Partida Rol por web

Habían obtenido información importante. Pero para Kalimash profundizar en los detalles de cualquier cosa que no le apasionase era tiempo perdido. Y los semiorcos tenían poco tiempo.

Deben vivir, quizá algún día logren redimirze pero mantenloz vigiladoz igualmente- una cosa era darles una nueva posibilidad y otra ignorar que mucha gente tendía a desaprovechar oportunidades y tiempo aunque se las estampasen en la jeta.

Una vez con Nox sintió la tentación de probar a ver quien había sido bendecido con mayor resistencia contra el alcohol por los dioses nórdicos, famosos bebedores. No obstante tenían cosas que hacer y así lo dijo -ez mejor zi en vez de ezo cogez el alcohol y noz vamoz. Loz prizioneroz han hablado y tenemoz otraz cozaz que hacer. Cozaz en laz que eztáz involucrado junto al rezto- ¿llevaba ya un rato siendo quien tomaba decisiones? No le gustaba nada, ya bastante inseguro se sentía cuando los demás le miraban con suspicacias y recelo, cómo para tener que decirles a otros lo que tenían que hacer. Gente que había vivido entre décadas y siglos probablemente.

¿Porque Baldr me habrá elegido a mi? Sagrada Brigh, ojalá tuviese un poco de tu inventiva y perspicacia para saber que hacer.

...los cristales afilados como cuchillas caían de las bóvedas en una lluvia de muerte, mas el lich y su inmunda carcasa no sufrían tales efectos, su malévola y demencial carcajada resonaba en los oídos de los héroes que apenas podían evitar sucumbir a su poderosa magia en forma de tentáculos de pura negrura y poder.

Todo parecía perdido para la pícara Makeda de dedos ágiles sin paragón, Shasira la bella y misteriosa hechicera, Idris el caballero cuya lealtad portaba como armadura y fortaleza y Chase, el clérigo de la muerte que les había conducido a este reto imposible. Más entonces...

...la plaga fue derrotada, los cientos de cadáveres putrefactos signo de la desesperación que hizo hincar la rodilla al reino desapareció en pocos años. Las flores crecieron donde antes había muerte, el castillo se reconstruyó aún más formidable que antes.

Los cuatro héroes recibieron honores, aunque ese no fue el último de sus viajes. Las leyendas sobre la derrota del lich serían narradas por las futuras generaciones sobre como podía derrotarse tan nefasto mal mediante valentía, unidad y sacrificio.

Durante el viaje Kalimash se ocupa a hacer aquello que los bardos suelen, entretener, narrar historias, inventar otras o escribirlas. El semiorco ni es particularmente hábil siguiendo mapas, ni rastreando huellas, ni en general cualquier cosa que no sea matar cosas o contar historias; afortunadamente mantener la moral alta y lograr que un grupo de gente que no está de uñas dicen que es una de las labores importantes y a ello se dedica.

No de forma directa, ya que el semiorco no tiene tantos arrestos como para eso, pero si de forma indirecta seleccionando adecuadamente entre las historias de su repertorio, inventándolas o modificándolas si es necesario en el momento para adaptarlas. Si el autor inicial se molesta... bueno, ¿no está ahí para oírla, verdad?

Una vez ya están en la gruta el semiorco extrae su hacha y tras comprobar que Nox se encuentra bien protegido en el centro de la formación se coloca el primero avanzando con cautela y dando tiempo a sus compañeros para observar bien el terreno antes de pisar en una posible trampa. Además siendo el primero sus luces molestan menos a su infravisión.

Al llegar a la bifuración olfatea en dirección a las tres y esfuerza aún mas su infravisión apurándola para ver que camino seguir.

Susurra -¿ezcucháiz u oléiz algo?

Por todos lados huele a goblin. Pero a la izquierda y al centro viene un poco de olor a humo. A la derecha oyes el sonido de perros.

Perros... o lobos - sigue olisqueando un poco con su nariz porcina antes de susurrar -muchoz goblin montan en lobo y a la derecha hay olor de perro. Al centro y la izquierda hay olor a humo azí que zeguramente loz goblin vivan en ezaz zonas. Por lo demáz zu hedor ze ziente por todoz ladoz, zugiero que dejemoz a loz animalez en paz y probemoz a la izquierda, hazta ver adonde noz lleva.

No es que estuviese muy preocupado, cabiendo de uno en uno y con los poderes de curación milagrosa que poseía dudaba que algún goblin fuese un peligro para él en solitario.

