Partida Rol por web

Ofrendas Ardientes

Cap. 1 - Los héroes de Sandpoint

Cargando editor
09/02/2011, 14:23
Director

Un poco más animados, Laetitia y Dorlam pusieron rumbo al Dragón. En la calle casi no había gente, todos se habían retirado para comer. Todas las mesas que el día anterior habían sido situadas en la calle habían vuelto al interior. Los vestigios del ataque aún eran visibles, aunque los trabajadores se habían afanado en disimularlo lo mejor posible. Algunas paredes quemadas y manchas de sangre en el camino tapadas con tierra era lo que quedaba.

Al entrar en el Dragón no vieron a Foxglove. Se sintieron aliviados al principio, aunque luego sus espectativas de aguantarle el rollo para poder ir a Magnimar se volvieron difusas. Encontraron al ayudante del sheriff comiendo con Minvant y Rictor, aunque pudieron apreciera rápidamente que el centro de todas las miradas era la sacerdotisa, que comía frente al ayudante, mientras que el sacerdote quedaba como en un segundo plano. Se acercaron a ellos y rápidamente fueron aceptados en la mesa. Minvant estrechó el brazo de Laetitia preocupada, pero supo que ya estaba bien, por lo que llamaron a Ameiko para pedir la comida.

Nuevamente la camarera del dragón actuó de modo extraño. Sonrió a Laetitia, pero con ausencia, volvió a ignorar el cambio en el rostro de Kaddok y se marchó sin más a la cocina para servirles la comida. Diez minutos después, vieron bajar a Foxglove por las escaleras pertrechado como si fuese a salir de caza, y así debía ser. Se acercó a la mesa con una gran sonrisa.

- Queridos amigos - esta vez no se sentó, pero se situó cerca de Minvant y Laetitia y puso una mano en cada uno de sus hombros. - Ahora que gran parte de vosotros está aquí, me gustaría haceros una petición. ¿Les gustaría acompañarme pasado mañana a la caza del jabalí? - Minvant abrió los ojos y miró su filete con lástima. - Pensaba ir ayer, pero con todo el ajetreo no he podido. Uno de mis perros no sobrevivió al ataque y me gustaría cazar una pieza en su honor con el resto de mis cachorros. El arte de la caza es muy sencillo, si desean acompañarme puedo proporcionarles unas monturas de caza apropiadas, totalmente gratis, que por supuesto, no hará falta que devuelvan. A esta comida invito yo, por cierto - hizo un gesto a Ameiko para que lo cargara en su cuenta. - Voy a tantear un poco el terreno, si desean venir conmigo ya saben dónde estoy, no les molesto más... - y salió canturreando por la puerta.

Ivtolt abandonó a Shawn medio enterrado y se llevó sus armas, metiéndolas en la mochila de mala manera. Uno de sus lobos frotó tierra y la tiró contra el pícaro antes de seguir al monje por las calles de Sandpoint. Preguntó a su manera por la oficina del sheriff y hacia allí se dirigió. Un sorprendido y en parte agradecido Hemlock lo hizo pasar a su despacho.

- ¿Y cual es el motivo de tu visita?

- El ladrón está en la tumba, pero vivo - y dejó caer las armas de Shawn sobre la mesa del sheriff. Este lo miró sin entender.

- ¿El ladrón del cura? ¿Te refieres al imbécil al que golpeaste? - negó con la cabeza. - Ese es solo un idiota que pasaba por aquí, no es el ladrón.

Vosk miró que Ivtolt se hubiese ido para comenzar a cavar la tumba en la que Shawn estaba atrapado.

- Chico, has ido a meterte con quién no debías. Los shoanti son gente rara y este tipo no es de lo más normales, deberías haberle dicho lo que quería y ahora no estarías así. Por Desna lo que uno tiene que aguantar...

Cargando editor
09/02/2011, 14:23
Kaddok

- Gracias por el apoyo, y por la ayuda. - le dijo el shoanti a la chica - Sólo espero que mañana Desna me sonría. - miró a Rictor - y la ayuda de Iomedae será bienvenida también, nunca se rechaza la ayuda de los dioses. - les sonrió a ambos y volvió a atacar el plato de sardinas. El trato del ayudante del sheriff había mejorado drásticamente, al menos sus palabras tenían entonación y no terminaban en un silbido o un jadeo, y ahora su rostro expresaba algo más que una mueca de horror eterno.

Sin embargo, a medida que aumentaba la concurrencia en la mesa, su timidez fue encerrándolo poco a poco en un mutismo casi completo. Respondía cuando le hablaban y ya no parecía molesto de hacerlo, su rostro y su mirada demostraban que seguía la conversación con atención. Tan sólo cuando Ameiko volvió con los platos y volvió a irse aportó algo de su propia iniciativa a la conversación. Se había quedado mirándola mientras se iba, con el ceño fruncido, y luego meneó la cabeza. - No recuerdo haberla visto nunca así, ¿Y tú Dorlam? - le preocupaba la mujer, parecía otra persona.

Cargando editor
09/02/2011, 14:24
Dorlam Selt

Sentados en una de las mesas del Dragón Oxidado, la mayoría de los integrantes de los 'Héroes' relajaban tensiones tras los últimos acontecimientos. Sólo el extraño Shoanti de los tatuajes y el mujeriego alborotador estaban ausentes ante las copas de vino. Las conversaciones trascendían vanales, casi todas centradas en lo sucedido con Shalyss y Shawn o en lo reconfortante que podía ser la ausencia de Floxglove. Sin embargo un extraño sentimiento centrado en la actuación de Ameiko fue transmitido a todos los presentes.

El primero en hablar fue el ayudante del sheriff transmitiendo su preocupación por el estado de la dueña de la taberna. - "Pues realmente no tengo ni idea. Es cierto que estos días atrás, quizá por la preparación de la celebración y demás su estado de ánimo fuera más alegre de lo normal... pero este bajón... no me creo que sea sólo cansancio. Se que su padre no acudió a la ceremonia y eso es raro, ya que siendo parte de una de las casas fundadoras... sólo es dar de que hablar y eso, no es normal. Ameiko y su padre no es que se llevaran bien... ya que el patriarca de los Kaijitsu nunca aprovó el estilo de vida de Ameiko... pero a partir de ahí... no tengo ni idea."

Cargando editor
09/02/2011, 14:25
Shawn

El shoanti se había marchado llevándose las pertenencias de Shawn cosa que éste no podía consentir, sin embargo también sabía que aquella cólera que le envolvía no le llevaría por buen camino por lo que trazaría una venganza poderosa pero sin dejar rastro. Ahora tendría entre manos varios asuntos y lejos de preocuparse se alegraba. Pasaría los días bastante ocupado que era lo que realmente deseaba.

Mientras Vosk lo desenterraba, el pícaro se dedicó a pensar todas las tareas pendientes que tenía.

”Primero he de ir a asearme un poco pues con estas pintas no puedo moverme a mi antojo por aquí, después hablaré con el sheriff que me informe sobre lo que supuestamente pasó en el cementerio y para terminar el día seguiré investigando”

Cuando el hombre había terminado de desenterrarle y desatarle, el pícaro se lo agradeció estrechándole la mano, y se llevó las correas de los lobos pues seguramente las necesitaría en un futuro no muy lejano.

Fue paseando por el pueblo en busca del cuartel y encontrándose con vecinos y miradas indiscretas que no podían dejar de observarle, muy lejos de lo que él pretendía pero en aquel momento le daba igual, tenía que hallar al sheriff.

Una vez en la puerta del edificio, Shawn se paró al lado de uno de los guardias para preguntarle:

Shawn: Disculpe señor guardia, ¿podría decirme donde se halla el sheriff?

Guardia: El sheriff se halla en la iglesia ahora mismo.

Shawn: Muchas gracias.- el pícaro se volteó dirigiendo sus pasos hacia la iglesia ante la mirada de los feligreses que se hallaban en la calle.

Al llegar a la entrada, Shawn se paró en seco, era el momento de no flaquear, tenía que informarse de todo lo ocurrido para saber donde buscar información.

Dio un paso, después otro, hasta llegar al lado del sheriff que se hallaba hablando con el cura, de repente la conversación se termina y Hemlock se giró en dirección a Shawn:

Sheriff: ¿Qué es lo que quieres?

Shawn: Ante todo disculparme, y quisiera saber que pasó en el cementerio para ver si puedo ayudar en algo como pago ante los disturbios ocasionados.

El sheriff cierra los ojos mirándote con algo de sospecha.

Sheriff: No es algo que puedas investigar. Si prefieres pagar tu deuda con la sociedad, ponte a vigilar la puerta Norte y evita que cualquier goblin la cruce.

Shawn: Aunque quisiera no puedo. El hombre de los lobos me robó todas mis pertenencias por lo que no poseo nada.

Sheriff: Tus pertenencias están a buen recaudo en la comisaria. Paga tu deuda y te serán devueltas.

