Partida Rol por web

El tipo te mira sorprendido cuando le devuelves el dinero, pero lo coge y se lo mete en el bolsillo sin rechistar.

-Puedes quedarte en mi casa. No es gran cosa, pero tenemos un cuarto libre que te podría venir bien. Mi mujer no hará ninguna pregunta. Vivo aquí, en el Distrito Portuario. Estaré atento por si puedo pasarte información. Pero tienes que acabar con esos extorsionadores. Si lo haces, te ganarás el respeto de mucha más gente en esta zona.

Vamos pues. No tengo ganas de que ahora en la calle nos pillen desprevenidos. Le susuró tras poner una mano en su hombro y empiezan a caminar. En el paseo su mente rumiaba como cumplir con su misión. No tenía demasiadas ganas de ganarse más amigos, pero ... aquellos perros le habían propuesto algo ... y no le agradaba mucho, así que tendremos que verlo. Cierto, había que ayudar a esa gente ... y hacerlo bien.

Bueno, lo primero es información. La información es poder y saber a qué se enfrenta uno y qué respalda al enemigo es interesante. Puede que fuera un barriobajero, pero había sido soldado y eso de planear bien una misión siempre le gustó. Tenía que saberlo todo. Ver el objetivo. Qué disponían ... y muchas cosas más.

Ya en la casa empezó a preguntarle por todo eso:

¿Cuantos suelen ser? ¿Disponen de algún tipo de arma? ¿Puedo conseguir yo algo para enfrentarme a ellos antes de liarla? ¿Cuando y con quién empezaron los asaltos? ¿Usan alguna otra medida más, a parte de las amenazas, aunque sean a posteriori? ¿Qué grupo mafioso los apoya? ¿Son gentecella (cosa que ya imaginaba) o tienen algún tipo de peso dentro del sindicato? ¿Tienen predilección por algún tipo de víctima o son ataques aleatorios? ¿Se sabe de alguno que se hubiera enfrentado a ellos antes y qué pasó con él? ¿Si se azuzan a los trabajadores se podría conseguir un nutrido grupo para hacerles frente?

Tras esto ya les contaría sus planes.

La casa del tipo, que se presenta como Angelo, es una más de las que se pueden encontrar en esta zona: una casa de varias plantas con dos pequeños apartamentos en cada piso. Angelo vive en el tercero junto a su mujer, que te echa una mirada de reojo nada más entrar. Angelo te lleva hacia la pequeña sala común que tiene un balcón que da a la calle.

-Creo que la banda está compuesta de una media docena de hombres. No llevan ningún arma de fuego, al menos que yo haya visto. No la necesitan puesto que intimidan a la gente con la fuerza de los números o con sus navajas. A las familias no les molestan sus actividades puesto que no van más allá de la simple extorsión a algún que otro trabajador. Y como normalmente nosotros no formamos parte de ninguna familia, no se molestan en defendernos. Si necesitas algún arma, conozco a alguien que podría venderte un revólver. Es un tipo discreto, de total confianza.

Cuando le preguntas si alguien se ha enfrentado a ellos, parece dudar mientras se frota el mentón.

-Pues no lo sé. Siempre hay alguien que levanta la voz pero cuando se lleva la primera paliza no vuelve a aparecer por los muelles. Tal vez conozca a dos o tres que estarían dispuestos a ayudarte. Pero no cuentes con los demás, nadie quiere jugarse el pellejo a cambio de nada.

Mientras hablabais, la mujer ha entrado en la sala y os ha traído un poco de queso en una tabla junto con un cuchillo, una botella de vino y dos vasos. A pesar de la prohibición, Angelo sirve las bebidas con total tranquilidad.

Sonrió a la mujer amablemente al ver el vino y dejó hablar al hombre paciéntemente. Al ver traer el vino no se extrañó lo más mínimo, pero recordó su situación. - Si, ya se que parecerá de niño, pero digamos que los deportistas no podemos permitirnos estos lujos. ¿Podría agua por favor? Pufff, le he dicho que deportistas y mi deporte es ... aporrear, escapar cuando me persiguen y no se cual más. Esperemos que no me pregunte cuál es mi especialidad.

La idea es buena, la del revolver, pero ahora mismo no tengo dinero, cosa que eso ya solucionaremos. De todas maneras ... tenemos, o más bien necesitamos protección. Eso como se consigue, por un lado con armas y valor para actuarlas contra el que toca, por otro lado con respaldo. Si consigo entrar en el sindicato estaré apoyado por este, y si hago alguna, al estar dentro, no tendrán narices a continuar. Si los espantamos una vez, puede que regresen, pero si los espolvoremos ... miró a la mujer de soslayo y la verguenza le hizo reprimir las palabras que estaba por soltar ... de buenas razones para que se marchen y asi demás estamos apoyados, se marcharán y no regresarán.

Miró al reloj. No temía llegar tarde, pero quería estar en el lugar indicado con por lo menos dos o tres horas de tiempo.

Se tomó un respiro. La otra solución es tomar las medidas oportunas para que surtan los efectos necesarios, así que habría que hacer lo necesario para que no regresen, y del barrio tras el rio Aqueronte nadie ha regresado jamás.

Miró otra vez el reloj y tomó queso del que el hombre partía. Por supuesto no tocó el vino y esperó al agua. Tengo una cita que puede cambiar eso último. Si todo sale correcto, empezaremos en breve con vuestra liveración. Le entró una duda. El arma. Esta claro que pocas veces un revolver era vendido a fianza, pero ... puede que una colecta haga algo por ese aporte. ¿Conseguiríamos tantas almas caritativas que hicieran un esfuerzo? Si hablamos con los que no quieren arriesgar el tipo y ponen unos pavos, igual conseguimos lo suficiente como para pagarlo ¿Podrías conseguirlo?

