Partida Rol por web

mi accion es increiblemente igual a la del moto (con expresion relajada claro)

Pasear por aquella plaza me recordaba a los años en los que mi madre vivía y celebrábamos juntos el día del cerezo, las risas de mis hermanos recoleteando... haaaaa...

Había mucha gente y se lo estaban pasando muy bién, seguro que todavía llegaría mucha gente más para cuando me toque bailar. Quizás los asesinos de mi madre estén también entre esta gente, riéndose y divirtiéndose... Inevitablemente mis brazos se estiran hacia abajo y mis puños se cierran con fuerza como si de cascanueces se trataran; no quería recordarlos y menos en este día en el que tengo que poner todo de mi para hacer una buena actuación, pero siempre los tengo presentes, algo así no se olvida jamás.

Intentando relajarme por la tensión sufrida hace unos instantes, cierro los ojos y respiro hondo, profundamente y me intento contagiar del buen humor de los que se encuentran a mi alrededor. Al abrir los ojos, mi mirada se había quedado mirando hacia una particular persona; algo curiosa me acerqué algo más hacia aquella persona. Es un poeta y está hablando sobre una montaña... ¿imaginaria? A mi me da más bién que se refiere al moño de una joven que se observa a lo lejos...

Una vez relajado en mi sitio, me coloco en pose meditativa con los ojso cerrados y sin decir nada, simplemente dejando pasar el tiempo hasta que Otomo Sama haga su aparición.

El joven samurái termino sus oraciones, viendo como otra joven samurai-ko grulla se alejaba avenida arriba.
Luego vio a la imponente joven que se le acercaba y se sonrojo. Aunque no podría decirse exactamente por qué.

Buenos días joven Grulla san. Me parece que no nos hemos visto nunca. Mi nombre es Asahina Marihito del glorioso Clan de la Grulla.
Venís a celebrar el festival de la Flor del Cerezo por primera vez a Otosan Uchi, no es así.

El joven parecía tranquilo y radiante, quizás aquella mañana estuviera contento con algo en especial, o simplemente siempre era así.

Hideki decide no contestar a la pregunta de Akodo san, no porque no quiera, si no porque la Etiqueta dice que no debe contestar a ese tipo de preguntas. Y mucho menos a un simple samurái.
Además más temprano que tarde se enterarían de que era lo que pasaba.

Mientras el silencio se hacía en la sala, se empezaron a escuchar los pasos del señor bajando las escaleras. Así que todos se pusieron tennos. El ayudante de Otomo se apresuro a abrir la pueda del despacho y esperarlo cerca de la entrada de la antesala donde os encontrabais.

Casi os quedáis mudos cuando visteis a vuestro señor, puesto que hacía varios días que os había echo llamar, y normalmente se valía de Hideki san para poneros a trabajar.

Otomo, que siempre había sido un hombre grande y orondo estaba mucho más flaco que hacía una semana, aunque su envergadura no era nada despreciable. Estaba claro que no debía estar bien de salud, o que estaba haciendo algo respecto a su peso. Pero tal y como lo conocíais aquella segunda opción no os parecía de los más adecuada.

Pasó y se sentó en su despacho, y Hideki se apresuro a colocarse a su lado. Vosotros entrasteis y ocupasteis vuestros lugares. Y esperasteis a ver qué pasaba.

Buenos días mis jovencísimos samarias. Esta tarde es el festival del Cerezo en Flor, y tengo muchas cosas que hacer.
Aunque me gustaría saltarme algunos festivales de los muchos que hay en la ciudad imperial, este no es uno de ellos. Pienso disfrutarlo como cada ano. 

Habrá un recital en la plaza brillante, de una vieja amiga, y luego un baile en honor de la primavera, que será ejecutado por una joven promesa.

Necesito que Akodo san y Bayushi san valla a por un regalo que tengo encargado a la avenida del Cerezo en Flor.
Mientras, que Moto san y Kuni san, pidan permiso a la gobernadora Hayasu para portar armas durante el festival, puesto que después de vuestras últimas acciones no descarto una represalia por parte de los insurrectos de la Niebla Asfixiante.

Alguna pregunta

¿Por qué se dirije a mi? Tan sólo me he acercado como los demás...