Shawn: No puedo pagar mis deudas sin mis armas, si algún goblin atacase yo estaría vendido y con una muerte segura.

Hemlock: Si crees que te voy a dar un arma, vas listo. Ocupate de vigilar, y avisar. O investigar el origen del ataque. Habla con la gente del pueblo y preguntales dónde estuvieron. No necesitas un arma para hacer eso.

Shawn: Sin mis armas no tengo muchas posibilidades ante un ataque, pero bueno, un arma menos ante un posible ataque no se notará en exceso. Si por casualidad algo pasase y no puedo ir a ayudar, recuerda que es por falta de armamento.

Tras esas palabras el pícaro se giró. No quería entablar más conversación con aquel hombre tan testarudo como todos en el pueblo.

Era el momento de recurrir a otro movimiento de piezas. Ahora tocaba asearse y hablar con aquellos que le iban a contratar.

Shawn se dirigió con paso firme hacia la posada el Morral del Gordo en busca de los Scarzini, necesitaba una daga y una armadura de cuero y sabía que allí se la podrían proporcionar.

Una vez entró, buscó una cara conocida con quien poder hablar y se encontró con el jefe de la banda que se estaba tomando algo en una mesa por lo que Shawn no dudó en acercarse hasta él.

Una vez le explicó lo que le había pasado, Jubrayl Vhiski mandó a uno de sus hombres junto a Shawn para conseguir una daga y una armadura de cuero hasta el día siguiente.

Tras recoger esas pertenencias y agradecerselo de nuevo a los Scarzini, el pícaro se ausentó hacia los aposentos que había obtenido la noche anterior y allí se aseó un poco quitándose la arena y la sangre del rostro y cuerpo para más tarde salir a la ciudad. Necesitaba respirar aire fresco y buscar indicios sobre el ataque de los goblins y para eso tendría que pasar la noche paseando a escondidas por la ciudad.

Cargando editor
09/02/2011, 14:25
Dorlam Selt

Nota: Antes de esto es posible que se pudiera colar alguna conversación sobre Ameiko, sobretodo después del post de Kazulju

Habiendo tomado una idea más amplia sobre el posible malestar de Ameiko, los presentes siguieron disfrutando de su merecido descanso. En un momento determinado, la ausencia del noble, "fan nº1 de los héroes", bajaba las escaleras con clara disposición de acercarse hasta la mesa. Sin embargo su atuendo no correspondía con que normalmente atendía sino uno mucho más funcional y campestre.

Esta vez Floxglove no fue el molesto insecto que pulula alrededor de un jugoso trozo de carne sino que fue mucho más directo y transparente. El ofrecimiento de acompañarlo a la cacería fue inesperado pero ilusionante y excitante para el mago. Nunca había sido demasiado ducho con las armas y siempre había dejado ese pasatiempo de lado para dedicarse a temas mucho más cultos. Sin embargo, si quería ir a Magminar y tener alguna que otra puerta abierta debía corresponder al noble y aceptar su petición. Tras ello, debía también pensar en adquirir unas ropas más funcionales y quizá una ballesta o arco con el cual intentar ser menos estorbo de lo habitual en dichas lides.

Incluso antes de dar una respuesta, el noble había abandonado la sala canturreando una pegadiza canción. Dorlam miró a cada uno de sus compañeros intentando discernir su posición ante el ofrecimiento aunque fue él, quién elevó su comentario en primer lugar: - "No es mala propuesta... además el aire libre nos sentará bien después de estos días de oscuridad y pesar... qué pensáis vosotros?"

Cargando editor
09/02/2011, 14:26
Laetitia Desnae

Al llegar a la taberna no vieron a Foxglove, así que se sentaron con Rictor, Kadock y Minvant y esperaron a que Ameiko fuera a servirles la comida. La cara que tenía y su estado de ánimo, más ausente que otra cosa pareció preocupar a todos, no solo a la bardo, a juzgar por sus comentarios.

- Parece que todos estamos con el ánimo alterado, seguramente sea por el ataque de ayer, si no fuera porque ni el varisio ni el salvaje de los lobos... - se quedó en blanco un instante antes de girarse hacia Kaddock - no lo digo porque sea shoantí, solo es por su actitud, nada más lejos de mi intención el... ¿veis? ¡a esto me refería!... como decía, si no fuera porque no comieron aqui, casi diría que alguien había drogado la comida del "Dragón", tal vez para mermar las capacidades de los "Heroes de Sandpoint". Por otro lado, el padre de Ameiko se dice que no acudió a la ceremonia porque esta enfermo... aunque no ha acudido a los sanadores del pueblo, es posible que sean achaques de la vejez o vete a saber que. Cuando Ameiko vuelva puedo preguntarle si sabe algo de su padre, igual es por eso por lo que está así, podría estar más grave de lo que creemos.

Cuando bajó Foxglove y les invitó a la cacería y a la comida, la conversación derivó hacia aquel tema - "No es mala propuesta... además el aire libre nos sentará bien después de estos días de oscuridad y pesar... qué pensáis vosotros?" - preguntó el mago

- La verdad es que pasar un día de descanso, aunque sea con Foxglove hablando sin parar de hablar, puede que me venga bien, el ambiente se ha enrarecido mucho en el pueblo y parece que todo el mundo anda un poco loco. Además, igual podríamos encontrar algún goblin mientras estamos de caza... no creo que haya ataques los proximos días ya que los goblins no tenían ningun plan de reagruparse, pero alguno podría haberse perdido en la huida quedarse rezagado si comió más de la cuenta y después se echó una siesta a la sombra de un árbol

Siguieron comentando los planes para los próximos días mientras comían, y quedó con Dorlam en ir de compras por la tarde, después de ir a repartir entre las familias que habían perdido algún miembro en el ataque la mayor parte de los regalos de los tenderos del pueblo (sobre todo, la comida), tarea a la que tambien invitó a Rictor y Minvant. Una vez repartidos los regalos fue el turno de las compras. Se pasaron por la tienda de ropa elegante de Vernah - Aqui hay ropa de todo tipo - le dijo al mago - por si quieres comparar algo apropiado para ir de caza. Además, su propietaria podría estar interesada en ampliar su negocio en Magnimar, asi que tal ve le interese saber que tenemos planes de ir por allí, podríamos echarle una mano.

Cuando salieron de la tienda de Vernah, Laetitia desaconsejó ir a la tienda de Vinder hasta que las cosas se hubieran calmado más y encaminarse al arsenal de Savah, que además les haría un buen descuento. Allí miró una ballesta ligera, que le permitiría participar en la caza y defenderse de salteadores si llegaba la ocasión (aunque esperaba que Desna guiara sus pasos por caminos seguros), unos virotes y, visto lo peligrosa que se estaba poniendo la zona, examinó una espada como la que le habían enseñado a usar los varisios mientras viajaba con ellos hacía un par de años. Si Savah les hacía descuento, podría comprar ambas armas y unos cuantos virotes con las monedas que Foxglove les había proporcionado.

Notas de juego

Si todos estan de acuerdo en que le pregunte a Ameiko si sabe alguna novedad de su padre (asi si meto la pata porque ha muerto, la culpa es de todos

:laugh:

... que visto lo visto en cuanto a los patinazos sociales que estamos teniendo, no me extrañaría un pelo

:laugh:

), lo hace cuando vuelva a por los platos. SI no, siempre se puede preguntar en la fabrica de vidrio, que al ser el patron, algo sabrán

::)

Lo de las armas... si nos hacen descuento, me llega para todo, aunque no se si pillarme una espada larga o un estoque

:?

Cuando terminemos las compras, al Dragón, que ya será hora de cenar entre lo de repartir los regalos(todos salvo algo de recuerdo, un pañuelo, unos guantes o un adorno de bisutería) y las compras (con los consiguientes rumores) 

Cargando editor
09/02/2011, 14:27
Kaddok

El ayudante del sheriff desestimó con una sonrisa la aseveración acerca de Ivtolt, - No te preocupes, somos salvajes según con quien nos compares, unos más que otros. Según mis propios parámetros mi padre es un salvaje, y según mi padre Ivtolt es un salvaje. Es una simple palabra... - se interrumpió al notar que podía estar aburriendo a los demás, era evidente que no era el orador mas dotado. Asintió ante la propuesta de Laetitia, sería mejor que ella que la conocía hacía las averiguaciones pertinentes con respecto a Ameiko.

Para cuando pasó Foxglove por la mesa el shoanti había terminado su comida y apuraba el fondo de su vaso. Escuchó al noble y no pudo evitar que su mirada se endureciera cuando apoyó las manos en los hombros de las mujeres, ni que sus ojos siguieran su figura hacia la puerta con una mirada acerada. - Dudo que sea de la partida, si el Sheriff se va a Magnimar a buscar tropas yo quedaré a cargo de la seguridad de la ciudad, y de hecho me estoy retrasando para hacer la ronda de la tarde. Si me disculpan debo retirarme - se levantó y les dedicó una inclinacion de cabeza a todos, no disimuló su sonrisa hacia Minvant y con un paso alegre se dirigió hacia la puerta.

