Partida Rol por web

Sarïf y Siliäz te miran con recelo cuando les das órdenes. Ellas no responden ante ti, responden directamente ante el Barón, y están ahí para proteger el artefacto y a sus portadoras. De todos modos se muerden la lengua y acompañan a sus protegidas a su tienda.

Notáis cierta tensión entre Anwië y Sarïf. Vuestras acompañantes no están bajo las órdenes de la Tenebrïs, sino que reponden directamente ante el Barón. Además están aquí para protegeros, y sí harán cualquier cosa que les pidáis, mientras esté dentro de lo razonable. Anwië os parece más oscura, si cabe, que el resto.

De todos modos se muerden la lengua y no dicen nada, acompañándoos a vuestra tienda, donde dormiréis las cuatro, acompañadas por el tigre.

La Capitana de Exploradores de Anodiräs, Siliäz Raelük, y su tigre blanco Sireän.

Anodiräs es la región más al noreste del Reino Agalam. Es una Baronía gobernada por el Barón Zeläj, a quien ya conoces. Parece un gobernante justo, aunque algo oscuro. Sus tierras hacen frontera directamente con el Yermo del Kaos, y su familia ha resistido los ataques de las Hordas durante generaciones, para bienestar del resto de orbis y reinos al oeste. Se ve un poco solo en esta guerra, y ha tenido que cruzar más de una vez el umbral de lo éticamente correcto para sobrevivir.

La Baronía es una tierra habitada en su mayoría por humanos y elfos oscuros. Éstos últimos descendientes de refugiados provenientes del aniquilado reino de Adarnaj, corrompidos y torturados por el Kaos, al este. La Tenebrïs Anwië es una descendiente directa de la familia real que gobernaba Adarnaj, y dicen que tiene más de setecientos años. Se cuentan muchas cosas sobre ella, como que dejó entrar en sus dominios al Príncipe del Kaos, o que ella sola soporta una maldición que debió recaer sobre todo su reino. Sea como fuere, el Barón le dio cobijo, como hace hoy en día con repudiados y desterrados de los reinos vecinos de Alibesi y Neaj (Abatis y Anelûk son las regiones más próximas de estos reinos). Necesita todo hombre capaz de sujetar una espada, y además de ser un hombre piadoso, no tiene demasiadas opciones aparte de acogerles, pues sabe que el Príncipe estaría encantado de usar sus almas para engrosar las Hordas.

Los colores de Anodiräs son el negro, el rojo y el dorado. Su símbolo es un Sol dorado sobre un campo de sangre. Representa la ansiada victoria de la luz sobre la oscuridad a través de una sangrienta batalla que se prolonga por siglos. Los guerreros del Barón suelen llevar paños rojos sobre armaduras oscuras, como las que os ha dado a Skadi y a ti. Su portaestandarte Sarïf lleva una larga lanza con la bandera del Barón.

La Almenara del Último Fuego es la torre fortaleza que vigila atentamente el Yermo del Kaos, al este. Aquí termina el control sobre la antigua Ruta Imperial. El Barón Zeläj Deserïk (que también es el Archibrujo) ha conseguido establecer una alianza con las Tribus Bárbaras del Yermo y le apoya un amplio y auténtico crisol de seguidores, entre los que pueden verse licántropos, cambiaformas, brujos, mercenarios y los elfos oscuros. Todos ellos son conscientes del inminente poder que se aglutina al este bajo la sombra del Kaos. Ellos también consideran a las regiones del oeste como acomodadas e hipócritas, dedicadas a asuntos más banales, seguras tras la protección de Anodiräs, habiendo olvidado la amenaza ancestral.

Otro asunto del que estás al tanto que ocupa al Barón es la reconquista del Akerüm, por un lado por ampliar sus tierras y el control sobre las fronteras, y por otro por el rescate de artefactos mágicos de esta región para su aprovechamiento en la guerra que se avecina contra el Kaos.

