Partida Rol por web

El mercader dejó de gimotear en tal cantidad cuando escuchó que podría ser de utilidad y así quedar mejor frente a aquellos piratas:

— Se llama Lionel. — respondió el mercader a la pregunta entre gimoteos ahogados. Su rostro se relajó un poco con el agradecimiento, aunque hubiera resultado ofensivo, y se movió como pudo para mantenerse sentado y en el mayor silencio posible.

Cuando Magnus comienza a hacer alusión a la posibilidad de explicarle a su amo cómo le había traicionado, el criado se pone blanco por el miedo, y agachando la cabeza logra a transmitir una frase en lo que parece un susurro.

— ¿Qué es lo que queréis saber? — preguntó el criado con resignación. En su rostro se enmarcaban unas fuertes arrugas, pero sin embargo se denotaba en su tez que era una persona medianamente joven.

Me doy cuenta de que ha picado, se ha tragado la mentira como un buen pececito. Espero a que alguien pregunte pero viendo que nadie se lanza decido continuar yo con el interrogatorio.-  Bien Lionel.. asi me gusta. Bueno, estaria bien que empezases por como es tu jefe, el tal Melin y por favor ahorrame todo lo referente a lo "buen amo" que es. Despues pasa a lo de los esclavos, de cuanta gente hablamos, donde estan y que seguridad tiene el lugar. - Escuchare atentamente todo lo que diga, haciendo hincapie en que cuente detalles y sea todo lo especifico posible, siendo amable con el y alabandolo cuando diga mas de lo que necesitamos... jugando y manipulandolo. Una vez termine con las partes que le he mencionado volvere al ataque. - Y ahora en cuanto a su dinero, lo tiene repartido en varios casinos o tiene una caja fuerte comun para todos ellos en algun lado... y por ultimo, hablame sobre su hija y ese capitan de la Marina con el que tiene que casarse, se muy especifico en cuanto al capitan y sus fuerzas, por favor.

Ark miró a Magnus. Está haciendo un gran trabajo. El resto nos habíamos quedado observando impávidos ante las reacciones y muestras de lealtad del criado.

- Parece que vamos avanzando...- musitó el capitán más para sí mismo que para el resto.

No quería importunar el avance, no fuera que aquello provocara que el criado se cerrara de nuevo en banda.

Aunque los métodos no fueran los que más me gustaban, se mostraban efectivos, el tipo comenzó a soltar la lengua, esperaba que aportase la información necesaria para lo que pretendíamos llevar a cabo. No hice nada dado que mi falta de voz no aportaría nada y podría entorpecer a mis colegas.

"Vamos cuenta lo que necesitamos cada minuto esos esclavos sufren de más".

Al ver que Magnus se manejaba bien decidí apartarme un poco y esperar ordenes.

El criado mantiene la mirada a Magnus, aunque le tiembla en ciertas ocasiones durante el relato de todo aquello que sabe, aunque mucho no fuera:

— El señor Melin es una persona de alta familia. La familia Melin ha vivido aquí desde que alcanza la memoria a los ciudadanos. Siempre han despertado felicidad y alegría, debido a las buenas cosechas que sembraban los casinos que habían erigido. — en los ojos del criado se reflejaba el resplandor por la emoción al hablar. — El señor Melin ha contribuido a que todos los visitantes disfruten de nuestro lugar, y con su gran carisma, el señor Melin ha conseguido buenos tratos con la Marina para protegernos de los piratas. — El criado dejó caer una leve mirada hacia los presentes tras anunciar esta última palabra. — En cuanto a lo de los "trabajadores", no son más que personas que se merecían estar en esa situación. La mayoría son criminales, y personas que atentan contra la buena fe del país. No sé cuántos son, supongo que decenas e incluso cientos; pero para nada sé donde los tienen. De eso se encargará su mano derecha. — Tras decir esto deja ver en su cara un gesto de desagrado.

— Dinero... ¿Me has visto cara de contable o algo? — dijo el criado con una risa burlona, con respecto había comenzado a narrar se había ido relajando. — No tengo ni idea, ni nunca me ha importado la verdad. Y en cuanto a lo de ese capitán de la Marina... — dirige la mirada al cielo, como si estuviera pensando. — Solo sé que tienen a sus tropas para mantener la paz en la ciudad, y lo de la hija solo he escuchado rumores por el palacio. Al parecer a la muchacha le interesan más las aficiones varoniles que cumplir el deseo de su padre.

