Partida Rol por web

Otosan Uchi

Humo en las manos

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03/09/2010, 16:59
Director

Las cosas marchaban aunque no te sintieras del todo bien. Te dio tiempo de visitar un buen puñado de posibles lugares, y la gente no parecía hacerte el menor caso.

De repente, tres jóvenes bushi del clan de la grulla llamaron tu atención. Era evidente que estaba bebidos, y se mantenían lo educadamente alejados del resto de la comitiva como para que su estado no molestara. Algo loable, dado su estado.

De alguna manera, sabias que aquellos hombres te iban a dar trabajo, y no te equivocabas. En cuanto uno de ellos te vio te llamo.

Eh, eh, mozo, ven aquí, date prisa.

Los cuatro se quedaron mirando para ti. Era un mal plan acercarse, si no ibas no creías que fueran a buscarte así que sería mejor pasar de ellos. Sin embargo al moverse notaste algo.

Había una estatua, que miraba directamente hacia un árbol. La distribución era extraña, como si no tuviera que estar ahí, y sin embargo lo estaba. Temías, para tus adentros que aquella fuera la estatua que estabas buscando. Y sobre todo, temías tener que lidiar con borrachos, pues siempre complicaba las cosas.

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04/09/2010, 06:07
Bayushi Haru

Haru evaluó la situación durante unos instantes.

Sabía que aquellos “niños de mamá” iban a traerle problemas. Y sabía también que muy probablemente hubiera tenido los mismos problemas, o similares, si ninguno de ellos hubiera ingerido una sola gota de alcohol en todo el día. Sencillamente, así eran los Grullas.

Les encantaba alardear y pavonearse todo el tiempo sobre sus grandes logros, y por lo general necesitaban de algún pobre idiota que les sirviera de entretenimiento. Por lo general, se volvían más sabios a medida que crecían, pero tal parecía que ese no era el caso. 

En cierta medida, incluso podía ser una ventaja que estuvieran borrachos. Un borracho ciertamente puede ser más molesto que un Grulla… pero nunca más peligroso.

A pesar de todo, Haru no tenía muchas alternativas. Borrachos o no, si quería investigar la estatua necesitaría sacar a aquellos niñatos de ahí. Y tal parecía que tendría que hacerlo el mismo. Aquellos jóvenes bien podían pasarse la noche entera hablando de estupideces.

Con una sensación de profunda frustración en el pecho, hábilmente enmascarada tras una educada sonrisa, el Escorpión se acercó al grupo. 

- Por favor, honorables y gloriosos samurai, decidme en que puedo serviros. – dijo luego de profesar unas sentidas y corteses reverencias a cada uno de los presentes – Nada me haría más feliz en esta noche que cumpliros vuestros deseos.

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09/09/2010, 22:13
Director

Los jóvenes te miran mientras se apagan las risas. Te observan durante unos segundos para luego echarse otra vez a reír.

Si fueras una dama, te podría enseñar muchas cosas, pero eres demasiado.... jajajajajaja.

Durante los siguientes minutos siguieron con la risa. Hasta que notaron que aun seguías allí. Entonces, el que ya habías notado que era el jefillo de aquel extraño volvió a hablar.

Haber, si respondes bien esta pregunta te dejare jugar con nosotros al Sadane. ¿Quien es más fuerte, Kinji o Tsumo?

Te señala a dos grullas, cada uno igual de feo y flaco como los otros. Debían de ser Asahina, o quizás artesanos Kakita, porque no parecían tener formación militar. El único que parecía tenerla era el que te hablaba.

Sin embargo, no estabas seguro de querer responder bien a esa pregunta. El Sadane, era un juego popular en la corte, que trataba de hacer perder los papales a tu contrincante señalando educadamente sus defectos. Lo que en el caso de borrachos, podía poner en serios problemas tu ingenio y tu integridad. Y más cuando no llevabas tu arma contigo.

Aunque contabas, con que ellos pensaban que eras un sirviente, quizás fuer suficiente ventaja.

Notas de juego

Mira que me lo pones dificil.

