Partida Rol por web

Ofrendas Ardientes

Cap. 2 - Ira y Cristal

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08/02/2011, 17:58
Laetitia Desnae

Laetitia

- Creo Lae, que deberías hablar con Minvant antes de decidir cualquier viaje, cuando la ví por última vez se preparaba para volver a Magnimar. Aún no ha salido, quizá la alcances y puedas explicarle lo que dijo la vidente.

Las palabras del shoantí fueron como un martillo que golpea el yunque… solo que en vez de un bloque resistente se encontró con una frágil Laetitia que se quedó petrificada por la noticia de la marcha de la sacerdotisa. Incapaz de articular palabra, la bardo miraba confundida a su alrededor y tras unos instantes salió disparada por la puerta.

Recorrió la calle del festival a grandes zancadas y cuando llegó a la calle del cuervo se metió por ella, sujetando la falda para echarse a correr aprovechando que estaba menos transitada que la calle alta y encarar la calle de la iglesia de nuevo a paso rápido. Entró en la catedral para dirigirse a los aposentos de Minvant pero el padre Zantus, que estaba camino al altar para oficiar el servicio religioso, la interceptó. – No la encontrarás ahí – le dijo sabiendo donde se dirigía. - ¿Por qué? – le hubiera gustado preguntar, pero un nudo en la garganta le impedía hablar. La cara de la bardo debía ser suficientemente transparente como para que el clérigo pudiera leer en ella como la escritura clara en un pergamino recién preparado. – Siente que aquí no tiene nada que hacer y debe seguir su camino para volver a Magnimar… - al ver la expresión de la bardo, el clérigo movió la cabeza como negando al sentido común sus argumentos antes de continuar. - … está en la puerta norte, esperando a los comerciantes.

Laetitia salió de la catedral con muy poca consideración hacia los fieles que entraban, que se quedaban extrañados al verla salir así. A medida que llegaba a la calle de la iglesia iba pensando en lo que iba a decirle a la sacerdotisa. – ¿Te vas? ¿Así? ¿Sin decir nada? ¡¡¿En qué demonios estás pensando?! … ¿Por qué? ¿Qué crees que vas a conseguir con esto? ¿Arreglar las cosas? ¡Las cosas no se arreglan dándoles la espalda y poniendo tierra de por medio! ¿No hacerme hacernos daño? ¡Es exactamente lo que estás haciendo! No puedes marcharte, ¡maldita sea!. Te necesitamos aquí… YO te necesito aquí… yo…. yo… - cuando Laetitia vio a Minvant a lo lejos, sentada a la sombra del árbol bajo el cual ella había estado cinco años atrás lo comprendió. Comprendió todo. Comprendió lo que la sacerdotisa sentía. Comprendió las razones que la impulsaban a marcharse. Pero sobre todo, comprendió como era ser la que se quedaba allí… y lo que se sentía. Laetitia paró y se giró, esperando que la sacerdotisa siguiera mirando los preparativos de los mercaderes.

Luchando por controlar sus emociones caminó de vuelta a la catedral, a los aposentos de los sacerdotes, y se dirigió a la habitación que hasta aquella mañana había ocupado Minvant y ahora estaba vacía. Cuando cerró la puerta, se derrumbó llorando en la cama.

- La… la culpa es mía – consiguió articular cuando Zantus entró para consolarla, después de los oficios. - ¿Cómo va a ser culpa tuya que Minvant… - empezó a decir el clérigo, pero la bardo negó con la cabeza sobre su hombro. – No… eso no… o si, no se… - comenzó a decir entre sollozos – No tenía que haberme ido así hace cinco años, ahora lo se. Tenía que haberme quedado… y todo habría sido diferente. Yo acabé con Nualia y he creado un monstruo que ahora nos amenaza a todos y…

- ¿De veras? – preguntó el sacerdote. – Yo diría que fue ella quien tomó su decisión, y de ella es la responsabilidad. Dime, ¿Qué vas a hacer tu? Hundirte y vender tu alma, renunciando a todo lo que eres y lo bueno que hay en ti para conseguir venganza por el daño que has sufrido… ¿o seguir adelante superando las adversidades para lograr tu sueño?

Laetitia se serenó tratando de asimilar las palabras de Zantus - Yo… - comenzó a decir, pero el clérigo continuó.- ¿Vas a devolver todo el dolor que has sufrido?... ¿O vas a luchar por reparar el que has hecho y aliviar el dolor de los demás? Busca en tu interior, examina tus sentimientos… y toma tu decisión, asumiendo las consecuencias.

Sin fe
que triste un final sin fé
ya nada se ve como es
pena le doy a la pena
pues penas coleccioné.
Ahora el sol se paró
harto ya de correr
como se fueron los años
y parece que aún fue ayer.

Laetitia regresó al Dragón Oxidado cuando los demás ya llevaban un buen rato preocupados por su ausencia. Se dirigió directa a la mesa con paso firme y una determinación férrea. – Minvant se ha marchado, se ha cumplido lo dicho por la pitonisa. No podemos esperar la ayuda de Magnimar y el tiempo trabaja en nuestra contra… debemos ir a Thiseltop y destruir el mal que allí se hace fuerte. Debemos salvar a Nualia… y salvar toda Varisia. Tenemos que salir mañana a primera hora sin esperar a Hemlock… - la bardo se giró para subir a su habitación, aunque antes de marcharse miró a Dorlam - Despídete de tu maestro y los chicos. Es posible que no vuelvas a verles.

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08/02/2011, 17:58
Rictor Lasanti

Rictor Lasanti

El caos no parecía haberse aclarado lo más mínimo tras la destrucción de la sacerdotisa abismal de Lamashtu. Lae parecía estar conmocionada por aquello de alguna forma, aunque "frustrada" podría ser la palabra que hubiese elegido de no ser por el dolor sordo que aún le palpitaba. ¡Milagro era que no hubiese perdido ningún diente! Se palpó la quijada, que en algunos sitios estaba algo suelta, y que en todos dolía como un millar de demonios, pero nada cedía. Cuando se sometiese al don milagroso de la Diosa todo esto habría acabado, y curiosamente con todos los dientes donde debían estar. Demos gracias por los pequeños favores... aaaahmén. ¿Y aparte del dolor? Algo disgustado, porque todo el esfuerzo en atraparla había sido en vano, pero la satisfacción por eliminar a la puta del maligno compensaba ese pequeño pinchazo.

