Partida Rol por web

Miré al Maestro Martillo de Oro, entendiendo que me daba una oportunidad rara, pero que debería ser por una razón profunda, y para la aplicación de un plan bien hilado. Lo tenía en la mente, así que se lo comenté: 

Það verðûr að refsa þeim og þeir vita það. En þeir sýna ótta sem kemur ekki frá því að vera sekûr ûm það sem kom fyrir Jûlfana. - Señalé entonces al resto de los enanos que nos acompañaban.  - Ég hef ekki í hyggju að skilja eftir neina lausa enda svo að fleiri dvergarnir skaðist og liði okkar fækkar. -Sentencié con firmeza. Los enanos eran lo más importante de aquel séquito. 

- Ef þú leyfir mér, Aûrjammer, áður en þeir verða fyrir refsingu, vil ég rífa sögu þeirra af þeim. Í Anelûk hikaði hann ekki við að skipa dauða sínum. Hér erum við umkringd óvinum og við verðum að vera varkár og vita allt - Tras esta introducción, le expliqué brevemente mi plan: intentar, conversando con ellos, y con el aspirante a Vitûr de su especie, que nos confiaran lo que había pasado, y si algo extraño o alguien había tenido contacto con ellos, para evitar filtraciones. Luego, serían castigados, aunque si colaboraban, podría ser una muerte rápida. 

- Jalltílaki, jerkûthak. Fikmûnûm látakk thijífriki mejtheim.

- ¡Förûmkút, börn Dûnin! -ordeno a los enanos.

Todos los enanos salen de la tienda, y te quedas a solas con los gnomos prisioneros. Al poco la aspirante a Vitûr Garlyn Farlyn acude, y mira desolada y llena de tristeza a sus hermanos de raza gnómica, heridos y enjaulados como animales maltratados.

Levanto mi mirada hacia los enanos que se van, y agradezco con la mano en el sello de Vitûr la oportunidad. He logrado convencer a Thömtuin al menos de poder preguntar qué ha pasado a ambas partes. Los miro y, efectivamente, me dan pena, y más me duele tener que castigarlos si no fueran culpables, pero es un precio a pagar. Los observo atentamente, intentando ver en sus ojos, en sus cuerpos, más allá de las heridas que les han provocado los enanos, si hay algo extraño en ellos, en sus miradas, en sus palabras cuando las digan. 

Cuando entra Garlyn Farlyn saludo, y le pido que me refuerce en lo que voy a intentar, y me giro a hablar con los gnomos, intentando imponer tranquilidad en sus corazones con mi voz y mis palabras. - Necesito saber qué ha pasado. Si hay algo extraño, necesito que abráis vuestros recuerdos y me los trasladéis. ¿Qué pasó con las trampas e ilusiones? ¿Cómo se dio el accidente? - Intencionadamente usé esa palabra, para que pudieran comentar y hablar pensando que no les estaba acusando, que podían estar tranquilos, y así comprobar sus reacciones, cómo se comportan, si hay alguna mentira, cierta sombra, algún hechizo, algo que pueda detectar, en ellos. 

- Responded al Vitûr. Él es clemente y él os perdonará la vida si le ayudáis.

Los gnomos dudan y guardan silencio por un momento. Se miran entre sí, asustados.

- Él nos matará.

- a nosotros y a nuestras familias.

- Nosotros debemos morir.

- Mátanos, por favor.

- Tú mátanos.

- ¿Quién? ¿Quién os matará? - Pregunto, intrigado, con voz firme pero suave y amable. Aunque Garlyn les ha dicho que seré amable, no se atreven a decirlo, y piden que los mate. Y DIcen que si no, alguien les matará... Y no se si se están refieriendo a los enanos, o... - Si vosotros queréis que yo os libre de algún sufrimiento, lo haré. No os preocupéis. Pero, hablad, ¿quién os lo está causando y os matará a vosotros y vuestras familias? Yo las protegeré, lo prometo, y os quitaré a la vez vuestro sufrimiento, pero necesito saber. Por vuestras familias, contadme. 

- Tú no puedes ayudarnos.

- Es mejor morir.

- Tú no puedes salvarles.

- ni salvarnos.

- Tú no puedes.

- Tú mátanos.

- Tú sálvanos.

