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Orichalchum

Escena II (Emma y Jean Claude): Entrevista con el Dragón

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14/04/2011, 18:00
Everard Draconis

-Muchas gracias, señorita... pero ya estoy servido. Claro que -sonríe en respuesta a su tono- si lo hubiera sabido antes, hubiera dejado mi copa vacía para que así tuviera el placer de ser servido por una mujer tan asombrosa como usted...

Guiña un ojo, algo pícaro, en un gesto que os sorprende por... lo poco habitual que debería ser eso en un ser con varios cientos de años a la espalda...

-Y ahora -comenta el señor del castillo mientras la lady se levanta a servir la bebida- tal vez deseen hablar de... temas más serios. Como, por ejemplo, el pago por sus servicios, señores míos.

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15/04/2011, 02:31
Lady Thornton

-¡Claro que no! -exclamó risueña cuando Jean Claude le pidió añadiera jugo al coñac.

Entreabrió los labios, a mitad de camino entre sorprendida y halagada por el comentario recibido de parte de Draconis.

-Vuestra merced es muy amable -dijo mientras entregaba la copa de coñac a Jean Claude y rozando descuidadamente, de forma casual, la mano de éste-... Espero que haya quedado bien, sino pues me dice y le preparo una nueva.

Se quedó de pie un instante más, dando un pequeño sorbo a su vaso y dejando claro con sus gestos y el modo en que se saboreaba los labios, que éste era de su total agrado. Antes de volver a sentarse cogió un bocadillo con la punta de sus dedos y lo llevó delicadamente a su boca, comiendo de él y saboreándolo del mismo modo que hiciera antes con el higo, para luego limpiarse los dedos, previamente relamidos, con una servilleta.

Sonrió y con ese andar tan suyo, moviendo sinuosa pero sutilmente sus caderas, volvió a sentarse y se cruzó de piernas.

-Sin duda alguna, mi señor, ha llegado la hora de hablar de temas tan desagradables como el dinero, privándonos de una amena y grata conversación a la par que compañía, pero negocios son negocios y tanto vuestra merced como nosotros estamos aquí por ellos.

Suspiró, de verdad parecía que esos temas le resultaban un tanto fastidiosos, por no decir desagradables, sin duda sabía fingir y muy bien.

-Pues bien, mi señor, sin duda vuestra merced tiene algo en mente, porque no dudo que al momento de realizar su llamado tenía claro qué y cuánto estaba dispuesto a dar a cambio de los servicios recibidos, así que, en lo personal, me gustaría oír su oferta y ver si ésta está acorde o no con mis espectativas.

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17/04/2011, 14:31
Everard Draconis

El señor del castillo sonríe y asiente ante las palabras de la lady.

-Sin lugar a dudas tiene usted razón, lady Thornton... -acerca la copa a sus labios y da un minúsculo sorbo a su bebida-. Ha llegado el momento de hablar del pago por sus servicios. Además -añade, inclinando levemente la cabeza en un mudo saludo-, he de decirle que nuevamente ha ido una paso más allá de mis palabras y se me ha adelantado: efectivamente tengo una idea de lo que pueden ustedes desear como pago... lo que puede tentarles lo suficiente como para que trabajen para mí.

Ríe quedamente, sin dejar nunca de mirar vuestros rostros, sin perder un ápice de vuestras expresiones.

-Está claro que a gente como ustedes el mero metal no les tentaría lo suficiente... aunque puedo sugerirles sumas que incluso podrían hacer temblar el perfecto control de la expresión que mantiene monsieur Renoir -comenta, medio en broma y medio en serio. Os reís educadamente ante su comentario. Después continúa, serio de nuevo-. Pero sí, efectivamente tengo algo que tal vez podría tentarles a aceptar mis condiciones.

Se calla un momento y os mira alternativamente.

-Y, supongo, no tendría ustedes reparos en discutirlo abiertamente entre nosotros tres, ¿no es cierto?

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17/04/2011, 14:40
Jean Claude Renoir

El caballero da las gracias amablemente a la encantadora lady por servirle la copa. Prueba su contenido sin apartar los ojos de los de la mujer. Tras el primer sorbo aparta la copa, paladea el líquido y sonríe.