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15/09/2010, 03:54
Bayushi Haru

- ¿Sadane? – contestó mientras su rostro se transformaba en la viva imagen del desconcierto. – Disculpad mi ignorancia, honorables samas, pero no estoy a la altura de tan nobles entretenimientos. Nadie ha considerado prudente enseñarme las reglas de un pasatiempo semejante, al menos no todavía. Y ciertamente no desearía que perdierais vuestro valioso tiempo con una cabeza tan dura como la mía, intentando iluminar mi atolondrada mente.

- De cualquier modo…- continuó casi de inmediato, sin dejar apenas tiempo para que las aletargadas lenguas de los Grulla pudieran reponerse – Si que puedo contestar a vuestra pregunta. Aunque no necesito más premio que este Honor con me habéis obsequiado, que no es otro que la posibilidad de conversar afablemente con alguien de vuestra instruida gracia.

- Puede verse claramente que la furia de Osano-Wo corre por vuestras venas, y casi en igual medida. – dijo dirigiéndose a los sujetos señalados – Sería imposible para un mero espectador encontrar la sutil diferencia que existe entre ambos, y yo mismo me habría resignado a fracasar… si no gozara de un pequeño guiño de las Fortunas.

La expresión de Haru se volvió pícara de repente, incluso con un dejo de malicia. Se inclinó un poco hacia abajo, y se acercó a los jóvenes reunidos a su alrededor. Todo su ser irradiaba una inocultable aura conspirativa, que se acrecentaba a medida que sus susurros buscaban mayor intimidad.

- Hace tan solo unos momentos, se me ordenó ayudar a un grupo de damas con sus equipajes. No recuerdo sus nombres, pero creo que pertenecían al séquito de un samurai importante… Doji Kurohito-sama puede ser, o quizás Kuroro, o algo así. Disculpad mi torpe memoria. Han llegado tantos visitantes en estos días, y tan ilustres que una mente simple como la mía tiende a confundirse.

Haru se irguió de repente un par de veces, buscando en la distancia algún aglutinamiento de gente. Luego retomó su postura.

- Creo que son las mismas que acaban de entrar al salón del ala oeste...

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15/09/2010, 03:56
Bayushi Haru

 

- En fin. Como sea, el caso era que me encontraba yo haciendo mis tareas, sin inmiscuirme con nadie, cuando comenzaron a discutir en voz alta. Bueno, no era una verdadera discusión, como ustedes comprenderán. Damas tan nobles están por encima de tales indignidades. Pero al menos se trataba de un intercambio de opiniones, y lo más extraño de todo era que parecía no importarles que alguien las escuchara.

- Peor aún…- dijo en un susurro casi imperceptible -… como si de hecho quisieran ser oídas.

El Escorpión intentaba mantener la expectación entre el grupo de borrachos, buscando las entonaciones precisas y valiéndose de los silencios adecuados. Leía el interés que había en aquellos ojos, y procuraba encontrar alguna presa desprevenida. Se refería a las muchachas con el máximo de los respetos, cuidándose bien de poner en duda su honradez o su buena educación.

- No recuerdo bien las frases exactas, pero de algo estoy seguro. Una de ellas, la más bonita, si se me permite la indiscreción, hablaba de los “fuertes brazos del valiente Kinji”, mientras que otra, cuya dulzura solo puede imaginarse en los sueños más arrebatadores, sostenía que aquello no podía compararse con “la esbelta figura del brillante Tsumo”. Había otras muchachas, y cada una tenía algo para decir sobre otros tantos gloriosos samurai, de cuyos nombres ahora no puedo acordarme. Pero mis obligaciones me apartaron del lugar antes de que la discusión llegase a su fin, así que solo escuché lo que decían de un honorable samurai llamado Kinji y de otro de nombre Tsumo.

- Ahora que os he visto, no puedo tener ya la menor duda. Evidentemente se trataba de vosotros, honorables samas. Y si es así, aunque mi pobre juicio no baste para resolver la cuestión planteada, bien puedo valerme de la aguda percepción de aquellos que parecen conoceros tan bien. Si debe darse crédito a lo que tan bellas damas comentan por ahí, es sin duda Tsumo el de la mente brillante y Kinji el de los brazos más fuertes.