[color=#00BFFF]-Vamos, no es el momento de flaquear[/color] -dijo, con una sonrisa que esperaba que fuese alentdora. Lo que dolía sonreír, no tenía un brazo desdeñable la devota de la mariposa- [color=#00BFFF]Nuestros compañeros nos necesitan.[/color]

No tener interés en saquear el templo maldito le hacía el eslabón menos móvil en ese momento, y como tal se quedó sólo con dos de los lobos. Seguramente los mismos con los que se había debatido a muerte y que el primer día lo más que hicieron fue dedicarle una mirada curiosa.

[size=85][color=#00BFFF]-Iomedae es testigo, que el aire fresco sienta bien[/color][/size] -sonrió para sí mismo, más animado.

Si lo que esperaban era un recibimiento heroico de algún tipo, no podrían haberse sentido más decepcionados. La gente se mantenía a la expectativa, santiguándose, mirando la escena con un temor reverencial. No es que le importara demasiado, y sospechaba que al resto de "héroes" tampoco, y por eso agradeció cuando llegaron al templo de Zantus. Una presencia sagrada y acogedora, aunque fuera en el templo de una diosa diferente a la que albergaba en su corazón. Después de la experiencia vivida allí abajo, el aroma de lo sagrado era agradable a su cuerpo, viniese de donde viniese. Tampoco fue desagradable que les ayudasen a salir de allí, porque es que a aquellas alturas no podía ni con su alma. Un rato después, tras una cena reparadora, Rictor se encontraba mirando al techo con un vaso de vino en la mano (y la botella no muy lejos) y concediéndose un momento de paz. Hoy por hoy, creía que se había merecido un trago, y de todas formas se echó un poco por la cara, para ayudar. Escocía y mucho, eso era buena señal, había herida que el alcohol pudiera restañar. Cuando llegaron las últimas noticias, encrgó una bañera caliente, que le sentó mejor que lo habría hecho jamás ningún lecho de plumas perfumadas. A gusto, se retiró para disfrutar del reparador descanso que sin duda se merecían.

(Al día siguiente)

Por mucho que se lo merecieran, no parecían haberlo tenido. Él no, desde luego, y por las caras de sus compañeros mientras almorzaban, ninguno había pasado una buena noche. Todos tenían asuntos urgentes, pero él consideró que sería un mal comienzo dar prioridad a los mundanos por encima de los Elevados. Dedicó unas horas a la contemplación, así como llevó su armadura a ser sometida a una operación de mantenimiento; no en vano era uno de los símbolos de su fé, una fé eminentemente guerrera. Tras eso, se dio un pequeño paseo por el mercado y por la ciudad, pensando en que todo iría bien a partir de ahora, aunque con la sensación de que no podía alejarse demasiado de su espada, sólo por si acaso. Se acercó a la casa del Sabio, sólo para oir, a gritos, que el mago se le había adelantado por la mano. Captó breves retazos de la conversación, pero los suficientes para entender de qué se trataba. Paseó por toda la ciudad tranquilo, con los ojos entrecerrados, dejando que le tonificara el agradable sol de la tarde y vestido con apenas un simple sayo clerical, más parecido a la estraza que otra cosa... y aun así atraía ciertas miradas. Con la mente y el espíritu restaurados para lo que fuese que el destino quisiese lanzarles al terreno esa noche, se dirigió al Dragón.

[color=#00BFFF]-¿Thistletop? ¿Y sin esperanza de refuerzos? ¿Nosotros solos?[/color] -preguntó, más con resignación que con la indignación o desesperación que debieran haberlo acompañado; se había hecho a la idea de cómo iban a ser estas cosas, y aunque no le gustara iba a aceptarlo. No como lo siguiente- [color=#00BFFF]¿¡Te vas!? Pero... te necesitamos aquí...[/color]

En cierta medida fue un alivio (aunque comparativamente diminuto) no tener que explicar por qué, ya que ni él podía dar una explicación muy concreta de por qué la "necesitaban" si su decisión había sido marcharse. ¿Y ahora Minvant?

[color=#00BFFF]-¿Y ahora es Minvant la que parte? ¡Pero qué sucede aquí![/color] -dijo antes de levantarse y salir por la puerta, menos agitado pero igualmente preocupado, tras acabar su cena con rapidez.

Hubiera entrado a la catedral, pero antes de poner el pie vio que empezaban a hablar, y se sintió muy violento. Era como invadir los momentos más íntimos con su familia, simplemente no podía hacerlo. A diferencia de Lae, él si fue a tener una última charla con ella. Pero aquí no hubo broncas ni discusiones, simplemente una aclaración. Tal vez ella no le veía como alguien tan cercano como Lae o Kaddok, pero se habían jugado la vida el uno por el otro unas cuantas veces y por la Espada que eso crea un vínculo fuerte lo quieras o no.

[color=#00BFFF]-...así, has tomado tu decisión[/color] -Rictor se rascó el pelo de la nuca, incómodo, buscando las palabras- [color=#00BFFF]Como quieras, pero echaremos en falta tu brazo y tu devoción a Desna. Fuiste de gran ayuda, Minvant, una excelente guerrera y... una buena compañera[/color] -la abrazó-
[color=#00BFFF]Espero que nos volvamos a ver algún día. ¡Adiós![/color]

Rictor estaba en la puerta cuando llegó Lae. Le dio sus condolencias por la partida de su amiga y la animó, tratando de explicarle que todo iría bien. Después, entró ella y él tomó asiento, para escuchar lo que había que escuchar.

[color=#00BFFF]-Ahora seremos los cuatro contra la Fortaleza Goblin[/color] -sonrió, y casi suelta una carcajada; la perspectiva le animaba, por alguna razón- [color=#00BFFF]¡En fin! Alguien debe hacerlo. Partiremos a primera hora, me imagino. Me pregunto si esta mujer estará todavía disponible para preguntarle un par de cosas sobre qué deberíamos llevar...[/color]

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08/02/2011, 17:58
Kaddok

Kaddok

El sheriff miró a us compañeros sin creer lo que escuchaba, parecía ser que olvidaban lo mal que les había ido bajo Sandpoint, habían vuelto todos de milagro y ellos parecían querer ignorarlo. [color=#008000]- Un momento - [/color]dijo el Shoanti. [color=#008000]- Yo no puedo partir hasta que Hemlock vuelva de Magnimar, tengo responsabilidades que me atan aqui y no pienso descuidarlas. Eso os deja a vosotros tres y no pienso dejaros partir solos, por pocos que sean, seguramente Hemlock traerá refuerzos para la expedición. Itvolt se recuperará en unos días y quizá quiera acompañaros... -[/color] Miró a sus compañeros y les sonrió de costado [color=#008000]- ¿O es que acaso los Heroes de Sandpoint me obligarán a arrestarlos para evitar que hagan una locura?[/color]

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08/02/2011, 17:59
Dorlam Selt

[color=darkblue]Dorlam[/color]

Dorlam había permanecido callado todo el rato. Incluso la noticia de la partida de Minvant o el próximo adios de Kaddok no habían sido suficientes motivos para expresar lo que el mago ahora sentía. Todo había partido de una frase de Laetitia, unas pocas palabras encadenadas que podían significar lo mismo que una ligera brisa para una recía construcción de piedra pero que en el mago habían supuesto el efecto de un tifón asolando una débil embarcación en mitad del mar. - "Despídete de tu maestro y los chicos. Es posible que no vuelvas a verles" - aquellas palabras resonaban en la mente de Dorlam, martilleando su consciencia de forma constante.