-Delicioso, simplemente delicioso, mademoiselle... -agradece a lady Thornton.

Después se queda callado, atento tanto a las palabras de ella como a las del dragón. Incluso sonríe educado ante el pequeño chiste de su anfitrión.

-Yo no tengo ningún reparo en comentar las posibilidades ante... ante amigos -contesta anta la pregunta del señor Draconis-. Si milady también esta de acuerdo, podemos proseguir, pues...

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21/04/2011, 15:38
Everard Draconis

El dragón os mira, evaluador y serio... aunque al final acaba por sonreír.

-Es evidente que ustedes están acostumbrados a este baile, mis señores -os felicita-. No piensan mover pieza hasta que yo despliegue mis fichas, ¿no es cierto? Bien, bien... -ríe levemente-. Verán que no tengo ningún problema. Éste es mi tablero, señores, y yo marco las reglas. Estoy siendo honesto con ustedes al decirles esto, para que no se lleven a error, pero también al reconocer su buena jugada.

Moja sus labios en el líquido que llena su copa y prosigue.

-También quiero que entiendan que, en contra de la imaginería popular, los dragones somos sinceros, aunque astutos -reconoce sin perder la sonrisa-, y han de entender que a un ser que vive casi mil años, a veces más, no le interesa ser conocido por tratar mal o incluso engañar o traicionar a sus invitados.

Se queda callado unos instantes hasta que ve que esta información ha calado en vosotros. Suspira profundamente y deja la copa sobre la mesa. Se levanta con un movimiento grácil y pasea por la sala con ademanes elegantes. No podéis dejar de seguirle con los ojos. Sus movimientos son casi un baile, ejecutados con una destreza y una gracia sobrehumanas.

-Tiene ustedes que entender, mis señores -os va hablando con voz grave, pausada, sin miraros a la cara-, que me gusta la confianza en ambos sentidos. Yo confío en ustedes, no porque les conozca como individuos, sino porque que son de mi confianza -lanza una breve risita. Se da la vuelta para miraros y veis la diversión en sus ojos-. que serán sinceros conmigo y espero que entiendan que, aunque siempre intente llevarme la mejor parte de un trato, es la honestidad la que guía mis actos.

Notas de juego

Perdón por la tardanza... esta Semana Santa está siendo un lío mayúsculo.

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27/04/2011, 15:09
Director

Notas de juego

Querida lady Thornton, ¿estás?

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28/04/2011, 01:00
Lady Thornton

-Al igual que monsieur Renoir, mi señor, tampoco tengo inconveniente alguno en tratar este asunto entre los tres, de otro modo jamás habría sacado el tema a colación…

Dejó la frase inconclusa, no consideró necesario formular la pregunta que serviría para cerrarla, pues ésta había quedado implícita en el aire.

Emma no pierde palabra de lo que Draconis dice. Lo escucha con atención, sonríe y da un nuevo sorbo a su vaso de zumo antes de dejarlo sobre la mesita lateral. Sobre la misma es posible apreciar una fina pitillera de metal, seguramente fabricada en plata u oro blanco, finamente labrada y que lleva las iniciales de la mujer.

-¿Les molesta si fumo, señores? –pregunta con una encantadora sonrisa dibujada en los labios.

En lo que espera respuesta, bien sea ésta afirmativa o negativa, decide replicar, educadamente, a las palabras del dragón.

-Un trato justo es lo mínimo que podemos esperar de vos, mi señor, todos quienes estamos en esta sala somos personas de honor y de palabra, y del mismo modo que la honestidad guía vuestros actos, ésta misma guía los nuestros. No se trata de quien mueva ficha primero, sino de que es vuestra merced el interesado en contar con nuestros servicios por tanto, en mi humilde opinión, es usted quien debe dar el primer paso pues de su oferta es que depende que en lo personal continúe o no gozando de su hospitalidad. Al igual que usted, mi señor, lo que esperamos es un trato justo. Comprendo que quiera llevarse la mejor parte, mentiría quien dijera que no, pero para eso es que estamos reunidos aquí ¿no?, para conseguir un acuerdo y que todos salgamos ganando en mayor o menor medida.