Giráis a la izquierda, lo primero que encontráis es una torre hecha de cañas y madera como puesto de vigía de mala manufactura; sin embargo, no hay nadie, continuáis y llegáis a una bifurcación. El humo proviene de la izquierda y podéis escuchar todos claramente el alboroto de unos cuantos goblins cerca. El camino hacia la izquierda puede verse claramente que se abre a un espacio más ancho. 

Le contaron lo que le tenían que contar, y escuchó como debía, bebiendo de una nueva jarra que le dio tiempo a vaciar antes de que la conversación terminara. Cuando lo hizo, debido a que ninguno prefería unirse a él durante unas horas más dado que debía partir, se puso en pie y asintió.

– Ya veremos – dijo con desgana, respondiendo a las palabras del semiorco sobre que él era tan parte de esto como los demás – Ahora en marcha.

Durante el camino, que se le antojó sobremanera aburrido y tedioso debido al fin que perseguían, apenas prestó atención. Su mente, dispersa en decenas de cosas sin importancia y algo embotada por el alcohol, no terminaba de asimilar las historias del bardo, y se limitaba a andar, pie delante de pie, mientras asentía de vez en cuando, perdido en otros pensamientos. Hasta que llegaron.

A la entrada de la gruta todo su ser se puso en alerta, su cuerpo se tensó y él, por fin, se centró en lo que tenían por delante. El sendero a través del bosque había sido tranquilo, pero allí se olía el peligro, casi podía palparse. La tensión era como una densa nube que lo cubría todo, casi incluso podía cortarla con un cuchillo.

– Iré en el centro – dijo en un primer momento, hasta que vio como Kalimash se adelantaba y el estúpido elfo le seguía, lo que le habría dejado justo tras él. Demasiado cerca –. Bueno, iré el cuarto, pasad uno de los dos – comentó tendiendo la mano, dejando que fueran Samay u Oswyn quienes se colocaran en tercera posición.

Después, avanzaron. Siguieron la sugerencia de Kalimash, que se había hecho con el control, y continuaron por el pasillo de la izquierda. Sus ojos, acostumbrados a las penumbras, se movían inquietos de un lado para otro. En sus manos, el bastón se le resbalaba a causa del sudor, nervioso por descubrir que deparaba aquello. Entonces llegaron a otra bifurcación, suspiró.

– ¿Por dónde ahora? – preguntó en un susurro quedo, aunque adivinando la respuesta.

Caminé en completo silencio prestando atención a todo lo que podía percibir con mis sentidos, siempre alerta, pues estaba consciente de los riesgos de una incursión en territorio enemigo.

Cuando Nox quiso ponerse en el centro de la formación, algo en mi se puso en tensión, tener a ese mocoso malhumorado detrás de mi, no me hacía ni pisca de gracia, en especial cuando había declarado su intención de matarme.

Afortunadamente, el chico recapacitó y dejo pasar a alguien más con lo cual ya pude poner toda mi atención a laz amenazas más inmediatas como los goblins.

Cuando llegamos a la segunda bifurcación, Nox hizo una pregunta que me pareció bastante absurda.

Pues si alguien quiere mi opinión, la dirección correcta es la que nos mantiene lo más alejados posibles de esos chillidos, pues lo que sea que esté masacrando a esos goblins, no es bueno para nosotros, eso os lo puedo asegurar. - digo con total tranquilidad.

A pesar de la propuesta de Kalimash de ir donde estaban los goblins, Eladamri impone su opinión y os alejáis de allí por la derecha, llegáis a una gran cámara que recuerda a una cueva. En lo alto, la canopea de espinos se vuelve lo bastante delgada como para que puedan verse pequeñas esquirlas del cielo. En el suelo hay un agujero de 1,5 metros de ancho y desde donde resuena el rugir de las olas. Escucháis de nuevo el quejido de algunos perros cerca si continuáis.

Suspiró al llegar allí, incluso antes de echar un vistazo a todo su alrededor detenidamente. La primera imagen era la que más contaba, la primera era única, irrepetible, en cada paso en la vida, en todo; la primera impresión que tuvo al alcanzar la cueva es que, decididamente, se habían confundido de camino, prueba no solo de la mala orientación del elfo –al que de todas formas nadie había pedido opinión pero aún así había guiado– sino de lo poco que sabían lo que estaban buscando y como encontrarlo. Con resignación, golpeó su bastón contra el duro suelo de roca tres veces, luego otras tres tras una breve pausa, y así constantemente, produciendo un traqueteo rítmico y continuo que se extendió por la amplia caverna y se unió al batir de las olas en el bufón.

