Partida Rol por web

Miró a Zaina y esbozó una tímida sonrisa al oírla. Sus manos transpiraban y se las secó en su, a esas alturas, sucio vestido. Se mordió el labio, pensando en qué podrían hacer para hacer frente al espectro, tenía miedo, sí, pero sabía que el miedo no la iba a llevar a nada, además ya estaba demostrado que el espectro se alimentaba del miedo, que eso lo hacía fuerte y para ganarle debían ser capaces de hacer frente a sus miedos.

No sabía muy bien cómo, pero sabía que el canto de las hadas de alguna forma daba beneficios al espectro y supo, sin lugar a dudas, que el siguiente paso era silenciarlas. Miró a su alrededor buscando algo que pudiera servir para callarlas, para apagar su voz. Algo que, dado su maldad, las afectara a ellas pero que beneficiara a la pequeña hada que tenían de su lado. Y la respuesta llegó. Flores, necesitaba flores, el polen de las flores en realidad. No le fue difícil encontrar lo que buscaba, la pequeña hada la acompañaba y la ayudaba a recolectar el polen. Producto de esa misma recolección la pequeña hada estaba impregnada, pero aún así Siobhan la impregnó todavía más; cuando tuvieron la cantidad suficiente regresaron corriendo a donde estaban los demás.

-Esas hadas malas son alérgicas al polen -dijo con toda seguridad, no dejando lugar a dudas. Así de convencida estaba con sus palabras-, así que vamos a obligarlas a aspirar este polen, a que se lo traguen. El polen les deja las alas pesadas y no van a poder volar y hace que les pique la garganta, se las cierra, las deja sin voz, no van a poder cantar y si no cantan no van a poder guiar al espectro, porque el canto de las hadas funciona como el ultrasonido de los murciélagos, es sus ojos. Si las hadas no cantan él se queda ciego y si está ciego la ventaja es de nosotros.

Sin que ninguno de ellos se explicara cómo, lo cierto es que de pronto se dieron cuenta de que estaban rodeados de flores. ¿Tal vez no se habían fijado antes en ellas...?

En cualquier caso, y aunque estaban frías como el hielo debido al clima antinatural en el que se encontraban, Siobhan y la pequeña Hada se dedicaron a reunir todo el polen que pudieron lo antes posible. Aquél plan tenía que funcionar. Al menos así se librarían de aquellas molestas luces.

Me dí cuenta de que con el poder que tenía, podría mover yo el polen hacia las hadas.. Nunca lo había hecho, pero de algún modo sabía que podría logarlo.

Reunieron las flores y el polen necesarios, y los pusieron cerca mío.

Yo pensaba: Zaina dijo que podría hacer remolinos de viento con mi gorra, con mis brazos..

No sabía muy bien cómo, pero.. Cerré los ojos, y respiré profundamente. Estiré mis brazos como si fuese a volar, despacio, y los mantuve así unos segundos. Mis ojos permanecían cerrados. Seguí elevando mis manos por encima de mi cabeza, trazando pequeños círculos con ellas, cada vez más rápido, como si removiese el aire hacia arriba.

Notaba cómo el aire poco a poco se aceleraba.. ¿estaría funcionando? No me atrevía a abrir los ojos..

En un momento, el torbellino de aire que Jessica había generado de forma increíble a los ojos de todos sus amigos, arrastró el montón de polen que Siobhan y el hada habían reunido, haciendo que girase alrededor de toda la cabaña.

El efecto fue inmediato, y el canto de las Hadas cambió de tono, volviéndose lastimero y débil, mientras las pequeñas lucecitas iban cayendo poco a poco al suelo, como si fueran hojas, y su luz blanca se iba tornando rojiza. Esto hizo que el ambiente fuera aún mas amenazador... pero los chicos también notaron que la temperatura ascendía ligeramente y que al menos, ya no hacía tantísimo frío. Ahora incluso podría pasar por una noche de invierno, pero desde luego ya no era algo insoportable.