Podía sentir las miradas recelosa de las dos elfas, sin embargo las ignoré por completo...

Por el contrario, me dediqué a observar en silencio cómo acataban mi orden y acompañaban a las dos aventureras a la tienda que le habíamos asignado. Más les valía acostumbrarse a que les diera órdenes, pues en este campamento yo era la voz del Barón; y, por lo tanto, en su ausencia, eran a mí a quien debían obedecer.

Una vez desaparecieron las aventureras, la sonrisa que hasta entonces había estado casi imperturbable en mi rostro se esfumó... dejando paso a una mueca de desagrado.

—Padre hubiera mandado a azotar a esas dos insolentes —miré a Dagthir (Heimdallr), aunque no dije nada más.

Sabía que Dagthir no emitiría respuesta alguna. Hacían largos años ya que había perdido la esperanza de volver a escuchar la voz de mi hermano. Ya no era él... y, pese a todo, aún quedaba un resquicio en mi alma que soñaba con volver a recuperarle. Quizás si lograba derrocar al Príncipe del Kaos...

Idioteces... me dije a mí misma, descartando falsas esperanzas.

Fruncí el ceño, y mi mirada se endureció. Acto seguido, comencé a andar hacia mi tienda con la espalda firmemente erguida y la mirada clavada en el frente. Tras de mí, escuchaba los pasos de Heimdallr, quien me seguía obedientemente... Quería leer atentamente los informes que ya tenía de los dos representantes de los reinos a los que me tendría que enfrentar, y aguardaría para completar la información con lo recabado por Samaj y Lämh cuando regresasen...

Claro que si ,

1- Estuvo la tenebris corrompida por el kaos y por eso pidió refugio al barón??

2- En qué usa o ha usado su magia el Barón al ser archibrujo?

Una vez llegáis a la tienda que os han reservado, podéis comprobar que está realmente equipada a la altura de unas Hijas de Beory. Es amplia y espaciosa, sustentada por cuatro postes de madera sobre los que descansa una gruesa lona negra. En el centro hay un brasero encendido y alrededor de él, pegados a la lona, cuatro cómodos catres con cálidas pieles, y un montón de paja para el tigre. Al lado de cada catre hay un baúl vacío. A cada lado del brasero hay una mesa, una de ellas con algo de carne asada, queso, pan, frutas, una jarra de agua y otra de vino, y copas, platos y cubiertos de plata. En la otra sólo hay un candil encendido y cuatro sillas a su alrededor.

Sileäz se ofrece para quedarse en la entrada, haciendo guardia con su tigre, mientras Sarïf pasa al interior con vosotras y permanece callada y erguida, como esperando alguna indicación de vuestra parte.

1- Estuvo la tenebris corrompida por el kaos y por eso pidió refugio al barón??

No tienes pistas suficientes ni para poder afirmarlo ni para poder negarlo. Hay rumores de los que no te puedes fiar, aunque realmente todo indica que no, ella no. Hubo otros muchos que sí llegaron a ser corrompidos y absorbidos por el Kaos, pero ella no parece mostrar signos de ello, a pesar de su apariencia oscura y siniestra. Los antepasados del Barón la acogieron cuando llegó a Anodriäs huyendo junto a su famila. Adarnja acababa de ser arrasada, y los orgullosos elfos tuvieron que pedir ayuda a sus vecinos humanos, a los que consideraban inferiores. Anwië era muy joven por aquél entonces, y el Barón no nacería hasta varios siglos después.

Distinto es el caso de Heimdallr, ese corpulento y terrorífico ser que la acompaña en todo momento. Siempre oculta su rostro tras una máscara y nunca nadie ha oído salir una palabra de sus labios. Sólo pelea, destrozando a sus oponentes con una naturalidad y brutalidad pasmosas. Dicen que el Kaos acabó con su humanidad, y que Anwië le mantiene así usando magias prohibidas.

2- En qué usa o ha usado su magia el Barón al ser archibrujo?

