Partida Rol por web

El cuerpo de Roger respondió perfectamente a la orden e incluso se notó más agil... debía ser la combinación de la experiencia y la juventud recién adquirida... pero centrándose en lo que era menester, el tercer Bond consiguió reducir sin problemas al Baron Samedi, a quien por primera vez se le quedó la risa esa tan chillona y desagradable, congelada.

Con la llave del oso bien ejecutada, el extraño brujo o lo que fuera estaba totalmente a la merced de Roger, quien podía sentir la tensión de los músculos de su presa que en vano trataba de zafarse.

- El agente inglés... ha mejorado...- admitió haciendo rechinar sus grandes dientes.

Entonces por el rabillo del ojo, Roger se dio cuenta de otro dato inquietante... no estaban sólos... bueno, había gente en el parque... pero esa otra gente que había visto eran todos de color y se encontraban diseminados entre la maleza, serían unos cuatro hombres, atentos a Samedi.

- Pero... quizás no suficiente para salir de aquí...- sonrió

La mujer sonrió ante los nuevos cumplidos de Pierce.

- En absoluto, precisamente había salido para tomarme un descanso... puedo permitirme una hora más, el estrés no es bueno para el cutis- emitió una ligera risita al tiempo que bebía con elegancia un sorbo de café y miraba con intensidad a los ojos del quinto Bond- ¿Qué clase de negocios son los que lo ha traído a Nueva York señor Pierre? supongo que no sólo ha venido a la clínica para hacerle un regalo a la esposa de su amigo...

Daniel, forzó su respiración para dar una sensación de agotamiento y preocupación. Parecía que la pantomima estaba haciendo su efecto, aunque él sabía que era bastante fácil que funcionara, cualquier empleado de un hotel de aquel renombre se iba a desvivir por que cualquier huésped disfrutara al máximo de su estancia.

Gracias, de verdad. Contestó Daniel. Ufff!, no se imagina el susto.... Pues sí, la verdad, es que le agradecería que me pusiera en contacto con un buen sastre, hoy tengo un evento importante y necesito dar una imagen impecable.

Cuando el recepcionista preguntó sobre si se había dado aviso a la policía Daniel le miró con una expresión de desconfianza... Verá usted, preferiría que la policia no esté al tanto de este.... suceso. No es que tuviera nada ilegal en mi maleta, pero a mis socios les preocupa la discrección... Creo que usted ya me entiende.

Voy a subir a mi suite para limpiarme y relajarme un rato, pues necesito estar despejado para esta noche. Por favor en cuanto tenga usted al sastre envíelo a la suite, me gustaría quitarme esta preocupación cuanto antes, si no les es molestia... Ah! Por cierto!... ¿sabe usted si mis colegas han vuelto ya al hotel?... Quiero explicarles lo que ha pasado.... uf!, estoy seguro de que están muy preocupados...

Es mentar al diablo... y por la puerta se asoma.

Le estrecho la mano como si de una vieja amistad se tratara, incluso con cierto ímpetu. Y como si de providencia divina se tratara, hace acto de presencia una mujer de esas capaces de devolverle la vista a un ciego y alzo mi nariz mientras le observo por un momento, evaluándola, para enseguida asentir.

Un encanto... sí. Mi nombre es Silva.

Me presento, ofreciéndome a tomar su mano para besarla como el caballero que... a veces soy. Tanto si me tiende su mano como si no, rápidamente reacciono y les invito a compartir mesa con nosotros.

Tomen algo, seguro que están hambrientos. Hay muchas cosas de las que hablar, pero eso será después.

Miro a ambos alternativamente, me gustaba el brillo psicópata en la mirada de él, ese aire de caballero... de ella me gustaban muchas cosas, pero ninguna apreciable para nuestros objetivos.

¿Hay algo que hayan conseguido averiguar o que debamos saber?

Pregunto a ambos recién llegados.

- Oh... desde luego señor- se apresuró a asentir a todo lo que le había pedido con presteza, el recepcionista tenía ordenes expresas de acceder a todas las peticiones que los tres ingleses le pidieran, por extraño que pareciese y eso era precisamente lo que iba a hacer- No han regresado ninguno de sus compañeros señor Craig, pero le informaremos de inmediato en cuanto lo hagan, suba usted a su suite y descanse, le enviaremos al sastre en unos momentos.

