Partida Rol por web

De bruces en el suelo, Ruby escupió arena y soltó sonoras maldiciones. Eso había estado cerca. De no ser por el aviso del ICC le hubieran volado las tetas. ¿Lucius había tenido tiempo de decirle su nombre? No había tiempo de preocuparse por eso ahora.

“Manteneos a cubierto.” advirtió a través del comunicador. “Hay Onis alrededor.”

Lucios le pidió que usara el pulso EM para contener un posible contrataque.

“En eso estoy, co#o.” le respondió Ruby, mientras se arrastraba hasta parapetarse detrás de una pila de escombros.

Desenfundó su fusil EM y asomó la punta por debajo de una columna a medio desplomar.

Buscó su objetivo a través de la mirilla hasta que dio con un característico sombrero.

“Bingo.”

Preparó el arma, apuntó con cuidado y se le dibujó una sonrisa.

“Say adiós, son of a pu&$”.

La Teniente Rose dispara una ración doble de munición electromagnética a los Tecnomariachis que se dibujan en su arco de visión. Dos de ellos reciben de lleno el impacto de los rayos de energía cegadora vomitados por el fusil, cayendo bruscamente al suelo víctimas de un espasmódico cortocircuito.

Si bien es cierto que el curso de la batalla sonríe al Escuadrón Mayhem, en ese preciso instante surgen de entre los escombros y la niebla radioactiva que puebla los alrededores del campo de batalla las siniestras siluetas de los refuerzos del bando Tecnomariachi.

Armados con naginatas de energía, los cinco guerreros surgen en formación de cuña. El que conforma la punta de lanza alza su descomunal arma y emite un atronador alarido que resuena tras su menpo. Es el grito de guerra de unos soldados con forma de centauro mecánico que no conocen el miedo y no temen a la muerte. Unos campos de energía cubren a estos nuevos soldados como si fuesen una suerte de envolturas esféricas, distorsionando su figura y dificultando sobremanera acertarles con un arma de fuego.

Tras tan espectacular carta de presentación, los refuerzos de los Tecnomariachis Ninja hacen girar sus naginatas mientras inician la maniobra que les ha hecho temibles a lo largo de la Gran Manzana en los últimos años de la Humanidad: LA CARGA EN FORMACIÓN "ÉXTASIS DEL ORO".

Se hace un denso silencio y Jimmy escucha la voz angelical de soprano acompañando a los terribles "Chimichanguers MKIII" mientras inician la carga al son de los tambores de Morricone. Su vello se eriza al ver los cascos de los caballos golpear el asfalto, destrozando todo a su paso en un avance imparable, mientras sus naginatas se colocan en simétrica pose, listas para descender sobre el Escuadrón Mayhem.

Entonces, una lágrima se desliza por la mejilla de Jimmy Turner mientras ve una de sus viñetas más épicas cobrar vida ante sí.

Si te lo dijese no me creerías... Pero digamos que con toda la mierda que hay en este mundo, en cualquier momento (Gulp) podría aparecer un mutante con capacidades extrasensoriales.- Mentí haciéndome el interesante. - Ese soy yo... Se vuestros nombres, vuestros platos preferidos, el nombre de vuestras armas y la manera en que os gusta tocaros la colita... Y AHORA MISMO NECESITO UN ARMA DE FUEGO PARA  TRATAR DE AYUDAROS A SALVARNOS EL CULO.

Lucius parece querer replicar algo, pero el temblor inconfundible de la caballería Tecnomariachi golpeando el asfalto le hace replantearse la situación.

-Gnnnnn... Hablaremos luego de tu "telepatía"-, aprieta los dientes con fuerza. Tiende un arma a Jimmy que apoya contra su pecho. -Espero que sepas disparar, chico. Cada bala cuenta ahora mismo.- El zorro se gira bruscamente mirando a Rook y a Chipp. -¡¡¡MANTENED LA POSICIÓOOOOOOOOOOOOOOOON!!!

Mantener el perimetro ¿Cómo demonios mantener el perímetro? Las balas no van a detenerlos a todos, tiene que haber algo más.

Rook mira a su alrededor buscando una idea. Están en terreno medianamente elevado. Los edificios están lejos y cargar hacia ellos puede terminar mal. Esto era una misión de extracción, no de aniquilamiento.
Rook vuelve a pensar. Necesita una barrera, algo que les rompa el avance... y lo ve. Cerca del borde de esa plataforma de basura y escombros, una serie de autos oxidados, apilados uno encima de otro.

