Partida Rol por web

El escuadrón se pone en marcha, adentrándose en las entrañas del subterráneo que una vez albergó a miles de neoyorquinos en sus trayectos diarios a través del metro. Algunos recelos flotan en el ambiente, con Roasty mirando con cierta desaprobación a la Teniente. También algunos pensamientos fantásticos, con Chipp admirando con ojos llenos de chiribitas a Jimmy. Sólo un integrante del escuadrón se mantiene frío, en guardia, al lado de su Teniente. Él es el sargento Sharp. El último zorro en pie.

Las luces de las linternas de Chipp y las bengalas que reparte Lucius permiten sobrellevar la oscuridad opresiva de esa mazmorra en la que se ha convertido el subsuelo de la Gran Manzana. El grupo camina en silencio, sabedores de que aquello es tierra de un enemigo en letargo al que no conviene despertar. 

Tanto Jimmy como sus creaciones conocen las leyendas de los Strigs. Humanos mutados por la radiación hasta quedar irreconocibles, ataviados con harapos mugrientos que sólo encuentran placer en la ultraviolencia. Lo cual, por otra parte, resulta lógico si consideramos la corta esperanza de vida de los Strigs y las ingentes cantidades de frustración que deben albergar los Strigs en sus mentes.

El avance por el subterráneo es tedioso puesto que numerosos túneles han quedado bloqueados por derrumbamientos de tierra. Pero llegado un punto concreto en el camino, el panorama cambia drásticamente cuando el escuadrón, avanzando por las vías que servían de arterias al metro, alcanza el Lago Venenoso, un calificativo que cuadra a la perfección con un túnel anegado por un agua de un peligroso color verde lima que os llega hasta las rodillas.  Jimmy es transportado a horcajadas por Rook para evitar todo tipo de radiación. El resto de soldados del escuadrón Mayhem ignoran las quemaduras que este agua les inflige gracias a las armaduras de combate.

Pronto, el chapoteo rítmico de los miembros del escuadrón se ve alterado por notas discordantes.

Una miríada de ojos rojos como la sangre fresca os observan a través de los conductos de ventilación que flanquean la vía que atravesáis.

Una voz, grave y rasposa como si emergiese de una tumba, habla en la oscuridad.

-QUIÉNNNN... OSSSSSSA... INVADIRRRR... NUESSSSTRO... TERRITORIOOO...-. Es una pregunta, pero no está formulada con interrogantes. Si los tuviese, podrían ser empleados como arma de filo. La hostilidad de la voz os sobresalta a la par que os pone en guardia.

A vuestro alrededor, sólo oscuridad. Ni rastro de los ojos rojos. Vuestras bengalas os convierten en blancos fáciles. El número de enemigos en el Inframundo es incalculable.

-Maldición... Una emboscada. ¡Strigs! Teniente, estos salvajes no tienen armas de fuego. Sólo usan armamento primitivo.-, el pelo del cuello del sargento se eriza, y habla mostrando los colmillos, tratando de ubicar el punto de origen de la voz amenazadora.

-¿Cómo actuamos, Teniente? Disparar a ciegas no tiene mucho sentido.-. 

Sentado al caballito de aquel enorme mutante rinoceroide doy gracias a... Doy gracias de poder ser testigo de este bravo nuevo mundo con una dimensión imposible de apreciar sobre el papel. Cuando Lucius nos informa de la nueva amenaza trato, de contener el tembleque que tan dantesco encuentro me causa, esperando no manchar de orina el cogote de mi portador. #MiPutaVidaenNuevaYorkNuclera #DoyGraciasDeTenerLaVejigaVacia

No había imaginado una escena tal, estaba claro que aquello ya era de la segunda o tercera miniserie que habría hecho de Nueva York Nuclear si no fuese porque iba a morir en este otro mundo antes de tan siquiera hacer un story de este alucinante encuentro. Los colores verdes radiactivos, las bengalas, aquellos faros de odio encendidos en rojo... Habría quemado el monitor de mi PC forzando los degradados hasta que el photoshop llorase la propia pantalla de mi monitor, derretida por la intensidad imposible de aquellas paletas.

