Partida Rol por web

¡oh capitán, mi capitán!

Inferno

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17/11/2016, 15:43
Máster

Sin duda la cara del capitán delataba una gran satisfacción por un trabajo bien hecho, había disfrutado con la espectacular resolución de este primer e insignificante contratiempo que se convertiría en ventaja para la misión que les embarcaba en el Inferno. Harold se levantó a curiosear la ruta y repasar esos detalles que solo un capitán con la solera y astucia suficientes eran capaces de discernir. 

Se dio por finalizada aquella primera reunión, ahora los casacas y el sargento eran libres de campar a sus anchas por el barco hasta que en una o dos semanas pudiesen alcanzar al Dei Gloria. 

Al Sr Quimm se le ordenó que cuidase de los "invitados", en especial de "El Negro", no le haría feliz que algún veterano tripulante rencoroso quisiera darle una muerte natural* a aquel que le debía aun 1.500 felipos de plata. Pero como orden inmediata necesitaba que Burg viniese para poner en la ruta adecuada e informarle de las pesquisas pertinentes para la correcta navegación.

A calypso no le ordenó nada excepto que fuera de aquel camarote fuese lo más discreta que pudiese, como lo era en la ciudad desde que llegase a Londhs hace ya unos años... de hecho todos los que habían estado presentes en el despacho del capitán fueron advertidos de lo valioso que era mantener en secreto los conocimientos de la muchacha de ébano, ya estaba poco bien visto que una mujer viajara en un barco, pero si se trataba además de una bruja... a saber que pasaría con una tripulación supersticiosa (lo habitual en la profesión) al borde de un motín.

Notas de juego

*como se decía en la primera novela de la trilogía del Elfo oscuro, si te clvan una daga en el corazón naturalmente te mueres.

Bueeeeno, durante unos días podéis postear libremente, empieza un viaje en el que puede no pasar nada hasta encontrar al Dei Gloria... pero si os parece más interesante podéis intentar relacionaros con la tripulación y sumergiros en las pesquisas de la política del barco. Eso sí, no tenéis por que estar juntos en todo momento, así que los post deberán especificar en notas donde y con quien estáis dejando fuera de los destinatarios a todo aquel que no esté en escena.

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17/11/2016, 22:50
Guillaume Le Noir

No quiso dar más vueltas al hecho de que sus poderes hubieran quedado por debajo de la mujer, pues lo único que logró fue turbar su mente con los peligros que la bruja escondía; aquél despliegue de magia no sólo le había hecho querer mantener las distancias, sino que ahora era suspicaz ante cualquier pequeño movimiento de la que al parecer tendría que ser su compañera durante un tiempo. No, compañera no, simplemente una forzosa acompañante de aquél viaje, tal como lo era el sargento Leinad, que al menos, de manera acertada, había decidido callarse. 

Lo único que le consoló al salir del camarote del capitán fueron sus palabras acerca de mantener el secreto sobre su hechicera de ébano. Era bueno saber que la tripulación no tenía ni idea de que tenía a bordo; si en algún momento alguien se sentaba tentado de hacer algo contra él, o contra Black, al menos se aseguraría de que no quedara títere con cabeza en aquél navío.

Sonrió cuando ya se encontraban en la cubierta, mirando de reojo al señor Quinn, que al parecer iba a ser su niñera hasta que se acostumbraran a la vida marítima y dejaran claro que los cuchillos en la noche contra su viejo enemigo, "El negro", no estarían permitidos. 

- Bueno, ¿cuáles serán nuestros acogedores aposentos? - Preguntó con un tono claramente irónico, tan cargado de sarcasmo que podía haberse pintado un cartel en la frente.

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18/11/2016, 09:58
Antoine Black

Salieron de la opresiva atmósfera del camarote del capitán a la fresca sensación de la brisa salada en el rostro. Las constantes referencias a su pasado y a la diana que tenía pintada en la espalda en aquel barco estaban empezando a cansarle. Le había costado un gran esfuerzo sobreponerse a la pérdida de sus compañeros y su modo de vida. Después de los años en los que vagó sin rumbo y el tiempo que pasó en la armada de Su Majestad, había encontrado una estabilidad que le resultaba cómoda y agradable, aunque ésta comodidad implicara interrogar hasta el límite a los prisioneros que llenaban las bodegas del Volaverunt. No era un trabajo convencional, y nunca disfrutó con la tortura, pero le realizaba profesionalmente.

