Partida Rol por web

Esclavistas eran lo mas terrible que podia existir, se creian por encima de todo creyendose dueños de la vida de otras personas como si fueran animales, aunque no me gustaba el uso de la violencia, permitir que un esclavista salirse impune era en si ya un pecado, por lo que no dude en dar un paso adelante.

Yo tambien voy. Puse en mi pizarra sin dar opciones a que nadie se negara, estaba resuelto a finalizar con ese esclavista y todo lo que tuviera organizado.

Ark vuelve con ambos prisioneros a cubierta y los deja sobre ella. Ambos se muestran atemorizado por la cantidad de personas que los rodean. Los prisioneros son un hombre de aspecto "ancho" que sudaba atemorizado y dejaba un fuerte olor mezclado con el del alcohol barato que desprendía sus ropas; y un hombre con ropas más formales, largirucho y con ojos grandes como platos, contemplando toda la escena con recelo.
 

Ark mira a sus compañeros con orgullo. Al parecer el odio hacia los esclavistas era algo generalizado en su tripulación

- Este -señalando al delgado- es el criado de Melin. El otro -señalando al "ancho"- era quién vendía a la muchacha. Que nadie les ponga una mano encima -se giró en dirección a aquellos tipos- si nos ayudan tiene mi palabra de que saldrán vivos de esta.

El capitán se acercó a los prisioneros y les quitó la mordaza de la boca para que pudieran hablar. 

Veo acercarse al capitan con los dos individuos, uno de tamaño mas bien grande y el otro un larguirucho que necesitaria varias de mis comidas para conseguir ganar algo de peso. Sonrio ante el capitan y me acerco a ellos sin disimular mi tamaño ni mi musculatura. Con una sonrisa que vaticina pocas cosas buenas me pongo delante del gordito, hasta que mis ojos quedan a escasos centimetros de los suyos y una de mis manos toca uno de sus michelines. - Buenas Grasitas... - Al mismo tiempo que le pongo el nuevo apodo toco el michelin y lo muevo. - Mi capitan ha dicho que si hablais... saldreis vivos de esta y dice la verdad aunque a mi me desagrade... asi que os aconsejo que hableis cuanto antes... sino una paliza sera lo que menos deberia preocuparos. - Y con un gesto señalo a la tripulacion, las caras de los cuales son un poema de ira y rabia ante lo mencionado hace escasos momentos - Por si no os habeis enterado odiamos la esclavitud y vamos a hacer de esta ciudad un lugar nuevo... sobretodo con ese tal Melin. - Mi mirada en esta ocasion va directa al mayordomo. - Y ahi es donde entras tu... aunque si consideras que tu lealtad es mayor que tu sentido comun... - Hago que mis nudillos crujan sonoramente delante de ellos.

Culro se acerca a los prisioneros y cruza sus brazos frente a su pecho, un rapido movimiento de manos y 2 cartas aparecen en sus manos.

-Si quiere puedo hacerlos hablar capitan-

Culro no sabia si ellso eran a quienes debiamos salvar o a quienes debiamos castigar, pero de cualquier modo la tortura era de lso juegos favporitos de Culro, asi que no importaba

El vendedor de esclavos comienza a temblar como un flan como respuesta a las múltiples amenazas que en un instante se congregan contra él. Atemorizado, comienza a balbucear alguna que otra palabra en un claro intento de suplica acobardado. Sin embargo, el criado, no era tan débil de mente, y se mantiene callado observándoos, haciendo que el temor únicamente lo ponga más alerta de cualquier peligro.

 - ¡Venga, canta o te damos un aplauso!. - Le ordeno al mercader, con aire amenazante, mientras choco mi puño derecho con mi palma izquierda, para indicarle a que me refería.

Me situé cerca de los prisioneros, y mientras Magnus hablaba, en los momentos clave de su dialogo me dediqué a hacer gestos mas amenazantes que llamasen su atención. Un sonoro crujido de nudillos cuando habló de la paliza. Un mordisco al aire mostrando mis dientes afilados como puñales cuando habló del sentido común. 

Lo mas habitual es que la gente hablase sin que tuviese que amenazarles mas que con mi presencia y la leyenda de que los gyojin somos unos monstruos. Pero decidí darle un toque mas teatral aun. 

