Partida Rol por web

No había estado lo suficientemente rápido de reflejos o intuición para prever los acontecimientos que acababan de suceder en la cafetería. En cuestión de pocos segundos habíamos pasado de una escena digna de un duelo de spaguetti western a acabar sepultados por una lluvia de mobiliario tras el impacto de un todoterreno contra la fachada del local.
Mierda, espero no estar perdiendo facultades para esto, a pesar del rejuvenecimiento a cargo del MI6.

Logrando a duras penas sacar fuerzas de alguna parte, aunque sea de manera lenta y aparatosa consigo apartar de mí los trastos que me han caído encima tras el impacto para tratar de incorporarme. Por unos segundos todo me da vueltas y estoy a punto de irme de bruces al suelo otra vez, pero al final consigo mantener la vertical y el suelo parece quedarse en su sitio. Entonces me pongo a valorar la situación: Sean estaba a punto de encararse con un corpulento oriental elegantemente vestido, por sus comentarios deduzco que ya se conocían. Tim había desenfundado su arma y vigilaba con recelo a los coches más cercanos a nuestra posición. Entonces me acordé del invitado sorpresa que habíamos encontrado en la cafetería.
¡Trevelier! ¿Dónde se ha metido?

Instintivamente desenfundo mi arma y comienzo a buscar al ex-agente entre el caos de mesas y sillas tiradas por el suelo de la cafetería.

Tal y como había presentido, algo iba a suceder. Y lo que sucedió fue que un todoterreno hizo su particular entrada triunfal contra la cafetería; varias mesas y sillas salieron disparadas en diversas direcciones, algunas incluso terminaron golpeándome. Intenté ponerme en pie una primera vez, pero todavía no estaba plenamente consciente, así que fue al segundo intento cuando por fin pude recobrar la compostura. Una voz familiar me llegó desde el interior del vehículo siniestrado. “Menos mal, ya pensaba que me había quedado solo...”- pienso apartando un par de escombros que impedían que pudiera moverme con facilidad.

La situación dentro de la otrora apacible cafetería es radical: además del estropicio causado por el impacto del todoterreno, el gigantón chino quiere tener una “amable” charla con Sean. Por su parte, Timothy está fuera de mi radio de visión pero seguro que atento a lo que ocurre y George parece buscarme con la mirada. Intentando aprovechar la confusión del local, avanzo hacia el todoterreno mientras desenfundo mi arma por si tuviera que utilizarla, que es lo más probable viendo cómo se desarrollan los acontecimientos.

La situación se desarrollo muy rápido y muy lento a la vez... todos los agentes y ex-agente, habían estado casados con el peligro, habían sentido la adrenalina en más de una ocasión y sabían que debían obedecer a su instinto y ser más rápidos que sus oponentes si querían sobrevivir, sin embargo el primero en reaccionar fue Sean... algo lógico teniendo en cuenta el pedazo de chino asesino que tenía en frente... con una habilidad espectacular consiguió desenfundar su arma, sujetar en plan chulillo un cigarrillo entre sus labios y liarse a tiros sin despeinarse, con el armario asiático que terminó por recibir la rápida ráfaga del primer Bond en todo el pechamen y parte una pierna..

Afortunadamente para el asesino en serie, Froilan Igma había conseguido convencerle de que usase chaleco antibalas... de manera que sólo resultó herido en la pierna... lo que contribuyó a que se enfadara y mucho. Y deciera hacer uso de su arma predilecta... su letal sombrero, que no dudo en lanzar contra el cuello de Sean, al que sólo el quedaba una opción, esquivar o quedarse sin cabeza.

Alec, por su parte, al estar directamente implicado en todo aquel embrollo y tras sacurse los cascotes de su cabellera rubia, decidió hacer lo más inteligente dada su situación... poner pies en polvorosa.