Haru culminó su extensa disertación estirándose cada tanto en puntas de pie, como si en cualquier momento pudiera dar cuenta de las muchachas de su historia.

 

Notas de juego

Buff... me quedó interminable. Si que lo ponés dificil, ¿eh? Mejor así, aunque me tome algo más de tiempo contestar. La verdad que con este personaje estoy explorando terrenos por los que no me había aventurado nunca en la Leyenda.

Creo que será dificil volver a llevar un León...

Por cierto, decime si tengo que tirar Engaño, Sinceridad o algo así.

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15/09/2010, 23:13
Director

Los jóvenes, se mantuvieron atentos a tus palabras, al principio menos, cuando te excusabas, de hecho estaban a punto de empezar a burlarse y vete tú a saber que más cosas. Sin embargo, tu historia les atrajo, tanto que quedaron mudos ante la expectativa de escuchar de tu voz lo que unas jóvenes mujeres pudieran decir de ellos.

Ellos que se sintieron inteligentes presuponiendo que lo que ibas a decir tenía que ver con ellos antes de que lo dijeras, se auto engañaron más que con cualquier otra cosa que pudieras haberles dicho.

Y allí los tenias, comiendo de la palma de tu mano al hablar. Estaba claro que habías tocado su fibra, fuera cual fuera esta, pues de repente, parecía que su extraña y particular borrachera se les había pasado, al menos en parte.

Después de unos segundos callados, el otro muchacho que no había dicho nada, se movió intranquilo, y te dijo su nombre.

Me llamo Kei, han dicho de mí.

Cállate, habrán hablado de mi, ¿verdad?, yo soy el más noble de nosotros.

Empezaron a discutir sobre quien era mejor y peor. Pero rápidamente centraron de nuevo sus miradas en ti. Y te limitaste a señalar un ala del hotel para indicarles el camino.

Los cuatro rápidamente emprendieron la marcha, pues tenían fuego en el corazón, y cosas aun más ardientes en su mente. Tú respiraste aliviado cuando los vistes marchar. Habías salido de otro atolladero, uno en que no habías perdido una parte de tu alma.

Kokoro... Corazón.

Desdibujaste la sonrisa que había marcado de nuevo tu cara, porque en aquel momento no llevabas una máscara con la que cubrirte, y no era apropiado darte cuenta de tus propios y extraños sentimientos. Te moviste entre la maleza buscando algo que diera una pista de donde podría estar lo que buscabas.

Y por suerte, lo encontraste, estaba debajo de una piedra con forma de flecha que señalaba el palacio imperial. Había sido una suerte, que aquellos mamelucos no hubiera dado una patada a aquella piedra, porque si no, podías haber perdido todo.

La nota estaba evidentemente en clave, pero era lo que necesitabas. Ahora solo tenias que volver a salir de aquel lugar, y recogerte el tiempo suficiente para traducir lo que en ella ponía.

Notas de juego

No voy a hacerte tirar, porque tienes la habilidad aunque poco, y lo has interpretado muy bien.

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20/09/2010, 16:04
Bayushi Haru

 

Haru guardó la nota entre los pliegues internos de su nuevo kimono y luego permaneció algunos momentos en el jardín. Quería recordar aquel lugar, por si su misterioso contacto decidía utilizarlo de nuevo para enmascarar sus intercambios secretos.

Se cuidó bien de trabar contacto visual con nadie, escabulléndose entre las sombras y los rincones. Afortunadamente, no muchos samurai acostumbraban recorrer el jardín a tan altas horas de la noche. Y los pocos que lo hacían, no tenían intenciones de entablar una conversación. Quizás los movilizaran motivos más oscuros que los del propio Escorpión.

 

Notas de juego

Haru intentará encontrar alguna puerta de servicio o algo similar que comunique el jardín con el exterior. Si no descubre nada, se escabulle sigilosamente por donde vino. Decime si necesita tiradas.

En cualquier caso, espera poder tener una idea más clara de todo el lugar. Para la próxima.

Todo ello si no escucha algún murmullo furtivo en medio de las sombras... en cuyo caso puede que se tome el tiempo para investigar.