Conseguí contener mi mantra (Vamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorirvamosamorir...) entre dientes, convirtiéndolo en el quejido de una rata desesperada tratando de saltar de mi boca para escapar por aquellos oscuros túneles mientras los mutantes daban buena cuenta de nosotros a su espalda. Seguro que eran caníbales... Me acordé de otra de mis pelis favoritas...

Rook hechó mano a peluche, preparandose para lo imprevisible. Discrepaba con el zorro, pero Sharp tenía más rango y no iba a discutir.

—No tengo problema en que me arañes por sujetarte fuerte, pero manos fuera de mis ojos y mis orejas.— pidió al humano que llevaba a caballo. Se preguntaba también que tan interesante sería la vista para chip desde la mochila, pero quizás no fuera una pregunta oportuna en ese momento.

Con el arma lista, Mayhem 5 miró a la teniente, esperando órdenes, pero también tratando de recorrer con la vista el lugar.
Quizás no tuvieran armas de fuego, pero poner el culo contra una pared significaba que los golpes podían venir de una sola dirección.

Ruby asintió con calma a las palabras de advertencia de Lucius.

“Eso es bueno.” Alzó ligeramente su fusil. “Esto le gana a un palo, créeme.”  

Suspiró con aire de hartazgo y miró a su alrededor, intentando ubicar sin éxito, la fuente de la voz que los había interrogado.

“Sin ofender, ¿quién co$o querría invadir este mugroso lugar?” preguntó en voz alta. “Somos Los Brooklyn Finest, estamos con la Resistencia y sólo vamos de pasada, buscando la salida. Pero aprecio que preguntéis antes de hacer algo estúpido. Os creía menos civilizados, de verdad. Estáis de suerte porque estoy de buen humor.”

Preparó su arma, intentando hacer ruido, para dejarlo en claro.  

“Si nos dejáis pasar quedamos todos amigos. Si no, os daremos tan duro que quedaréis bonitos.”

Miró a Lucius con el ceño fruncido, en gesto de duda.

“Porque ahora son muy feos. ¿Se entiende?” meneó la cabeza como descartando el tema. “No soy buena para las bromas.”

Inclinó la cabeza a un lado para mirar a Jimmy.

“Armero, ¿Puedes dibujar algo que nos ayude a ver a estos engendros mutantes?”

“Sin ofender, ¿quién co$o querría invadir este mugroso lugar?” preguntó en voz alta. “Somos Los Brooklyn Finest, estamos con la Resistencia y sólo vamos de pasada, buscando la salida. Pero aprecio que preguntéis antes de hacer algo estúpido. Os creía menos civilizados, de verdad. Estáis de suerte porque estoy de buen humor.”

-ESTÁIS A MUCHOS KILÓMETROS DE LA SALIDA, NIÑITA DE BROOKLYN.-. Ante vosotros se alza un enorme coloso de puro músculo, un patético vestigio de humanidad, emergiendo de entre las sombras de los túneles de ventilación rodeado de mutantes ocultos tras harapos mugrientos. STRIGS. Muchísimos Strigs.

-¿OS SABÉIS ESE DE "VINE CON MIS PELUCHES A UNA PELEA EN STRIGLAND"?-, el gigante no tiene ojos, sepultados tras un tumor cutáneo horrendo. Su chanza hace estallar en roncas carcajadas a su séquito.

-YO TAMBIÉN ESTOY DE BUEN HUMOR. POR ESO CREO QUE TE MATARÉ LA ÚLTIMA. PERO ANTES... TE ENSEÑARÉ A USAR ESA LENGUA, Z$%&$-, el gigante gruñe amenazador, tensando su musculatura, un auténtico prodigio de la mutación. Es más alto que Rook y puede pesar aproximadamente lo mismo. Su cuerpo esta sembrado de protuberancias oscuras que recuerdan a pequeñas rocas.