El mago flotaba en sus pensamientos recordando toda su infancia y juventud, todo lo que había aprendido entre los muros de la Acedemia y la multitud de chavales que había conocido y a los que había ayudado durante todos esos años. Algunos todavía permanecían allí, otros se habían afincado en la propia Sandpoint e incluso otros se habían impregnado de un espíritu viajero que les había guiado fuera de estas tierras. Turandarok era su casa e Ilsoari era como su padre, el mero pensamiento de su pérdida hacía estremecerse al mago... y sin embargo, el interior de Dorlam sabía que la misión que el grupo parecía tener encomendada era necesaria para la seguridad de Sandpoint y quizá de toda Varisia.

El mago miró sus manos, acostumbradas a no más que la sujección de libros y al lento movimiento de pasar páginas y páginas. Ahora las tenía doloridas. En los últimos días había tenido que hacer mucho más con ellas, y la tensión de agarrar su bastón hacía que unas leves agujetas hubieran aparecido en alguna de las falanges de su mano derecha. También la ballesta había sido fiel compañera, un arma que apenas había utilizado más que para absurdos juegos en los bosques cercanos a Sandpoint pero que ahora se había convertido en instrumento de muerte. ¿Realmente estaba preparado para esto?

Dorlam levantó la cabeza ligeramente: - [color=blue]"¿En verdad Desna nos está enviando hacía Thiseltop?, ¿Sómos acaso los elegidos para una misión casi suicida? Apenas hemos sobrevivido en los túneles bajo la fábrica y ahora pretendemos marchar sobre una fortaleza entera... creo que cualquiera que escuche nuestras intenciones nos tildaría de locos. Minvant se va cegada por una desconfianza de fe, Kadokk pretende seguir su rumbo en la vida, el shoanti de los lobos... Ivolt... quién sabe si se recuperará por completo... no es que quiera parecer pesimista, pero preferiría elegir mejores formas de morir. No os abandonaré e iré con vosotros, pero creo que debemos hacer caso al sheriff... necesitamos más gente, gente capaz de empuñar un acero pues con acero nos van a estar esperando. Busquemos aliados."[/color]

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08/02/2011, 17:59
Laetitia Desnae

Laetitia

- ¿Qu... qué? ... P... pero... pero... no... si...-  la bardo miraba al ayudante del sheriff y el aprendiz de mago entre incrédula y sorprendida - ¡¡¡AAAAAARRRRGGG!!! - exclamó finalmente desesperada antes de subir a su habitación y cerrarla de un portazo.

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08/02/2011, 18:00
Director

La súbita huída de Laetitia dejó a la mesa completamente en silencio; ninguno se esforzó por retomar la conversación y, finalmente, tras la cena, cada uno se retiró a sus respectivas habitaciones. Rictor, antes de marcharse, subió a la habitación de la bardo para intentar hablar con ella. La marcha de Minvant los había dejado a todos con el ánimo destrozado, si ella abandonaba, ¿quién más se echaría para atrás? Lo cierto es que sus motivos tan solo los conocía Kaddok, y no iba a contarlo. Si Minvant no se había despedido de nadie era porque no quería que la vieran salir huyendo ni que pensaran que era una cobarde. Ella se sentía así.

Al día siguiente, Ivtolt despertó de su inconsciencia en la catedral y Kaddok tuvo que ir a hablar con él para que no volviera a liar las cosas más de lo que ya estaban. De shoanti a shoanti, le explicó lo que había pasado en el interior de la catedral maligna, cómo habían luchado contra él y sus lobos poseídos y cómo los habían sacado de allí para evitar que muriesen. Aunque su orgullo no le permitía dar las gracias por haberle salvado la vida, en el fondo apreció que los extranjeros salvaran a sus compañeros de camada. Todos los lobos estaban en perfecto estado, salvo por las cicatrices de la pelea.

***

Kaddok se había encargado de bajar a los subterráneos, ya no había nada allá abajo, todo estaba en silencio. Desbloquearon uno de los caminos que llevaban a la superficie de Sandpoint y todavía estaban trabajando en el otro túnel cuando, al tercer día, se anunció la llegada de Hemlock. El ayudante, Laetitia, Rictor, Dorlam y Hiflin, junto a la alcaldesa, Zanthus, Ivtolt y varios de los nobles, salieron a recibilres a la entrada norte.

El rostro del shoanti, siempre inexpresivo, se mostraba furibundo. No traía buenas noticias de Maginar. Pero esto Laetitia ya lo sabía. Junto a él regresaron los mismos soldados con los que se marchó, apenas una pequeña escolta para los caminos, y una pareja de lo más variopinta: un enorme muchacho montando en un caballo de su mismo tamaño y una atractiva jovencita ataviada con una túnica de poca tela y un extenso tatuaje varisio por todo el cuerpo, que montaba en una yegua muy menuda.

Hemlock desmontó, igual que el resto de los soldados y la pareja, que hablaba en voz baja, pero discutiendo lo bastante alto como para que se pudiera oír su conversación. Hemlock les echó una mirada y los dos guardaron silencio con el ceño fruncido del mismo modo que daba la sensación de que eran familia. Intercambió unas palabras con la alcaldesa y finalmente, decidieron ir al Ayuntamiento para hablar sobre las noticias que traía de Magnimar.

