Partida Rol por web

El combate empieza de manera fulgurante, el bushi misterioso sigue luchando como puede, pero lo tienen completamente acorralado.

Mientras, el Akodo parte el pecho de uno de los Etas, haciendo que caiga en el suelo redondo, y sangrando, aun no está muerto, pero no podrá levantarse.

Los otros dos atacan sin miramientos, como si la visión de su compañero no significara nada para ellos. Está claro que esta fuera de sí. El primer hombre se tira casi en plancha sobre Iroshi, pero este esquiva su arma fácilmente, sin embargo, quizás por que la estrategia esta ensayada, o puede que por pura suerte, el otro hombre gana el flanco, mientras el León está trabado con el Eta, apuñalándolo con fuerza en el costado, justo por debajo de la juntura de la armadura. 

El león da dos pasos atrás viendo como el suelo de tierra recibe su sangre con alegría.

Mientras, la grulla, lanza una poderosa patada, que lanza a uno de sus enemigos volando varios metros hacia atrás, mientras el otro, con una inusitada fiereza se lanza al combate, sin embargo la agilidad con la que se mueve la joven artista le mantiene lejos de llegar a impactarla.

Sobre el moto cae el ataque de solo un Eta, pues de un poderoso golpe a partido por la mitad a uno de sus enemigos, cayendo el cuerpo mutilado a los pies de uno de los etas, y tropezándose con este, cae al suelo, donde parece ser consciente de algo, en lo más profundo de su ser, y chilla con horror mientras intenta separarse del cuerpo de en otra hora su compañero.

Sin embargo, el último de sus enemigos, no pierde la oportunidad, ajeno a lo que acaba de pasarle a su compañero, y ataca cuchillo en mano, pendiente del fantasma blanco que tiene delante.

Mientras los demás os interrumpen al joven samurái le asestan un golpe duro en la mandíbula. Normalmente en este tipos de palizas siempre ahí insultos, pero aquellos hombres no dicen nada, no hablan, no tienen odio en la mirada, sino algo mas, algo peor, algo más profundo.

No sabéis si el samurái de azul pueda aguantar mucho más. Pues no parece un guerrero experto. 

Me posiciono en ataque.

Al ver el pedazo de corte que me acaba de hacer me cabreo aun mas, pues un simple y mugriento eta me acaba de herir y me a hecho bastante daño, esto no va a quedar asi.

-Acabas de hacer tu ultimo corte escoria, ya te lo adverti, reza a los camis lo que sepas.-

El bushi misterioso se lanza de nuevo al ataque, nota como hay gente ayudando, y aunque no tiene tiempo para decir ni una palabra, a causa de que esta siendo vilmente atacado, parace retomar fuerzas.

Para ataques con su wakizashi mientras, lanza un golpe fulgurante contra uno de sus agresores, cortandole la cabeza de cuajo.

Aunque ha mejorado sus ataques, sigue dando la impresion de estar en desventaja.

Hey! ¡Conmigo no vas a poder! - grito al Eta que me acaba de intentar golpear, mientras el otro seguía en el suelo.

Mi corazón palpita aceleradamente, casi me gollpean pero me he librado de un buen golpe, casi ni me ha rozado. Esto sigue y no puedo pararme de modo que, sin pensármelo dos veces, ataco al Eta que acabo de esquivar. Giro mi cuerpo para despistar y tras la vuelta lanzo un golpe de manos muy ágil al Eta loco. Mientras lo dejo aturdido observo los movimientos del Eta que había tirado al suelo antes sin perder detalle de ninguno de los dos.

Rápidamente echo un vistazo a mis compañeros que por lo que veo también se dominan bastante bién, y me coloco de nuevo en posición de ataque, esto hay que rematarlo.

 Al intentar atacarme giro un poco el cuerpo, y cargando un segundo golpe diagonal ascendente de izquierda a derecha, esta vez sobre el eta de la izquierda, para destrozarle el abdomen y la caja torácica, supongo que el eta del centro estará conmocionado, puede que lo deje vivir.