¿Había funcionado su plan y, después de todo, habían conseguido debilitar al Espectro? Sólo había una forma de averiguarlo... Enfrentarse a él.

Lo suyo fue asombro, alegría y miedo al mismo tiempo. Su plan había resultado y si no fuera por el tenor de las circunstancias se habría puesto a saltar y hacer cabriolas de la pura alegría. Pero le habían enseñado a no festejar hasta que los éxitos fueran un hecho y mientras no consiguieran vencer al espectro y volver con sus familias, ese no era un éxito.

Al igual que en sus carreras de atletismo, debía dejar hasta el último aliento, porque bien podían vencerte en la misma meta. Siobhan no lo sabía, ninguno de ellos lo sabía, no con las palabras correctas al menos, pero estaba claro que esa era la carrera más importante de sus vidas porque lo que estaba en juego eran sus propias vidas.

-¡Funciona, funciona! -exclamó al tiempo que se daba cuenta que el frío que atenazaba sus pequeños huesos ya no calaba  tan hondo- ¿Se dieron cuenta? Ya no hace tanto frío... parece... parece que las hadas son las que hacen la brujería -miró entonces a la hadita que no se había despegado de ella-. ¿Ustedes tienen magia? -quiso saber al tiempo que buscaba palos con los que defenderse.

-¡Vamos, hay que atacar a esa cosa mala! No tenemos que tenerle miedo, nuestro miedo lo hace fuerte -miró otra vez al hadita-. El, ellas se hacen fuertes con nuestro miedo; tú no eres mala y si nosotros no demostramos miedo entonces nuestro valor debería hacerte fuerte y darte magia si es que la perdiste. Hadita, aliméntate de nuestra fuerza así como ellos se alimentaban de nuestro miedo y ayúdanos a ganar.

Asiento con la cabeza y sonrío con alegría, por un momento el miedo que siento se va relajando, y siento que podemos hacerlo, que con un empujón más puede que toda esta pesadilla termine... y no con nuestras muertes.

-Chicos... - Digo con timidez, como si mis palabras fuesen capaces de envalentonarme a mi mismo - Podemos hacerlo, podemos hacer que todo esto termine... Lo vamos a conseguir.

Asiento con la cabeza y por, creo primera vez, sonrío al grupo.

-¡Sí, Dany! -le digo, al oír sus palabras y las de Siobhan-. ¡lo vamos a conseguir! Somos fuertes, ´más de lo que ellas y el monstruo pensaban. Lo somos, o no estaríamos aquí -digo, orgullosa, sin poder evitar envalentonarme más aún-. ¡Vamos a poder con él, vamos a vencerle!

Ahora no hay nada que pueda pararnos... Ahora no... ahora conocemos la verdad sobre nuestra fuerza y ahora no nos dejaremos asustar...

Una sonrisa de victoria se empieza a dibujar en mi cara...

Pues vamos a por él- añadió Zaina levantando el puño izquierdo -unidos no nos podrá vencer. Llamaré a los animales que esten cerca para que nos ayuden. Zaina comenzó a hacer unos ruidos extraños con la boca, que parecían una mezcla de gruñidos, silbidos  y graznidos, esperando que atrajese algún animal que estuviese escondido y atemorizado en el bosque y cuyo significado solo la niña y los animales comprendían:

Venid pájaros, venid osos, venid lobos y conejos, venid ciervos. Vamos a matar al espectro....juntos lo conseguiremos. Ya está herido, venid a ayudarnos por favor

Los chicos se habían decidido y ahora no había nada que pudiera hacerles flaquear. Aunque seguía haciendo frío, notaban el calor que la valentía hacía correr por sus venas. Ya habían huído bastante, ahora terminaría todo de una forma... o de otra.

