Partida Rol por web

Comienzas a contemplar la sala, y ves como la mayoría de las pocas mujeres que hay en ese casino no se centran en prestarte atención. Eres básicamente ignorado por la mayoría. De repente, te das cuenta de una joven que se encuentra acompañando a una pareja mayor, de cara dulce, que mantiene los ojos mirando a vuestro peculiar grupo, hasta que gira la vista cuando se percata de que la observas.

Despues de mirar a un lado y a otro, me doy cuenta de que ninguna de las presentes parece interesada en mi, justo cuando estoy por claudicar e incluso deprimirme, algo hace que gire mis ojos una vez mas... y alli una belleza con una cara celestial, nuestros ojos se encuentran durante una fraccion de segundo pero es mas que suficiente para saber que le intereso. Visto que el plan no esta yendo demasiado bien decido jugar la baza de ir a por ella con apreja o no... eso sin duda creara sensacion, en nosotros y no en donde pongo yo las manos. - Si veis a alguien despistado y podeis coger alguna ficha, hacedlo... voy a atraer la atencion.

Toca lucirse, dejo a Zidane y le guiño un ojo antes de continuar, me enderezo para dejar claro mi tamaño y musculatura y atravieso la sala con unos andares que creia olvidados, andares de otra vida, me acerco hasta la pareja, y obviando por completo al hombre me dirijo a la dama. - Por favor sacadme de mi error pero ¿quien se ha dejado la puerta del paraiso abierta? Pues lo que tengo ante mi no puede ser mas que un angel. - Le hago un inclinacion al mas puro estilo nobiliario. - Permitidme que me presente soy Magnus D'Antale.  Y esperando que aun este cortada por la presentacion, le cogere de su mano con la mas absoluta delicadeza para depositar un suave beso en ella.
 

Yoonel asiente con la cabeza señalando que entiende el plan, y toma el relevo de Magnus cogiendo la silla de Zidane y esperando al espectáculo que estaba a punto de desatarse. Cuando todos los ojos estuvieran en su mujeriego compañero Yoonel y Zidane podrían aprovechar para coger dinero de las mesas, y mientras tanto mas les valía empezar a buscar posibles blancos.

Le hago un gesto a mi compañero para que nos acerquemos a Magnus, robar no era una de mis virtudes, asi que emplearia otra de mis armas....

---Disculpad a mi compañero suele tener una extraña debilidad por las mujeres hermosas como usted- digo cuando nos acercamos exibiendo mi mejor sonrisa, quizas no fuera tan mala idea de que esa mujer se convirtiera en nuestra benefactora....- Estabamos buscando a alguien que nos pudiera ayudar cuando se ha fijado en usted...

Cuando Magnus se acerca, el hombre realiza una extraña mueca, como si no pudiera creer lo que estaba viendo. De forma similar hicieron muchos de los que acompañaban la mesa de la ruleta alrededor de la que se encontraban. Ese momento lo aprovechó Yoonel para empezar a tomar piezas de casino, comprobando que el crupier no lo notara.

Por otro lado, el hombre, haciendo caso omiso de la intervención de Zidane, comienza a recriminar a Magnus:

— ¿Qué te has creído? — El hombre, de ancha envergadura y ropas de alta calidad, miraba a Magnus con cara de menosprecio. Tendría una edad avanzada, en comparación con el grupo al que hablaba. — ¿Quiénes os habéis creído para hablar a mi hija directamente? ¡Maldita chusma!

Comienza un revoloteo general ante la declaración de ese extraño hombre, que queda sucedida por unas miradas de la seguridad, aunque no se muevan del sitio.

El joven muchacho escuchó a su equipo y procedio a plasmar su sugerencia en modo de pregunta

A ver... dijo poniendose en medio de los tres ¿Quién es el más fuerte de éste equipo... y a su misma vez, el más sensato?

Yo realmente, considero que se giró hacia el gyojin Ese eres tú, Hoshi Joy intentó sacar una sonrisa, pero al ser forzada, casi ni se apreciaba.

Ahora bien, ¿podrías demostrarlo? concluyó el muchacho.

Cahuelche se queda en la cubierta, muy atento al movimiento de personas en el puerto, escaso a estas horas.

