Partida Rol por web

El combate empieza contra el imponente enemigo comenzando por Quinn que aspira aire y seguidamente lanza una ventisca helada que impacta contra el jabalí cubriendolo con una fina capa de hielo, este  simplemente se sacude  para quitarse el hielo de encima  que desaparece enseguida, Agopis aprovecha el momento para lanzarse contra el Jabali pero este   pone los enormes cuernos como defensa  para bloquear la embestida.

Pero ese momento de defensa es aprovechado por Morgguth que  consigue abrir un tajo  profundo  en un costado haciendo que el jabalí suelte un mugido de dolor  y comienza a revolverse; en ese instante un sin fin de enredaderas comienzan a extenderse por debajo de de  este y se extienden abarcando un amplio territorio, todos, salvo Agopis, lograis evitar que las plantas se enreden sobre vosotros.

El jabalí aprovecha que que Agopis está atrapada y con los cuernos la golpea con fuerza lanzandola por los aires y aterrizando un poco más lejos de la zona de las enredaderas bastante malherida pero todavia cosciente. Mientras tanto, Darius se acerca a la zona y pasa entre las plantas que tratan de atraparle sin grandes dificultades hasta colocarse detras de Quinn.

Por un segundo recorde el primer dia que llegue al colise al recibir ese golpe que casi hace que me desmaye al caer al suelo,mi orgullo me ayudo a mantenerme despierto,con las pocas fuerzas que me quedaban puse mi mano en mi pecho esperando que la naturaleza me diera algo de su fuerza,y tras poder volver a mirar me levante con lo poco que tenia de mi fuerza y lanze una de mis hachas a el javali,pero ya sea por mi cansancio o mis pocas fuerzas el hacha salio desviada,

El minotauro sintió la sangre del gran jabali salpicar y, sin detenerse a disfrutarlo, lanzó un apresurado ataque contra su enemigo. - ¡Te voy a convertir en tocino! - grito el minotauro intentando inspirar así a sus compañeros para que empezase a tirarse encima del enemigo. 

El conjuro de Darius lleno de vigor al dracónido y tuvo un efecto inesperado hasta para el propio príncipe. No sólo su escudo se cubrió de un tenue brillo, sino que de su pecho una brillante luz comenzó a colarse entre las anillas y las telas acolchadas de su armadura.
-Agopis!!!- gritó precupado el paladín al ver a su compañera malherida

Un zarcillo enrredó la pierna de Quinn quien tuvo que dar una fuerte patada para liberarse, luego aprovechó la distracción del javalí con Agopis para colocarse en posición de flanqueo junto a Morguth.

-Darius, conmigo- Dijo el dracónido esperando que el príncipe lo siguiera para poder protejerlo.

Descargó su espada con fuerzas sobre el duro cuero del jabalí esperando poder hacer un daño significativo. Luego del golpe, volvio a recoger la guardia detras de su escudo. Su corazón latía al compaz de sonoros tambores de guerra y sus ojos no pestañeaban, su mirada estaba clavada en el jabalí que, como habia demostrado con el cazador y con agopis, era un enemigo formidable.

El príncipe se sorprendió no sólo por las enredaderas que no esperaba encontrarlas tan cerca, sino también por el efecto que tuvo su arenga en Quinn. El hechizo tenía efectos que no siempre eran iguales, dependía mucho de la persona que lo recibía, pero en el dracónido había tenido uno que bien podía tener que ver con la elección del Oráculo para esta tarea. Pero no podía centrarse en eso ahora, tenían que acabar con el jabalí o acabaría con ellos rápidamente.

-¡Arriba, Agopis, que esto no termina!- le dijo a la centauro viendo cómo se levantaba luego de un duro embate -¡Todos, a él!-

Y lanzó una estocada que apenas rasguñó el cuero del animal, grueso de por sí. Con la daga que tenía en su otra mano aprovechó a intentar cortar los tendones de las patas, pero el corte no fue suficientemente profundo. De todas formas, la sangre comenzó a manar del animal...