- Yo de vosotros hablaría... Antes de que me entre el hambre mas hambre... - Dejé el resto de la amenaza a su imaginación. Me ayudé de mi telequinesis para ponerlos aun mas nerviosos, dándoles una caricia en la espalda, que les hiciera tener un escalofrío.

Cahuelche se acerca a los prisioneros y habla con Hoshi, apoyando su farol: Los mira como si fueran atún y pregunta a su compañero ¿Mostaza de Dijon o reducción de vinagre balsámico?
 

Habia tratado de dormir un poco, pero el "escandalo" que estaban montando le resultaba imposible conciliarlo, al parecer el interrogatorio se estaba alargando mas d elo debido y las amenazas funcionaban con el mercader, pero no con el criado, que parecia tener una voluntad de acero; observo aburrido como se desarolla los acontecimientos, no se sentia especialmente interesado por la forma de sacar la información, asi que simplemente se quedó esperando a ver si sacabam algo en claro.

Yoonel, al ver que la interrogación no estaba avanzando mucho y que la cosa iba para rato, decide irse un rato bajo cubierta e intentar que se le pasara el malestar.

-Me voy a descansar un poco -susurra el navegante a Marcus para no perturbar la interrogación-, avisadme cuando acabéis con esto y sepamos lo que vamos a hacer.

El criado se muestra impávido a las amenazas, con una valentía más bien dicho por la lealtad y la inconsciencia de lo que pueda ocurrirle; mientras que el otro hombre no comparte la actitud de su compañero, comenzando a gimotear mientras se arrastra por el suelo y grita:

— No me matéis, tengo mujeres, e hijos, y no quería hacer nada malo. —  dice entre lloriqueos. — No lo volveré a hacer, de verdad. — mientras emite estas palabras un leve hilillo mancha la entrepierna de sus pantalones.

Por el contrario, el criado, pese al claro temor que denotaba su mirada y su labio vibrante, no deja que casi ninguna de sus lágrimas escapen de sus ojos ni deja mostrar su miedo.

Al parecer el mercader quería colaborar aunque solo para huir de nosotros. Bien. 

- Me parece que te creemos cuando dices que no lo volveras a hacer... Pero necesitamos una muestra de tu buena fe y nos iria muy bien que nos dijeses donde tienen a los esclavos encerrados.  - Miré a mis compañeros y a mi capitán. -  ¿Verdad chicos?

La actitud de aquel criado estaba sacando de quicio a Hiroto. Sin duda era admirable, a pesar de los sollozos contenidos, la lealtad y la fuerza de voluntad de aquel sujeto para no soltar prenda aun estando rodeado de una banda de piratas a cada cual más amenazante.

Tras ver el poco éxito del compendio de amenazas, Hiroto dio caminó hacia los prisioneros. -Si el gordo no quiere hablar, seguro que la chica puede indicarnos donde tienen a los esclavos.- Comentó mientras andaba para que escuchasen el resto de sus compañeros. -Pero en cambio, solamente éste amago de ser humano puede decirnos dónde golpear a su amo, ¿no es así?- Le dice al sirviente estando a penas a un paso de distancia. La palabras no han servido de nada, así que Hiroto decidió añadir un elemento más al cocktail persuasivo. "Ya le pediré perdón al capitán por esto más tarde." El joven pirata agarró al criado y lo arrastró hasta la borda del barco dejándolo a punto de caer al mar de no ser porque Hiroto lo sujetaba con fuerza. -Dime, ¿qué tal se te da nadar con grilletes en las manos?- Le pregunta mientras le deja asimilar la situación en la que se encuentra. -Y ahora habla si no quieres convertirte en comida para peces.- Le espeta con una mirada furibunda. Hiroto había vivido la esclavitud en sus carnes y no permitiría que en esta isla se sintieran libres de hacer negocios con vidas humanas al igual que hicieron con él.

Ark se limitaba a contemplar el actuar de sus compañeros. Si ellos nos conseguían hacerle hablar seguramente él no tuviera más suerte.

- Las preguntas son fáciles, queremos saber dónde tiene a los esclavos Melin, dónde guarda el dinero de sus casinos y... si alguien más tiene esclavos en la isla.- con eso sería suficiente aunque realmente le hubiera gustado averiguar, cuantos guardias tiene Melin, que implicación tienen los marines con sus negocios, medidas de seguridad... Eran preguntas que les ayudarían en gran medida a planear sus siguiente movimiento pero dudaba que consiguieran una respuesta clara de ellas. Quizás con tiempo y tortura pudieran amedrentar al criado, pero el capitán no era del tipo de piratas que emplea esas técnicas. 

