Partida Rol por web

Alec estaba en problemas... había llamado la atención de dos Bond, George y Sean lo habían visto y podría jurar por su forma de mirarlo que lo conocían... George era el que se encontraba más cerca de él, mientras que Sean permanecía en el pasillo cubriendo la retirada... si no actuaba con rapidez estaba perdido, se trataba de uno contra dos y hasta tres si Timothy decidía unirse a la fiesta...

- Son 2€ caballero- le dijo la camarera dejándole el platillo con la cuenta sobre la mesa.

Observo con cierto fastidio la reunión que se ha montado en esa pequeña cafetería, juntando a agentes del M6, enemigos y posibles colaboradores. Permanezco situado en la puerta, a sabiendas de que nuestros enemigos posiblemente ya nos han reconocido, disimulando como si esperara a algún compañero, algo que en parte es verdad. Guardo mi mano derecha en el interior del traje, muy cerca del arma, esperando ver que ocurre y rogando que la situación no acabe en un desesperado tiroteo.

Definitivamente, mis sensaciones respecto al hombre que nos acompañaba leyendo con gran calma el periódico (¿o tal vez solo cubriendo su cara con él?) se confirman. Es el tipo que seguía a Timothy y del que Sean se encargó de confirmar su identidad: Alec Trevelier. Traté de cruzar miradas rápidamente con mis compañeros, Tim estaba en la barra, con actitud completamente relajada, y Sean parecía cubrir la salida del local con idéntica calma. La situación parecía favorable para nosotros: Si contábamos con el contacto español que había acudido con Sean, doblábamos en número a nuestros objetivos. Así que decidí detener mi camino justo ante la puerta de los servicios, simulando que había alguna novedad en mi móvil que había llamado mi atención y quería observar con tranquilidad. Me decidí a permanecer así, con un ojo en la pantalla de mi móvil y otro pendiente de lo que sucedía en las mesas ocupadas por si se producía algún movimiento brusco.

Tanto De Gea como Trevelier habían pedido la cuenta y parecían estar recogiendo sus cosas, así que era cuestión de tiempo que se decidieran a abandonar la cafetería. Por sus posiciones actuales, entre todos cubríamos varios puntos del local, por lo que solo quedaba esperar que las cosas se pudieran resolver de forma discreta y sin sobresaltos.

Detecté enseguida mientras utilizaba el móvil que me estaban observando, desde varias posiciones, los antiguos 007s: Sean, el tal George y Timothy, aunque este se encontraba con la mirada perdida y sin haberse percatado todavía de mi presencia. Sin embargo, seguí sentado tranquilamente en la mesa mientras depositaba el dinero requerido por la camarera en el platillo. Con una amplia ojeada al local y a mis posibilidades, me levanté rápidamente apartando de una manera un tanto brusca a la joven a la vez que trataba de acercarme a un hombre en concreto, quien parecía tener prisa por marcharse de la cafetería.

-Disculpe. Creo que hay unos hombres que están interesados en usted –murmuro antes de echarme a un lado para que pueda contemplar a los agentes del MI6.

Timothy dejó 3€ junto a la cuenta con una amable sonrisa, al girarse pudo ver como sus compañeros fijaban su Mirada en alguien, aunque no podia ver de quien se trataba. Escudriñó sus miradas intentando prevér quien había reclamado su atención de tal forma.

Tim se separó de la barra dirigiendose de nuevo hacía su compañero aunque mantenidendo unos metros de distancia evitando dar a conocer que iban juntos, desde esa nueva posición echo una fugaz mirada al individuo a fin de ver su rostro.

Timothy se había separado de la barra atraído por el movimiento de sus compañeros, debían de haber visto a alguien para que se movieran de aquella forma, de manera que ni corto ni perezoso se dirigió hacia George pero sin llegar a ponerse a su lado, para ver de quien se trataba... entonces los tres Bond vieron como Alec Trevelier apartaba de manera algo brusca a la camarera quien trastabilló y y cayó al suelo con badeja incluida y como el ex 006 se dirigia con rapidez hacia De Gea quien parecía tener prisa por marcharse.

- Disculpe. Creo que hay unos hombres que están interesados en usted

Le dijo al político español, haciendo que este parase en seco  sorprendido por aquel abordaje y mirase a los tres agentes británicos con estupor escrudillando sus caras para después con un brillo de reconocimiento en la mirada al mirara a Sean añadir.