- matándonos.

- No diremos nada.

- No podemos.

- Tú no puedes.

- Mátanos.

- Haz algo, Vitûr, están sufriendo. ¡No! ¿Por qué habláis así? Vitûr...

Miré a los pobres gnomos, y a Garlyn. Ese miedo podía venir de los enanos, pero podía ser de alguien más. Tomé con pausa mi flauta, la de mi madre, y silbé en ella dos o tres notas. En voz queda, recité tarareando una vieja tonada humana, que decían que era de algún antiguo hecho de valor, pero que sólo quedaban estos pocos versos. 

Siente que los enemigos aprietan,
que no hay en su corazón fuerzas.
Hora es de que levante la cabeza
y descubra valor viendo estrellas
que son los héroes que vivieran, 
victoriosos o derrotados fueran. 

Miré los gnomos. Aquella tonadilla deseaba darles algo de valor, a alguno de ellos, para hablar de quién les causaba ese temor, ese pavor, ese terror temible que hasta preferían que fueran muertos por mis manos. ¿Sería que tienen tanto miedo a los propios enanos, que además pueden dañar a sus familias? Pero eso no tenía sentido, porque yo si podría haberlas salvado, por lo que sabía. Temía algo más. 

- Recuerdo que héroe no es sólo el que gana, también el que en la derrota mantiene viva la llama para otros. ¿A qué teméis? 
 

Tu dulce melodía, la entonación y letra de tu canción y tus palabras finales acaban por imponerse al miedo que sienten los gnomos. Poco a poco se van relajando, y arengados por ti y tu magia bárdica empiezan a contarte lo que saben:

- Somos...

- héroes.

- Somos...

- fuertes.

- Podemos confiar...

- en ti.

- Nos das tu palabra..

- de que protegerás...

- a nuestras familias.

- Sí. El Vitûr.

- El Vitûr Rupert lo hará.

- Él nos amenazó.

- El corrupto.

- El sanguinario.

- El mercenario.

- El esbirro.

- Él es el esbirro de él.

- Él nos tiene...

- nos posee.

- Y a otros también.

- Sí.

- Nos tiene a todos.

- Quiere el artefacto.

- Nos amenazó.

- Está aquí...

- cerca.

- Está cerca.

- Acampado cerca.

- Y no está solo.

- Tiene soldados.

- Tiene armas.

- Tiene espías.

- Es poderoso.

- Él le da poder.

- Le da todo.

- Le tiene, como él a nosotros.

- Él...

- su nombre...

- Erik.

- Erik van Hunden.

- Un mercenario.

- Un tenebroso.

- Un sicario.

- Está aquí.

- Acabará con todos.

- Se hará con el artefacto.

- Lo conseguirá.

- Sí.

- Por favor...

- Vitûr.

- Salva a nuestras familias.

- ¡Sálvales!

- Hemos hablado...

- te hemos dicho.

- Nos matará.

- Nos torturará.

- Nos sacará los ojos.

- Y a nuestras familias.

- ¡Sálvales!

- Lo has prometido.

- Es tu...

- promesa.

- Y nosotros...

- ya nada.

- No somos nada.

- Nos matará...

- con mucho dolor.

- ¡Mátanos tú!

- Mejor tú, Vitûr.

- Eres clemente.

- Sé clemente...

- y mátanos...

- sin dolor.

- Por favor.

Maldición. Trago saliva. Es malo. Muy malo lo que están diciendo. Y era aquello que temía que con sus palabras estaba tomando forma, y la forma era oscura. Miro a Garlyn, vuelvo la mirada a los gnomos, y hago una última pregunta: 

- Vuestro valor no será olvidado, podéis estar salvando no solo a los vuestros, si no a todos los reinos. Y mi promesa es firme, haré por los vuestros hasta que mis fuerzas se agoten. Y ahora, él. ¿Quién es? ¿Un servidor del señor del Kaos? Haced, aunque sea, un gesto. Luego, os daré lo que me pedís. - Dije, con voz firme y serena. No deseaba matarlos, pero... no sabía que más podía hacer, ni qué poder alcanzaba el dominio que tenían sobre ellos, y desde luego, no se le ocurría quién podría ayudarles. Y le estaban pidiendo que los matase. Esperé su respuesta. Luego haría lo que tenía que hacer. 