Los compañeros nunca habían estado en la sala de reuniones. Lo más cerca había sido el despacho de Deverin, pero aquella habitación, sobria pero funcional, se les antojaba enorme, a pesar de que no cabían todos en las sillas. El hombretón que vino de Maginar, Hemlock, Kaddok, Rictor, Ivtolt y Jasper (el paladín que estaba al mando de la Liga Mercante) decidieron permanecer de pie y ceder sus asientos a las damas y los nobles. Aunque realmente los únicos nobles eran Deverin y Titus Scarnetti, el dueño del molino. Ameiko era la única representación que quedaba de la familia Kaijitsu. De la familia Valdemar  había aparecido nadie. Además de ellos, Ilsoari acompañó a Dorlam a la reunión, el padre Zantus fue con Laetitia y Hiflin se sentía fuera de lugar al lado del sabio Quink. La jovencita menuda de los tatuajes tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido.

- No traigo buenas noticias de Maginar - empezó Hemlock, llano y directo como era su estilo. - No van a ayudarnos. No tienen efectivos suficientes para prestarnos ayuda, por lo que ante cualquier ataque de los goblins, estamos completamente solos. El maestro hechicero Selki preguntó por su aprendiz, a la que por cierto no veo por aquí, y dio la casualidad de que una colega suya - señaló con uno de sus dedos a la jovencita de los tatuajes - estaba de visita en la ciudad. Con ella ha venido su hermano - y señaló al chico grande, que asintió con un gesto marcial. - Y esa es toda la ayuda que Magnimar va a prestarnos.

La chica de los tatuajes se puso en pie, era delgada y pequeña, parecía una cría, sin embargo su cuerpo demostraba justo lo contrario, que era toda una mujer.

- Me llamo Shezael, soy de Korvosa, y mi hermano se llama Hakim. No es un guerrero, es un herrero, y yo no soy maga, soy aprendiz. De todos modos, no teníamos nada mejor que hacer - comentó con cierto resquemor. - Así que estamos aquí para ayudar en todo lo que podamos. ¿Cual es vuestro plan? - preguntó. Las caras de circunstancias hicieron que chasquera la lengua con disgusto. - Vale, no hay plan... - rezongó. - ¿Sugerencias? - preguntó de forma impaciente, tomando el control de la situación. Deverin carraspeó ligeramente, al mismo tiempo que Hakim lo hacía y Shezael lo miró de reojo. Se sentó con cierto disgusto mientras la alcaldesa se ponía en pie lentamente. Parecía muy cansada.

- ¿Sugerencias? - preguntó con un hilo de voz.

-----------------
Pues ahí está el turno. Toca debatir las opciones que tenéis y cuales van a ser los planes. Podéis hacer un post contando lo que hacéis durante los tres días que tarda Hemlock en regresar. No hay nuevos ataques ni nada. Adalente, sigamos con la partida ;)

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08/02/2011, 18:00
Laetitia Desnae

Laetitia

Rictor había ido tras ella, pero Laetita necesitaba estar a solas. Se desesperó, lloró, rompió el espejo cuando le lanzó un vaso, se serenó, reconstruyó el espejo con un truco de magia, volvió a desesperarse y a llorar (y romper el espejo de nuevo) y finalmente se quedó mirando el cielo desde su ventana preguntándose qué había hecho para que Desna le proporcionara esa suerte. Poco depués se quedó dormida por agotamiento

[fold]Recuerdo que hace tiempo
creo que antes de nacer
cuando las horas perdidas
llegaban al amanecer.
No había que cumplir promesas
el cansancio era placer
las lagrimas eran de risas
y parece que aún fue ayer.
En los amigos creía
y en palabras de mujer
en dioses, patrias y banderas
y en el diablo también.
En leyes, familia y escuela
voy recordando mentiras
y parece que aún fue ayer.

Cuantas ilusiones
traje a este mundo al revés
que perdiendo una al día
creo que me quedan aún dos o tres.

Sin fé
que triste un final sin fé
cansada ya de perder
pensando lo que la vida
pudo haber sido y no fue.
la noche ya se gasto
el sueño empieza a caer
los recuerdos son cenizas
y parece que aún fue ayer.

El día del viento llegó
la esperanza ya se fue
o nacemos fracasados
o se fracasa después.
La vida ya se gastó
el tiempo empieza a caer
los días están contados
y parece que aún fue ayer.

Sin fe
que triste un final sin fé
ya nada se ve como es
pena le doy a la pena
pues penas coleccioné.
Ahora el reloj se paró
harto ya de correr
como se fueron los años
y parece que aún fue ayer.[/fold]

A la mañana siguiente, a primera hora, se dirigió a la catedral y esperó en la capilla de Desna a que apareciera el padre Zantus. El clérigo se sorprendió al verla, pero ella le tranquilizó con un gesto antes de hablar. - He venido a hablar contigo otra vez porque anoche una visión, arrastrándose suavemente en mis sueños, dejó sus semillas mientras estaba durmiendo. Y la visión que fue plantada en mi mente todavía permanece...

Durante tres días pasó todo el tiempo en la catedral. Cuando salió a ver al sheriff y los refuerzos, era mucho más fuerte que cuando entró. Había reunido todos los pedazos y se había reconstruido a si misma sobre los cimientos de su Fe. El símbolo de plata que colgaba de su cuello no era una mera representación de su deidad, ahora era una unión mística con ella.

Al ver que volvían los mismos que se habían ido acompañados de una pareja (seguramente viajeros que aprovechaban la presencia de hombres armados para evitar salteadores), resopló haciendo que uno de los rizos de su pelo que había escapado de la crespina se elevase. - Bueno, ahora al menos podremos ponernos en marcha. Es de agradecer que solo hayamos perdido tres días...

En la sala de reuniones Hemlock contó lo que era evidente y la varisia ya le había adelantado; estaban solos. Aunque la jovencita de Korvosa se ofrecía para ayudar. Laetitia levantó una ceja cuando escuchó que ambos eran hermanos, pero la levantó aún más cuando hizo el ofrecimiento (y la otra no se quedó atrás cuando la jovencita empezó a pedir planes y sugerencias sin ningún miramiento).

La alcaldesa, cansada por todo lo que había estado pasando, tomó la palabra. - ¿Sugerencias?

- Hemos perdido tres días - dijo la bardo levantándose. - Estaba claro que no ibamos a conseguir ayuda de las autoridades de Magnimar, solo hemos estado perdiendo el tiempo mientras el enemigo se organiza y planea la destrucción del pueblo y de toda Varisia. Hay que actuar ya. No tenemos fuerza suficiente para derrotar a los goblins cuando vengan ni podemos interceprtarlos ni sitiar su plaza para tomarla por la fuerza. Solo nos queda aprovechar nuestro escaso número y entrar en su guarida, tal vez ayudados por la exploradora elfa, que sabe como se mueven y como distraerlos. Y una vez allí, acabar con su lider y con quien está alimentando su ansia de poder. Sin un lider que los una, los clanes lucharán entre ellos por el poder y no tendrán tiempo ni razones para atacarnos a nosotros. Debemos acabar con Ripnuget... y salvar a Nualia de sí misma.

