Partida Rol por web

Al ver que no nos permitían pasar, me siento en el suelo y agacho la mirada.

Necesitaba hablar con Zantus a solas y pronto, de lo contrario no podría salvar a nadie esta noche.

¿¡Un demonio?! pregunta alarmada ¿qué hacía un demonio por aquí? Antes de que le deis una respuesta llega un guardia con el sacerdote corriendo. 

El sacerdote se acerca a Eladamri agachándose a su vera y tras pronunciar unas palabras las heridas del elfo empiezan a sanar y en cuestión de segundos ya no tiene ninguna herida.

Espero os encontréis bien todos ya, mira a Tamlorm que también está herido y dice déjame ver eso impone sus manos y pronuncia un hechizo que hace que vuestro nuevo compañero sane también por completo.

Después os dirigís a la posada del Dragón Oxidado y allí os sentáis en una mesa junto con Shalelu y Abstalar Zantus. 

La regente de la posada con la que tenéis una buena relación se sienta con vosotros también dejando lo que estaba haciendo. La posada está medio vacía. Y os dice Vaya, vaya ¿qué tal todo? veo que habéis cambiado a uno de vosotros comenta dirigiéndose a Tamlorm y viendo la ausencia de Oswyn 

al ver a la tabernera levanto la cabeza, "Oswyn se ha tenido que quedar a atras, estamos demasado cansados, un maldito demonio ha venido y se lo ha llevado, le hemos intentado defender, pero ya ves con que exito", me callo, y sigo mi camino, "Seguramente querrá saber como llego Tamlord, pero no me encuentro con energias para gastar en esto"

Padre necesito hablar con Usted en privado podríamos ir al templo un par de minutos, le aseguro que no voy a tardar mucho.- le digo al sacerdote mientras me pongo de pie y empiezo a caminar hacia la salida.

-Han sido unos días muy complicados, y el resultado es que Oswyn tiene que hacer frente a su destino y ello a pesar de todos nuestros esfuerzos. ¿Cómo están las cosas por aquí desde nuestra marcha? ¿Algún nuevo ataque?

La pícara aprovecha para picar algo y tomar una cerveza. Por lo menos si iban a tener que destruir el poblado o incumplir el acuerdo con un Dios, hacerlo con el estomago lleno y la garganta humedecida.

Mientras hablaban, Tamlorm comenzó a cuestionarse el plan que habían elaborado inicialmente.

La idea era adentrase en la ciudad para destruirla pero... desde el primer instante en que vio al grupo ya se percató que no muchos estaban de acuerdo con la labor que se les había encomendado. Era pues, casi evidente que alguno de ellos estuviese pensando en salvar de alguna manera a la gente de la ciudad.

Por otro lado, Oswyn había pactado con aquel ser para que ayudase a destruir la ciudad a cambio de lo que buscaba y.... ¿los habíamos dejado solos?.

Tamlorm sabía que podía hacer frente al demonio, no era un rival fácil pero podía acabar con él, sin embargo se había visto sometido a algún tipo de hechizo cuando fue atacado y eso le hizo pensar por un momento que quizás, al igual que él, aquel ser poseía el poder necesario para acabar con la ciudad con un solo gesto.

Si eso era posible....¿acaso no estaban ahora mismo en peligro?.

Dichos pensamientos pasaron tan rápidos como un suspiro y eso le incomodó enormemente.

Por si fuese poco, aquella mujer los conocía y engañarla no traería nada bueno. Ya de por sí se habían percatado de su presencia y de la de aquel ser. Se les había ocurrido decir que la criatura se había apoderado de Oswyn.... y viendo que no cuajaba la idea apelaron al malestar de uno de los miembros.

Lo más lógico habría sido que por caridad atendiesen al herido y al resto los llevasen al cuartel donde poder interrogarlos con mayor dureza sin llamar la atención del poco gentío que hubiese cerca, pero su sorpresa fue grande cuando vio que tanto a él como al otro miembro del grupo los curaron en el acto. Más sorpresa aún cuando los acompañaron a una posada donde comenzaron a hablar tanto con la mujer, como con el sacerdote y otra desconocida que no tardaría en acercarse al grupo.

Ese ambiente tan..."amigable" tan ajeno al hecho de que Oswyn había sido capturado por un demonio y que no parecía preocupar en exceso a ninguno de los que lo conocían solo le podía llevar a tres conclusiones.

La primera era que todos era unos seres insensibles y sin escrúpulos y que no se preocupaban salvo por su propio pellejo.

La segunda, que Oswyn era tan hijo de puta que se había ganado la enemistad de todos y cada uno de los presentes y que por ende, bien podían desollarlo o freírlo que estos aquí sentados ni se molestaría en oficiarle una triste ceremonia.