—Chip. Agarrate de mis orejas—dice el rinoceronte mientras se pone las gafas protectoras que llevaba hasta entonces en la frente. Como un reflejo atávico, Mayhem 5 raspa el pie derecho contra la tierra, antes de lanzarse a la carga.

—¡NO DEBEN PASAAAAAAAARRRRRRRR!— el rinoceronte carga, balas zumbándole en los oidos, de frente contra la pila de autos, tratando de empujarla de modo tal que rueden hacia abajo, hacia los centauros. *PUM* Alguien con un craneo menos duro sin duda habría recibido una contusión. *CLANK, CRASH* el vidrio se quiebra y el metal se hunde ante la embestida. Por un segundo el tiempo le parece detenido *Creeeeeeeeeeaaaaaaaaaak* el metal cruje mientras la pila de autos pierde balance. Ahora piensa en que es posible que los autos caigan encima suyo, en lugar de hacia el lado contrario, pero ya es tarde. Decisiones fueron requeridas, decisiones fueron tomadas.

Me cubrí como pude para tratar de deducir la lógica real de aquel arma, no es lo mismo dibujarla en una viñeta cubriendo la imagen con una onomatopeya gigante, sin prestar atención a cómo la usa el personaje retratado más allá de sostenerla en le puño, que descubrir la resistencia del seguro y sopesar la fuerza que hay que aplicar en el gatillo. Nunca fui aficionado al paintball (para eso hace falta pasar tiempo... con otra gente... (¿Amigos?¿Qué es eso?) ni a ir a campos de tiro (Creo que Frank Miller lo hace, ole sus huevos, pero con eso no me voy a crear una leyenda).

Así que tragué aire, lo preparé todo y traté de disparar a aquella cuña de caballero tecnomariachis con force field insorporado:

- ¡TAÑAUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!- Salió disparado el primer tiro, incrustábnsose en el asfalto a metro y medio por delante de mi cabeza.

- ¡TAÑAUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!- Ahí iba mi segundo caballo ganador, a empotrarse contra el fino poste de una señal de tráfico, si hubiese querido darle no le habría acertado. La suerte del principiante. NOT!

-¡¿PERO QUÉ COÑ·$*'?!-, Lucius pierde la concentración al ver a Jimmy "ejecutar" el asfalto y los restos de una señal de tráfico. -¡Maldita sea! ¡Deja de mancillar mi revólver y acierta a esas cosas o acabaremos en bolsas para cadáveres!-.

Un temblor, acompañado del sonido del metal chirriar contra el suelo, hace que el sargento y Jimmy se giren bruscamente hacia el flanco custodiado por Rook y Chipp.

-Pero... Pe... ¡¡¿PERO QUÉ HACEN ESE RINOCERONTE Y ESA ARDILLA SUICIDAS?!! ¡¡ANOTO SUS NOMBRES POR INSUBORDINACIÓN!!-. El sargento entorna sus ojos y Jimmy le escucha susurrar "Soy el único profesional en este jod$%& escuadrón lleno de pulgas...".

Agarrado a las orejas del rinoceronte, Chipp comprende al escuchar a su compañero que va a cargar contra la mole de escombros e intentar desbaratar la carga de los Chimichanguers. 

-¡¡¡ADELANTE ROOKIE, BABY!!! ¡¡¡DAAAALES CAAAAAÑ...!!!-, la voz de la ardilla cambia súbitamente, pasando de la euforia al pánico absoluto. -¿¡PEROÓNDEVASCONLACORNAMENTAAEMBESTIRESEAMASIJOHIERROQUILLOOOOOOOOOOO?! ¡¡QUENOSMATAMOSPASIEMPRELOCOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

Chipp cierra los ojos esperando la inexorable colisión. Se encomienda al Gran Bellotari y reza una plegaria con su oración estándar para casos de necesidad...

-¡¡¡VAMOSAMORIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII*

Bien pensado, no es una plegaria.

La teniente Rose se puso de pie y miró con los ojos desorbitados la carga en formación de aquellos monstruos despreciables.

Vio que Rook y Chipp pasaban como una tromba, cargando contra ellos y levantó una mano para detenerlos.

“¡¡Esperad!!”

Pero ya era tarde. No había manera de parar a la locomotora Rook.

Meneó la cabeza con gesto resignado y sonrió.

“Amo a ese cabr&n.”

Volvió a concentrar una mirad de odio en dirección a la masa de metal que se les venía encima haciendo girar sus armas.