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08/02/2011, 18:01
Dorlam Selt

[color=darkblue]Dorlam[/color]

La pareja procedente de Magnimar que había acompañado en su regreso a Hemlock tenía un aspecto, digamos varipinto. La inmensa mole de carne que parecía ser aquel llamado Hakim contrastaba con los recuerdos que Dorlam de los pequeños Goblins con lo que el mago se alegró de poder contar con un aliado así, a pesar de que simplemente fuera un herrero. Sin embargo, de la pareja, quién más llamó la atención del mago, fue sin duda la mujer. "¿Aprendiz de mago?" - quizá la modestia fuera una de sus virtudes o quizá realmente apenas era capaz de realizar un simple truco de magia. La cuestión es que Dorlam había quedado francamente impresionado por la joven, por su tatuaje, por sus orígenes, por su potencial... por ella misma.

Cuando por fin regresó al tema principal que les había allí reunido, la alcaldesa había requerido ya ideas o sugerencias de cómo afrontar la supervivencia de Sandpoint.
Las primeras palabras, como muchas otras veces, correspondieron a Laetitia, últimamente con un carácter más decidido... sin duda todos los sucesos que habían acaecido durante los últimos días habían forjado el espíritu de aquella mujer...

- [color=blue]"Sin duda la ausencia de una ayuda numerosa, aleja las opciones reales de una defensa o un ataque a gran escala. La defensa que hace días se llevó a cabo en Sandpoint fue obra de un ataque desorganizado y poco numeroso; pero irreal si el atacante hubiera puesto algo más de empeño. Tampoco se puede pretender desarbolar un ejército con los efectivos que se sientan en esta mesa, por lo que la opción más clara es la que ha apuntado Laetitia; sigilo, infiltración y derribo de su principal puntal. Ahora bien, habrá que estudiar quienes son los integrantes más capaces de realizar dicha operación; un grupo numeroso sería difícil de esconder mientras que un grupo demasiado ligero sería presa fácil en caso de problemas. Yo no soy muy ducho en el arte de la estrategia pero aparte de esta idea habría que plantear alternativas por si esta, Desna no lo quiera, llegara a fallar."[/color]

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08/02/2011, 18:01
Kaddok

Kaddok

El ayudante del Sheriff miró a sus compañeros, observó a los recién llegados y revivió en su mente sus últimos días en los subterraneos, preparándolos para una defensa casi imposible. La propuesta de Laetitia tenía sentido, un grupo que pudiera llevar el combate a la mismísima guarida de Ripnuget sería más efectivo que cualquier ataque en masa que pudieran intentar. También tenía razón Dorlam, debía haber un plan de contingencia por si el plan original fallaba, y eso era algo que sabrían quizá demasiado tarde.

[color=#008000]- El plan de contingencia, creo yo, será preparar las defensas de la ciudad adecuadamente. Podemos sembrar de trampas los subterraneos y los accesos a la ciudad, fortificar las murallas y construir armas de asedio, y entrenar a todos los que esté en condiciones de combatir. Con suerte será una pérdida de tiempo, pero peor sería dejarnos caer en la desidia y no hacer nada por defendernos. -[/color] Miró a los presentes y centró su atención en Hemlock [color=#008000]- He recorrido los túneles en estos días, y creo que puedo prepararlos adecuadamente para recibir a los goblins, pero es importante que, pase lo que pase, no sospechen que sabemos de sus planes. Eso me dejaría fuera de la expedición a las cavernas, pero tampoco creo que sería de demasiada utilidad allí, necesitan a alguien que pueda pelar.[/color]

El shoanti habló sin bajar la vista, seguro de si mismo, como nadie en Sandpoint lo había visto hasta antes de que la sacerdotisa de Desna le arreglase la cara.

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08/02/2011, 18:01
Hakim Tauranor

Hakim

El viaje desde Korvosa a Magnimar había sido un infierno, su hermana negando constantemente lo que él ya sabía y forzándola a alejarse cada ves más de su hogar. Si tan sólo le hubiera dado un nombre él hubiera puesto las cosas en su lugar y podrían seguir en su ciudad natal. Pero no, era terca como una mula e insistía en que no había nadie en su vida, como si él fuera tan tonto como para no notar las señales.

Magnimar no había sido mejor, en la gran ciudad ella tenía al alcane de su mano los recursos para volverse a Korvosa, por eso tan pronto apareció el Shoanti pidiendo ayuda para defender una ciudadela en el sur él aceptó por los dos. Desde luego el viaje hasta allí había sido otro martirio, que por que tan lejos, que quería volver a ver a su maestro... El resultado fué que una vez en la sala su querida hermanita explotó, como uno de sus hechizos. Imposible de contener, Sheza se despachó a gusto, provocando incluso la impaciencia de la alcaldesa.

No conocía la ciudad, pero había visto la herrería al pasar y se daba cuenta de que su ayuda no sería necesaria. [color=#4000BF]- Pude que no sea un soldado, pero estoy familiarizado con mis creaciones y puedo partir una res con mi mandoble -[/color] dijo con voz seria y tono tímido.[color=#4000BF] - Soy capaz de defenderme y de matar, y si lo aceptan me gustaría formar parte de la incursión. Mi hermana sabe quemar cosas y supongo que eso será útil en cualquier lado. - [/color] Hakim no sabía ´que hacer, por una parte llevarla a la boca del lobo era peligroso, pero también sabía que, si la dejaba en la ciudad, cuando volviera tendría que ir a buscarla hasta Korvosa.

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08/02/2011, 18:01
Director

La jovencita dio una palmada en la mesa, fulminando a su hermano. Estaba claro que aquello se había convertido en una disputa personal. 

- No sólo sé quemar cosas - le soltó, ofendida. - También sé proteger tu culo cuando tú atacas de frente...

El muchacho se mordió el labio para no contestarle como hubiera querido, pero sus ojos refulgieron.

- Basta ya, Sheza, no es momento ni lugar...

Con gesto enfurruñado, la joven se hundió en la silla cruzándose de brazos.