Justo cuando me acerco el hombre de avanzada edad me mira con un desprecio palpable, al igual que varios de sus compañeros, sin embargo no le doy importancia hasta que se dirige directamente a mi y a mis compañeros como chusma. Me levanto de mi saludo, adoptando una postura regia con mi cuerpo en una posicion de supuesta agresividad contenida y dirigiendome a la dama. - Por favor dulce rosa, esperad un segundo debo hablar con este hombre. - Giro mi mirada ahora mas que amenazante. - ¿Chusma? habeis dicho ¿CHUSMA? Como os atreveis mero plebeyo a hablar asi de mis salvadores. - Ahora alzo la voz para que me oigan todos. - YO... soy Magnus D'Atalante, de la dinastia Atalante de la famosa isla de Yerile del mar del Norte. Segundo hijo del rey Efeso, Señor de las minas de gemas Extravaganza*. Mis vestimentas tal vez no sean ahora lo que fueron antaño, pero he estado cautivo por piratas que esperabais...- Me giro hacia Zidane. - Y él, es un valeroso hombre de la tripulacion que me salvo la vida, perdiendo la movilidad de sus piernas en el proceso. - Me vuelvo a girar hacia el hombre de aventajada edad y le señalo con un dedo. - Asi que no volvais a osar llamarlos asi... pues no solo de seda y joyas estan hechos los caballeros y señores, se necesita porte, educacion y un saber estar que sin duda vos desconoceis, mas al menos habeis sabido inculcarlo en esta belleza de mujer que os acompaña. - Me giro de nuevo hacia ella y con una floritura ensayo un gesto de disculpa. - Debeis disculparme pues bella flor, simplemente me he visto atraido hacia usted como el canto de una sirena en alta mar llama al marinero... simplemente con el deseo de conocer vuestro nombre, si tuviese a bien mi bella sirena ha reconfortar mis oidos con él.

Al parecer todos habían salido ya a sus cosas y quedábamos Cahuelche, Tequila y yo. Tranquilamente andaba por la cubierta haciendo tiempo. Escuche lo que comentaba Cahuelche y tenía razón en lo de las guardias.

Si no os importa hare la primera si queréis acostaros. Escribo en mi pizarra a las palabras de Cahuelche "Espero que al resto les vaya bien y sobre todo que no ocurra ningun altercado"

Hiroto escuchó la sugerencia de Ark. Aunque él nunca había sentido especial interés por el juego, tampoco desechaba la idea de entrar a un casino. Después de todo, también suelen tener buen repertorio de bebidas y buen ambiente. Pero si querían información, a lo mejor deberían intentarlo en otros lugares.

-Bueno, el resto de la tripulación ya tienen cubiertos casinos y bares. Así que no veo por qué no podemos seguir paseando un poco.- Comentó Hiroto con un tono desenfadado. -Quizás encontremos algún lugar curioso o a algún turista que tenga información valiosa.- Dijo casi como quien no quiere la cosa. Realmente Hiroto estaba ansioso por conocer la ciudad y, aunque sinceras, sus propuestas estaban enfocadas a cumplir con ese propósito. Pero el capitán siempre tiene la última palabra. 

- No os parece poca muestra de fuerza haber cazado a puñetazos al pulpazo y al atun que acabamos de comer? - Dije sonriendo orgulloso. - De todos modos creo que estamos perdiendo el tiempo aqui parados sin hacer nada. Mejor vamos tirando hacia la zona de los bares y comercios, a ver que encontramos. 

Y dicho eso bajo del barco, y empiezo a andar ignorando las casi seguras miradas que lanzarían a nuestro grupo.

El hombre de voluminoso aspecto se detiene frente a Magnus cuando la joven dama va a declarar su nombre frente a Magnus, siendo capaz de escuchar un "Do.." como comienzo de su nombre. El hombre se muestra con un rostro enrojecido, y continúa lo que no acabaría sino de empezar.

— ¿Acaso sabes quien soy yo? — dijo con voz chillona, como la de un niño malcriado, aunque se  notara que por su cuerpo habían pasado más de 50 años. — Soy el gerente de toda esta isla. Y no voy a permitir que ningún hombre, por muy príncipe que sea, se acerque en lo más mínimo a mi hija. Ya está prometida con un alto cargo de la marina. — continuó el rechoncho hombre mientras lo observaba con ojos firmes aunque voz dudosa.

— Pero papá, yo no quiero.. —La hija hizo ademán de hablar en tono de crítica.