-No sé si habría gente dispuesta a pagarte el arma. Supongo que si les comentara que es por su bien y que vas a hacer todo lo posible por librarnos de esos cerdos, podría conseguirse.

La mujer regresa con el vaso de agua que deposita junto a ti.

-Ven a verme mañana por la noche. Dame tiempo para que hable con ciertas personas, a ver qué se puede hacer.

ok. Pues mañana, cuando termine con el pedido que tengo, vendré a verte. Lo añadió como si fuera algo superfuo. Una cosilla. Se acercó como para mantener la confidencialidad y susurró. Mañana puede que algo pase. Ten cuidado.

Y se incorporó para preguntar ¿Donde puedo dormir hasta que marche? Ya sabes no no necesito gran cosa. Sólo un sitio tranquilo y donde yo no moleste. Estaba cada vez más ansioso por acudir al encargo. Además se presentaría con un par de horas de tiempo de más, para ... poder observar la zona.

-Tengo un cuarto aquí al lado donde puedes quedarte. Pero estoy seguro de que a mi mujer le molestará. Bueno, ya trataré yo con ella. Te lo enseñaré.

El cuarto es modesto, con una cama vieja y desvencijada, una ventana que da a la calle, un armario y una mesa con una palangana donde lavarse.

-Es todo lo que puedo ofrecerte, lo siento.

A mi me parece perfecto. Comenta con satisfacción. Descansaría, dormiría y luego iría a su "cita".

Te echas en el catre dejando pasar las horas muertas. Tras la puerta oyes a Angelo discutir con su mujer rápidamente en italiano. Seguramente hablando sobre ti. El sueño te vence y despiertas cuando el sol ya se ha puesto.

La casa está vacía, así que sales sin armar ruido y te diriges de nuevo a la entrada del muelle. Esta vez hay un tipo esperándote que te indica que le sigas sin decir una palabra. Te lleva hacia una zona de almacenes donde sólo funcionan la mitad de las farolas. Entre dos de los edificios hay esperando un camión cargado cubierto con una lona y tres hombres más. Uno de ellos se te acerca.

-¿Eres el que manda Willie? -pregunta mirándote de arriba a abajo.

Cuando le comentan que le sigan sin chistar asiente con la cabeza. Ya tenía experiencia en eso de ser sigiloso y no hablar cuando estaban trabajando en algo delicado. Intenta ser discreto inclus con sus pisadas.

Cuando se dirigen a él aún no sabe si tiene que hablar y asíente con la cabeza y le dedica al hombre una sonrisa afirmativa pero añade. Yo no recuerdo ningún nombre como ese ¿Quén será el Willie ese? pero si, me envías a ayudaros. Hablaba bajito, con un tono que no le costaba forzar y que además le daba un aire discretamente misterioso.

-Willie es el tipo del sindicato, amigo. La cosa es la siguiente. Tienes que llevar este camión a la antigua cervecería Moretti. Nada más. Te hemos dejado dentro un mapa de la ciudad con la ruta -hace una pausa-. Ten esto en cuenta, es importante: no te detengas por nada. Sea quien sea quien te de el alto. No te pares ¿entendido? Ven aquí.

Se acerca a la parte de atrás del camión. Levanta la lona trasera y puedes ver unos grandes barriles oscuros. Junto a ellos, en el suelo del camión, hay un fardo de tela. El hombre lo abre y ves el brillo metálico de las armas de fuego. Hay unos revólveres, una escopeta, un fusil y hasta una Thompson.

-Coge lo que quieras. Y recuerda: no...te...pares.

- Si, si el del sindicato. Me habló como de toda la vida y no recordaba su nombre. Guiña un ojo. Coge el revolver y lo comprueba. Lo deja enseguida. Un arma vieja que más parecería de un vaquero de hace medio siglo. Lo descarta casi en automático. No tarda el coger el Thompson y sonrie añadiendo: - Esto lo usaba en la guerra. Se como va. Lo armartilla tras sacar el cargador. Mira a ver si hay munición y comprueba si hubiera más cargadores para esta "matraca". Monta, arma y pone en seguro. Se lo apoya en la cadera y pregunta: - ¿Me va a acompañar alguien? mientras mira el mapa.

La idea es que hay una ruta marcada. Pues esa es la que no hay que seguir. Prefiero dar un rodeo de muchos kilómetros que seguirla: - ¿Cómo es el edificio? para con confundirme, ¿Y qué cosas hay cerca? por ejmplo a los extremos de esa manzana o en los alrededores.

-No amigo, estarás solo. La cervecería no tiene pérdida. Una vez cruces el Distrito Jurídico y salgas a las afueras, pasarás junto a la Cementera Belford Scott. Sigue la carretera pasada la Belford y verás una fábrica rodeada por un muro de cerca de unos tres metros de altura. Esa es la Cervecería. 

Sin dejar de mirar el papel, le pregunta: ¿Y tiene más entradas que la marcada en el mapa?

-Hay dos. La entrada principal y luego una trasera sólo para camiones de carga -te responde.

Ok, contesta a tipo. Cuando empieza a subir al vehículo pregunta ¿En que sueles se suele esconder la bofia y que suelen usar? Comprueba el seguro del arma antes de arrancar mientras espera la respuesta.

Ok, contesta a tipo. Cuando empieza a subir al vehículo pregunta ¿En que lugares se suele esconder la bofia y que suelen usar? Coches, motos, armas ... Comprueba el seguro del arma antes de arrancar mientras espera la respuesta.