El problema para él es que Tim, se encontraba super atento y no dudo en descargar su pistola contra él... si es que todos eran unos abusones... cuanto rencor para un sólo villano... y eso que todavía no los había amenzado con arrancarles el corazón con una chucharilla de café como se le acababa de ocurrir sobre la marcha... si sobrevivía se iban a enterar, se dijo a si mismo mientras avanzaba hacia el coche haciendo lo que podía para esquivar las balas de Tim.

Mientras tanto... los oidos se le habían quedado atronados al pobre George que se encontró mirando como toda la peña se ponía a disparar a diestro y siniestro mientras él parecía haberse quedado traspuesto... teniendo en cuenta que el va y ven de balas era perjudicial para la salud de uno, casi valía más la pena quedarse donde estaba, pero era un Bond... y debía cubrir a sus compañeros ¡No toda la fiesta podía ser para ellos!

Disparo a mi viejo amigo, tratando de acabar con él por medios más tradicionales, buscando que esta vez se quede bien muerto. Pese a la andanada que le suelto al maldito Oddjob este consigue seguir con vida y hacer uso una vez más de su arma predilecta, el sombrero.

¿Ni muerto dejas el sombrerito? -pregunto con sorna mientras me lanzo al suelo para esquivar el fatal artefacto.

Mi combate, una pelea a muerte, centra toda mi atención, por lo que no presto atención a lo que le ocurre a mis camaradas.

La situación se volvía peligrosa por momentos, Sean se las veía con su amigo el oriental mientras los demás intentaban salir de los escombros.  Tim permanecía atento a la situación en su posición privilegiada.  Pronto vió como la serpiente de Alec intentaba huir hacía el vehículo que había hecho descapotable la cafetería.

Tomandose un segundo de tranquilidad mientras preveía la trayectoria del agente Tim apretó el gatillo de su arma sin dudarlo un instante más, tantos años de entrenamiento y misiones debían dar ahora su fruto

La adrenalina comenzó a recorrer cada ápice de mi cuerpo  y en medio de la carrera escuché silbar una bala. Timothy estaba perfectamente ubicado y desde su ventajosa posición disparaba contra mí; su disparo me alcanzó justo cuando llegaba al todoterreno. Apreté los dientes aguantando el dolor e intenté no perder el equilibrio. “¡Cabrón! Estos jodidos ingleses apareciendo siempre en el momento más inoportuno…” –pienso a la vez que trato de cubrirme en el vehículo de mis camaradas de Spectra de los agentes del MI6. Le quito el seguro a la pistola y me preparo para el siguiente movimiento, que será devolverle el regalo al desgraciado 007.

A pesar de que creía haberme recuperado por completo, un intenso pitido todavía atronaba en mis oídos, impidiéndome poder tomar parte de todo lo que estaba sucediendo en esos instantes. Veo a Sean esquivando un sombrero lanzado por aquel oriental más bien entrado en carnes. Su constitución hizo que me resultara sorprendente la velocidad con la que había lanzado su sombrero a mi compañero.
Por otro lado, Tim parecía tirar de sangre fría para apuntar y disparar a Trevelier. No estaba del todo seguro, pero creí ver que alcanzaba al ex-agente, segundos antes de que éste consiguiera parapetarse tras uno de aquellos coches. Puestos a echar una mano a uno de los dos, pistola en mano, decidí que sería más fácil hacer blanco sobre el viejo amigo oriental de Sean. Por lo que sacando fuerzas de flaqueza, traté de concentrarme lo mejor que pude para apuntar a aquel curioso hombrecillo que se las veía con el primero de los Bond.

Todos los agentes... villanos incluidos... sintieron como la adrenalina se apoderaba de ellos haciendo que se movieran con celeridad, todo pasó muy rápido... como un parpadeo, un parpadeo que sin embargo a los implicados se les antojó a cámara lenta. De un lado Sean consiguió hacer la croqueta... pero no una croqueta cualquiera, sino uno voltereta elegante que hizo que cayera sobre sus rodillas y que en apenas unos segundos ya se encontrara desenfundando su arma, listo para disparar a la mole de masa oriental.