- Solo sé quemar cosas - repitió por lo bajo, escandalizada. - Para qué me he pasado la vida estudiando, ¿para sólo saber quemar cosas? ¿Para que me traigas aquí a rastras a este maldito sitio? Por Desna, me pienso volver a Korvosa en el primer carro que salga para allá - siguió rumiando por lo bajo mientras todos la miraban fijamente. Ella ni siquiera se daba por aludida.

- Shalelu se marchó hace un día y no volverá hasta dentro de dos semanas - comunicó la alcaldesa. - Así que no podemos contar con ella para esa incursión...

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08/02/2011, 18:02
Laetitia Desnae

Laetitia

La bardo se extrañó al escuchar a Dorlam hablar de un plan B (para ella la derrota no era una opción, tenía la intención de entrar allí y salir con Nualia, aunque fuera arrastrándola de los pelos si no entraba en razón), pero al ver la charlotada que estaba montando la pareja que había llegado con Hemlock en plena reunión, su cara era un poema.

Si, claro... hermanos. ¡Si se parecían como un huevo a una lechuga!. Obviamente el semishoantí y la mediovarisia estaban liados y habían tenido que salir por patas de Korvosa (una ciudad de decadentes, degenerados y racistas chelaxios gobernada por un rey al que le gustan las mujeres mas que el agua a los peces y donde la corrupción campa a sus anchas) para refugiarse en Magnimar, seguramente por cuestiones raciales más que por estar liados aunque compartieran sangre (era posible que fueran hermanastros visto que los chelaxios de Korvosa tienen muchos menos reparos al racismo y la xenofobia frente a una mujer desnuda... o incluso un hombre), ya que el incesto o las relaciones entre familiares no eran desconocidas en aquella ciudad. También era posible que ella fuese la querida de alguien con poder suficiente como para no dejar que se liara con un "ser inferior" como aquel tipo, seguramente descendiente de una de los parias shoanties que vivían en la ciudad.

Sea como fuere, estaba claro que la chica estaba por la labor de regresar a la decadente letrina que era Korvosa, seguramente para recuperar el favor de su benefactor (o benefactora, que en esa ciudad hasta la reina tiene una amante... o eso se rumoreaba) antes de que se encaprichara de otra y así poder seguir viviendo entre algodones una vida fácil. Era posible que el armario ropero con patas se quedara (aunque había muchos puntos para que se marchara tras las curvas de ella, había que reconocer que tenía buen cuerpo), pero por otro lado perdían una gran baza (bueno, en realidad, otra más después de la espantada de Minvant) ya que Kaddok se iba a quedar para defender el pueblo. ¡Y para colmo, la elfa exploradora se había marchado y no podrían contactar con ella por no haber hecho las cosas a tiempo!... eran demasiadas gotas en un vaso ya colmado

- ¡Por el amor de Desna! - estalló la bardo al escuchar a la alcaldesa. - ¿Es que nadie se da cuenta de lo que está pasando? ¿De lo que nos jugamos aquí? ¡No es solo el destino de Sandpoint lo que está en juego, sino el de Varisia entera! Nualia está a punto de abrir un acceso a otro plano para traer "algo" de allí, seguramente usando su propio cuerpo como receptor, para comenzar la conquista... ¡y no se dentendrá aqui!.

Laetitia miró a los presentes. - Dejémonos de tonterías, ¡Hemos perdido demasiado tiempo!. Por esperar los refuerzos de Magnimar, que ya sabíamos que no iban a ser los esperados, hemos perdido una de nuestras mejores bazas, la exploradora. ¡No podemos perder ni un minuto más!. Si ella. - dijo señalando con un movimiento de la mano a la piromante pirómana - quiere regresar a Korvosa con su amante, perfecto, lo mismo que si se queda su hermano o va tras ella... pero los que nos quedemos tenemos que actuar ¡YA!

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08/02/2011, 18:02
Dorlam Selt

[color=darkblue]Dorlam[/color]

- [color=blue]"Lae, por favor... sabemos que la situación es dura para ti, la aparición de Nualia, la marcha de Minvant, todo lo sucedido con Ameiko y su familia... todos estamos quizá demasiado alterados. Por eso se está celebrando esta reunión, concilio o como se quiera llamar... Es cierto que el tiempo corre en contra nuetra, y se han aportado ideas pero sin duda los más sabios y ancianos del pueblo querrán aportar su experiencia, , Jasper, Zanthus, Ilsoari, Quink... o incluso los representantes de las familias más importantes del pueblo, Deverin Titus, Ameiko... Una hora de deliberación más no creo que afecte demasiado a la situación actual."[/color]

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08/02/2011, 18:04
Hakim Tauranor

[color=#8000BF]- El chico del chaleco azul tiene razón, si apuras el fuego el acero se vuelve quebradizo, y cualquier arma o armadura que hagas con él se hará añicos. -[/color] dijo el grandullon - Es peor llegar sin preparación que llegar tarde. - y lego arruinó la extraña perl ade sabiduría al encararse con su hermana y espetarle [color=#8000BF]- Ya ves, hasta esa chica que no te conoce de nada sabe que tienes un amante, y yo se que es alguien casado, madre y padre deben estar revolcándose en su tumba. No es eso lo que yo intenté enseñarte, y no volverás a Korvosa a destruir esa familia, antes te llevo a la guarida de los goblins. -[/color] Luego se dió cuenta de donde estaba y se sonrojó, bajando la mirada y convirtiendose en una enorm montaña de vergüenza.

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08/02/2011, 18:04
Kaddok

El ayudante del sheriff meneó la cabeza, el espectáculo era deplorable, cada vez sentía más el llamado de sus costumbres. [color=#008000]- Lae, entiendo tu impaciencia, incluso entiendo que busques tu muerte si no ves una salida a todo esto. Pero seo no te da derecho a sacrificar a quienes te acompañen. Danos tiempo a prepararlos al menos a ellos para que puedan volver de una pieza. -[/color] el tono de su voz transmitía desaprobación, y un poco de fastidio.

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08/02/2011, 18:04
Director

La chica de los tatuajes se vio desbordada, atacada cruelmente por Laetitia y luego por su hermano. Dorlam y su maestro miraron a la vez hacia la joven cuando sintieron las emanaciones arcanas bullir en su interior y fueron los únicos conscientes del verdadero esfuerzo que hizo por no hacer estallar la mesa o la habitación entera con ellos dentro.