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20/09/2010, 22:40
Director

Nuevamente en tu habitación, te toco hacer la noche en vela, para poder traducir lo que allí había escrito. Era un trabajo duro y cansado, pero no podías dejar que eso te desanimara, y mas con lo que te había costado llegar hasta allí.

El mensaje era claro aunque te costaba asimilarlo.

Cita:

En el Distrito Higshikawa, Fokuda el capataz del muelle oeste puede darte lo que precisas.
Llévale pasteles de arroz y serás agradecido con conocimiento.

Era complicado saber si se refería específicamente a alguien, o no tal vez un sitio. No habías estado en ese distrito. Pues la mayoría de sus trabajadores eran estibadores, y su barrio comercial, bueno, no habías tenido la necesidad de una casa de citas....

La idea de la cita te devolvió la imagen de una dulce joven. Una joven que te esperaría al anochecer para pasear contigo. Fantaseaste con la idea de estar con ella.

Era como estar soñando, ella iba tímidamente a tu lado, mirando el suelo, mientras las estrellas de aquella despejada noche iluminaban vuestros pasos.

No había dicho mucho, pero sabias que su cuerpo era un hervidero de sentimientos encontrados. Tú con tu mascara, porque tenias una máscara, una que ella no podía ver no sabías que decir ni hacer pero no hizo falta.

La noche con su tibia frescura eligió por vosotros. A lo lejos vistes una estrella fugaz, y ella también la había visto. Te miro a los ojos, como nadie lo había hecho antes.

¿Serás mío?

Su pregunta resonó en cada fibra de tu cuerpo y de repente unas gotas de roció llegaron a tu rostro.

La lluvia entraba por la ventana, te habías quedado dormido tras traducir la nota. Habías dormido poco en los últimos días, y no debiste de  darte cuenta de cuan casado estabas.
Y ahora, por el quicio de la ventana entraba una lluvia ligera, que según habías escuchado a los mayores y los poco pudientes, era muy esperada, para refrescar el ambiente.

La clásica tormenta de verano. Así que te apresuraste a cerrarla. No sin antes darte cuenta, de que ya había avanzado la mañana.

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26/09/2010, 06:57
Bayushi Haru

Haru se desperezó durante un rato, intentando desentumecer sus adoloridas articulaciones. Le dolía cada fibra de su cuerpo, y sentía un tremendo vacío en el estómago. No recordaba cuando había comido por última vez, y su cama le parecía ya un objeto extraño. Si mantenía aquel ritmo pronto se volvería descuidado y cometería un error. Tomó nota mental de esto, y se juramentó remediarlo. En su posición actual, no podía bajar la guardia.

Bajó a tomar un baño reparador, no sin antes dejar encargado a la posadera que le preparada un desayuno especialmente energizante. Además de relajar su espíritu perturbado, y de quitarse esos repugnantes hedores a Grulla, necesitaba por sobre todo recuperar sus fuerzas. La tensión de los últimos días lo había dejado agotado. ¿Cómo diablos hacían los señores de su Clan para mantener aquel ritmo durante todas sus vidas?

También encargó un par de pasteles de arroz para llevar. La oronda mujer tenía buena mano para los dulces, o al menos eso era lo que se comentaba por ahí. La realidad era que el Escorpión había llevado un tren de vida bastante espartano desde su arribo a la capital, y no había tenido demasiadas oportunidades de permitirse tales lujos. En cualquier caso, era mejor que arriesgarse en algún comercio desconocido. Y más aún donde se dirigía, pues nunca había pisado el Higshikawa.

Haru se imaginó en medio de los muelles del barrio sumergido, completamente solo y rodeado de amenazas… y con sus pastelillos de arroz en la mano. En esos momentos tuvo la profunda convicción de que jamás se terminaría de acostumbrar a tantos códigos y misterios.

Notas de juego

Perdón la tardanza. No tengo excusas, la verdad es que esta semana se me pasó volando.

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26/09/2010, 13:13
Director

FIN DE ESCENA

Notas de juego

No pasa nada. Es tu partida, es tu ritmo. Con que me avises que vas a tardar tengo. Aunque como solo te influye a ti, no dije nada. Me extraño, pero supuse que anduviste liado.

Sin problema.
Cambio de tercio.