Las calles se veían tranquilas con el inicio de la tarde, muchos de los habitantes dormían la siesta. Sin dudarlo dirigió sus pasos a la comisaría, él sheriff le diría que sector debía patrullar y cuando terminara su turno se prepararía para el duelo del día siguiente. La serpiente de cenizas y el leopardo de fuego lo guiarían a la victoria.

Cargando editor
09/02/2011, 14:27
Dorlam Selt

La oferta de Laetitia sobre ir juntos 'de compras' le resulto algo sorprendente aunque la aceptó de buena gana. La tensión ocurrida entre ellos hacía ya alguna hora había suscitado quizá la necesidad de pasar algún tiempo donde la tensión fuera nula y donde la relajación hiciera gala de presencia.

- "Si... creo que elegiré algo más apropiado para salir al bosque; además, si al final vamos a Magnimar necesitaré de todos modos unas ropas adecuadas para el viaje... por lo que creo que mataré dos pajaros de un tiro."

Más tarde, en el arsenal de Savah, el mago ayudó, lo que pudo, a la bardo a elegir una ballesta ligera que se adecuara a sus características. - "Yo tengo una ballesta en algún lugar de la academia. Me acuerdo que una vez hace un par de años salí a practicar al bosque pero hace ya demasiado tiempo que no la uso... sin duda tendré que quitarla el polvo. Lo que si que compraré será un arma de poco peso y equilibrada; quizá un estoque. Supongo que a lo largo del camino quizá me puedas enseñar algunos trucos en su arte."

Una vez finalizadas las compras, el mago sugirió una última parada a Laetitia. - "Quizá podríamos pasar por la fábrica de vídrio... por ver si el viejo Lonjiku anda por ahí. Siempre le puedo encargar algunos frascos para pociones. Los niños en la academia, sobretodo los más jóvenes no son tan cuidadosos y cada día se produce algún ligero accidente. Ilsoari no vería mal que restaurase el stock de frascos ya que muchas veces, cuando Nisk Tander está de mal humor prefiere visitar al viejo que al semielfo. ¿Qué me dices?"

Cargando editor
09/02/2011, 14:28
Rictor Lasanti

- Por lo menos yo, no dejaré que se maten y comprobaré que no hay armas envenenadas...

-No, yo tampoco -tuvo que claudicar, aunque no tardó demasiado en hacerlo- Sea, estaré allí para tratar de que no se cometa una desgracia. ¿Dagas al amanecer?

Las cosas en aquel pueblo tomaban un cariz rarísimo, y eso porque no era capaz de tener sus sentidos en varios sitios a la vez para saber en qué estaban mezclados el otro shoantí y el granujazo de la ballesta. ¿Que se quedaba en un segundo plano? ¡mejor! Aunque, claro, eso significaba que la joven pareja se hacía eco de todas las miradas. Observó las muestras de afecto entre la desniana y Laetitia, que parecían entenderse como sólo dos mujeres pueden hacerlo; sonará anticuado, pero es la pura verdad. la conversación volvió a animarse mientras debatían sobre los asuntos de ese día y los anteriores, omitiendo taxativamente los acontecimientos desafortunados que habían tenido lugar hace apenas un rato. Por un breve instante desde que llegó al pueblo, se sentía relajado y en paz.

"Ahhh" suspiró mentalmente, resignado "Parece que aquí se acaba mi paz"

Posteriormente los hechos le obligaron a retractarse de sus pensamientos egoístas, y así lo hizo; en adelante, miraría a Foxglove con una tolerancia renovada. Ahora sólo era de esperar el tiempo en que este tardaría en poner a prueba dicha resolución. Una montería. Hummm. Hacía mucho tiempo que no se dedicaba a un oficio tan propio de su clase, años seguramente. Y porque su padre se había empeñado desde que era un crío en que lo hiciera. No es que le disgustara demasiado, le parecía un método agradable de pasar el tiempo y de conseguir comida para el invierno siempre que se practicase con moderación, pero no estaba muy seguro de si estaba dispuesto a hacerlo o no. No por nada, sino por el desenfrenado ritmo en el que se suceden las cosas en Sandpoint; prefería quedarse en la ciudad por si pasaba algo. Algo como el ataque goblin, por ejemplo.

-No creo que le pase nada a la comida -dijo tranquilamente como respuesta a Laetitia- Simplemente, son los ánimos alterados por la fiesta frustrada por el ataque de los goblins. En cuanto a la cacería, no es tan mala idea. Yo me quedaré, aunque solo sea porque creo que alguno de nosotros debería quedarse aquí para vigilar la situación... sólo por si acaso.

Por supuesto que participó en la donación; era lo mínimo que podían hacer. Hubiera preferido que fueran un par de figuras menos populares las que se encargaran de aquello, pero qué se le iba a hacer. Después de todo, pronto partiría de aquel pueblo, la gente se olvidaría de él y podría volver a su vida normal. Imaginaba. Después de aquello, ya era más difícil decidirse. Una vuelta, tomando el aire fresco de la tarde le ayudaría a purgar los malos humores y a enfrentarse a los peligros que les acecharan con mayor ímpetu si cabía, y además le serviría para planificar sus próximos movimientos. Aquel asunto no podía ignorarse, por mucho que fuera más cómodo. raramente los enemigos iban a mostrarse como un enorme dragón rojo localizable en millas a la redonda.

Cargando editor
09/02/2011, 14:29
Ivolt

Luego de dejar las armas a recaudo del sheriff, Ivtolt caminó por el pueblo en busca de los “orejas puntiagudas” que allí vivían. La búsqueda fue infructuosa por lo que se dirigió hacia la puerta norte en busca de algún posible rastro. Descubrió que un grupo de goblins habían partido hacia el norte, sin embargo le llamó más la atención un segundo grupo de huellas que se dirigían hacia el interior del pueblo.
Con un gesto el monje le indicó a sus lobos que se reunieran con él.

-Tengan sus hocicos atentos. El rufián al que le measte la cara querrá venganza. Todos conocemos a esa escoria y sabemos que intentará algo sucio, así que estén alertas. Yo lo estaré- Dicho esto continuaron camino.

El destino, o su tótem quizás, quisieron que su caminar se cruzara con el de Kaddock. El ayudante del sheriff caminaba con alerta. Ivtolt dedujo que también esperaba un ataque traicionero del ladrón.
-Es una lástima que nos haya abandonado- pensó
Acelerando el paso y desviando el paso unos metros alzó la vos para decir.

-Kadock- dijo el Shoantí mientras trotaba hacia el ayudante del sherif

Kaddok esperó y saludó con un seco – Ivtolt-

-Sigo un rastro. Desde la puerta- señaló la puerta norte -va hacia allí- señaló el camino y prosiguió -Goblins. Vinieron por aquí. Otros huyeron al norte-

- ¿Algo desde el cementerio? – inquirió el ayudante

-Demasiados pies por la mañana... Podría volver a intentar más tarde- unos segundos de silencio continuó -El varisio no sabe nada. Me lo ha dicho mi totem- no pudo evitar que una leve sonrisa se dibujara en su rostro al recordar la forma en que había recibido la noticia. -Llevé sus armas al sheriff-

- Espero que el rastro no se pierda - Miró hacia donde había señalado - Si no te molesta te acompañaré para ver a donde llevan esos pies. El varisio es un imbécil que no sabe lo que es una ciudad con leyes, pero no creo que tenga que ver con el asalto. Necesitará sus armas mañana - dijo con una sonrisa irónica

Ivtolt no entendió esto ultimo pues no había llegado luego del reto. -¿Esperas un nuevo ataque mañana?- preguntó desconcertado -No creo que los haya. Todo fue un circo para robar el cuerpo. Quizás fue la propia hija. La que ustedes mataron sin que este muerta-

- Tiene un duelo conmigo - se encogió de hombros - Y coincido contigo, no espero otro ataque, consiguieron lo que querían.- Lo miró extrañado - Por lo que se la niña murió en el incendio, no vivía aquí en ese momento, he llegado hace apenas unos meses.-

-Quizás no lo hayan sacado del pueblo aún- luego cuando mencionó a la joven añadió con preocupación -¡Enterraron un cajón vacío! nunca encontraron restos que entregar a los dioses. ¿Sabes lo peligroso que es? ¡ No debieron haberlo hecho nunca !-

- Encierran a sus muertos en cajones, ¿que esperas de ellos? - se encogió de hombros

- Sus Dioses y nuestras creencias pueden congeniar, pero sus pequeños corazones jamás entenderán a la tierra. Y espero que estés en lo cierto, pero han tenido tiempo de sobra para hacerlo desde ayer -

-Si lo hicieron debieron llamar la atención de alguien. A no ser que lo disfrazaran o lo sacaran por debajo. Los goblins cavan muy bien-

- Te sorprendería saber lo fácil que es salir por el puerto si tienes los contactos adecuados, de todos modos creo que el sheriff ha montado una red de vigilancia. Aún así hay túneles y pasadizos.-

-Deberíamos revisar esos túneles entonces-

- Pertenecen a los nobles, no es tan sencillo, a menos que encontremos algo que nos guie a ellos no podemos entrar-.
Ivtolt refunfuñó, comprendía el problema que representaba aunque no llegaba a entender porque permitían que eso sucediera. -El sheriff debería obligarlos-

- El sheriff hace lo que puede, la ciudad les pertenece a ellos - se encogió de hombros - Nunca supieron hacer las cosas y no aprenderán-

-Pero esto nos incube a los Shoantí. El chaman de mí tribu me envió para evitar esto- su rostro expresaba la frustración que sentía ante el fracaso.