Sin embargo Oddjob tenía acumulado tanto odio y tan aprendido las técnicas de su enemigo, que antes de que Sean pudiera darse cuenta, el chino ya estaba encima suyo dándole un manotazo con la manaza abierta, desarmando al agente británico a quien de camino y por el precio de una se llevó parte del golpe empleado por el asesino en su juvenil anatomía, dejándolo a su merced durante unos segundos.

Unos segundos que como bien sabía George, eran vitales para la vida o la muerte. El segundo Bond siempre había sido el patito feo de los 007 pero eso no quería decir que no mereciese haber portado aquellas siglas. De echo y a pesar del aturdimiento que le había producido el ladrillazo en la cabeza, no le hizo falta mucho para saber a donde debía dirigir su atención. Sin dudarlo y con precisión milimétrica asestó un disparo a una pierna de Oddjob... al más puro estilo Bond... sin despeinarse.

La bala atravesó el muslo del oriental, destruyendo una gran masa de músculo y parte del hueso, haciendo el individuo cayera al suelo chillando de dolor incapacitándolo para moverse, al menos en unos minutos.

Por su lado Timothy lo tuvo todavía mucho más fácil, Alec estaba a tiro y él tenía la suficiente sangre fría como para ejecutarlo allí mismo, sostuvo el arma con ambas manos, apuntó al estómago y disparó mientras una sonrisa escapaba de sus labios... era plenamente consciente de que le había dado... y que la herida aunque no mortal, había sido grabe.

Alec abrió la boca por el impacto, era un dolor lacerante que lo hizo retroceder y caer al suelo, pero él era duro y su venganza no había hecho más que comenzar... no iba a consentir morir de aquella manera y mucho menos que aquel malnacido no se llevase un tiro en los ojos o al menos donde fuera... pero que le doliera. De manera que reuniendo fuerzas disparó desde el suelo con un hilo de sangre surcándole la boca.

El disparo de Alec era bueno y directo a Timothy pero parecía que la croqueta estaba de moda y funcionaba puesto que si el cuarto Bond se movía era posible que lograra esquivarla, no obstante aquello le dió tiempo a Alec para subir a la furgoneta. Una vez dentro, Igma lo tuvo claro dió marcha atrás dejando al oriental a su suerte y salió de la cafetería atropellando todo lo que se le pusiera por delante.

 El rescate a Alec había tenido éxito sin embargo el daño inflingido por Timothy era severo, la bala se había alojado en el abdomen haciendo que el ex-doble quedase bastante tocado, pero con la fuerza suficiente para sentarse al lado de la rusa y taponarse la herida, luchando por permanecer consciente. Por otro lado Oddjob a pesar de su herida seguía con ganas de luchar.

En la calle la gente comenzó a apegotonorsae para ver que pasaba, mientras los agentes que habían estado en el Audi se acercaron para tratar de alejar a la multitud, dejando el coche abierto.

La furgoneta de Igma enfiló la carretera con mucha prisa, la agente de Spectra era consciente de que el peligro aún no había pasado y que dependía de ella poner a salvo a Alec, un Alec que estaba más pálido que un fantasma y sangrando abundantemente...

- Camarrada Trevelier en la guanterra encontrará algo útil para presionar la herida... dese prisa... lo llevarré a un lugar seguro para que le peudan atenderr... pero procurre no dormirse todavía- le dijo mientras conducía a toda leche- es posible que nos sigan... abrochese el cinturrón.

Tim pudo ver como su bala alcanzaba a Alec y en un punto complicado que le dejaría fuera de combate en cuanto la adrenalina desapareciera de su cuerpo.  El ex 007 tuvo fuerzas de realizar un disparo hacía Timothy nada malo para acabar de recibir un impacto pero Tim lo esquivo perfectamente con una magistral maniobra.

