Partida Rol por web

La isla de realidad deambula por el mar de niebla arrastrada por corrientes imperceptibles. Las palmeras rozan esa materia que alberga el potencial para serlo todo, convirtiéndose en aire, agua o pequeños insectos. Las cascadas, manan su agua que se extiende por la superficie, erosionando la tierra donde caen y formando arena, pero termina cayéndose de vuelta a la niebla, atrapando pequeños destellos de luz, antes de convertirse en nada, en la probabilidad de ser cualquier cosa. 

Los feé, no han tardado en corretear por la zona, descubriendo las sensaciones que les produce el agua y la arena. Si alguno se aleja demasiado, a veces alguien del grupo levanta una voz, pero es desoído. Los Feé no conocen el miedo. Se comienzan a dispersar, cada uno hambriento por descubrir que habrá un poco más lejos. 

Mond se manifiesta en la tierra de aspecto paradisíaco, cerca de la columna de plata, unos pocos fee aún continúan en la zona, por lo que se puede ver están cuidando de una nueva generación. Sin embargo parecían pocos para todos los que el dios había percibido.

Claramente habían abandonado el lugar. 

Al llegar con su gente lo primero que noto es que solo unos pocos seguía en el lugar, y aún que la nueva generación es muy interesante, por su pequeño tamaño, ¿Cómo puedo hacer para que los que se fueron regresen?, También tengo que hacer algo para facilitarles las cosas a los que ya están aquí.

Cuando por fin se le ocurrió una idea al de pelo blanco, extendiendo sus manos arriba a los lados y con voz fuerte dijo Damas y caballos me siento de buen humor y les regalaré el conocimiento de la agricultura 

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La idea se extiende entre los presentes, iluminas sus mentes con un conocimiento avanzado para su momento. Te miran desconcertados.

Sin embargo, los Fee no tienen miedo, así que se acercan con curiosidad, especialmente los niños. Revolotean alrededor del avatar e intentan atrapar sus colas o sus orejas peludas de apariencia esponjosa. 

Al ver la cara de desconcierto de los Feé el dios empezó a caminar por el lugar mientras pensaba creo que me emocioné demasiado, talvez solo debí haberles enseñado a recolectar o haber puesto una escuela como Hekima, o solo mejorar su idioma.

Pero un galón en sus orejas lo saco de sus pensamientos, ¡Dejen de jalar mi cola y mis orejas!

Sorprendidos por la reacción agresiva de Mond, los miembros de su pueblo, se apartaron de él. No tardaron en volver a asaltarle entre risas. No parecían tener consciencia de que pudiera ser peligroso, incluso los padres se acercaron a jugar en torno al nuevo habitante del paraíso. 

La situación había tomado un giro que el dios no esperaba era obvio que tenía que enseñarles a respetarlo, así que el dios grito -!Dejen de molestarme o se arrepentirán! Al mismo tiempo que ocasiona un temblor para hacer énfasis en sus palabras

Sacudir la tierra no fue especialmente efectivo. Aunque les pilló por sorpresa, los Fee podían volar, así que no les preocupó en exceso. Si bien es cierto que los niños que aún estaban en el suelo empezaron a gritar y llorar, haciendo que sus padres se girasen a atenderlos, levantaros del suelo y alejarlos de Mond. 

El grupo pareció dividirse en dos, entre los que valientes que aún iban a provocar al dios, ya que no se sentían intimidados, y los que bien por miedo o por proteger a sus hijos se alejaron de él. 

Mond se estaba molestando cada vez más, por lo que antes de quemar literalmente a uno de los Feé, respiro Ondo y les jaló las alas a los valientes que aún lo molestaban -ven como no es una sensación agradable

Sus intentos por coger a los Fee no fueron fructíferos, eran demasiado rápidos para él. Así que no tardó en escuchar como se burlaban entre risas. También se animaban entre sí cuando uno de ellos le esquivaba por los pelos con una floritura. En cierta medida el juego parecía haber desarrollado ciertas normas, los que más aplausos y ánimos recibían eran los que conseguían tirarle de las orejas, mientras que los nuevos participantes se conformaban con tirar de las puntas de sus colas. 

Los Feé siguieron molestando al dios de cabellos blancos, incluso llegaron al extremo de convertir aquella osadía en un juego, lo cual termino con la paciencia del de orejas de gato y pensando que ya había tenido suficiente con ser la burla de los seres alados, con voz fuerte que resonó en toda la zona dijo - ¡Les advertí varias veces que dejaran de molestarme, pero prefirieron ignorar mis palabras, así que aténganse a las consecuencias!, levantando una mano hacia el cielo y usando su poder de dios trajo la oscuridad sobre toda la zona, -¡Yo soy Mond dios de la luna yo controlo la luz y la oscuridad y no olviden que deben respetarme!, les devolveré la luz cuando muestren respeto

Paso del tiempo-2:

Los Feé no parece tener en gran consideración la ira de Mond. De naturaleza temeraria, no temían la ira divina y probablemente al no tener un idioma que hablar con el dios no entendieran sus pataletas.  Muchos comenzaron a dejarlo en paz, no por respeto si no de puro aburrimiento. 