- Nos incumbe, y haremos lo posible por ayudar, pero ir en su contra para hacerlo no es una opción ahora. -

-Puede que tu hayas olvidado a tu pueblo, no lo se ni es mi asunto. Pero no arriesgaré la seguridad de nuestras tribus por los caprichos de esta gente-

- No los he olvidado, ellos me mandaron a encontrarme con otras culturas, a comprenderlas para volver y ser un digno líder de mi gente. Si los forzamos a hacer las cosas a nuestra manera somos peores que ellos, porque nosotros conocemos a la madre tierra y ellos no.- Aquellas palabras alegraron el corazón del monje. Saber que aquel formidable guerrero no había abandonado a los suyos le hacía sentir orgulloso de ser Shoantí.
Kaddok meneó la cabeza -¿Que harías tu si un extranjero va a tu tribu y destruye un tabú? -

-Mientras la urgencia me lo permita respetaré sus formas- La voz del shoantí sonó más tranquila. -Lo que haría dependería de la palabra de mi totem-

Kaddok asintió -La palabra del totem de esta gente es la ley, es más flexible ahora por estar en manos del Sheriff pero no deja de ser ajena a nuestras costumbres. En otro momento os hubieran matado a ti y a tus lobos sólo por acercarte a las murallas, yo hubiera muerto el primer día aquí de no ser por Hemlock. - Sonrió - Hemlock es la voz del totem, y es una voz sabia y justa, pero también es inflexible con quien pasa los límites de lo convenido.- Ivtolt asintió en silencio

El rastro los había llevado hasta una fábrica de vidrio, Ivtolt se sentó en el camino y dejó que sus lobos hurgaran junto con Kaddok. Él esperaría alerta y atento a lo que allí pudiera suceder

Cargando editor
09/02/2011, 14:30
Director

Tras despedirse de Kaddok cuando este se marchó a hacer su ronda, los demás continuaron hablando durante un rato. Ameiko había dejado los platos y se había marchado enseguida para continuar atendiendo a otros clientes, por lo que Laetitia no pudo acercarse para preguntarle por el estado de su padre. Al terminar la comida, la bardo quedó con Dorlam para ir a realizar las compras apropiadas para el día de caza que tenían con Foxglove pasado mañana, Rictor y Minvant esperaron para ir a repatir los regalos que los ciudadanos de Sandpoint les habían entregado como recompensa por haber acabado con la invasión goblin.

La dueña del Dragón ignoró la pregunta sobre su estado de ánimo, tras una breve pausa, sacudió la cabeza.

- Supongo que el viejo estará en la fábrica, como siempre - comentó de pasada mientras llevaba una bandeja repleta de jarras de cerveza. No dio muestras de querer conversar algo más, así que la bardo salió de la posada algo preocupada.

Tras repartir la carne, el pescado y quedarse con un par de cosas, Rictor se separó de ellas para meditar un poco y merodear por la ciudad. Dorlam se unió a las dos mujeres a la hora acordada y los tres marcharon a comprar ropa a la tienda de Vernah. La sacerdotisa no estaba interesada especialmente en el arte de la caza, pero había decidido acompañarles por si alguien salía herido sin querer. Laetitia y Minvant estuvieron un buen rato eligiendo trapitos, la bardo tardó más en decidirse, pero Minvant sabía lo que quería y compró una túnica corta a juego con unos pantalones y unas botas de montar bastante pijas que según Vernah, eran regalo de Foxglove para todos, así que Dorlam y Laetitia también salieron de la tienda con unas botas de gran calidad.

En la armería el mago y la bardo intercambiaron opiniones sobre las ballestas aconsejados por Savah en cuanto a qué era lo que querían y lo que realmente necesitaban. Cuando se interesaron por las armas de filo, Minvant estudió con bastante interés las mazas que Savah tenía en la tienda, en especial una ligera con runas thassilonias talladas en el mango. Cuando estuvieron satisfechos con las compras, la idea de Dorlam de pasarse por la fábrica fue aceptada y los tres se dirigieron hacia allí.

Entretanto, en la fábrica de Vidrio de los Kaijitsu, Kaddok e Ivtolt habían intercambiando impresiones. Los lobos habían encontrado huellas por los alrededores de la fábrica, pero aquel rastro se perdió en las afueras. Los animales olisquearon por los alrededores, pero inquietos e insatisfechos, volvieron junto al shoanti. Cuando el mago acompañado por las dos jovenes dobló la esquina se encontró con los dos shoantí.

- ¿Ha ocurrido algo? - preguntó la sacerdotisa al ayudante.

- No, no ha ocurrido nada.

Los cinco miraron el gran edificio, de piedras grises y oscuras. Las vidrieras superiores estaban rotas, no todas, y los cristales se amontonaban en el suelo. Los estragos del ataque estaban presentes en un par de manchas en la pared, de fuego. La valla estaba cerrada, las puertas también y las cuatro chimeneas tiraban humo negro recortándose contra el cielo de poniente. Los lobos de Ivtolt permanecieron inquietos cerca de su amo.

- Si la fábrica está cerrada, el viejo Kaijitsu estará dentro - explicó Dorlam. - A veces se encierra cuando le da un ramalazo de inspiración, para perfeccionar la técnica, ya sabéis. La técnica Minaki se vende bastante bien en Magnimar y Korvosa, no sería de extrañar que estuviese trabajando en algo nuevo, la última vez que alguien lo interrumpió en su meditación fue más duro que Vinder...

Kaddok no encontró nada sospechoso y los lobos tampoco colaboraron mucho. Aún así, Ivtolt decididó que permanecería haciendo guardia toda la noche. Kaddok avisaría al sheriff sobre esto cuando terminara su ronda, pero no iría a avisarlo por tan poco, ya que habían cosas más importantes que los caprichos de un noble. El ayudante se marchó de allí a continuar con la ronda de la tarde, Laetitia, Minvant y Dorlam cenaron en el dragón antes de volver a sus respectivas habitaciones. Minvant acompañó a Laetitia a su habitación y quedó en ir a ver el duelo de Kaddok con aquel varisio a la mañana siguiente.

Kaddok terminó su ronda y también fue a cenar al Dragón. Le dijo al sheriff lo que había visto en la fábrica y él decidió que por si acaso dejaría a un par de soldados haciendo ronda por los alrededores. El ayudante se extrañó cuando Ameiko decidió que le subiría la cena a la habitación, pues se había enterado de su duelo y seguramente necesitaría descansar para estar listo al amanecer. Subió a su habitación preocupado, se cruzó con Laetitia en la escalera y con Minvant y las saludó al pasar antes de llegar a la habitación. Al cabo de unos minutos, Ameiko llamó a la puerta.

- Me gustaría desearte suerte para mañana... y perdona mi forma de actuar esta tarde, no me había fijado en tu nuevo rostro, estás muy guapo - habló ella, tendiendole la bandeja de comida, sin llegar a entrar.

- Gracias. Ha sido obra de Desna - contestó algo nervioso. Era la primera vez que ella le decía algo así.

- Lamento haber sido tan grosera con la chica que te acompañaba y por sumarme a los chismes del pueblo. ¿Puedes pedirle disculpas de mi parte?

- No te preocupes, no tiene importancia. Entre Minvant y yo no hay nada, así que los chismosos pueden decir lo que quieran. Le daré tus disculpas cuando la vea... - aseguró.

- Vale... - Ameiko bajó la mirada y luego sonrió a Kaddok. - Suerte - se acercó a él y depositó un beso en su mejilla.

- Gracias - tartamudeó sonrojándose. Cuando ella se dio la vuelta, el ayudante decidió hablar. - ¿Estás bien? Sabes que si hay algo que necesites...

- Sí, tranquilo, estoy bien, solo es por culpa del ataque y del asalto a mi despensa - sonrió para quitarle importancia. - Estoy perfectamente. Suerte mañana - se despidió. Kaddok se maldijo por su cobardía, tenía que haberle dicho algo más, seguramente ese acercamiento no volvería a suceder.

- Ameiko - la llamó cuando estaba a punto de llegar a la escalera. Cuando ella se giró, dudó y respiró hondo. - ¿Podrías asegurarte de que mañana me despertasen antes de que saliera el sol por si yo no lo he echo...?