-HAY DOS FORMAS DE CRUZAR ESTE TERRITORIO. LA PRIMERA ES EL TRIBUTO.-.

El resto de Strigs estalla en vítores y claman coreando "¡TRIBUTO! ¡TRIBUTO! ¡TRIBUTO!". Cuando el caudillo alza su enorme puño se hace el silencio.

-LA SEGUNDA ES EL TORNEO.-

Los Strigs enloquecen con la sola mención de la segunda propuesta. "¡TORNEO, TORNEO, TORNEO, TORNEO!".

-TRIBUTO: ELIGE A UNO DE LOS QUE TE ACOMPAÑAN PARA QUE NOS LO COMAMOS. SI QUEDAMOS SATISFECHOS, PODRÉIS IROS. EN CASO CONTRARIO, ELEGIREMOS A OTRO. Y ASÍ, HASTA QUEDAR SATISFECHOS. TE RECOMIENDO QUE NO ELIJAS A ESA RATA. NO CREO QUE NOS DÉ PARA MÁS QUE UN APERITIVO.-. El líder mutante habla con vehemencia apuntando a Chipp.

-TORNEO: ELIGE A UNO DE TUS ACOMPAÑANTES. SE ENFRENTARÁ A MIS MUCHACHOS. ÉL SOLO. LAS REGLAS DEL SUBTERRÁNEO. SÓLO LOS FUERTES SOBREVIVEN. SI MATA A LOS MÍOS, PODRÉIS CRUZAR EL SUBTERRÁNEO-.

La Teniente Ruby Rose percibe el peso de una decisión difícil recaer sobre sus hombros.

-¿Y BIEN...?-, el mutante emite un gruñido animal, amenazador. -¿QUÉ VAS A ELEGIR, NIÑITA DE BROOKLYN?-. 

-¡Gran Bellotari! ¡Mutantes caníbales! ¡Rookie, no tenemos balas para tanto mugriento higo de fruta! (*) ¡Teniente, ese monstruo quiere comermeeee!-.

La ardilla se pega a la enorme pierna de su colega de armas como una lapa mientras trata de controlar su miedo a los Strigs.

-Tsk... Son demasiados. Si abrimos fuego se nos echarán encima. Esto es una maldita ratonera.-, el sargento, cauto, trata de examinar las diferentes opciones, que no parecen ni muchas ni demasiado halagüeñas.

-Teniente, creo que podríamos...-.

El sargento es interrumpido en ese momento.

-Elija "torneo", Teniente-. 

Roasty Jones se planta delante de la Teniente Rose y del sargento Sharp. Su mirada es el Abismo. Insondable.

-Yo me encargo-, dice lacónico. 

Roasty comprueba con un fugaz vistazo el número de enemigos desbordarse por los túneles de ventilación.

Demasiado pocos. Pero habrá de bastar.

Espolones cargados.

-Aguardo la orden, Teniente. Confíe en mí. No fallaré.-.

"Tú y yo, Daisy. Tú y yo."

Maldita sea, maldita sea maldita sea maldita sea... Tenía que haber algo... Alguien, un ALGO ALGUIEN!!! algún amigo o refuerzo de la tropa mayhem al que pudiese tratar de reclamar desde le fondo de su calenturienta fantasía (¿Era eso la rasaurada entrepierna de Riby? ESO NO LOS IBA A LIBRAR DE LOS CANÍBALES... O no de una manera honrosa... JODER), aquello no parecía funcionar, estaba sudando tanto que parecía supurar orina por todo su cuerpo, otra de las razones por las que no tenía gran éxito con las mujeres... Maldita sea... ¿Qué le había pedido el gallo mutante? ¿Espolones láser?

Le jodía gastar mina pero no podía permitirse morir mascado por uno de esos Caníbales Humanoides Hululantes Demoníacos del tres al cuarto...

Iba a convertir a Roasty en una puta Bayoneta con talones látigo láser y armadura básica...