Notas de juego

Perdón, perdón, entre unas cosas y otras se me han pasado los días... además que vaya a saber tú por qué, estaba segura de haber posteado :$

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03/05/2011, 14:31
Everard Draconis

Con un gesto de la mano, el dragón da su permiso para que lady Thonton fume.

-Un curioso hábito, milady -comenta, y niega con la cabeza cuando se le ofrece tabaco-. Fumar no se encuentra entre mis vicios, señorita -sonríe.

Notas de juego

Vaya, lo cierto es que Umbría no me había avisado de este último mensaje.

Reiniciando el ritmo.

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03/05/2011, 14:34
Jean Claude Renoir

El francés, por curioso que parezca, también rehúsa.

-Una observación muy interesante, señorita -comenta, de buen humor-. Es de suponer que hemos alcanzado el suficiente "status" como para que nuestros servicios deban ser valorados antes por nuestro espléndido benefactor que por nosotros mismos.

Ríe levemente ante la idea.

-No obstante, estoy de acuerdo con ella al ciento por ciento, mi señor -añade, inclinando educadamente la cabeza ante el anfitrión y sin dejar de sonreír-. Por favor, sorprendednos.

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03/05/2011, 14:51
Everard Draconis

El señor Draconis asiente.

-Un caso muy bien expuesto, señorita -felicita, inclinando la cabeza ante la mujer-. Está claro que es usted una maestra en el arte de la oratoria. Manejáis el lenguaje con verdadera maestría. Lo cual, sin duda, no es más que una pequeña muestra de la maestría que demostráis en otras habilidades. ¿Me equivoco?

El dragón se ríe levemente. Acerca la copa a sus labios y bebe de ella. Parece francamente a gusto con vosotros y con la conversación.

-Bien entonces -dice tras posar la copa en la mesa-, hablemos de los honorarios. A pesar de que siempre es algo bienvenido, no será el oro lo que acaba por tentarles a ustedes, señores. Sé que sin duda no rechazarían una cantidad tan magnífica como la que les ofrecía la señorita Graham y al señor Gwyn Dwr en el Salón de Recepciones.

Suspira, pensativo.

-Por lo tanto no les ofreceré dinero, no al menos de entrada. Tal vez sí para... rellenar los posibles huecos de mi oferta. Así por tanto, señor Renoir -dirige su felina mirada al francés sin perder un ápice su buen humor-, tengo entendido que está usted en una situación financiera... ciertamente delicada. Necesita el dinero, cierto, pero necesita aún más un valedor. Por lo tanto le ofrezco mi nombre como respaldo para sus negocios, monsieur, siempre y cuando me haga el favor de avisarme sobre sus movimientos. Pero confío en usted -añade, ensanchando ligeramente la sonrisa-, así que no creo que sea necesario indicarle que no se aproveche... demasiado... de esta tesitura. Además, claro, le facilitaré un colchón de capital inicial para que se rehaga. Entre las dos cosas, sin duda pronto volverá a alzarse al nivel al que estaba usted acostumbrado. O incluso algo más, pues sin duda descubrirá que mi nombre le abrirá nuevas y más doradas puertas.

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03/05/2011, 15:03
Jean Claude Renoir

El francés se queda sorprendido por la oferta del dragón. Sin duda alguna es más de lo que esperaba cuando acudió a la llamada del señor Draconis. Tal vez hacer un par de contactos entre gente de alta alcurnia, como sin duda es la sublime señorita Thornton, y volver a París con algo de capital líquido con lo que reponer sus menguadas arcas.

-Es usted realmente muy generoso, mi señor -dice, inclinando la cabeza y sin el menor atisbo de sonrisa en su cara-. Acepto, por supuesto.

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03/05/2011, 15:05
Everard Draconis

El dragón asiente, complacido.

Vuelve su rostro hacia la mujer.