- Claro - le guiñó un ojo y desapareció. Él cerró la puerta, quedándose en silencio. Enseguida enterró los pensamientos que tenía en ese momento y se centró en la meditación. Escuchó unos murmullos en el piso de abajo, pero se calmaron enseguida, al mirar por la ventana vio una pequeña llovizna deslizándose por el cristal. Primero oró a Desna y luego meditó durante un rato ante su tótem, antes de tumbarse en la cama y dormir profundamente, mentalizándose para el día siguiente.

Laetitia despertó antes de que se hubiera alzado el sol, con la respiración agitada, los nervios a flor de piel y un sudor frío resbalando por su espalda. Había tenido un sueño horrible, demasiado angustioso, recordaba detalles concretos pero demasiado aterradores para volver a rememorarlos. Había soñado con Nualia, con su amiga, y con su padre. Había soñado como las llamas lo consumían, pero también había soñado como la assimar, antes de arder, se marcaba los brazos y el vientre con un cuchillo de caza. Y por detrás de ellos, una figura irreconocible, con el cuerpo de una mujer y la cabeza de un chacal.

Permaneció un rato tendida en la cama mientras la luz entraba por la ventana, recordó haber quedado con Minvant para asistir al duelo, aunque aún faltaba tiempo y sabiendo que sería incapaz de volver a conciliar el sueño se levantó temprano. Kaddok fue capaz de despertarse solo y abajo se encontró con Laetitia, mientras la cocinera halfling les preparaba el desayuno. El ayudante abandonó el Dragón bastante pronto, Laetita esperó un poco para dejarle a solas y luego fue a buscar a Minvant a la Iglesia, pero no la encontró, como tampoco pudo dar con el padre Zantus. Supuso que estaría preparándose para el duelo también.

Cuando Kaddok llegó al lugar acordado, Hemlock y algunos aldeanos ya estaban allí, esperando ansiosos el combate. Estaba a punto de amanecer, la temperatura aún no había comenzado a subir y la hierba estaba salpicada de rocío. Algunos hombres de Hemlock tuvieron que apartar a los vecinos congregados, el sheriff se acercó a Kaddok con el gesto grave, como siempre, pero quizás algo más grave de lo normal.

- Espero que le des lo que se merece - murmuró con el ceño fruncido tras darle una palmadita en la espalda.

Shawn apareció poco después acompañado por dos hombres, por las pintas debían de ser de la banda de los Scarzni. Hemlock llegó a su altura y uno de sus hombres le devolvió sus armas. Rictor llegó para hacer su trabajo y comprobó que las armas de Shawn no tuvieran veneno. Kaddok miró a los presentes, vio a Laetitia, vio a Dorlam, pero no vio al shoanti de los lobos, lógico si había insistido en quedarse en la fábrica. Pero tampoco vio a Minvant, como ella había prometido.

El sol comenzó a despuntar en el este y el duelo debía comenzar.

Cargando editor
09/02/2011, 14:33
Ivolt

El moje permaneció pacientemente en su lugar hasta caida la tarde, esperaba que alguien saliera de allí para poder hablar con él, pero nada sucedió. Aburrido y sin nada que hacer partió hacia el cementerio y durmió.
A la mañana siguiente, bien temprano preparó sus cosas y emprendió camino. Su intención era volver con su tribu, hablar con su chamán y afrontar su fracaso.
Al llegar a la puerta norte algo llamó la atención de Ivtolt. Un grupo de gente se reunía en las afueras, muchos eran conocidos, distinguió a muchos de sus compañeros allí, liberó a los lobos de sus correas y se acercó. Casi al instante fue interpelado por Foxglove quién le ofrecía ir de caza al día siguiente, tras asegurarse que las presas servirían de comida decidió que aquel sería un buen ejercicio para la manada y decidió acompañar al noble. Foxglove le entregó una bolsa con monedas de oro que el monje rechazó y pidió usara en algún acto de caridad para con la gente de Sandpoint. Luego de acordar hora y lugar del encuentro se sentó para observar el desarrollo del duelo. Ivtolt estaría alerta en todo momento y ante la menor señal de peligro o trampa intervendría sin dudarlo junto con su familia canina.

Cargando editor
09/02/2011, 14:33
Kaddok

Tan pronto se cerró la puerta de la habitación Kaddok maldijo su timidez, podría haber dicho algo más interesante, podría haber... Meneó la cabeza para sacarse esas ideas de la cabeza, no era momento de pensar en Ameiko, debía prepararse para el día siguiente. Acomodó el plato de comida sobre la mesa y comió con calma, rememorando los hechos del día, un día para recordar, un día para olvidar. Agradeció a Desna por el milagro y prometió dedicarle una parte de sus pensamientos cada noche desde ese momento.

Una vez terminó la cena, se quitò las vestimentas y lavó su cuerpo con el agua de la jofaina. Limpio de cuerpo, se preparó para limpiar su espíritu, de su morral sacó una tela de colores rojos y anaranjados que tendió en el suelo delante de la ventana, formando un triángulo. En dos cuencos pequeños colocó una mezcla de azufre, carbón pulverizado e incienso, los colocó en las esquinas mas alejadas de él y las prendió. Un olor fuerte, azufrado, inundó la estancia, algo en la mezcla hacía que a pesar de todo resultara agradable, y arrodillandose frente a las piras simbólicas inspiró profundamente tres veces. Su pulso se aceleró, las imágenes se volvieron borrosas y cerró los ojos, aceptando la visión que su totem quisiera enviarle. Su cuerpo, entrenado hasta el hartazgo, mantuvo la posición erguida mientras su alma emprendía el viaje.

Estaba en la llanura de fuego, las grietas dejaban escapar el calor de la tierra junto con un fulgor anaranjado. Podía decir cual sería la próxima en dejar escapar una llamarada por el color de sus bordes, cazar en esa tierra yerma era parte de la vida de su tribu. Allí estaba la serpiente, mirándolo, esperándolo para guarlo entre el laberinto de llamas, allí estaría el día que volviera par cumplir con su rito de pasaje. Ahora estaba allí para darle consejo, para sosegar su alma, para indicarle el camino a seguir con respecto al varisio.

La serpiente se deslizó sinuosa hasta un círculo de piedras, allí la esperaba una comadreja, y nada más verse se trenzaron en un combate tan acelerado que costaba ver sus golpes. Cuando todo frenó, la serpiente tenía a la comadreja por el cuello, ambas sangraban profusamente y la comadreja apretaba con sus garras una espina afilada contra el corazón del reptil. La sierpe no clavó sus colmillos, y el roedor dejó caer la espina. Tán súbitamente como había aparecido, la visión se desvaneció, poco a poco la habitación fue tomando forma. En los pocillos se consumían las últimas brasas, un polvillo anaranjado que pronto se tornó gris.

Su respiración, agitada, fué normalizándose poco a poco, se levantó con cuidado y abrió la ventana para que el aire húmedo de la noche limipiara la habitación. Con sus manos ahuecadas tomó un poco de agua de lluvia y dejó caer unas gotas en cada pocillo, luego los dejó sobre la mesa y, tras cerrar la ventana y apagar la vela que iluminaba la habitación, se acostó a dormir sobre la tela que había servido de alfombra.

Despertó sólo, antes del amanecer, se desperezó, hizo uso de la bacinilla, y luego con cuidado vertió unas gotas de agua en las cenizas. Formó un barro espeso, y con el mismo se pintó los símbolos del clan, del totem, y de su maestro en el torso, piernas y brazos. Sacó de su morral un taparrabos gris e hizo de la tela roja y anaranjada una especie de poncho, vestido de esa guisa, sin armas y con su morral al hombro, bajó al comedor.

Saludó a Laetitia con una sonrisa y una inclinación de cabeza - Buenos días, parece que no soy el único que madruga - y después de hablar sobre algunas nimiedades y con el desayuno en la mano, se dirigió hacia el lugar en que tendría lugar el duelo. una vez allí le dejó el morral y la manta al sheriff, saludó a los presentes con una inclinación de cabeza, y se dispuso a esperar el momento. Le extrañó no ver a Minvant, siendo que había dicho que estaría, pero se sacó de la cabeza cualquier mal augurio que pudiera tener.

Cuando vió llegar a Shawn comenzó a estudiarlo, y una vez que las armas estuvieron revisadas y los padrinos dieron su aprobación, se paró delante del varisio y le dedicó una inclinación de cabeza. El ladrón revisaba sus armas, y cuando las tuvo en las fundas lo enfrentó con una sonrisa, mientras su mano volava hacia su daga. Kaddok lo vió venir y avanzó hacia él , esquivando la daga a último momento. El acero pasó a escasos centímetros de su oreja, y cuando llegó al lado de Shawn esquivó también la estocada con la que lo recibió.