El encuentro estaba decantado y el oriental perdido, Tim observo como los hombres trajeados gritaban en castellano por lo que intuyo que se trataban de agentes del CNI que no estaban con Alec y a los que era conveniente dejar en paz.

Tim con una nueva maniobra volvió a disparar sobre el vehiculo mientras intentaba escapar intentando alcanzar a alguno de sus ocupantes.

No era consciente de la gravedad de la herida hasta que el maldito 007 esquivó mi disparo con un ágil movimiento. Noté cómo me estaba desangrando y supe que la cosa estaba jodida, menos mal que una de mis aliadas me ayudó a subir al coche y puso pies en polvorosa. Ahí dentro no teníamos ninguna posibilidad, no sin contar con más efectivos. El gigantón asiático tampoco podría hacer mucho allí solo, especialmente después de haber recibido también un disparo.

Escuché la voz de Froilan Igma como si ella estuviese mucho más lejos, a pesar de tenerla al lado. La vista se me nublaba y creí que iba a perder el conocimiento. “Ese asqueroso inglesito… Tendría que haber reventado toda la cafetería desde fuera…” –pienso a la vez que tanteo en la guantera para coger unas gasas para oprimir la herida. Escupo sangre sin remediarlo, apretando los dientes cuando hago presión en el abdomen. “No puedo acabar de esta manera… No sin antes cargarme a alguno de esos malnacidos.”

Con Oddjob descansando en el suelo decido alejar su famoso sombrero de su cuerpo y apuntar una última vez al coche. Pese a necesitar solo unos segundos para apuntar y acertar un disparo de estas características no dispongo de dicho tiempo, por lo que disparo sin ajustar la puntería, buscando dañar la rueda del coche que huye.

Tras el disparo me acerco al oriental, dejando un par de metros entre él y yo -Bueno, ahora que estás relajado podemos charlar un rato. Estoy seguro de que el gran enemigo que te ha traído de nuevo se debe estar arrepintiendo de su error... 

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al comprobar que, tras mi disparo, aquel asiático regordete se retorcía entre gestos de dolor llevándose una mano a la pierna donde le había alcanzado. Observar que Alec salía por patas y gravemente malherido gracias a la buena puntería de Tim no hizo si no ensanchar más mi sonrisa.

Tras observar esta escena, inmediatamente volví a observar a mi otro compañero. Sean y el hombre oriental permanecían a escasos centímetros el uno del otro, pero aparentemente sin fuerzas para avalanzarse sobre su enemigo. Sin embargo, observé como Sean parecía recuperar algo de resuello como para apartarse prudentemente del otro hombre y empezar charlar con él. Así que sin bajar el arma ni dejar de apuntar a mi objetivo, me acerqué hacia ellos para intentar disuadir a nuestro enemigo de hacer cualquier tontería mientras charlaba con mi compañero.

Alec, con apenas un hilo de conocimiento consiguió taponar la herida, ganando así tiempo para ser atendido correctamente. Mientras el ex-agente se acurrucaba en el asiento fruto de su acuciante debilidad Froilan Igma realizó varias maniobras bruscas que le hicieron golpearse la cabeza, se trataba de un par de balas que los Bond lanzaron, pero que gracias a ese Zig-zag las consiguieron esquivar.

 Alec se giró para comprobar la distancia, parecía que al menos si habían escapado... el costo una bala en el estómago y la pérdida de Oddjob... pero quien iba a imaginar que se iba a topar con tres Bond a la vez... Sean, George y Timothy... aquello podía significar perfectamente que Pierce también estuviese activo, ¿pero donde? mientras su mente trataba de unir los hilos la vista comenzó a nublarse... todo a su alrededor comenzó a ponerse negro hasta que la oscuridad se apoderó de él.

Una oscuridad que fue lentamente sustituida por una luz suaveal principio pero cada vez más intensa que terminó por hacer que guiñara los ojos.

