¡Bang! La luz del pequeño revólver ilumina levemente la oscuridad, pero los nervios y la tensión hacen errar el tiro al doctor. Afortunadamente no alcanza a nadie de sus compañeros, enzarzados cuerpo a cuerpo con la espantosa criatura. Anna aprovecha la distracción para alejarse un par de pasos, mientras la sangre mancha sus vestiduras a la altura del costado, aunque sólo levemente. El ruido aún retumba entre las campanas de la torre con una reverberación que aturde los sentidos y presagia males aún mayores...
Helena consigue el libro pero no obtiene su onjetivo de tener controlada a la mujer por lo que se lo guarda para mostrarlo más tarde a la Sociedad y corre para ayudar a Anna.
- ¡Anna! ¡Anna! ¿Estás bien?- se acerca y la registra con la mirada para no hacerle más daño.- ¿Cómo puedo ayudarte?
En un primer instante su idea era la de socorrer a Anna pero en vistas de que la intrépida Helena se le adelante decide que lo mejor sera centrarse la Bruja.
Sin dejar de mirarla poco a poco se hacer al Doctor y en un susurro le dice:
-Voy a distraerla en cuanto tenga buen tiro, NO DUDE.
Dicho lo cual me lanzo a por la Bruja con la intención de que de la espalda al doctor.
Voy a tratar de apuntar para conseguir mejorar mi tiro la dificultad sigue siendo norma?
Pedro se lanza contra la bruja intentando desviar su atención, ya dividida tras la puñalada que ha intentado asestar a la joven inglesa, aunque las circunstancias y el espacio reducido hacen que sea más difícil de lo que parece pues debe él mismo quitarse de enmedio para no estorbar el disparo.
La bruja en todo caso no quita ojo del doctor, pues por pequeña que sea el arma de fuego no es sabio subestimarlas. Mejor será que acierte su disparo, ¡puesto que ahora mismo el rival más peligroso de la criatura es él!
Venga, la dificultad del disparo baja a Mediocre.
Mientras la sangre mana de tu herida superficial, que duele y escuece como una más grave, tu mente se llena de imágenes y recuerdos reprimidos (perspicacia imaginaria, ¿tal vez?). Vuelves a ver al unicornio que te salvó tocándote con su cuerno, y vuelves a escuchar sus pensamientos en tu cabeza.
"Destruye el libro".
Instintivamente, como una loca, sabes (pero no el porqué) que tu segunda oportunidad es para destruir el libro que habéis encontrado.
Durante un instante, Anna se siente desvanecer... Parece que se va a desmallar, pero sigue en pié, apoyada contra la pared.
¡Fuego! -exclama vehemente-. Necesito fuego.
Su severa mirada es encuentra clavada en los ojos de la condesa. Anna tiene la cara constreñida por el dolor y la ira. Enloquecida, arranca el libro de las manos de Helena, manchándolo de sangre, y comienza a retorcer y arrancar sus ojas.
Dame fuego, ¡ya! -ordena, haciendo caso omiso a la enmorme diferencia que separa a las dos mujeres en la escala de la sociedad. Ahora esas cosas no importan, sólo son minucias. Lo que deverdad cuenta es que puedan destrir el libro antes de que la bruja las detenga.
El disparo derriba a la mujer, pero no ha sido todo lo certero que Stein hubiese deseado porque apenas le ha causado un arañazo. De hecho, os hace sospechar que puede que la criatura sea mágicamente resistente al daño físico, porque normalmente debería haberle causado una lesión mayor.
La bruja empieza a levantarse arañando el suelo con sus uñas afiladas, sus ojos sedientos de sangre fijos en el doctor... ignorando al menos inicialmente a Anna en su frenesí destructor de libros.
La mira fijamente sabe que quiere venganza, solo puede prepararse avanza despacio poniéndose delante de Udo y dejando la espada cerca de la mano. Otro disparo y morirá, seguro pero prepara su plan solo tiene que levantar la espada cuando se abalance sobre el y morirá ensartada. Calcula no desperdicies balas. Prepara un nuevo disparo.
Tras otro disparo fallido del doctor, la bruja carga contra él pendiente de evitar el sable que aquel recogió de Udo. Aunque Ernest se esfuerza, a costa de convertirse en el proverbial pez en un barril, antes de atacarle la criatura desvía su hoja con un fuerte golpe de su cuchillo para luego intentar apuñalarle a su vez. Por suerte para Ernest, tantas acciones simultáneas le pasan factura a su oponente y aunque consigue alcanzarle, sólo le hiere levemente con su enorme cuchillo.
¡Lo malo es que ahora la tiene encima!
La situación es complicada, su plan de que se ensartara cual oso negro a fallado pero lo bueno que su fiel arma es mas fácil de apretar contra el estomago y detonar. Agarrándola del pelo para atrás con fuerza dispara su arma contra el estomago de esta aberración.
Dios que frustante ni una tirada en conciciones gasto un punto en destreza para tener normal.
Desesperada, Anna busca entre sus ropas, por si llevase encima algún fosforo.
