Partida Rol por web

Cuando subes te encuentras al hombre-león con una espejo en las zarpas y ves como tiembla ligeramente -_{¿pero qué...?} -el espejo se acaba partiendo por la mitad y el ser agacha la cabeza derrotado. Escuchas una leve risa que viene de él, una risa nerviosa que no augura nada bueno -esto debe ser una pesadilla ¿verdad? - pregunta a la nada - una jodida pesadilla...

El hombre sigue sin levanta la cabeza, parece que no es normal que él tenga ese aspecto o eso puedes intuir. 

La mujer alza una ceja ante las palabras de Dantalion. Después suelta una risa algo cruel y se da la vuelta para dirigirse a la chimenea encendida - ¿no está claro? no recuerdas quien eres - te mira de reojo, esbozando una sonrisa divertida - no puedes ser feliz y te lo han arrebatado todo - se encoge de hombros - aunque no pareces muy infeliz... 

Mira a William y ríe de nuevo - sin duda, él es el peor parado de los dos...

Un poco molesto por la forma de reír de la señora, empiezo a considerar la posibilidad del sueño transformándose en pesadilla en concordancia con los pensamientos negativos que ahora evocaba en mi cabeza. Todo proveniente de mi imaginación pues mi vida no es tan terrible, sólo ha sido aburrida hasta ahora.

Aunque me está extrañando un poco que ante estos pensamientos el mundo de este sueño no haya cambiado aún.

- Después de todo lo dicho y visto, las apariencias engañan. Pero al igual que el comportamiento de él es extraño, en un sueño tampoco se puede ser un simple infeliz. - 

Digo con una sonrisa divertida en el rostro ante lo tétrico y críptico de aquella anciana. No todos los días la mente crea un personaje interesante.

- Entonces quién so-? Espere, mejor dígame, hay alguna forma de recordar quién soy? -

La creación y entendimiento instantáneo de todo un mundo e historia, una experiencia maravillosa que sucede al soñar. Sería genial poder evocarla ahora.

Delilah no sabía cómo actuar ante esa situación, frunció los labios al ver cómo el león-humano temblaba, sin creerse lo que estaba viendo. Agarró el hacha con fuerza, intentando buscar algo de apoyo, y se acercó a él con cuidado. 

- No sé qué está sucediendo... pero tenemos que averiguarlo y salir de aquí cuanto antes-le dice-. Vámonos de aquí y busquemos ayuda, ¿vale? No te voy a dejar solo, tranquilo. 

Se permitió acercarse algo más para poner la mano en su hombro, intentando tranquilizarlo con su contacto. 

- Venga, salgamos de aquí. 

El hombre se presenta y hago lo propio. -William J Morgan.- Pero antes de seguir hablando aparece una mujer , y con una actitud peculiar nos increpa que estamos malditos aunque yo ando más jodido que nadie. -Ajaaaaaaam.... gracias?- Comento algo sarcástico.

-Pues ya que nos conoces tanto y yo he tenido que caer a alguien tan mal que he sido re maldecido podrías iluminarnos de forma menos críptica?- Añado enarcando una ceja y cruzando mis brazos en el pecho. -De que va todo esto? por que estammos maldecidos y quien se supone que somos?- Pregunto inquisitivamente y sin rodeos.

No entendia nada, primero lo de la alcaldesa, luego lo del hospital, para luego esos terremotos, voces y ahora estoy en los mundos de Alicia en el pais de las maravillas??....

Arquea las cejas sorprendido al escucharte y mira el hacha - supongo que gracias, chica - busca unos cuantos trapos limpios para limpiarse y vendarse la herida y es entonces cuando parece reparar en la casa -¿pero qué cojones, una casa de chocolate? - te mira extrañado y se dirige a la puerta - si, salgamos de aquí. 

El hombre león espera a que salgas, para salir detrás de ti. Hay un enorme caballo, robusto y fuerte, en la entrada. De color negro, con una mancha blanca a lo largo de la parte superior del morro. Parece alegrarse de veros e intenta zafarse de la atadura de sus riendas colocadas en un tronco. 

Ríe entre diente al escucharos, mientras se cruza de brazos. Os echa una mirada un poco cruel antes de contestaros - ¿creéis que os voy ayudar por las buenas? - chasquea la lengua y se vuelve a dar la vuelta para atender al cazo en el fuego. -Quienes sois debéis averiguarlo... porque ni si quiera sé quienes sois,  habéis aparecido en mi casa como si nada ¡y sin mi permiso! - mira de reojo a William - aunque tu... tu eres una bestia, un hombre bestia... tuviste que hacer algo muy malo... 

Chasquea la lengua y lo primero que se me viene a la mente es "Otra más!". En los mundos de ensueño no hay coincidencias, incluso puede que en cualquier momento se transforme en Mr. Gold. Y de la misma manera, parece querer hacernos enojar o alterar para que podamos caer en sus proposiciones extrañas. Tantos rodeos por algo que probablemente sea sencillo.

- En qué mundo vive que le parece que el aparecer de la nada sin saber nada es algo voluntario! Para colmo sugiere que el estar aquí es por haber hecho algo malo. No me molesta que no hable de forma directa, ¡pero al menos sea coherente! Yo apreciaba eso del Señor Gold. -

Un tono enojado salía de mi boca aunque mi mente estaba helada de calma. Sólo tenía la molestia de los temblores y el latir de corazones de antes de empezar el sueño, actualmente nada muy grave como para afectar mi juicio.

Hago silencio un momento con la boca aún en movimiento, como si quisiera decir algo pero que me daba vergüenza o no quería decirlo luego de criticar de esa forma. Todo una pequeña actuación para mantener la conversación en movimiento, tal vez conseguir información o simplemente saber qué quiere esa señora al actuar como si cayera en sus trampas conversacionales.