— Cielo, es lo mejor para ti, así tendrás a alguien que te cuide bien. — dijo el hombre volviéndose para su hija en tono represivo, mientras que esta bajaba la cabeza, evitando continuar un debate que sabía estaba perdido.

Le miro detenidamente mientras me doy cuenta como ningunea la figura de su hija. - En serio... asi que sois el gerente de TODA esta isla, sin duda debeis estar muy orgulloso de ello. - Obvio el comentario sobre quien es el. El sarcasmo es mas que evidente en mi voz en mis ultimas palabras. - Tan orgulloso y tan rico sois que teniendo a semejante MUJER, como hija, os dedicais a ningunearla y decirle que debe hacer y que no debe hacer, si realmente es lo que se esperaria de un caballero rico y poderoso... aunque claro si consiguieras que vuestra hija se casara con un alto cargo de la marina, entonces VUESTRA isla y sus casinos estarian protegidos por la marina y no tendriais que preocuparos de pagar los costes de la seguridad de vuestro bolsillo. Me pregunto como se llama hoy en dia a los hombres que venden a sus hijas para su propio beneficio. - Me giro a mirar a la multitud. - Os dais cuenta de que el hombre que rige vuestras vidas, esta dispuesto a vender a su hija, incluso sabiendo que esta en contra, en su propio beneficio... yo me preguntaria si es capaz de vender a su hija que no os hara a vosotros cuando no esteis mirando... o ya os habra hecho... - Dejo la frase a terminar, para que la imaginacion de cada uno interprete lo que quiera.

Paso de largo de el para girarme de nuevo y quedar de nuevo cara a cara con su hija. Me agacho para poder quedar a su altura* - Disculpadme bella dama por haber provocado tanto alboroto, pero mi decencia no me permite dejar pasar tales agravios, serias tal vez tan amable de repetirme vuestro nombre.

Una sonrisa amenaza con asomar en la cara de Yoonel al ver el lio que había montado Magnus con tan solo un par de frases, y para sus adentros le insta a seguir así mientras sus manos desaparecen en su bolsa junto con otro puñado de fichas mas. Por el rabillo del ojo puede observar que poco a poco los clientes del casino (victimas, se corrige con una carcajada en la privacidad de su mente) han empezado a prestar atención al espectáculo inesperado e incluso la atención de algún crupier empezaba a desviarse de las mesas para escuchar a su jefe gritar a un desconocido.

- Tienes razón Hiroto, sigamos recorriendo la ciudad. Quizás encontremos algo más interesante y siempre estamos a tiempo de entrar a algún casino.

El grupo se encaminó de nuevo a recorrer la ciudad, buscando cualquier lugar mínimamente interesante además de los casinos y bares.

Timmy cuando seguia a sus dos compañeros se paro y dijo:

Capitan, ¿no deberiamos preguntar a la persona que señalo antes?

El hombre, rojo ya de cabreo, dirige una mirada hacia Magnus de eterno odio. En sus ojos podía llegar a leerse la duda ante lo que iba a hacer, pero de su voz acabó saliendo un sonoro "¡¡Guardias!!" tras lo que en un momento te viste rodeado de algunos guardias y lo que parecían más bien matones de pueblo. En total, seis o siete de lo que podríamos considerar enemigos os rodeaban a vosotros y a la señorita de rostro enrojecido por la vergüenza. En el momento que te giraste para ver los guardias que se acercaban, la chica desapareció entre la multitud que ahora se agolpaba a vuestro alrededor para contemplar la pelea. Yoonel acababa de recoger las fichas, aunque en pocos lugares las cobraría ahora que se le había relacionado en el grupo, y encima la visión del grupo había dejado oir algunos "¡Ladrón!" dirigidos a nuestro amado navegante.

El gerente de la isla abandonó la zona de riesgo tras el círculo de matones, y ahora os encontrábais en inferioridad numérica, aunque no en desventaja precisamente. La acción no sino acababa de comenzar.

Suelto un suspiro visto que habia pelea finalmente...y yo estaba en mitad de todo el embrollo, aun asi, no perdi el tiempo y rapidamente dejo caer una bolsa de piezas al suelo abriendose desparramando por el suelo  las piezas que rodaron en todas direcciones, rapidamente cojo con la otra un peón negro y lo tengo entre mis dedos dispuesto a defenderme...