La nariz casi le sangraba por la concentración (en la entrepiern... En la escena de acción que se avecinaba), tomó el lápiz una vez más, se le estaba gastando a marchas forzadas, pero tenía que ganar unas bocanadas más de aire...

- Mecagoenmiputavidaagainfuck!!!

Esperaba que el gallo aguantase, o si que sería su último juramento fuera de un tracto intestinal...

Coemnzó a garabatear el airedibujando cómo sería la portadilla del número 0 del spin off protagonizado por Roasty...

- Que sea duelo...- Le pidió a Ruby, rezando para sus adentros.

Ruby miró al monstruo con ojos inquisitivos y la cabeza inclinada hacia un lado.

“¿Estás diciendo que no sé hablar o que no sé chuparla? No me ofende mucho la primera, pero sí la segunda. Soy casi tan buena en eso como machacando monstruos gillipo%&as que no se saben quitar del camino."

Alzó el arma con ojos desorbitados por la ira y sólo la intervención de Lucius la hizo detenerse. Tenía razón. No había suficiente munición para acabar con toda una legión de jodidos mutantes. Roasty se ofreció al combate singular y el Armero, cagado de miedo, estuvo de acuerdo. Ella alzó una mano para que esperasen y clavó una mirada cargada de odio en el Monstruoso líder mutante.

“¿Uno de nosotros contra varios de vosotros? No parece muy justo. ¿No tenéis nadie con las pelo#@s para enfrentarse sólo a uno de nosotros?” Hizo un gesto como quien se ha dado cuenta de algo, súbitamente. “¡Ah, claro! Probablemente la radiación hizo que se os cayeran.”

Rook hechó la vista a su arma cuando aquellla monstruosidad habló de peluches. Confiaba en peluche, pero era cierto que necesitaría recargar tarde o temprano, y en ese momento el combate se habría terminado.

Rook estaba pensando que el torneo realmente era ya la opción por defacto ¿Qué diferencia había si un mayhem peleaba contra todos solo y fallaba? Ellos igualmente iban a tener que pelear con el resto de la horda porque por lo menos él no pretendía arriesgarse a que se extingan los rinocerontes simplemente por no luchar. Y si uno solo podía con todos... entonces no eran tan peligrosos como hacían creer.

Pero la decisión no era suya, y el pollo se mostraba ansioso por morir.

Rook expiró sonoramente tres veces, la señal para Chipp. El rinoceronte le estaba pidiendo a la ardilla que mirara el tunel, buscando debilidades estructurales. Si las encontraba, con un par de rasguños sutiles podría transmitirselo.

La ardilla tenía explosivos, y Rook tenía mucha furia y mucho miedo. En ese estado, pensar en tirar abajo el tunel y tratar de encontrar otra salida no le sonaba como una completa locura.

La curiosa respiración asmática de Rook me hacía cosquillas en la ingle, algo que trataba de ocultar a toda costa mientras notaba a la ardilla inquieta, olisqueando el peligro justo por debajo de mi trasero. Estaban tramando algo pero poco más podía hacer que lamentar no tener una visera del revés o un gorrito con aspa acompañada de un enorme dedo delatador hecho en espuma para animar a mis chicos. Tras el comentario de Ruby guardé el lápiz con un sonoro suspiro, aliviado por no tener que gastarlo momentáneamente, sólo esperaba no tener que lamentarlo sobre el cadáver del rey del pollo frito...

“¿Uno de nosotros contra varios de vosotros? No parece muy justo. ¿No tenéis nadie con las pelo#@s para enfrentarse sólo a uno de nosotros?” Hizo un gesto como quien se ha dado cuenta de algo, súbitamente. “¡Ah, claro! Probablemente la radiación hizo que se os cayeran.”

-Vienes aquí, a mi casa, el día de la boda de mi hija, y me faltas al respeto...-, el enorme mutante sacude la cabeza y saliva ácida gotea por su mandíbula sembrada de dientes afilados. El coloso emite una risilla gutural. -...Tienes más agallas de lo que pensaba, niñita de Blooklyn...-. El líder mutante desciende con un salto sobre el lago radioactivo en que se ha convertido la alcantarilla (SPLUTCH!) y el pavimento cruje bajo sus pies (¡CRACK!).