-Y usted, señorita, milady, es un enigma que muestra sus piezas a la vista de todos. ¿Cuántos han deseado resolverlo? Demasiados, supongo, teniendo en cuenta el reducido número de afortunados, ¿verdad? Pero estoy seguro de que sé lo que desea. Y no es dinero.

Bebe de su copa, apurándola hasta el final, sin dejar de mantener fijos sus ojos de pupila vertical sobre los de la mujer.

-¿Me equivoco? No, claro -se responde a sí mismo-. Sé mucho de usted, pero no tanto como me gustaría. Y he de decir que no sé si el que usted haya acudido a mi llamada es un pago hacia mí o hacia usted -ríe levemente-. Así que voy a mezclar ambos conceptos. Le ofrezco mi hospitalidad, extendida hasta el momento que usted desee, y también le ofrezco el uso de mi nombre. Sé que le abrirá muchas puertas que se le han mantenido, si bien no cerradas, no abiertas lo suficiente. Le invito a acompañarme a las recepciones de la nobleza y de la burguesía de clase alta. Además, por supuesto, de un estipendio bien generoso ya sea en forma de oro o de otras posibilidades que pueda usted llevarse a las Islas Británicas sin esfuerzo. Cuando decida regresar, claro -termina, mirando a la mujer con una inequívoca mirada seductora que promete... mucho.

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05/05/2011, 23:37
Lady Thornton

Devolvió el cigarrillo a la pitillera y dejó ésta nuevamente sobre la mesita. Ambos caballeros habían rehusado aceptar su ofrecimiento, Everard porque no fumaba y Jean Claude puede que por igual razón o inclusive diferente, como fuera el que sólo uno de ellos, cualquiera fuere, expresara que el tabaco no era de su agrado para Emma era razón suficiente como para desistir de fumar en presencia de ellos. Llámese respeto al prójimo o lo que sea, pero así como ella gustaba hacer que respetaran su espacio gustaba de respetar el espacio de los demás, y ese espacio también contemplaba el aire que respiraba.

Volvió a tomar su vaso de zumo e hizo un gesto a Goliat para que se le acercara. Llevaba demasiado tiempo diríase que ignorándolo y lo cierto es que Lady Thorton guardaba un especial afecto por su can, que más que una mascota era su mejor amigo, su familia. Goliat se puso junto a ella, sentado en sus cuartos traseros y apoyó la cabeza sobre el regazo de su dueña con una docilidad que no dejaba de ser sorprendente teniendo en cuenta la embergadura de éste y ni hablar de su ferocidad cuando de proteger a su dueña se trataba.

Emma acariciaba la cabeza de Goliat con aire distraído mientras Everard y Jean Claude conversaban mas, distraída o no, sus ojos no se apartaban de la figura de ninguno de los dos. Llegó su turno y Draconis fijó en ella su atención. La joven lo escuchó, sostuvo su mirada pero no sonrió, sin embargo la plácida expresión de su rostro daba cuenta de que lo oído era de su agrado.

-Tentadora es su oferta, mi señor, aunque más tentadora e irresistible habría sido si vuestra hospitalidad e invitación de acompañarle respondieran a un deseo en lugar de al pago por mis servicios... -la expresión de su rostro se hizo sonrisa y a ésta le siguió una prolongada pausa, como si meditara en lo siguiente que diría o quizás, simplemente, esperaba que sus palabras causaran un efecto del que sólamente ella era conocedora.

-Pero no se equivocó, vuestro ofrecimiento satisface mis espectativas, al menos las sociales y monetarias -un brillo pícaro y seductor iluminó su mirada-... Las otras, bueno -su mirada se desvió entonces a Jean Claude y en un acto puede que reflejo o quizás estudiado, se humedeció los labios y se removió ¿inquieta? en su asiento-... esas, de momento -volvió a mirar a Draconis y se llevó el vaso a los labios, bebiendo de su contenido con tal finura y delicadeza que no podía sino catalogarse de tentación-... pueden esperar.

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09/05/2011, 16:44
Everard Draconis

Por un momento parece que uno de los ojos del dragón reluce. Tal vez sea debido a algún reflejo de la luz...

Sonríe... casi felinamente.

