojando vuestros gaznates. Tan solo cuidaros de no refrescaros demasiado.

Salir al exterior de regreso a la luz, que tanto había echado en falta, y volver a poner las piernas en movimiento sobre los caminos, la animó instantáneamente, aunque todavía conservaba en la retina los malos augurios del interior de aquellas cuevas y una imagen velada del adiós a un compañero.

En un primer momento sus ojos desacostumbrados ya a luz solar, después de tan aciagas jornadas, se vieron recompensados dolorosamente en un inicio, pero pronto todo su espíritu se halló sin duda renovado. Salir de todo aquello con vida, era algo por lo que dar gracias al destino y por lo que encomendarse por siempre a la inestable fortuna.

Aún así a Arianne aún le faltaba mucha cuerda para caminar con soltura y, a pesar del reciente descanso, cada uno de sus músculos le gritaba dolorosamente al oído con idea de recordarle que no le agradecía en absoluto el paseo, pero eso no evitó que caminara con una sonrisa, que parecía anunciar al resto justamente lo contrario, aunque había algo que desmentía claramente esto último, el hecho concreto de que no abriera casi la boca en todo el trayecto.

Casi-El-Mar no era un mal sitio, ninguno lo era en realidad, los destinos no eran ni mejores ni peores, eran las personas las que se dedicaban a mejorarlos o a empeorarlos. Una vez allí sus ojos se debatieron inquietos, sin perderse un milímetro de espacio, analizando todo lo que se hallaba en su entorno con mirada curiosa, nacida del instinto de supervivencia en aldeas y urbes.

Pues si os digo la verdad, yo casi que me tomaba una cerveza primero… tenía el gaznate tan reseco que dudaba que las dunas del desierto pudieran tener una necesidad mayor de avituallamiento, que su garganta, pero he de admitir que cualquier otro orden me parecerá estupendo... incluido el de empezar por un jergón. ¡Vaya que sí!... Se encogió de hombros, francamente le daba un poco igual, el caso era empezar por algún sitio, por ella como si se trataba de ese tal Galezas o lo que era francamente mejor: ¿Y por qué no le invitamos a ese buen hombre... si Gliadel se afanaba tanto por él, no le cabía duda alguna de que era bueno, a echar un par de tragos a la taberna?... Así charlaban más tranquilos y por fin se enteraba de quién narices era.

El clérigo, con las palabras de Arianne resonándole en sus oídos, se separó del grupo que se encaminaba a la tienda de Loren. Al pasar por la plaza principal se encaminó hacia el templo de Pelor, que poco a poco se veía más luminoso, seguramente por la acción de su mentor y, decidido, abrió la puerta del mismo para perderse en su interior

En tanto, el resto de los presentes continuó su camino hasta llegar a la tienda del sabio

Al ingresar al templo, Gliadel observó a su alrededor. Estaba claro que Galezas había trabajado durante los días que habían pasado bajo tierra. El lugar parecía cada vez más limpio. En el otro extremo del templo, frente al altar a Pelor, el sacerdote observo una figura de pie, con los brazos abiertos y mirando, concentrado por la ventana que iluminaba el altar

El clérigo conocía la postura que estaba viendo, había encontrado a su maestro en pleno acto de adoración. Se acercó lentamente y escuchó sus palabras - ... y Así, Señor de la luz, agradezco tu ayuda para haber creado esta maravilla. No lo habría logrado sin su ayuda. Me comprometo a que solo sea utilizado por quienes combatan el mal. Se que tu me indicarás si alguien es digno de portarlo -

Al observar con más cuidado observó un rico bastón sobre el ara. Estaba claro que era una obra de Galezas y que tenía mucho poder. De hecho, el diamante que refulgía en su cresta debía salir un buen montón de monedas.

Sin embargo, su acercamiento no había sido demasiado silencioso. Galezas giró su cuerpo, llevando la mano a su maza y lomiró fijamente, algo encandilado por el sol que había estado mirando. Finalmente lo reconoció - Gliadel... mi aprendiz - lo saludo cordialmente - Temí por vos y vuestros compañeros, no pensé que eliminar a un licántropo os llevara más que unas horas... quizás un día. Estaba preparándome para ir a buscaros - una leve mirada al bastón le arrancó una sonrisa - Aunque parece que no hará falta -

Al observarlo con más atención pudo darse cuenta del estado del que había sido su aprendiz - Os veis más... preparado, con más experiencia, aunque herido. Os puedo ayudar con eso, pero...estais solo? No quisiera pensar que mi encargo ha sido demasiado para vuestros compañeros. Están bien? -

Al entrar en la tienda, el sabio os miró con cautela. Como grupo resultabais amenazante. Armas y más armas, heridas y sangre, y unos rostros que denotaban que los últimos días no habían sido sencillos. Loren os observó con cuidado, levantando una de su manos en un gesto defensivo que probablemente desencadenaría algún tipo de magia hasta que os reconoció... por lo menos a varios de Uds - Los rescatadores de Noreen - exclamo tranquilizándose

- Casi no os reconozco, estáis heridos y vuestros ojos... Si, habéis estado cara a cara con la muerte - comentó seguro de lo que decía - Supongo que necesitais algún equipamiento - le brillaron los ojos mientras lo comentaba - Habéis venido al lugar indicado... aunque quizás deberías pasar por el templo. Ahora que Galezas se ha afincado aquí podemos ofrecer curación a quienes nos hicieron un servicio tan generoso como el vuestro -

- O será que tenéis alguna otra idea? - completó esperando que os explicarais

Después de que Gliadel se alejara, Menzo reconoció su fallo... sólo habían pensado en dejar el tesoro y refrescar el gaznate y habían olvidado por completo ir a ver a Galeazas como la opción prioritaria ya que la misión que nos había encomendado era la causante de las heridas que mostraban... pero al llegar a la tienda...