- Camarrada, despierte...

La mente de Alec fue recuperandose, aquella voz... aquella voz sólo podía ser de Froilan Igma, aquel recuerdo hizo que el ex-agente abriera los ojos a la vez y se topara con el rostro de la rusa, que estaba a escasos centrímetros del suyo.

- Bien... aún no se mueva, rrespirre un poco- la rusa realizó varias respiraciones y expiraciones delante de Alec, para que al imitase, que se encontraba postrado en una cama... al parecer de un hotel.

Al centrar la vista, comprobó que quien sobre la mesita había material quirúrgico, una badeja sobre la que reposaba una bala llena de sangre, vendas y una jeringuilla. El torso del ex-agente se encontraba vendado y desnudo de cintura para arriba. Se sentía cansado, pero estaba vivo...

- Excelente camarrada- sonrió la ruda mujer, echándole un ojo a la semidesnudez de Trevelier para volver rápidamente a centrarse- le he tenido que volver a suministrar parte del genoma alfa, el suficiente para que cicatrrice la herrida, en una horra podrrá volver a levantarse, vuelva a dormirse y repóngase. Herr Stravo quierre hablar con usted.

Dicho aquello, Froilan Igma salió de la habitación dejando que Alec terminase de reponerse... sí, estaba herido, no había tenido éxito con los Bond... una bruja rusa lo había salvado y probablemente aprobechando su inconsciencia le había metido mano... maldijo su suerte, acordándose del tipo de mujeres que rescataban a Bond... pero a pesar de todo... estaba vivo. Respiró aliviado y se dejó vencer nuevamente por el sopor. Al cabo de una hora volvió a despertarlo la voz de su camarada que lo observaba de pie, había dejado ropa limpia para que se cambiara al lado de la cama.

- Herr Stravo está al teléfono- dijo escuetamente al tiempo que le tendía el móvil y salía de la habitación

- ¡¡Alec!! me alegro tenerlo de vuelta... otra vez- escuchó la inconfundible voz del jefe de Spectra- Froilan Igma me ha comentado un altercado en una cafetería, la pérdida de Oddjob y su estado... pero ¿sabe que? es muuuuy parca en palabras y a me gustan las versiones extendidas. Por favor cuéntemelo todo y no escatime en detalles... soy todo oidos.

Ninguno de los dos disparos lanzados por los agentes consiguió acertar el blanco pues la furgoneta previendo la maniobra circuló en zig zag, de manera que terminó por alejarse a toda pastilla ante la incredulidad de los transeuntes, que tuvieron que esquivar como pudieron a la loca de la rusa y los obstáculos que se iba llevando por el camino.

En el interior de la cafetería, Oddjob miró muy mal humorado a Sean a pesar del dolor que le producía la herida de la pierna, era odbio que el chino del sombrero no pensaba soltar prenda, mientras tanto George lo apuntaba con la pistola dispuesto a apretar el gatillo a la más mínima...

Entonces apareció en escena un hombre que Sean conocía a la perfección, caminó a grandes zancadas dando ordenes desde el móvil.

- ¡¡VAMOS, COÑO... seguid a esa puta furgoneta!!- bramó las ordenes en español castizo- Buen disparo, Bond- concluyó hechando una ojeada a Timothy y encaminándose hacia la cafetería seguido por varios agentes.

- Tenían un Audi al lado y dejan que se se escape... no, sin encima querrían un Roll Roys- escuchó el cuarto Bond a un agente del CNI, un hombre delgaducho con el pelo blanco y mirada oscura- Me cago en la leche...- maldijo pasando de todos los Bond mientras se metía en el Audi y salía a toda pastilla tras la furgoneta.

Los agentes del CNI, comenzaron rápidamente a hacerse cargo de la situación yendo de un sitio a otro, acordonando la zona con la ayuda de la policía y la guardia civil y confiscando todas las cámaras y móviles que se les pusieron a tiro.