Como en su visión, pelearon durante casi tres minutos, los golpes de Kaddok conectaban en el cuerpo del varisio menos de lo que fallaban, y las mas de las veces la armadura absorbía el impacto. Aún así el acero de Shawn no había mordido una sola vez las carnes del shoanti, y todo parecía indicar que el ayudante del sheriff ganaría. Sin embargo todo cambió cuando el estoque atravesó el abdomen de Kaddok, produciendole una herida profunda y dolorosa, y cuando unos instantes mas tarde le hizo un corte en el cuello, superficial pero potencialmente mortal, decidió que había que terminarlo como fuera.

Hasta el momento se había cuidado de golpear de forma que el daño no fuera permanente, pero era evidnte que había subestimado al varisio y que tarde o temprano terminaría con el acero atravesado en algún órgano vital. Su siguiente golpe fué al esternón, y se pudo escuchar claro el impacto, que hizo retroceder medio paso a Shawn.

Contra todos sus pronósticos éste sonrió, levantó el estoque ensangrentado en un saludo, y lo envainó - Es claro que podríamos matarnos, pero hay otros enemigos que estarían más que encantados de que lo hagamos. - dicho esto extendió su diestra - ¿Estamos a mano?

Kaddok dudó un instante, por una parte no deseaba otra cosa que partirle la nariz al varisio, pero por otro lado su visión, y el gesto de Shawn convertirían el próximo golpe en una cobardía. Tenía que admitir que al menos sabía cuando detenerse. Sin una sonrisa le estrecho la mano y asintió - Esto limpia tu ofensa de ayer, pero aún así mas te vale que no te pesque robando, sigo siendo la ley. Cuídate - No había burla en su voz, ni tampoco camaradería, le costaría confiar en el varisio, pero prefería no tenerlo de enemigo.

Dió media vuelta y se dirigió hacia donde estaba el sheriff, ignorando las punzadas de dolor que le producía la herida y la sangre que le chorreaba pierna abajo. Ahora sí pensó en lo extraño que era que Minvant no se hubiera presenado, debía haber pasado algo importante para que faltara a su promesa.

Cargando editor
09/02/2011, 14:34
Rictor Lasanti

Tiempo. Aquella era la palabra clave, seguramente. Tiempo para meditar. Tiempo para abstraerse en sus propios pensamientos. Tiempo para conseguir lograr el sublime estado en el que uno conseguía, momentáneamente, hacerse uno con la divinidad. Pero, también el espacio era importante, muy importante, no creáis que no se daba cuenta. Agradecía profundamente el hecho de poder gozar mínimamente de un espacio en el que poder desenvolverse sin que hubiera un séquito alrededor suya coreando cada una de sus palabras y mirándole con arrebolada ilusión. Y por si esto no fuera suficientemente preocupante, con un alto contenido del sexo femenino. ¡Uf! Mantenerse ecuánime es mucho más fácil siendo un anacoreta. Y es que era mucho más fácil mantener un riguroso ayuno cuando no llovían bizcochitos de crema del cielo. Pudo encontrar un olvidado rincón en el que nadie parecía circular. No habría otra oportunidad como aquella, era un signo clarísimo: ceeró los ojos, desenvainó la espada y comenzó a ejercitarse en el arte sublime, dejando que sus movimientos fluyeran unos a través de otros.

Después de un día extenuante, se decidió a retiurarse al sosiego de su meditación, satisfecho. Sonreía pensando en lo que iba a disfrutar transcribiendo lentamente los textos de los Hechos, el susurro de la pluma acariciando el pergamino y el olor de la tinta a medio secar. Podría estar así horas, y de hecho así ocurrió, pues aunque los ojos se resienten de forzarlos a la luz de la vela, era una tarea gratificante que permitía sobrellevar ese problema sin dificultad. Cuando se retiró al lecho, tras unas cuantas abluciones, lo hizo más relajado que desde hacía unos cuantos días ya. ¿Su tarde no había sido tan productiva como la de los demás? Bueno, tal vez. Depende de la idea de "productividad" que uno tenga, y de pensar si es más importante el goce en el plano material o la pasión espiritual. Por un momento tuvo dudas sobre el dís siguiente, pero ni siquiera eso le perturbó demasiado. Durmió plaventeramente, y sin sueños que él recordase. Que él recordase.

A la mañana siguiente...

-..y concédenos valor para cumplirlo, ahmén.

El joven, de rodillas, iba vestido con unos pantalones cortos, y poco más. Tras comprobar que todo iba bien, se vistió con la camisola interior, para prevenir las rozaduras de la armadura, y se puso la camisa y pantalones. Después de esto, se ajustó la armadura durante unos cuantos minutos, tras haberle sacado brillo y comprobada exhaustivamente. La espada fue colocada en su sitio, tras comprobar que entraba y salía tan limpiamente que no había más que pedir. Por último, se puso el palio azul celeste sobre la armadura. ¿El colgante con su símbolo? No hacía falta que se lo pusiera. Nunca se despegaba de él. Salió del Dragón, canturreando, trazó la cruz santa sobre su pecho una vez salió a la calle y se dirigió al lugar del noble encuentro. Antes de hacerlo pasó por la iglesia; le extrañó que no hubiera nadie, pero supuso que el padre estaría ocupado en la sacristía.

-Traed las armas.

las armas las tendieron los padrinos, como mandaba la tradición. Rictor murmuró apenas un par de frases, asintió e hizo un gesto. los padrinos, tras la autorización, dieron a cada uno su arma.

-Comenzad.

Ningún otro comentario en el combate, simplemente el árbitro tenía que asegurarse que todo concurriera en los cauces de legalidad que eran requeridos para la situación. Y todo lo fue. Pese a su debida neutralidad, no puedo evitar sonreir, contento con el resultado del combate; ambos habían entablado un empate. Ninguno ganaba, ninguno perdía; no había combate, no había pendencia. Antes de permitir que ninguno de ellos se fuera, lo que conllevó ponerle una mano en el hombro a Kaddok para que no se marchara. Besó la cruz y la encerró devotamente entre ambas manos. Todos los allí presentes pudieron sentir una cálida sensación de bienestar; los que estaban cansados y deprimidos se restauraban, y los rasguños y heridas que la gente había sufrido se disiparon en cuestión de nada. Incluso las peligrosas heridas de los dos contendientes se convirtieron en algo mucho, mucho más soportable.

-Cuidáos ambos -sonrió, pero cuando se acercó a Kaddok su cara mostraba una cierta preocupación- Deberíamos buscar a Minvant. Algo ha debido de pasar para que no haya acudido como aseguró.

Notas de juego

MJ: Todos los asistentes recuperan 6 PG

Cargando editor
09/02/2011, 14:35
Laetitia Desnae

Despertó mientras se incorporaba repentinamente en la cama, agarrada a las sábanas con fuerza. Se quedó sentada en la cama, mirando al vacío con la respiración agitada, durante unos momentos antes de darse cuenta de que todo había sido un sueño y se encontraba en la habitación del Dragón, con las sábanas todavía agarradas con una fuerza que le había vuelto blancos los nudillos.

Se dejó caer de espaldas en la cama con un suspiro y se quedó mirando al techo durante un rato antes de anotar todo lo que había soñado en su cuaderno de sueños a la luz de la luna, que entraba por la ventana. Cuando cerró el diario volvió a dejarse caer en la cama y se tapó la cabeza con la almohada, que se empapó de lagrimas.

Se levantó pronto esa mañana, había muchas cosas por hacer y el espectáculo del siglo estaba a punto de celebrarse. Rezó sus oraciones y se miró en el espejo. Tras realizar unos compases, vio como su rostro se limpiaba y tomaba color al tiempo que el pelo se peinaba y desenredaba. Con otro compás logró que la ropa que se iba a poner quedara limpia y planchada lista para vestir.

Bajó a desayunar y saludó a la cocinera de Ameiko, que estaba ya preparando algo en la cocina. Al rato bajó el ayudante del sheriff, con quien intercambió unos comentarios intrascendentes antes de que se marchara con el desayuno en la mano hacia el lugar del duelo.

Cuando terminó de desayunar se dirigió al templo en busca de Minvant, caminando mientras miraba al suelo ignorando a la gente con quien se cruzaba. Al no dar con ella, ni con el padre Zantus se puso nerviosa. Preguntó en la Catedral pero nadie supo decirle donde estaba, así que continuó sus pesquisas en la calle. A nadie extrañó que Laetitia, como sacerdotisa de Desna, preguntara por Zantus y Minvant, así que a un guardia de Hemlock al que se le escapó que ambos estaban con Hannah Velerin en su local, aunque pronto enrojeció al darse cuenta de que había dicho algo confidencial.

Dado que según se decía había algo más que una amistad entre el clérigo y la sanadora, no le extrañó que estuviese por allí y no quisiera que fuese notorio. Sin duda Minvant había ido allí en busca de algun ungüento para curar las posibles heridas del combate que se preparaba, así que no le dio mayor importancia y se marchó hacia el claro donde se había preparado la pelea.