Mientras Daniel se refrescaba en la habitación, un suave toque en la puerta le llamó la atención, se trataba del servicio de habitaciones acompañada con un sastre.

- Señor Craig- le dijo la muchacha- le he traido un pequeño aperitivo cortesía de la casa- le descubrió una bandeja de plata con unos aperitivos y una botella de champán mientras el sastre le tomaba medidas- si necesita cualquier otra cosa, dígalo.

Scaramanga guió a la muchacha a la mesa y acercó una silla a la mesa de manera caballerosa para a continuación sentarse a su lado con la espalda estirada y una ligera sonrisa dibujada en la comisura de sus labios.

- Puede ser... ¿nos acompaña señor Silva?- dijo colocando una servilleta sobre su regazo y sirviendo vino, primero a la mujer, después a Silva y Franz y por último a él mismo- gracias a esta encantadora señorita hemos conseguido averiguar el nombre completo de Lange...- dio un sorbo a la copa- Cristine Lange- sonrió- por otro lado parece ser que a Nueva York no sólo ha venido el Bond que usted descubrió en la Gran Manzana... sino dos más- los ojos del asesino a sueldo brillaron.

- ¿Quienes?- dijo escuetamente el narcotraficante, muy serio y espectante

- Mi Bond... y...- sonrió ampliamente a Silva- el suyo

Resoplé disgustado al comprobar que aquello que parecía un enfrentamiento 1-1 se había convertido en una injusta pelea de grupo contra mi.

- Pensaba que lo nuestro era algo personal, si ibas a traer invitados me habría traído yo también a mis amigos - le comenté al oído mientras no dejaba de ejercer fuerzas.

- Vamos, sé un hombre y diles que se vayan, estoy seguro que no querrás que tu honor quede manchado por haber tenido que llamar a tus "amiguitos" para vencerme. Fíjate que hasta estaría dispuesto a liberarte para darte una oportunidad. ¿Eh?¿Qué me dices? - comenté mientras intentaba girarme para poder ver algo mejor a los "infiltrados", mi principal preocupación era saber si iban armados con armas de metal... ya que tenía un encantador reloj que podría darme ventaja dentro de las desventaja.

Pierce escucha atentamente lo que le cuenta la mujer, según parecía había ido a tomar un descanso y tenía tiempo libre, eso estaba bien, cuando le pregunta por sus negocios en la ciudad sonríe levemente y dice.

• Lo cierto es que se puede decir que represento los intereses de varias personas que están realmente interesantes en el mundo de la estética y claro, para ello lo ideal era venir a la clínica que tiene fama mundial por hacer auténticos milagros.

Roger pudo ver como esos cinco matones se acercaban guardando la distancia, evaluandolo y como varios de ellos en ágiles movimientos accionaban sus navas mariposas.

- Ja,ja,ja,ja... el agente inglés está en problemas... el honor no importa a Samedí... a Samedí le gusta ganar- dos de los matones se situaron a ambos lados de Roger- pero hablas en serio... - con un gesto los matones se detuvieron y los más cercanos se alejaron- ellos no te atacarán... libera a Samedí- exigio con su amplia sonrisa- acepto tu reto

Muchas gracias señorita. Contestó Daniel con una sonrisa en la boca y su torso desnudo, solo llevaba una toalla enrollada en la cintura. Puede dejarlo encima de la mesa. Si lo desea puede acompañarme, dijo Daniel ofreciéndole una copa,. Beber solo es una costumbre muy fea, mas propia de alcohólicos o depresivos.

Daniel cogió su teléfono móvil y mientras el sastre le tomaba las medidas escribió un mensaje para sus dos compañeros.

Dra Lange. Cena gala en oficina Central Park hoy a las 22:00. Se necesita Invitación.

A recibido un nuevo mensaje de: Daniel Craig 

Dra Lange. Cena gala en oficina Central Park hoy a las 22:00. Se necesita Invitación

Quizá la fortuna nos sonría.

Digo, con una apacible sonrisa. Saber que él estaba aquí era sólo hacer el bocado más sulento. No sé si encontraré o no a Lange, pero como poco podré saldar alguna que otra vieja deuda, y eso siempre estaba bien. Miré al narcotraficante y sabía que no le gustaba saber que, al menos de momento, su Bond no se encontraba cerca. Pero era bien sabido que tarde o temprano los Bonds tienden a meterse en nuestros asuntos... y eso implica que quizá aún quedaba alguna oportunidad.