Cita:

... sí, quizás al vernos en el estado en el que estamos, valore aún más lo que le llevamos ya que nuestras heridas muestran el coste del esfuerzo extremo al que nos hemos visto expuestos y no se atreva a regatear demasiado con unos individuos que han visto la muerte de cerca para traer tan valiosos objetos.

Gliadel como en otras ocasiones se desvió hacia donde se encontraba Galezas mientras el grupo, al llegar al local de Loren, se libraba de la carga y los objetos que habían logrado. - No andas muy desencaminado, pero estamos cansados y aunque es probable que vayamos a ver a Galezas, primero queríamos dejarte todo este equipo. Prepara tus mejores objetos puesto que vendremos a equiparnos y hacer trueque con todo esto que hemos conseguido. Te dejaremos algo de tiempo para que pienses cuanto valor puede tener y si estás interesado.- Rakas tenía en mente una armadura que viera hacía tiempo, era un camisote de mallas, similar al que llevaba pero mucho más ligero y al parecer por lo que aquel herrero le demostró mucha más duro, quizás también alguna pociones y quien sabía si algo más, pero antes deberían organizar los objetos conseguidos, descansar ver a Galezas, tendrían que esperar.

- Puede que debamos seguir tu consejo, aunque tengo ganas de refrescar mi gaznate y comer algo más que raciones secas, puede que Galezas nos ayude con las heridas de mis amigos. Si quieres oír nuestra aventura esta noche pienso dar un buen festín en la taberna, estás invitado.- El bárbaro sin duda quería una buena fiesta y celebración por su regreso. - Loren tiene razón, además dejar solo a Gliadel no es buena idea, a saber que cuenta de nosotros a su maestro, a ver si se da cuenta de que no somos la mejor compañía para su discípulo.- Las palabras del joven fueron acompañadas de una enorme sonrisa.

¡Woooow! Desde luego no ha perdido el tiempo el tio Galezas. La verdad es que es reconfortante ver como, a pesar de todo el tiempo que ha pasado, sigue siendo el mismo culo inquieto de siempre. ¡Que limpio y brillante ha dejado todo!

Me hago a un lado e, intentando no interrumpir el oficio, me arrodillo sobre el suelo. Sin embargo, el agotamiento y el peso de mi armadura no me dejan ser todo lo discreto que me gustaria, y acabo llamando la atención del maestro.

– ¡Cachislamar! El sermon estaba resultando de lo mas interesante… ¿Qué tipo de artilugio seria ese baston que estaba consagrando? Por el trato que le estaba dando seguro que tiene un poder inmenso… -

Saludos maestro. – Respondo algo avergonzado por el reproche. – Siento no haber regresado antes pero es que ha habido muchas y alarmantes… errrr… complicaciones…

Parece que el licantropo solo era una parte minuscula del problema. La guarida escondia un inmenso complejo de cuevas y galerias ocupada por muchos y malvados enemigos de Pelor.

Orcos, trolls, perros infernales, muertos vivientes, demonios… todos organizados y dirigidos por una especie de culto malefico…

¡Oh Galezas, parece que se estan rasgando las puertas del mismisimo infierno en ese lugar! Ya ves como estoy de salud, y mis compañeros no estan mucho mejor, uno incluso...

- Finalmente las emociones y el ver la familiar cara de Galezas pueden conmigo... Es como volver a mi antiguo hogar por un momento. Empiezo a sollozar. -

¡Ha sido horrible!

- Un culto maléfico? - el tono de Galezas se volvió repentinamente serio - Vaya, vaya, no pensé que... - el clérigo pensó en como terminar la frase y finalmente se interrumpió mientras meneaba la cabeza

- Está claro que debemos acabar con ese culto... No podemos permitir que el mal se enquiste en ese sitio - aseguró antes de suspirar profundamente, aparentemente poniendo en orden sus ideas - Y tus compañeros, donde están? Debería hablar con todos ellos. Crees que... como decirlo?... Crees que estarán dispuestos a continuar lo que empezaron? - Repentinamente se interrumpió - Uno incluso que? - preguntó sin querer interpretar lo que estaba oyendo - Acaso el licántropo lo mordió? Si es así traelo rápido, quizás pueda curarlo -

El sabio sonrió ante las palabras de Rakas mientras se frotaba las manos en un claro indicio de felicidad - Por supuesto, ya sabéis que siempre estoy listo para un trueque - les comentó mientras observaba los objetos que poco a poco salían del morral del bárbaro y los que el resto de los compañeros apoyaban en el suelo, a sus pies

- Y si, acepto esa invitación - contestó a las palabras del bárbaro - Tengo curiosidad por saber de donde habéis obtenido estas cosas. Supongo que la historia será tan valiosa como los objetos - agregó mientras miraba con curiosidad los extraños guantes y los viales con su tapón de oro y gemas - Y esto que es? - preguntó sorprendido, mirando uno de los dijes que representaban la manos de tres dedos. - No lo había visto antes. Es oro, debe valer unas monedas, pero... que significa? lo sabéis? -

El mago que venía preparado para pedirle varias cosas a Loren y suspiró al oir las palabras del bárbaro para postergar las compras, en realidad era normal ya que Loren tendría primero que tasar las cosas que ellos llevaban. En cuanto este mostró la mano de oro, se hizo un pequeño reproche a si mismo, aunque tenía la impresión de que Menzo tenía uno, cogió uno de los colgantes para llevarselo a Galezas con la esperanza de que este supiese de que se trataba. -Bine dejemos que Loren tase todo esto y vayamos nosotros también junto a Galezas, tengo ganas de saber lo que nos dice-.