Ver a tanta gente reunida allí para ver como el varisio y el shoantí se partían la cara mutuamente le pareció repugnante, y así se lo hizo saber a Dorlam que estaba por allí. – Creo que deberíamos hacer que los niños no vieran este “espectáculo” – dijo casi escupiendo con asco cada letra de la palabra mientras miraba a los contendientes prepararse – No es nada recomendable, ni es bueno que crean que lo mejor para solucionar las cosas sea pegarse de puñetazos… ya han visto demasiada violencia con el ataque, y bastante verán a lo largo de sus vidas, no creo que… que… - miró y no vio ni a Minvant, ni a Zantus ni a Hannah… no habían ido con remedios para las heridas. La última imagen de su sueño volvió a su cabeza y pensó que tal vez era algo profético que había malinterpretado. No era Tobyn el sacerdote del sueño amenazado por las llamas sino Zantus, Minvant era la pelirroja que había confundido con Nualia… y la mujer con cabeza de chacal que identificó como Lamashtu no era otra que Hannah, la partera. Sacudió la cabeza desestimando que la sacerdotisa hubiera acudido a ella buscando uno de sus “remedios discretos” (o al menos eso esperaba, aunque explicaría la misteriosa desaparición), pero todo parecía encajar demasiado bien para ser una coincidencia… eso o estaba comenzando a perder la cabeza.

Se quedó sin terminar la frase y palideció, quedándose unos segundos sin reaccionar. – Tengo que irme – dijo antes de marcharse casi corriendo hacia el muelle, pero antes, paró en el Dragón y subió las escaleras de dos en dos hasta llegar a su habitación. Allí rebuscó entre las compras del día anterior y se puso el cinto con la espada que había comprado en el arsenal. Si aquella mujer era seguidora de Lamashtu o quería dañar de algún modo a Zantus o Minvant, iba a tener un serio problema.

La cocinera la miró extrañada y fue a decirle algo a la bardo… pero la determinación en su mirada hizo que se lo replanteara y continuara con sus cosas, como si no la hubiera visto. Tras abandonar la posada, se dirigío con paso rápido y decidido hacia Hannah’s y abrió la puerta con energía…

Cargando editor
09/02/2011, 14:36
Dorlam Selt

Congregados ante lo que parecía ser el espectáculo del día en Sandpoint, el mago no podía creerse que esta disputa hubiera reclamado la presencia de tanta gente. Laetitia exponía sus prejuicios y Dorlam asintió. - "Si... si el duelo hubiera sido más tarde, seguramente hubiera reclamado la presencia de los niños para entretenerlos en otro lado... pero siendo a estas horas... la mayoría estará sin duda durmiendo, por lo menos los más jóvenes"

De repente la cara de Laetitia cambió totalmente haciá una mueca de asombro e incerdulidad y la bardo se dió la vuelta dispuesta a salir de allí. A Dorlam le resultó tremendamente extraño aquel cambio y cuando vio salir a Laetitia de allí no dudo en unirse a ella: - "¿Qué pasa?, ¿Es algo grave?"

El duelo le importaba menos que el malestar de la bardo y estando seguro que Kaddok sería el vencedor, nada podía hacer más para apoyar al ayudante del sheriff. El mago, mientras daba caza a Laetitia dió gracias a su tenacidad y disciplina por haber estudiado sus conjuros antes de salir de la academia.

Cargando editor
09/02/2011, 14:37
Shawn

El baño le sentó de maravilla al pícaro y eso le animó bastante a recorrer las calles nocturnas de Sandpoint en busca de alguna pista que le llevase hasta dar con el porqué de la invasión de los goblins y la desaparición del cadaver. Su misión sería moverse por la zona norte del pueblo cerca del cementerio y la iglesia y pasando por la calle central. Haría de guardia nocturno y si veia algo podría seguir el rastro sin ser visto.

La noche pasó sin problema alguno y cuando el pícaro se sintió cansado decidió que era momento de irse a dormir pues al día siguiente tendría que combatir con el ayudante del sheriff por honor.

El descanso se le hizo muy corto, o por lo menos eso pensaba el pícaro sin embargo, unos golpes a la puerta le hicieron levantarse con presteza y coger su daga antes de abrir la puerta.

Cuando la terminó de abrir vio a dos de los esbirros de los Scarzini que iban a acompañarlo al duelo. Shawn se terminó de vestir y bajó a tomar un desayuno frugal con bastante rapidez pues si no no llegaría a tiempo y eso no se lo podía permitir. Apuró el último bocado y se marchó hacia el punto de encuentro fuera de Sandpoint.

Allí había bastante gente ya presente, algo bastante anormal pues se pretendía hacer un combate calmado pero en vez de fijarse en eso, Shawn se centró en buscar a Kaddok que se encontraba al lado del sheriff Hemlock. Cuando el pícaro se colocó a la altura de su rival, el sheriff se acercó junto con uno de sus ayudantes y le devolvieron sus armas. Ahora si se encontraba completo pues el duelo iba a ser con las armas que ambos hombres tuviesen.

Shawn había estado pensando bastante y sabía que con la daga y el estoque podría plantarle cara a su rival y eso es lo que haría. Se preparó como mejor pudo y esperó a que su enemigo lanzase su ataque. Era el momento de comenzar la contraofensiva lanzando la daga que se desvió por poco. El combate fue duro y el ayudante del sheriff había golpeado bastante a Shawn aunque éste aguantaba bastante, cuando ya llevaban un rato, el estoque del pícaro atravesó la carne de Kaddok haciendo bastante daño y haciendo flaquear un poco las fuerzas del monje por lo que tocaba rematar y así lo hizo, el siguiente golpe tocó el cuello y aunque Shawn hubiese deseado que atravesase la aorta, no lo consiguió pero lo que si consiguió fue que las fuerzas del ayudante del sheriff flaquearan aunque el impacto que dió con el último suspiro dejó bastante desconcertado al pícaro.

No podia permitirse perder pero tampoco podía permitir que el pueblo se quedase sin un guerrero tan fabuloso por lo que Shawn alzó su estoque antes de envainarlo.

Shawn: Es claro que podríamos matarnos, pero hay otros enemigos que estarían más que encantados de que lo hagamos. - dicho esto extendió su diestra - ¿Estamos a mano?

Tras estrechar la mano con el ayudante del sheriff, el clérigo que le había convencido que pidiese disculpas al noble hizo que se le aliviase el cuerpo bastante y que algunas de sus heridas se curasen. Ahora tenía otra cosa que hacer y era pedir disculpas al sheriff por lo que se acercó hacia el cuartel a esperarlo y poder disculparse en persona.

Cargando editor
09/02/2011, 14:39
Director

Laetitia y Dorlam corrieron juntos hasta casa de Hannah. El sueño de la noche anterior le había hecho tener un extraño presentimiento y no quería encontrarse con que hubiese sido real. Así, entró como una tromba en casa de la curandera y la encontró en su tienda como todas las mañanas. La mujer se sorprendió de verlos allí, pero antes de poder preguntar si deseaban algo, la bardo cruzó la tienda y se enfrentó a la anciana.

- ¿Dónde está? - preguntó con los dientes apretados.

Hannah tardó poco tiempo en entender a lo que se refería y su rostro demudó a una expresión de seriedad.

- Un momento - se metió por la puerta que daba a la trastienda, Laetitia esperó junto a Dorlam. La tienda era pequeña, pero estaba bien distribuida. En las estanterías habían algunos botes de cristal llenos de remedios caseros, manojos de hierbas y saquitos con hojas y ramas secas. El olor a especiado de la tienda resultó algo embriagador. Al cabo de un minuto, Hannah volvió a aparecer, y Zantus con ella. El clérigo miró a los dos con gesto grave y les pidió que pasaran a la trastienda para hablar en privado.

- Se trata de la joven Minvant - explicó el sacerdote con gesto grave. El mago y la bardo se temieron lo peor. - Anoche fue atacada... pero se encuentra bien - añadió rápidamente.

- Hemlock la trajo aquí anoche porque mi casa estaba más cerca que la Iglesia, mientras yo trataba sus heridas Zantus vino a ayudar.

- ¿Cómo está? - preguntó la bardo con un hilo de voz.

- Ahora ya está bien...

- ¿Puedo verla? - pidió de pronto. Zantus y Hannah intercambiaron una mirada y la curandera negó con la cabeza.

- No quiere ver a nadie...

- ¿Dónde fue? ¿Dónde...?

- Frente a la casa de Madame Kaye - explicó Hannah, Zantus hizo un gesto de desagrado ante la mención de la mujer. Sin esperar más respuestas, Laeitita salió como un rayo directa a la casa de las Gatitas, apenas a dos manzanas de dónde se encontraba.

Hemlock le dio una pequeña palmada a Kaddok en el hombro, con cuidado para no abrirle las heridas de nuevo.