Cuando aquel atajo de malnacidos acabaron con su modus vivendi y casi con su vida algo cambió en su interior, y por ello, el recuerdo del Revenge en llamas siempre le traía una amarga sonrisa a los labios.

Se dejó llevar hasta la puerta de su camarote, pero no entró en él. Con un gesto se despidió de sus acompañantes y volvió a la cubierta para tomar un poco más el fresco. No le gustaba estar encerrado. Cuando Quinn protestó y se dispuso a acompañarle le detuvo con un gesto de la mano.

-Tranquilo, no me va a pasar nada. Seguro que mis viejos enemigos son lo suficientemente inteligentes como para no intentar atentar contra un Casaca Negra a plena luz del día. Yo por mi parte intentaré que la tripulación de esta nave siga siendo la misma cuando me baje que cuando subí. Hasta luego- se despidió dando media vuelta. No tendría ningún inconveniente en acabar con cuantos intentasen matarle, aunque tuviese que quemar aquel maldito barco... otra vez.

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19/11/2016, 21:45
Gunter Leinad

A Gunter no le preocupó lo más mínimo lo que la bruja fuera o no capaz de hacer. Ya le parecía algo normal. Incluso para su mente, lo más peligroso, era que se enterasen los casacas, y ya lo sabían. Estaba acostumbrado en que si alguien daba señales de poder, este desapareciera por causa de los que visten esa maldita chaqueta.

- Ya lo sabían, y si el enemigo ya lo sabe ... no hay que ocultar ningún misterio. Ya no es secreto.

De todas maneras, si sabía de los supersticioso de los marinos, así que con los comentarios del capitán, el sargento asentía con la cabeza en silencio. Luego, quedó a la espera de donde los "estibarían". Imaginaba un coy en algún vago.

Notas de juego

Estibar: Guardar y arranchar material en un barco. (Normalmente en cajones y estanterías).

Arranchar: Proteger de tal manera que los bandazos que da el barco no cause daños al objeto guardado.

Coy: La típica hamaca que usaban los marineros para dormir, y esa lona, en la que eran envueltos cuando morían, y se cosía, dando la última punzada, la que cierra, pillando el tabique de la nariz.

Vago: El espacio que hay entre cuaderna y cuaderna en un baco.

Cuaderna: Costillar (Imaginad el esqueleto de una ballena) que forma la estructura interna donde se presenta el forro, y el resto de la construcción del barco.

 

Ala, se cierra por hoy el diccionario naval portátil.

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19/11/2016, 23:43
Madame Calypso

La muchacha se despidió de los casacas negras con una reverencia y una sonrisa en los labios. Casi se podía afirmar que el gesto de Calypso estaba embargado por la mismísima inocencia, en ese estudiado instante, pero sus marcas, su peinado, los colgantes de su cuello, los anillos y fetiches que la adornaban, indicaban que en ese cuerpo frágil y sugerente de una mujer de exótica belleza, se custodiaba una fuerza remota e ignota. Intentarían olvidar lo que acababan de presenciar, pero no podrían. La magia negra espiritual era coercitiva a su manera...

... Inquisitiva más bien...

- Qué pasen una buena noche, caballeros.- deseó con un rostro resplandeciente.

Tal vez pensaban que era mejor no temerla. Puede que incluso creyeran que su magia no era más que otra variante arcana a tener en cuenta, pero nada más lejos de la realidad. Su poder no era magia, era una tenebrante maldición. Y aunque cada uno de ellos se hacía su idea particular de lo que acababa de ver, tarde o temprano abrirían los ojos a la terrible verdad.

En aquel mundo de monstruos y demonios, el hombre no era el peor.

Una vez a solas con el capitán, lo miró fijamente. Poca gente era capaz de entender la carga que Harold soportaba sobre sus hombros, con una claridad meridiana como Calypso podía desentramar su misteriosa alma, pero quizás ese era el pecado de la bruja vudú. Conocer las penurias, dudas y miedos del hombre que más apreciaba sobre la faz de la tierra y no poderlo ayudar.