- ¡Pues entonces no sé qué rayos estamos haciendo aquí! - soltó la chica, poniéndose en pie con tal brusquedad que tiró la silla al suelo, su rostro se había puesto igual de rojo que su vestido, se la veia acalorada, igual o más que a Laetitia. - ¿Conocéis la guarida de los goblins? ¿La entrada? ¿A qué esperamos? ¿A pedir permiso para entrar? - chilló algo aturullada. Hakim vio en los ojos de su hermana como las lágrimas estaban a punto de saltarse.

- ¡Ya basta! - la voz de Hemlock resonó como un trueno en la habitación, fulminó a Sheza con la mirada de tal forma que ella, incapaz de soportar más vergüenza encima, salió espantada de la sala de reuniones.

- Ejem... Ejeeeeem - el segundo carraspeo fue más audible que el anterior, Bordert Quink se puso en pie para intentar hablar. - Como ya dije al señor Dorlam, Thisletop es un vestigio de la antigua civilización de Thassilon. Aunque está todo en ruinas, supongo que no sería dificil encontrar un camino que los goblins no conozcan. Las ruinas bajo Sandpoint llegan hasta Thisletop, pero creo que los túneles están derrumbados, ¿me equivoco? Así que la única opción sería ir hasta su guarida, no esperarán que nadie los ataque por sorpresa...

Uno de los guardias entró atropelladamente en la sala, por un momento pensaron que Sheza había hecho estallar algo. Cuando recuperó el aire, miró al sheriff y dudó si hablar, pero este le indicó que lo hiciera.

- Señor... Hemlock. Tsuto... se ha suicidado en su celda...

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08/02/2011, 18:05
Dorlam Selt

[color=darkblue]Dorlam[/color]

Dorlam sintió las emanaciones que provenían de la chica y una grave preocupación le sobrecogió... ¿será bueno que una chica emocionalmente tan inestable vaya a una misión tan crítica?
La trifulca, que acabó con el abandono de la sala por parte de Sheza y la normalidad pareció reinar de nuevo: - [color=blue]"Si, maese Quink, recuerdo nuestra conversación y sin duda acercarnos será la opción más clara. Necesitaríamos mapas de la zona para ver las posibilidades más viables, quizá cuanto más viejos mejor pues es posible que encontremos antiguos túneles o pasadizos que garantizaran una incursión más eficaz."[/color]

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08/02/2011, 18:05
Rictor Lasanti

Rictor Lasanti

Lae (¡Laetitia!) no había querido ni verle cuando fue a asegurarse de cómo estaba. Escuchó ruídos en su habitación y a punto estubo de derribar la puerta de un hombrazo y asegurarse de que no había pasado nada, pero al cabo todo volvió a la normalidad y se alivió por haber esperado lo bastante y no hacer el más absoluto ridículo. Se retiró a sus aposantos, pensando en todom lo que estaba pasando. No era lo que había esperado, jamás. La gloria no parecía ser lo que le esperaba, y esta peregrinación se había convertido efectivamente en una misión divina, pero una para la que el joven sacerdote-guerrero difícilmente podía estar preparado. La bardo, o bardesa, o como quiera que fuese el término en femenino, estaba sintiendo una renovación de su Fé, podía sentirlo, y quizá eso hacía que se aislase y desesperase. ¿Por qué? Para Rictor, un hombre cuya fuerte creencia tenía un aspecto más bien sencillo y material, era si no incomprensible sí bastante desconcertante.

"Eso fue ayer. Ahora es ahora. ¡Vamos, espabila!"

[color=#00BFFF]-...[/color]

Rictor estaba apoyado con la mano en uno de los asientos, de pie, escuchando el reporte del sheriff. Un reporte que como era de esperar era horrible, en eso no había mentido. Maginar nos dejaba tirados como un daño que tenían que correr para su propia seguridad, ¡COBARDES!, y la única ayuda que iban a tener eran un par de zagales que habían venido. No consideraba que, por muchas espaldas que tuviera esa torre de hombre, pudieran hacer frente a todo lo que tenían por delante. Era verdad, lo habían hecho todo mal, tenían que haber actuado rápida y decisivamente. Era el lamento de siempre... ¡si sólo lo hubiera sabido entonces! No tenían plan, eso estaba claro, o al menos ninguno que se atreviesen a decir en voz alta. Y las sugerencias que tenían quizá eran también merecedoras de que se las guardase bajo llave. En estos tres días apenas había hecho nada. NADA.

Su memoria se remontó por unos instantes...

Se vio a sí mismo rezando, comiendo de manera frugal, asistiendo a las ceremonias, hablando con los aldeanos, tratando de transmitirles seguridad. Entrenándolos en combate esencial con el máximo que podía hacerse en un triste par de días, evidentemente ninguna noción complicada, qué parte del arma era la adecuada y cómo debían balancearse y contrapesarse, y aun así dudaba que muchos de ellos pudieran hacer nada, incluso cuando lo estaba haciendo. Las armas saldrían de la armería y volverían si es que en algún momento resultaban estar vivos para eso. Que, tristemente, era algo que dudaba. Recordaba el entrechocar de los hierros, los ensayos de puntería, los desperfectos, el asentimiento enfadado de que ya pagaría él lo que se rompiese cuando todo aquello terminase, que no tuviesen miedo. Que trabajasen en equipo, como una milicia, pero no en grupos lo bastante grandes como para ser fácilmente emboscables por los goblins.

También estaban las barricadas improvisadas, que esperaba de verdad ayudasen de algún modo a la ciudad. Trampas para bobos en los alrededores, y murallas improvisadas que podrían funcionar para frenar su avance si la horda era esencialmente una legión de trasgos pura, sin arqueros ni hechiceros ni chamanes u otras raleas que esos bastardos trajesen. Barricas de aceite cerca de las calles si la gente iba a atrincherarse en sus casas para que aquellos se tropezasen y cayesen. Braseros para calentar las flechas y abatir a los wargos y otros monstruos que los acompañasen. No tenía otra cosa que hacer, no sabía qué más podía hacerse. Compró un arco, y flechas, y trató de informarse de todos los productos alquímicos que podían hacer efecto en un área más o menos grande. Era un intento, pero no serviría de nada cuando los rodeasen, y él lo sabía.

Pero no debía permitir que lo supieran ellos. Sonió y dió ánimos, haciendo bromas y respondiendo a las sobradas de alguno de ellos. Más tarde, en la soledad de su habitación, estuvo a punto de echarse a llorar por la mezcla de rabia, impotencia y frustración.