- En una hora debes presentarte en casa de la alcaldesa Deverin - dijo el sheriff a Rictor, como una órden. Luego se dirigió a Ivtolt, pero no con el mismo tono, simplemente, para transmitirle que la alcadesa de Sandpoint deseaba tener una reunión con todos los héroes de la ciudad y que era de suma importancia para ellos y para el pueblo. Luego, acompañó a Kaddok hacia la casa de Hannah, explicándole que ambos sanadores estaban allí.

- Kaddok... - comenzó Hemlock mientras entraban de nuevo al pueblo y se dirigían al sur. - En menos de tres horas me voy a Magnimar. Aquí tenemos pocos efectivos, necesitamos refuerzos por si de nuevo, otros goblins deciden entrar en la ciudad. Tú estás al cargo de la seguridad del pueblo hasta que regrese, no serán más de tres días, espero... En una hora debes presentarte en casa de la alcaldesa, tu y los demás héroes... y es posible que los goblins no sean el único problema que deje atrás y al que tengáis que enfrentaros - puso especial énfasis en la palabra "tengáis"

El shoanti asintió sin decir nada y siguieron caminando en silencio hasta llegar a casa de Hannah. Antes de llegar vieron salir de allí a Laetitia y al mago, Hemlock frunció el ceño, pero nada dijo y entraron en la tienda de la curandera. Allí estaba Zantus, que miró al ayudante con el rostro lleno de preocupación, Hemlock mantenía una expresión fría y Hannah miró alternativamente a los tres, para centrarse en Kaddok, esperando ver su reacción. Luego lo hizo pasar a la trastienda para sanar sus heridas.

Le pidió que se sentara en una cama que tenía preparada y comenzó a estudiar sus heridas. Luego, fue aplicando un remedio denso de color verdoso en los dos cortes. El silencio se había instalado entre los dos, pero la anciana decidió entablar conversación.

- ¿Qué hay de esa chica de la que todos hablan? - preguntó sin interés, más por hablar de otra cosa que no fuese el tiempo, mientras extendía la crema por la herida.

- Solo son habladurías. No ha sucedido nada - explicó el shoanti. Hannah asintió.

- ¿Es especial para ti?

- No lo se. En todo caso es algo que ella y yo deberemos resolver si llega el momento... - contestó lo mejor que pudo, sin ánimo de ofender. Hannah volvió a asentir y vendó la herida de su torso y luego su cuello, con firmeza para evitar que sangrase, sin decir nada más, aunque parecía tener ganas de hablar de algo. Cuando terminó, recogió los enseres y salió en silencio, Kaddok no tuvo tiempo de preguntarse qué debía hacer ahora cuando el sheriff entró y cerró la puerta con cuidado. Su rostro mostraba esa expresión que Kaddok conocía como "hay algo grave"

- ¿Qué sucede, Bélor? - preguntó, sabiendo que el sheriff era de palabras claras y directas.

- Tu amiga fue atacada anoche frente a la casa de Kaye. Creemos que se trata del Carnicero o un imitador

Kaddok no cambió su expresión. - ¿Cómo se encuentra? - dijo sin inmutarse - ¿Puedo verla?

- Estable, por la gracia de Desna. No sé si ella quiere que la veas - hizo un gesto con los dedos sobre su rostro, una línea invisible que iba desde la mejilla derecha a la izquierda a la altura de la nariz, bajo los ojos, y luego otra de la oreja hasta la comisura del labio. - Yo la encontré...

El shoanti crispó los puños - Si la magia de Desna ha reparado mi rostro... - meneó la cabeza - Eso no importa ahora, cuando atrape a ese bastardo tendrán que enjuiciarlo por partes. Dile que quiero verla si ella así lo desea.

- No quiere ver a nadie, por ahora... Es evidente que no fue el Carnicero, pero es alguien que conoce su trabajo. Intentó cortarle las manos, los pies y la lengua, no consiguió nada de eso, pero la llenó de cortes. Ella le devolvió una puñalada, así que buscamos a alguien que tenga una herida entre las costillas... estaba demasiado oscuro y no pudo verle la cara - Kaddok asintió.

- En ese caso iré a hacer mi trabajo, en una hora estaré donde la alcaldesa

- Busca frente a la casa de Kaye... - fue toda su respuesta.

- ¿Sabes que hacía ella por esos lares?

- Dijo que se confundió de dirección - el ayudante asintió con otro cabeceo.

- Bien, nos vemos

Kaddok salió de casa de Hannah y se dirigió hacia las Gatitas de Pixie. Desde que Minvant había arreglado su cara, no había pensado en volver allí, al menos por el momento. Se detuvo frente a la casa y luego dio un rodeo por el edificio hasta encontrar lo que había ido a buscar: sangre. Se detuvo frente a la mancha casi invisible que se extendía en el suelo, apartó el polvo acumulado y observó tratando de hacerse una idea de lo que había ocurrido.

Mientras Shawn esperaba en comisaría, un soldado se acercó a él para informarle que la alcaldesa Deverin quería verlo en su despacho, igual que a los demás, y que debía presentarse allí en una hora.

Cargando editor
09/02/2011, 14:39
Laetitia Desnae

- Minvant corre peligro - fue la única respuesta que la bardo dió al mago de camino a la tienda de Hannah. Al llegar y ver lo que había pasado, vergüenza, ira y tristeza (y alegría para que decir otra cosa... "solo" había sido eso, comparado con lo que ella tenía en mente...) empezaron a luchar por obtener el control; ganó la ira y tras escuchar toda la información que tanto Zantus como Hannah pudieron darle (y la negativa de la sacerdotisa de ser visitada) se marchó hacia el local de las Gatitas, esperando que ninguna estuviera resentida por los comentarios que circulaban por el pueblo o que al recomponerle la cara a Kaddock temiera perder un buen cliente. - Vamos a ver que ha pasado - fue lo único que le dijo al mago... no quería ser cortante, Dorlam solamente se preocupaba por ella y lo más seguro es que quisiera ayudar... pero había demasiadas cosas que no encajaban, y las casualidades no existen, como que tanto Zantus como Hemlock estuvieran tan "afortunadamente" cerca del lugar del asalto... aunque claro, en aquel pueblo de porteras, era normal tratar de guardar las apariencias... lo que no era normal era lo de Drokkus y Jasper que... - ¡¡Jasper!! - exclamó, parándose en seco - Puede que él sepa algo, o al menos pueda ayudarnos. Es posible que fuera a hablar con él cuando fue asaltada, no se que vendría a hacer si no por aqui. Puedes ir al edificio de la liga mercante, esta aqui al lado. Yo mientras iré a ver que saben las Gatitas...

La entrevista con la maddame no dio mucha información extra, aunque saber que el asaltante había salido huyendo cuando fue descubierto y caminaba con problemas por una herida reciente fue bastante revelador. Tras dar las gracias por la información se dirigió al lugar del asalto a grandes zancadas. Allí estaba Kaddock, observando el rastro de sangre en el suelo - Hablando de casualidades...

- ¿Ya lo sabes? - le preguntó. - ¿Has podido pasar a verla? Debe estar muy mal para no querer ver a nadie... al menos hirió al asaltante, una buena forma de encontrarlo. Siguieron el rastro hasta el puente de salida del pueblo, donde el shoantí encontró algo. La bardo miró hacia el exterior; el atacante o había ido al mislote donde las principales familias de Sanpoint tenían su residencia o había huido por el bosque... - El bosque... - susurró, y rezó a Desna para que Foxglove no sufriera ninguna herida durante su batida de caza... o tendría que responder a muchas, muchas preguntas.

Cuando pasaron por la puerta de los establos de camino al ayuntamiento, Laetitia se paró un instante antes de entrar - Espera un minuto... tengo que preguntar algo

Notas de juego

MJ: La pregunta es, obviamente, si Foxglove ha salido por la mañana de caza en su caballo :shifty:

Cargando editor
09/02/2011, 14:41
Dorlam Selt

Apenas sin aliento, la bardo y el mago llegarón hasta la casa de Hannah. Parecía que Minvant estaba en peligro aunque Dorlam ignoraba cómo Laetitia había llegado a esa conclusión. Estaba claro que la bardo tenía demasiados recursos a su disposición y eso... era bueno. La explicación de la anciana y del padre Zantus alarmaron tanto a Dorlam como a Laetitia que apenas conocida la situación se encaminó hacía el burdel de Kaye Tesarani.

La intención de Laetitia era hablar con la responsable de este lugar, cosa en la que Dorlam no estaba demasiado interesado. El mago se disculpó ante la bardo e inció su propia linea de investigación, tras quedar que iría más tarde a la reunión que se había creado en el ayuntamiento.

Notas de juego

Nota: Mi intención es visitar de forma rápida cualquier tienda o lugar donde se puedan adquirir vendas o ropas. Si el culpable es alguien del pueblo es posible que haya decidido cambiarse de vestuario o comprar útiles de curación. Con el paso de la ficha al sistema pathfinder ha cambiado algo las habilidades por lo que ejecuto tiradas de Percepción/Averiguar Intenciones y Saber local... por si alguna aplica a mis intenciones.