Pero me crece la curiosidad, porque si algo he desarrollado e sla curiosidad por los que me rodean. Entonces inclino la cabeza a modo de saludo y le dirijo unas palabras.

Buenos días Asahina san. Sí, es la primera vez que visito Otoshan Uchi en el Festival de la Flor del Cerezo.

No quiero dar más detalles de mi presencia en aquél lugar y mucho menos a un desconocido, así que,tras unos instantes doy pie a mi inevitable curiosidad.

¿Y usted? ¿A qué debo su presentación?

- si otomo sama...digo apaciblemente -la avenida esa donde iroshi san y yo tenemos que ir, deduzco que es dentro de donde se celebra el festival, con una leve reverencia -¿podria corregirme si me equivoco?.

espero que responda a la pregunta a la pregunta de bayushi san. 

- Otomo sama, ¿Debemos esperar a que vuelvan kuni san y moto san para salir armados o debemos ir ya para no hacerle esperar por el regalo? - le digo al señor con una revencia y espero que conteste

El joven samurai se ruboriza un poco ante la pregunta. El suponia que siendo del mismo clan, y la misma casta, lo cortes era saludarla. Aunque tambien era porque ella era una chica hermosa, y como poeta y hombre, sentia devilidad por ellas.

Bueno, digamos que me dio la impresion de que erais nueva en la zona. Llevo viviendo mas de un año en Otosan Uchi, aprendiendo lo que la ciudad del emperador puede enseñar a un Artesa Kakita de las palabras, y pense que os podria servir de guia.

El joven es muy amable en sus palabras, aunque estas segura de que es por que eres una Grulla. Puesto que aunque viene de una familia muy pacifista, los Asahina tambien son muy elitistas. Sin embargo parece sincero en querer mostraros esa parte de la ciudad. Y tu no la conoces bien, siempre es un buen momento para aprender de los demas.

Otomo os mira con fuerza y responde a las preguntas.

Debéis marchar a la avenida a por el regalo inmediatamente. Y la celebración será en la Plaza Brillante. Siento que la avenida de los grulla tenga el mismo nombre del Festival, parece que os ha llevado a equivoco.

Sonríe ampliamente, pues él, al estar familiarizado con las zonas del distrito donde vive, y de todo Otosan Uchi sabía que eran dos cosas diferentes.

La Avenida era una calle larga, donde casi todos los puestos pertenecían al clan de la Grulla, llenos de artesanos y artistas de todo tipo.
La plaza central, conocida como Plaza Brillante, era donde normalmente se encontraba el mercado, pero en estos días había sido vaciada para dar cobijo al Festival.

Este tipo de cosas eran de las que se aprendían con el tiempo si uno vivía en la ciudad imperial. Pero los propios samuráis a su servicio ya lo irían aprendiendo.

Y Kuni san y Moto san irán a ver a la gobernadora, que seguramente se encuentre ya en el edificio de gobierno del distrito. Ella es Unicornio, y bueno sois más que buenos para pedir permiso para que esta noche portéis armas durante el Festival. Evitad en todo lo posible darle datos de porque requiero de protección extra. Y recordad que solo  podéis pedir permiso para 3 armas.

Sonrió para sí. Sabía que no podía pedir que hubiera muchos hombres armados con él. Principalmente porque sería una ofensa para la gobernadora, puesto que todo el lugar estaría protegido por sus guardias, y sería una forma de menospreciar su trabajo. Pero la verdad era que no se fiaba del trabajo de los magistrados del distrito, y prefería llevar a sus propios guardias personales.

Afortunadamente, era un hombre inteligente, y si su sequito lo componían 6 o 7 personas, que solo 3 fueran armadas resultaría menos ofensivo. Contaba con que el joven y formidable Kiru quisiera llevar al menos una, pero su magia era tan poderosa que no hacía falta que la usara. Y los pergaminos no estarían a la vista, y nadie diría nada porque su mago personal pueda lanzar hechizos.

Ya os podéis marchar.

Y con esa frase dio por concluida la reunión.

La reunión finaliza, y salís ordenadamente del despacho. Hideki os acompaña hasta el patio, donde os desea suerte y se despide de vosotros, para volver a entrar. Seguramente el señor tenga muchas más cosas que hacer aquel día.