Ya en el interior de la cafetería, Ernesto se dirigió directamente hacia Sean entones el oriental asesino del sombrero hizo algo que ninguno de los presentes esperaba, lanzó una última mirada desafiante hacia Sean y masticó algo que llevaba en los dientes.

- ¡¡NO!!- exclamó Ernesto abalanzándose sobre él para tratar de detenerlo... pero Oddjob comenzó a echar un espumarajo blanco por la boca- PUTO CHINO- maldijo en español comprobando que efectivamente se había suicidado con una cápsula de sulfuro que guardaba entre los dientes- Bueno caballeros... de todas formas no creo que Oddjob fuese a hablar demasiado- a un gesto los agentes que lo acompañaban se hicieron cargo de la situación preparando el cuerpo de Oddjob para llevárselo- le sacaremos la información pertinente de todos modos... van a tener que acompañarme todos ustedes a hablar con mi superior, han hecho demasiado ruido- dijo escueto mirando a los tres Bond- quiere verlos.

Sin esperar contestación ni réplica alguna los tres Bond fueron obligados a meterse en otro Audi y conducidos a otra zona de la capital a través de una red de túneles, de manera que no podía saber donde eran conducidos. Al llegar al edifico en cuestión fueron conducidos a través de unos grandes pasillos hacia una ostentosa sala donde se les pidió que aguardaran.

Miro con cierto desdén y superioridad a Oddjob cuando este decide suicidarse. Es obvio para todos que no es muy bueno encajando la derrota. Ni el sulfuro.

Sigo a Ernesto confiado, ya que me ha demostrado que es una persona aparentemente de fiar y, además, no puede hacer nada contra nuestras habilidades y preparación, aun estando desarmados. Lo que me sorprende es que hable de un superior ya que, por lo que me comentó anteriormente, él era la máxima figura del CNI. ¿Nos llevará ante el primer ministro del país? ¿o ante su rey?

Cuando el jefe del CNI nos informa de que debemos acompañarle y noto en sus comentarios un tono de reprobación por "hacer demasiado ruido" durante nuestra intervención, no puedo evitar ponerme a la defensiva.
Para cuando hubieran querido llegar ellos, ya se habría escapado todo el mundo de aquí, y ni siquiera estaban siendo capaces de localizar a estos tipos. Y ahora resulta que en apenas un día damos con ellos y les plantamos cara, y resulta que hemos hecho demasiado ruido, ¡hay que joderse!

Estoy tentado de replicar al comentario del tal Ernesto cuando observo que Sean accede sin rechistar a las indicaciones del agente español y procede a acompañarle, sin tan siquiera poner mala cara. Si la reacción de un auténtico macho alfa como el primer Bond era esa, es que había motivos suficientes para seguir sus instrucciones sin hacer objeción ninguna. Así que me decido a imitar a mi compañero, aunque creo que mi cara deja claro que no me ha gustado el desenlace final y los comentarios del jefe de operaciones del CNI. De camino al coche, lanzo una dura mirada al tipo de pelo cano, aparentemente otro agente especial del cuerpo español, que no se ha cortado a la hora de lanzar un par de pullitas sobre nuestra intervención.

Tras el paseo en coche, fuimos conducidos por los pasillos de un edificio para dejarnos en un lujoso y recargado salón a la espera de su superior, según palabras literales de Ernesto. Por lo ostentoso de aquel lugar, imaginaba que solo podría tratarse del rey de España. Pero una de tantas cosas que había aprendido en este trabajo era que uno no dejaba de encontrarse sorpresas, así que tampoco estaba al cien por cien seguro de sus deducciones. 