“¡¡Fitz, sácanos de aquí!!”

Preparó su fusil nuevamente y apuntó.

“Lamento no poder quedarme a jugar con estos hijos de la chingada, pero el ICC es lo más importante. Tenemos que llevárnoslo.”

El cabo Rook Fury hace gala a su nombre y arremete con rabia contra los escombros apilados, derribándolos contra la caballería Tecnomariachi. 

RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRGHHHH!! 

Los androides frenan en seco ante la avalancha de chatarra que se desploma ante ellos. Intentan maniobrar a la desesperada para evitar quedar sepultados tras los amasijos metálicos de los coches. 

STOOOOOOOOMP!!!

No lo consiguen.

La caída de los escombros reporta al Escuadrón Mayhem un beneficio inesperado. Una columna de polvo y humo se levanta entre ellos y los últimos Tecnomariachis, incluyendo al tirador Oni. La caballería queda desarbolada en su formación y los supervivientes del caos generado por Rook se repliegan para evaluar otra ruta de carga, ya que los escombros forman un muro infranqueable en estos momentos.

La Teniente recibe en ese momento un mensaje a través de su intercomunicador.

-¡A la orden, Teniente! ¡Estaremos ahí en 30 segundos!-, el gorila agarra la palanca que controla el turbopropulsor de la nave de combate y la lleva a su límite presa de una excitación primitiva.

Al abrigo de la luna, la Brooklyn's Finest vibra violentamente mientras surca el cielo destrozado de la Gran Manzana en busca de su Escuadrón. Fitz agarra su Fender, mira a ambos lados para cerciorarse de que no es observado por ningún ser vivo, sonríe con picardía y activa la radio a toda potencia.

-I DRIVE TO SURVIVEEEEEEEEEEE!!! YEEEEH!-, el gorila acribilla el éter con un psicótico solo de guitarra.

Jimmy Thackery y la emoción de la batalla impiden a Fitz detectar la inquietante señal que se acaba de dibujar en el radar, muy cerca de la ubicación del Escuadrón Mayhem...

(Mientras tanto, en la cápsula de lanzamiento de la Brooklyn's Finest...)

Roasty Jones mantiene sus constantes vitales estables.

Con dificultad.

Nota su ojo izquierdo palpitar con violencia.

Cuando el ojo izquierdo de Roasty palpita, es una señal.

Una señal de muerte.

Un presagio de matanzas.

En plural.

Porque Roasty no sale a cazar.

Eso implica posibilidad de fallo.

Roasty sale a MATAR.

Pero para que haya una matanza, debe haber víctimas.

Roasty está en una cámara oscura iluminada por una luz rojiza.

Solo.

Las víctimas están abajo, en el suelo.

Con el resto del escuadrón.

La vida es injusta. 

Muy injusta.

Roasty nota su ojo izquierdo palpitar.

Otra vez.

Esto ya no es una señal.

ES UN DESIGNIO DIVINO.

DEBE ACTUAR.

Por el corral.

Por sus polluelos.

Por Daisy.

Siempre por Daisy.

*CLICK*

Gallo armado. SHINK!

Gallo blindado. CLANK!

Gallo en caída libre. FWOOOOOOOOOOOOOOSH!

Vuelo sin motor hacia la gloria marcial avícola.

PA-PA-PA-PA-KAAAAAAAAAAAAAAAAW!!!

No doy crédito a lo que acabo de ¿Vivir?... ¡¡¡WOW!!! Una de las legendarias embestidas de Rook... Está claro que no es lo mismo tratar de dibujar algo así y tener el espectáculo de luz, sonido y  polvo en directo... Una cosa así se merecía una doble página en un cómic, algo completamente cinemático, puede que incluso una cuádruple página, como las que había usado Jim Lee en el primer número de Wild C.A.T.S.,  sólo tenía que convencer a mi agarrado editor de lo fabuloso que iba a ser aquello. Quería soplar el polvo que ahora tupía mis fosas nasales a la cara de cada uno de los lectores del cómic cuando abriesen los pliegues de aquella panorámica desplegable... Mis panorámicas tenían que ser panorgásmicas, o no serían en absoluto. Aquella experiencia me estaba dando una perspectiva completamente nueva para abordar mi... LA NOVELA GRÁFICA. A la mierda las grapas, esto iba para el pulitzer, se iba a medir la colita con el ladrillazo ese que era Maus...

