Partida Rol por web

Tras considerarlo un momento, descartó la idea de intentar atravesar la plaza, es demasiado arriesgada... lanzo un último vistazo a las ruinas antes de darme la vuelta y adentrarme en los campos.

Con el corazón en un puño, los voy atravesando a ratos en cuclillas, a ratos arrastrándome por el suelo entre las matas de plantas cultivadas, y los setos que señalan las lindes entre propiedades... Uf, esto es agotador... El sudor del esfuerzo y los nervios se me mete en los ojos y hace que me escuezan, pero al menos llegaré antes a donde estaba Rupert... Sé que no es lo que habíamos planeado, pero si Drake está allí, ¡quizá no tenemos una oportunidad mejor!

Las ruinas te inquietan. Y aunque la sensación es agradable te alejas pensando que ahí hay algo más, que deberías ir a ver, a tocar. La fuerza te atrae, y tira desde el pecho y desde la cabeza. Es muy sutil, como un viento cálido cuando te da en la cara, pero en sentido contrario.

Cruzas los campos, y estás a punto de toparte con algún campesino, pero con algo de esfuerzo y cuidado rodeas la aldea sin problema. Cruzas el Camino de la Culebra, pasas por detrás de la Torre y serpenteas entre las casas tras la Panadería. Ves a Drake, que se acerca a los cultivos con un palo levantado, buscando algo, dispuesto a golpearlo, pero balanceándose un poco. Está rojo, sudando, puede que debido al vino y al sol.

No ves a Rupert ni a Trea por ningún sitio. Pero notas esa extraña presencia, esa energía. Drake se acerca, te da la espalda, sujetas firmemente tu horca con ambas manos. Podrías golpearle en la cabeza, en lugar de pincharle, quizá...

Cuando veo lo que está pasando al acercarme a la posada me quedo con cara de no saber que hacer. Drake está buscando a Trea , aunque no sabe que es ella, y si no la ha encontrado es porque está borracho. La verdad, tiene mala pinta la cosa, pero yo tengo que hacer algo lo más rápido posible. Pero sin descuidar que me vea. Rápidamente me pongo unos trozos de tela en la cara, y me voy, en zancadas rápidas, hacia el leñador, que va con el hacha. 

Debería hacerle caer, de modo que se pensase como que se ha tropezado, y así no buscase más. Con esa intención, preparó mi pala por detrás de él para darle un golpe en la espalda que lo desequilibra y lo haga caer...

Rupert golpea por la espalda con fuerza, aunque no con la suficiente, a Muelatuerta. El leñador cae al suelo, de cara contra la tierra, pero aún no está inconsciente. Se le ha escapado el hacha, que ha caído entre el maíz, y ha soltado un quejido sordo, que seguramente no han oído dentro de la Taberna debido al ruido que hay allí:

- ¡Ah!

El leñador empieza a levantarse, a duras penas, pues va bastante bebido, su olor lo delata. Hinca sus grandes manos en la tierra y...

Las ruinas te inquietan. Y aunque la sensación es agradable te alejas pensando que ahí hay algo más, que deberías ir a ver, a tocar. La fuerza te atrae, y tira desde el pecho y desde la cabeza. Es muy sutil, como un viento cálido cuando te da en la cara, pero en sentido contrario.

Cruzas los campos, y estás a punto de toparte con algún campesino, pero con algo de esfuerzo y cuidado rodeas la aldea sin problema. Cruzas el Camino de la Culebra, pasas por detrás de la Torre y serpenteas entre las casas tras la Panadería. Un poco más allá ves a Drake, que se acerca a los cultivos con su hacha levantada, buscando algo, dispuesto a golpearlo, pero balanceándose un poco. Está rojo, sudando, puede que debido al vino y al sol.

No ves a Trea, pero notas esa extraña presencia, esa energía. Drake camina despacio, paso torpe tras paso torpe, y sin esperarlo, tras él, ves brotar a Rupert agarrando firmemente su pala de madera con ambas manos. Le suelta un fuerte golpe en la espalda, el pobre hombretón ni lo ha visto venir. Muelatuerta cae de bruces contra el suelo y Rupert vuelve a agacharse. Ahora no ves a ninguno de los tres, te tapan los cultivos...

Jadeando trabajosamente tras haber dado media vuelta a la aldea a través de los campos, llego a las proximidades de la panadería... ¡ahí está Drake...! El corazón me late con fuerza en el pecho y las sienes, de nerviosismo y de angustia por no ver ni a Rupert ni a Trea, y por el aspecto furibundo del leñador...

Dioses, espero que no les haya hecho nada... Espera... ¡es Rupert! Cuando le veo descargar un fuerte palazo contra Drake, no puedo evitar soltar una exclamación ahogada de sorpresa... Todavía en cuclillas, me acerco todo lo rápido que puedo al sitio de donde he visto aparecer a mi amigo.