Escucho cada palabra sobre la "gran" familia de Melin... casi me dan ganas de vomitar, pero de entre toda esa parrafada de lameculos tipico de un criado, algo sale por encima de lo demas... la mano derecha y parece desagradarle en gran medida a nuestro buen Lionel. Aun asi la informacion no es mucha... ni tampoco nos indica ningun posible camino. Sus comentarios sarcasticos habrian hecho mella en otra vida, mas en esta...

- Ohh no os preocupeis, no os veo cara de contable... pero de criado muerto cuando se entere Melin de todo esto... - Hago un gesto con la cara y la mano como dando a entender que quien sabe. Antes de que hable levanto el dedo apra que guarde silencio. - Solo te pedi informacion, un poquito de ella y ni siquiera me das eso... asi no puedo ayudarte, me resulta simplemente imposible. - Me levanto y me doy la vuelta, camino un par de pasos antes de girarme. - Sin embargo si me cuentas mas cosas sobre esa mano diestra de tu señor... entonces es posible que consigas llenar mi curiosidad lo bastante como para no abrir la boca mas...

El espanto se marca en cada uno de los rasgos faciales del criado, el cual denota su preocupación ante la tentativa de Magnus. Con un ligero vacileo al hablar, curva la espalda hacia delante denotando cierta impulsividad.

— No lo haga, por favor. La mano derecha del señor Melin es Quenta, un hombre que no se parará ante nada. Antes trabajaba para la Marina, pero se unió al señor Melin, abandonando la base de la Marina. — las palabras del criado eran rápidas y a veces se trababa. — Quenta es justo con las leyes, pero las aplica de forma un tanto despiada. Pese a ser criminales, no dejan de ser personas. — la voz del criado comenzó a temblarle con estas últimas palabras, como si los recuerdos lo asolaran.
 

El Capitan lo habia hecho a su estilo y las constantes y repetitivas amenazas habian hecho esto aburrido, asi que Culro decidio salir de ahi y subir a lo alto del mastil para vigilar, esto se habia desvirtuado... lastima, tenia ganas de ver un rostro de dolor

 Al escuchar la descripción de la mano derecha del mandamás, quise saber más de él:

 - Háblame más de ese tal Quenta... Quiero saber todo lo que sepas de él...

El pobre desgraciado había comenzado a decir cosas, así que si sabía cosas, motivo por el que aún le apretarían algo más mis colegas, lo sentía pero tras todo esto había algo muy importante ya no nuestro barco sino un grupo de personas esclavizadas. Así que continúe sin decir nada por los métodos por muy en contra que estuviera de ellos. Solo permanecí callado cosa que no me era muy difícil al ser mudo.
 

Parecia que Magnus había acabado por convencerlos de hablar. No tardariamos mucho entrar acción. Sonreí con malicia mientras me crujía los nudillos con expectación. Me mantuve aparte observando como se desarrollaba el resto del interrogatorio.

Ark miró al interrogado y a sus compañeros. Pudo ver como algunos tenían caras de desagrado ante la situación, mientras que otros simplemente parecían aburridos. Luego se dirigió al criado. Si podía quería que con sus próximas palabras acabaran con aquello.

- Mira, pasemos de presentaciones. Ahora la información útil. ¿Dónde está Quenta? ¿Cuantos guardias tiene consigo?- y ahora la verdadera prueba de fuego, pensó- Si quisieras hacerle una visita sin que nadie se enterase, ¿dónde, cómo y cuando lo harías?- quizás aquello fuera rizar el rizo, era difícil que colaborase hasta el nivel de aportarles un plan de ataque que no fuera una trampa. Por eso, el capitán esperó sus respuestas observando cada detalle y reacción del criado, con la intención de vislumbrar si decía la verdad o no- ¿Y el dinero, que puedes decirnos sobre la fortuna de Melin? Dónde la guarda?