No obstante, algo de todo lo que ha dicho, me sorprende y alzo una ceja.

¿Cristine?

En mi mente había dado por hecho que Lange sería un hombre, sin embargo ese dato me sacaba de mi error y cambiaba por completo el rango de búsqueda.

¿No será que aparezca en la guía telefónica, cierto?

Pregunto, con cierta curiosidad, mirando a la rival de Lange, justo antes de tomar un sorbo de vino con elegancia y distinción.

 La mujer miró a Pierce con renovado interés, enarcando una ceja dedicándole una mirada de inteligencia al quinto Bond.

- Nuestra clínica está cosechando grandes avanzces a nivel mundial, sin embargo nos está costando establecer sucursales en varios países europeos y dicho mercado, a pesar de no ser del mismo grosor que el chino... nos interesa mucho y puede ayudarnos para continuar nuestra expansión. ¿De que tipo de personas estaría usted hablando?- cogió la taza del humeante cafe para darle un sorbo sin apartar la mirada de su interlocutor.

 Daniel exhibía sus pectorales, a la par que escribía el mensaje en el movil, marcando su tableta de chocolate y sus cicatrices mientras el sastre terminaba de tomar medidas y copiarlas en una libretilla... Ante tamaño espectáculo la inocente criatura no pudo por más que ruborizarse y con mano temblorosa dejar la bandeja en la mesa más cercana al actual Bond.

- Gracias por el ofrecimiento señor, pero estoy de servicio- dijo con una educada sonrisa y un vistazo rápido al fornido cuerpo del agente- el director del hotel desea informarle que si necesita algún tipo de vehículo para esta noche, puede encontrarlo en nuestro servicio de Rent Car... ¿desea alguna cosa más?- aguantó el tipo a la par que el sastre se apartaba de Daniel.

- Tendremos su traje preparado a tiempo, señor Craig- se despidió de manera educada saliendo de la habitación.
 

Scaramanga amplió su sonrisa ante el comentario de Silva.

- La señora Lange es escurridiza y no suele permanecer mucho tiempo en un mismo sitio... no encontraremos su teléfono ni su dirección en la guía de teléfonos...- miró a la muchacha de manera galante- pero tenemos algo mejor, ¿verdad querida?

Ariadna se peinó la melena negra con los dedos de las manos y añadió con una cautivadora sonrisa.

- Lange va a acudir esta noche a una cena de gala a la Clínica Hermes a las 22:00, está previsto una presentación de uno de los últimos cosméticos que van a importar a Europa... para acudir a dicho evento hay que hacerlo a través de invitación... pero es posible que consiga algunas...- añadió con cierta picardía

- Querida...- le dijo Scaramanda besándole la mano- no seas traviesa, es más que posible que lo hayas conseguido

La mujer rió suavemente

- Es posible... pero no para todos, conseguí hacerme con tres, uno de nosotros no podrá asistir y el requisito mínimo es ir de gala.

Miro complacido la complicidad entre el asesino y la joven.

Si algo me había enseñado la experiencia era a no meterme con las mujeres cercanas a otros... en particular cuando ese otro era un asesino. Una lástima, la doncella hubiese lucido bien de mi brazo en la fiesta. No puedo evitar pensar.

No hay mucho tiempo para investigar la clínica antes de ir.

Tomo el móvil y comienzo a escribir en él mientras sigo hablando.

Ariadna irá -mi tono deja claro que no hay lugar a disputas- y es más, eligirá a un acompañante de entre nosotros, que se encargará además de todo de su bienestar.

Sonrío con cierta amabilidad a la chica, para luego volver a mirar a mis compañeros.

Luego entre los dos que resten se decide quién va y quién se queda fuera, ofreciendo un apoyo. No me fío de los Bond.

Dejo bien claro. Luego asiento, esperando que hayan entendido mi propuesta. Realmente preferiría ir, pero también tengo planes si me quedo fuera, lo que tengo claro es que, conociendo la reputación de seductores de mis enemigos no me gustaría dejar a nuestra baza femenina sola cerca de sus garras. No iba a cometer dos veces los errores del pasado.