Le hubiera gustado pasar la noche a su lado, abrazarlo entre sus brazos y que la tomara como en alguna que otra ocasión, pero comprendía que las habladurías sobre aquellos tablones podían encender la mecha de los amotinamientos. No desea eso, aunque no había ninguna persona en ese pecio que la intimidara o le diera miedo. Ni siquiera los casacas.

Dio el último sorbo del delicioso vino y se dirigió a la camareta que el capitán tuviera reservada para ella.

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20/11/2016, 12:02
Abraham Quinn

Abraham asintió ante las órdenes recibidas. Cuidaría de que ninguno de sus "invitados" fuese causa de ningún jaleo.
- ¿Vuestros aposentos? - ¿Dónde coño se creen que están?
Se giró hacia Le Noir y le respondió, rascándose la cabeza: - Pues dormiréis dónde todos y como todos. ¡Sólo faltaría!
Abe ya sabía dónde colocarlos. Se habían habilitado un par de dependencias a modo de camarote, pero tampoco era necesario dárselo todo mascadito, ¿no?

Ya en cubierta, divisó a Burg cagándose en el árbol genealógico de algún marinero (como de costumbre), y le gritó: - ¡Burg! ¡Eh, Burg! ¡Te llama el capitán para que tracéis la ruta como es debido! ¡No, mañana a estas horas! ¡Pues claro que ahora mismo, joder!

Llegaron al lugar elegido para el uso de los Casacas y Black expuso su firme deseo de que lo dejasen en paz.
- Haz lo que quieras, pero no os metáis en líos - dijo esto mirando a todos - En tierra sois la autoridad, pero aquí no hay más ley que la que dicta el capitán y nuestros instintos. Soltad una mala palabra y esta gente no dialogará.

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21/11/2016, 11:25
Gunter Leinad

Esperó a que el brusco marinero le dejase en paz le comentó a los casacas: - Señores, duerman un rato. Sentenció: Yo vigilaré. Y se explicó. - Ustedes tienen poderes que fatigan cuerpo y mente, y necesitan reponerlos. Yo sólo tengo sueño. Y no quería reconocer que con lo ansioso que estaba por navegar, ignoraba todo el resto (brujerías, estupideces de los marineros, malos tratos en general) No se sentía en su medio, y realmente era cierto. Se sentía fuera de lugar, y era estaba en lo correcto. En el puerto, estos rufianes estaban en su territorio, y allí, él era autoridad, aquí ... no sabía lo que era. Se sentía como un gusanito en medio de un gallinero. Esperaba poder enterrarse lo suficiente como para pasar desapercibido durante el tránsito, y alejado de los picotazos de estos canallas.

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21/11/2016, 15:19
Guillaume Le Noir

La única respuesta que obtuvo Abe ante sus palabras fue una larga mirada en la que no se diferenciaba muy bien si era asco, odio o incredulidad lo que sentía. Con los ojos entrecerrados, como si estuviera planteándose algún tipo de acción ante el hecho de dormir junto al resto de los piratas, decidió finalmente no decir nada y simplemente seguir al oficial corsario hasta donde fuera; estaba suficientemente cansado como para no discutir, al menos de momento, así que no lo hizo. 

No tardaron mucho en alcanzar sus "camas", y no pudo menos que resoplar; no era tan malo como sus tiempos en París, pero sin duda se había acostumbrado a la vida que, como Casaca, podía permitirse en Lodhs, y aquello no hacía más que incrementar la sensación de no estar donde debería. Se empezaba a dar cuenta de que odiaba los barcos y la vida en el mar, y eso que apenas llevaba unas horas en el Infierno. 

Cuando habló el sargento, pese a todo, asintió agradecido y simplemente se echó. Estaba cansado, muy cansado, y el guardia portuario tenía razón: él debía recuperar más que horas de sueño, podía notarlo. No tardó mucho en cerrar los ojos, su respiración se calmó hasta casi volverse imperceptible, y lentamente se durmió, sin siquiera hacer un gesto para despedir al Sr. Quinn...

Notas de juego

Se habían habilitado un par de dependencias a modo de camarote, pero tampoco era necesario dárselo todo mascadito, ¿no?

Entonces nos has vacilado y llevado a donde los demás, o tenemos camarotes? xD 

PD. Buena clase de marinería ERTY jajaja

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21/11/2016, 16:51
Gunter Leinad

Creo que le das información al corsario que no le quise yo dar y no tiene por qué saber.