Necesita quemar el libro antes de que la bruja mate al buen doctor.
¡¡¡Diooos!!! ¡Qué estrés! X@
Dime que llevo uno encima...
Mientras la bruja se echa encima de Ernest en un confuso montón de brazos, armas de fuego, sables y cuchillos ensangrentados, alguien a los pies del doctor se incorpora lo suficiente sobre los brazos y mira con furia y odio infinito a la mujer.
Abriendo las fauces, Udo toma aire (con los dientes manchados de su propia sangre, tras la herida) y sopla contra ella derribándola y proyectándola contra la barandilla de la torre donde choca pesadamente aunque sin caer. Al mismo tiempo, el doctor, salvado in extremis posiblemente, intentaba dispararle a quemarropa lo cual consigue parcialmente en mitad del pequeño tornado que causa el esopiano. Sabe que ha conseguido acertarle, pero no tiene muy claro cómo de herida estará, sobre todo por la confusión causada por la intervención del otro imaginario.
Mientras Udo se derrumba de nuevo en el suelo, sujetándose el abdomen con sus manos, su sangre manando libremente de nuevo...
Hemos encontrado un error en el software, el soplido es en la práctica de Legendario+1 que son dos niveles por encima de Excelente, y sólo consta como Legendario por salirse de la tabla xD
Anna, sí puedes llevar cerillas.
El soplido de Udo hace que el recogido de la joven se deshaga en un torrente de bucles de oscuro color castaño, que azotan la pálida piel de su rostro.
El metal de las campanas vibra al contacto del aire y el polvo de la torre se levanta, obligando a Anna a cerrar sus ojos verdes con fuerza.
Pero, a pesar de la agitación, las frenéticas manos de la muchacha no se detienen, en su búsqueda incansable.
Tienen que estar por alguna parte –musita, sin esperar respuesta.
El lobo cae y la muchacha consigue dar, en ese preciso instante, con la pequeña cajita de fósforos.
Abre sus ojos, temblando. La vieja está a punto de ser derrotada, o eso espera. Toma una cerilla y la rasga contra el cartón, en un movimiento fugaz.
El palito prende, encendiendo una luz en la oscuridad incipiente del crepúsculo, y la joven la arroja contra las arrugadas páginas del macabro libro de cocina de la bruja.
Haber qué tal me queda el flambeado de arpía –le susurra a la condesa, con una sonrisa macabra en el rostro. El papel prende y ella se relaja, mirando hipnotizaba las llamas.
Tras observar la tremenda ventolera que azota a la mujer mayor y la fogata de Anna, Helena no puede evitar sonreir al ver que sus amigos no están demasiado perjudicados gracias a la intervención de Udo.
- ¿Estáis todos bien?
La bruja no está ni mucho menos acabada, que conste...
El libro de hecho arde muy bien, como si estuviese impregnado en grasa de la que no os atrevéis a imaginar la procedencia. Intentando recuperar el equilibrio en la barandilla metálica, la bruja mira a Anna con ojos desorbitados y una mirada de odio infinito: "¡Noooo!".
Viendo una brecha en las defensas de la bruja por la oportuna aunque letal intervención de Udo, el español masculla algo en su idioma nativo que no conseguís entender (¿palabrotas, tal vez?) y se lanza de cabeza contra ella para intentar desequilibrarla y arrojarla torre abajo. No obstante, la criatura se agarra a la barandilla como una garrapata a un perro y Pedro no tiene éxito. Pensando rápidamente echa mano de su bastón y por el asa engancha el tobillo de la mujer desequilibrándola haciéndole trastabilar precariamente sobre la barandilla y quedar con medio cuerpo fuera de la torre, mientras chilla con gritos que amenazan con romperos los tímpanos.
Entre los gritos y los forcejeos Pedro se gira un segundo y os grita a su vez: "¡Ayuda! ¡Maldita sea! ¡Echadme una mano por San Isidro!"
(Pnjotizado)
(Gasta un punto Fudge para anular la tirada y ganar el enfrentamiento por un +1, que no es suficiente para tener éxito completo, pero sí parcial).
Anna reacciona al grito de Pedro poniendose en pie.
Vigila la fogata -le dice a Helena, mientras se dirige hacia la baranda con paso firme y decidido.
El vientre le sangra levemente, la cabeza le palpita, sus manos están engarrotadas por el esfuerzo de la lucha anterior. Pero, a pesar de todo, la joven inglesa se encuetra lista para otro enfrentamiento contra la horrible bruja.
Decidida, coge del suelo el cuchillo de Udo. No sabe dónde ha arrojado su daga, en su esfuerzo por encontrar lumbre para quemar el macabro libro.
Paso tras paso, Anna comienza a deshacer el lazo que le cubre el cuello, mostrando a la bruja su terrible cicatriz.
"Vive para destruir el libro" -musita, con la mirada perdida en las feas facciones de la mujer-. No temo caer contigo, monstruo, por que mi tiempo es prestado... ¿Puedes decir tú lo mismo? -pregunta lanzándose contra ella.
Gasto cuantos puntos fudge sea necesario para que... mueraaah!!! X@