Partida Rol por web

- Okey jefe...- le dijo el conductor accionando el taximetro mientras se ponía en marcha por las calles principales de Madrid, teniendo en cuenta el tráfico y el escaso conocimiento que el giri debía tener de la capital del reino... el hombre calculó que iba a hacer su agosto, pero como tampoco estaba bien pasarse mucho con los turistas decidió insistir- si me dice usté donde quiere exactamente que le lleve puedo llevarle más rápido...

Le comentó a la altura de la calle Alcalá, una zona céntrica con tráfico fluido y una red de semáforos capaces de desquiciar al más pintado. Donde además confluían diversos edificios históricos e icónicos de la capital española.

Vaya, puede que nuestros informes sobre el CNI estuvieran equivocados ¿no era este el país de la fiesta, la comida y la playa?

Encantado -respondo estrechándole la mano al hombre. Puede que él aire su nombre y trabajo con facilidad pero yo no, salvo que esté dispuesto a matar a los presentes y aquí, en fin, hay demasiada gente -y dígame, señor Ernesto, ¿que es lo que sabe el CNI, con esa amplia red de informadores?

Después del desafortunado encuentro con aquel policía, me decidí a entrar en una cafetería por dos razones. La primera, aquella cafetería se veía tranquila, podría ser un lugar apropiado para conectarse a la red y tal vez llevar a cabo charlas por Skype. Desde el local se podían ver perfectamente los accesos al congreso. La segunda razón era que necesitaba meterse algo para el cuerpo antes de que sus tripas empezaran a rugir en el momento más inapropiado.

El lugar apenas tenía un par de clientes a esas horas, así que rápidamente fui atendido. Pedí un café con leche (con exquisita pronunciación tras recordar la frase de una célebre alcaldesa de la ciudad en un discurso por la candidatura olímpica), y cuando la camarera volvió para servir mi consumición, le comenté:

-Disculpe señorita, ¿ha visto alguna vez a este hombre por aquí, tal vez con un portátil o algún otro aparato solicitando poder hacer uso de la conexión WIFI del local?- Giré el móvil hacia ella con una de las fotografías de De Gea que me habían pasado desde el MI6, en la que mejor se le viera la cara.

Mis ojos se detuvieron en aquel extraño individuo que por un instante creí reconocer. Quizá fuera producto de mi imaginación o quizá realmente ese hombre y yo nos habíamos cruzado con anterioridad en el pasado y formaba parte de mi historia. Las lagunas que sufría después de haber vuelto de entre los muertos persistían y seguir a ese “desconocido” tal vez podría ayudarme a recordar algo. En esas estaba, cuando Froilan Igma, una de mis aliadas, agarra con fuerza mi hombro con su firme mano.

“No puedo perder el tiempo hablando con ella. Necesito saber hacia dónde se dirige y si esta corazonada no es una mera superstición” –pienso mientras le echo un breve vistazo a la mujer.

-Si no le importa, camarada Igma, voy a coger un taxi y desconectar un poco en la ciudad. A la noche nos reuniremos en el hotel y concretaremos los detalles de la misión –comento esbozando una ligera sonrisa, a la espera de su respuesta. No pierdo de vista al individuo por si se sube a un taxi y tengo que seguirlo.

- Pues... lo que sabemos, señor Bond... es que el servicio Británico ha mandado a nuestro territorio a tres de sus mejores agentes sólo que con unos cuantos años menos y sin informar a ninguno de los servicios secretos de sus países aliados entre los que nos incluimos nosotros... lo que nos lleva a preguntarnos el motivo exacto de su estancia aquí- parecía que a Ernesto no le gustaba andarse por las ramas- tiene dos opciones... darme respuestas y hasta encontrar mi colaboración o... volver a Inglaterra...- mientras Ernesto hablaba Sean pudo notar como entre la maleza había varios agentes que no quitaban el ojo de encima al espia inglés- y haga usted el favor de no joderme... que ya tenemos bastante con nuestros políticos.

La camarera sirvió observó el móvil de George con curiosidad, no le hizo falta mucho para reconocer la imagen.