Notas de juego

Tengo ventaja en ese tema.

Tras 8 años en submarinos y casi 4 en unidades de superficie (incluidos 4 meses en aeronaves)... algo de la mar se aprende.

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21/11/2016, 17:00
Máster

El suave balanceo, el murmullo del viento y el crujir de cuerdas y madera sonaban como una curiosa y relajante melodía capaz de amortiguar los ronquidos de los marineros borrachos que no estaban en funciones y el trajín de los que no tenían más remedio que estar al pie del cañón. Todos durmieron profundamente, incluso Leinad se rindió tras una agotadora hora de luchar contra el agotamiento.

VENGAAAAAA ZOQUETE MUEVE EL CULO O TE PASO POR LA QUILLA... 

El ajetreo y los berridos de Burg acabaron con el descanso, el sol se colaba por las rendijas y le decía a aquellos que aún dormían que la mañana hacía horas había alcanzado su esplendor. Nadie estaba ya en las hamacas excepto los casacas y el sargento que como si estuviesen sincronizados se desperezaban al unisono.

Al subir vieron como el barco era un hormiguero de gente trepando por aquí, moviendo bultos para allá, otros hacían tareas de mantenimiento y los marinos o bien vagueaban fuera de la vista de Abe o entrenaban o revisaban armas. Era un primer día de un viaje mal preparado y casi improvisado... había que poner remedio, ya abría tiempo de aburrirse cuando estuviesen a media vela en el océano.

El capitán observaba a su tripulación desde lo alto del balcón del castillo de popa, junto a él la enigmática Calypso y a su otro lado Sancho que sujetaba una serie de papeles y parecía comentarle cosas sobre ellos a Harold... después de todo era el intendente y no había tenido tiempo de ordenar recibos y facturas sobre su última aventura y ni mucho menos de hacer inventario, ni de pertrechar la nave como debería, ni de dar informe de daños y reparaciones pendientes.

Harold alzó su cabeza ladeándola ligeramente para ver mejor a los recién levantados clientes (tic que debía venir seguramente a la falta de su ojo derecho). Levantó la mano e hizo un gesto invitando a estos a verse de cerca con él.

Tras un almuerzo en el que casacas, sargento y Calypso compartieron viandas con el capitán en un educado silencio solo interrumpido por trivialidades decorosas, vino el tiempo de la rutina... no iba a ser un viaje corto pues Inferno y Dei Gloria eran barcos de similar calaje y velamen y el segundo les llevaba horas de ventaja... solo la astucia del capitán y la suerte les harían recuperar el terreno perdido en el caso de que Le Noir y Calypso hubiesen acertado con el rumbo marcado horas antes... el océano era inmenso y hábil a la hora de procurar extravíos.

Notas de juego

Erty, o eres marinero o muy aficionado al tema... yo no tengo casi ni idea de barcos, lo que he visto en series y películas, osea que se agradece toda esa información y disculpa mi ignorancia si ves que meto la pata hasta el fondo

para todos, todos los puntos de magia restaurados y los de vida también.

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22/11/2016, 15:14
Abraham Quinn

Abe pasó la mañana ayudando allí dónde sus manos podían ser necesarias, mientras con el rabillo del ojo, trataba de mantener siempre localizados a los Casacas. Se le había ordenado que los "cuidase" y no pensaba perderlos de vista.

La noche anterior había sido ciertamente placentera y el sueño, altamente reparador. Rebosante de nuevo de energía, vio como un grumetillo trataba en vano de tirar de un pesado cabo.
- ¡Así no, hombre! ¡Te vas a destrozar la raspa! Trae, anda. Quinn se aproximó al muchacho, no mucho mayor que él mismo cuando subió por vez primera a un barco, y terminó su trabajo dándole las explicaciones pertinentes para no sufrir ningún percance.

Su carga de trabajo había bajado en gran medida desde que el Capitán lo nombrara oficial, pero aún así, no soportaba estar con los brazos cruzados y pocas veces se le veía parado en un mismo sitio.