- Soy diputado por PQM... es normal que despierte pasiones- dijo con una sonrisa de político subidito y bien engominado- pero ahora no tengo tiempo de hacer ninguna entrevista, si quieren puedo darles el teléfono de mi representante y ya concertamos algo... - dijo rápidamente soltándole a Alec una tarjeta con un número de teléfono- supongo que serán amigos suyos- volvió a sonreir mientras se ponía en marcha para irse- si me disculpan, tengo sesión en el Congreso...

De manera que los tres agentes tenían dos opciones, o ir a por De Gea o por Alec y Alec... una tesitura sin importancia... ¿Qué hacer? salir por patas tirándose por la ventana en plan villano varonil rompevidirios, utilizar la puerta quitandose a De Gea de por medio... o hacer de villano interesante y tener una charlita en plan amistoso con tres pares de ojos ingleses que estaban a la espera de saltarle al cuello... y de otro par de ojos femeninos que lo miraba iracunda desde el suelo

El tipo no reaccionó como yo esperaba. Al parecer era un político engreído y con ciertos aires de prepotencia, pero con algún secreto, dato o contacto importante; de ahí que tres agentes del MI6 estuvieran interesados en él. Dejé que se marchara, pues tampoco tenía mucho sentido retenerlo ahí dentro. Además, me encontraba en una situación un tanto delicada, ya que ellos tenían ventaja numérica. “Maldita sea. No tuve que precipitarme en mis acciones. He caído cual ratón en la trampa…”

-Lamento haberla empujado, señorita, pero necesitaba dirigirme a ese señor  –digo mirando a la camarera con una expresión de culpa en el rostro. Ofrezco mi mano para que se incorpore y a su vez recojo la bandeja que también había acabado en el suelo.

No aparto la vista de mis “amigos británicos”, los cuales creo que están también presumiblemente sorprendidos de verme allí y dudo que realicen ningún movimiento brusco si no quieren llamar demasiado la atención. Todos eran anteriores a mi estancia en el MI6, aunque eso no quitaba que estuvieran muy capacitados para luchar contra mí. Especialmente Sean, una leyenda dentro del servicio.

Decidí quedarme ahí de pie, plantado, llevando una mano al bolsillo del pantalón para después mostrar una ligera sonrisa hacia los 007s.

Observé la situación desde la puerta del local, sin inmutarme lo más mínimo. Para Alec el tiempo corría en su contra, para nosotros no. Siendo tres contra uno podíamos dejar indefenso a nuestro enemigo y reunirnos con De Gea sin problema. Sin embargo, iniciar un conflicto en una zona tan concurrida siempre sería un desastre, máxime si salen a la luz armas de fuego e intervienen las fuerzas de seguridad. Aunque siendo españolas seguro que hay tiempo de sobra para proceder.

Dejando que mis compañeros tomen la iniciativa, sigo vigilando la salida para que ninguno de los dos hombres salga sin mi expreso permiso.

El ex agente volvió a parecer aunque  con dos nuevos traspiés, uno con la pobre camarera y otro con el diputado el cual se lo quitó de encima como si de un paparazzi se tratara...

Desde luego se había equivocado, se había metido en la boca del lobo sin ningún resultado.  Su situación desde luego era comprometida aunque por suerte para el apenas unos metros separaba el bar del congreso por lo que cualquier intervención policial sería rápida y con trascendencia.

Era mejor no provocar un incidente aquí, pues sin duda saldría en los periódicos echando al traste cualquier tapadera,  Tim simplemente ayudo a levantar a la camarera desde el otro extremo que Alec mientras le dedicaba una mirada directa y fría, después saludo cortésmente a la camarera y salió del local esperando mientras se encendía un cigarrillo.

Alec había intentado complicarnos un poco la situación metiendo de por medio a De Gea. Bien es verdad que en un principio yo había acudido a aquella cafetería para dar con la pista de De Gea, pero la aparición de Trevelier en la escena había establecido un nuevo orden de prioridades. Era más importante pararle los pies al ex-agente que al congresista, llegados al punto de elegir.
De hecho, el propio político se había desecho del intento del otro hombre por meterlo en un lío con escurridizos reflejos, debía ser el pan de cada día para la gente de su gremio. Pero aun no había salido por la puerta del local. Tampoco se había percatado de que nuestra presencia tuviera que ver con él, así que tocaba seguir actuando con precaución. Observando el gesto de Trevelier, decido meter la mano en el interior de mi chaqueta, imitando su amable sonrisa mientras efectúo el movimiento. Igualmente permanezco ahí parado, está en desventaja, y nosotros tenemos todo el tiempo del mundo.