- Pero si es el señor Gea... claro que lo conozco viene muy a menudo a la cafetería, trabaja en el congreso, es diputado por el Partido Progresista Moderado tirando para la derecha... les falta una media hora para que den descanso, si es conocido suyo lo verá seguro... ¿Wifi? claro, ahora mismo le doy la contraseña...- le apuntó una serie de números en una servilleta- ¿Quiere que le sirva algo más?- le ofreció al escuchar un ligero rugir del estómago de George- nuestra especialidad son los creeps tanto dulces, como salados- le sonrió

Froilan Igma a parte de ser una mala con cara de mala, solía ser una mujer muy observadora e inteligente a quien sólo le hizo falta mirar a Alec para percatarse de lo que necesitaba.

- Herr Alec... si lo que quierre es seguir a ese caballerro irrremos más rápidos en el coche que tengo esperrando por usted, estoy aquí parra ayudarle- le dijo- sígame si no quierre perrderlo- ofreció solícita agarrandolo del brazo y conduciéndolo al interior de un turismo- no se preocupe... no se me va a escapar.

Le informó poniendo en marcha el automóvil mientras seguía con destreza el taxi del hombre, tras la travesía, Alec pudo ver como el taxi se detenía cerca de Plaza Mayor y como aquel hombre bajaba y se dirigía a la famosa plaza.

- ¿Quierre que le esperre? - le dijo la mujer arrancando el coche cuando Alec se hubo apeado del vehículo.

Debía reconocer que aquella mujer era más astuta y espabilada de lo que aparentaba. Me subí al coche con ella y comenzamos a seguir al taxi del hombre que creí reconocer. Froilan Igma conducía con bastante habilidad, otro detalle que me sorprendió gratamente. “Puede que después de todo no esté tan mal tener un par de aliados con experiencia y que poseen habilidades” –reflexiono observando por la ventanilla que el taxi se ha detenido y el individuo se apea de él dirigiéndose a la Plaza Mayor.

-No, tranquila. Ya ha hecho suficiente por mí. Nos veremos después en el hotel, gracias por su ayuda –respondo dejando mi maleta en el vehículo. Oculto la pistola en el pantalón, comprobando el seguro y tras esto me doy la vuelta buscando con la mirada al hombre. 

Me temo que hemos debido perder su teléfono. Nuestro último contacto era un chaval, un tipo rarito, de ojos saltones. Espera que recuerde su nombre, deme un momento. Era little algo, little, little Nicolás, si, era ese -bromeo jactándome de uno de los últimos escándalos que hizo, una vez más, que España fuera el hazmerreir de medio mundo.

Bueno, hablando ya seriamente. Me temo que usted y yo sabemos que las dos opciones que me da no son posibles. En primer lugar no puedo darle la información que me pide, al menos no antes de hablar con mis compañeros. Además, yo no se a ciencia cierta si usted es quién dice que es o si es usted otro -explico al tal Ernesto sin dejar la amabilidad ni la educación a un lado -respecto a la segunda opción, estoy seguro de que no quiere un conflicto internacional, nadie quiere enfrentarse a mi país y menos por un simple malentendido. Lo que si podemos hacer, si está usted de acuerdo, es reunirnos con mis compañeros o que me lleve a su sede, para que vea que lo que dice es cierto...

Igma arrancó nuevamente el coche y se alejó con el equipaje de Alec, mientras este se dirigía rápidamente hacia la Plaza Mayor, dada la hora y el buen tiempo, las cafeterías y restaurantes que había congregados en aquel sitio estaban a rebosar, el antiguo espia temió haber perdido el rastro del individuo, pero tras un minucioso barrido ocular consiguió distinguirlo sentado en la mesa de una terraza tomando un café... mientras observaba, como buscando a alguien... cuanto más lo miraba más convencido estaba de que su instinto no le fallaba.

"Piensa Alec" se dijo a sí mismo haciendo un esfuerzo mental, era alguien relacionado con su pasado... estaba seguro de haber tratado con él, aunque fuese muy poco...

Ernesto lejos de incomodarse por los mordaces comentarios de Sean, sacó sus gafas de sol con gesto imperturbable, como si aquella fuera la reacción que había esperado ver en el espia inglés.