Zaina emitió todo tipo de sonidos de animales, que provocaron un eco mientras se colaban entre los árboles. Era increíble comprobar cómo la pequeña gitanilla podía de pronto tener esa potencia en la voz... pero si lo pensaban bien, tenía bastante sentido. Al fin y al cabo, era su poder.

Cuando terminó, todo quedó en silencio en el bosque. El canto de las Hadas ya no se oía, y los árboles estaban iluminados por su luz roja. Pareció pasar una eternidad hasta que oyeron el chirrido de la puerta de la cabaña. Se abría, aunque no podían verlo al estar en la parte trasera. Oyeron unos pesados pasos en la hierba fría.

Pom... pom... pom...

Entonces, de la esquina de madera, surgió una sombra más oscura que la misma noche. No podían distinguir sus detalles, pero tenía al menos dos metros de altura, pelo hirsuto por todo el cuerpo y garras afiladas como cuchillos. Tenía también unos terribles y redondos ojos rojos que reflejaban la mortecina luz de las Hadas. Se quedó parado ante ellos, mientras podían oír cómo gruñía. Entonces rugió, o lanzó lo que parecía un rugido extraño que sonaba casi... como un grito humano. Había llegado la hora de enfrentarse al Espectro.

El espectro se fue acercando.. Por fin lo veíamos, era tremendo. Me quedé anonadada cuando pude darme cuenta del monstruo que teníamos delante, al que intentaríamos vencer..

¿Intentarlo? Nooooooooo -me corregí a mí misma mentalmente-.. ¡Al que ÍBAMOS a vencer!

Pensando en todos los niños que había matado, en todas las hadas.. en todo lo bueno que hay en el bosque, y que ese horrendo ser tiene atemorizado, me dispuse a hacerle frente. Intenté dar coraje a mis amigos:

-¡Venga, chicos! ¡A por él! Somos más fuertes, somos mejores.. ¡Y lo vamos a vencer!

¡SI!¡A POR ÉL!- gritó con fuerza Zaina. La niña comenzó a levantar los brazos haciendo que las raices de los árboles cercanos se enredasen en las zarpas y patas de la bestia. Sabía que eso no le haría demasiado daño, pero con suerte quizas le inmovilizaría el suficiente tiempo para que los demas niños pudiesen atacarlo con sus poderes, y dar tiempo a los animales con garras, dientes y colmillos para que lo atacasen.

RAPIDO, Usad vuestros poderes para dañarlo

Justo cuando Zaina dijo aquello, las raíces de los árboles cercanos parecieron crecer a toda velocidad y se enredaron en las... ¿patas? de aquél engendro, que se movió con violencia para liberarse, aunque no lo consiguió. En ese momento comenzaron a llegar pájaros de todos los lugares del bosque, lanzándose sobre el Espectro para picotearlo con furia. El monstruo dio bandazos y rugidos mientras lanzaba sus zarpas para librarse de los pájaros, salpicando de sangre cuando atrapaba a alguno.

Aquello le mantendría distraído sin duda.

Volví a agitar de nuevo los brazos, invocando mi poder de viento. Zaina lo había inmovilizado, y yo, llena de furia, podría levantar piedras y ramas que lo hiriesen, con ayuda de mi viento.

Lo dirigí hacia él, como un torbellino, llevando todos los objetos que podía lanzar hacia su cara, su cuerpo.

-¡Ahora te vas a enterar, BICHO ASESINO!

Estaba furiosa, yo. Creo que jamás me había enfadado tanto.

Nada más ver al espectro, dos inconscientes pasos hacia atrás me separan medio metro de él, siento miedo, sé que podría matarnos en un instante, que si fallamos nos hará sufrir y quedaremos atrapados para siempre... Pero... pero no podemos huir, la única forma de sobrevivir a esto es enfrentarnos a él. Los héroes de los cuentos siempre ganan ¿no?