El criado contemplaba a sus raptores con cara cansada ya por el interrogatorio, pues entre respuesta y respuesta daba un cierto tiempo de reflexión (no más de unos minutos) lo que unido al cansancio psicológico y el sueño mellaba en sus respuestas.

— Joder... — respondió el criado mientras movía el cuello. — Os creéis que habéis pillado a un pez gordo, y soy un simple sirviente del señor Melin. No sé dónde está Quenta ni qué mierda guardias tiene. Y ya os dije lo que sé del dinero: nada. — la falta de sueño remarcaba su irritabilidad. El sol comenzaba a aparecer tras vosotros y los leves rayos impregnaban la cubierta del barco. — A lo mejor lo tiene en su mansión, ¿qué se yo?

 Miré con interés al interrogado:

 - ¿Su mansión?. ¿Donde está?. ¿Y que defensas tienen?.

La situacion empezaba a ser absurda, al menos para mi... los dos hombres parecian haber contado lo que sabian, ahora faltaba decidir si los dejabamos libres o esperabamos a terminar con el tal Melin. Miro hacia el horizonte y un leve bostezo asoma a mi rostro, me doy la vuelta y miro al capitán.

- Me voy a dormir un rato, ha sido una noche emocionante. - Sin nada mas que añadir, me metere bajo cubierta en busca de mi cama.

El criado observa a Agathon, lo mira de arriba a abajo mientras la luz del día denota en su rostro algunas arrugas que habían pasado desapercibidas. Al parecer, no era un simple chiquillo.

— Mira, chaval. No sé si te creerás que soy el ministro de defensa o algo así, pero por si no te has dado cuenta soy un simple trabajador. Y la mansión, por si no tienes ojos, se encuentra allí. — El criado señala al final de la calle principal, donde se erige un gigantesco edificio en la falda de una pequeña montaña. La oscuridad de la noche y las múltiples luces centradas sobre la ciudad habían ocultado ese magnífico símbolo del despilfarro y la buena vida.

Hiroto se mantuvo en silencio durante todo el interrogatorio. Parecía que finalmente el criado de ese tal Melin había sucumbido tras una brillante amenaza de Magnus. "Si es que ya solo faltaba colgarlo de los pies y utilizarlo de saco de boxeo..." Pensó el pirata un poco molesto por los problemas que le había causado aquel sirviente.

Pero tras una intensiva ronda de preguntas, ambos prisioneros se quedaron sin respuestas además. El sol asomaba ya por el horizonte anunciando un nuevo día y la obtención de información parecía haber terminado ya. -Este tio no parece saber nada más, Ark. Además, si queremos hacer que aparezca ese tal Quenta, seguro que si echamos abajo uno de sus queridos casino o incluso su gigantesca mansión tenemos la suerte de contar con su presencia.- Comenta Hiroto como si fuese la cosa más normal del mundo. -En fin, creo que deberíamos descansar y encerrar de nuevo a esos dos hasta que solucionemos alguna cosa por esta isla. Yo me voy a dormir un poco.- Y según termina de hablar se dirige a su camarote con paso tranquilo pensando en lo bien que le va a sentar el sueño. Pero enseguida recuerda a la invitada que tenían en el barco y que seguramente le toque a él dormir en el suelo... "Liberar esclavos nunca ha sido fácil." Piensa con cierta nostalgia al recordar el día en el que pudo decir con seguridad que era un hombre libre.

 Miro al criado con gesto impasible. No me ha gustado la manera en que me ha hablado. Se supone que es nuestro prisionero y si nos pierde el miedo, puede dejar de darnos información...

 Cuando se habla sobre que hacer con ellos, cojo al criado y le pongo al borde de la borda, con cara al mar, mientras digo, esta vez con una sonrisa sádica:

 - El chaval vota por tirarlos a los tiburones...

 Un buen susto les recordará su situación y también me animará a mí...

El criado contempla el mar aterrado mientras traga saliva. Un leve balbuceo es lo único que se llega a oir que emita, ninguna palabra diferenciada mientras cuelga cara al mar. Las ropas le cuelgan y un pequeño collar de metal queda colgando de su cuello, a punto de caer. Se le escurre del cuello, mas el criado lo coge rápidamente impidiéndo que se perdiera en el mar.