- ¡Rupert...! ¿Estás ahí...? ¿Qué ha pasado? Y... ¿Trea? - Susurro agobiado, buscándole entre los cereales...

Veo como Drake comienza a andar hacia donde estoy escondida y cuando creo que me ha visto y no tengo escapatoria, de repente cae de boca y aparece Rupert. Sorprendida por la oportuna llegada de mi amigo, no puedo más que rematar lo que éste ha comenzado y reacciono antes de que Drake se incorpore, me levanto y con mi escoba le golpeo todo lo fuerte que puedo en la espalda.

La carrera entre los campos me ha hecho olvidar momentáneamente la extraña sensación que me producía la vista de las ruinas... sin embargo, al sentir de nuevo cerca la especie de influencia de la isla del viejo Opilaf, vuelve a mi pensamiento Trea y las ruinas... ¿habrá alguna relación entre lo que he sentido al ver las ruinas y la magia que envolvía la isla del viejo...? Y... ¿qué tendrán esas cosas que ver con el poder que dijo que hay en mí...?

¡Tengo que acercarme a las ruinas como sea! Pero... ¿qué debo decirles a Trea y Rupert...? Son mis mejores amigos y les confiaría mi vida, pero... si les cuento lo que siento, ¿estropearé el plan del viejo Opilaf sobre Abatis? ¿Me tomarán por un lunático...? No sé... sea como sea, tengo que intentar acercarme a las ruinas al anochecer, cuando no haya peligro de tropezarnos con algún adalasino...

Muelatuerta respira inconsciente sobre el barro, le tenéis a vuestra merced. Aquí, en vez de junto a la cuerda que dejasteis sobre el río, y aproximadamente una hora antes de lo acordado, os volvéis a reunir. El sol está a media altura, aún falta muchísimo para medianoche, y aún faltan unas horas para que la segunda parte de la jornada termine en Adalas.

Con los pensamientos sobre las ruinas, el islote de Opilaf, y Trea en tu mente, ves lo que sucede. No puedes hacer nada, apenas llegas para presenciarlo. Bajo la calurosa mirada del sol, ese hombre cae al suelo. Algo no va bien; algo dentro de ti no va bien. La agradable sensación de esa especie de llamada, de esa energía, se vuelve turbia, se vuelve desagradable. ¿Qué piensas sobre lo que acaban de hacer tus amigos? ¿Qué sientes al ver a Drake sobre el suelo, sucio, bebido, golpeado por la espalda dos veces? El sol brilla alto, y notas como si te mirase, como si te juzgase.

-¡Genial! ahora ayudadme a darle la vuelta al borracho éste, para que le pueda hacer tragar la poción-  dije con toda la premura por quitarme peso y terminar con la parte del plan más complicada.

- Dioses... ¡Trea! - Mientras me acerco al lugar donde había visto a Rupert golpear a Drake, veo cómo Trea aparece de repente, y golpea al leñador con su escoba después de que éste cayera al suelo como un leño... No entiendo nada, pero la escena me produce una fuerte sensación de malestar... ¿qué está pasando...? Me acerco con mi horca preparada, al ver que Rupert y Trea habían tenido que llegar a golpear a Drake... Dioses, no sé si todo se está escapando de nuestro control...

- ¿Q-qué ha pasado, chicos? ¿Estáis bien...? ¿Qué ha pasado con Drake...?

- Ah... va... vale... - Todavía desconcertado, me acerco a Drake para darle la vuelta, intentando ver si respira... esos golpes han debido doler... Él... llevaba el hacha como preparada para... ¿para golpear a Trea?

- Os... ¿os ha hecho daño, estáis bien?

-Yo estoy bien- le contesto a Berod, mientras intento abrirle la boca a Drake. Cojo de uno de mis bolsillos la poción que debe tomar él. Incorporo un poco su cabeza para que pueda correr mejor el líquido por su garganta y le doy a beber todo el frasco.

Por suerte Trea llegó y remató el mal trabajo que yo había hecho con Drake. Si, vale, le había dado bien... Pero no lo suficientemente fuerte. Por suerte, todo había terminado, aunque...

-Hola Berod, hola Trea, yo estoy bien, pero... Drake ha hecho algo de ruído. ¿Y si nos ven? Venga, dale toda la poción y vamos rápido...  Y si no bebe, vamos a llevarlo un poco entre los cultivos, y ya beberá...

Tenia ganas de abrazarlos a los dos, estaban bien, y teníamos al objetivo antes de lo esperado... Genial entonces. Ya les contaría las cosas que había visto, y compartiríamos. 

Drake se traga toda la poción, con dificultad, pero lo hace. Trea se guarda el frasco vacío. El leñador parece dormir, y balbucea como si estuviese teniendo una pesadilla. Su piel se vuelve verdosa y rosácea por zonas. Su pelo, el de la cabeza, los brazos y el pecho, adquiere un tono azulado.

Habéis resuelto el asunto muy rápido. Aún quedan horas para medianoche.