- Garlyn, sabes que no hay más opción, ¿verdad? No deseo hacerlo, y no creo que podamos salvar sus vidas. - Hice un gesto a Garlyn, quería que saliese. - ¿O tu ves algún modo? - Cuando salga, les quitaré la vida. Con repulsa, pero es necesario. Rápido y eficaz lo haría. 

Los gnomos guardan silencio de nuevo. No revelan la identidad de "Él". Garlyn te mira preocupada, angustiada y sumida en una intensa tristeza. De sus ojos brotan diminutas lágrimas. Antes de irse y dejaros a solas dedica unas palabras a los gnomos enjaulados.

- Vitûr Rûpert es sabio y clemente. Él os ha dado su palabra. Él cuidará de vuestros familiares.

- Lamento, desde mi corazón, tener que hacer esto. - Digo, mirando con dolor a los gnomos, tras despedir a Garlyn. Guardo unos instantes de silencio, y pido disculpas a los dioses por lo que voy a hacer. - Me hubiera gustado poder solucionarlo de otra manera. - Con la espada en la mano, fui haciendo en cada jaula lo que tocaba, dando con rapidez muerte a cada uno de los gnomos. Tuve que tragar saliva al hacerlo, y tras ello, salí afuera. 

Con una mirada tensa, miré a Thömtûin Aûrjammer, y hablé: - Það er gert. Kennari, við verðum að tala. Láttu restina af Jammer ganga með okkur, takk. Los dos aspirantes a Vitûr ke vengan también. ¿Kûal es el lûgar más seguro del kampamento, Mjólkûr Ferjammer? - Dije con preocupación. 

La noche ha caído sobre Ûldatär y el cielo se te muestra cubierto de estrellas. Cuando sales de la tienda Garlyn llora consolada sólo por Wolon. Los enanos la miran con desprecio, sobretodo Mjólkûr y sus guerreros, que consideran un signo de tremenda debilidad llorar la muerte de un enemigo, y todavía más de un traidor. Sabes bien que la gnoma jamás será admitida como Vitûr tras esto, y seguramente será expulsada de inmediato del campamento.

El Maestro Thömtûin te sostiene la mirada sin decir nada. Al menos no notas desaprobación por su parte, ni tampoco por parte de ninguno de los jammers hacia ti.

- Todo el rûmok-matûr, Vitûr. Mis jerreros lo jûardan y protejen.

No entendí las lágrimas de Garlyn. No era mi deseo haber matado a esos gnomos. Pero no había otra salida, y ellos mismos lo pedían. En general, nunca era mi deseo que nadie sufriese ningún mal. Había ordenado algunas "supresiones" antes, pero nunca las había hecho yo mismo. Ante sus caras deseosas de morir, sentía el placer de estar haciendo lo correcto, por muchas razones. Y eso era bueno. Pero mantuve la seriedad en mi mirada. 

Cuando oí el comentario de Mjólkûr, asentí. No dudaba que el campamento fuera seguro, más ahora que todo estaba con las trampas listas, pero ya no quería dejar nada al azar. Levanté la mirada hacia cada uno de los Martillos, y comencé a hablar: 

-He Konfirmado mis temores. Algûien kontrolaba a los gnomos. Eso no kita su cûlpabilidad, y han pagado kon sû vida. Sin embargo, tenemos otro aktor más: Erik van Hûnden, ke está al servicio de "ÉL". ¿Kien es? Temo ke esté al servicio del principe del Kaos. Sabía ke algûien más espiaba el konklave, ke no parecía de los otros reinos, y Eynja está investigando de dónde venía. Me temo ke vendrá de ûn kampamento cercano, y ke parece ke ha poseido no solo a nûestros gnomos, si no a otros, espero ke a nadie más del rûmok-matûr . Kreo ke el problema lo tenemos encima, y hemos perdido a los jûlfs, por el momento al menos. - Concluí, con seriedad. Eso hacía que de pronto todo el conclave tomase otro tipo de enfoque. - ¿Ke pensáis, jammers? - Pregunté, mostrando mucho respeto y con una mirada de quien desea oir lo que piensan, que aunque tuviera que decidir, sabía que ellos eran superiores y sabios.