La última y la que más le preocupaba....los estaban tanteando desde que cruzaron la puerta principal.

Su cuerpo se tensó como el de un gato en la esquina de una oscura y maltrecha calle, no tocó ni la comida ni la bebida, comenzó a observar lenta y disimuladamente cada rincón de la posada, buscando a guardias o cualquier que los observase con atención; buscaba gente armada y presta, ya fuere en las mesas contiguas, en la barra o incluso en aquellas desconocidas que tan amablemente conversaban con el grupo.

Se sentía en peligro, y eso, no le gustaba absolutamente nada.

A Ameiko se le cambia la cara al oir las palabras de Samay oh, vaya, siento lo de vuestro compañero. Como os dije la otra vez vosotros tenéis siempre aquí bebida, comida y alojamiento gratis. ¿Qué deseáis tomar? después más tranquilos y recuperados quizás queráis contarme lo que pasó.

El sacerdote asiente a las palabras de Eladamri claro vayamos a hablar se levanta y sigue al elfo hasta la salida.

La enlutada al oir tus palabras y tu reacción se retuerce de odio y te dice ten cuidado con lo que vas a hacer o decir, una vez lo hagas no hay vuelta atrás. ¿No querrás acabar como mi anterior dueño?. La mano ejecutora de Asgard no debe tener piedad con los enemigos.

Tamlorm hundió los codos en la mesa....

Estoy agotado... me va a estallar la cabeza.... con vuestro permiso voy a descansar en una de esas habitaciones que comentáis. Ha sido un día... muy complicado y extraño para mi

Una vez fuera de la taberna y escuchando la advertencia de la Enlutada, decido desprenderme de la espada y la dejo a un lado, confiando en que las ataduras que le puse a la funda basten para mantener la hoja en su vaina.

Padre Zantus ¿Qué han hecho los habitantes de este pueblo para incordiar a Asgard? Puede que la pregunta le resulte extraña, en especial cuando este hermoso pueblo no tiene relación alguna con ellos.

Desna y Sarenrae saben cuál es el deseo de mi corazón, pero no han escuchado mis plegarias, tal vez usted pueda entrar en comunión con su señora y convencerla de que haga caso a mis plegarias.

¿Qué dice padre? Cree poder lograrlo antes de que se venza el plazo que tengo para actuar y cumplir el mandato divino que me compele a actuar contra los deseos de mi corazón.

Ameiko te da la llave de una de las habitaciones de la planta de arriba. Subes y entras, hay dos camas literas, un armario y una mesita de noche con un espejo. También hay una ventana que da a la entrada de la posada.

Tamlorm sube a las habitaciones después de que Ameiko le de una llave de una de estas.

La cara del sacerdote es de sorpresa ante unas palabras que no espera Punta Arena no ha hecho nada, que yo sepa, para incordiar a Asgard. No sé a que te refieres, ¿cuál es ese mandato divino del que hablas? No entiendo muy bien tus intenciones.

Apago la luz del candil, me cubro el rostro con mi capucha y me quedo en una esquina de la ventana, observando el exterior.

Mi intención es salvar a tantos pobladores como me sea posible en unas horas un gran desastre caerá sobre este pueblo y muchos inocentes van a morir.

Desde mi encuentro con Balder, he venido rezándole a Desna y Sarenrae para que intervengan, pero ninguna de ellas ha oído mis plegarias. - digo con mucho pesar en mi voz.

Sé que me espera un destino peor que la muerte por desafiar la voluntad de los dioses de Asgard, pero si he de morir, lo haré en mis términos, no en el de ellos.

Debe evacuar a todos los que puda por mar y debe hacerlo ya, la evacuación debe sr silenciosa y lo más sigilosa posible, todo aquel que se encuentre en este pueblo pasada la media noche morirá, si duda de mi advertencia, pregúntele a Desna.

Yo iré a los muelles, está en usted creerme o no, pero si logra salvar las vidas de todos, porfavor recuérdenme por lo que soy ahora y no por el monstruo en el que probablemente me convierta, ore por mi alma y no me guarde rencor. - añado mientras me dirijo a la puerta de la capilla sin mirar atrás.

Y recuerde esto, una sola alarma o el tañir de una campana y sólo adelantará lo inevitable, este éxodo debe ser silencioso, todos deben enterarse de él a través de susurros y que Desna y Sarenrae los guarden, porque a mi parecen haberme olvidado. - sentencio con la voz totalmente quebrada, tal como si llevara sobre mis hombros el peso del mundo, listo para cerar la puerta de la capilla tras de mi.