El sol se empieza a elevar, y sabéis que debéis de aprovechar la mañana. La ciudad imperial era grande y el distrito no contaba como uno de los más pequeños. Así que no había tiempo que perder.

Es muy amable, pero he aprendido que las cosas nunca suelen ser lo que parecen... ¿Y si es éste uno de esos casos?

El atrevimiento de Asahina Marihito de enseñarme aquel lugar no me gustó mucho, ni siquiera le había pedido nada y se presenta así de la nada, habiendo más personas a mi alrededor a los que pudiera atender. Pero en sus ojos había algo que seguía intrigándome desde que le ví. Solo tengo que ir con pies de plomo y no pasará nada. Además, siento que ha sido sincero.

De guía, eh? - digo con algo de ironía en la frace. - Quizás tengas razón y necesito alguien que conozca bién la zona.

No suelo sonreir mucho, pero el tono de voz intentaba que fuera más amable que cuando empezamos a hablar.

el joven kusanagi al encontrarse con todos lo único que hace es mirar al akodo a que termine de despedirse de todos(cosa que no hace kusanagi) y cuando termine -akodosan ...¿ya terminó? ¿podemos proseguir? dice acostando la cabeza hacia el  hombro izquierdo ,como haciendo estiranmientos de cuello

- Gracias Otomo sama - reverencio al señor, cuando termino la reverencia miro al moto y al kuni. - Moto san - reverencio, - Kuni san - reverencio, - Que tengan mucha suerte - termino de hablar y segun termino sigo al bayushi.

El joven agradece que dejéis que os guie y empezáis a caminar. La avenida de la Flor del Cerezo es bastante amplia. Los Heimin caminan en todas direcciones, casi siempre evitando cruzarse en el camino de los samuráis.
Esto es tanto porque podrían molestar a alguno con su presencia, y también porque tienen mucho que hacer y no pueden ir disfrutando del paisaje.

Sin embargo tú sí que puedes, el joven Asahina se muestra como muchos otros samuráis Grulla. Encandilado con la belleza de cada cosa de aquella calle. Si bien este distrito no está gobernado por Grullas esta calle se puede considerar territorio del clan.

Pasáis por todo tipo de establecimiento, en los que Morihito te va presentando a los dueños o dependientes, parece que aunque no lleva viviendo mucho tiempo en la ciudad imperial ha llegado a conocer bien la zona en donde estáis.

Sin embargo, después de un rato, llegas a la conclusión, de que si le pidieras que te mostrara otra parte del distrito seguramente no lo haría con la misma efectividad.

Después de casi una hora viendo cosas, y con media avenida aun por describir finalmente el joven Grulla os pregunta por vuestra estancia en la ciudad imperial.

¿Como es que una joven como vos, ha acabado en la zona más bella de la ciudad imperial, salvando el mismísimo palacio del emperador claro?

-Partiremos enseguida- digo haciendo una reverencia a Otomo Fujimaki.

Salgo por la puerta y cojo lo necesario para el camino, manteniendo conmigo mis armas y pergaminos. A continuación voy a los establos y espero a Moto Chinzoe para partir.

 Erguido en mi plenitud, saludo a mis compañeros con una leve reverencia.

Partiremos enseguida Otomo Hideki Sama.

Giro el rostro en dirección a Kuni San.

Nos vemos en los establos, partiremos a caballo. 

Reverencia de despedida, y me dirijo a los establos.

En mi mente el protocolo es complicado, pero creo que  si vamos a caballo los guardias de mi clan que estén en el palacete de la lugarteniente unicornio, nos pondrán menos pegas para entrar... aunque después de todo sea inutil.

Os vais despidiendo. Aunque Otosan Uchi es una gran ciudad, la mas grande de todo el imperio los distritos no son inmensos.
Los lugares a los que vais se puede encontrar facilmente.

Aunque la costumbre es que la gente se desplace andando el trafico de caballos no es inexistente. Y podeis ir a caballo, pero recordando de tener mucho cuidado de no dañar a ningun subdito del emperador. Pues eso seria ofensivo con el hijo del cielo.

Ambos grupos se separan para realizar su quehaceres con la sensacion de que a pesar de que tengan muchas horas por delante la cosa puede no resultar sencilla y tardar mas de lo esperado.