Como Archibrujo, el Barón es el líder de todos los brujos de sus dominios. No se sabe muy bien si el territorio del Archibrujo coincide con el del Barón, ni tampoco cuántos brujos hay en él y por tanto que le obedezcan. Un brujo es un manipulador de la magia ligado a un poder superior, que suele ser maligno, aunque no tiene por qué serlo obligatoriamente. Que hayas leído, el Barón Zeläj ha usado siempre su magia para defender la frontera con el Yermo y para atacar a las Hordas del Kaos. También le has visto usarla para sanar la Corrupción de aquellos que desesperados, perdidos o errantes han acudido a él de uno u otro modo.

-Por favor Sarïf, descansa y cena con nosotras- digo mientras me dirijo a uno de los catres con la intención de soltar mi bolso y mi báculo sobre él.

Me acerco a una de las mesas para empezar a comer y cuando creo ver que nuestra escolta se relaja un poco, le pregunto - ¿Has tenido que escoltar a Anwïe alguna vez? Me ha parecido ver que, por como os mirábais, os conocéis bien- 

A solas (con Heimdallr) en tu tienda lees lo informes, que para tu exasperación son demasiado superficiales:

Abatis

Suponemos que el representante es un miembro del Consejo de la ciudad. Presumiblemente el Altísimo Consejero Alantar Reginloc, perteneciente a la noble familia Reginloc, heredero al trono del marquesado y hermano de la actual Marquesa Paladina Alura.

Anelûk

Dado que los Hijos de Dûnin no son muy dados a la diplomacia, recurrirán a alguno de sus aliados de la superficie para comunicarse en este Cónclave. Puede ser cualquier Vitûr, humano o gnomo. Hay probabilidad de que se trate del Vitûr Rupert Aedo, originario de Adalas, en el Marquesado de Abatis.

Ya bien entrada la noche, Samaj se presenta ante ti.

- He estado vigilando el campamento de Abatis, mi Tenebrïs. En total son una veintena de humanos, la mayoría soldados bien armados, organizados y dirigidos por el Capitán Vaulo de Abatis. Cavan un foso alrededor del campamento pero no lo han terminado, supongo que continuarán mañana. He podido distinguir a su líder, el Altísimo Consejero Alantar Reginloc, y a un joven engalanado con lujosas ropas y con sus mismos rasgos faciales, puede que un familiar cercano.

- Ilarädhleät, Sacerdotisa Militsa. -agradezco mientras me relajo y apoyo el escudo junto a la mesa.

- Tenebrïs Anwië... no necesita escolta. Tenebrïs no necesita a nadie. Sólo a su loibràthaïr, a quien lleva encadenado. Nos conocemos bien, sí, ùilnëmhör... siglos hace... temo que Tenebrïs Anwië sea nuestro fatal problema en el sagrado talämh de Ûldatär.

Dejo la mochila a los pies de la cama, así como el resto de enseres que cargo conmigo, incluida la pesada armadura de mallas. Algo apartada comienzo a escuchar la conversación que mantienen Militsa y Sarïf, lo que provoca que lleve mi mano sobre la tela y la coloque en mi vientre, allí donde la espada de la elfa me había cortado. A estas alturas la herida habría empezado a cerrar, en cambio gracias a la magia de la Diosa ni siquiera había quedado el rastro de una cicatriz. Todavía siento algo de recelo hacia ella por lo ocurrido, aunque quizá también hubiese sido mi culpa, al menos en una pequeña parte.

—¿A qué te refieres, Sarïf? —pregunto mientras me acerco a ellas —. ¿Qué clase de problemas puede causarnos? 

No sabía si hablaba de algo diplomático o era más bien físico. Todo esto era nuevo para mí, para nosotras. Si queríamos evitarlo debíamos saber a qué nos enfrentábamos.

—¿Y qué es eso de Tenebrïs? —vuelvo a preguntar, frunciendo el ceño.

Tantas palabras que no entiendo hacen que me duela la cabeza.