– ¿Y ahora qué? – preguntó con una nota de sarcasmo, escuchando por encima el característico ruido de los perros, que parecían estar en todas partes, y quien sabe si no lo estarían o simplemente sería un efecto de los túneles. 

Pues hacia adelante, ptefiero luchar con bestias irracionales que con brutos salvajes, que por muy brutos que sean, llevan la ventaja de los números y del terreno. - respondo ante el comentario de Nox.

Aunque si prefieres guiarnos tú, con tu excelente visión en la oscuridad, pues te sigo. - agrego mientras observo el terreno buscando una ruta ascendente.

Haciendo caso del consejo de Eladamri continuáis y salís a una bifurcación, la de la derecha es por donde entrasteis al principio así que giráis a la izquierda deduciendo que habéis dado un pequeño rodeo. Llegáis a una cámara con olor a moho, las paredes están cubiertas de pelo duro y enredado. Huesos roídos yacen esparcidos por la sala, y una docena de estacas de madera han sido clavadas en el suelo cerca de las paredes. En cuatro de esas estacas hay un perro goblin atado, en cuanto os ven se abalanzan hacia vosotros ladrando pero las cuerdas les impiden atacaros. Decidís continuar y llegáis a otra bifurcación, la espalda os está doliendo ya de estar agachados casi todo el rato por culpa del bajo techo de zarzas. En esta última bifurcación a la derecha oís el gruñido de un gran felino, a la izquierda veis otra torre de vigía hecha de madera y de mala manufactura también vacía y pasando la torre de vigía podéis ver un puente de cuerda y peldaños de madera que no alcanzáis a ver donde lleva por encima del mar.

Sonrió ligeramente ante la visión de los perros, observando divertido que los consejos del elfo, al final, no eran más que un molesto continuo que no llevaba a nada; iban sorteando a los goblins gracias a Kalimash, y ahora que el elfo había tomado la iniciativa, habían acabado con sus perros, exactamente lo que se supone no querían hacer, en teoría.

– Me canso de dar vueltas – dijo intentando estirarse sin ponerse del todo recto, consiguiendo que le doliera más la espalda al final –. ¿Seguimos por el puente? Al no ser que nuestro gran guerrero prefiera pegarse con el gato, claro, ya sabemos que las bestias descerebradas se atraen, y una vez encontrados los chuchos, porque no tener el zoo completo, ¿verdad?

Tuvo que contener la risa mientras miraba al orejas picudas, esperando alguna reacción.

Sonrío divertido ante el comentario de Nox, aunque no llegué a comprender del todo eso del zoo.

En verdad te digo que no tengo la más mínima intención de luchar contra el gato, así que sí, lo mejor es que vayamos por el puente.

Después de todo si yo fuera un dios y quisiera esconder un arma, la pondría en el lugar más inaccesible posible y aquella cima me parece de lo más ideal para dicho propósito. - respondo con total tranquilidad y buen humor.

Hasta ahora todo iba bien y no veía razón alguna para amargar mi día, más aún cuando ni siquiera había comprendido del todo la puya del koven humano.

Dejó pasar a Samay para ocupar el lugar central de la formación. Tenía más sentido que él se quedase cubriendo la retaguardia que la joven humana, y al mismo tiempo le parecía cómicamente apropiado que la muchacha estuviera físicamente entre Eladamri y Nox. Sin embargo no tardó en sentirlo por ella, debía ser duro estar en medio de esos dos mientras se peleaban como si se tratase de un viejo matrimonio.

Iban evitando todo posible conflicto conforme se movían, por lo que tampoco tenía mucho que añadir. El silencio es oro cuando hay enemigos cerca, tal como más de uno debía considerar. Y también... cuanto más lo pensaba, más le parecía que la formación ideal de marcha debía ser con Kalimash y él intercambiando sus posiciones. Pero aplicándose a sí mismo la cuestión del silencio, no le parecía momento para debatir y permaneció donde estaba, atento a que nadie los viera o siguiera.

- Pues adelante, vamos por el puente. Pero estaremos muy expuestos mientras cruzamos, mejor que sea rápido - susurró.

Quizá una buena pelea lograse que esos dos se reconciliasen, el semiorco no sabía muy bien como lograr arreglar las cosas y aún menos sin poder hablar. Por otro lado olfatea el aire nervioso, le extraña no haberse cruzado con nadie aún y no le gustaría que les estuviesen tendiendo una trampa.