Tim había decidido salir a la calle encendiéndose un cigarrillo, confiado en que dejando a sus compañeros en el interior terminarían haciendo lo propio y no armar demasiado escándalo, Alec no tenía escapatoria y so decidía montar un espectáculo y salir corriendo él estaba allí para cubrir la maniobra.

Al mirar a su alrededor no vio nada que le llamase especialmente la atención a escepción de un coche aparcado en frente con un par de agentes que debían ser los que habían acompañado a Sean hasta allí.

Por lo demás todo parecía en orden, De Gea se encontraba prácticamente en el interior del Congreso... si que había corrido el hombre. Aunque había algo más, algo que inquietaba al cuarto Bond, no podía ser todo tan sencillo...

Sí, Tim se había ido de la cafetería tras ayudar a levantarse a la pobre camarera que ya había recibido las disculpas y la ayuda de Alec.

- Gracias caballeros...- dijo la mujer alisándose el delantal y recogiendo la bandeja que le tendió el ex 006- no pasa nada- sonrió amable- yo estaba en medio- dijo finalmente retirándose discretamente para seguir haciendo su trabajo.

Quedaron por tanto los tres hombres intercambiando miradas, como si de una peli de spaguetiwestern se tratara, no había nada que se les interpusiera en aquel momento pues en la cafetería no había apenas clientes, se notaba que acababa de empezar la sesión y que De Gea era rápido, pues aprobechando el incidente con la camarera se había marchado del local. George había metido la mano en el interior de su chaqueta, Sean miraba a Alec con su intensa mirada y Alec aguantaba el tipo con su media sonrisa... de fondo proveniente de la televisión de la cafetería se escuchaba la melodía de la canción del reloj de la Muerte Tenía un Precio... se trataba de la escena final de la película... como una apología de lo que fuera que fuese a pasar.

Uno de los 007 se había marchado de la cafetería tan tranquilamente que me quedé un tanto extrañado. “Quizá quiere cubrir la salida por si intento realizar alguna maniobra…” –pienso sin apartar la vista de los otros dos. George es el que está más cerca de mí y Sean custodia, de manera indirecta, la entrada. Soy consciente de que mi situación es complicada, ya que si consigo derribar a uno, el otro me neutralizará. Ojalá solo me hubiese encontrado a uno dentro, pero la realidad es otra bien distinta.

Percibo entonces una melodía típica de las películas del Oeste que proviene de la televisión, aunque no pierdo mucho tiempo observándola. Es la hora de la verdad, puesto que tarde o temprano tendremos que movernos de nuestra posición. Reculo lentamente aproximándome a la puerta del local, presintiendo que algo va a ocurrir. Algo malo…

Observando el pausado movimiento de Trevelier hacia la salida, sigo su dirección, manteniendo las distancias y sin darle la espalda en ningún momento. Los movimientos igual de tranquilos y con la mano cerca de la solapa de mi chaqueta, donde antes hice el gesto de que tocaba algo en el bolsillo interior.

Por un instante me pareció notar que algo ocurría fuera de la cafetería, pero mis sentidos me hacían estar al cien por cien pendientes de los movimientos de Alec y cualquier posible reacción suya, por minúscula que fuera. Así que decidí descartar esa posible desvío de atención y seguir con mis ojos atentos al ex-agente 006.

Observo a Alec con una mirada fulminante. Por un momento deseo ir hasta él y reducirlo, haciendo uso de mis rejuvenecidas fuerzas. Sin embargo, la camarera se interpone levemente en mi vista y me recuerda que hay civiles en la zona, hombres y mujeres inocentes cuyas vidas, pese a ser solo españolas, son valiosas, al menos en cierto modo.

Finalmente opto por esperar a que Alec se acerque a nosotros dado que no le queda otra alternativa.

La camarera está de buen ver, tal vez vuelva aquí luego...

Había pocas sensaciones que gustarán más a Timothy que llenar sus pulmones con el humo de un buen cigarrillo, además siempre había sido la mejor manera de observar una posición sin llamar la atención.