-Estoy deseando retroceder unos minutos en el tiempo para poder utilizar las palabras apropiadas, milady -casi parece que ruega. Casi-. Espero entonces que sus expectativas futuras sean plenamente satisfechas.

Entrecierra ligeramente los ojos y esboza una sonrisa torcida y encantadora.

-Todas ellas, milady.

Se queda unos segundos mirando a los ojos de lady Thornton, como en una especie de pulso. Al final, es el dragón quien desvía la mirada, y lo hace hacia el francés.

-Monsieur Renoir, permítame que le exprese mi más sincera satisfacción por haber aceptado mi oferta. Espero que su estancia en mi castillo sea... de su agrado -desvía la mirada momentáneamente hacia milady y vuelve a fijarla en Jean Claude-. Aprovechen ahora -añade, moviendo su copa vacía, agitándola como si estuviera llena. Es probable que sea un gesto automático en él-, mis señores, y pregunten si desean saber algo. Pues mañana no habrá tiempo: tienen trabajo que hacer -sonríe.

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15/05/2011, 21:26
Lady Thornton

Inclinó la cabeza en un gesto de aceptación, no dijo nada, no aún, pero en su mirada y en el gesto mismo, así como en la sonrisilla que se negaba a abandonar su rostro, leíase un "Me alegra que así sea".

Se puso de pie, calma y felinamente. Su vaso, ya vacío, estaba sobre la mesita. Caminó hacia Draconis con total seguridad, deteniéndose justo frente a él y retirando de sus delicadamente el vaso que éste sostenía. Al hacerlo sus sedosos dedos rozaron casualmente la mano del anfitrión provocándole un cosquilleo tan sutil como una caricia. Acto seguido giró a mirar a Renoir, sonriéndole, amistosa, seductora, cogiendo también su copa a esas alturas tan vacía como las demás.

-¿Lo mismo, mis señores? -algo hubo en el modo que pronunció ese "mis señores", algo tentador, inquietante... prometedor. La sensualidad de Emma no tenía parangón, la envolvía, estaba en su voz, en sus gestos, en su caminar, en todos y cada uno de sus movimientos, en el modo que tenía de mirar, inclusive en su respirar, en la provocadora forma que su pecho subía y bajaba cada vez.

Fue hasta el minibar con un vaso en cada mano y, dando la espalda a los hombres, los volvió rellenar. Lo hizo con calma, modosa, sabiéndose observada y desde esa posición respondió.

-No tengo preguntas relacionadas con el trabajo, mi señor, las que tenía ya han sido respondidas por vuestra merced -se dio la vuelta, tenía un vaso en cada mano otra vez, pero ya no estaban vacíos, fue hasta ellos y se los entregó, Draconis fue el primero-. Las otras preguntas que tengo o puedan surgir ya habrá tiempo de responderlas cuando esté gozando de los frutos de mi trabajo -entregó el vaso a Jean Claude, sonrió al hacerlo, lo miraba a los ojos- ¿Tiene usted alguna pregunta que hacer, monsieur?

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16/05/2011, 14:44
Jean Claude Renoir

El francés no había podido evitar fijarse en cómo se movía la mujer, quedándose ensimismado con sus gráciles movimientos, por lo que la pregunta le sorprendió incluso a pesar de que había sonreído con agradecimiento a la lady y extendido el brazo para coger el vaso que le ofrecía.

-Oh, no, lo cierto es que no -carraspea levemente-. Creo que está todo bastante claro, me parece a mí... Tal vez sólo reste hablar del trabajo en sí, ¿no les parece?

Da un leve sorbo a su copa, sonriendo con satisfacción al probar el líquido.

-Realmente prepara usted unas copas extraordinarias, milady. Calidad, precisión, buen gusto -añade, sonriendo a lady Thornton y mirándola con una ceja enarcada levemente-... sin duda no hay nada que no ejecute usted a la perfección...

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19/05/2011, 20:29
Lady Thornton

Notó la que bien podía calificar como "turbación" en Jean Claude y aquello le agradó, gustaba de causar ese efecto en las personas, hombres y mujeres por igual.