- Con gusto me iré si me indica la salida -

- Yo tampoco entiendo qué está ocurriendo...-responde la muchacha a su compañero-. Pero mejor irnos rápido antes de que esa... loca despierte.

Se dirigieron a la entrada de la casa y salieron. Fuera parece que les espera un bonito caballo, que se alegra de verlos. Delilah se acerca a él, y acaricia su lomo.

- Hola, chico...-saluda, sin saber muy bien qué hacer. Nunca antes había montado a caballo, pero era eso ir a pata. Desató las cuerdas del animal y se montó como pudo. Miró al león y le invitó a subir con la mano-, ¿tú sabes como va esto? Nunca he montado a caballo... 

-Eso es lo que me dice mi novia en la cama, que soy una bestia, pero dudo que te refieras a eso desgraciadamente...Pues cojonudo entonces! O sea, no solo no sabes quienes somos sino que encima no nos quieres ayudar por las buenas. Ok, si nos esclareces esto nos vamos de tu casa, trato?- Le digo a la mujer entre vaciles, sarcasmos y sinceridad. -Soy ex policia e investigador privado, puede que no sea un santo, pero tampoco soy un hijo de puta redomado que merezca estar maldito dos veces?- Añado a la mujer encogiéndome de hombros.

La mujer os mira con asco y algo cansada de vosotros dos, sobre todo con los comentarios sarcásticos de William. -No sé por qué estáis malditos y por qué estáis aquí... - señaló la ventana que había detrás vuestra - ahí tenéis la salida, suerte - os dice molesta, casi rechinando los diente. Terminó de darse la vuelta para seguir atendiendo el contenido. Cuando miráis por la venta, veis que edificio es una torre y hay una distancia de 9 a 10 metros hasta el suelo. No parece haber ninguna cuerda y toda la base está recubierto de espinos enormes. 

Miro por la ventana hacia abajo. -Ejem... muy gracioso todo, ahora en serio, por donde se baja?- Pregunto a la mujer molesta, supongo que ambos estamos bastante enfadados por la situación, a ver si ella puede ser la única que trata mal a la gente, lo que me sorprende es que la moleste si la tratamos igual que ella nos trata a nosotros.

-A no ser que no te importe que te joda las cortinas, las ate y baje por ellas claro...- Añado mirándola con cierta malicia, pues era muy capaz de hacerlo...

Ante la respuesta de la señora, me comencé a resignar y considerarla inútil. Puede que incluso esté atrapada aquí igual que nosotros.

- Señor William, eso de hecho no es mala idea. También podríamos lanzar la cama hacia abajo para no tener que caer sobre los espinos. -

Agrego a la idea de mi compañero de confusión, ignorando temporalmente a la mujer. Con algo de suerte, la pequeña amenaza disuadirá a la anciana a decirnos algo un poco más relevante que "salten por la ventana".

Me tentaba a preguntarle por qué cree que puede "ver" las "maldiciones", pero supongo que lo primero es saber cómo salir.

La mujer suelta un bufido ante las amenazas de William - No hay otra forma de bajar, queridos- dice mientras sigue más pendiente a lo suyo que a lo que hagáis vosotros dos. Cuando Dantalion observa detenidamente la cama, ve que el colchón es de paja e igual ni cabe por la ventana. Pero tiene varias sábanas que sumadas a las pobres y roídas cortinas, podrían hacer una cuerda improvisada que os ayude a bajar. A demás, fuera al lado de la venta veis un gancho perfecto para colgar la cuerda y hacer de sujeción. 

El hombre coge las riendas desde abajo-  los dos no podemos subir en el caballo-  el animal resopló un poco, no parecía alarmado por el león. Es como si supiera quien es amigo o enemigo. - Yo lo llevaré, procura agarrarte bien...

Comenzó a conducir al caballo hacia el único camino que había, el interior del bosque. Tras casi una hora de marcha, alguien os cortó el paso. -Estáis en territorio de Robin Hood... declarar vuestras intenciones o seréis eliminados.

En ese mismo momento escucháis movimiento a vuestro alrededor. Varios hombres bien camuflados os apuntan con los arcos tensos, esperando a cualquier movimiento sospechoso. 

- De acuerdo-respondió a su acompañante. Él cogio las riendas y comenzó a conducir al caballo dentro del bosque. Delilah se agarró con piernas y manos, por suerte, el ritmo no era demasiado rápido y no necesitó usar demasiada fuerza para sostenerse sobre el animal.

Entonces, cuando ya estaban inmersos en el bosque, alguien les para. Delilah mira a su alrededor y ve a los hombres que apuntan con sus arcos. 

- Tranquilos todos... solo estamos intentando salir del bosque, nos hemos perdido-dice. ¿Robin Hood? Tienen que estar bromeando...

"Entonces está dicho" Piensa Dantalion dando una mirada a William. Y acto seguido va a recolectar las sábanas, las cortinas y cualquier trozo de tela que pueda servir para alargar la "cuerda", dando regulares miradas de reojo a lo que esté haciendo la anciana. Y ya que las cortinas están un poco más dañadas, las ataría al extremo inferior para que de romperse no fuera tan grande la caída.

El hombre león levantó las manos hasta media altura, lo suficiente que su herida le podía permitir. -Eh, venga... que no vamos hacer nada, estamos desarmados ¿veis? 

Uno de los asaltantes miró extrañado a la muchacha que parecía portar algo. -¿De dónde venís? bah da igual, venid con nosotros... vamos, moved el culo.

El grupo de hombre se os acercan, sin dejaros tener opción a resistiros y aunque tu compañero pudiese ofrecer alguna, le atan bien para que no suponga ningún peligro.