Partida Rol por web

Alcázar del Alba

La audiencia con tu hermana la Marquesa Paladina Alura en el Alcázar del Alba no va del todo mal. Te encomienda estudiar el artefacto y obtenerlo para el Marquesado. Cree firmemente que con su poder se podría invocar un conjuro Orbis de protección y sanación sobre Abatis y las regiones vecinas. Esto podría evitar fortuitos ataques al tiempo que reforzar y sanar las tropas en caso de que las Hordas llegasen a nuestras fronteras.

En esta misión diplomática deberás velar por los valores de Abatis y el Alcázar del Alba, esto es no entregar el artefacto a intereses turbios, oscuros o que pretendan utilizarlo para no hacer el bien. Te advierte especialmente de la Tenebrïs de Anodiräs, de quien no deberás fiarte en absoluto. Te comunica que ha pactado con el Barón y con el Maestro que serán cuatro los votos que decidirán el destino del artefacto, uno por cada facción y un cuarto para las Elegidas de Beory, que al parecer son quienes lo han encontrado y lo custodian.

Te acompañarán:

- Tu fiel aliado, el Capitán Vaulo Rodirat.

- Tu hermano pequeño Alesir, como mensajero oficial.

- La espía Imara Leubroc, quien trabaja para ti desde hace años.

- Dos escoltas, Saitos y Satior, fieles a Abatis.

- Y seis soldados, cuatro arqueros, cuatro mercenarios, cuatro sirvientes y dos artesanos.

Podrás contar con ellos para lo que necesites, darles órdenes, consultarles...

Campamento Abatis

El viaje ha sido corto pero cansado. Estableces el campamento cerca del Túmulo, con intención de descansar y estar listo para mañana dirigirte al encuentro de los otros diplomáticos. Tu séquito levanta las tiendas y descarga las provisiones de los carros.

Mientras  los sirvientes terminan de montar mi tienda, me acerco a mi hermano y tengo una pequeña conversación con él, aunque con mi lenguaje corporal, si alguien nos observa desde fuera, intento no dar señales de la relevancia de lo que estamos hablando.

- Hermana ha confiado en nosotros, Alesir. No podemos fallarle a Abatis. - hago una pausa y le miro serio, tomándole cariñosamente por los hombros- Ya eres todo un hombre, un hombre de Abatis nada menos, y tienes una responsabilidad. Hermana te ha enviado conmigo para que aprendas el camino de la diplomacia y puedas servir bien a nuestro pueblo. Pues bien, la primera lección es que la diplomacia no es un camino llano. A veces hay obstáculos en dicho camino que ... hay que quitar para llegar a nuestro destino ¿Entiendes? Nuestro fin siempre debe ser procurar lo mejor para el marquesado y sus gentes, no lo olvides. No podemos andarnos con remilgos a la hora de hacer lo que haya que hacer para conseguirlo. - pierdo la vista en el horizonte y continúo en tono solemne- Ese artefacto sería una bendición para nuestro pueblo. Tenemos que llevarlo con nosotros...sea como sea. Necesito saber que puedo contar contigo para hacer lo que quiera que esta misión requiera.

- Lo entiendo, hermano. Abatis es mi hogar y haré que hermana y tú estéis orgullosos de mí.

Vaulo interrumpe la conversación.

- Alantar, el campamento está listo. ¿Cómo quieres que organicemos la defensa del campamento?

- Bien. Gracias, Vaulo

Miro a Alesir y le digo:

- Ve a tu tienda. Tienes que estar cansado. Nos esperan unas jornadas largas, así que descansa ahora- indico en tono fraternal.

Cuando veo que Alesir está a la suficiente distancia me acerco a Vaulo lo suficiente para poder hablar en voz baja.

- ¿ Qué opinas de él? ¿Crees que estará de nuestro lado llegado el momento?- pregunto al capitán a propósito de mi hermano. 

- No lo sé, es joven. Y los jóvenes sólo piensan en una cosa. Tú deberías centrarte y no distraerte en un momento como éste. Me estoy jugando mucho por ti. Mandaré a los arqueros a hacer guardias y a los soldados a cavar un foso alrededor del campamento. ¿Te parece bien?