Notas de juego

Cita:

Entonces nos has vacilado y llevado a donde los demás, o tenemos camarotes? xD

Sí :P
En principio, como Black en su post decía que iba a su camarote, he supuesto que se os daban aposentos privados. De ahí la coña. Pero sí, os llevo a vuestros camarotes. XD

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22/11/2016, 15:38
Antoine Black

La noche transcurrió sin ningún incidente, como era de esperar. La mañana trajo nuevas energías, pero también nuevas entrevistas con el despreciable capitán de aquel navío.

Como había hecho su costumbre, no abrió la boca más que lo estrictamente necesario, se limitó a comer y escuchar a ratos lo que hablaban los demás. En cuanto tuvo una nueva oportunidad se apartó del resto buscando un poco de tranquilidad y soledad para meditar sobre aquella situación en la que se había visto inmerso.

Acabado el almuerzo se despidió de los comensales y se dispuso a estirar un rato las piernas observando la ajetreada vida en alta mar que casi tenía olvidada.

Notas de juego

Pues eso, que me voy a dar una vuelta a ver si me matan o que... :P

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22/11/2016, 15:51
Antoine Black

Tras dar un breve paseo, acabó en la proa del barco. Levantó la vista hacia el velamen que ondeaba sobre su cabeza, el foque se hinchaba con el viento de popa y el navío cortaba el manto brillante del océano, haciendo saltar gotas que semejaban ser oro líquido.

Una sensación de añoranza se apoderó de él, sensación que fue creciendo y haciéndose más agresiva. El recuerdo del Volaverunt no hacía otra cosa que agravar su deseo de acabar con aquel maldito barco.

Dio la espalda al mar y se apoyó en la barandilla observando a la tripulación o cualquier cosa que le llamase la atención.

Tras dar un breve paseo, acabó en la proa del barco. Levantó la vista hacia el velamen que ondeaba sobre su cabeza, el foque se hinchaba con el viento de popa y el navío cortaba el manto brillante del océano, haciendo saltar gotas que semejaban ser oro líquido.

Una sensación de añoranza se apoderó de él, sensación que fue creciendo y haciendose más agresiva. El recuerdo del Volaverunt no hacía otra cosa que agravar su deseo de acabar con aquel maldito barco.

Dió la espalda al mar y se apoyó en la barandilla observando a la tripulación o cualquier cosa que le llamase la atención.

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22/11/2016, 17:28
Madame Calypso

La muchacha durmió toda la noche sin ningún tipo de incidencia. Desde hacía semanas, había logrado conciliar el sueño sin que ningún críptico sueño la abordara. Se levantó y se acercó a una jofaina de porcelana que Harold había demandado que le prepararan y aseó partes prohibidas de su suntuoso cuerpo. Luego volvió a vestirse y salió para contemplar el día.

La actividad era frenética. Decenas de marinos faenando con cabos, bultos y tareas de limpieza. Aquello ciertamente no estaba mal, se permitió pensar mientras una bocanada de barlovento le zarandeó su pelo enrastado. Buscó al capitán con la mirada y lo vio en el castillo de popa. Sin dudarlo subió para pasar la mañana con él. 

- ¡¿Cómo habéis dormido?!- se permitió preguntar con tono meloso y adulador cuando llegó hasta él - Espero que los malos sueños no nublen la paz de tu descanso...- dijo de forma enigmática mientras una mano se deslizaba por la pechera del enjuto capitán.

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23/11/2016, 00:52
Guillaume Le Noir

El griterío en aquél barco era peor que el ajetreado ir y venir del puerto por las mañanas, aunque por suerte no había bebido lo suficiente la noche anterior como hacía dos. Si los gritos de aquél marino le hubieran despertado de la resaca de la misma manera que aquél veloz corredor que hacía de mensajero lo había hecho cuando todo aquello empezó, habrían tenido problemas mucho antes de lo esperado. 

Sin embargo no era así, pudo desperezarse a gusto, lavarse y asearse un poco y después salir a cubierta, donde el radiante sol ya se alzaba imponente sobre el barco, tanto que tal vez incluso picaba un poco. Pese al calor, ocultó todas las partes de su cuerpo de la luz bajo el oscuro ropaje que daba nombre a su cargo, y caminó con paso perezoso sobre los tablones de madera del navío, observando el trajín de la tripulación por poner en orden cada jarcia y aparejo. Estaba seguro de que era un trabajo duro y complicado, que requería toda la atención y dedicación de un hombre capaz, uno que el no querría hacer jamás; y sin embargo, el rudo oficial que tenía como misión "cuidar" de ellos era capaz de hacerlo y no quitarles un ojo de encima. Le hacía sentir incómodo, vigilado, pero respondió a sus atenciones con una sonrisa de medio lado que bien podría haber sido la misma de un niño travieso antes de cortar alguna cuerda que mantuviera la tensión del mástil, o algo por el estilo. Por supuesto no hizo nada de eso; era algo que no se le ocurriría... de momento.