La calle parecía tranquila y De Gea parecía entrar ileso al congreso, su plan estaba en marcha y el tal Alec parecía lo suficientemente confundido como para ir un paso por detrás.

Tras una nueva calada Tim reparo en el coche negro aparcado donde un par de individuos en su interior parecían mirar hacia el bar, sin duda eran el apoyo de Alec... con todo el disimulo que pudo Tim se coloco estratégicamente interponiendo una farola entre el vehiculo y él de tal forma que dificultará cualquier intento por parte de los agentes mientras observaba la situación.

Tim expulsó el humo del tabaco mientras observaba el Audi, en el interior había un total de dos hombres uniformados con trajes negros y gafas oscuras. Uno de ellos parecía estar comunicándose por teléfono con alguien mientras miraba hacia el Congreso de los diputados, mientras que el otro si que vigilaba la cafetería.

Sin embargo hubo un movimiento totalmente inesperado por el cuarto Bond, justo a sus espaldas escuchó el atronador sonido de un vehículo 4x4... al girarse se dió cuenta de que circulaba a gran velocidad hacia él y que no tenía pinta de querer parar.

Timothy saltó hacia un lado saliendo rodando por el asfalto poniéndose a salvo de la trayectoria del Lang Rover que terminó por llevarse por delante la farola sobre la que hacía apenas unos segundos había estado echado el agente británico. Quien observó apoyándose sobre sus manos y la punta de los pies en el suelo como el todoterreno se estampaba sobre el escaparate del local.

En el interior tanto George como Alec fueron sepultados por un varias mesas, sillas y algún que otro ladrillo, ambos estaban muy cerca el uno del otro ya que habían sido incapaces de predecir que un coche se iba a estampar de aquella manera tan salvaje... el único que fue capaz de preveer algo fue Sean, que consiguió hacerse a un lado evitando que le cayera encima un máquina expendedora de tabaco.

- ¡Camarrada Trevelier... rápido!- bramó la voz de una mujer rusa

Los gritos, el caos y la confusión se apoderaron de la cafetería, pero aquello no era la única sorpresa, pues una de las puertas del vehículo se abrió de un portazo, el hombre que se apeó del mismo era un oriental fornido, vestido con frac pero de actitud beligerante, que barrió el local con la mirada... buscaba con ansia a alguien en concreto.

Sean al ser quien menos daño había sufrido fue el primero en incorporarse, el occidental sonrió de manera sádica al verlo y se dirigió hacia él.

Su encuentro con Oddjob era algo que iba a ocurrir tarde o temprano... aunque quizás había ocurrido demasiado pronto para el gusto del primer Bond.

Todo ocurre demasiado rápido para mi gusto. Antes de darme cuenta un vehículo se estrella contra nosotros. Sin embargo, dado que soy el primer y el mejor agente, logro evitar la mayor parte del golpe. Por desgracia las sorpresas no acaban y un gigante se baja del vehículo, un hombre al que conozco demasiado bien.

Viejo amigo. Veo que aún sigues sin saber vestir a la moda, una verdadera pena ¿dónde te has dejado tu sombrero? -me burlo mientras desenfundo mi pistola y me preparo para el combate que se avecina.

El rugido del motor fue todo lo que Tim necesito para ponerse a rodar viendo como la farola era derribada al igual que la pared de la cafetería. Como un felino se puso en píe mientras evaluaba la situación fijándose en algunas cosas. En primer lugar en los cristales del todoterreno, con ese brutal impacto si seguían en su sitio sin duda serían blindados por lo que disparar contra sus ocupantes carecería de sentido, por otro lado se fijo en el coche negro que vigilaba... sus primeras reacciones y sus caras serían de gran valor para saber si estaban con Sean o si por el contrario eran agentes del gobierno o similar.

La discreción ya carecía de sentido y pronto la policía haría acto de presencia, el pánico se adueñaba de los viandantes, Tim desefundó su arma buscando una posición donde poder vigilar al coche negro así como al todoterreno preparado para abrir fuego si veía cualquier amenaza para él o sus compañeros.

Tim podía ver a un oriental amenazando a Alec aunque parecía no portar ningún arma así que se mantuvo alerta ante cualquier otra amenaza potencial o si el propio Sean trataba de huir.