Realmente habían venido a la isla en busca de alguna aventura, dinero para una nueva embarcación o para reparar su nave y ahora se encontraban en medio de una trama de la que no sabían más que algunas pinceladas.

Vi el rumbo que llevaba el interrogatorio estaba en contra en el uso de la violencia, pero no podía decir nada a mis compañeros, la esclavitud era algo abominable, al final opte por separarme de ellos, no me apetecía ver aquel uso de la violencia. Solo esperaba que ese tipo hablara, con lo que dijera podríamos salvar a esos esclavos. Por lo que comencé a rezar a mi dios para que hiciera hablar al tipo obeso al que apretaban las tuercas.
 

El hombre grueso contempla atemorizado a los hombres de los que recibía múltiples amenazas y los cuales le pedían información acerca del paradero de los criados, a lo que respondía con su ignorancia:

— No tengo ni idea de dónde se encuentran, de verdad. — dijo entre gimoteos y un tartamudeo que denotaba su miedo.

Mientras, el criado contemplaba con miedo el vacío. No se denotaba en su rostro más que en el temblar de sus labios, pero la vibración producida por el terror a la muerte que desprendía de su cuerpo alcanzaba al brazo de Hiroto. El hombre miraba con ojos tristes el agua, pero solo mencionó una oración.

— Mi señor no es malo, nos ha protegido. — dijo con voz temblorosa mientras contemplaba el vacio.

Hiroto frunce el ceño al contemplar como el sirviente se mantiene firme en su decisión. Así que con un bufido de frustración lo arroja de nuevo a la cubierta del barco sin preocuparse por si se cae al suelo o no. -Eres fiel a tus principios... Eso te lo concedo.- Le dice dándose por vencido. Después de todo tampoco tenía pensado tirarlo por la borda. A pesar de querer poner fin a los turbios negocios de la isla, no iba a ser a costa de la vida de nadie.

A pesar del interrogatorio, no lograron obtener gran cosa de aquellos dos. Pero todavía no se habían quedado sin posibilidades. -Ark, voy a despertar a la chica. Si el gordo de verdad no sabe nada, ella es la única que puede ayudarnos ahora mismo.- Hiroto meditó sus palabras mientras formaba la frase adecuada. Sabía que su capitán no tenía facilidad para hablar con las mujeres, pero subir a la chica junto a una banda al completo de piratas tras casi ser vendida en un callejón no sería conveniente. Necesitaba a alguien que hiciese las preguntas. -Zidane, ¿te importaría acompañarme? Seguro que tú puedes utilizar mejor todo lo que nos diga.- Le explica a su compañero mientras se acerca a él preparado para ayudarle a bajar al camarote.

 Miré a Jiyu, con mi habitual serenidad:

 - Iré con vosotros, quiero conocer a esa dama, que a originado todo este asunto...

 Además, aquí no hacía nada y me aburría un montón.

Ese maldito criado parecia hecho de hierro, asi que me decanto por el gordito, vuelvo a clavarle mi mirada y sonrio. - Vale Grasitas. Quiero que me digas como se llama aqui el criado de Melin. - El tono de voz implicaba que no era ni de lejos una pregunta sino mas bien una orden. Escuche con atencion y asenti. - Muchas gracias* Grasitas.

Volvi de nuevo mi mirada hacia el criado que aunque con todo su cuerpo temblando de miedo se mantenia estoico. - Estoy seguro de que tu amo es bueno contigo y te trata bien, mejor tal vez de lo que merecerias y claro, nosotros no somos mas que una panda de piratas desalmados... pero tengo una duda, si me volviese a encontrar con ese viejo y decidiese... no se, decirle que hemos conseguido encontrarle gracias a ti, todo seria una tremenda mentira pero... tu, ¿como crees que se lo tomaria?  Estoy seguro de que has visto a tu amo enfadado y esta claro que nosotros conseguiremos lo que necesitamos y nos iremos... eso te dejaria a ti en manos de tu "bondadoso" amo... o tal vez no tan "bondadoso" una vez sepa toda la ayuda que nos has facilitado.

Me levanto para mirarle desde mi altura. - Claro que si decidieses ayudarnos... bueno, podria mantener la boca cerrada, y tu vida continuaria como hasta ahora, exceptuando claro, nuestra presencia en esta isla.