Una vez que conseguí superar aquel estado de estupefacción próximo a lo que debe de ser el síndrome de Stendal y pude volver a respirar, mi media neurona se encargo de recordarme dónde carajo me encontraba y que, más allá de aquel mariachi que creí ver sobrepasado por la columna de coches en caída libre, todavía había más texmex de titanio con mi nombre escrito en una de sus balas. Entre la humareda fui capaz de reconocer el luminoso que indicaba la entrada del metro, aquella era la única referencia que podía seguir ahora mismo, así que me agaché, convencido de que a cuatro patas vería mejor (¿O eso era en los incendios?) y traté de dirigirme hacía aquel neón parpadeante.

- Chic... COMANDO... Ummmm... Os espero en el metro.- Berreé como un gato en pleno proceso de ser castrado (mediante la labor de cirugía punta conocida como técnica del hilo bramante) tratando de hacerme oír por los mutoides y Rubi si ellos también estaban privados de su visión...- Cough... Cough...- Y tal.

Rook sonrió satisfecho con los resultados, y luego estornudó y tosió, porque respirar en una nube de polvo como la que había levantado siempre traía problemas a los pulmones. Pero no había tiempo para demoras. La Brooklyn's Finest ya estaba en camino y nadie quería quedarse más de lo necesario. Salvo Chipp, que quizás lo quisiera porque era una ardilla desquiciada.

—¿Qué le decimos al dios de la muerte, eh Chipp? ¡Hoy no!— A pesar de su mala vista, Mayhem 5 disfrutaba de leer los libros que pudiera encontrar entre las ruinas. Por suerte nunca había encontrado una copia de la serie, porque si había algo que lo realmente enfurecía eran los finales de mala calidad.

Luego, algo menos rápido a causa del cansancio, comenzó a correr hacia la zona donde la nave aterrizaría, tratando de mantenerse a cubierto porque no había final peor que un héroe muriendo 5 minutos después de un acto de valentía exitoso por razones completamente no relacionadas al mismo, como una bala perdida de un tecnomariachi ninja.

Ruby sonrió al ver el estropicio causado por la carga de Rook.

“¡Bien hecho, Rooky! ¡Aplasta a esos hijos de…”

En ese momento vio como el ICC se dirigía hacia la entrada del metro y se incorporó de un salto.

“¡Parad a ese idiota!”

Comenzó a correr, disparando con su fusil, hacia un costado, mientras saltaba por encima de unos escombros y luego rodaba por debajo de un automóvil destrozado, sin dejar de disparar en ningún momento.

Se incorporó cubierta de polvo y se llevó una mano a la oreja para ajustarse el comunicador, sosteniendo el fusil con la otra y esparciendo impactos de pulso a diestra y siniestra.

“¡Roasty, necesito que hagas lo tuyo! ¿Me oyes?”*

La teniente saltó unos metros detrás del ICC y le cayó encima, rodeándolo con los brazos y derribándolo.

—¿Qué le decimos al dios de la muerte, eh Chipp? ¡Hoy no!

 Chipp emerge de la mochila de Rook cubierto de polvo y tosiendo aparatosamente.

-BLAGH! COUGH! COUGH! COOOOOOOUGH! GAAAAAAAAAAAAAA*! Semehametidounbichoenelgaznate! GAAAAAAAAAAK!-.

La ardilla queda petrificada por un segundo. Parece aterrada por un fantasma invisible.

-¡Oh Dios! ¡OHDIOSSSSSSS! ¡BELLOTAS ESTELARES! ¡MEHEQUEDAUCIEGO!-, exclama a pleno pulmón palpándose las gafas cubiertas de polvo. Al ver las siluetas de las manos dibujarse entre la tierra adherida a las lentes, sus ojos recuperan la visión, cruzándose con la mirada entornada, resignada, de su colega rinoceronte.

-No tiene gracia... Pensé que había perdido la visión del golpetazo que le has dado a esa columna de escombros. Animal. Que eres un animal. Casi me lesiono el bulbo raquídeo con tu cogote. Entrena menos las pesas, cacho carne. Que eres un abusón. Jo. Mira que eres salvaje... *CRACK* Ay... ¡AY! ¡Oh! ¡Oh no, Rookie! ¡Creo que me ha dado tortícolis! ¡YAAAAAARGH! *CRACK* ¡ARGH! ¡Médico! ¡Médico! ¡Lesión!-.

Salvando el inesperado ataque de tortícolis, Chipp parece haber sobrevivido a la carga efectuada por su compañero.