Estuvo a punto de reír ante la ocurrencia, pero el gesto murió en sus labios cuando el Capitán y su inseparable sombra, aquella inquietante dama, atrajeron su atención, o más bien la de él y la de sus dos compañeros también. Juntos, los tres "visitantes" del Infierno se unieron a la pareja y almorzaron con él un fugaz desayuno en el que no faltó el silencioso decoro y la tensa amabilidad de quienes comparten mesa por respeto y obligación más que por gusto; estaba seguro de que Harold sabía que no disfrutaban aquello y que por ello lo hacía, pero no sería él quien dijera nada al respecto. Comió en cambio con una constante mirada de soslayo hacia la bruja, y cuando acabó simplemente rotó el cuello para desentumecerlo con un sonoro "crack, crack, crack" y se acomodó en la silla en la que estaban. 

No hizo tampoco comentario alguno cuando su camarada se levantó para irse a pasear, sin duda recordando viejos tiempos, él solo se quedó mirando a la mujer de ébano y el reputado líder de aquellos piratas con un semblante indiferente y ajeno, hasta que se tornó jovial y habló. 

- Bueno, ¿cuándo creéis que alcanzaremos al Dei Gloria? - La pregunta podría resultad estúpida para un navegante experimentado, uno que habría respondido con incredulidad ante aquella cuestión, pero lo suyo no era el mar, lo suyo eran los cálculos, los planes y el conocimiento sobre su misión.

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24/11/2016, 21:56
Máster

Como era innevitable, Black era observado por todos aquellos con los que se cruzaba, muchos cuchicheaban a sus espaldas y otros mostraban su desprecio sin tapujos en forma de escupinajo al suelo o miradas que a cualquier otro hombre le harían replantearse el seguir cerca de esos tipos. Aunque prácticamente ninguno de ellos se había cruzado jamás con Black El Negro, su leyenda estaba viva y la crispación y temor a su figura fabricaban una latente rebelión que se estaba cocinando a fuego lento desde que el rumor de su subida a abordo... El inspector era capaz de hacer que cualquiera de ellos se rebanara el pescuezo a si mismo con solo pedirlo, pero podría con toda una tripulación amotinada? y casi más importante, sin marineros como harían navegar el bajel?

En su meditación y observación de aquella tripulación que le despreciaba y a la que el recíprocamente odiaba pudo ver a el Sr Quimm que parecía percatarse del mal estar de aquellos hombres de los cuales algunos estaban a su servicio... 

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24/11/2016, 22:08
Máster

Mientras Abe ayudaba a sus camaradas en su trabajo, que antaño fuera el suyo, pudo darse cuenta de que la tripulación en general se estaba confabulando por la presencia de El Negro... aquel tipo había hecho mella. Pero sin restarle importancia a su presencia, al marino lo que más le preocupaba era la fuerte división que ya había en el barco, muchos conspiraban a escondidas, muchos de los no veteranos se aliaban con otros que si lo eran en contra del capitán... se sabía de que alguien aspiraba a destronar al capitán en un motín provocado por el descontento de los escasos y poco cuantiosos motines que el Inferno conseguía desde que la patente de corso gobernaba sus destinos... pero quien? el que fuera se había cuidado bien de que el oficial de guerra del barco no supiese nada... Burg sabría algo?

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25/11/2016, 17:15
Capitán Harold

Pronto, en una semana si los vientos nos son favorables en la ruta que ayer mi contramaestre y yo trazamos Dijo sin tapujos. Comprendía que el inspector no tenía ni idea sobre navegación y que no sabía una distancia relativamente corta entre dos navíos de similares características dependía de astucia y suerte para recortarse.

Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios, aquellos dos tipos le resultaban simpáticos, divertidos. No como el bastardo de El Negro al que tenía ganas sin duda de quitarse de la vista lo antes posible. Se levantó y alzó su copa, sin brindis alguno apuró de un sorbo el vino y le tendió la mano a la muchacha. Su intención era clara, el desayuno había acabado y ahora quería ir a pasea con su querida Calypso, Leinad y Le Noir le sobraban en esos momentos.

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25/11/2016, 20:26
Madame Calypso

Apenas habían cruzado unas nimias palabras desde que se levantaran, pero Calypso sabía tras contemplar durante un fugaz instante, que el rostro pálido y ceniciento del corsario indicaba que no había pasado buena noche. A pesar de las negras ojeras que se adivinaban bajo el arco infraciliar de sus ojos y el gesto de agotamiento que se intuía por sus movimientos, el capitán se había levantado con las primeras luces de la mañana, manteniéndose impasible desde su posición privilegiada, a la vez que supervisaba el trabajo de aquellos hombres que formaban su tripulación.

A medida que todos los huéspedes sobre el Inferno se fueron levantando, fueron conducidos a la dependencia acondicionada para que pudieran saborear su desayuno. Leche, vino, algo de fruta fresca -valiosa entre los marineros que tanto temían al escorbuto-, pan tostado, pescado ahumado y salazones de pavo y tocino. 

La muchacha tomó fruta y pan, saboreando cada uno de los bocados que llevaba a sus papilas gustativas. Sabía que aquellas viandas eran un regalo sobre los tablones de aquel pecio, con lo que no debía desaprovecharlas. Quizás en unos días todas las raciones estuvieran restringidas bajo mínimos, con lo que hincarle el diente unos gajos de naranja era algo que no se debía pasar por alto. Comió en silencio, pues no deseaba hablar en demasía de lo que el día anterior había sucedido en el camarote de Harold. Si alguien debía decir algo, eran aquello hombres, Le Noir y Black. Ellos eran los interesados de cazar el Dei Gloria.

No se hizo esperar. Black fue el primero en levantarse. El hombre mostraba un porte serio en todo momento, algo completamente normal después de sus antiguas experiencias con aquellos piratas reciclados en nuevas lealtades y pleitesías. A la par que El Negro se marchaba, Guillerme espetó una pregunta directa a Harold. Este respondió automáticamente, casi sin inmutarse. La vida no parecía tener importancia para aquel lánguido hombre, pero todo era una fachada. La mujer conocía la fuerza que habitaba en aquel nervudo cuerpo, en aquella mente concebida para gobernar una nave, en aquel estratega silente y astuto.

Harold respondió y tendió su mano hacia ella. Calypso sonrió y no dudó un instante en estrecharla y levantarse para acompañar al galante corsario en un paseo matinal. Pocas cosas había para abstraerse sobre aquellos tablones, pero charlar con una personalidad como aquel taimado marinero siempre era algo de agradecer.

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26/11/2016, 19:40
Abraham Quinn

Abraham comenzaba a cansarse de esos jueguecitos.
A voz en grito, con toda la fuerza que pudo reunir en su pecho, habló para que todos pudiesen oírle, especialmente el Capitán, que no era estúpido y sabía muy bien lo que había.
- ¡¡Parecéis nenitas, joder!! Basta ya de chismorreos. ¡Y poneos a trabajar, hatajo de holgazanes! ¡Cualquier puto problema que tengáis, lo habláis con el Contramaestre o con el Capitán, si es que tenéis huevos!

Dejó caer el madero que estaba sujetando y, no habiendo mucho sitio al que ir, se limitó a caminar hacia la barandilla para observar el oleaje; eso siempre le calmaba.
- ¡¡Cojones, ya!! - dando un fuerte puñetazo contra la balaustrada, dejó que toda la tensión que acumulaba se extinguiera en gran parte.

Con la mente mucho más despejada (el rumor del mar obraba milagros en su atribulado corazón), buscó con la mirada al hombre al que todos conocían como "El Negro". Hasta que no lo divisó, no dejó de barrer la cubierta con los ojos.
Por primera vez en su vida, estaba deseando finalizar la travesía. Tendría que andar con muchísimo cuidado.
Sentía el peso del hacha sobre el hombro como si se tratase del abrazo de la más caliente de las furcias. Era extraño... toda aquella maldita situación era endemoniadamente extraña.