Las conversaciones entre ellos eran básicas, simples, les permitían hablar de sus relaciones familiares. No tardaron en volver aquellos que estaban en las afueras, y trajeron noticias de materias primas, intercambiaron miembros de expedición y noticias con los que habían acampado cerca de la torre de plata y miraron al dios con desconfianza. No tardaron en volver a partir. Niños, padres y embarazadas se quedaban una vez más en el asentamiento, y los demás partían hacia una tierra nueva. 

Los susurros y los cuentos de los Fee hacia sus hijos, les hablaban de esas ideas que el ser les había regalado, pero sobre todo sobre las consecuencias de sus rabietas, con burla y desprecio.

Cuando los Feé se aburrieron de molestar a Mond y lo dejaron en paz, el de orejas de gato empezó a calmarse y caminar entre los seres alados, al observarlos con atención pudo notar que la forma en que ellos se comunicaban era muy simple, entonces por fin entendió cuál era el principal problema, el idioma de los habitantes era muy básico como para poder entender sus palabras. Debería arreglar eso para evitar futuros conflictos, con esa idea en mente el dios de cabellos blancos se dirigió hasta el pilar de plata y concentrando su poder divino les otorgo el don del lenguaje esta vez a todos los Feé, para que cuando los viajeros regresaran no tuvieran ningún problema para interactuar con los demás.

Habiendo realizado su acción Mond se retira a descansar un rato, además de que tiene curiosidad de saber como les ha ido a sus "hermanos" en este tiempo

Había transcurrido mucho tiempo desde la última visita de Mond. 

Los Feé se habían organizado por si mismos, usaban un lenguaje complejo casi completo, y para compensar la oscuridad en la que Mond les había sumido en su última visita, habían aprendido a manejar el fuego. Portaban antorchas y vivían cerca de hogueras.

El dios pudo notar que había otra sección de Niebla que se había convertido en un terreno y que estaba adherido al mundo en el que inicialmente vivían los Feé. Podía notar las olas y el salitre que más allá de su vista se extendían ocupando una de los "lados" del territorio original

Al llegar a su territorio Mond se da un golpe en la cabeza, - ¡rayos!, olvide quitar la oscuridad, Mond extiende sus manos al cielo mientras dice, - estoy contento por como se han manejado las cosas, por lo que les regreso la luz, usando sus poderes les regreso la luz que les había quitado, con curiosidad se acercó al nuevo terreno observando las olas, preguntándose como había llegado eso ahí, después iré a buscar respuestas en la niebla, decidió caminar entre los Feés para ver como les va con sus nuevas creaciones y ver si necesitaban algo de ayuda.

Una buena parte de los Feés ignoraban a Mond, aquellos recién nacidos desde su última visita le miraban con curiosidad, pero generalmente recibían una reprimenda por sus padres.

- No mirar. Extraño.

Por lo que podía ver la población crecía a buen ritmo y tenían descendencias numerosas. Algunos de los Feé se le hacían familiares y para su asombró se dio cuenta de que algunos de ellos eran los mismos que se había encontrado la primera vez que vino a este territorio.

Al estar caminando entre los Feé el dios de orejas de gato noto que la mayoría lo ignoraban y que algunos padres reprendían a sus hijos cuando lo miraban, por lo que paso en su última visita no era de extrañarse, mirando con más atención observo que la población crecía a buen ritmo y para su sorpresa reconoció algunos de su primera visita.

Pensando en como poder acercarse a ellos, noto uno de los árboles frutales, lo que le dio una idea, fue hasta el árbol y tomo dos manzanas maduras y camino hacia uno de los jóvenes (adolescente) entregándole la manzana y después de eso Mond mordió la fruta que aún estaba en su poder

Era más difícil escoger de lo que parecía, ningún adulto parecía mayor que los demás.

El joven tomó la manzana y se quedó mirando a Mond. No parecía asustado, pero miraba hacia sus amigos que parecían burlarse de él por estar ahí de pie contigo. 

-Maanzaaanaa.- Te dice lentamente como cuando hablaban con sus niños, antes de dejar la fruta en suelo y alejarse.  Al acercarse a sus amigos se encoge de hombros y se ríe también como si fuera una anécdota para el futuro.

El dios con orejas de gato miro con desconcierto la reacción del chico, este intentaba enseñarle a él como se llamaba el fruto que había creado para ellos, pero esta vez se hizo la firme convicción de no perder la calma, soltando un suspiro se sentó a pensar en que podía hacer ahora, su cola se movía de un lado a otro mientras él pensaba, de repente le llego una idea a la mente, tal vez si les ponía una fuente de agua cercana ayudaría a que tuvieran una mejor impresión de él. Camino a un área despejada en la aldea, entonces dijo,- queridos Feés, para facilitarles la vida les otorgaré una fuente de agua cercana, Mond uso su poder para crear un manantial.

Los Feé se empezaron a reír, algunos le aplaudieron.

- ¡Síguenos, extraño!- Los feés le llevarón no muy lejos de su campamento y le enseñaron los grandes manantiales de agua y las cascadas en las que los niños estaban bañándose y jugando. Bebían de las aguas, y mantenían sus cuerpos limpios, o al menos, húmedos.

-No nos haces falta, ni tú ni tus trucos.- dijo un joven feé con decisión.