Debería haberlo pensado mejor. El jabalí ha quedado enredado, pero Agopis también y ha salido algo mal parada. Mal, Brandy, muy mal.

-Lo siento, señorita Agopis. Si necesita usted curación, dígamelo.

Este jabalí acaba de crearse un nuevo enemigo. Y los medianos somos gente muy puñetera. Lo señalo con el dedo y utilizo el truco de impacto certero sobre el bicho.

-La has pifiado, bichejo -le grito al jabalí-. Eres marrano muerto ¿me oyes, lechón?

Mientras preparo la ballesta, beso el próximo virote con la vana esperanza de infundirle más fuerza y respiro hondo, dejando que las mareas del caos guíen el proyectil con buena dirección.

Parece que pese a que el enemigo es sin duda poderoso la superioridad numérica juega a vuestro favor y vuestro ataques, aunque no parecen que hagan mucho daño producen pequeñas heridas en el pelaje del animal, algunas más graves que otras que hacen que el enemigo esté cada vez más furioso.

En un instante una neblina negra envuelve al enemigo para seguidamente expandirse a vuestro alrededor sin causar ningun efecto visible, la confusión de aquel "ataque" el jabalí aprovecha y ataca a Darius que se lanza en aquel instante a por la criatura, ese se lanza y sus cuernos atraviesan la carne del joven estratega como si fuera mantequilla y lo lanza varios metros  al suelo como hizo con el centauro sin embargo, sin duda alguna las heridas de Darius eran muchisimo más graves...

El minotauro cerró los ojos ante la neblina que surge de la nada. La magia no le gusta y los engaños menos así que cuando siente como algo intenta afectar los su mente Morgguth muge y se debate pisando el suelo como si estuviese a punto de embestir. Alzó el arma con sus dos manos y atacó con rabia al puerco. 

Darius vio la niebla, pero antes de poder identificar de qué se trataba, vio venir al jabalí. Nunca antes había sentido semejante impacto, y el que recibió al caer fue nimio a su lado.

-No... n... o...- intentó mascullar.

Pero hasta el respirar le ardía en los pulmones, mientras sentía el gusto ferroso en la boca, signo inequívoco de la sangre.

Un pitido no le permitía escuchar qué sucedía, la vista se nublaba más y más, el dolor crecía a pasos agigantados. Una oscuridad creciente lo tragó.

Agopis carga contra el enorme jabalí llevando las dos hachas que maneja con furia,sin duda por el golpe recibido  que la habia dejado tocada, los dos ataques impactan sobre el mosntruoso ser  mientras Quinn trata de golpear tambien a la criatura pero falla estrepitosamente.

Morgguth tiene más suerte y su segundo ataque impacta entre los ojos del jabalí donde comienza a manar sangre espesa, la criatura parece que quiere embestir al minotauro pero sus piernas no le sostienen y se desploma sin dejar de sangrar, la respiración del ser es agitada y agónica pero por primera vez clava su mirada en vosotros...una mirada inteligente... y podeis oir claramente como habla con una voz inhumana:

---Sepan esto, mortales.... Vuestros pecados no pueden ser expiados. Un antiguo poder duerme en el corazón de Thylea, y cuando se despierte.... la era de Mytros llegará a su fin..... Así como mi cuerpo roto cae en la ruina y la descomposición, también todas las cosas mortales vendrán a la muerte y a la oscuridad..... La profecía no os salvará....

Tras esto veis como su mirada se vuelve vidriosa y deja de respirar....

Luego de escuchar esa horripilante voz, la mente de Quinn se detuvo y volvió a recobrar el control. En ese mismo instante recordó a su compañero.
Se dió vuelta rápidamente y se arrodilló sobre el cuerpo inconsciente del capitán, poniéndo una mano en su pecho, que comenzó a brillar mientras las heridas dejaban de sangrar.
-Levantate soldado, nadie caerá hoy conmigo aquí- Le dijo el draconido a Darius.
-¿Estan todos bien?, Pregunto luego girando la  cabeza hacia el resto del grupo.

Me acerco al caido y uso palabra curativa sobre el caido ayudandole junto con Quinn