- Nosotros tenemos al pequeño Nicolás... pero Camerón tiene sus particulares dolores de cabeza... y más que va a tener... de la corrupción y los escándalos no se libra nadie, sólo que en su país dimiten y en España los tenemos que aguantar porque se aferran como garrapatas a sus cargos- se encogió de hombros sin darle mayor importancia al asunto.

- Sígame señor Bond...- le dijo escueto haciendo un movimiento con la cabeza que tuvo como respuesta la aparición de varios armarios empotrados andantes con gafas de sol y ropa de paisano, que se apresuraron en escoltar a Sean- le llevaré con mi jefe, tendrá que caminar un poco- añadió mientras se ponía las gafas de sol y avanzaba primero.

Los pasos de aquellos hombres los condujeron hacia el Palacio de Cristal del Retiro, otro de los emblemáticos monumentos que atesoraba aquel parque.

Ernesto accedió al interior del Palacio de Cristal abriendo una puerta en uno de los laterales... una vez en el interior se apresuró a acercarse a uno de los andamios que había dispuestos, levantó una baldosa que dejó al descubierto una pantalla digital y tras introducir un código se abrió una trampilla que conducía a un túnel.

- Si lo quisiera muerto ya le habría volado la tapa de los sesos, me ha pedido ver a mi superior y este es el camino más corto, si aún desea verlo acompáñeme si no es así dese la vuelta y siga dando palos de ciego- le dijo previendo las reticencias de Sean y entrando en primer lugar por el pasadizo.

Agradezco la información que me acaba de dar la camarera con sus comentarios sobre el contacto de Lange. Todo lo que me acaba de decir vale su peso en oro. Inmediatamente me conecto a la red Wifi gracias a la contraseña que también me acaba de facilitar la señorita, y me dispongo a entrar en contacto con Sean y Timothy.

Media hora para que llegue el descanso de la sesión, espero que les de tiempo. De Gea, te tenemos.

No se crea, Cameron sigue en primera fila -comento respondiendo al agente del CNI -pero yo sirvo a la reina y a mi país, no a políticos. Pero bueno, no hagamos esperar a su jefe. Además, así continuo con mi paseo -concluyo mostrando una amplia sonrisa llena de seguridad y confianza.

Paseo con Ernesto observando las estructuras hasta que nos acercamos al camino secreto que lleva hasta su jefe, momento en el que me lanza una advertencia -Usted confía demasiado en sus habilidades, señor Ernesto, me temo que el que tendrá un problema si este camino es una trampa no seré yo. Continuemos, quiero que me de tiempo a comer algo...

Una vez estaba solo y la señora rusa se había marchado, tenía vía libre para poder buscar al hombre. Por un instante creí que se perdía entre la caterva de ciudadanos congregados en la plaza en sus múltiples bares y cafeterías, pero por suerte, lo localicé sentado tomando café. Supuse que estaba esperando a alguien por sus constantes miradas a los alrededores. Volvió a mí la sensación de que conocía su rostro y que incluso entablé en el pasado alguna conversación con él. “Piensa, Alec, piensa. Dale un poco de uso a ese cerebro…” –pienso sin dejar de vigilar desde mi posición al sujeto.

Thimothy trataba de mantener la orientación a través de su GPS, trataba de guiar al taxista por las calles de mayor tráfico a fin de quedar atrapado en él. Cuando vio la oportunidad en una de las calles más concurridas deslizó un billete al taxista al tiempo que habría la puerta para desaparecer entre los coches doblando una esquina lo más rápido posible.

Timothy caminaba deprisa alejándose del lugar mientras miraba de reojo a ver si sus perseguidores seguían tras su pista. Comprobó su móvil una vez más en espera de algún mensaje mientras ponía pies en polvorosa.

La camarera como buena profesional, se había percatado que George había ido a la cafetería con hambre y dado que aquel giri le había caído bien, decidió tomarse la libertad de prepararle un desayuno a la española, tostadas de tomate y aceite con jamón y un vaso de zumo natural... faltaban un par de horas para el mediodía y dudaba que aquel caballero aguantase con una sóla taza de café en el cuerpo.