Había hecho lo que había podido. Y sí, era consciente de lo triste que resultaba eso como epitafio. Pero, el futuro vendría más tarde, cuando estuvieran muertos, y por ahora la batalla era exactamente con el "ahora". Un ahora que se presentaba especialmente tenso, con las acumulaciones de problemas de cada uno a punto de estallar como pequeñas bombas de tensión.

[color=#00BFFF]-¡Tranquilizaos, todos![/color] -la voz del apuesto joven era firme, pero extrañamente persuasiva y de modos diplomáticos. Sus compañeros ya habían comprobado que tenía un don casi milagroso para traer la calma y la perspectiva a los corazones de la gente, incluso los más irreductibles. Un verdadero don de Iomedae- [color=#00BFFF]La situación ya es bastante grave sin que nos esforcemos por hacerla peor. Lae, tienen razón; hemos perdido demasiado tiempo, pero necesitamos tomarnos siquiera un momento para prepararnos ante esto. Porque aunque no podamos permitirnos fallar, podríamos hacerlo, y pienso poner todo lo necesario para que esto no ocurra[/color] -se detuvo, comprobando las reacciones de todos. Después de todo papá estaría contento, dijo para sus adentros, soy el noble que hubiese querido que fuese- [color=#00BFFF]Sí, partiremos hacia allí, es lo mejor que podemos hacer, y que las bendiciones de los dioses estén con nosotros. ¿No es posible llamar a Shalelu de ningún modo? ¿Enviarle un ave mensajera, o algo similar? Con algo de suerte podría estar aquí en unos días...[/color]

FDI: 26 de Diplomacia, a ver si eso consigue que se relajen las tensiones ahí dentro, por lo menos para que todos nos centremos en el infierno que tenemos por delante. No se si esto afectará a la hermana de herrero, pero si lo escucha y se relaja mejor que mejor.

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08/02/2011, 18:05
Hiflin Milner

Hifflin.

Tres días habían pasado desde su alocada excursión por aquellas peligrosas catacumbas. Llevaba poco tiempo con aquellos santos, a cada cual más loco, pero debía admitir que se lo pasaba bien con ellos. Era como estar dentro de una comedia.

En esos tres días no había estado ocioso, había recorrido de arriba abajo la ciudad, si es que se podía llamar así al pueblucho donde estaban, pudiendo conseguir una buena salida a los objetos recuperados en sus correrías. Aquella actividad le valió para ponerse en contacto con determinada gente que le interesaba y comprobar el beneficio inherente a una guerra. Con el mercado negro en pleno auge y ante el caos reinante, había un millar de oportunidades para hacerse con un hueco en el negocio.

Una vez repartió el botín con sus compañeros, puesto que Hifflin era un ladrón honorable(o eso creía él a veces), y evitando cuanto podía al sheriff, se dedicó a prepararse para su próximo golpe.

Era un golpe relativamente sencillo, como estaban los ricos más preocupados en salvar sus cuellos que en vigilar sus villas, pero aún así el destino quiso burlarse aquella noche del varisio y lo que prometía un sencillo trabajo nocturno, casi acaba en tragedia.

Se había puesto en contacto con una banda varisia local, y gracias a los rumores que ahora recorrían como pólvora la ciudad, no le resulto extremadamente difícil encontrar una especie de prueba para ganarse su respeto y entrar en la sociedad.

Un inexperto guardia, que estaba donde nunca debiera haber estado, mando todo al garete. Tuvieron que huir rápidamente, cargando él mismo con el cuerpo herido de uno de sus nuevos compañeros herido por el rápido disparo del nervioso guardia, de la villa de algún noblucho local que Hifflin ni se había tomado la molestia en aprender.

Dentro del desastre nocturno, tuvieron suerte de escapar de una sola pieza y poder desaparecer en el barrio varisio.

Esto había ocurrido la noche anterior, y ahora se encontraba reunido con la alcaldesa y todas las fuerzas importantes de la ciudad mientras pedían que se convirtiese en su héroe. No se le escapó la ironía.

Aún así lo cierto era que tenía que desaparecer unos días. En el caos reinante de la escapada nocturna se le había escurrido la capucha de la cabeza, dejando vez su roja melena, por no decir los reparos que tendrían sus nuevos socios de venderle como buen cabeza de turco. Pese a volver a las andadas con el grupo suicida, que en esta ocasión tan sólo pretendían infiltrarse en una fortaleza goblin y matar a una especie de pseudos humano o demonio o los dioses sabían a que, quedarse en la ciudad era aún más peligroso. Sobre todo con el cariño que siempre le miraba el sheriff, quien le había calado desde el principio seguro.

Así pues estaba decidido, tendría que ir a aquella peligrosa misión y ganarse el título de héroe, tal vez entonces las miradas se alejasen un poco de él y podría empezar de nuevo en el negocio.
Sus ojos habían valorado positivamente a montón de músculos y chispitas, dos renegados en busca de nuevo hogar donde la primera vez que abrían la boca ya habían contado parte de sus secretos. Era perfecto. No debería ser difícil manipularles y unirles a su modesta empresa varisia.

La conversación en círculos que se desarrollaba en la reunión acabo por crisparle los nervios, bastante tensos teniendo en cuenta que pegaba tanto en aquella reunión como un troll en unos baños reales, y decidió plantarse en aquel momento.
- Señora alcaldesa.- comenzó interrumpiendo todas las conversaciones con la sutileza de un rinoceronte con zapatillas de bailarina.- Todo lo que se ha hablado es muy interesante y creo que de seguir así, en un lustro conseguirián llegar a quórum.- Hifflin se sentía muy orgulloso de sí mismo por meter en la misma frase dos palabras cultas que nunca antes había utilizado.- mas no tengo ganas de que un goblin maloliente acuchille mi lindo culo mientras duermo por la noche. Si tenéis trabajo para mi, hacedmelo saber, sino decidís ahora mismo que vais a hacer, decidmelo también porqué querré toda la distancia que pueda poner entre mi seguridad y esta ciudad.- Incorporandose, esperó paciente la respuesta de la alcaldesa.

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08/02/2011, 18:05
Hakim Tauranor

El enorme muchachón vio marcharse a su hermana y meneó la cabeza, sabiendo que era en parte su culpa el que ella estuviera así. Con impaciencia esperó un momento de silencio y tras carraspear levemente para llamar la atención habló [color=#400080]- Decidan lo que decidan pueden contar con mi espada, pero ahora debo ir a buscar a mi hermana y asegurarme de que esté bien. -[/color] Sin esperar respuesta y con una inclinación de cabeza Hakim se retiró de la sala y fué a buscar a Shezael.