Mientras Rook regresa con sus compañeros con su fiel Chipp echado sobre el hombro con el cuello doblado en un ángulo recto y exclamando nervioso "semehadoblauelcuellooooo!!!", Jimmy se lanza en carrera hacia la boca de metro. La Teniente le intercepta con un acrobático placaje mientras dispara su fusil de pulso electromagnético e impacta a un incauto sintético entre la bruma de polvo levantada por los escombros derribados por el soldado Mayhem 5.

El placaje deja a Jimmy en el suelo, tumbado boca arriba, con una amazona hiperfibrosa y una armadura de combate modelo primavera-verano encima. El rostro de Ruby parece esculpido con un escalpelo celestial. Casi puedes cortarte con los perfectos contornos de su cara. La mujer da una rápida orden a un tal "Roasty" y sus ojos se posan sobre Jimmy.

No son pupilas lo que fulmina a Jimmy. Son dos orbes de fuego valyrio. Dios bendiga a George R.R. Martin por el fuego valyrio, piensa Jimmy, víctima de una invasión de feromonas.

Entonces, se desata el Armagedón.

Ha comenzado la lluvia ácida de forma tenue. Nueva York se parte en dos cuando un trueno anuncia una de las temibles tormentas radioactivas que sacuden la Gran Manzana con frecuencia. Un ser desafía el cielo en caída libre. El vuelo sin motor del último guerrero de un corral que fue desintegrado con el alzamiento Tecnomariachi: un gallo sin miedo.

-Tú y yo, Daisy. Tú y yo.-, susurra Roasty mientras cae sobre sus enemigos, adaptando sus alas para que el descenso desde la Brooklyn's Finest sea aún más vertiginoso. Entre la súbita polvareda que se ha levantado allá abajo, el bombardeo es más complicado, pero el gallo nunca ha sido un amante de las armas de fuego. Le restan emoción al noble arte de matar...

¡KABOOM! ¡KABOOOOM! ¡BOOOOOM! ¡BADA-BOOM! ¡BOOBOOBOOBOOOOOOOOOOOM!

Una cadena de explosiones sacude el campo de batalla cuando Roasty suelta sus granadas extendiendo sus alas. Planeando sobre la zona de aterrizaje, el gallo advierte impactos en hasta cuatro objetivos enemigos. Sus compañeros se han replegado en torno a una boca de metro. La zona queda devastada en pocos segundos entre una coreografía de deflagraciones que se llevan por delante a casi todos los sintéticos.

Roasty percibe una emoción primitiva en su interior crecer con fuerza al detectar un superviviente de su ataque aéreo. Tensa sus patas blindadas y sus espolones le permiten realizar un aterrizaje seguro con la elegancia de un depredador acompañado por un rayo que surca la noche.

Su radar analiza con velocidad a su enemigo: un Chimichanguer. Peligrosísimos en la distancia corta. Roasty sonríe. ¡QUÉ GRAN DÍA!

El sintético no ha quedado aturdido por la cadena de explosiones y es consciente de que es el último en pie. Observa al gallo que permanece impasible, silencioso, a unos 20 metros de él. El polvo se dispersa, casi despejando el camino que cada oponente debe seguir para llegar a su enemigo. La lluvia corrosiva cae sobre ambos, y aún así no perturba el instinto asesino del gallo. Tampoco el protocolo exterminador del Chimichanguer.

El Escuadrón Mayhem congregado en la boca de metro observa con el corazón en un puño la carrera vertiginosa de ambos contendientes. El Chimichanguer girando a velocidad imposible su naginata, cargando un golpe capaz de partir en dos a cualquier enemigo. El gallo, extendiendo las alas y adquiriendo cada vez más velocidad con sus nudosas patas.

¡SSSSSSSSLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSH!

Todo se resuelve en cuestión de un segundo.

La naginata de energía golpea el aire.

El gallo efectúa un salto y convierte su cuerpo emplumado en un proyectil, cruzando la defensa de su enemigo para atravesarle el pecho de titanio usando su pico como punta de lanza.

Roasty emerge de la espalda del Chimichanguer con su premio: un Dual Core TEX MEX aún palpitante.

El gallo lo deja caer con desprecio y, mientras su enemigo cae muerto al pavimento con un sonoro y metálico *CLONK*, aplasta con su pata el órgano mecánico del androide. *SPLUTCH!*

Un trueno resuena en el cielo. *KRAKOOOOOOOOOOOM!!!*

El gallo observa en silencio a sus compañeros. Hasta su mirada podría matar en este preciso momento.

Roasty Jones se une a la batalla en tierra.