- No te preocupes. Los riesgos que estás corriendo serán debidamente recompensados en su momento. Adelante, monta las guardias. Cuando termines ven con Imara a mi tienda. Tenemos que hablar de los pasos a dar.

Entro a mi tienda para descansar, dando orden a mis dos escoltas de que sólo dejen pasar a Imara y Vaulo. 

El Sol termina por esconderse por el horizonte. Los soldados prenden las hogueras y las estrellas cubren el cielo. Imara entra en tu tienda prácticamente sin que lo percibas, apareciendo directamente a tu lado, como de costumbre.

- Buenas noches, mi señor. He estado observando a nuestros enemigos y tengo información sobre las elegidas que seguro os interesará. Se alojan en una de las tiendas del campamento de Anodiräs, y ambas visten los colores del Barón Zeläj. Van acompañadas por una pequeña escolta de guerreras elfas.

Escabulléndose entre las sombras como siempre, Imara me sorprende en mi tienda. Y como siempre, no puedo reprimir una sonrisa al contemplar su peculiar belleza: dulzura y dureza en un mismo rostro, enmarcado por una cascada de cabellos dorados. Sin duda, unas cualidades que en más de alguna ocasión le habrán servido bien para realizar su trabajo.

- Así que esa elfa oscura se nos ha adelantado... Ya me había advertido mi hermana sobre ella. El hecho de que se alojen en su campamento puede dar que pensar que su voto ya está decidido... Sería una lástima que se corriera la voz por el campamento de Anelûk de que su voto ya está comprado ¿ no crees?. Aahhhh...Si se produjese un conflicto entre ambos contendientes, y nosotros estuviéramos ahí para pacificarlo... ¿ no sería una señal de que somos los más dignos receptores del artefacto?

Sobran más explicaciones, estoy convencido de que la sagaz mente de Imara sabe lo que le estoy proponiendo.

- No obstante- continúo- esperemos a Vaulo. Quiero conocer también su opinión.

Imara sonríe ante tu inteligente estratagema. Al rato Vaulo acude a tu tienda, y rápidamente le ponéis al corriente de los hallazgos de la espía. Vaulo parece conforme con el plan.

- ... sin embargo nuestra dulce Imara no debe encargarse de esto. No quiero que esos roepiedras de Anelûk vean sus bonitos ojos y puedan reconocerla si más adelante necesitamos que se infiltre en su campamento. Debemos mandar a alguien que parezca... inocente.

- Imagino que te refieres a Alesir, ¿ no es así, Vaulo?. Habría que meditar con qué mensaje lo enviamos. Tampoco queremos que si investigan, le señalen como el origen del rumor. El propio mensaje tiene que parecer inocente, y que ellos por si solos, hagan la interpretación que nos conviene. Elfos y enanos son enemigos naturales, no costará mucho hacerles pensar mal de Anodiräs.

-Imara- digo ahora dirigiéndome a la espía- ¿ Qué puedes contarme de esas Elegidas?

- ¿Quién si no? El chico está aquí como mensajero, ¿no? ¡pues que haga de mensajero! Y el mensaje... no sé... Alantar... ¿quieres que hable yo con el chico? Es tu hermano...

- Mi señor, no me parecieron, así a simple vista, una amenaza. Sino más bien plebeyas disfrazadas con lujosas ropas de Anodiräs. Las acompañan dos guerreras elfas, una de ellas con un tigre. Creo que con ellas sí debemos tener cuidado. No vi equipaje alguno, ningún baúl ni sirvientes, sólo a ellas cuatro.

- Meditaré con qué mensaje enviaremos a Alesir al campamento de Anelûk mañana a primera hora. Sería muy descortés enviar un mensajero ahora, que deben estar acomodándose y deseando descansar por el viaje. Gracias por todo - digo dirigiéndome ahora a ambos-  Podéis retiraros a descansar si no hay nada más de lo que queráis que hablemos. Yo también necesito descansar del viaje. Que Pelor os guarde.

- Que Pelor os guarde. -responde ambos casi al unísono, a modo de saludo igualmente cortés y marcial, antes de retirarse.

La noche transcurre sin incidentes. Descansas bien. A la mañana siguiente, momentos antes de partir hacia el Cónclave, haces llamar a tu hermano Alesir.