-Oh no, monsieur, no todo. ¿Qué gracia tendría hacerlo todo bien? ¿Dónde quedarían los retos y la capacidad de superación? Procuro hacer lo que se y hacerlo bien, pero siempre sin olvidar que podría hacerlo mejor así como aprender de aquello que desconozco...

Volvió a sentarse.

-Pero bueno, mejor hablemos del trabajo, como bien ha dicho usted, Jean Claude que ya hemos tenido suficiente hablando de mis nimiedades -acotó con falsa modestia.

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20/05/2011, 15:17
Everard Draconis

Parece que el señor Draconis sonríe con satisfacción al ver los bailes que se desarrollan frente a él. Incluso ensancha su sonrisa ante las últimas palabras de la lady.

-Bien, si de acuerdo están con los pagos... entonces deberán saber para qué se los voy a dar: se trata simplemente de recabar información, mis señores. Ya han visto la puerta -os recuerda-, aquella megaestructura de extraña aleación que arrancó suspiros de placer a parte de mis invitados de esta noche...

Se levanta con una gracia felina y comienza a pasear por la habitación, las manos a la espalda, mirando hacia el suelo pero sin ver nada en realidad.

-Antes de nada permítanme que les cuente algo. Los habitantes de mi valle son muy leales a mi gobierno -explica, y añade con una sonrisa-: al menos, todo lo leales que pueden ser varios cientos de campesinos sencillos y sin pretensiones. Cualquiera podría llegar a mi valle y ver un perfecto modelo de convivencia. Aparte de simples rencillas sin importancia, el Orden se mantiene. Incluso a pesar de las "enemistades" entre familias, de los "piques" entre poblaciones y de la natural "rivalidad" entre los valles que hay dentro da mi esfera de influencia.

Se acerca a una de las estanterías y, casi sin tener que buscarlo, extrae un cilindro de piel endurecida, un portamapas. Se vuelve hacia vosotros y extiende el mapa sobre la mesa cercana:

-Sí -explica-, aunque nominalmente sólo el Valle de Benasque es de mi... propiedad... exclusiva, en los vecinos Vall d'Arán y Vallée du Lys mi palabra es... bastante tenida en cuenta.

Suelta el mapa, que se enrolla por sí solo, y os vuelve a mirar.

-Con esto quiero decirles, mis señores -os sonríe, mirándoos con esos extraños ojos suyos- que hay mucha gente bajo mi gobierno. Muchos humanos. Y ya sabemos cómo son los humanos, ¿verdad? -ensancha ligeramente su sonrisa-. Hay lugares a los que no puedo ir con absoluta libertad: soy un Señor Dragón, lo cual aparte de darme un poder enorme, también me impide ir a casa de Mengano el Cabrero o de Pierre el Cantero y hablar del estado de los pastos o las canteras mientras como con su familia. O más bien -se corrige, mostrando en su cara una sonrisa de pesar-, puedo hacerlo, pero no debo. Supongo que ustedes, mis señores, entienden este hecho.

Coge el mapa, lo enrolla bien, lo introduce en su tubo de piel y lo devuelve a su lugar en la estantería. Con un levísimo suspiro, que casi intuís más que oís, Everard Draconis se vuelve hacia el minibar y se sirve él mismo un coñac. Después se gira de cara a vosotros.

-Si extrapolamos la situación, puedo ir a los archivos parroquiales y exigir que se me entreguen todos los documentos pertinentes... o ir a casa de los principales de las poblaciones de estos tres valles y exigirles respuestas... Pero no debo hacerlo... Y eso que si quiero que esta empresa -termina, refiréndose con claridad a la apertura de la puerta- llegue a su óptimo término, necesito saber, conocer, todos los hechos históricos involucrados.

Cargando editor
04/06/2011, 20:27
Director

Notas de juego

¿Estás por ahí, querida Lady Thornton?

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04/06/2011, 20:38
Lady Thornton

Notas de juego

Sí, pero estaba esperando la respuesta de Renoir por eso no escribía nada. Ainss, vale, estoy poniéndome al día hoy así que apenas acabe con los post más atrasados posteo aquí.