Sonreí satisfecho en cuanto comprobé que Samedi aceptó el desafío, sinceramente tras escuchar sus palabras creí realmente que me asaltarían y me cortarían en pedacitos con sus navajas, pero parecía que todavía mantenía algo de honor, si es que a esa "cosa" se le podía llamar persona.

- Vaya vaya, parece que no soy el único con honor inglés, me agrada que hayas aceptado, intentaré no dejarme ganar para no herir tu orgullo -

Mientras hablaba iba remangándome la camisa para dejar mis puños libres. Adopté una postura de lucha cual boxeador mientras miraba a mi rival a los ojos. Ahora que estaba libre podría encontrarme cualquier cosa, quizás me engañase y me asaltan entre todos, o por el contrario tengo un combate limpio 1 vs 1.

- Que gane el mejor - y alcé mi puño con intención de golpear en el estómago.

Pierce escucha a la mujer, parecía que había captado el interés de esta, justo lo que quería, ahora solo era cuestión de mantener la fachada, tras dar un pequeño sorbo a su taza dice:

• Una serie de personas de alto poder adquisitivo y una serie de inversores de un grupo de inversión bastante exclusivo… ya sabe cómo son estos círculos que prefieren no darse demasiado a conocer… los mercados se fijan demasiado en ellos.

Sonríe brevemente y permanece unos momentos en silencio unos segundos como para dar cierta expectación, entonces añade:

• El negocio de la estética es muy importante en países como China y Corea del Sur y en Europa cada vez más, por lo que por un lado parte de las personas que represento están interesados en contar con la mejor clínica tanto en Europa como en Asia ya sabe lo que sucede cuando hay inversores de todo el mundo, todo lo quieren al lado de casa, pero también hay algunos que no están del todo convencidos con la idea ya que no ven por qué su clínica es diferente a otras.

Hace un pequeño gesto algo teatral abriendo los brazos y se señala a sí mismo y con una amplia sonrisa añade:

• Para eso estoy yo aquí.

La hora se acercaba, Daniel ya vestido con el smoking que le habían confeccionado bajó hasta la recepción y se dirigió al mostrador.

- Buenas noches, mi nombre es Craig, Daniel Craig. El director del Hotel me ha comentado que tienen un selecto servicio de alquiler de vehículos, y necesitaba uno para esta noche. Dígame, ¿que modelos tienen?.

Mientras esperaba a que el hombre de la recepción le mostrara el listado de vehículos disponibles, Daniel reparó en una bella mujer de cabello rubio que se parecía enormemente a la chica de Servicio con la que había tenido antes unas palabras. Pensó que tal vez había acabado su turno y a lo mejor ahora podría tomar una copa antes de recoger al Doctor y a su acompañante o como nos gusta decir a los Ingleses a su "Companion". Pero lo cierto es que no le dió tiempo pues cuando se disponía a ir el recepcionista reclamó su atención, pues ya había sacado el listado de vehículos.

- Bien, dígame, ¿Tienen algo con al menos 4 plazas que no sea una tanqueta germana?

La mujer escuchó a Pierce con suma atención con la barbilla apoyada sobre la palma de sus delgadas manos.

- Vaya... ha sido una providencia que me encontrara con usted señor Pierce- sonrió para después girarse hacia su bolso abrirlo y sacar un par de tarjetas de invitación.

- Esta noche tenemos organizada una fiesta en la clínica, es más bien una presentación de los últimos productos que vamos a sacar al mercado y los nuevos proyectos que tenemos pensados para una posible abertura a Europa. Sería muy conveniente que acudiera usted esta noche, puede venir acompañado con quien usted quiera- sonrió amable al tiempo que miaraba el reloj- me está resultando una velada muy agradable, pero me temo que debo irme... Venga esta noche- tocó varias veces con el dedo las invitaciones con elegancia- será un placer poder presentarle a los dirigentes de Hermes y así podremos hablar de negocios- sonrió mientras se incorporaba y hacía amago de pagar la cuenta.

Una vez que Pierce salió de la cafetería se percató del mensaje que les había mandado a Roger y a él, afortunadamente se había hecho por su propia cuenta con dos invitaciones... observó la forma de cada tarjeta, un smoking y una especie de vestido de noche. Ignoraba si Roger habría conseguido acceso a la fiesta... sería divertido verlo con semejante invitación.