Mientras George daba buena cuenta de aquel desayuno pudo observar como efcetivamente los diputados salían del congreso para tomar un pisquilabis, con disimulo fue obervando los rostros tratando de localizar a su objetivo...

Hasta que efectivamente el señor de Gea apareció por la puerta de la cafetería.

- Buenos días Marta- saludó con familiaridad a la amable camarera.

- Buenos días señor de Gea... ¿lo mismo de siempre?

- Sí, por favor- respondió sonriendo mientras se sentaba en una mesa cercana a George, cogía un periódico y se ponía a ojearlo

Sean se encontró caminando a través de un amplio túnel asfaltado y bien iluminado, por la pinta debía de ser una ruta habitual para el CNI, entonces al llegar a una intersección un vehículo los estaba aguardando, Ernesto pidió que subiera y fue así como recorrieron un buen trecho de aquellas vías secretas de la capital del reino... sin duda mucho más funcionales y rápidas que las que estaban por encima de sus cabezas.

Finalmente el coche se detuvo a unos metros de una puerta acorazada en la que Ernesto tuvo que utilizar su huella dactilar y ocular para que se abriera, sólo que incluso al entrar tuvieron que pasar por varios controles más. Hasta que tras un pasillo con moqueta y varias estancias más accedieron a un edificio donde se veía por todos lados el logo del CNI

Mientras caminaban por el edificio escoltados por los fornidos agentes que lo llevaban vigilando desde el Retiro, Sean observo como efectivamente se trataba de una construcción oficial, repleto de funcionarios y un ir y venir de agentes, una actividad que le recordó al MI6... sólo que a la española. El recordó culminó en un despacho ricamente ornamentado similar al de M, con la bandera española, la europea y la del CNI al lado de la mesa principal, así como un retrato del rey de la nación y varias fotografías de actos sociales.

- Tome asiento señor Bond- le indicó la silla que había junto al despacho del director para acto seguido ocupar él mismo el asiento principal del despacho, los escoltas se mantuvieron en el despacho a una prudente distancia de ambos hombres- supongo que aquí estará mucho más cómodo que en el Retiro, por si no se ha dado cuenta ya... yo soy el director de esta organización- le informó juntando las manos sobre la mesa- y usted y yo tenemos mucho de lo que hablar...

Y la bombilla se le iluminó... por fín las neuronas de Alec estaban haciendo su trabajo, aquel rostro era el del cuarto Bond, el antecesor de su Bond... con el aspecto y la juventud de cuando estaba en el servicio. Al recordar aquel dato sobre Timothy recordó al resto de agentes que habían ocupado el cargo de Bond.

Entonces Timothy debió de percatarse de que alguien lo observaba pues se levantó de su asiento y decidió irse de la plaza dirigiéndose a uno de los extremos y coger un taxi. Si que era escurridizo aquel hombre... maldijo para sí mientras se apresuraba a pedir un taxi y pedirle al conductor que siguiera al coche de Tim.

- Es hora punta... pero usted manda jefe- le dijo el concutor mientras se afanaba en seguir al taxi de Tim.

Fue entonces cuando Alec pudo sufrir en sus carnes la desesperación de una persecución realizada por una persona menos eficaz que Igma... y que encima le iba a salir caro, a juzgar por lo mucho que estaba corriendo el taxímetro, menos mal que M les había proporcionado unos nada despreciables fondos para la misión... aún así el conductor consiguió seguirle la estela...

Tim aprobechó el gentío para salir por patas del taxi y escabullirse con rapidez entre el gentío, cuando quiso darse cuenta se encontraba en una calle peatonal llena de comercios, cafeterías y restaurantes.

¿Quién lo habría estado observando? ¿Seguiría detrás de él o habría conseguido darle esquinazo? ¿Sería seguro tratar de averiguarlo o mejor continuar hacia adelante? mientras cavilaba consultó el móvil... Parecía tener un mensaje de uno de los camareros.

Ey jefe, sin novedad en la plaza... aunque si que hemos visto a un tio con cara de malo... lo mismo no es nadie, pero le miraba con insistencia... yo le paso a usted la foto y oiga si le gusta le podemos organizar algo apañado en casa Paco.

El mensaje iba acompañado de la siguente fotografía.