Los informes apenas decían gran cosa. Sí, aportaban datos, pero en su mayoría eran superfluos y de escaso valor. Para mi desgracia, tendría que conocer a aquellos dos representantes directamente en el Cónclave...

...

Fue entrada la noche cuando se me informó de que Samaj había regresado; y, por fortuna, cuando se personó ante mí y me comentó el resultado de su espionaje, pude adquirir información de mayor valor.

—¿El Altísimo Consejero Alantar Reginloc ha traído a un pariente cercano entonces? ¿De... mismos rasgos? ¿Te refieres a que podrían ser gemelos?

Fruncí ligeramente el ceño, ¿sería algún tipo de estratagema? Si bien el reino de Abatis estaba regentado por la Marquesa Paladina Alura, ¿qué sentido tenía poner en peligro a dos herederos del reino? ¿Podría tratarse de alguna especie de doble en el caso de que algo le pasara al Altísimo Consejero?

No podía descartar ninguna opción...

—Buen trabajo, Samaj —le agradecí—. Puedes retirarte a descansar.

Lämh, por el contrario, empezaba a retrasarse. Dudaba que la hubiesen descubierto, pues era una ladrona sin igual y... como tal, sus habilidades en el subterfugio eran excelentes. Sin embargo, ¿cuál era el motivo de tanta demora?

Tras Samaj, me levanté de mi asiento y salí al exterior siendo acompañada Heimdallr.

En primer lugar, quería observar cómo iban las construcciones de la cerca así como comprobar que las guardias se estuvieran cumpliendo sin ninguna fisura... La noticia de que la Marquesa había optado por traer una mayoría de soldados entre las filas del séquito era una clara señal de intenciones... debíamos estar preparados. Por último, busqué a los aprendices de brujos. Tenía algunas estrategias que compartir con ellos...

- Tenebrïs Anwië no ha sido muy hilgüleör, sino que ha sido espíritu libre. Toma decisiones en propio beneficio suyo. Obedece al Barón, sí. Pero no dödhòïghaïrfhaicïnn con los demás, ni colabora, ni es sincera siempre.

Se nota que Sarïf no está muy acostumbrada a hablar el 'común', y se le escapan palabras en élfico, o es que quizás no conoce su traducción.

- Lo Tenebrïs es un nombre del Barón para sus äsfheärleothäs, sus favoritas. Las más oscuras, crueles, ambiguas, en todo para lo bien que sea de él. Son aparte de todo. En la sombra. Con libertad de espíritu y decisión.

- Skaði, tu no quieres saber más. Hazme caso. Dìomhaireächddorchä es mejor no saber.

- No, no un doble. Un pariente. Debe ser un hermano, o un primo, o un sobrino. Más joven.

Es tarde. Los capataces y esclavos duermen, junto a ellos hay un cadáver, uno de los esclavos ha debido morir por las duras condiciones de los trabajos. La cerca no está terminada, han talado árboles y sólo clavado algunos postes.

Los dos bárbaros que hacen guardia te informan de que no han visto nada extraño, tan sólo a tus tres enviadas, Samaj, Gü y Lämh salir del campamento. Los otros dos descansan.

Los aprendices brujos también duermen, todos arremolinados en una misma tienda. Es bastante tarde, y mañana es un día importante, ¿quieres despertarlos?

Observé con desagrado que la cerca aún no estaba terminada. La muerte del esclavo me era indiferente, aunque prefería mantener a los pocos activos que conformaban mi campamento vivos. Dadas las circunstancias, tampoco desperté a los aprendices de brujo, era mejor dejarles descansar...

Mañana sería un día importante...

—Mantened la guardia, e informadme si vuelven Gü o Lämh —hice una pequeña pausa antes de continuar—. Prestad especial atención también a la tienda de las aventureras. Se me deberá informar de cualquier movimiento extraño que ocurra, ¿entendido?

Tras la orden, volví a mi tienda... Sería mejor que yo también descansara.