Observó el puente ligeramente preocupado, él sobreviviría a cualquier tipo de caída, pero no podía decir lo mismo de sus compañeros, así que susurra -dejad que vaya yo antez, zi ez una trampa puedo caer zin hacerme daño. Ademáz puedo ver maz allá en la ozcuridad. Y zi el puente rezizte mi pezo, reziztirá el vueztro.

Os acercáis al puente de cuerda que cubre distancia entre un golfo y una isla redondeada y de superficie plana unos 18 metros hacia el norte. Densas parcelas de ortigas y brezos crecen en puntos al azar de la isla, pero su rasgo más impresionante es una empalizada de madera de un solo piso. Dos torres de vigía de 9 metros de alto custodian la cara sur de la empalizada. El propio puente de cuerda está hecho de cuerda trenzada y gruesos tablones de madera; y cruje y se balancea al viento sobre el oleaje agitado 24 metros más abajo. 

Cuando Kalimash va a entrar en el puente Oswyn murmura que os detengáis y señala hacia el otro extremo del puente. Os fijáis y veis que hay un mecanismo. Samay asiente y dice en voz baja, dejarmelo a mi. Ella sola se adentra en el puente de cuerda y cuando esta al otro extremo desactiva el mecanismo y os hace seña de que os acerquéis. Por lo que conseguís cruzar sin más problemas.

Al llegar al otro extremo os fijáis que la empalizada está hecha de madera gruesa. Una inspección más de cerca revela que la mayor parte de la madera parece rapiñada de barcos; unas pocas placas con nombres de navíos permanecen fijadas a algunos de los postes, mientras que otros tienen aspecto de haber sido mástiles en el pasado.

Lo que os tiene alertas es que no veis ningún goblin de momento, ni en las torres de vigía ni cerca de la empalizada donde hay una puerta que está bloqueada.

Muy bien,  es el fin del camino, ahora las cosas pueden tornarse feas de un momento a otro. 

Mi instinto me dice que debe haber alguna especie de trampa o alarma, creo que lo mejor será buscar otro medio de entrar o algún lugar fácil de escalar. ¿Qué opinan?  - pregunto mientras oteo la empalizada. 

– Pienso que a lo mejor podemos usar tu cabeza de ariete y tirar abajo la puerta – dijo con sorna mientras miraba alrededor, buscando también algo que les hubiera pasado en principio inadvertido –. ¿No te parece un buen plan, elfo? No perderemos nada, y más tonto no puedes volverte así que...

Dejó la frase en el aire mientras volvía a otear, sin estar muy seguro de que es lo que pretendía encontrar, pero intentando encontrarlo. En realidad, escalar la empalizada no parecía tan mala idea, no era muy alta y podían sorprender a quien fuera allí dentro, si que les estaban tendiendo una trampa.

– Bueno, si no... – comentó a regañadientes –. Escalar también es otra opción – terminó con un gruñido insatisfecho mientras se daba la vuelta y observaba el puente que habían cruzado durante un instante antes de girarse de nuevo hacia la construcción.

Oswyn se acerca y saca un juego de ganzúas para abrir la puerta, pero antes de hacer nada se da cuenta de algo la puerta está bloqueada por dentro con algo, porque la cerradura está abierta, si no hay nadie alguien desde dentro podría abrirla con relativa facilidad.

Sin mediar más palabra, guardó la ganzúa e intentó subir la empalizada. Quizá la idea de abrir desde dentro fuera un poco prematura, ya que esa puerta estaba bloqueada desde dentro. Quienes lo hubieran hecho, o bien habían muerto hacía tiempo, o estaban en el interior y no querían visita. En casos así, a pesar de no ver a nadie en los puestos de vigía, era mejor ser pesimista y considerar la segunda opción, por lo que la idea más bien era asomarse y comprobar si había alguien a la vista.

Pero justo cuando parecía que iba a conseguirlo y estaba prácticamente en el borde, cayó en el último momento. "¡Joder!", pudo leerse en sus labios mientras se levantaba y miraba el muro con frustración, y realmente tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no gritarlo. Su caída sin duda tenía una parte negativa aparte de la evidente, y era que el ruido podía haber alertado a quien hubiera en el interior, si finalmente ese era el caso. Escuchó con atención por si se producía algún movimiento al otro lado de la puerta.