Es extraño, no creo que sean conscientes de lo que hacen... tendríamos que mantener a algunos con vida y pedir ayuda a algún shugenja. Deberíamos acabar con el problema de raiz, no quiero que lo que ha afectado a los etas se pueda repetir en heimin de dentro de la ciudad  imperial. 

El combate continua, los hombres atacan con ferocida aunque sin acierto, al menos en el caso del Leon. A pesar de que este tiene una severa herida en el costado, mantiene las distancias con su arma, para que los asaltantes no tengan otra oportunidad de herirlo. No dejara que lo deshonren dos veces en el mismo dia.

Mientras tanto la Grulla y el Unicornio se libran de sus enemigos, niguno de los que ataca al joven misterioso parece interesado en dejarlo escapar. Parece que dos nobles a sus espaldas no les preocupan nada.

Aunque viendo el estilo de sus ataques, o puede quizas que por la muerte por el ultimo ataque del joven de azul, no parecen muy efectivos.

La cosa aun no ha acabado.

Me posiciono en ataque.

Ya estaba un poco mareado, pues la herida no dejaba de sangrar y ya se me estaba nublando la vista pero no podia dejarlo, no delante de basura como esta. Con una mano en la herida y con la otra la katana le lanzo un corte que espero le sea letal por lo menos para descansar un poco y recuperarme algo de lo que me habian hecho.

-Esto no va a quedar asi te lo aseguro pedazo de mierda.-

El bushi misterioso sigue siendo hostigado por los etas, se mantiene suficientemente lejos de sus golpes, sin embargo le cuesta encontrar un hueco en el que atacar.

Sin embargo, otra vez su arma corta, hace un giro en el aire insospechado, en lo que deberia de haber sido una parada y asesta un poderoso golpe contra el hombre de uno de sus atacantes, al que se le cae el arma, sin que parezca que la perdida del arma, y de la sangre que le gotea supongan un freno para lo que esta haciendo.

Tras golpear a los etas que se me habían acercado a atacarme a mi, observo cómo se encuentra el bushi misterioso. Veo que no le ha ido tan bién como a mi, ya cuando llegamos aquí le estaban machacando y se encontraba muy mal. De modo que avanzo a su lado y ataco a uno de los etas que le atosigan.

Con mis balanceos de manos aprovecho para despistarle y golpearle pero algo me sale mal, quizás fui muy lenta y no se llevó un gran golpe.

 Ésta escoria no merece que se la trate con honor, son una casta muy inferior a la de un samurai, no se rigen por el bushido, y no merecen que se les aplique el mismo.

Sin miramientos corro hacia donde está el samurai misterioso, como se encuentra frente a nosotros, el camino más corto es a través de los eta. Ataco a un eta, aunque sea por detrás.

La situación parece nacida de la mente de un loco. Los hombres atacan sin pudor y sin sentido contra los samuráis.
De repente la situación contra el samurái misterioso cambia, la joven grulla desvía a uno tirándolo al suelo, aunque sin acabar con él, mientras el monstruo blanco parte a otro por la mitad.

El tercero, al verse rodeado, busca una salida, una salida que le sale mal. Pues nuestro joven y aparentemente inexperto samurái da cuenta de el con su katana, que es la primera vez en todo el combate que prueba la sangre.

Mientras, el León, herido y sangrando profusamente, consigue mantener las distancias contra sus dos agresores, que mantienen un ritmo frenético de ataques mal organizados, pero efectivos en cierta manera.

Sin embargo al percatarse de que están perdidos, y que ahora están en evidente desventaja, parecen de repente recuperar un poco de su cordura, mientras tiran las armas al suelo salen corriendo entre las calles y callejones de las afueras de la capital.

Akodo Iroshi hace un amago de seguirlos, pero sus heridas y el cansancio le hacen parase en seco. Ya había pasado el peligro. La batalla había acabado.

El joven bushi, respiraba encorvado sobre sí mismo, tragando aire a bocanadas para recuperar un poco la compostura, demostrando que no estaba muy preparado para el combate.