Los mutantes emulan a su alfa y caen sigilosos, emitiendo lo que parece una risa psicópata al unísono. Resulta aterradora con el eco que hace el túnel.

Son muchísimos. Y están muy cerca de vosotros.

 -Así que propones un duelo tradicional uno contra uno...-. De cerca, el mutante es aún más grotesco de lo que imaginábais. Su caja torácica parece la cabeza tractora de un camión de mercancías. -Hace mucho tiempo que no tengo el gusto de luchar en el Foso. Privilegios de la realeza... Escoge a tu campeón, niñita. Voy a destrozarle, y luego, me reservaré lo que haremos contigo... Y con tu trasero... Pero te lo advierto: Implicará el cuerno de ese rinoceronte. Y NO SERÁ AGRADABLE.-. La voz del mutante es siseante y amenazadora.

-Rookie, esto está tan plagado de mutantes que no veo un carajo. Es un túnel enorme llego de agua venenosa para alguien que no sea mutante...-, Chipp mira a Jimmy con gesto de recriminación. -Maldito usurpador, estás en mi sitio. ¡Exijo una indemnización!-. La ardilla mueve nerviosa los dedos y se rasca la oreja, volviendo su atención de nuevo a Rook. -Quizás los túneles superiores tengan un punto débil... Pero están demasiado cerca y estamos rodeados. Si enciendo la dinamita me van a convertir en bicarbonato... Y además, corremos el riesgo de que nos caiga el túnel encima. 

-Que nadie abra fuego.-, la voz firme del sargento Sharp alcanza a Chipp y a Rook. -Esta situación requiere cautela. Teniente, parece que el líder mutante es un auténtico alfa. Su desafío ha parecido interesarle Cualquier oportunidad de demostrar su liderazgo de forma violenta ante su clan mutante la aceptará sin dudarlo. Si seguimos adelante, nos llevarán más abajo de este subterráneo, y quién sabe si podremos volver. Sugiero que dejemos caer un dispositivo geolocalizador con un código de rescate para la Resistencia... Nuestra misión es salvar a Jimmy. Lo demás es secundario...-, los ojos verdes del zorro refulgen de tensión cuando se posan sobre los de Ruby. 

-Seré breve.-. Roasty habló con inesperada serenidad asesina a la Teniente, interrumpiendo a Lucius. -O me elige a mí para este enfrentamiento, o iniciaré la carnicería aquí mismo, Teniente. Soy el Mayhem más letal de la Historia en distancias cortas. No necesito más que mis espolones para abrir en canal al alfa. No te fallaré, Dai...-. Roasty queda un momento en silencio, mirando el agua venenosa a sus patas con gesto indescifrable. 

-...No le fallaré, Teniente.-. El gallo observa a Ruby con dos pozos de negrura. Mirarle es como contemplar lo insondable. La Oscuridad Absoluta.

Ante su amenaza de meterle el cuerno de Rook por el trasero, Ruby inclinó la cabeza hacia un lado y miró al líder mutante con un gesto de lástima fingida.

“Oh, ¿tienes miedo de que no sienta tu pequeña po//a?”

Lucius le sugirió enviar un pedido de ayuda y aunque a la teniente le disgustaba mostrar debilidad, debía admitir que el sargento tenía razón. La seguridad del Armero era la prioridad. Asintió y le habló en voz baja.

“Envía nuestras coordenadas y deja en claro que tenemos a un ICC.”

Roasty se plantó ante ella, con actitud de no aceptar un no por respuesta.

Ruby lo miró con expresión de duda, al escuchar su extraño lapsus, pero no le dio importancia. Le dio una palmada a su voluminoso muslo emplumado.

“Si algo o alguien fuera capaz de asustarme ese serías tú, Roasty.”

Hizo un gesto con la cabeza en dirección al líder mutante.

“Tráeme sus bolas de souvenir.”