Me mantuve consciente el tiempo justo como para evitar que me desangrara gracias al empleo de las gasas en la herida. Una maniobra de Froilan Igma con el coche para esquivar unos disparos fueron las últimas imágenes que se me quedaron en la retina antes de caer inconsciente. Al despertar en una sala tranquila, limpia y alejada de esos británicos, puedo permitirme sonreír ligeramente. Estoy vivo, y ni yo sé cómo. He estado tan cerca de acabar nuevamente en la tumba, que me da igual no haber estado a la altura en este encuentro con los 007. La próxima vez que los tenga delante no seré tan amable, eso desde luego…

Froilan Igma… Esa mujer me ha salvado la vida, pero el hecho de pensar que ha aprovechado mi estado para manosear en determinadas zonas… Casi me dan ganas de volarle la cabeza y decir que el arma se disparó sola… “Quizá más tarde” –pienso acomodándome en la cama para reposar. El suero que ha usado está haciendo su efecto y el dolor que sentiría en una situación normal, es ya mínimo. Tras un pequeño descanso, la mujer me tiende un teléfono, puesto que el jefe está interesado en saber lo que ha ocurrido.

-Verá… Al llegar al aeropuerto seguí a un hombre que me resultaba familiar, el cual resultó ser el ex agente 007 Timothy. Este se dirigió más tarde a una cafetería cercana al Congreso para reunirse con George, otro ex 007. Lo más sorprendente de todo, es que también se unió a la fiesta Sean… El MI6 está utilizando el mismo genoma que el que utilizaron ustedes con Silva y conmigo –comento mientras comienzo a cambiarme de ropa, esperando que asimile la información-. Por cierto… Parecían estar interesados en un congresista español del partido PQM que se creía el centro del universo –añado mirando sorprendido el rápido efecto del genoma alfa en mi cuerpo. 

Mientras los tres Bond hacian sus cábalas, una de las puertas se abrió surgiendo de ellas un par de agentes como armarios empotrados, que los miraron con rostro impetrérito como formando un muro ellos sólos, entonces los tres Bond escucharon como un pequeño claxon, como si alguien estuviese avisando de que se hicieran a un lado... los agentes cedieron el paso a un hombre mayor alto y bien parecido pese a su edad, el hombre en cuestión se encontraba uniformado e iba caminando con una muleta, sin duda alguna tenía porte de rey.

Al monarca lo escoltaron dos hombres más muy pendientes de sus movimientos, este sin embargo tenía centrada toda su atención en los ingleses a quienes se acercó con toda naturalidad y una sonrisa bonachona en su rostro.

- Bienvenidos a España caballeros- saludó en perfecto inglés pero con cierto toque nasal, consciente de que no necesitaba presentación- Me llena de orgullo y satisfacción recibirlos en mi casa- tendió la mano a los tres dándoles un apretón de mano protocolario pero enérgico a pesar de necesitar muleta para caminar.

Les indicó con un gesto de la mano que se sentaran mientras él mismo tomaba asiento en una silla antigua perfectamente conservada, parecida a una especie de trono... que había surgido de la nada, frente a ellos.

- Tendrán que disculparme- suspiró entregando su muleta al fiel guardaespaldas que se había quedado a su lado- estas caderas mías... ya no son lo que eran, llevo ya varias operaciones... espero que con esta hayan dado en el clavo...- rió para sí recordando el número de clavos que debía llevar metidos en su real cuerpo serrano.

Tra ese pequeño inciso el rey los miró a todos con sonrisa inteligente.

- Aunque parece que la edad no nos trata a todos por igual... ¡Y eso que yo soy rey!... me gustaría que hablásemos un poco de la dieta tan extraordinaria que están siguiendo. Seamos francos... usted al menos señor Connery... es más o menos de mi quinta y ¡Fíjese, está en sus treinta!- observó manteniendo su tono divertido, como si estuvieran entre amigos y ciertamente salvo el guardaespaldas que estaba al lado del monarca, nada parecía amenzador para los Bond, los agentes que habían escoltado al monarca permanecían en la puerta. Lo único que habían confiscado a los británicos antes de la audiencia eran sus pistolas.