-¡Aaaaaaaa! - Grito de forma que retumba por medio bosque y antes de querer darme cuenta, estoy corriendo hacia el espectro, sin pensarlo dos veces doy un salto y me lanzo de bruces contra él para morderlo, golpearlo y arañarlo con todo lo que tengo... Pero es cierto, la historia que había contado Zaina era cierta, siento las enormes garras en mis dedos, y con la lengua he podido constatar que mi dentadura ha aumentado y se ha vuelto mucho más afilada... como un león.

El ataque súbito de los tres niños cogió al Espectro completamente desprevenido. Los pájaros de Zaina, las rocas lanzadas por Jess y los arañazos y mordiscos de Daniel, que jamás se habría creído capaz de saltar así sobre un monstruo tan espantoso como ese. Sea como fuere, parecía que realmente estaba más débil y no pudo defenderse enseguida. Los ataques de los niños le estaban haciendo mella...

Sin embargo, pronto se recuperó, y con un rugido agarró a Daniel para sacárselo de encima. Intentaba desprendérselo como si fuera una molesta garrapata en su pelaje y lanzarlo contra el duro suelo con todas sus fuerzas.

El monstruo me agarra con fuerza, sé que puede hacerme mucho daño, pero no pienso rendirme. Con fuerza lo muerdo en la mano mientras escucho un rugido en la lejanía acercándose.

Si duda debe tratarse de leones. Queda demostrado que la historia que contaron sobre mi, las garras, los dientes y el rugido son reales, y lo más normal es que los leones quisieran ayudarme, ¡seguro que ellos podrán liberarme del espectro!

-¡Aquí! - Grito para que sepan donde estoy y puedan rescatarme.

La confianza y valentía mostrada por todos estaba teniendo efectos muy positivos en ella. El miedo era casi inexistente y, por lo mismo, al ver que Daniel estaba en peligro no dudó ni un solo instante en qué era lo que debía hacer. No tenía la menor idea de por dónde era que emanaba su luz, sólo sabía que la poseía con la intensidad suficiente como para cegar a esa cosa.

No estaban solos, Zaina lo había demostrado, las fuerzas de la naturaleza estaban con ellos y eso le dio todavía más confianza. Avanzó directo hacia el espectro, sus manos iban juntas como si sostuviera algo entre ellas, primero comenzaron a brillar con unos tonos entre rojizos y anaranjados, sus manos se fueron separando y la luz que anidaba entre ellas adquirió más fuerza e intensidad. La bola blanca creció y de pronto se dividió en dos, pero al mirar bien no era que se hubiera dividido, eran las manos de la niña, cada una brillando por sí sola con una dolorosa intensidad, quemaba los ojos, una luz que los únicos ojos que podían soportar eran los de la inocencia, ojos carentes de maldad. Seguramente el dolor que producía aquel fulgor al espectro y a las malvadas hadas que le servían, era inenarrable.

-¡Deja en paz a mi amigo! -dijo la pequeña con voz enfadada al tiempo que toda ella se convertía en una fuente de luz.

La luz que manó de las manos incandescentes de Siobhan iluminó los árboles cercanos con tonos rojizos, y por un instante pareció que se hacía de día. La escarcha del suelo se derritió rápidamente, mientras el Espectro, confundido, dejó caer a Daniel al suelo y se cubrió los ojos con uno de los brazos.

Los niños pudieron ver entonces que llevaba un abrigo raído, sobre el que había retazos de piel. Era como un monstruo mutante de las historias de los comics, lo cual le hacía aún más terrible. Tenían que aprovechar aquél momento en que había bajado la guardia, porque seguro que sería breve...

Ala.....es...es el coco... Creía que no existía-exclamó Zaina mirando al extraño ser con curiosidad -Da igual lo que sea. Las hormigas y arañas lo comeran. Se lo comeran entero- dijo mientras hacía un esfuerzo por que las ramas de los árboles se volviesen a lanzar contra él.

Intentaré tejer una tela de araña con las ramas y raices. Así se quedará atrapado y podremos acabar con él facilmente